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050 Posibles moldes para la manufactura de decoraciones para orejeras o bezotes.
Guillermo Mata Amado y Elisa Mencos
XXVI Simposio de Investigaciones
Arqueológicas en Guatemala
Museo Nacional de Arqueología y Etnología
16 al 20 de julio de 2012
Editores
Bárbara Arroyo
Luis Méndez Salinas
Referencia:
Mata Amado, Guillermo y Elisa Mencos
2013 Posibles moldes para la manufactura de decoraciones para orejeras o bezotes. En XXVI Simposio de Investigaciones Arqueológicas en Guatemala, 2012 (editado por B. Arroyo y L. Méndez Salinas), pp. 623-634. Museo
Nacional de Arqueología y Etnología, Guatemala.
Posibles moldes para la manufactura de decoraciones para orejeras o bezotes
Guillermo Mata Amado
Elisa Mencos
Palabras clave
Cerámica, moldes, besotes, orejeras, Museo Popol Vuh.
Abstract
This paper presents a hypothesis on the use of a sample of about 244 ceramic molds from around the archaeological site Cantarrana the department of Santa Rosa, this collection is now in the Museo Popol Vuh. These artifacts were compared with some boot earplugs, named by some authors, finding similarities in earplugs designs and molds. The big question arising from this material is that several of the figurines of the South Coast that carry earplugs should not have the same designs in the collection of the Museo Popol Vuh.
La cerámica es uno de los restos materiales más investigados en el campo de la arqueología. Sin embargo aún guarda algunos secretos, hay artefactos de los que no se tiene idea sobre su uso, temporalidad, importancia o proceso de manufactura. Un ejemplo de esto son los moldes, de los que se sabe relativamente poco y no siempre son identificados entre los materiales resultantes de las excavaciones.
De acuerdo a Heras y Martínez (1992:26), el molde se define como: “pieza, generalmente hueca, caracterizada por presentar en su parte interna una forma o motivo que al ser impresionado contra una pella de barro reproduce sus rasgos. Su fabricación requiere la realización de un primer positivo, del cual se obtiene este negativo o molde”. En ese mismo glosario se entiende al moldeado como: “técnica de fabricación cerámica por medio de la cual se reproducen objetos idénticos mediante la presión o el colado de la pasta arcillosa, que se separará del molde una vez que la arcilla esté endurecida” (Heras y Martínez 1992:26).
Ejemplos en otros materiales de orejeras o bezotes
El bezote (Fig.1) es el “adorno que, en tiempos prehispánicos, usaban ciertos indígenas de América, en el labio inferior” (Asociación de Amigos del País 2004:193). Para portarlo se debían hacer los méritos necesarios y era un signo de dignidad por lo que los gobernantes y miembros de la élite lo utilizaban (Vela 2010:76). Para poder utilizarlos era necesario la perforación permanente del labio inferior en su parte central y que comunicara el suco muco gingival y la parte exterior del mentón, en el centro y ligeramente debajo de donde termina el labio. Los bezotes están compuestos por tres partes: a) parte que queda en el exterior y que es la que se puede ver bien decorada; b) segmento que estaría entre la parte exterior e interior formando una conexión cilíndrica entre ambas; y c) la parte de retención que se elabora en un material muy fino ya que estaría constantemente en contacto con tejidos bucales y la saliva. Los materiales en los que se elaboraban eran oro, jade y obsidiana. Se utilizaron en las culturas mexicas, toltecas y otras cercanas del postclásico como se puede observar en manuscritos producidos poco tiempo después de la conquista. No se cree que se haya utilizado la cerámica para su elaboración debido a que se realizó pruebas y resulta muy incómodo tener este material en la boca, se destruyen al contacto con la saliva lo que provoca que partículas de arcilla incomoden dentro de la boca.
