018 El Palacio Real de Cancuen: un análisis socio-espacial de la estructura política de las Tierras Bajas Mayas en el siglo VIII. Tomás Barrientos Q. – Simposio 28, 2014

Descargar este articulo en formato PDF

018 El Palacio Real de Cancuen: un análisis socio-espacial de la estructura política de las Tierras Bajas Mayas en el siglo VIII.

Tomás Barrientos Q.

 

XXVIII Simposio de Investigaciones
Arqueológicas en Guatemala

Museo Nacional de Arqueología y Etnología
14 al 18 de julio de 2014

Editores
Bárbara Arroyo
Luis Méndez Salinas
Lorena Paiz

 

Referencia:

Tomás Barrientos Q.
2015 El Palacio Real de Cancuen: un análisis socio-espacial de la estructura política de las Tierras Bajas Mayas en el siglo VIII. En XXVIII Simposio de Investigaciones Arqueológicas en Guatemala, 2014 (editado por B. Arroyo, L. Méndez Salinas y L. Paiz), pp. 223-238. Museo Nacional de Arqueología y Etnología, Guatemala.

 

El Palacio Real de Cancuen: un análisis socio-espacial de la estructura política de las Tierras Bajas Mayas en el siglo VIII
Tomás Barrientos Q.
Palabras clave
Cancuen, Clásico Tardío, Río La Pasión, palacio, arquitectura, organización sociopolítica,
Taj Chan Ahk, estructuralismo.

Abstract
This paper presents a structural approach in order to interpret the palace of Cancuen as a built environment, multifunctional space and social stage for the nobility of the site, where residential, political, economic, and religious activities took place. Although Cancuen was initially a minor center controlled by other major cities, it became the main center of the Pasion River under the reign of ruler Taj Chan Ahk, during the mid-8th century. This florescence is well represented by its palace, one of the largest in the Maya Lowlands. Unlike other Maya palaces, this one was built at once as a complex set of spaces that responded to particular political strategies. Together with other contemporary centers, Cancuen experienced changes in its sociopolitical organization and economic regime, being reflected in the proliferation of multi-roomed buildings that served as means to integrate rising secondary elites and other non-royal political actors. This case study demonstrates that the structural interpretation of architecture, particularly elite and public architecture, can reveal a great deal about the political and social structure of ancient societies.

 

Introducción
El objetivo de esta investigación fue definir la estructura sociopolítica que existió en el sitio de Cancuen durante el reinado de Taj Chan Ahk, en la segunda mitad del siglo VIII DC. Dado que este tipo de estructuras sociales no son observables directamente en la evidencia material, la investigación se basó en el análisis estructural del complejo palaciego construido por Taj Chan Ahk. Para ello se presentará una síntesis de las teorías estructurales y espaciales que sirvieron como marco interpretativo, así como una revisión del concepto de palacio dentro de la civilización Maya Clásica de las Tierras Bajas. Posteriormente se presentarán las características y cronología del palacio, como resultado de las excavaciones y análisis de artefactos realizados por el Proyecto Arqueológico Cancuen entre 1999 y 2012. Finalmente se interpretará la función del palacio como el centro de poder de Cancuen, y cómo éste refleja los cambios sociopolíticos que sucedieron en las Tierras Bajas Mayas durante las últimas décadas del siglo VIII DC.

Teorías y conceptos estructurales
El concepto básico en este estudio es el de estructura social, el cual pretende explicar el comportamiento humano de individuos y grupos. Este concepto fue definido desde los inicios del pensamiento antropológico y sociológico por autores como Hobbes, Locke, Rousseau y Comte, y posteriormente desarrollado por Marx, Weber y Durkheim. Sin embargo, la contribución más importante ha sido la de Radcliffe-Brown, dentro del marco del Funcionalismo Británico, quien definió estructura social como “una red organizada de relaciones entre entes”, las cuales crean sistemas sociales (Smith 1998). El concepto de estructura social fue redefinido por los estructuralistas franceses como Lévi-Strauss, quienes aplicaron conceptos de semiótica y lingüística como medios para estudiar el comportamiento humano de manera análoga a la gramática y sintaxis literaria. En este contexto, quedó claro que las estructuras sociales de por sí son relaciones abstractas y por lo tanto “invisibles”, pero se expresan de forma simbólica en la sociedad (Eisenstadt 1982). Con el desarrollo de la Antropología posmoderna, el concepto de estructura social tomó una nueva perspectiva, ya que se cuestionó la existencia de sistemas sociales hegemónicos donde la acción individual está condicionada. Antropólogos como Giddens y Bourdieu crearon teorías de estructuración, que buscan entender la relación entre los poderes subjetivos de los agentes humanos y los poderes objetivos de las estructuras que éstos producen. Por lo tanto, el concepto de estructura social adquirió un carácter más dinámico y multidireccional, siendo el producto de procesos históricos particulares y el resultado de la acción humana. De aquí surgieron los conceptos de agencia y práctica, que dan al individuo el poder de crear y cambiar las estructuras sociales constantemente. No obstante, la agencia y práctica no niega la existencia de patrones y regularidades sociales, que en este caso toman la forma de instituciones (Parker 2000:1-6).

Las instituciones corresponden a formas de acción organizada, leyes, costumbres, procedimientos, rutinas, normas y convenciones que operan en niveles colectivos e individuales. Mantienen el orden y la continuidad estructural de las sociedades, ya que enlazan la racionalidad individual con la colectiva, jugando un papel primordial en la creación de identidad.

