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Pye, Mary Elizabeth
1992 El Mesak, Retalhuleu: Algunos aspectos novedosos del estudio de la cerámica Preclásica Temprana de la Costa Sur. En IV Simposio de Investigaciones Arqueológicas en Guatemala, 1990 (editado por J.P. Laporte, H. Escobedo y S. Brady), pp.298-309. Museo Nacional de Arqueología y Etnología, Guatemala.
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EL MESAK, RETALHULEU:
ALGUNOS ASPECTOS NOVEDOSOS DEL ESTUDIO DE LA CERÁMICA PRECLÁSICA TEMPRANA DE LA COSTA SUR
Mary Elizabeth Pye
Este trabajo presenta algunos de los resultados del análisis de los artefactos del sitio de El Mesak, departamento de Retalhuleu, Guatemala. También incluirá comentarios sobre recientes hallazgos del Proyecto Formativo Chiapaneco de este año, dirigido por Michael Blake y John Clark de la Fundación Arqueológica del Nuevo Mundo, un proyecto en el que tuve la oportunidad de participar.
La comparación del material de El Mesak con el de Chiapas ha proporcionado muchos discernimientos sobre el período Preclásico Temprano de Soconusco. Por lo tanto, es importante tener un entendimiento del este período temprano para explicar el desarrollo de la unas de las primeras sociedades complejas de Guatemala.
La planicie costera de Pacífico de Guatemala, de México y de El Salvador es una de las áreas más fértiles del sureste de Mesoamérica y siempre ha sido una ruta natural de comercio. Por eso, no es sorprendente que esta área haya proporcionado muchísima evidencia significativa de los orígenes de una sociedad compleja en el este de Mesoamérica.
El sitio de El Mesak localizado al este de Champerico, se sitúa en una rica área de estuario y manglar a 1 km del océano. El proyecto de la Universidad de Vanderbilt realizó investigaciones en el sitio, que consiste de más de 50 montículos diseminados en uno de los límites de una laguna y denso manglar (Figura 1). El trabajo de campo concluyó en mayo de 1988, y tuvo la colaboración de arqueólogos de las Universidades de Vanderbilt y del Valle, así como del Instituto de Antropología e Historia de Guatemala (Demarest et al 1988; Pye 1990).
La Secuencia Cerámica del PerIodo Preclásico Temprano
La secuencia cerámica del Preclásico Temprano (Figura 2) de Guatemala se inicia en 1510 AC con material de la fase Locona, e incluyendo ejemplos, común en la anterior fase Barra que data de 1600 a 1450 AC. La cerámica Barra es bien conocida por su alto grado de artesanía. En la actualidad, la fase Barra está mejor definida en Chiapas (Green y Lowe 1967; Lowe 1975). Parece probable, por lo tanto, con material temprano en la cercana Chiapas, que todavía está por descubrirse material temprano en Guatemala. Los procesos de aluvión en esta área probablemente enterraron este material profundamente.
La Fase Locona
La subsiguiente fase Locona, que data de 1450 a 1300 AC fue definida originalmente por Clark y Blake (Clark et al 1987) en el área costera de Chiapas. Algunos de los diagnósticos de la cerámica Locona incluyen el uso predominante de superficies rojas engobadas y pulidas, en particular hematita especular y el uso extenso de franjas iridiscentes y zonificación (Figura 3).
Figura 1
Figura 2
Uno de los restos más sorprendentes de la fase Locona fue recuperado en el sitio de Paso de La Amada (Clark et al 1990). La Estructura 4 consiste en un edificio de forma oval con dimensiones de 21 m de largo y 11 m de ancho y descansa sobre una plataforma de tierra elevada. Además tiene paredes «cimientos» de barro, sobre las cuales se colocaron paredes de bajareque. Fueron encontradas otras dos estructuras grandes que datan de la fase Locona, aunque éstas no tenían paredes de barro. Blake (1987) y Clark (1987) sugieren que estas construcciones representan estructuras de élite y presentan argumentos sobre la existencia de una jerarquía durante este período de tiempo, aunque también es posible que estas estructuras representen las casas de ramas familiares, o casas de varones, tal como las que se ven en las tierras bajas de Sudamérica.
