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032 Concentraciones de sitios rupestres en el oriente de El Salvador: análisis e interpretaciones.
Philippe Costa
XXVI Simposio de Investigaciones
Arqueológicas en Guatemala
Museo Nacional de Arqueología y Etnología
16 al 20 de julio de 2012
Editores
Bárbara Arroyo
Luis Méndez Salinas
Referencia:
Costa, Philippe
2013 Concentraciones de sitios rupestres en el oriente de El Salvador: análisis e interpretaciones. En XXVI Simposio de Investigaciones Arqueológicas en Guatemala, 2012 (editado por B. Arroyo y L. Méndez Salinas), pp. 385-396. Museo Nacional de Arqueología y Etnología, Guatemala.
Concentraciones de sitios rupestres en el oriente de El Salvador: análisis e interpretaciones
Philippe Costa
Palabras clave
Arte rupestre, El Salvador, petrograbado.
Abstract
In 2011, after several investigations started in 2004 and carried out in the west and the centre of El Salvador, the French Salvadorian Mission focused on the archaeological recording of the rock art sites of the eastern part of the country. During 9 days of field work, 17 rock art sites were recorded. With the purpose of contextualising the rock art, the Mission concentrated itself on the sites associated with settlements. Besides, with the aim of homogenizing the knowledge of the area, we chose the most incompletely recorded rock art sites. The investigation allowed us to show compartmentalized concentrations linked to specific cultural landscapes and to put forward hypothesis on the cultural affiliations and possible chronologies of some styles.
En 2011, después de varias investigaciones empezadas en 2004 y llevadas a cabo en el Occidente y el Centro de El Salvador, la Misión Arqueológica Franco-Salvadoreña se orientó hacia la región Oriente de este país. Esta zona incluye los departamentos situados al este del río Lempa; La Unión, Morazán, Usulután y San Miguel. Al inicio de esta región al oeste, el río Lempa separa el país de norte a sur, cuando éste baja de repente hacia el sur y el océano cortando las sierras costera La Libertad – San Salvador – San Vicente y Tecapa-Chinameca (Fig.1). En este nivel, es aún poco profundo sin embargo es ancho y fuerte y forma una barrera eficiente entre el oeste y el este. Esta zona es de especial interés a nivel arqueológico porque ha sido considerado como un límite entre el área cultural de Mesoamérica y Centroamericana.
Durante la misión de 2011 se pudieron registrar 17 sitios rupestres durante dos temporadas de campo; en febrero y junio. Esta misión se integra en un esfuerzo de investigación del arte rupestre salvadoreño en el marco de la realización de una tesis de doctorado en la Universidad de Paris 1 por parte del director del proyecto. En base de los estudios realizados desde el 2004, la Misión dispone ahora de un registro de 34 sitios diseminados en todo el país. Con la preocupación de contextualizar el arte rupestre al nivel cultural y cronológico, la Misión 2011 se enfocó en los sitios rupestres asociados con sitios de asentamientos, los cuales son más fáciles de caracterizar cronológicamente. Además, con el fin de homogenizar el conocimiento de los sitios de la zona, se escogieron los sitios rupestres con el registro más incompleto. La encuesta oral llevada a cabo con los lugareños durante las visitas permitió aumentar el registro de sitios mucho encima de lo planificado (Fig.2).
Para el estudio de los sitios a nivel regional, se realizaron mapas que incluyen los sitios de asentamiento con vestigios arquitectónicos y todos los sitios rupestres registrados en el Oriente de El Salvador en la bibliografía, por la misión de 2011 y por las encuestas orales. Estos mapas toman en cuenta únicamente los sitios rupestres sobre los cuales es posible saber por lo menos el tipo de soporte (abrigo rocoso, roca al aire libre, cueva etc.) (Fig.3) y la técnica utilizada (grabado o pintado) (Fig.4). Gracias a estos mapas, se pudieron evidenciar tres zonas mayores de concentración de arte rupestre que corresponden a territorios geográficos específicos en relación probablemente con espacios sociales y culturales.