Estudios recientes han identificado que la agencia y práctica humana están afectadas por agentes externos y tienen una naturaleza jerárquica (Kontopoulos 1993: 155-69), por lo que la teoría de restructuración define que los agentes sociales tienen diferentes grados de participación de acuerdo a las estructuras de poder, en especial cuando se estudian estructuras con incidencia política (Haugaard 1992).
El concepto de sistema social no debe ser confundido con el de estructura social. Un sistema social corresponde a un grupo de estructuras sociales relacionadas con patrones económicos, políticos, ideológicos o de parentesco definidos colectivamente por un grupo particular de personas. Si el grupo tiene un grado alto de poder, entonces el sistema social se convertirá en un sistema político con agencia colectiva, es decir, con efectos sobre otros sistemas sociales e individuos.

El estudio de estructuras sociales en el pasado es muy limitado, ya que los restos materiales son expresiones incompletas de las mismas. Por esta razón, su análisis se reduce a la construcción de modelos teóricos que no reflejan las estructuras sociales en sí, sino los patrones o estructuras culturales que las fundamentaron. En este caso, la ideología es un tipo de estructura cultural conformada por las creencias, símbolos, valores, percepciones y normas que funcionaron como marco de referencia para la producción y reproducción de las estructuras sociales. Por lo tanto, en la Arqueología, la unidad de análisis no debe ser la estructura social, sino la estructura ideológica. Además, solamente se estudian aquellos patrones que perduraron por largos períodos de tiempo y que por lo tanto pueden ser visibles en el registro arqueológico. Para el caso del presente estudio, son las estructuras de la ideología elitista las que fueron reflejadas por la arquitectura de los palacios.

En general es posible afirmar que desde sus inicios, el concepto de estructura social no ha cambiado en sus aspectos básicos, ya que siempre se refiere a relaciones entre individuos, grupos, instituciones y otras formas de actores sociales. Lo que ha generado debate es lo relacionado a la generación y continuidad de las estructuras sociales y la forma en que éstas se expresan en la realidad social. Para este estudio, la premisa principal es cómo las estructuras sociales se reflejan en la cultura material (arquitectura), que constituye la esencia de la evidencia arqueológica.

Teorías y conceptos espaciales
La teoría del espacio construido se basa en la premisa que el diseño arquitectónico refleja las metas e intenciones de los líderes y la gente. Aparte de los enfoques estéticos de la arquitectura, sus enfoques sociales pretenden estudiar los motivos internos detrás de los edificios, como un intento para entender el espacio construido como una concepción cultural, que incluye elementos innovadores y a la vez conservadores (Moore 2005: 4-12). Dentro de esta corriente de pensamiento, varios autores han aplicado un enfoque estructural a la arquitectura, creando así una teoría sociopolítica del espacio, que lo define como escenario para la producción y reproducción de estructuras sociales, tanto a nivel individual como colectivo (Locock 1994). Una de estas teorías ha sido desarrollada por Preziosi (1979), quien ha aplicado conceptos de semiótica al análisis arquitectónico (proxémica, kinésica, psicología ambiental y psicología perceptiva). Por lo tanto, la arquitectura se estudia como un medio de comunicación, que crea espacios para la acción e interacción humana.
Uno de los elementos más importantes en el estudio de la arquitectura ha sido el cuestionar la premisa que “forma refleja función”, y viceversa. Entonces, para analizar la función de un espacio arquitectónico se debe tomar en cuenta el contexto que lo rodea, que de acuerdo a la psicología ambiental, está conformado por aspectos de espacio personal, territorialidad, regulación de privacidad y controles de límites. En un análisis contextual, la distribución estructural de los rasgos arquitectónicos define patrones de movimientos que a su vez reflejan rutinas de comportamiento, de acuerdo a lo que Giddens ha definido como “contextos de interacción” (Sanders 1990).

En lo que respecta a la arquitectura pública, se concibe como un indicador de los procesos políticos y sus cambios a través del tiempo, así como una expresión material de la ideología de las élites y una representación construida de su control social (Moore 2005,). Además, dada la naturaleza incompleta del registro arqueológico, la arquitectura se asocia directamente con las estructuras ideológicas, las cuales corresponden a las concepciones ideales de la vida social, política y religiosa en un grupo determinado.

Finalmente, el concepto de espacio construido se define, dentro del enfoque estructural, como un conjunto dinámico de signos y significados que crean escenarios esenciales para los procesos de estructuración social. Estos escenarios modelan, organizan, predicen y restringen la acción humana mediante la división y delimitación del espacio físico, reforzando las jerarquías sociales y creando estrategias de poder. Por lo tanto, los restos arquitectónicos pueden ser analizados como “estructuras estructuradoras” que reflejan las convenciones culturales que crearon dichos espacios. Lo más importante es que constituyen evidencia material de las estructuras sociales que fueron creadas y recreadas allí.

El concepto de palacio en la Civilización Maya Clásica de las Tierras Bajas
El término “palacio” es ampliamente conocido porque se usa para describir los edificios más suntuosos de las sociedades actuales y pasadas, y su definición más general corresponde a la residencia oficial de un jefe de estado. Esto ha causado confusión cuando se refiere a los palacios Mayas, ya que éstos constituyen una amplia variedad de edificaciones.

Los primeros estudios de palacios Mayas se caracterizaron por un debate sobre su función residencial o ceremonial. No obstante, a partir de la excavación sistemática de la Acrópolis Central de Tikal y muchos otros estudios recientes, no hay duda que los palacios Mayas fueron edificios multifuncionales. En su mayoría, los palacios se relacionaron al gobernante y su corte real, dada su ubicación central, elevada, restringida y circunscrita (Andrews 1975). Como espacio construido, los palacios fueron lugares que expresaron la cultura de la élite, donde se desarrollaron relaciones estructurales de poder y donde se contaba con las condiciones aptas para la toma de decisiones importantes. Por lo tanto, los palacios fueron los medios principales para la expresión del poder político, no sólo por su escala y monumentalidad, sino también por la separación física, visual y social que representaron.

