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058 La Zona Nuclear de las Cabezas de Jaguar: propuesta de jerarquía política a partir del uso de monumentos.
Federico Alejandro Paredes Umaña
XXVIII Simposio de Investigaciones
Arqueológicas en Guatemala
Museo Nacional de Arqueología y Etnología
14 al 18 de julio de 2014
Editores
Bárbara Arroyo
Luis Méndez Salinas
Lorena Paiz
Referencia:
Paredes Umaña, Federico Alejandro
2015 La Zona Nuclear de las Cabezas de Jaguar: propuesta de jerarquía política a partir del uso de monumentos. En XXVIII Simposio de Investigaciones Arqueológicas en Guatemala, 2014 (editado por B. Arroyo, L. Méndez Salinas y L. Paiz), pp. 719-730. Museo Nacional de Arqueología y Etnología, Guatemala.
La Zona Nuclear de las Cabezas de Jaguar: propuesta de jerarquía política a partir del uso de monumentos
Federico Alejandro Paredes Umaña
Palabras clave
Sureste de Mesoamérica, escultura monumental, Preclásico Tardío, Maya, Chalchuapa, Ataco.
Abstract
The jaguar head core zone in southeastern Mesoamerica is an original proposal to study local symbols and regional dynamics as complementary processes in the formation of complex societies in the Pacific region. This area is defined by the geographic distribution of the Jaguar Head monumental tradition, linked to carved stelae with calendarical notations, hieroglyphic writing and early representations of sacred kings. This paper proposes a model of political hierarchy for a region of 3000 km2, east of the Peace River, based on distribution of carved monuments and their use in Late Preclassic centers with public architecture.
Introducción
El estudio de la organización política en la zona Maya está teñido de variabilidad a partir de realidades cronológicas, geográficas y diferencias sociopolíticas, pero también a partir de una variabilidad en el análisis académico. Dicha variabilidad puede y debe ser acotada en términos útiles para estudios de carácter comparativo.
Los modelos aplicados para el Preclásico Tardío a las sociedades asentadas entre Soconusco Chiapas y el Occidente de El Salvador se polarizan entre el modelo del Estado Regional, o el modelo de ciudades-estado independientes, con marcado favor hacia este último.
Este trabajo presenta una propuesta de jerarquía de asentamientos para el occidente de El Salvador, basado en la distribución de monumentos tallados. La discusión se inscribe en las dinámicas locales y regionales derivadas del proceso de centralización del poder político en el sureste mesoamericano.
Abordaremos dichos procesos a partir del registro arqueológico, el cual nos muestra un grupo de comunidades con rasgos homólogos, que conjugan monumentos tallados en piedra con personajes reales, y monumentos tallados en bulto, usualmente menos estudiados.
Definición de la tradición escultórica Cabeza de jaguar
La tradición escultórica ha sido referida por viajeros y arqueólogos desde principios del Siglo XX; durante esta etapa se le bautizó con el nombre de cabezas de jaguar estilizado, o simplemente cabezas de jaguar (Spinden 1915, Richardson 1940, Lardé 1959). La usanza de identificar representaciones prehispánicas con felinos está ligada precisamente a la primera parte del Siglo XX; por lo tanto, el nombre de la tradición, no puede determinar su significado prehispánico.
En una primera etapa de las investigaciones, su vínculo con las culturas mesoamericanas fue explicado a partir de relaciones periféricas. Richardson (1940) incluso se refirió a nueve ejemplos oriundos del occidente de El Salvador como “escultura no-maya de América Central”. En las décadas siguientes, el Museo Nacional de El Salvador vio crecer su colección de Cabezas de jaguar a partir de hallazgos fortuitos (ver Fidias Jiménez 1952 y 1972). Los registros asentados en los diarios de campo de Stanley Boggs entre 1943-1947, también dan cuenta de la ubicuidad de estos monumentos en hallazgos arqueológicos de los departamentos de Sonsonate y Santa Ana, en el occidente de El Salvador. En las últimas décadas del Siglo XX, nuevos ejemplares fueron reportados mediante investigaciones arqueológicas en el área de Chalchuapa y en la cordillera de Apaneca, departamento de Ahuachapán (Sharer 1978; Demarest 1986).