Las orejeras por otra parte también son un elemento decorativo utilizado por la élite y que en ocasiones denotaba el estatus y la identidad de la persona que las usaba (Vela 2010:68). En un principio se planteó la idea que los moldes que se presentarán a continuación podrían ser para la manufactura de orejeras o bezotes. Esto último se debe a que en la literatura consultada a algunos de los artefactos observados se les acuña este nombre. Sin embargo conforme se fue analizando los moldes, las matrices y las orejeras, se observó la relación entre estos tres elementos, con la experimentación posterior se determinó que los moldes eran posiblemente para la elaboración de la decoración de orejeras de cerámica y no de bezotes como se había pensado. De acuerdo a lo investigado no se encontró ninguna figurilla que representara la decoración de bezotes en el mentón o que tuviera orejeras bellamente decoradas con los diseños de los moldes analizados. Tampoco se encontró referencias de bezotes en tumbas en donde el mismo se ubicara cerca de los maxilares.
Como se mencionaba líneas arriba, este tipo de objetos en algunas publicaciones aparecen como orejeras y otras veces como bezotes. En varias se tienen como parte de los artefactos problemáticos debido a que no son comunes y no siempre se les encuentra en pares, por lo que se les ha considerado como bezotes y no orejeras. William Coe (1955), en su análisis de los objetos encontrados en Piedras Negras, menciona cuatro artefactos problemáticos que consisten en orejeras de concha encontradas en los entierros 2 y 5. Coggins (1984:60), en el catálogo sobre los artefactos encontrados en el Cenote de los Sacrificios en Chichén Itzá, describe tres posibles orejeras de madera las cuales tienen una aplicación por la que se les da el nombre de “orejeras de pie”. Menciona que el propósito de estos objetos no es claro y que por la forma son similares a las orejeras de jade, sin embargo no se les encontró en pares. Debido a la decoración no piensa que fuera bezotes, ya que la parte del pie está tallada. Las fecha para el Clásico Terminal (800-900 DC). En el mismo cenote fueron encontradas unas orejeras de jade (Coggins 1984:74), las tres presentan diseños similares a los observados en las orejeras de cerámica encontradas en Santa Rosa.
En Chalchuapa, al occidente de El Salvador, Sheets (1978) incluye dentro de los artefactos de hueso y barro cocido orejeras parecidas a las de esta ponencia. Este autor los presenta no como orejeras o bezotes sino como anillos flared con tabbed largo ya sean gruesos o finos. Andrews (1963:4) describe que fueron encontrados cuatro pares de orejeras de cerámica en el cenote de Dzibilchaltun. De éstas tres tienen restos en su superficie de una sustancia parecida al vidrio. Lo interesante de esto consiste en que la forma de las mismas es similar a algunas de las analizadas para la elaboración de esta ponencia. En Jaina se encontraron dos pares de orejeras de cerámica las cuales tienen decoración antropomorfa. Un análisis realizado por Flores de Aguirrezabal (1976:42) menciona que entre las figurillas que han observado se encontraron con mayor frecuencia orejeras redondas o fitomorfas (flores). Este último dato coincide con la incidencia de moldes analizados para la realización de esta ponencia. Reyes y Laporte (2008) elaboraron un catálogo de los artefactos de concha y caracol recuperados en las excavaciones llevadas a cabo por el Átlas Arqueológico de Guatemala. En el mismo incluyen una orejera con decoración de círculos concéntricos del sitio Sacul y un bezote proveniente del sitio Calzada Mopán.
Descripción de la muestra
Dentro de la colección del Museo Popol Vuh se encuentra una muestra de matrices, orejeras y moldes provenientes de Cantarrana, Santa Rosa, de acuerdo a la información que acompañaba a la misma (Fig.2). Es un área poco explorada en esta basta región con numerosos sitios arqueológicos ubicada al norte del río Los Esclavos y a 30 km del Océano Pacífico. Cerca de Cantarrana se encuentra el sitio La Máquina, Nueve Cerros, El Bonete y a 8 km al sur está Los Cerritos y Santa Clara (Fig.3). Al observarlas se pensó que su función sería el de ser moldes para hacer positivos que se usarían adheridos a otra pieza para ser utilizados. Estrada Belli (1998) es de los pocos en trabajar en dicha zona, realizando investigaciones en el área y recolectando información básica sobre los mismos.