En cuanto a su diseño, forma y arreglo, los palacios Mayas no siguieron un patrón específico, pero tampoco significa que no fueron planeados. Su morfología se basa en la presencia repetitiva de espacios abiertos y cerrados, los cuales muchas veces no reflejan su funcionalidad (Adams 1974: 287). No obstante, los palacios tuvieron funciones similares y fueron parte de un mismo sistema sociopolítico, por lo que muestran elementos en común que permiten definirlos como “variantes contextuales” del mismo concepto. Cada palacio tiene también un alto grado de individualidad (Harrison y Andrews 2004: 116), y por lo tanto las características propias de cada uno pueden reflejar también particularidades de los sistemas sociopolíticos presentes en cada sitio, o la presencia de patrones temporales asociados a un periodo de tiempo específico.

Dentro de las funciones de los palacios Mayas se puede mencionar la residencia permanente del gobernante y su familia, residencia de otros miembros de la corte real, residencia temporal de invitados, residencia de guardias, bodegas, escuelas y espacios para actividades como ceremonias, trabajo de artistas, recepción de visitantes, coronaciones, reuniones de concejos, bailes, banquetes, discursos, matrimonios, rituales de autosacrificio, presentación de tributo, presentación de prisioneros y otros tipos de representaciones teatrales.

Ahora bien, tomando en cuenta aspectos morfológicos, varios autores han definido ciertos tipos de palacios Mayas. El más importante es el complejo palaciego, que corresponde a grupos tipo acrópolis que encierran varias construcciones y espacios con propósitos específicos. Dentro de las estructuras palaciegas individuales, han sido clasificadas de acuerdo a su ubicación en relación a plazas, patios interiores u otros edificios, siendo entonces palacios abiertos, palacios aislados, palacios con patio, palacios de presentación y palacios de paso. Este último, llamado también “palacio de entrada” por Runggaldier (2009) y “casa larga” por Arnauld (2001), es de especial interés porque corresponde a un tipo que evolucionó desde los portales o audiencias que rodearon los complejos palaciegos del Clásico Tardío, hasta las galerías con columnas del Postclásico Temprano y las “casas grandes” del Postclásico Tardío.
En cuanto a su análisis diacrónico, el desarrollo de los palacios a través del tiempo muestra algunos patrones interesantes. Durante el periodo Preclásico la presencia de palacios con funciones administrativas no es notoria, y es hasta el Clásico Temprano que empiezan a tomar importancia, aunque continúan siendo mayormente residenciales. Es hasta el siglo VI DC que empezaron a proliferar los complejos palaciegos monumentales. Para colocar en contexto el palacio de Cancuen, es importante definir la segunda mitad del siglo VIII DC como la “edad de oro” de los complejos palaciegos de las Tierras Bajas. La geopolítica del momento se caracterizó por el surgimiento de muchos centros independientes que anteriormente formaron parte de grandes estados territoriales. Estas nuevas capitales regionales expresaron su nueva posición de poder mediante la erección de monumentos con su propio glifo emblema, pero también se caracterizan por la construcción de complejos palaciegos de gran tamaño, como se puede observar en Nakum, San Clemente, La Blanca, Aguateca, Xunantunich, Buena Vista, La Milpa, Pueblito y El Chal, entre otros (Fig.1). El desarrollo de los palacios en las Tierras Bajas del Norte es de gran importancia para entender la continuidad de los sistemas sociopolíticos a pesar del colapso y abandono de las ciudades de las Tierras Bajas Centrales en el siglo IX DC. A finales del Clásico Tardío, son pocos los complejos palaciegos monumentales, ejemplificados en sitios como Becan, Ek Balam, Santa Rosa Xtampak y Sayil. Sitios de gran tamaño como Edzna, Dzibilchaltun, e incluso Uxmal, carecen de palacios tipo acrópolis, pero contienen grandes edificios alargados con numerosas cámaras, indicando así transformaciones importantes en las estructuras de poder y su relación con los espacios construidos. Estos se convertirían finalmente en las grandes galerías con columnas que caracterizan a Chichén Itzá, Mayapán y otros sitios postclásicos.
La continuidad en el desarrollo de los palacios Mayas de las Tierras Bajas parece entonces indicar que estas construcciones se originaron como espacios propios de estructuras monárquicas altamente centralizadas y terminaron transformándose en espacios dedicados a representar y reunir grupos pequeños de poder (sistema multepal). En otras palabras, la arquitectura palaciega demuestra ser un fiel testigo de las transformaciones sociopolíticas por más de 1,500 años.

En términos estructurales, el palacio constituyó una verdadera institución para las ciudades Mayas, tanto en sentido material como social. Fue un elemento esencial pero cada uno muestra variaciones individuales que responden a necesidades locales específicas y recursos disponibles. Posiblemente la principal característica que compartieron todos los palacios fue el patrón espacial jerárquico que separó las áreas privadas de la realeza y las de tipo público. También contaron con espacios internos para audiencias pequeñas y grandes. En relación a su carácter multifuncional, es difícil separar áreas puramente residenciales, religiosas y administrativas. Por lo tanto, su análisis no puede fundamentarse en aspectos morfológicos, ya que dos edificios con las mismas características no necesariamente tuvieron la misma función. En este caso es necesario un enfoque más contextual, que tome en cuenta la relación espacial entre edificios individuales.

