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El papel de Teotihuacan en la formación de una capital regional maya: el caso de Naachtun, Petén
Naachtun se localiza en el extremo norte de Petén a unos 15 km al noreste de la región de Mirador. Consiste en un área monumental de aproximadamente 50 has compuesta por tres grupos principales, A, B y C, establecidos sobre dos elevaciones naturales separadas por un sector de drenaje S-N. Este canal de drenaje, en parte natural, en parte arreglado por los mayas (Castanet y Purdue 2014) desemboca al norte en un gran cival, “El Infierno”, el cual se desarrolla al norte del sitio de sur a norte. Dicho cival mide aproximadamente 10 km de largo por unos 4-5 km de ancho y parece conectarse al norte con el gran bajo “Laberinto” de Calakmul. Alrededor del núcleo monumental, se extiende una zona residencial de unos 150 has en la que se concentra gran parte de la población (Lemonnier et al. 2014; Lemonnier, Hiquet y Cotom en prep.). Esta zona habitacional está delimitada al sur por un bajo de poca profundidad y se prolonga hacia el noreste y noroeste del sitio orillando el gran cival.
La fundación del sitio
La primera ocupación en el sitio parece intervenir después del episodio de colapso de El Mirador y sus sitios afiliados, fechado alrededor de 150 DC (Hansen 1990; Hansen, Howell y Guenter 2008). Esta ocupación inicia posiblemente al final del Preclásico Tardío, o, mejor dicho, al principio del Clásico Temprano. Si podemos afirmar que existió una ocupación preclásica en Naachtun, ésta fue seguramente leve y ha sido detectada principalmente a través de la presencia de tipos cerámicos diagnósticos de este periodo, los cuales fueron encontrados en algunos rellenos, mezclados con materiales más tardíos. A la fecha hemos hallado un solo contexto primario y sellado con material exclusivamente de este periodo. Sin embargo, los tiestos recolectados del Preclásico Tardío indican cierta conexión con la región de Mirador con la que comparte muchos de sus tipos. Naachtun en sus comienzos se inscribe entonces plenamente dentro de una tradición común con aquel lugar, y es posible pensar que los primeros pobladores del sitio, o al menos una parte de ellos, vinieron de esta región vecina cuando decayó.
Es, pues, importante interrogarse sobre la relación o filiación que Naachtun pudo haber tenido con Mirador, alejado de sólo 20 km. Existen de hecho algunos indicios en la configuración y la localización del sitio que recuerdan el patrón de asentamiento de dicho centro. Por una parte, la planificación inicial de la ciudad parece retomar el patrón de los sitios preclásicos, es decir la presencia de un eje principal E-O y la conexión de sus dos principales grupos (A y C) por medio de una calzada. Sin embargo, sabemos ahora que esta planificación y el desarrollo monumental de Naachtun se produjeron más tarde, en el Clásico Temprano, en la segunda mitad del siglo IV o al inicio del siglo V. El lapso de tiempo no desdeñable entre la caída de Mirador alrededor de 150 DC, por un lado, y el desarrollo de Naachtun en el siglo IV y V, por el otro, plantea preguntas al momento de relacionar ambos fenómenos. Por otra parte, la localización del sitio a orillas de un gran bajo evoca el patrón de Mirador, pero aquí también uno se puede preguntar sobre una práctica cultural característica de una población en particular o sobre un fenómeno de adaptación humana a un contexto geomorfológico-hidrográfico local, que Naachtun comparte con la región de Mirador. Un dato tal vez más pertinente podría ser la permanencia en Naachtun, durante el Clásico Temprano, de tradiciones agrícolas típicas de los centros preclásicos, en particular el aporte de tierras negras fértiles, ricas en materias orgánicas y procedentes de la capa superficial de los bajos y civales (Hansen et al. 2002; Brenner et al. 2002; Abrams y Rue 1988). Esta práctica ha sido identificada en diversos sectores de Naachtun (Nondédéo et al. 2011), en especial debajo de los patios del Grupo B (Complejo Oeste) donde varios horizontes probablemente cultivados han sido localizados bajo la forma de espesos depósitos de tierra negra (Castanet y Purdue 2014).