La muestra (Fig.4) se compone de 12 ejemplares que corresponden a matrices (4%), 244 a moldes (87%) y 25 a orejeras (9%). De esta muestra, 223 artefactos pertenecen al Museo Popol Vuh y 58 a una colección privada los cuales proviene de la misma área y que permitieron complementar este análisis preliminar (Fig.5). Del total de objetos (Fig.6) analizados 22 están erosionados (7.8%); 32 (11.4%), tienen erosión con algunos faltantes; 2 (0.7%), presentan erosión y grietas; 1 (0.4%), se encuentran en estado regular con faltantes en la cara exterior; 4 (04%), presenta la base fragmentada; 221(78.6%), están bien; 1 (0.4%), tiene un pequeño faltante en el diseño y 1 (0.4%) se encuentra regular con una pequeña faltante.
La forma (Fig.7) de los mismos fueron cuadrados (120 ejemplares), heptagonales (1), hexagonales (3), pentagonales (2), redondos (130) y en 25 casos no aplicaba esta característica. El color fue otra característica que presentó variaciones, pues 248 (88%) son de color café; 23 (8%) presentan un combinación de café con manchas naranjas y 10 (4%) son de color naranja.
La pasta de los moldes, matrices y orejeras es de color beige, compacta y presenta en la superficie manchas negras posiblemente producto de la cocción. En algunas se observa manchas y/o coloración naranja. En uno de los casos tiene obsidiana como inclusión. Una característica importante que fue observada durante el análisis fue la aparición de huellas digitales parciales en la superficie de los mismos (Fig.8). Éstas se conservaron en aquellos puntos en donde la cocción provocó manchas negras. Probablemente esto permitió la conservación de las mismas, sin embargo se deben realizar algunos experimentos para corroborar esta hipótesis. Las huellas digitales fueron visibles en cinco de los moldes y en una de las matrices.
Matrices
Son similares a los sellos, sin embargo es posible que hayan sido el instrumento para realizar los moldes (negativo), que a su vez crean las orejeras (positivo). De las 12 matrices, 2 (17%), corresponden al Tipo A; 2 (17%) representan el Tipo B; 2 (17%), al Tipo C y 6 (50%) pertenecen a los misceláneos. En cuanto a la conservación de las matrices, 4 (33%), se conservaban en buen estado; 5 (42%), estaban erosionadas; 1 (8%), presentaban erosión y grietas en la superficie; y 2 (17%), mostraban erosión con pequeñas faltantes.
Tipo A
Son matrices cuadradas con agarradera cuyo extremo es ligeramente cóncavo. En la parte plana cuadrada, donde está el diseño, presenta en el centro una acanaladura en cuya parte media también hay una depresión. Alrededor de la acanaladura tiene pares de líneas inclinadas en dirección a las esquinas, en las que tiene triángulos decorativos. La parte central (acanaladura) está a una altura más baja que el borde. Posiblemente es la matriz del Tipo XXIII de los moldes.
Tipo B
Matriz con agarradera redonda con el extremo cóncavo. En la parte plana es cuadrada, tiene una acanaladura en cuyo centro tiene una depresión. En uno de los ejemplares la parte donde está la acanaladura está más hundida que el borde, en la otra está al mismo nivel. Es posiblemente la matriz del Tipo I de los moldes.
Tipo C
Matriz con agarradera de extremo plano. En la parte plana es ligeramente redonda. En el centro tiene una acanaladura que en su interior tiene un área cóncava. Tanto esta parte cóncava como el borde de la pieza están a la misma altura. Es posiblemente la matriz del Tipo I de los moldes.