La tradición escultórica Cabeza de Jaguar consiste de rostros tallados en bulto, que exhiben una cresta sagital, ojos enmarcados por volutas, narices zoomorfas fundidas con maxilares superiores en forma de “U” invertida y depresiones laterales inferiores, de donde emergen los dientes. No llevan colmillos, ni lenguas salientes (Fig.1). Las narices pueden variar entre chatas o prominentes. Sus dimensiones oscilan entre los 0.35 y los 0.90 m de altura, para un promedio de 0.60 m. Esta definición es válida para un corpus de 52 monumentos tallados en rocas de origen volcánico, distribuidos en los actuales territorios de Ahuachapán, Sonsonate y Santa Ana en el occidente de El Salvador. Este territorio ha sido denominado como la Zona Nuclear de las Cabezas de jaguar (Paredes Umaña 2012), y abarca una extensión de unos 3,000 km2 al este del río Paz (Fig.2). La Zona Nuclear de las Cabezas de Jaguar está inserta en la cadena montañosa del Pacífico y comprende planicies costeras, altiplanos (con máximas de 1,400 msnm), cuencas lacustres y valles, y describe a un grupo de sociedades que desarrollaron una comunidad de práctica, observable en la tradición escultórica Cabeza de Jaguar.
Las primeras apariciones en el registro arqueológico de monumentos de esta tradición anteceden la erupción de la caldera de Ilopango (Sharer 1978:67; 141 fig. 50d; 155-156), evento fechado para el 536 DC (Dull et al. 2010). Las investigaciones del Proyecto Arqueológico Ataco (2009-2011), dirigidas por el autor, indican su uso hacia el periodo Preclásico Tardío con intervalos calibrados entre 360 AC y 91 AC (2ð), aunque también existe evidencia de su veneración hacia el Postclásico Temprano, con intervalos calibrados entre 1,027 DC y 1,189 DC (2ð) (muestras de radiocarbono procesadas en laboratorios AMS, Arizona y calibradas mediante CALIB 6.0, curva de calibración IntCal13, 2 sigmas).
Símbolos locales y dinámicas regionales en el sureste de Mesoamérica durante el periodo Preclásico tardío
Los monumentos de la tradición escultórica Cabeza de Jaguar han sido documentados arqueológicamente en asociación con otros monumentos mejor conocidos del sureste mesoamericano, como las estelas talladas (Sharer 1978; Paredes Umaña 2012; Ito comunicación personal), los complejos estela lisa-altar (Ichikawa 2007) y los barrigones (Demarest 1986). Estas tradiciones se originan en el periodo Preclásico y están asociadas a la centralización del poder político en el sureste mesoamericano (Guernsey 2012).
La costa pacífica del sureste de Mesoamérica es el escenario donde se cristalizan los estados teocráticos del Preclásico Tardío, también referidos como estados arcaicos (ver Lumbreras 1972; Feinman y Marcus 1998). Este desarrollo regional es conocido como la Zona Maya del Sur (Love y Kaplan 2011), debido a su importancia en la implementación de sofisticadas tradiciones como la escritura jeroglífica, los sistemas calendáricos, y las instituciones de gobierno centralizado y jerárquico. Debido a ese carácter regional, los centros de población asentados desde Izapa en el actual Estado de Chiapas, México, hasta Chalchuapa en el actual territorio del occidente de El Salvador, han sido caracterizados como una «cultura de ciudades-estado» (Love 2011). Si bien el nombre de Zona Maya del Sur resulta insatisfactorio para referirse a todas las sociedades de esta región, al menos permite enfocar los desarrollos tempranos que permiten la consolidación del canon Maya de épocas posteriores, y abre paso a definir las contribuciones de esta región a dichos desarrollos.