Características generales del palacio de Cancuen
Las investigaciones realizadas en el palacio de Cancuen formaron parte del Proyecto Arqueológico Cancuen, dirigido inicialmente por el Dr. Arthur Demarest y el autor. Por un período de 14 años (1999-2012) las investigaciones incluyeron la elaboración de un plano detallado y la excavación de 658 unidades. Se cubrió un área de 2,630 m2 (8% de su superficie). En cuanto al análisis de artefactos, incluyó cerámicas, lítica (obsidiana, pedernal y jade), restos óseos y fragmentos de escultura de estuco, para lo cual se contó con los distintos especialistas que han formado parte del proyecto. Además, se contó también con la lectura e interpretación de textos jeroglíficos y análisis iconográfico, también asistido por personal de proyecto y expertos en el tema.
Los resultados de estas investigaciones permiten definir el complejo palaciego de Cancuen como uno de los mayores de su tipo en las Tierras Bajas Mayas. La acrópolis cubre un aproximado de 32,000 m2 (235 m E-O x 135 m N-S) y consiste en una plataforma orientada entre 13 y 16 grados NE, que sostiene 23 edificios distribuidos en 12 patios y tres niveles. El patio más alto se eleva a 11.35 m desde el nivel de plaza, por lo que su punto más alto pudo alcanzar los 17 m. Las estructuras individuales llegan a medir hasta 50 m de largo y de 6 a 8 m de altura. En total se calcula que en todo el complejo se concentran hasta 130 cámaras abovedadas.

En relación al patrón de asentamiento del sitio, el palacio es el edificio más prominente (Fig.2). Se encuentra en el epicentro peninsular y colinda con las dos plazas abiertas del sitio (Este y Norte), demostrando así su centralidad política. Sus diferentes patios y edificios le dieron un grado alto de visibilidad desde y hacia todas las áreas importantes. Espacialmente, el palacio se puede dividir en cuatro grandes secciones: central (Patio Sur, Patio Central, Patio Norte y Patio Norte Bajo), oeste (Patio Noroeste, Patio Oeste y Patio Suroeste) este (Patio Noreste, Patio Este, Patio Sureste, Corredor Sureste) y la “Plaza Principal”, ubicada en el extremo este de la acrópolis (Fig.3). En su extremo oeste cuenta con tres estructuras residenciales y un muro defensivo, mientras que al sur se encuentra una piscina hecha con mampostería de piedra y alimentada por un nacimiento. En cuanto a sus características arquitectónicas, el palacio muestra una diversidad de técnicas y materiales constructivos, algunos de los cuales corresponden a diferentes etapas, mientras que otros se usaron de forma combinada. En sus fases iniciales, los edificios fueron construidos con adobes y rellenos de barro, así como mampostería de piedra caliza blanca suave. Las etapas monumentales se caracterizan por el uso de mampostería de piedra caliza dura y canteada, así como el uso de lajas para pisos de plaza. Los rellenos y embonos fueron realizados mayormente con piedra caliza irregular y piedra arenisca, generalmente provenientes de los bancos del Río La Pasión. En algunos casos se usó también piedrín de río para rellenos de pisos de estuco. Los edificios de mampostería se caracterizan por el uso de bloques rectangulares y pequeñas cuñas, usando barro rojizo como aglutinante. En cuanto a las bóvedas de arco falso, la mayoría se realizaron con lajas delgadas, de manera similar al estilo encontrado en la región del Río Usumacinta. Otros edificios contaron con techos de lajas sostenidos por vigas de madera.

Otra característica importante del palacio es su decoración con escultura de estuco. Hasta ahora 9 de los 23 edificios han presentado restos de relieves en estuco, siendo la Estructura L7-9 la más importante. Se recuperaron más de 5,000 fragmentos de estuco modelado, evidenciando así la existencia de un friso con diseños complejos y por lo menos 10 retratos humanos colocados arriba de la entrada de varias cámaras. Estos personajes estuvieron ataviados como jugadores de pelota, y el friso contenía elementos asociados con montañas y elementos acuáticos, posiblemente indicando la asociación del palacio con la geografía sagrada de la cosmovisión Maya. Es importante notar que la técnica utilizada para elaborar estos elementos escultóricos es la misma identificada en Palenque. En cuanto a inscripciones, el palacio solamente cuenta con dos monumentos encontrados in situ: la Escalinata Jeroglífica y el Altar 6. Es también probable que el Panel 1 haya sido saqueado de una de las cámaras del palacio.

Secuencia constructiva del palacio de Cancuen
Como otros complejos palaciegos tipo acrópolis, el palacio de Cancuen fue construido en etapas sucesivas. A pesar que las estructuras visibles cubrieron versiones anteriores, es importante señalar que corresponden a un solo evento constructivo principal que sufrió modificaciones menores. Esto difiere de otros complejos palaciegos, como la Acrópolis Central de Tikal, donde los edificios visibles corresponden a etapas distintas en un periodo de más de 400 años. Por lo tanto, el análisis espacial de los complejos palaciegos generalmente se limita a su etapa final. El caso de Cancuen representa entonces un caso excepcional, que permite realizar un análisis sincrónico de su estructura interna, el cual corresponde al reinado de Taj Chan Ahk durante la segunda mitad del siglo VIII DC. Las investigaciones en el palacio de Cancuen han identificado seis episodios constructivos (Figs.4 y 5):

Episodio 1:
El primer complejo palaciego (657-682 DC)
La primera versión de la acrópolis incluye por lo menos tres plataformas de barro recubiertas con estuco y muros de mampostería. (L7-1-Sub-2, L7-1-Sub-3, L7-8-Sub-3) que miden de 0.5 a 1.5 m de altura, ubicadas sobre un pequeño basamento, directamente debajo de los patios Norte y Central. Un entierro dedicatorio (Entierro 83) bajo la estructura L7-1-Sub-2 incluyó una ofrenda de un vaso tipo Mataculebra, el cual fecha esta construcción para el siglo VI DC. (Fig.6). En el registro epigráfico de Cancuen, la fecha más antigua corresponde al año 657 DC (Panel 1), cuando K’ii’b Ajaw tomó el poder en Cancuen bajo los auspicios de Yuknoom Ch’en de Calakmul. Esta primera versión de la acrópolis bien pudo ser el lugar de la fundación dinástica de Cancuen, como parte del “Camino Real” que unió a Calakmul con toda la región del Petén y las Tierras Altas.