Moldes
Se identificaron 43 diseños diferentes en los moldes, varios de ellos presentan similitudes en cuanto a decoración (en negativo), dimensiones, pasta, acabado de superficie y forma. Por lo anterior se le denominó a cada uno con el nombre de TIPO seguido por un correlativo en números romanos. Para la descripción de cada uno de ellos se comenzó por el exterior y después se dan detalles del interior. Cada uno de los tipos está representado por al menos dos ejemplares. En los casos en los que había sólo un ejemplares fueron agrupados como misceláneos, ya que algunos de ellos presentan semejanzas decorativas con los tipos de la muestra pero no las suficientes para ser parte de ellos. Los tipos que más ejemplares tienen son: Tipo I con 26 objetos; Tipo II, 8; Tipo XI, 16; Tipo XVII, 18; Tipo XXI, 9; Tipo XXVI, 12 y el Tipo XXXII, 17. Los clasificados como misceláneos fueron 40. Por razones de tiempo serán descritos únicamente los mencionados arriba.
Tipo I
Molde cuadrado cuya cara exterior es ligeramente redondeada con un área plana que le permite permanecer estable sobre una superficie lisa. En el interior presenta una acanaladura que rodea la pieza formando un círculo y dentro de ella una aplicación esferoide. No hay homogeneidad en la altura del círculo formado por la acanaladura pues algunas son más bajos, de la misma altura o sobresalen por encima del borde. Las medidas de estos artefactos varían entre los 2.4 y 3.4 cm. Varios de ellos presentan manchas negras (¿de cocción?). En algunos casos tienen manchas naranjas en la superficie. Tiene relación con los Tipos A y B de las matrices, pues el mismo diseño. En total son 29 ejemplares, tres de ellos no forman parte de la colección del museo.
Tipo II
Molde circular del cual la cara exterior es ligeramente plana, en algunos casos es más prominente esta característica que en otros. En la cara interior se observa una acanaladura formando un círculo, en cuyo centro hay una aplicación muy pequeña. Las dimensiones de la acanaladura y de la aplicación varían. Dos de los ejemplares tienen manchas naranjas sobre la superficie. El diámetro de estos moldes varía entre 1.9 y 2.4 cm. Son ocho en total y uno de ellos no es parte de la colección del museo.
Tipo XI
Molde circular con la cara exterior ligeramente redonda, en algunos casos es plana. En la cara interior tiene una aplicación esferoide rodeada por una acanaladura. En algunos casos la aplicación puede ser más baja, del mismo alto o más alta que el borde. Los 16 moldes son de color café a excepción de uno que es naranja, el diámetro de los mismos varían entre 1.7 y 3.3 cm. En uno de los ejemplares la aplicación está ausente, en otro falta parte de la cara exterior y en otros el labio del borde es plano.
Tipo XVII
Molde cuadrado con la cara exterior plana y un poco burda. En la cara interior tiene una acanaladura circular en cuyo centro hay una aplicación redonda. De lo anterior salen dos diseños triangulares impresos, en dirección a las esquinas del molde. Dichos diseños terminan en un triángulo. La parte de la acanaladura es más alta que los bordes. Miden entre 2.2 y 3.9 cm. Algunos ejemplares tienen faltantes en los bordes y manchas oscuras en la superficie. La mayor parte de los moldes son de color café, varios tienen manchas o la coloración de la superficie es más naranja. Por último, un número reducido de los mismos tiene el borde plano.
Tipo XXI
Molde cuadrado con la cara exterior ligeramente redonda. En la cara interior tiene una acanaladura rodeada por un borde. En el centro de la misma tiene una aplicación esferoide muy pequeña. En la esquinas tiene líneas en relieve las que forman triángulos. Tanto el borde de la acanaladura como el de la pieza están casi a la misma altura, en algunos casos está más abajo o más arriba del borde. Miden entre 2.7 y 3 cm. Algunos de los nueve moldes tienen el borde plano, manchas oscuras en la superficie y sedimento en el interior. En uno de los casos se aprecian fragmentos de una huella digital.