Hacia el Preclásico Tardío, las dinámicas regionales involucran la consolidación de centros políticos en una zona amplia, asentados en los sitios de Izapa, El Jobo, Takalik Abaj, Chocolá, El Baúl/Bilbáo, Kaminaljuyu, El Portón, Chalchuapa y Ataco (Fig.3). Estos centros produjeron tradiciones escultóricas semejantes, lo cual refleja las estrategias regionales de legitimación del poder jerárquico y hereditario de la clase gobernante en su esfuerzo por cohesionar a los campesinos en torno de centro cívicos, cuya edificación requería trabajos coordinados.
El programa escultórico de los reyes en la Zona Nuclear de las Cabezas de Jaguar, se caracteriza por el despliegue de monumentos tallados en bulto que reproducen elementos ideológicos muy extendidos entre los agricultores mesoamericanos, como son el umbral tetrafoliado (Fig.4) del cual emerge un ser humano; la dualidad vida-muerte y la evocación de deidades de las nubes y la lluvia (ver Paredes Umaña y Salazar Lama en prensa). Estos monumentos fueron colocados en grupos de tres, en plazas con arquitectura pública, acompañando estelas talladas y otros monumentos en bulto de características antropomorfas y zoomorfas, por ejemplo en Tapalshucut, Izalco (ver Paredes Umaña 2012: 82-86). Otros ejemplos relevantes de su uso han sido reportados, tanto en Chalchuapa como en Ataco, donde existe evidencia de la asociación de un retrato del gobernante local, tallado en bajo relieve y acompañado en cada caso de tres monumentos de la tradición Cabeza de jaguar (Sharer 1978; Paredes Umaña 2012; Ito comunicación personal).
El Occidente de El Salvador cuenta con al menos dos representaciones de gobernantes del periodo Preclásico Tardío, estas son el Monumento 1 de Chalchuapa (El Trapiche), y el Monumento 1 de Ataco. El Monumento 1 de Chalchuapa (Fig.5) lleva ocho columnas de un texto jeroglífico inciso a columna simple, rodeando la figura de un personaje que va sentado y sostiene en su mano izquierda un objeto del que cae un líquido. La escena se puede interpretar como el retrato de un gobernante que sostiene una cabeza decapitada, representación recurrente en monumentos contemporáneos de Izapa, Chocolá y Kaminaljuyu, cuya finalidad es destacar la figura del gobernante. Por su parte, el fragmento de estela, conocido como Monumento 1 de Ataco (Paredes Umaña y Escamilla 2008; Paredes Umaña 2012), muestra la porción inferior de un personaje que va parado sobre un cartucho glífico (Figs.6 y 7). Las tobilleras del personaje van decoradas con tres cuentas circulares en cada pie. La escena ocurre sobre una banda con líneas diagonales que enmarcan el motivo con forma de “U”, que caracteriza este tipo de monumentos en Izapa, Takalik Abaj y Kaminaljuyu durante el Preclásico Tardío. Las volutas que acompañan este monumento son frecuentes en Izapa, Takalik Abaj, Chocolá, El Baúl, Kaminaljuyu y El Portón (Parsons 1989). A partir de su comparación con las tradiciones escultóricas de la región, el Monumento 1 de Ataco se puede interpretar como el retrato de un gobernante.
La Zona Nuclear de las Cabezas de jaguar y las fronteras de grupo
La distribución de la tradición escultórica abarca planicies costeras, la cordillera de Apaneca y el gran valle de Chalchuapa. Su límite hacia el norte puede establecerse al sur del departamento de Santa Ana; hacia el oeste con el curso del río Paz, que se origina en el departamento de Jutiapa, Guatemala; sus límites al este son aproximados y se pueden ubicar hacia el este del lago de Coatepeque. Su límite al sur es el océano Pacífico.