Las riberas del Río Lempa al norte de la actual represa 15 de septiembre
En el centro del país, destaca la sierra La Libertad – San Salvador – San Vicente, prolongada al este del rio Lempa por la Sierra Tecapa – Chinameca. El Embalse 15 de septiembre, ubicada sobre el rio Lempa, se encuentra a 15 km al norte de este eje de cadena volcánica. En este lugar, las elevaciones oscilan entre 0 y 500 m lo que explica que al momento de la construcción de la represa, la extensión de las tierras inundadas fue considerable. La zona está compuesta, en una pequeña porción, de suelos de alta productividad agrícola, y en su mayor parte de suelos con productividad agrícola moderadamente alta hasta muy baja. Sumado a los recursos que provee el rio Lempa, la región aparece como acogedor para los asentamientos antiguos.
Alrededor del Embalse 15 de septiembre, se encuentra la mayor concentración de sitios de asentamiento en la cercanía de sitios rupestres. Los sitios rupestres son conocidos desde los principios del siglo XX. Su primera mención es debida a Atilio Peccorini, miembro de la Sociedad de los Americanistas, quien pronuncia una conferencia el 7 de diciembre de 1912 llamada “Algunos datos sobre la Arqueología de la Republica de El Salvador”. Cita 5 sitios rupestres entre los cuales las rocas al aire libre de Estanzuelas y Sesori se encuentran a proximidad del Embalse 15 de septiembre.
Esta particular concentración es también debido a las intensas investigaciones arqueológicas que se llevaron a cabo antes de la construcción de la represa lo que distorsiona el registro si se compara al nivel nacional. En efecto, el proyecto de rescate llamado San Lorenzo, dirigido por Stanley Boggs a finales de los 70, tenía por fin el estudio de 40 a 100 sitios (rupestres y asentamientos) ubicados fotogramétricamente. El desarrollo, en los principios de los años 80, de la guerra civil en El Salvador, no permitió al departamento de arqueología de publicar los datos de estas investigaciones. Hay que resaltar que Boggs precisa (ibíd. 44: traducción del autor) “(…) en vista de conjunto preliminar de los tiestos del Clásico sugiere correspondencias considerables al menos con la cerámica Clásica de Quelepa, es lo que se anticipa.”
Sin embargo, sitios importantes de asentamiento como la Laguneta ilustran que esta zona fue densamente ocupada durante los períodos Preclásico (1800 AC a 200DC), Clásico Temprano (200 a 600 DC) con colapso durante el Clásico Tardío (600 a 900 DC) (Amador 2009:195). En cambio, los sitios de Salto El Coyote evidencia una ocupación singular durante el período Clásico Tardío-Terminal (625-1000 DC) (Ibid.:39) y Loma China presenta una ocupación marcada por la transición entre el Clásico Tardío hasta el Posclásico Temprano (900-1200 DC). En el caso de Loma China, como para el importante centro urbanístico conformado por Quelepa, es notable una influencia mexicana que se desarrolló desde el Clásico Tardío y que perduró en Loma China hasta el Posclásico Temprano (Quelepa es abandonada a finales del Clásico Tardío).
En esta zona, la actividad rupestre se concentró sobre grupos de rocas al aire libre y abrigos rocosos. Ya sean rocas o abrigos, la técnica que se utilizó en su mayoría es el grabado. La única excepción es el sitio Rosas Coloradas, visitado por la Misión en Febrero de 2011; la poca cantidad de motivos de este sitio (10 en total) hace pensar que la actividad rupestre fue motivada por una razón puntual (Fig.5). La única publicación con una fotografía de las rocas al aire libre de Estanzuelas es de Cea (1986) con el nombre de Piedras de San Lorenzo. En los motivos aparecen varios rostros simples configurados por un círculo para la cabeza y una línea para la boca y motivos geométricos difíciles de interpretar.
A nivel cultural, es de notar que en el caso de la cueva del Toro, un abrigo con grabados, Haberland (1956:95) es el primer autor en proponer una posible correspondencia de los motivos con signos Mayas al este del rio Lempa. Esta fase podría corresponder con la máxima extensión de Mesoamérica al este del rio Lempa, cuando se puede observar una fuerte influencia Maya en particular en Quelepa durante el Clásico Tardío (600-900 DC). Respecto a la presencia de motivos de la iconografía Maya al este del rio Lempa, la Misión Franco-Salvadoreña se dedicó, durante el trabajo de campo de abril de 2012, a realizar un sondeo de 2m por 1m en otro sitio con posibles motivos Mayas, la cueva del Chumpe, ubicado en las cordilleras del norte (Fig.6). El motivo podría definir el glifo Pop; una trenza que significa poderío o trono. Este sitio ha sido registrado en 2011 por la Misión. El análisis de la cerámica se está llevando a cabo en la Universidad de El Salvador por el Lic. Vicente Genovez. Además, otros sondeos son planificados para 2013 en los sitios rupestres ubicados específicamente en las riberas del rio Lempa.
