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Velásquez, Juan Luis y Bernard Hermes
1992 Proyecto A-IV-1, Kaminaljuyu: Los materiales y sus implicaciones teóricas. En V Simposio de Investigaciones Arqueológicas en Guatemala, 1991 (editado por J.P. Laporte, H. Escobedo y S. Brady), pp.19-25. Museo Nacional de Arqueología y Etnología, Guatemala.
3 PROYECTO A-IV-1, KAMINALJUYU:
LOS MATERIALES Y SUS IMPLICACIONES TEÓRICAS
Juan Luis Velásquez
Bernard Hermes
La naturaleza y significado del Proyecto Arqueológico Grupo A-IV-1 de Kaminaljuyu está enmarcada en la modalidad de un programa de rescate y salvamento arqueológico que comprende la investigación de sociedades desaparecidas, implicando excavación y conservación de bienes inmuebles, así como el rescate y protección de materiales arqueológicos.
El Grupo A-IV-1 se localiza en el suroeste de Kaminaljuyu, al oeste del extinto lago Miraflores, al sur de la Palangana, la Acrópolis y al norte del Grupo A-V-6. Está compuesto por dos montículos hechos de mezcla de barro, arena y talpetate compuesta en diversas proporciones, alineados noreste-sureste, los cuales llegaron a tener una altura de entre 3 y 3.50 m.
Mediante el estudio sistemático de los materiales recuperados en forma controlada, en estrecha relación con su contexto, tanto cerrado como en su relación con las demás excavaciones, se ha logrado comprender parte del proceso evolutivo de la sociedad de Kaminaljuyu durante el periodo Preclásico.
Los objetivos específicos que se ha pretendido alcanzar comprenden obtener información sobre el aspecto económico de la sociedad de Kaminaljuyu sobre la base de producción, modos de subsistencia, tecnología e intercambio, asimismo sobre los aspectos sociales, políticos e ideológicos, mediante evidencias materiales que permitan identificar diferenciación social, patrones de enterramiento y de bienes, así como simbología.
Los aspectos de principal interés en nuestra investigación han sido la identificación del patrón de asentamiento en el Grupo A-IV-1 y su función así como temporalidad. Recuperar información relacionada al origen y desarrollo de Kaminaljuyu durante el Preclásico Tardío y Terminal, la presencia del componente Protoclásico e información de la actividad durante el Clásico. Todo ello es factible dado que apreciaciones previas a nuestro programa nos permitan obtener esos datos.
Excavaciones conducidas por la Universidad de Pennsylvania ubicaron cronológicamente al grupo para el Clásico Tardío-Terminal, aunque detectaron evidencia cerámica perteneciente a toda la secuencia cronológica de Kaminaljuyu, caso similar fue la información recuperada en áreas aledañas por el proyecto de rescate Las Majadas del IDAEH.
Los materiales arqueológicos recuperados durante nuestra temporada de campo de septiembre de 1990 a la fecha han sido sorprendentemente abundantes y diversos, y han permitido tener una visión clara de la historia del grupo. Comprenden una gigantesca muestra de tiestos de cerámica, y dentro de ésta categoría, cientos de figurillas y artefactos tales como discos, cuentas, sellos, fragmentos de incensarios y más de cien vasijas completas.
Es importante mencionar que todas las vasijas pertenecen al periodo Preclásico y que la muestra de cerámica recuperada es más del noventa y ocho por ciento fechada para el mismo periodo.
La muestra comprende material utilitario y ceremonial, Wares engobados y no engobados, destacando entre los engobados gran cantidad de material bicromo; sin embargo la gran cantidad de la muestra pertenece a un ware de función muy especial, denominado Monte Alto Rojo, el cual fue identificado en el sitio Monte Alto por Shook y Hatch, se le ha atribuido entre otras la función de almacenar cacao (Hatch 1994).
La industria lítica comprende las clases de piedra tallada y piedra pulida; entre la primera destaca la existencia de fragmentos de hongo con efigies zoomorfas y de una estela. La piedra pulida está representada por gran cantidad de manos y piedras de moler, machacadores y otros.
Como es usual en Kaminaljuyu, se recuperó gran cantidad de obsidiana, comprendiendo núcleos, navajas, cuchillos, artefactos varios y abundantes desechos, asimismo. Cuentas de jadeíta, orejeras de piedra verde, hachas, y desechos del mismo material.
La presencia de tales materiales tanto en sus diversas manifestaciones como en su contexto identifica un área de fuerte presencia doméstica, así como de especialización artesanal.
Otros materiales especiales tales como el caso de mica, cuarzo, jade, clorita, cinabrio y pedernal fueron recuperados, evidenciando intercambio regional y ceremonialismo.
Abundantes restos paleo-botánicos han sido recuperados, tal el caso de semillas de aguacate, cacao, calabaza, olotes, muestras de hojas y madera, así como carbón. Un hallazgo singular aunque de diferente categoría, fue la localización de una mosca relacionada a un fogón.
