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Martínez Hidalgo, Gustavo y Tania Cabrera
1999 Desarrollos locales de los sitios periféricos de Kaminaljuyu: Una perspectiva desde el sitio El Mulato. En XII Simposio de Investigaciones Arqueológicas en Guatemala, 1998 (editado por J.P. Laporte y H.L. Escobedo), pp.445-454. Museo Nacional de Arqueología y Etnología, Guatemala.
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DESARROLLOS LOCALES DE LOS SITIOS PERIFÉRICOS
DE KAMINALJUYU:
UNA PERSPECTIVA DESDE EL SITIO EL MULATO
Gustavo Martínez Hidalgo
Tania Cabrera
El presente artículo es producto del trabajo anual de investigación de la Coordinación de Prácticas de Campo de la Escuela de Historia, así como por investigación personal que los autores han tenido sobre esta temática específica.
El desarrollo cultural de un sitio o de varios sitios situados en una región ambiental definida, se puede entender como una relación recíproca entre el sitio mayor (en desarrollo socio-político, por ejemplo) y los sitios menores (bajo este dominio, por ejemplo). El valle de Guatemala, es uno de los lugares geográficos más densos en cuanto a ocupación prehispánica. En el mismo, se encuentra Kaminaljuyu, uno de los sitios de mayor tamaño y desarrollo cultural de Mesoamérica (Michels 1979a; 1979b; Martínez y Cabrera 1996).
A su vez, asociados y dispuestos sobre la configuración del valle, se encuentran unos 50 sitios periféricos reportados, que aparentemente son parte del dominio político de Kaminaljuyu (Shook 1952; Martínez y Cabrera 1997a).
Por muchos años, la investigación de Kaminaljuyu ha demostrado el alto desarrollo socio-político del sitio. Sin embargo, las innumerables excavaciones aún no han sido integradas y se puede ver muchas visiones del sitio disgregadas en cientos de publicaciones. Cada autor tiene su visión del sitio. El sitio aparece como si estuviera partido en cientos de pedazos, no importando las disciplinas que lo han investigado o los datos que se están usando. Kaminaljuyu es un enorme rompecabezas que amerita estudiarse buscando el último de los problemas que el sitio enfrenta luego de su virtual destrucción: la integración del mismo, de sus datos, de su historia (Martínez 1994a).
Por otra parte, los sitios periféricos por su tamaño han sido de poca investigación y la mayoría de los mismos se han perdido irremediablemente debido al crecimiento desordenado de la ciudad de Guatemala. Mucha de la información de los sitios se debe a E. Shook, que nos dejó amplia información de los mismos que debe ser extensiva a zonas que aún presenten rasgos dentro del casco urbano de la ciudad.
Este artículo es solamente un avance de este propósito, pero intenta discutir algunos aspectos importantes e interesantes de la relación entre Kaminaljuyu y sus sitios periféricos, desde una visión de un sitio periférico: El Mulato.
Como se ha podido observar y documentar, durante las investigaciones del sitio en el transcurso de los años, se han tenido varias perspectivas desde teóricas hasta retóricas. Sin examinar una en particular, se pueden plantear algunas preguntas claves:
– Es el sitio un desarrollo anterior de la gran civilización Maya, o sea un «eslabón» de los antecedentes históricos de las Tierras Bajas.
– Es el sitio producto de un desarrollo provocado por influencias externas al valle y por ende al sitio arqueológico.
– Es el sitio producto de un desarrollo regional del valle de Guatemala, entre las interacciones locales de los sitios ubicados dentro de esta porción geográfica.
Aunque no se pretende solucionar estas disyuntivas, podemos ver algunos aspectos del desarrollo local del sitio de Kaminaljuyu dentro del valle, sobre la base de una visión de sitio mayor y su periferia, sus interacciones y sus relaciones de acuerdo a datos obtenidos de ambas partes, pero fundamentalmente de los sitios periféricos, en especial el sitio El Mulato.