Una revisión de los resultados de investigaciones en Santa Rosa, Jutiapa y Jalapa en Guatemala (Shook 1965; Estrada Belli 1999; Ichon 1988; Wauchope y Bond 1989; Martínez Hidalgo 1994), territorios adyacentes, demuestra la poca importancia de estos monumentos al oeste del Río Paz. Dichas investigaciones no reportan evidencias de escultura cuyas características concuerden con los criterios definidos en este escrito para reconocer la tradición escultórica Cabeza de Jaguar.
Las implicaciones sociales de esta distribución son interesantes, puesto que el intercambio entre las sociedades del periodo Preclásico a través del Río Paz está registrado a partir del flujo de materias primas y mercancías terminadas. Los estudios cerámicos comparativos del periodo Preclásico entre el altiplano de Guatemala y el occidente de El Salvador marcan semejanzas en estilos regionales (Bishop, Demarest y Sharer 1989; Estrada Belli 1999); además conocemos del intercambio de tipos Rojo Fino que cruzan el Río Paz en ambas direcciones por la costa (Kosakowski et al. 1999). Esto supone que la comunicación y la interacción entre el altiplano central, la costa de Guatemala y el occidente de El Salvador fueron fluidas, y obedecieron tanto a ideas compartidas como a intercambios concretos de mercancías. Entonces, la restringida distribución de los monumentos de la tradición Cabeza de Jaguar no se debe a la falta de contactos con los asentamientos hacia el oeste, sino que supone una comunidad de práctica, a su vez estructuradora de relaciones políticas y económicas. Este hallazgo supone la necesidad de entender la compleja naturaleza de la relación entre cultura material y las fronteras de grupo.
La distribución de los monumentos de la tradición escultórica Cabeza de Jaguar, está asociada a por lo menos 20 sitios arqueológicos de diferentes escalas. Dichos centros con arquitectura pública comparten al menos un tipo homólogo de representación escultórica y están distribuidos en las siguientes zonas:
• Planicies costeras de Ahuachapán y Sonsonate (Ahuachapán incluye sitios alrededor o en la exhacienda Cara Sucia ―posiblemente también el sitio de Guayapa―, hacienda La Labor, hacienda San Francisco e isla El Cajete; Sonsonate incluye el grupo de estructuras de colonia Santa Marta en la ciudad de Sonsonate, la finca Cuyancúa en Izalco, Tapalshucut Norte en Izalco, posiblemente un componente temprano del sitio de Tacuscalco y los montículos de Nahulingo, donde se localizaron dos ejemplares de la tradición escultórica Cabeza de Jaguar junto a una columna basáltica).
• La Sierra de Apaneca con sus volcanes, cerros, lagunas y planicies elevadas (los centros identificados en esta zona son Santa Leticia y Ataco hacia el oeste y Las Cruces al este, en las alturas cercanas al volcán de Santa Ana).
• El valle de Chalchuapa y la cuenca del lago Coatepeque con sus costas lacustres (en Santa Ana se incluyen finca El Limón; finca Santa Teresa; el valle de Chalchuapa que comprende los conjuntos arquitectónicos de Casa Blanca, Tazumal y El Trapiche; un sitio reportado en las costas al suroeste del lago de Coatepeque y el sitio Los Cerritos, El Congo).
Monumentos tallados y jerarquía de asentamientos
La Zona Nuclear de las Cabezas de Jaguar posee una extensión de unos 3,000 km2, lo que la hace extensa para los dominios de un solo estado temprano del Preclásico Tardío en esta región del sureste mesoamericano (ver Tabla 1). Aunque Peter Mathews (1991) propuso que el control territorial de los glifos emblemas del Clásico Tardío en Tierras Bajas mayas habría sido de 2,500 km2, esta cifra es poco aceptada en la actualidad, debido a la cada vez más compleja información que tenemos sobre cómo funcionan los glifos emblema en relación a territorios no adyacentes, su cambio de localidad en el tiempo, y su relación con linajes y dinastías. Por su parte, Colin Renfrew propone que la extensión territorial de los estados tempranos (ESM) abarca unos 500 km2, y presenta un modelo de coexistencia de entidades políticas pares (ver Renfrew 1986). Este modelo parece más aplicable a las sociedades del Preclásico Tardío del sureste de Mesoamérica. En coincidencia con los planteamientos de Renfrew, la Zona Nuclear de las Cabezas de jaguar, podría haber desarrollado eventualmente una jerarquía interna de asentamientos, pero muy probablemente, esta se habría basado en una competencia entre estos por el control de los recursos y la hegemonía política.