Los materiales recuperados en el Grupo A-IV-1 relacionados a plataformas, ofrendas, depósitos, basureros y entierros nos permiten realizar interpretaciones sobre el proceso evolutivo y su dinámica, asimismo sobre su papel en Kaminaljuyu y su relación con otros lugares. Sobre la base del fechamiento cerámico es posible relacionar los materiales recuperados y sus contextos para interpretar la historia del grupo y su función.
Durante el Preclásico Medio en la fase Las Charcas (800-600 AC), el área en mención fue ocupada por sus primeros pobladores; ellos, al igual que otros contemporáneos suyos, se asentaron en las inmediaciones del lago Miraflores, eran portadores de una cultura pan-Mesoamericana identificada por ser agricultores, conocedores de la manufactura cerámica y lítica, entre otros rasgos propios de ese periodo.
Estos pobladores realizaron talles en el terreno natural con el fin de realizar plataformas para vivienda así como pequeñas plataformas para actividades rituales. Evidencias de ello son las plataformas localizadas bajo el Montículo A-IV-1 y grandes terrazas al oeste de ese montículo (Figura.1; López y Martínez, este volumen; Suasnávar y Flores, este volumen). La evidencia de tal esfuerzo muestra a una población que, aunque pequeña, estaba bien organizada y realizaba un trabajo colectivo.
A la vez de realizar plataformas para actividades rituales conformaron una aldea que se asentó sobre el barro estéril. La evidencia cerámica y lítica propia de actividades de subsistencia fue localizada bajo el Montículo A-IV-2. Esta sociedad estuvo caracterizada y definida por cerámica de producción local, tal es el caso de los tipos Rojo Pálido, Rinconada Pasta Blanca y la especial cerámica Café-Gris; es posible relacionar este contenido con poblaciones que comparten modos cerámicos en lugares de las Tierras Altas, tales como las Verapaces, Chalchuapa, La Lagunita, Chiapa de Corzo, y en áreas tan distantes como el río Pasión en el sitio de Altar de Sacrificios en las Tierras Bajas (Sharer y Sedat 1987; Sharer 1978; Viel 1984; Adams 1971).
En la fase Majadas (600-500 AC), continúa el desarrollo de los pobladores de Kaminaljuyu, se evidencia el inicio del ceremonialismo caracterizado por entierros de personas dirigentes o sacerdotes. El entierro de un personaje importante fue localizado a inmediaciones del Montículo A-IV-2 (Velásquez 1991) y evidencia de casas existe en el lado este del montículo, identificado por plataformas de barro y arena, así como fogones, basureros y cerámica asociada.
Figura 1 Planta general de excavación: evidencia de ocupación para el periodo Preclásico Medio,
Grupo A-IV-1, Kaminaljuyu
Este hallazgo no solo relaciona las fases Las Charcas y Providencia, sino que la existencia de la fase Majadas con ocupación doméstica y no solo ritual como generalmente se ha localizado.
En la fase Providencia (500-300 AC), al igual que en todo Kaminaljuyu, se inicia la edificación de montículos más complejos y sofisticados. Un montículo relacionado a actividades líticas es construido; se denota la presencia de gran cantidad de desechos de obsidiana, pequeños núcleos, así como navajas y otros artefactos líticos.
Durante esta fase un importante evento tuvo lugar, fue el entierro de un individuo de alto estatus, según refiere su ofrenda, el cual fue colocado frente al pequeño montículo existente para entonces. Este evento fue tan importante que originó la erección del montículo conocido como A-IV-2, esto no solo sepultó el área de vivienda sino que dio origen a un montículo de carácter funerario, el cual nunca cambiaría de función y contendría en su interior al individuo con el mayor ajuar funerario que se conozca para este momento en el sitio. Este entierro incluía también restos humanos, quizá de personas sacrificadas o inhumadas para el evento. Otros entierros de diferente status también se han localizado en el grupo.
Esto evidencia que para este momento Kaminaljuyu ya había alcanzado un alto grado de complejidad social, dado que no parece que este fuera el personaje más importante del sitio en ese momento. Otros entierros de igual importancia en Kaminaljuyu indican una compleja organización social, ya bien diferenciada para esa época.
Una apreciación interesante es que durante la fase Providencia comienza a localizarse en el lugar cerámica Monte Alto Rojo, sugiriendo que pueda ser allí donde se comienza a producir esta clase especial de material.
Guante la fase Verbena (300-200 AC), el Montículo A-IV-2 no sufre modificaciones; una alineación de piedras en el que destaca la presencia de una escultura zoomorfa fragmentada con forma de sapo y relacionada a las plataformas de barro de tiempos tempranos frente al montículo, se conjuga con la presencia de fogones de carácter ritual, quizá haciendo ofrendas al montículo funerario.
Asimismo se inicia una tradición funeraria en los lugares de enterramiento de tiempos Providencia que continuará durante todo el Preclásico. Es este el momento de la impresionante tumba del Montículo E-III-3 (Shook y Kidder 1952) cuando Kaminaljuyu irradia su cultura al área Maya. Es oportuno mencionar aquí la presencia de fragmentos de una estela, la cual se considera propia de este periodo.
En la fase Arenal (200 AC – 250 DC) grandes cambios se producen en el Grupo A-IV-1, es el momento de mayor explosión demográfica en el sitio y a la vez un lapso muy prolongado de tiempo.