El sitio El Mulato se encuentra ubicado en la llamada «Ciudad Universitaria», dentro del campus central de la Universidad de San Carlos de Guatemala. Por muchos años se ha visto abandonado en su conservación e investigación, hasta los trabajos efectuados por arqueólogos y estudiantes de la Escuela de Historia en los años noventas. Es uno de los sitios periféricos más interesantes, fundamentalmente por su patrón de asentamiento, por sus fechamientos tan tempranos y porque aún se encuentra presente en el inventario arqueológico del valle de Guatemala (Martínez 1997a).
El Mulato está localizado en la zona constructiva de los edificios S-11, S-9, M-8, T-13, T-12 y M-7 (Figura 1). Denominado por E. Shook como El Mulato, se encuentra aproximadamente a unos 4 km al sur del sitio Kaminaljuyu. Las ruinas de este sitio fueron construidas de acuerdo a un patrón único en el Altiplano guatemalteco y de Mesoamérica en general.
Los antiguos constructores principiaron por excavar una plaza de forma octogonal cuyos bordes varían entre 0.50 m a 1.50 m bajo el nivel del terreno circundante, a causa de una ligera variación del terreno natural. La tierra que se extrajo se utilizó para construir un montículo único a lo largo de seis segmentos formando una plaza octogonal. Los otros dos lados restantes, que forman el cuadrante noroeste, se dejaron abiertos. Por consiguiente, el montículo es continuo y de una altura bastante pareja de 2.50 m a 3.50 m sobre la plaza hundida que se formó al extraer materiales constructivos para el montículo (Shook 1952; Martínez 1997a).
No se encontró piedra de mayores dimensiones en el sitio, pero trincheras y pozos hechos para aumentar la infraestructura de la ciudad universitaria, mostraron que la estructura tenía un revestimiento de barro cocido. Algunos fragmentos de barro, posiblemente endurecidos por fuego, presentaron huellas de poste que sugieren que la superestructura alargada sirvió de base a recintos construidos de materiales perecederos.
La cerámica y los artefactos no abundan en la superficie, aunque la zona del sitio está completamente llena de artefactos arqueológicos, desde fragmentos de cerámica, obsidiana, piedra volcánica, carbón, etc. Los tiestos cerámicos que se han fechado dan una temporalidad del Preclásico Medio y del Preclásico Tardío (Shook 1952).
Las excavaciones arqueológicas en el sitio El Mulato han sido de exploración, de salvamento y de rescate, especialmente en el centro del sitio. Las mismas fueron llevadas a cabo en Diciembre de 1996 y se extendieron a los meses de Octubre y Noviembre de 1997 (Martínez 1998a, 1998b).
El sitio ha sufrido una destrucción sistemática desde la construcción de la Universidad en los años cincuentas del presente siglo. Actualmente, queda muy poco del mismo, especialmente su zona central compuesta por la Plaza Hundida, algunas terrazas, algunos patios y montículos en pedazos fuera de la zona central del mismo (Martínez 1998b). Uno de estos montículos fuera del centro, se excavó durante la temporada de campo de 1996, debido a que estaba en una situación de emergencia. Los datos fueron presentados anteriormente, pero se quieren revisar en este artículo como base de la temática.
Figura 1 Plano de Universidad de San Carlos, mostrando área de reserva arqueológica
Las excavaciones mostraron una arquitectura definida y formal, con un desarrollo tecnológico complejo, muy similar a la vista en otros sitios periféricos y en el centro de Kaminaljuyu. Además se localizaron rasgos ocupacionales complejos correspondientes a etapas tempranas del sitio. Se localizaron y registraron tres ocupaciones distintas y definidas a rasgos específicos (Martínez y Cabrera 1997a).