Las cordilleras del norte
En el norte del Oriente de El Salvador destacan las cordilleras Cacahuatique – Corobán y Nahuaterique cuyas elevaciones culminan a 2000 m de altitud. La capacidad agrícola de los suelos es baja a muy baja y se mantienen cultivos de subsistencia. Es una región montañosa cuyo relieve no impide la agricultura, como actualmente, con métodos agrícolas tradicionales.
Son pocos los sitios de asentamientos conocidos en la zona, el principal parece ser el Cerro Corobán, ubicado en la cima del cerro y acompañado de un sitio rupestre (Fig.7). El trabajo de campo de abril de 2012, tuvo por objetivo la realización de 2 sondeos de 1m por 1m en el Cerro Corobán con el fin de aclarar por primera vez su cronología y la del sitio rupestre que lo acompaña. El material está en estudio en la Universidad de El Salvador. Esta poca densidad de sitios de asentamiento conocidos destaca con la concentración de sitios rupestres, ya que se conocen alrededor de 13, lo que se puede explicar por las pocas investigaciones llevadas a cabo en el norte del Oriente. En la bibliografía, esta región lleva un papel particular ya que alberga la Cueva de Corinto, el primer sitio de arte rupestre publicado en El Salvador, visitado por el Dr. Barberena en 1888 y publicado en la Estrella de Panamá el 17 de mayo de 1889.
Por ser el primer sitio de arte rupestre publicado, será sistemáticamente citado en las publicaciones posteriores lo que le ha conferido una importancia particular. Por esta razón, Haberland, en 1977 llevara a cabo excavaciones arqueológicas en Corinto para aclarar su cronología. Se tratan de las primeras excavaciones arqueológicas en un sitio rupestre en la historia de El Salvador. A pesar de la información de los 9 sondeos, Haberland no precisa una temporalidad para el sitio, esperando probablemente una antigüedad parecida a los sitios rupestres paleolíticos franco-cantábricos. Sin embargo, Haberland (1991:97) explica que: “Los tipos (cerámicos) pertenecen, a la fase Lepa del periodo Clásico Tardío (625-1000 DC). A esta fase pertenecen también varios objetos de obsidiana y de piedra.”
Los sitios de las cordilleras se distribuyen por su mayoría en abrigos aunque se encuentran también rocas, un grupo de rocas al aire libre y una cueva (Cueva El Chumpe). Destacan los grandes abrigos pintados sin embargo, el grabado es también presente en varios sitios. Una cierta relación iconográfica y de técnica (pintura) existe entre la Cueva de Corinto, del Toro, la Sirica y los Fierros asociada también a un solo tipo de soporte: los grandes abrigos rocosos. Este conjunto de sitios parecidos, ubicados en un área geográfica limitada, podría tener por origen la presencia de una identidad cultural específica; los Cacaoperas. De hablado aparente al Matagalpa, hubieron llegado en El Salvador, desde Honduras, alrededor de 850 DC (Hasseman 1996:276), y siguen hoy asentado a proximidad de los grandes abrigos pintados.
Las recientes investigaciones (abril de 2012) de la Misión Franco-Salvadoreña tuvieron por objetivo aclarar nuevamente la cronología de Corinto por medio de excavaciones en un sitio con características muy similares a nivel morfológico, técnico y estilístico; la Sirica. Las dudas sobre la cronología de Corinto, a pesar de las evidencias del material cerámico, provienen de una idea preconcebida antigua y generalizada, de atribuir una cronología paleoindia a los sitios rupestres en Centro América. Por lo mismo, se llevó a cabo un sondeo de 1m por 1m en la Sirica para encontrar material y tratar de aclarar definitivamente la cronología de los grandes abrigos pintados de las cordilleras del Norte. El análisis de la cerámica se está llevando a cabo en la Universidad de El Salvador.
Las faldas y los alrededores del Volcán Conchagua
En el extremo sur del Oriente, en el Golfo de Fonseca, yace el volcán Conchagua con una altitud de 1240 m. La capacidad agrícola de los suelos es baja a moderada y se mantienen cultivos de subsistencia. Sin embargo, los recursos marítimos ofrecen una forma de subsistencia inagotable como lo recuerdan los numerosos concheros prehispánicos encontrados en la región.