Episodio 2:
La primera acrópolis monumental (682-757 DC)
Este es el periodo menos comprendido de la cronología de Cancuen, ya que cubre 75 años donde no hay registros históricos y donde tampoco se han definido marcadores dentro de la secuencia cerámica del sitio. De hecho, su identificación se ha hecho por la presencia de contextos sellados que preceden a la Fase Los Laureles, definida por la aparición del tipo Gris Fino Chablekal en 760 DC. La mayor actividad constructiva en este episodio se define en los patios Central y Norte Bajo, con las estructuras L7-8-Sub-2 y L7-14-Sub-3. Sin embargo la principal edificación es la Estructura L7-1-Sub-1, que cubrió la primera acrópolis. Esta estructura fue hecha con mampostería de piedra caliza suave y consiste en un basamento piramidal con una escalinata frontal, que se elevó por lo menos 7 m sobre el nivel de plaza (Fig.6). De acuerdo a la inscripción del Panel 1, es posible que haya sido construida por Chan Ahk Wi’ Taak Kay, quién accedió al trono en 682 DC, siempre como vasallo de Yuknoom Ch’een de Calakmul. Sin embargo, es posible que esta estructura corresponda a la parte final del episodio, es decir alrededor de 740 y 750 DC, cuando Cancuen ya no era una ciudad subordinada a Calakmul, sino a Dos Pilas, lo cual se refleja en el matrimonio entre el Gobernante 3 de Dos Pilas y las Señora G1-K’awiil de Cancuen. Para esta parte final del Episodio 2 se fecha la Estructura K7-3, un pequeño templo que albergó el Panel 2 y el Entierro 50. Este último consistió en una cámara abovedada que contenía los restos de un gobernante, posiblemente el padre de Taj Chan Ahk, dado que la temática del Panel 2 es la entronización de este último.

Episodio 3:
El primer palacio de Taj Chan Ahk (757-767 DC)
La historia de Cancuen tomó un giro drástico con la entronización de Taj Chan Ahk en el año 757 DC, todavía bajo el auspicio del Gobernante 4 de Dos Pilas. Sin embargo, el rompimiento de la hegemonía regional de Dos Pilas en 761 DC hizo que el joven gobernante de Cancuen aprovechara su posición para controlar la región del Alto Pasión mediante estrategias políticas y comerciales muy exitosas. A partir del gobierno de Taj Chan Ahk, el palacio de Cancuen empezó a crecer a una escala sin precedentes, indicando que este programa arquitectónico formó parte de las estrategias políticas que hicieron de Cancuen uno de los reinos más importantes de la época. En términos de cronología, este momento también coincide con la entrada de la cerámica Gris Fino Chablekal, proveniente de la región noroccidental del Área Maya. En lo que a arquitectura respecta, el basamento de la acrópolis se elevó, llegando hasta a los 4 m de altura en algunos sectores. Aunque se han identificado pocos edificios nuevos para este episodio, el área que presenta mayor actividad constructiva es el Patio Norte Bajo. En el Corredor Sureste, la Estructura L7-17-Sub-1 se construyó sobre un basamento de 1.4 m de altura y la superestructura incluyó muros de mampostería de piedra caliza suave, que se elevaron por 1.6 m sobre la plataforma basal.

Episodio 4:
El complejo palaciego monumental
de Taj Chan Ahk (767-786 DC)
El gobernante Taj Chan Ahk consolidó su poder en la región del Bajo Pasión al conquistar Machaquila alrededor de 775 DC, así como la construcción del monumental complejo palaciego, posiblemente inaugurado en 767 DC según el texto del Panel 1. Esta es una fecha que marca una nueva tradición arquitectónica que incluyó el uso de lajas para la construcción de pisos de plaza; el uso de mampostería de piedra caliza canteada; bóvedas de arco falso; techos de lajas y vigas; y la incorporación de estuco modelado como elementos decorativos de muros y cornisas. Dado que en Cancuen no se han documentado antecedentes directos de estos elementos, la rápida construcción del nuevo palacio se explica de mejor forma por la presencia de arquitectos y artistas foráneos, posiblemente procedentes de la región del Río Usumacinta. Esta hipótesis se ve respaldada por la introducción de tipos cerámicos desde el Noroccidente de las Tierras Bajas, así como las técnicas y estilos de estuco modelado, también relacionados con la región de Palenque. No obstante, a pesar de estas correlaciones, no es posible explicar todavía cuáles fueron los mecanismos políticos que permitieron la llegada y presencia de estos especialistas.
En términos espaciales, el complejo palaciego de Taj Chan Ahk continúa con algunos patrones previos, como la centralidad de los patios Norte y Central; pero como conjunto arquitectónico constituye un nuevo diseño, conformado por 20 edificios nuevos y sus patios asociados. Por lo tanto se propone que el Episodio 4 fue el resultado de una planificación que respondió a la nueva realidad sociopolítica de Cancuen. Este diseño es el que define las tres secciones principales, siendo la oeste para actividades residenciales, la central para recibir visitantes importantes, y la sección este para actividades rituales y políticas de acceso menos restringido. En cuanto a accesos, contó con una entrada sur (Estructura L7-9) posiblemente relacionada al Puerto Sureste; una entrada este (Estructura L7-27) asociada con la Plaza Este y la Calzada que conectaba con el Puerto Este; un acceso norte directamente conectado con la Plaza Norte; y un posible acceso oeste asociado con las estructuras residenciales K7-1 y K7-2.