Se construye el Montículo A-IV-1, se realiza una gran nivelación entre éste y el A-IV-2, la cual se extiende hacia el oeste, hacia la ribera del lago y toda el área en general es ocupada (Figura.2). Se realizan una serie de plataformas talladas en el barro al norte de montículo, las cuales pueden asociarse a cocinas; las del lado este presentan componentes de tipo habitacional.
En este momento es sorprendente la cantidad de basureros y rellenos que utilizaron grandes cantidades de tiestos de la cerámica Monte Alto Rojo, lo que evidencia una elevada producción de cerámica; existen depósitos con ofrendas de vasijas completas, así como entierros.
El grado de especialización alcanza su apogeo, así como se incrementa el intercambio con la Costa Sur y las Tierras Altas, evidenciado por tipos cerámicos de ambas zonas.
Una apreciación interesante es la presencia de ofrendas que aunque portan modos identificados propios del Protoclásico, no evidencian intrusiones de población, ni un componente ajeno a la tradición ya establecida desde épocas anteriores. Los tipos cerámicos continúan siendo los mismos de la fase Arenal y el desarrollo del grupo se aprecia en el mismo sentido.
A pesar de toda la actividad realizada para ésta fase, el montículo funerario A-IV-2 parece no haber sido alterado en tiempos prehispánicos.
De la época Clásica la evidencia recuperada se concentra en tiestos esparcidos en la superficie y en niveles contaminados, no existen rasgos constructivos y únicamente se dan dos intrusiones, una en un área de enterramiento de la fase Arenal y la otra en una plataforma Providencia en el lado oeste del Montículo A-IV-2 (Figura.3). La presencia de cerámica de los tipos Esperanza Flesh y del ware Baúl así lo indican.
Lo interesante es que parece continuar la misma tradición en los lugares rituales, evidenciando con ello que para ésta época continua la misma población, con algunos cambios socio-políticos, y centralizada en el área de la Acrópolis y la Palangana (Michels 1979).
No es el momento para tratar de analizar el final del asentamiento en Kaminaljuyu pues nos faltan datos para ahondar en tal temática; sin embargo podemos concluir que nuestras investigaciones permiten apreciar la evolución de los primeros pobladores del valle de Guatemala, quienes aunque nunca estuvieron aislados de otras poblaciones de regiones cercanas, tuvieron una identidad y desarrollo propio. Se muestra un desarrollo de aldea a cacicazgo y probablemente un nivel de estado temprano a partir del Preclásico Medio Tardío, es decir en tiempos Providencia.
Es nuestro deseo contribuir con estos datos en proceso al estudio de las sociedades Preclásicas y su evolución, para el conocimiento de las Tierras Altas y en especial de Kaminaljuyu.
Figura 2 Planta general de excavación: evidencia de ocupación para el periodo Preclásico Tardío,
Grupo A-IV-1, Kaminaljuyu
Figura 3 Planta general de excavación: evidencia de ocupación para el periodo Clásico,
Grupo A-IV-1, Kaminaljuyu
REFERENCIAS
Adams, Richard E. W.
1971 The Ceramics of Altar de Sacrificios. Papers of the Peabody Museum of Archaeology and Ethnology, Vol. 63, No.1. Harvard University, Cambridge.
Hatch, Marion Popenoe de
1994 La autobiografía de un cántaro en Kaminaljuyu. En I Simposio de Investigaciones Arqueológicas en Guatemala, 1987 (editado por J.P. Laporte y H. Escobedo), pp.17-22. Museo Nacional de Arqueología y Etnología, Guatemala.
Michels, Joseph W.
1979 The Kaminaljuyu Chiefdom. The Pennsylvania State University Press, Monograph Series on Kaminaljuyu, Pittsburgh.
Sharer, Robert J.
1978 The Prehistory of Chalchuapa, El Salvador. University of Pennsylvania Press, Philadelphia.
Sharer, Robert J. y David W. Sedat
1987 Archaeological Investigations in the Northern Maya Highlands, Guatemala: Interaction and the Development of Maya Civilization. University Museum, Monograph 59. University of Pennsylvania Press, Philadelphia.
Shook, Edwin M. y Alfred V. Kidder
1952 Mound E-III, Kaminaljuyu, Guatemala. Carnegie Institution of Washington, Contributions to American Anthropology and History, Pub. 596. Washington, D.C.
Velásquez, Juan Luis
1991 Replanteamiento de la fase Majadas: un componente Preclásico Medio tardío. En II Simposio de Investigaciones Arqueológicas en Guatemala, 1988 (editado por J.P. Laporte, H. Escobedo y S. Brady), pp.72-80. Museo Nacional de Arqueología y Etnología, Guatemala.
Viel, René
1984 La Céramique de la Structure A-6 de La Lagunita. En Le Periode Formative à La Lagunita et dans le Quiché Meridional, Guatemala (editado por Alain Ichon y René Viel), pp.53-116. Centre National de la Recherche Scientifique, Institut d’Éthnologie, París; Impresiones Gardisa, Guatemala.