La investigación arqueológica en el occidente de El Salvador, usualmente destaca a Chalchuapa como la única entidad política centralizada; sin embargo, si examinamos el tamaño de los asentamientos e influencia política, en comparación con los datos regionales, se podría proponer que la Zona Nuclear de las Cabezas de Jaguar habría desarrollado entre una y seis entidades políticas centralizadas.
La Tabla 1 resume algunos de los asentamientos más conocidos en el sureste de Mesoamérica y presenta la superficie construida de los sitios principales y su hegemonía política sobre asentamientos subsidiarios.
Con miras a refinar un modelo que refleje el tamaño del sitio y su influencia en la Zona Nuclear de las Cabeza de Jaguar, a continuación se presenta la Tabla 2, que muestra área construida (basada en mapeos y reconocimientos de superficie) y área de influencia hipotética (basa en un análisis de costo ponderado, considerando la distancia al vecino más cercano y una superficie de fricción basada en un modelo de elevación digital con resolución de 30 m por celda mediante sistemas de información geográfica).
La Tabla 2 presenta el tamaño hipotético de la influencia de la entidad política de Chalchuapa, la cual podría haber alcanzado unos 670 kilómetros cuadrados abarcando unidades más pequeñas tales como: La Labor, Santa Teresa, Las Cruces, El Congo y Siete Príncipes. Dicha zona de influencia es muy similar a las que se muestran en la Tabla 1, para sitios del periodo Preclásico Tardío considerados como entidades políticas centralizadas en el sureste de Mesoamérica. Si la Zona Nuclear de las Cabezas de jaguar abarca 3,000 km2 y Chalchuapa controlaba 670 km2, parece apropiado revisar la naturaleza de las relaciones políticas en dicha región.
Propuesta de jerarquía por tipo de monumentos esculpidos
De manera complementaria, la Zona Nuclear de las Cabezas de Jaguar puede ser analizada a través de la distribución de tradiciones de escultura monumental. La Tabla 3 propone una jerarquía de rangos con base en la evidencia disponible de monumentos en cada sitio. La Fig.8 combina rango con tres lugares centrales hipotéticos. Debido a la presencia de estelas talladas, Chalchuapa y Ataco son interpretadas como unidades de primer orden sociopolítico en la región y, por lo tanto, fueron seleccionadas como lugares centrales para el análisis. El tercer sitio seleccionado fue Tapalshucut Norte, de la región de Izalco. Aunque Tapalshucut no clasifica en el rango superior debido a que carece de estelas talladas, la frecuencia de los asentamientos con dos tradiciones diferentes de monumentos tallados entre las cuencas del río Grande de Sonsonate y Chiquihuat señala la posibilidad de que en su cercanía haya existido otro lugar central del periodo Preclásico Tardío aún no identificado.
La Tabla 3 es una propuesta de jerarquía de asentamientos, a partir de la variabilidad de monumentos tallados reportados para cada sitio. Chalchuapa y Ataco son dos de las nueve entidades políticas del sureste de Mesoamérica que desplegaron imágenes de gobernantes preclásicos a través de estelas talladas. Las imágenes que describen el retrato y la institución de los gobernantes parecen haber estado limitada a los asentamientos más importantes en una jerarquía de sitios. El rango de variación en el tamaño de los asentamientos y su corpus escultórico puede indicar diferentes niveles en una jerarquía local, pero también puede ser el producto de dinámicas sociales que son menos claras para el investigador.