Entre los edificios más importantes de este episodio resalta la Estructura L7-1, la cual pudo funcionar como el Salón de Trono Principal. La Estructura L7-9 consistió de un edificio alargado de 40 m de largo por 8 m de alto, el cual fue ricamente decorado con frisos de estuco y 10 esculturas de jugadores de pelota. Su fachada sur incluyó una escalinata monumental que funcionó como el acceso sur de todo el complejo, por lo que la presencia de 18 cámaras interconectadas coloca este edificio como un típico palacio de paso (Fig.7). La fachada norte ve hacia el Patio Sur, donde la Escalinata Jeroglífica sirvió como acceso a la Estructura L7-8 y el Patio Central. La Estructura K7-33 se encuentra en el Patio Oeste, y junto a la Estructura L7-12 pudieron funcionar como la residencia del gobernante. Aunque no se cuenta con inscripciones o restos de actividad habitacional que puedan corroborar esta hipótesis, sus características espaciales sugieren un alto grado de privacidad y restricción, que es típico de las residencias reales claramente identificadas en las Tierras Bajas. Es posible que en este episodio solamente existiera la Estructura L7-12 y que la Estructura K7-33 fuera agregada como parte del Episodio 5.

Episodio 5:
Un complejo palaciego con muchas cámaras
(786-799 DC)
Durante la segunda mitad del reinado de Taj Chan Ahk la actividad constructiva disminuyó, aunque aumentaron las actividades de importación de materias primas de las Tierras Altas, así como la elaboración y redistribución de navajas de obsidiana, preformas de jade y otros artefactos. Esto le dio a Cancuen una naturaleza multiétnica, representada por la existencia de varios complejos cerámicos de las Tierras Altas y las Tierras Bajas. Al mismo tiempo, esta es la época en la cual se talló la mayoría de las inscripciones conocidas de Cancuen, empezando por la Escalinata Jeroglífica en 786 DC. También se construyen pequeños palacios asociados a áreas residenciales y de producción artesanal (estructuras M9-1, N11-1, K8-1 y K9-1), indicando así patrones de descentralización de poder. En cuanto al complejo palaciego, se caracteriza mayormente por la modificación de los accesos, fachadas, y elementos interiores de edificios anteriores, con la posible adición de 2 ó 3 edificios nuevos (K7-33, K7-35, L7-10). Por ejemplo, en la Estructura L7-9 se bloquearon por lo menos 8 accesos interiores y se agregaron 5 bancas elevadas, y se agregó un muro que la unió con la Estructura K7-36.

Episodio 6:
El palacio incompleto de Kan Ma’ax (799-800 DC)
Las últimas modificaciones en el palacio de Cancuen corresponden al corto reinado de Kan Ma’ax, hijo y sucesor de Taj Chan Ahk. Cuando Kan Ma’ax tomó el poder en 799 DC, había heredado un reino ya débil y al borde del colapso, lo cual se refleja en el fin del uso de mampostería de piedra caliza dura y las decoraciones en estuco. En su lugar, muchos edificios del episodio anterior fueron desmantelados y rellenados, posiblemente como ritos de terminación o preparación para la construcción de enormes plataformas de barro. Muros defensivos también fueron agregados en la sección oeste, posiblemente para defender los accesos a la residencia del gobernante. La Estructura L7-27 ejemplifica este tipo de plataformas tardías, aunque es posible que nunca se concluyó. Sus dimensiones sobrepasan las de todos los edificios anteriores, evidenciando así que la fuerza de trabajo todavía era significativa, pero sin arquitectos y artistas de alta calidad. La historia de Cancuen finalizó abruptamente en el año 800 DC, cuando la familia y la corte real fueron asesinadas. Sus cuerpos fueron depositados en las reservas de agua, incluyendo la piscina o cisterna ubicada en la entrada sur del palacio, donde se encontraron osamentas de 32 individuos. El gobernante Kan Ma’ax fue enterrado de forma rápida en la cima de la Estructura L7-27 (Entierro 77), a un lado de otra persona que pudo ser su esposa (Entierro 96).

Análisis espacial y funcional del palacio de Cancuen
Para entender la distribución de rasgos arquitectónicos dentro del complejo palaciego de Cancuen fue necesario llevar a cabo un análisis que fuera más allá de una simple tipología morfológica. Por lo tanto se aplicó un análisis contextual basado en conceptos estructurales, lo cual permitió definir relaciones espaciales entre patios, edificios, cámaras y otras zonas funcionales que corresponden al Episodio 4. Cada patio fue analizado de acuerdo a 15 variables: permanencia, escala, centralidad, singularidad, visibilidad, acceso, proxémica, privacidad, territorialidad, contexto arqueológico, modificaciones, función alusiva, función territorial y función estética. Como resultado, fue posible inferir la capacidad de cada patio, sus rutas de acceso y su carácter funcional de acuerdo al tipo de estructuras que lo conforman (Fig.8). En total, se calcula que el palacio cuenta con 8,710 m2 de áreas abiertas, lo cual pudo haber dado cabida a un máximo de 650 personas al mismo tiempo, si se toma en cuenta el espacio interno de las cámaras de los edificios. Sin embargo, es poco probable que el complejo haya sido ocupado en su totalidad, por lo que se estima un máximo de 250 personas para la Plaza Principal, 160 personas para la sección central y 120 personas para las secciones este y oeste (Fig.9). Asimismo, se ha realizado una caracterización de cada patio en cuanto a funciones residenciales, resultando en un máximo de 65 residentes permanentes y de 90 a 120 residentes temporales. En cuanto a análisis más específicos, se logró definir una ruta central para todo el complejo palaciego (Fig.10), así como la identificación de las estructuras periféricas que funcionaron como palacios de paso.