A la fecha, la primera ocupación formalmente documentada en Naachtun, testimonio posible de la fundación del sitio, se remonta al inicio del Clásico Temprano, en la fase Balam I (150-350 DC): son pisos estucados construidos en el Grupo C en particular, y que recubren rellenos con materiales de este periodo. Así pues, el piso (estucado) inferior que pasa por debajo del Complejo Tríadico (estructura I del Grupo C) fue acomodado durante la fase Balam I y parece haber precedido la construcción del Complejo mencionado (Nondédéo et al. en prensa). El material (muy erosionado y no lo suficientemente diagnóstico) no permite por el momento fechar de esta fase temprana el primer piso de la plaza que se extiende al norte de este edificio I. Sabemos, en cambio, que existen varias ocupaciones de esta fase en la zona habitacional, al sur, ya que al menos ocho unidades fueron ocupadas en Balam I. Detectamos también varios niveles de tierras arcillosas en el Grupo A que contienen tiestos exclusivamente Balam I: entre otros debajo de la calzada que une los Grupos A y C. En esta fase, Naachtun aparece como un asentamiento menor, de tamaño bastante modesto, con viviendas sobre todo hechas con materiales perecederos.
Lo interesante para esta fase temprana es que estas primeras huellas de ocupación de Balam I muestran una dicotomía clara en cuanto a tipos de material y contextos en los que se presentan. El material de tradición cerosa, de filiación miradoreña, se encuentra en los niveles arcillosos, posteriormente recubiertos por arquitectura, mientras que el material de tradición lustrosa, que aparece en aquel entonces por primera vez en el sitio, se relaciona más bien con el sur de Campeche, el norte de Belice y el centro de Petén (Patiño 2013, 124-125, 152-164; 2015a:17-18). Estos nuevos materiales lustrosos que muestran innovaciones técnicas en formas y decoraciones se relacionan con las primeras construcciones en piedra en el sitio, y en particular con los primeros pisos estucados que recubren rellenos constructivos de piedras y sascab (Patiño 2015b; Nondédéo et al. en prensa). Esta diferencia marcada, tanto en las tradiciones cerámicas (la cerosa vs. la lustrosa), como en los contextos de procedencia (rellenos de arcilla vs. rellenos de piedra), podría indicar tal vez la presencia de dos grupos humanos distintos en el sitio, uno “local” de tradición miradoreña, el otro exógeno (¿?) que habría introducido nuevos conceptos e innovaciones técnicas. Otra interpretación sería que esta aparente oposición en las prácticas y las tradiciones representaría en realidad el paso paulatino de una tradición a otra, y la entrada en el Clásico Temprano.
Auge en el Clásico Temprano
Sea como fuera, el verdadero desarrollo de Naachtun tuvo lugar solamente durante la fase Balam II (350-500/550 DC). Fue precisamente en esa fase cuando el sitio cambió de magnitud y se puso en marcha su planificación urbana, la cual determinó la posición, composición y función de los dos grupos principales de aquel momento: el A y el C. Esta estructuración espacial de la ciudad se produce en un momento temporalmente distante de la caída de Mirador (al menos dos siglos, tal vez más), y se acompaña sin duda alguna de la instalación y la absorción de nuevas poblaciones, originarias o no de la región de Mirador. Es por el momento difícil rastrear esta población dado el lapso importante entre ambos fenómenos (colapso e instalación). La fase Balam II corresponde al auge monumental de la ciudad con una modificación profunda de la topografía natural para crear plazas, terrazas, plataformas y conjuntos públicos y privados. Estas modificaciones drásticas del sitio se acompañan necesariamente de un crecimiento poblacional sustancial permitiendo el empleo de una mano de obra numerosa para las nuevas construcciones.