Por ahora, un argumento razonable es que Chalchuapa y Ataco, siendo importantes asentamientos durante el periodo Preclásico Tardío, compartieron la misma necesidad de consolidar su hegemonía como centros rectores de un área determinada mediante la erección de monumentos públicos y, por lo tanto, utilizaron simbolismo de élite semejante, aunque no idéntico. Además, el patrón arqueológico señala que en ambos sitos, las Cabezas de Jaguar y las estelas talladas fueron usadas en conjunto.
Tanto en Ataco (Paredes Umaña 2012), como en Chalchuapa (Sharer 1978; Paredes Umaña 2012; Shibata et al. 2013; Ito comunicación personal); las estelas talladas fueron acompañadas por tres monumentos de la tradición Cabeza de Jaguar. Aquí argumentamos que esta asociación de monumentos fue desarrollada intencionalmente en el periodo Preclásico Tardío para transmitir un mensaje unificado que asociaba el poder del rey con conceptos sagrados para las sociedades de agricultores mesoamericanos, como la lluvia, las nubes, la dualidad vida-muerte, y el umbral o pórtico entre realidades, todos elementos sintetizados en la tradición escultórica de las Cabezas de Jaguar.
Recapitulando
La Zona Nuclear de las Cabezas de Jaguar es una nueva categoría de análisis en el sureste mesoamericano que permite estudiar símbolos locales y dinámicas regionales como procesos complementarios en la formación de sociedades complejas de la región del Pacífico del sureste mesoamericano. Dicha tradición, que consiste en rostros estilizados tallados en bulto a partir de roca basáltica, andesita o escoria volcánica, se distribuye en unos 3,000 km2 y comprende los actuales territorios de Ahuachapán, Sonsonate y Santa Ana en el occidente de El Salvador.
La evidencia presentada hasta aquí sirve de base para proponer un grupo de asentamientos con prácticas compartidas y desarrollos homólogos. Dichos desarrollos produjeron formas particulares de ideología y simbolismo, asociados a la estrategia regional de legitimación del poder político de las elites locales, que dirigen los centros urbanos distribuidos desde Izapa, en el actual Estado de Chiapas, México, hasta Chalchuapa, en el actual territorio de El Salvador, en el corazón de la Zona Nuclear de las Cabezas de jaguar hacia finales del periodo Preclásico Tardío.
La nueva evidencia arqueológica, así como la reconsideración de evidencias ya conocidas, refleja la asociación de estelas talladas con monumentos de la tradición escultórica Cabeza de Jaguar dentro de recintos con arquitectura pública.
Solo nueve centros con arquitectura pública entre Chiapas y el occidente de El Salvador poseen evidencia de estelas talladas, las cuales representan personajes de pie, frecuentemente ataviados con ropajes y parafernalia de un rico simbolismo compartido de manera regional; la escritura jeroglífica y las notaciones calendáricas forman parte del contenido básico de dicha tradición escultórica. Estos nueve centros son: Izapa, El Jobo, Takalik Abaj, Chocolá, El Baúl/Bilbáo, Kaminaljuyu, El Portón, Chalchuapa y Ataco.
Este trabajo presenta las semejanzas regionales que se derivan de las estrategias de legitimación de la autoridad durante la consolidación de los estados tempranos del sureste mesoamericano, así como las tácticas de diferenciación entre grupos humanos a partir de una interpretación de la distribución de monumentos tallados. Otra contribución de este escrito es señalar los desarrollos de sociedades complejas en zonas tradicionalmente consideradas como periféricas del mundo maya.
La discusión sobre la institución de los reyes sagrados en el área maya frecuentemente remite al periodo Clásico Tardío y se conoce bastante bien a partir de los registros epigráficos. Sin embargo, los especialistas de la región sureña ya han advertido que el Preclásico Tardío en la región del Pacífico debe entenderse como una muestra temprana de la sofisticación de los sistemas políticos mesoamericanos que definen el surgimiento de los estados arcaicos. El Monumento 1 de Chalchuapa lleva el signo Kin en su mejilla, un identificador de la deidad solar. Por lo tanto, hablar de reyes sagrados en el Preclásico parece no contradecir la evidencia arqueológica de los monumentos.