El palacio de Cancuen como estructura socio-espacial de poder
El sistema o estructura sociopolítica que existió en Cancuen durante la segunda parte del siglo VIII DC estuvo centrada en la figura del gobernante, quien portaba el título de K’uhul Ajaw, o Señor Sagrado. Dicha estructura permitió, organizó y coordinó el desarrollo de una práctica social oficializada entre los niveles más altos de la sociedad, los cuales validaron sus estatus a través de su constante reproducción en espacios construidos. Por lo tanto, el palacio de Cancuen fue la reproducción física de dicha estructura sociopolítica; una manifestación material del sistema social. Es lo que Bourdieu definió como un “campo sociocultural”, o lo que Giddens llamó un “escenario social”, donde las circunstancias materiales moldean las oportunidades de interacción y comportamiento. Entonces, si el palacio de Cancuen fue un “espacio de estructuración”, debe entonces ser entendido dentro de un enfoque jerárquico, donde las estructuras de alto nivel (protocolo de la élite) fueron las que jugaron un papel importante en conformar un orden social.

Sin embargo, el palacio de Cancuen no funcionó como una institución coactiva que restringió totalmente la interacción entre élites y no élites. Al contrario, propició una estructura social de naturaleza recíproca, basada en una interacción a diferentes niveles. Dentro de este contexto, el palacio institucionalizó y oficializó el comportamiento colectivo de la nobleza y su interacción con el resto de la población. Fue entonces el escenario principal para un protocolo de prácticas rutinarias llevadas a cabo y reconocidas por los miembros de la corte real, las élites secundarias e indirectamente, el resto de la población. Estas prácticas y patrones tomaron la forma de rituales y ceremonias púbicas, semi-públicas y privadas que prescribieron los papeles, comportamiento e interacción de los actores políticos internos y externos.

Arquitectura y orden político en las Tierras Baja Mayas al final del siglo VIII DC
La interpretación de la estructura sociopolítica representada por el palacio de Cancuen es una contribución importante para el estudio de la ideología estatal del periodo Clásico en las Tierras Bajas Mayas. Los cambios en tamaño, función y organización del palacio a mediados del siglo VIII DC reflejan los cambios en la naturaleza del poder político tanto de Cancuen como en el resto de las Tierras Bajas. Así como Taj Chan Ahk convirtió a Cancuen en una capital regional de gran importancia, otros centros contemporáneos que habían estado bajo el dominio de otras ciudades mayores también sufrieron procesos de independencia política.

Analizando las estrategias de Taj Chan Ahk en Cancuen, gran parte de su éxito se debió a la presencia de artistas, artesanos y otros grupos provenientes de varias regiones, incluyendo las Tierras Altas del Norte y la región del Río Usumacinta, así como nobles y linajes locales de menor rango. Por lo tanto, fue necesario desarrollar una nueva forma de estructura sociopolítica que permitiera incorporar a todos estos actores de una forma ordenada y jerárquica.

El palacio jugó un papel importante como instrumento de esta estrategia, ya que condicionó las relaciones sociopolíticas mediante el manejo del espacio construido. El complejo palaciego en su cuarto episodio comunicó una fuerte noción de separación y restricción física y visual, ya que se construyeron varios edificios de paso en su perímetro, que bloquearon el acceso hacia sus espacios internos. Sin embargo, la presencia de muchas cámaras que tienen acceso directo al exterior también funcionó como un método para hacer más partícipes a esos actores que no podían acceder a su interior. Se propone entonces que las modificaciones en el Episodio 5 del palacio tuvieron como objetivo principal crear más espacios para el uso de la creciente nobleza secundaria y por la necesidad de incorporar más actores que no formaban parte de la corte.

Este fenómeno identificado en Cancuen no es único, ya que es observable en muchos sitios contemporáneos con complejos palaciegos monumentales que incluyen galerías o audiencias con numerosos cuartos. Lo interesante es que la aparición de estos edificios se correlaciona con el debilitamiento de la autoridad centralizada y el incremento de la rivalidad y conflictos regionales, tal como se observa en los monumentos que retratan prisioneros de guerra y nobles secundarios, como el caso del Panel 3 y el Altar-Marcador 2 de Cancuen, ambos fechados para 795 DC. Por lo tanto, este patrón de segmentación puede ser la explicación para la aparición de estos edificios con muchas cámaras, las cuales pudieron usarse para la recolección de tributo u otras actividades que ahora involucraron a nobles de bajo rango. Un dato interesante del Episodio 5 del palacio de Cancuen es que la mayoría de remodelaciones se dio en los edificios periféricos, y no en las áreas internas, apoyando así la idea que los cambios arquitectónicos respondieron a la función que tuvieron los edificios de paso y no a los espacios propios de la corte. También la correlación del Episodio 5 con la proliferación de talleres en Cancuen sugiere que estos cambios estructurales se asocian con la emergencia de una economía mercantilista, la cual surge como parte de los procesos generales de descentralización y fragmentación política en las Tierras Bajas.