En relación a Balam I, el sitio conoce en Balam II un importante crecimiento demográfico que se traduce por la construcción y ocupación de numerosas unidades habitacionales, 23 a la fecha (o sea el 50% de las unidades sondeadas) las cuales muestran ocupaciones largas y numerosas etapas constructivas dentro de esta fase Balam II. Aunque algunos sectores del Grupo B evidencian ocupaciones fuertes en Balam I, II y III, la ocupación Balam II se concentra sobre todo en el sector oeste de la zona habitacional, con una preferencia hacia las orillas del bajo sur.
En el epicentro de Naachtun, esta fase Balam II corresponde al momento en que se edifica toda una serie de edificios y complejos mayores en la ciudad, los cuales van a cambiar radicalmente la fisionomía del sitio: es en particular el caso del Complejo Tríadico, construido verosímilmente en una sola etapa para sus tres templos principales, y sus plazas contiguas, así como las primeras plataformas y estructuras-sub de la Acrópolis funeraria V. Es el momento también en que se construye una primera versión de la calzada que une los Grupos A y C, junto con la pirámide La Perdida, ubicada a poca distancia de la primera y que alcanza 12 m de alto por una base de aproximadamente de 45 m. El caso de esta pirámide es llamativo ya que fue edificada en una sola etapa durante esta fase Balam II y abandonada en el transcurso de la misma (Michelet 2015.). Este dato, y otros más, revelan que los dos siglos que corresponden a la fase Balam II recubren seguramente realidades contrastadas según los momentos, y sólo un refinamiento cerámico nos permitirá entender mejor el proceso de desarrollo político-constructivo de la ciudad.
En todo caso, el corazón político de la ciudad durante la fase Balam I y las primeras décadas de la fase de Balam II fue sin lugar a dudas el Grupo C donde se erigen, al lado de las construcciones monumentales, numerosas estelas, las más tempranas del sitio, remontando algunas tal vez a los primeros momentos de su ocupación. Con los avances de 2013-2014 en la documentación y el registro de las inscripciones en el sitio (Cases y Lacadena 2014, 2015; Nondédéo et al. en prensa), se ve ahora a Naachtun como un sitio bastante precoz en la dedicación de monumentos: en efecto, en el sitio mismo y su territorio cercano inmediato contabilizamos por el momento al menos tres estelas del Ciclo 8 (estelas 23, 24, y 1 de El Juilín).
El desarrollo del sitio experimentó una aceleración muy fuerte al inicio mismo de la fase Balam II, hacia 350-360 DC, en relación tal vez con la instalación de una dinastía real en el sitio en la primera mitad del siglo IV y/o con las primeras manifestaciones de una realeza dinámica y ambiciosa. Los datos recuperados en las estelas 23 y 24 (ambas ubicadas en el Grupo C), mediante estereofotonía y fotocomposición, muestran que Naachtun fue la cabecera del reino Murciélago desde al menos 8.16.4.10.1 6 Imix 4 Sek, o sea desde 361 DC, tal como lo indica el título del gobernante local, presente en la Estela 23, quien se designa como Suutz’ ajaw ‘señor de Murciélago’. Pocos años después, hacia finales del Ciclo 8, en el último cuarto del siglo IV DC o principios del siglo V DC, la Estela 24 menciona a otro gobernante de Naachtun, con el nombre de ?-b’u-JOL o ?-mu-JOL, quien se designa ahora como k’uh[ul] Suutz’ ajaw ‘sagrado señor de Murciélago’. Estas dos referencias son claramente locales y confirman que Naachtun desde los orígenes de su dinastía era la sede del reino de Murciélago (Cases & Lacadena 2015). Sabemos que este reino fue una entidad política muy importante en el norte de Petén durante todo el periodo Clásico (Grube 2005; Martin 2005). Referencias a Murciélago aparecen al menos en Calakmul, Oxpemul, Uxul y posiblemente El Perú-Waka, y eso en distintas épocas. Durante el Clásico Temprano está claro que Naachtun-Murciélago cobró un papel políticamente preeminente en la zona, siendo reconocido por señores vecinos como los de Calakmul, antes de la llegada de la dinastía Kanu’l a ese lugar en la primera mitad del siglo VII DC (Martin 2005; Valencia y Esparza 2014). Es posible también que la presencia de varias estelas tempranas tanto en el extremo norte de Petén como en el sur de Campeche –(como Balakbal, Candzibaantun o Champerico (Sprajc 2008; Grube 2008)– tenga algo que ver con una hegemonía regional de Murciélago, favoreciendo la emergencia de dinastías locales o sometiendo las existentes. Un trabajo de revisión sistemática de la información epigráfica al respecto, seguramente proporcionará más datos acerca del papel regional que tuvo Naachtun al inicio del siglo V.