Nuestras investigaciones de El Mesak y del sitio El Carmen en El Salvador por Arroyo, Demarest, y otros (Arroyo et al. 1989; Demarest 1989; Pye 1990), han ampliado la distribución conocida de la cerámica de la fase Locona. La cerámica de la fase Locona de El Mesak es muy similar a los materiales encontrados en Chiapas, aunque el conjunto de El Mesak tiene menos variedades de forma. Esto es casi seguro que se debe al hecho de que El Mesak está localizado en un manglar. Representa un sitio de ocupación especializada, a diferencia de los sitios más grandes en el interior como Paso de La Amada en Chiapas. En tanto que la cerámica de El Carmen es un poco diferente de la de El Mesak o los sitios de Chiapas, estudios sobre cerámica realizados por Bárbara Arroyo (Arroyo et al. 1989) indican que el material de El Carmen contiene características reminiscentes de los materiales de la fase Locona.
En general, la cerámica Preclásica Temprana de la fase Locona y la fase posterior de Ocós (Figura 4) parece ser un conjunto similar de complejos de artefactos que van desde Veracruz hasta El Salvador. Estas similitudes incluyen las formas de tecomates con borde rojo, cuencos con paredes abiertas y de base plana, y motivos decorativos estampados e impresos en concha. Demarest (1989) sugiere que esta tradición Preclásica Temprana o de la Gran Región del Istmo forma la base de un substrato cultural compartido que eventualmente se desarrolla ya para el período Preclásico Medio en una serie de cacicazgos regionales. En forma alterna, Blake (1987) y Clark (1987) han postulado una serie de cacicazgos en el período Preclásico Temprano.
Otra posibilidad, sería que el complejo cerámico Locona pudo haberse difundido rápidamente como una innovación tecnológica de gran utilidad funcional, dado que es posible que el complejo Locona haya sido la primera cerámica introducida en una región determinada.
Figura 3
Figura 4
La Fase Cuadros
Mientras que el desarrollo cronológico de los complejos Locona y Ocós es claro y bien documentado, la relación de éstos con la fase Cuadros no es todavía clara en Guatemala. Algunos montículos en El Mesak contienen depósitos bien conservados de restos de la fase Cuadros, y ahora se ha determinado en Chiapas que éstos datan de 1000 a 900 AC. El Montículo 5 (Figura 5) en El Mesak tiene varios niveles con materiales de la fase Cuadros que contienen los tecomates Guamachal Cepillado (Figura 6). Sin embargo, también se encontraron tecomates de Navarijo Tipo B (Figura 7), originalmente descrita por Shook y Hatch (1979). Estos fueron mezclados con el material Guamachal en El Mesak. Shook y Hatch proponen que algunas de las características de la cerámica de la fase Cuadros en efecto se iniciaron más temprano durante la fase Navarijo. Esto indicaría una seria disyunción entre la cerámica de la fase Ocós y Cuadros, posiblemente algún tipo de intrusión cultural.
Mientras que la presencia de esta cerámica de El Mesak confirma la existencia de los tipos Navarijo, también hace surgir la posibilidad de que el material de la fase Navarijo represente un tipo temprano o una faceta temprana de la fase Cuadros. Los tecomates Navarijo de El Mesak tienen forma de lágrima, con franjas de borde con una curvatura leve y alisada, y con superficies raspadas en el cuerpo. Todos los ejemplos de El Mesak miden de 17-18 cm de diámetro de borde. Dado su aspecto estandarizado más parecido a un jarro, estas formas Navarijo, en contraste con los tecomates globulares del tipo Guachamal Cepillado (Figura 8), podrían representar un tipo funcional de cerámica de los conjuntos tempranos de la fase Cuadros.
Figura 5
Figura 6
Figura 7
Figura 8
La Fase Jocotal
Material de la fase Jocotal comprendió un porcentaje significativamente pequeño del material total recuperado de las excavaciones de Salinas La Blanca y otros sitios de las costas de Chiapas y Guatemala. Dada la relativa pobreza del material Jocotal, tal vez el foco más informativo en El Mesak fue un montículo Jocotal grande y ancho de 100 m de diámetro y 4.5 m de alto (Figura 9). Tiene un corte por el paso de un camino; un perfil estratigráfico del Montículo 2 reveló muchos niveles de ocupación, pisos, y basureros que datan, por lo menos, de la fase Jocotal Temprano, de 950 AC, hasta el final de la fase alrededor de 850 AC (Figura 10). Análisis preliminares de los materiales de El Mesak muestran la transición de la fase Cuadros Tardía a la de Jocotal, y la aparición de las características iniciales de Conchas.