Desafortunadamente este proceso fue truncado en Cancuen con el asesinato de la corte y gran parte de la nobleza en el año 800 DC, así como el subsecuente abandono del sitio pocos años después. No obstante, estos cambios continuaron en otros sitios durante el Clásico Terminal, así como en las Tierras Bajas del Norte. Es importante entonces vincular el surgimiento de las Casas de Consejo o Popol Nah a partir de los grandes complejos palaciegos del Clásico Tardío. Para concluir, es importante reconocer que el mayor evento en la historia arquitectónica de Cancuen fue la construcción del complejo palaciego de Taj Chan Ahk en el año 767 DC, momento en que se institucionalizó un nuevo orden político y económico. La constante construcción y redefinición de los palacios indica que no formaron parte de un sistema rígido, sino una estructura dinámica que cambió a través del tiempo hasta el final de la Civilización Maya.

Referencias

Adams, Richard E.
1974 Trial estimation of Classic Maya palace populations at Uaxactun. En Mesoamerican archaeology: new approaches (editado por N. Hammond), pp. 285-296. University of Texas Press, Austin

Andrews, George
1975 Maya Cities: Placemaking and Urbanization. University of Oklahoma Press, Norman.
1989 Comalcalco, Tabasco, México. Labyrinthos, Culver City.

Arnauld, Marie Charlotte
2001 “Casa grande”: evolución de la arquitectura del poder del Clásico al Postclásico. En Reconstruyendo la ciudad maya: el urbanismo en las sociedades antiguas (editado por A. Ciudad Ruiz, M.J. Iglesias y Ma. del Carmen Martínez), pp. 363-401. SEEM Publicación No. 6. Sociedad Española de Estudios Mayas, Madrid.

Eisenstadt, Shmuel
1982 Symbolic Structures and Social Dynamics with special reference to studies of modernization. En Structural Sociology, (editado por I. Rossi), pp. 149-179. Columbia University Press, New York

Harrison, Peter y Wyllis Andrews
2004 Palaces of Tikal and Copan. En Palaces of the ancient new world, (editado por S. Evans y J. Pillsbury), pp. 113-147. Dumbarton Oaks, Washington, D.C.
Haugaard, Mark
1992 Structures, restructuration, and social power. Avebury, Aldershot.
Hermes, Bernard y Jaroslaw Zralka
2008 Síntesis de la Ocupación Prehispánica del Sitio Arqueológico Nakúm, Petén, Guatemala. Antropología e Historia de Guatemala 3 (7): 46-104
Kontopoulos, Kyriakos M.
1993 The logics of social structure. Cambridge University Press, Cambridge.

Locock, Martin
1994 Meaningful architecture: social interpretations of buildings. Avebury, Aldershot.

Moore, Jerry
2005 Architecture and Power in the Ancient Andes: The Archaeology of Public Buildings, New Studies in Archaeology. Cambridge University Press, Cambridge.

Muñoz, Gaspar
2010 Arquitectura de La Blanca. Proyecto La Blanca. http://www.uv.es/arsmaya/proyecto.html
Parker, John
2000 Structuration. Open University, Buckingham.
Preziosi, Donald
1979 Architecture, Language, and Meaning. Mouton Publishers, The Hague.

Runggaldier, Astrid
2009 Memory and Materiality in Monumental Architecture: Construction and Reuse of a Late Preclassic Maya Palace at San Bartolo, Guatemala. Tesis doctoral, Boston University.

Sanders, Donald
1990 Behavioral Conventions and Archaeology: Methods for the Analysis of Ancient Architecture. En Domestic Architecture and the Use of Space: An Interdisciplinary Cross-Cultural Study, (editado por S. Kent), pp. 43–72. Cambridge University Press, Cambridge.

Smith, Michael
1998 The study of social structure. Research Institute for the Study of Man, New York.
Yaeger, Jason
2010 Shifting Political Dynamics as Seen from the Xunantunich Palace. En Classic Maya Provincial Politics: Xunantunich and Its Hinterlands, (editado por L. LeCount y J. Yaeger), pp. 145-160. The University of Arizona Press, Tucson.

Fig.1: Cuadro comparativo del palacio de Cancuen y otros complejos palaciegos mayas
(Tomados de Andrews 1975, Andrews 1989, Yaeger 2010, Hermes y Zralka 2008, y Muñoz 2010).

Fig.2: Mapa del sitio de Cancuen y ubicación del palacio (Mapa por M. Wolf, modificado por T. Barrientos).

Fig.3: Plano del palacio de Cancuen, mostrando sus cuatro secciones principales, patios
y estructuras más importantes (Realizado por T. Barrientos y L. F. Luin).

Fig.4: Cronología de Cancuen, incluyendo los episodios constructivos del palacio.

Fig.5: Plano del palacio de Cancuen, mostrando la ubicación de estructuras correspondientes a sus seis
episodios constructivos (Realizado por T. Barrientos y L. F. Luin).

Fig.6: Perfil oeste del palacio de Cancuen, en su eje central, mostrando las subestructuras
L7-1-Sub-2 y L7-1-Sub-1 (Realizado por T. Barrientos y L. F. Luin).

Fig.7: Reconstrucción de la fachada sur de la Estructura L7-9 (Realizado por L. F. Luin).

Fig.8: Plano del palacio de Cancuen, mostrando la funcionalidad propuesta para cada uno de sus patios
(Realizado por T. Barrientos y L. F. Luin).

Fig.9: Plano del palacio de Cancuen, mostrando la capacidad calculada para cada uno de sus patios
(Realizado por T. Barrientos y L. F. Luin).

Fig.10: Plano del palacio de Cancuen, mostrando el análisis de accesos en su sección central
y la ruta propuesta (Realizado por T. Barrientos y L. F. Luin).