En primer lugar, se localizó ocupación directamente sobre el barro natural correspondiente a la fase Las Charcas (800 a 600 AC). Esta se manifestó por medio de quemaderos aparentemente rituales, tallados en el barro natural, con restos de carbón y pequeñas piedras volcánicas. Asociados a los mismos, se localizaron navajas de obsidiana completas y fragmentadas. Esta ocupación no ha sido detectada en otras zonas del sitio y parece corresponder a esta parte del asentamiento. Adicional a esto, se localizó un agujero de poste, el cual indica la presencia de recintos perecederos en esta zona, asociada con los quemaderos rituales. En otra visión, estos quemaderos posiblemente se relacionan con el crecimiento constructivo de la estructura para el final de Las Charcas (Figura 2; Martínez y Cabrera 1997a). Es decir que había una ocupación temprana durante esta etapa temprana en la zona, posiblemente agricultores incipientes pero que reflejan un desarrollo local también incipiente.
Figura 2 Excavación en Montículo USAC
La segunda ocupación, se relaciona con arquitectura formal, compuesta de un piso de barro y arena compacto, el cual se adaptó a los desniveles del terreno debido a que el montículo se construyó sobre la parte más alta del terreno. Este piso denota que existían, conocimientos arquitectónicos y constructivos que permitieron dejar de vivir sobre el barro natural y empezar una sobrevivencia sobre pisos formales de tecnología compleja. Estos datos denotan que existió un desarrollo poblacional en el sitio periférico, posiblemente al aumentar la población al final de la fase Las Charcas. Sobre este piso se fundieron dos rellenos constructivos. El primero puede corresponder directamente con el piso y manifiesta el crecimiento constructivo y social de El Mulato.
El segundo relleno corresponde a la última ocupación del montículo, posiblemente cuando había cambiado de un patrón administrativo en el ámbito agrícola a un patrón funerario. La estructura aparentemente sobresalía sobre arquitectura perecedera, construida sobre el barro y cumplía tareas administrativas y políticas al no estar construida aún la Plaza Hundida. Con el enterramiento del Entierro 5, se constituyó en una estructura funeraria elite en el ámbito local. Es posible que la administración y política se centralizara en la Plaza Hundida, sin dejar la estructura de tener su rol administrativo-funerario, pero asociado ahora a una ocupación doméstica y posiblemente la continuación de tareas agrícolas en sus alrededores. Esto no se puede afirmar plenamente, ya que la zona está sujeta a continuas siembras con tractor. Sin embargo, la utilización actual de la zona para cultivos y la configuración del terreno en pequeñas terrazas que descienden hacia el sur demuestran esta posibilidad (Figura 3; Martínez y Cabrera 1997a).
El Entierro 5, fechado para la parte final de la fase Las Charcas, es un entierro elite y presentó un esqueleto completo en regular estado de conservación, en posición de decúbito ventral con la cara hacia el suelo. Presentó una ofrenda de 10 vasijas, cinco localizadas alrededor de su cabeza y cinco alineadas paralelamente con su pie derecho. Las piezas están siendo sujetas a análisis final, pero preliminarmente los materiales se asocian a los grupos cerámicos Chachaya Rojo Pálido, Pilar Rojo sobre Ante no pulido, Terrenos Café Gris, Negro Pulido y Engobe Gris, pertenecientes a la fase Las Charcas (Velásquez y Hermes 1992; Martínez 1998c). El Entierro 5 representa el poder local en el sitio centralizando las actividades del mismo. Esto refleja un desarrollo local independiente de las influencias del sitio mayor o posiblemente relacionado con la política del mismo.
Esto planteaba la posibilidad de investigar en el centro del sitio, específicamente en la Plaza Hundida, sometida a fuerte impacto urbano de la universidad nacional. Las investigaciones se llevaron a cabo en 1997 y se fundamentaron en hacer un levantamiento de la plaza y sus alrededores, registrar trincheras y pozos efectuados por trabajadores de la universidad para implementar algunos servicios e infraestructura como agua, luz, drenajes, etc (Martínez 1998a).