En el Golfo, se conocen algunos sitios de asentamientos prehispánicos. Se puede citar Teca y Conchagua Vieja. Según un estudio arqueológico reciente, parte de un Proyecto de Conservación de los Ecosistemas Costeros de Fonseca (PROGOLFO 2005), la recolección de cerámica en la superficie es de la Fase Lepa de Quelepa (625-1000 DC), lo que orienta la cronología para los períodos Clásico Tardío a Posclásico Temprano para estos dos sitios con una ocupación Colonial en Conchagua Vieja, cuya cronología aparentemente empieza en el Clásico Tardío hasta el Posclásico Tardío. También, al norte del Golfo, se conoce Asanyamba, con una cronología del Clásico Tardío y Clásico Terminal.
Antes de la Misión de 2011, se conocía 2 sitios de arte rupestre registrados en la bibliografía. Primero en Yologual, publicado por Jorge Lardé y Larín en 1951, donde se trata de 2 rocas al aire libre con zoomorfos. Sin embargo, Lardé y Larín ya explicaba la profusión de rocas grabadas en la zona. El segundo sitio publicado es el Mapa, en la isla de Conchaguita, que aparece en un mapa de Coladan (2000) sin más información.
Estos sitios, y más, han sido registrados por la Misión en 2011 y la encuesta oral sugiere la presencia de más sitios con grabados en las islas como alrededor del volcán Conchagua. En total fueron 8 sitios registrados por la Misión en 2011 (Fig.8).
La concentración de sitios alrededor y en las faldas del volcán Conchagua es la más densa del Oriente de El Salvador y consiste únicamente de rocas al aire libre con grabados. La densidad del arte rupestre en esta zona, con sus estilos iconográficos diferentes, atestigua una riqueza cultural en un punto migratorio y de paso obligado de comunicación hacia el sur, entre Mesoamérica y Centroamérica. El Golfo de Fonseca ocupa una posición comercial estratégica entre el sur y el norte por vía marítima. En una de las Islas del Golfo, Conchagua, se conoce, al momento del contacto, la presencia de hablantes de Mangue y Ulúa del área Centroamericana y Potón (idioma principal Lenca de El Salvador) (García de Palacio 2000: 117).
La situación del volcán Conchagua, como una montaña encima del mar, conforma un paisaje privilegiado que le ha conferido, en los tiempos prehispánicos, un reconocimiento y una sacralidad compartida probablemente por varios grupos culturales. Parecen atestiguarlo las numerosas rocas grabadas con diferentes estilos que lo rodean (Fig.9).
La Misión de 2012 llevó a cabo sondeos en 3 sitios rupestres claves representativos de grupos estilísticos. Si se espera, por medio de la recolección de cerámica, tener una mejor idea de la cronología de los sitios en este territorio restringido, la pertenencia cultural es más compleja de definir. Sin embargo, en el caso del sitio El Farito, la iconografía presenta una figura fantástica sacando una curiosa lengua y un tocado exhibiendo una criatura bicéfala, lo que recuerda otros sitios cuya iconografía podría ser Pipil. Ahora bien, parece claro que la mayoría de los asentamientos Pipiles en El Salvador se establecieron durante el Posclásico Temprano (Fowler 1989a:49). Lo que aun no está definido es la frontera oriental máxima alcanzada por los Pipiles en el Posclásico Temprano. Para esta obra, se podría sugerir una datación prudente, del Posclásico Tardío. Un sondeo fue realizado en el Farito en junio de 2012 (Fig.10).
Por aparte, otros sitios conformados por grupos de rocas al aire libre, con una iconografía que hace énfasis en los círculos concéntricos, conforman una tipología de sitios transversales geográficamente; se encuentran desde el Golfo hasta las montañas del norte. Se trata de los sitios, desde el sur hacia el norte, de Piedras Rayadas, el Melonal, el Guayabito y Yoloaiquin. La repartición en toda la región Oriente del mismo estilo podría corresponder con el territorio amplio ocupado por los Lencas.