En sus investigaciones de Salinas La Blanca, Coe y Flannery (1967) concluyeron que había una continuidad entre las ocupaciones de las fases Cuadros y Jocotal. El material Jocotal de este sitio fue recuperado solamente del nivel superior más alto del montículo. Mi revisión de las excavaciones de Coe y Flannery sugiere que en realidad existió un vacío en la estratigrafía entre los niveles de Cuadros y Jocotal. Mi comparación del material de El Mesak con la cerámica de Salinas La Blanca caracterizada como tecomates típicos de la fase Jocotal, en realidad ocurrieron en momentos tardíos en la fase Jocotal. La separación estratigráfica entre los niveles de Cuadros y Jocotal de las excavaciones de Salinas La Blanca probablemente representa un período más largo de tiempo del que se pensaba anteriormente. Los perfiles de los tecomates son similares a los descritos por Coe y Flannery (Figuras 11 y 12). Según la evidencia de El Mesak, tecomates típicos de la fase Jocotal tienen algún vestigio de una franja de borde, aunque menos exagerada que la franja de borde que se ve en los tecomates de la fase Cuadros. Los tecomates sin las franjas de borde como los que encontraron Coe y Flannery (1967: 31; Figura 13) ocurren al final del período Jocotal.
Un estudio sistemático de la cuenca del río Naranjo llevado a cabo por Bove (1981) no pudo definir diferencias discretas entre las fases Cuadros y Jocotal porque el material cerámico estaba mezclado en las colecciones superficiales. Problemas similares en la definición de la fase Jocotal también ocurren en el área costera oriental de Chiapas adyacente a Guatemala. Los componentes de la fase Jocotal ocurren más comúnmente en la superficie y están muy erosionados.
A final quería notar que los estudios del laboratorio también están tratando con cuestiones de las funciones y producciones de la cerámica. Por ejemplo, hay miles de fragmentos de la cerámica de fase Jocotal parecen ser vasijas mal hechas, quemadas por corto tiempo y sin embargo, estandarizadas (Figura 13). Estos constituyen por lo menos un 80% de los restos excavados en los niveles Jocotal y una parte substancial hasta en los depósitos Locona. De acuerdo con los patrones de rotura así como el estudio de vasijas casi completas, todas parecen haber sido hechas de la misma manera. Una base de se formó con el método de enrollado y dos trozos rectangulares de barro fueron luego adosados a la base para formar las paredes de la vasija, luego fueron burdamente alisadas para esconder las uniones. Después de esto las vasijas fueron quemadas durante corto tiempo. No es de sorprenderse que los tiestos y vasijas completas tiendan a desintegrarse una vez se excavan.
En el interior de las vasijas se aprecian capas alisadas de un material blanco granuloso adherido a la superficie. El corte de algunas de las paredes de los tiestos reveló que este material consiste de muchos niveles milimétricos, una sobre la otra. Un análisis de espectrometría de «rayos X» de este residuo blanco determinó que la composición de este material era enteramente de carbonato de calcio con unos pocos granos de silicón. Este hallazgo tiende a confirmar la hipótesis de cocimiento de pescado, en particular el cocimiento de mariscos, ya que la dura superficie del camarón, almejas, etc, contiene un porcentaje significativo de carbonato de calcio. Las delgadas capas del residuo blanco en las vasijas de El Mesak podrían sugerir una serie de episodios de cocimiento que debieron haberse acumulado a lo largo del uso de la vasija (Pye 1990).
Figura 9
Figura 10
Figura 11
Figura 12
Figura 13
Conclusiones
En conclusión, el análisis de laboratorio de El Mesak ha abordado algunos de los problemas de la cronología cerámica y la naturaleza de las culturas del período Preclásico Temprano. Excavaciones en el Montículo 2 de El Mesak sugieren que la fase Jocotal muestra un grado considerable de evolución cultural que lleva hasta la aparición de centros ceremoniales como La Blanca en el período Preclásico Medio. Aun así, los problemas de cronológicos impiden esclarecer la naturaleza de la cultura Preclásica Temprana en el Soconusco. Tan solo excavaciones adicionales en sitios del Preclásico Temprano mejorarán nuestro entendimiento del desarrollo de la complejidad social en esta área.
REFERENCIAS
Arroyo, Bárbara, Arthur Demarest, Paul Amaroli y Thomas Jackson
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1981 The Evolution of Chiefdoms and States on the Pacific Coast of Guatemala: A Spatial Analysis. Tesis Doctoral, Universidad de California, Los Angeles.
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Demarest, Arthur A., Mary E. Pye, James Myers y Rosalinda Mendez
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