Tipo XXVI
Molde circular con la parte exterior en algunos casos plana, en otros es ligeramente redonda y en otros es plana e irregular. En la cara interior presenta una depresión en cuyo centro se aprecia una aplicación en forma de botón, la que puede ser muy pequeña, en algunos casos casi no se ve a simple vista. Está en un nivel inferior al borde de la pieza. El diámetro oscila entre 2.1 y 3.9 cm. La aplicación interior mide entre 0.2 y 1.2 cm. Varios de los 12 ejemplares tienen faltantes en el borde, manchas oscuras en la superficie y manchas naranjas.
Tipo XXXII
Molde redondo con la cara exterior plana en algunos casos y en otros es ligeramente redondo. En la cara interior presenta una acanaladura en el centro de la pieza en la que a su vez tiene una aplicación esferoide. Alrededor de ésta tiene impresiones en forma de pétalos con decoración, en algunos casos el pétalo está completo y sólo presenta un relieve y en otros el extremo del pétalo esta partido en dos triángulos. El borde de la depresión al centro de la pieza puede estar más alto, más bajo o al mismo nivel del borde de la pieza. El diámetro de estos oscila entre 2 y 3.9 cm. De los 17 moldes uno de ellos tiene parte de una huella digital en la superficie.
Orejeras
En su mayoría están completas. A algunas les hace falta parte de la decoración. En un caso sólo se conserva la decoración. De las orejeras se detectaron 4 diseños diferentes, 3 (12%) corresponden al Tipo A-I; 2 (8%) al Tipo A-II; 3 (12%) al Tipo A-III; 3 (12%) al Tipo A-IV; y 14 (56%) fueron agrupadas como misceláneos. De las 25 orejeras analizadas 11 (44%) están bien conservadas, 7 (50%), están erosionadas y las otras 7 (50%) presentan erosión con pequeños faltantes.
Tipo A-I
Orejera de cerámica cuya decoración es redonda. La cara exterior consiste en una agarradera en forma de cilindro con el extremo cóncavo y con una prolongación en ligeramente triangular. En la cara interior presenta una acanaladura en cuyo centro hay una depresión circular.
Tipo A-II
Orejera con agarradera cilíndrica con el extremo cóncavo y prolongación ligeramente triangular. En la cara interior la decoración que tiene en el centro presenta un cono del que salen cuatro pares de líneas en dirección a las esquinas.
Tipo A-III
Orejeras en forma de flor. Tienen una agarradera de forma cilíndrica con el extremo cóncavo y una prolongación triangular. En la cara interior o decorada tiene una flor de seis (6) pétalos. Los mismos tienen un la parte central del pétalo cóncavo. El centro de la flor es plano.
Tipo A-IV
Orejera con agarradera cilíndrica. Una de ellas tiene el extremo cóncavo y prolongación triangular, la otra es sólida y la tercera sólo conserva la cara interior. La cara interior tiene una acanaladura en cuyo centro hay una depresión similar a un punzonado. Alrededor de la acanaladura hay diseños de líneas incisas que sale de la acanaladura.
Propuesta del proceso de manufactura de las orejeras o bezotes
Uno de los objetivos de esta investigación era el realizar réplicas y experimentar con las posibles técnicas de manufactura de las orejeras de arcilla. Para ello se pidió la colaboración de Carlos González, restaurador del Museo Popol Vuh (Fig.9) y se eligieron los moldes y matrices que presentaban diseños similares. Uno de los elegidos fue el Tipo XVII de los moldes y la matriz Tipo A (ambos descritos en párrafos anteriores). Para iniciar el proceso de las réplicas se aplicó ceniza sobre los artefactos para evitar que se pegara la arcilla ya que sirve como desmoldante.