Por su parte, los datos epigráficos presentes en la Estela 24 empiezan a esclarecer el importante papel político desempeñado por Naachtun en la historia de las Tierras Bajas Mayas centrales, en particular mediante referencias a su participación en la famosa “entrada” de Tikal en 378 DC (Stuart 2000; Martin y Grube 2000). En esta estela, se alude a acontecimientos, desafortunadamente perdidos, ocurridos los días [9 Ok] y 10 Chuen, o sea los dos días que precedieron la “entrada” del día [11] Eb’. En el contexto de estas referencias, el texto identifica al gobernante local de Naachtun como uyajawte’ Siyaj K’ahk’, es decir, “el capitán de guerra de Siyaj K’ahk’”. Esta mención explícita del gobernante de Naachtun como “capitán de guerra” de Siyaj K’ahk’ tiene muy importantes implicaciones no sólo para la historia de Naachtun sino también para la mejor comprensión de los acontecimientos políticos contemporáneos de toda la región maya de Tierras Bajas. En primer lugar, la Estela 24 proporciona evidencia epigráfica clara de que la “entrada” teotihuacana tuvo carácter militar, como sugirió hace tiempo Stuart (2000). En segundo lugar, indica que la empresa que culminó con la conquista de Tikal en 11 Eb’ fue obra de teotihuacanos que actuaron en alianza con reinos mayas locales, sin cuya colaboración –en abastecimientos, tropas y guías– posiblemente no hubiera podido tener lugar. Los datos de El Perú-Waka y Naachtun sugieren la ejecución de un elaborado plan organizado con antelación y perfectamente sincronizado en el tiempo. En tercer lugar, implica también que Naachtun era una ciudad estratégicamente importante ya en aquel entonces, capaz de movilizar tropas, y con la suficiente entidad y relevancia política como para haber entrado a formar parte de los contactos diplomáticos previos que prepararon el ataque. La toma de poder de Siyaj K’ahk’ en Tikal, la instalación ahí de una nueva dinastía y el papel activo de Naachtun en esta operación político-militar habrían favorecido y acelerado el auge espectacular de Naachtun en el Clásico Temprano, recolectando el sitio los frutos de esta temprana y, finalmente, exitosa alianza.
Se puede suponer que la expansión del epicentro del sitio hacia el este y la construcción de los principales componentes del Grupo A fueron la consecuencia directa de la conquista de Tikal, generando un cambio dramático de estatuto y de dimensión de Naachtun. Puede ser que esta victoria haya marcado un antes y un después en la historia del sitio, cambio ilustrado por la translación de su centro político del Grupo C, –inadecuado para el nuevo papel político del sitio, pero que permanecerá como un lugar sagrado, como el lugar de origen del sitio y de su dinastía–, al Grupo A con su gran plaza, sus componentes político-rituales (su amplio Grupo de tipo E y su juego de pelota), su conjunto palaciego (el Complejo Amurallado) y su reservorio, el todo más conforme a lo que se espera de una capital regional. Con la construcción en Balam II de todos estos espacios y edificios políticamente tan connotados, Naachtun se convirtió pues en una capital regional de indudable peso en el norte de Petén. Este papel, el sitio lo guardará con altibajos hasta el final de su ocupación. En este esquema, la relación con la antigua Mirador (en términos de configuración) nos parece hoy día menos clara que lo que se había pensado y escrito anteriormente (Nondédéo et al. 2013).