Las observaciones sobre estos trabajos mostraron que la mayoría de la zona central del sitio estaba destruida o enterrada sobre capas de ripio producto de las actividad constructiva de las Facultades de Economía y Derecho. A su vez, los edificios modernos se construyeron sobre los patios prehispánicos adyacentes a la Plaza Hundida y sobre terrazas y zonas de actividad doméstica del sitio.
Una perforación realizada directamente sobre el edificio octogonal, demostró que la Plaza Hundida tiene dos momentos constructivos (Figura 4). El primero está relacionado directamente con el relleno de barro natural que sustenta el edificio. Está compuesto de barro y arena, con materiales arqueológicos recuperados de sus perfiles que lo fechan para el Preclásico Tardío (400 a 300 AC aproximadamente). Sobre este relleno se colocó otra capa compuesta de barro, arena y talpetate, que termina de conformar las ocupaciones del edificio. Esta última capa fue cubierta por dos pisos de barro quemado, muy duro, demostrando conocimientos tecnológicos sofisticados de quemar materiales para alcanzar compactación y dureza. Ambos rellenos aparecen en toda la estructura (en sus seis lados), sugiriendo que la plaza tuvo su forma octogonal desde sus inicios constructivos sobre el barro natural.
Excavaciones en el centro de la Plaza Hundida, no localizaron piso alguno, notándose solamente que la zona fue excavada y luego nivelada para extraer los materiales del suelo y convertirlos en rellenos constructivos. Del último relleno se recobraron materiales fechados para el Preclásico Tardío (aproximadamente 300 a 100 AC). No se localizaron materiales más tempranos en la plaza sugiriendo que la ocupación de la zona comenzó cerca de los campos agrícolas bajo la estructura funeraria y, al llegar ésta a su última ocupación, comienza el funcionamiento de la Plaza Hundida. La estructura funeraria presenta una ocupación tardía, compuesta por una pared de bloques de talpetate y huellas de bajareque. Lo anterior propone que el sitio periférico alcanzó un poder local fuerte y centralizado, el cual propuso dentro de sus lineamientos, una plaza formal con edificios perecederos sobre una estructura octogonal. Relacionando ambos datos, vemos que el Entierro 5 de la estructura funeraria, sugiere un desarrollo del poder local para el Preclásico Medio y la Plaza Hundida estima un seguimiento de ese poder hacia una centralización mayor durante la fase Arenal en el sitio.
El registro de pozos en áreas verdes de los edificios modernos contiguos a la Plaza Hundida, mostró una gran cantidad de ripio especialmente de materiales constructivos modernos como ladrillos, cal, block, cemento, arena, pómez, etc. Sin embargo, bajo estos rellenos se localizaron dos rasgos importantes que se quieren mencionar en este artículo.
El primero está compuesto de un piso de arena compacto, de similar composición que el localizado en el montículo funerario. Su fechamiento corresponde al Preclásico Medio, similarmente al anterior. Este piso no se localizó dentro de la Plaza Hundida y demuestra que la misma es una construcción posterior al piso, cuando empieza la arquitectura mayor durante el Preclásico Tardío. Sin embargo, el piso se asocia a un patio contiguo que desciende hacia el oeste, donde actualmente se localizan los estacionamientos de la Facultad de Economía (Figura 5; Martínez 1998a).
Figura 3 Entierros en el Montículo USAC
Figura 4 Montículo Este, El Mulato
Figura 5 Corte, El Mulato
El otro rasgo lo compone un depósito tronco-cónico tallado en el barro natural y dentro del talpetate natural. Asociados a cuestiones rituales y de almacenamiento, el depósito no presentó materiales de relevancia, simplemente fragmentos de tiestos, obsidiana, lítica y carbón. Se le rellenó con varias capas de barro y arena-talpetate, pero su función por el momento es la ya descrita. Los materiales están fechados para el Preclásico Medio al igual que la ocupación ocurrida en el barro natural bajo la estructura funeraria. Esto sugiere una gran ocupación de la zona durante el Preclásico Medio desde un asentamiento disperso y poco formal, hasta arquitectura pública de mayor tamaño y función social.