Conclusiones
Las investigaciones en el campo del arte rupestre evidencian la diversidad de poblaciones presente en el Oriente de el Salvador, por los diferentes estilos que se encuentran con mucha proximidad netamente en el sur de la región. Por otra parte, la presencia de los grandes abrigos pintados en el norte, en un paisaje montañoso característico con una misma tradición iconográfica, conforma probablemente el eco de una cultura arqueológica en un territorio compartimentado. Los grupos de rocas al aire libre densamente grabados con motivos no-figurativos (círculos concéntricos en particular) reflejan igualmente una tradición morfo-iconográfica propia del Oriente del Salvador a una escala geográfica más amplia.
Las investigaciones de la Misión Arqueológica Franco-Salvadoreña se intensificaron en el Oriente de El Salvador en 2011. En 2012, una serie de sondeos fueron realizados para permitir cruzar la información del material cerámico, con las manifestaciones rupestres, con el fin de aclarar la cronología de los sitios.
El estudio del arte rupestre, puede permitir definir territorios por la presencia de culturas arqueológicas geográficamente compartimentadas. Al cruzar esta información con los datos etnohistóricos, es a veces posible lograr acercamientos con grupos culturales cuya ubicación geográfica está bien conocida. Finalmente, los sondeos arqueológicos permiten aclarar la cronología. Un conjunto de sitios rupestres que adoptan un mismo estilo y tipo de soporte llegan a ser considerados como marcadores o reveladores de espacios sociales y culturales. Nuevamente, el análisis geográfico traduce la pertenencia de estos espacios a territorios o paisajes homogéneos más o menos extendidos cuya pertenencia cultural es definida por el estudio de los datos etnohistóricos. Las concentraciones pueden ser debidas a una identidad cultural específica o también, debido a un paisaje relevante por sus características naturales, reinterpretado culturalmente por varias identidades que comparten una lectura del paisaje sacralizada.
Agradecimientos
Se quisiera agradecer en primer lugar el apoyo logístico de la Universidad de El Salvador y el interés que siempre manifestó el Rector de esta Casa de Estudios, Máster Rufino Antonio Quezada Sánchez así como el apoyo recibido por el Centro de Estudios Mexicanos y Centroamericanos (CEMCA – Ministerio francés de Asuntos Exteriores y Europeos) y de la Embajada de Francia en El Salvador. Los reconocimientos son también dirigidos a la Dirección Nacional del Patrimonio Cultural, que autorizó las visitas de campo. Se quisiera dedicar un pensamiento especial a los investigadores que permitieron estas investigaciones por su apoyo en el campo; primero la Codirectora del proyecto, Ligia Manzano, Directora de la Secretaria de Cultura de la Universidad de El Salvador y también mis colegas y antes que todo amigos, Eric Gelliot, Simon Mercier y Sébastien Perrot-Minnot.
Más particularmente, se quisiera agradecer las Municipalidades de Lolotiquillo, de Yayantique y de Cacaopera por haber ayudado a la investigación. Un pensamiento especial por los guías de las poblaciones de los Caseríos de Las Lajitas en Mercedes Umaña, de Olomegón en San Miguel, de Guachipilín en Cacaopera, del Salmaron en Nueva Esparta y de Conchaguita. Para todos los sitios que rodean el volcán de Conchagua, se quisiera agradecer a Antonio Rivera, de Yologual. Para la visita del sitio León de Piedra, se agradece al administrador del Parque Ecoturístico Tehuacán, Rafael Antonio Ayala, por haber proporcionado un guía para llegar hasta el sitio.
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Fig.1: Mapa del Oriente de El Salvador y de los sitios de asentamientos prehispánicos
con vestigios arquitectónicos.
Fig.2: Mapa de los sitios rupestres registrados en 2011 y de los sitios de asentamientos prehispánicos
con vestigios arquitectónicos.
Fig.3: Mapa de los sitios rupestres conocidos en el Oriente de El Salvador por tipología del soporte.
Fig.4: Mapa de los sitios rupestres conocidos en el Oriente de El Salvador por técnica empleada.
Fig.5: Dibujo de la elevación del sitio Rosas Coloradas.
Fig.6: Posible motivo Maya en el sitio de la Cueva El Chumpe.
Fig.7: Plano del sitio de asentamiento Corobán.
Fig.8: Mapa de los sitios rupestres registrados en las faldas y los alrededores del volcán Conchagua.
Fig.9: Vista del volcán Conchagua desde el mar.
Fig.10: Dibujo de la elevación del sitio El Farito y composición de la iconografía.