Posteriormente se aplica el material sobre el molde utilizando presión para que copie la forma del mismo. Seguidamente se hizo una aplicación en forma de cilindro que constituye el cuerpo de la orejera el cual puede ser sólido y con un instrumento con punta cónica se remueve parte del mismo creando un área convexa. Esto podría tener relación con el tamaño pues ha sido observado en las orejeras que sobrepasan los 3 cm de diámetro en esta parte. En las más pequeñas no es visible o es muy pequeña.
Carlos González (comunicación personal 2012) expresa que puede estar relacionado con la cocción de los artefactos, permitiendo que los mismos no exploten durante este proceso. Para pegarlo se utilizó barbutina, un engobe de arcilla. Por último viene la cocción Durante la etapa de moldeado la pieza reduce un 20% y en la cocción otro 20%. En el ejemplo realizado se observó que el artefacto final tiene las mismas dimensiones que una orejera que forma parte de la colección del Museo Popol Vuh y que no es parte del material proveniente de Santa Rosa. También se realizó otra orejera, la cual hecha de una sola pieza comprobando así que puede existir más de una técnica de manufactura. Se necesita más experimentación para determinar si esta fue posiblemente la técnica de manufactura de este tipo de piezas.
Conclusiones
Cuando se propuso el nombre para esta presentación no se sabía que la información para poder comparar la muestra y compartir opiniones fuera tan escasa. Se pensó que eran como las orejeras o bezotes en las representaciones de figurillas de cerámica. Esta hipótesis surgió ya que algunos de los llamados bezotes de cerámica que tienen una forma como de bota en su parte decorada presentan diseños parecidos a los positivos originados de los moldes. También en unas pruebas se colocaron entre la boca esas botitas de cerámica en el surco muco gingival y a los pocos minutos de estar en contacto con la saliva adquirían un sabor desagradable y se principiaban a desintegrar, además que si ese hubiera sido su uso son muy protuberantes para ser colocadas en las perforación que supone su uso por lo que serían muy molestas. Los objetos que forman parte de esta ponencia han sido encontrados en grandes cantidades en el área, sin embargo ninguno se ha encontrado en contexto arqueológico, por lo menos en la Costa Sur. Tampoco ninguna de las múltiples figurillas de cerámica de la zona representa el uso de ellos. Además no son ergonómicas como se mencionó anteriormente. Surge entonces la duda que lo que se ha dado en llamar bezotes sean realmente ese tipo de adornos por lo que se propone denominarlos orejeras, pues su forma responde más a las funciones y características de las mismas. En México en varias de las culturas que allí florecieron se han encontrado objetos que si llenan las características.
De varios materiales como son únicamente de oro, de oro y jadeita, de obsidiana, y unos pocos ejemplares de oro, obsidiana y un mosaico. También en múltiples representaciones de códices se muestran personajes usándolos. Como uno de los ejemplos mas representados el de Nazahualcóyoltl rey de Texcoco (Vela 2010:76). Los resultados mostrados en esta ponencia son preliminares por lo que la investigación continuará en los meses siguientes y así tener un panorama más completo sobre las mismas.
Agradecimientos
Al Museo Popol Vuh, a la Junta Directiva del mismo y al personal por su colaboración en la elaboración de esta ponencia en especial a Carlos González; Al XXVI Simposio de Investigaciones Arqueológicas en Guatemala por la oportunidad de presentar los resultados preliminares de esta investigación y a la Licda. Patricia Castillo por su colaboración y observaciones.
Referencias
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Fig.1: Ejemplo de bezotes y orejeras.
Fig.2: Matrices, moldes y orejeras investigadas.
Fig.3: Mapa con la ubicación de Cantarrana.
Fig.4: Cantidad de objetos analizados.
Fig.5: Procedencia de los objetos analizados.
Fig.6: Estado de conservación de los objetos analizados.
Fig.7: Forma de los objetos analizados.
Fig.8: Ejemplo de huella digital observada en algunos moldes y una matriz.
Fig.9: Matrices, moldes y orejeras elaboradas por Carlos González.