En otros sectores fuera de la Plaza Hundida, se han detectado materiales de fase Arenal, posiblemente relacionados con aspectos domésticos y de habitación, como se sugiere en las cercanías del montículo funerario. Sin embargo, las remodelaciones continuas y el crecimiento urbano de la Ciudad Universitaria, ha puesto en peligro los últimos remanentes del sitio y ha destruido mucha de la ocupación de menor escala en la zona de El Mulato.
Con estos datos, podemos hacer un esquema estructurando la relación que presenta este sitio periférico con respecto al sitio mayor del valle Kaminaljuyu y otros asentamientos similares (Figura 6). Podemos ver que existe una relación directa entre los sitios periféricos y el sitio mayor. Esta relación es recíproca y se da en ambas direcciones. A veces el sitio periférico dio elementos de desarrollo al sitio mayor o el mayor al menor. E. Shook mencionó que los sitios periféricos estaban relacionados con varias actividades ligadas a un cierto control de un recurso natural o simplemente realizando trabajos agrícolas. Es decir que sitios como El Mulato, pudieron ser sitios de una producción agrícola, la cual absorbía directamente el sitio mayor para su manutención al tener alta densidad de población que alimentar. Esto le planteaba al sitio rector la necesidad de crear una forma de llevar el producto al centro, es decir una solución administrativa a un problema económico. Es en esta relación donde el sitio periférico y el sitio mayor muestran una relación directa que desarrolló culturalmente ambos extremos del esquema.
La relación indirecta se da de uno de los extremos al otro, ya sea del centro mayor al menor o viceversa. En este caso, el poder centralizado en el sitio mayor se impone al sitio menor, que debe reflejar y difundir el poder central y así expandir el rango de gobierno del centro hacia la periferia. Al contrario, el poder local, a pesar de cierta autonomía, le da al poder central la capacidad de mantenerse unido y concentrado, debido al dominio que ejercía sobre los sitios periféricos y por la necesidad que tiene el gobierno central de contar con gobiernos locales que lo apoyen y lo nutran para sus distintas necesidades. En ambos casos se plantean necesidades socio-políticas y económicas tanto del sitio periférico como del sitio mayor, en ambos casos de forma indirecta y autónoma sin dejar de relacionarse e integrarse.
Figura 6 Desarrollo local
Por otra parte, existe un área de influencia entre los sitios periféricos y el sitio mayor; pero esta área es particular para cada sitio, si tomamos en cuenta que cada uno tenía una especialización o una cierta actividad propia que lo relaciona con el centro mayor por su especificidad. No es lo mismo el problema que plantea un sitio ligado a un recurso como la obsidiana, que un sitio que sea administrativo, de control o netamente agrícola (Martínez 1998a).
El esquema propone que Kaminaljuyu tuvo un desarrollo local dentro del valle de Guatemala de forma independiente a las presiones o influencias foráneas durante el Preclásico Medio y Tardío. Es decir que la problemática de desarrollo en sitios prehispánicos es compleja y se deben ver factores locales en el ámbito regional y factores locales en el ámbito de cada sitio menor, así como factores externos e influencias de otras áreas culturales en sus diferentes periodos de ocupación. Estos últimos no se revisaron en este artículo, pero la literatura arqueológica puede proporcionar mayor amplitud a esta temática, debido a que está desarrollado más académicamente, especialmente en periodos tardíos de ocupación del valle de Guatemala.
Finalmente, se quieren hacer propuestas de mantenimiento y conservación del sitio El Mulato debido a su importancia como patrimonio cultural, universitario y nacional. La Coordinación de Prácticas ha planteado un programa de investigación y conservación a las autoridades de la USAC, para que el sitio sea incluido dentro del programa de áreas verdes del campus. Esto propiciaría una función ecológica, social y cultural para este tipo de vestigios arqueológicos. Se ha realizado un análisis arqueológico y ambiental de la zona y es necesario conservar las áreas verdes y culturales ante el crecimiento desmedido del campus universitario.