Referencias
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Fig.1: Atributos de la tradición escultórica Cabeza de Jaguar A) Voluta supra orbital estilizada que gira hacia adentro. Cavidad ocular rectangular (M6) B) Voluta que gira hacia adentro sobre cavidad ocular circular (M11) C) Voluta supra orbital que gira hacia afuera sobre cavidad ocular circular (M36) D) División axial de la boca, lado derecho presenta ornamentos dentales; lado izquierdo muestra volutas irregulares sobre un volumen indefinido (M41) E) Cresta sagital, volutas supra orbitales hacia adentro, ojo derecho con pupila, ojo izquierdo vaciado; nariz en forma de U invertida y símbolo trifoliado o pórtico de donde emerge una nariz humana; división axial en la boca; cavidades inferiores laterales (M47) F) Nariz en forma de U invertida, y símbolo trifoliar o pórtico; división axial en la boca (M4) G) Nariz en forma de U invertida y elemento trifoliado o pórtico sostenido lateralmente por bandas horizontales; cavidades laterales inferiores y dientes regulares que emergen desde dentro del pórtico (M40) H) Bandas laterales que jalan las comisuras para permitir que emerjan los atributos interiores, que incluyen un rostro humano (M12) I) Nariz en forma de U invertida y símbolo trifoliado o pórtico; cavidades laterales inferiores, bandas horizontales que estiran el elemento trifoliado, dientes regulares con ornamentos incisos (M11).
Fig.2:Mapa de ubicación general. La Zona Nuclear de las Cabezas de Jaguar en el Sureste de Mesoamérica.
Fig.3: Mapa del Sureste de Mesoamérica que muestra los centros políticos
más importantes del periodo Preclásico.
Fig.4: Símbolos locales y dinámicas regionales. La tradición escultórica Cabeza de Jaguar comparte el símbolo del umbral o pórtico entre diferentes realidades; en los ejemplos a) Monumento 9 de Chalcatzingo elemento cuatrifoliar como pórtico entre dos mundos b) Dos ejemplos de la tradición escultórica Cabeza de Jaguar
resaltando el elemento trifoliado c) Altar 48 de Tak’alik Ab’aj. Personaje que emerge del pórtico representado por un elemento trifoliado (Dibujos de D. Salazar).
Fig.5: Trinchera excavada en la fachada sur de la Estructura E3-1, El Trapiche, Chalchuapa. Hallazgo de Estela tallada (Mon 1 de Chalchuapa) y Cabeza de Jaguar (Mon 3 de Chalchuapa) en asociación durante
las excavaciones de Robert Sharer (1978) (Créditos de ilustración: dibujo de estratigrafía por Robert Sharer (1978), dibujo de Estela tallada por James Porter, cortesía del Museo universitario de Pennsylvania, dibujo
de cabeza de jaguar por D. Salazar, cortesía del Proyecto Arqueológico Cabezas de Jaguar).
Fig.6: Monumento 1 de Ataco Fragmento de estela tallada en sus cuatro lados que muestra en su panel
principal (A) los pies de un personaje parado sobre un cartucho glífico acompañado por volutas, en el estilo
de los gobernantes del sureste de Mesoamérica durante el período Preclásico Tardío. Este monumento fue
localizado en el depósito del Montículo 2 del grupo ataco Cementerio (Dibujo de D. Salazar,
cortesía del Proyecto Arqueológico Ataco 2009-2011).
Fig.7: Tres ejemplares de la tradición Cabeza de Jaguar procedentes del depósito del Montículo 2
del grupo Ataco Cementerio (Dibujos por D. Salazar).
Fig.8: Zona Nuclear de las cabezas de jaguar. Propuesta de jerarquía por tipo de monumentos esculpidos,
que combina rango (tabla 3) con tres lugares centrales hipotéticos. Chalchuapa y Ataco, por ser los únicos sitios
que reportan estelas talladas alcanzan el nivel superior en la jerarquía regional (rango 4).