Se ha planteado lo siguiente:
1. Falta de protección hacia áreas arqueológicas.
2. Falta de conservación y mantenimiento del sitio El Mulato.
3. Falta de una política universitaria hacia sus bienes culturales y áreas verdes con potencial arqueológico.
4. Mal manejo de áreas verdes y arqueológicas por su olvido, dando lugar a la concentración de desechos sólidos, agua estancada y contaminación visual. Dentro de los desechos sólidos destaca la contaminación del suelo por compuestos químicos y hospitalarios, así como heces fecales y cadáveres de animales producto de necropsias en la zona.
5. Se ha utilizado la zona para agricultura, utilizando agroquímicos y biocida que han infectado el suelo y contaminado el ambiente de la zona.
6. Finalmente, existe un fuerte impacto urbano sobre el sitio y una falta de mantenimiento de la zona que propicia su destrucción.
Se ha planteado ante las autoridades que se proteja la zona arqueológica El Mulato, con una política de conservación y mantenimiento de los elementos ecológicos y culturales que conforman el paisaje arqueológico y urbano de esta zona del campus universitario. Esto es tarea futura de los arqueólogos de la Escuela de Historia en la búsqueda de salvar el patrimonio cultural de la universidad y del país.
REFERENCIAS
Martínez Hidalgo, Gustavo
1994 Kaminaljuyu: el Montículo A-IV-2 como un contexto histórico. Tesis de Licenciatura, Área de Arqueología, Escuela de Historia, Universidad de San Carlos de Guatemala, Guatemala.
1997 Informe Final del Proyecto PROCEDAEH, Temporada 1996. Archivo de la Escuela de Historia, Universidad de San Carlos de Guatemala, Guatemala.
1998a Informe Final de Campo Temporada 1997: Extensión PROCEDAEH. Archivo de la Escuela de Historia, Universidad de San Carlos de Guatemala, Guatemala.
1998b Informe Final de Campo Temporada 1997: Extensión La Culebra-Pinula. Archivo de la Escuela de Historia, Universidad de San Carlos de Guatemala, Guatemala.
1998c Informe Preliminar de los Materiales Arqueológicos del Proyecto PROCEDAEH. Archivo de la Escuela de Historia, Universidad de San Carlos de Guatemala, Guatemala.
Martínez Hidalgo, Gustavo y Tania Cabrera
1996 Algunos aspectos generales sobre Kaminaljuyu y sus sitios periféricos. Estudios 3-96:33-52. Instituto de Investigaciones de la Escuela de Historia, Universidad de San Carlos de Guatemala.
1997 Excavaciones en el Montículo de la USAC. Estudios 1-97:38-53. Instituto de Investigaciones de la Escuela de Historia, Universidad de San Carlos de Guatemala.
Michels, Joseph W.
1979a A History of Settlement at Kaminaljuyu. En Settlement Pattern Excavation at Guatemala (editado por J.W. Michels). Pennsylvania State University Press, University Park.
1979b (ed) Settlement Pattern Excavation at Guatemala. Pennsylvania State University Press, University Park.
Shook, Edwin M.
1952 Lugares arqueológicos del Altiplano Meridional Central de Guatemala. Antropología e Historia de Guatemala 4 (2):3-40.
Velásquez, Juan Luis y Bernard Hermes
1992 Esquema tipológico y descripción de los complejos cerámicos Las Charcas y Providencia. En Informe Arqueológico del Trabajo de Campo y Gabinete del Grupo A-IV-1 de Kaminaljuyu, Guatemala, Vol.2 (editado por J.L. Velásquez.). Informe final entregado al DEMOPRE, Instituto de Antropología e Historia, Guatemala.