Es también importante observar que la planificación del Grupo A en el Clásico Temprano responde a un patrón espacial bien establecido en el área maya y con eco en el sitio vecino de Uxul: de hecho, se organiza en torno a un Grupo tipo E al norte –posiblemente uno de los primeros espacios públicos fundados en el sitio–, una cancha de juego de pelota al suroeste del anterior –Aimers y Rice (2006) notaron la asociación frecuente entre juego de pelota y Grupos tipo E–, y, más al sur aún, un complejo palaciego, el Complejo Amurallado. En Uxul una asociación de edificios comparable existe. Si ésta no remonta integralmente al Clásico Temprano ya que edificios de este arreglo se fechan para el Clásico Tardío (Grube y Delvendahl 2013), en Naachtun, en cambio, cada uno de estos componentes se establece durante el Clásico Temprano y precisamente durante la fase Balam II (Arredondo 2010, Morales y Mejía 2013, Cotom 2015 y Nondédéo et al. en prensa).
El sector sureste del Grupo A, por su lado, plantea ciertos interrogantes ya que tanto el mapa como las excavaciones muestran un conjunto de orden público, la pirámide XXVII y construcciones asociadas, que parece haberse desarrollado un poco al margen del resto del Grupo, como si estuviéramos frente a un intento de reorientación del corazón político del sitio antes de la construcción de la Plaza Este. En efecto, tanto la pirámide como sus estructuras vecinas fueron construidas durante la fase Balam II. Sólo una etapa constructiva fue detectada en la pirámide –con excepción de un intento muy parcial de remodelación del lado oeste–, mientras que un solo piso de plaza ha sido construido al pie de ella, del lado norte. Aunque no podemos todavía subdividir la fase Balam II, la posición un poco aislada de este edificio sugiere un desfase cronológico con el resto del Grupo y una fecha más bien tardía en el Clásico Temprano.
Los datos epigráficos encontrados en 2014 en el sitio esclarecen una parte importante de la historia política del sitio y vienen a reforzar las evidencias de contactos e influencias que se podían percibir a niveles arqueológico, cerámico, lítico e iconográfico (Nondédéo et al. 2012). Efectivamente, desde la primera temporada del proyecto, dispusimos de una serie de evidencias que sugieren relaciones estrechas y de diversas índoles con Tikal y sus aliados. Éstas se perciben en particular en la cerámica, la cual presenta desde el inicio del Clásico Temprano afinidades estilísticas con las producciones del Petén Central, en particular la región de Tikal-Uaxactun (Patiño 2013:165-179; 2015:18-19). Eso representa un cambio, una ruptura con la tradición preclásica anterior, orientada hacia Mirador. Específicamente, las formas encontradas en Naachtun (Dos Arroyos, base anular, reborde basal) son características de la zona de influencia de Tikal (Patiño 2013:185-186), y los ejemplares de recipientes Caldero Ante Policromo hallados en 2014 y procedentes de contextos funerarios de elite apoyan esta estrecha relación entre las élites de ambos sitios. Lo mismo ocurre con unas cuantas importaciones detectadas en el sitio, las cuales relacionan sistemáticamente Naachtun con la esfera de influencia de Tikal. Así, en 2014, encontramos, procedente de un probable contexto funerario saqueado y tal vez de rango real (a orillas de la estructura V: Lemonnier y Cotom 2015), una vasija completa del tipo Caal Rojo polícromo, producida posiblemente en las esferas reales de Río Azul y obsequiada a Naachtun posiblemente como regalo real para celebrar una alianza de tipo político-matrimonial.
Esta primera serie de datos muestra que la conquista de Tikal por Siyaj K’ahk’ y sus aliados, entre ellos Naachtun, abrió un periodo fasto de relaciones político-económicas (y tal vez matrimoniales) entre Naachtun y el nuevo orden establecido en Tika, a raíz de la instalación de la nueva dinastía de Yax Nu’n Ahiin I en el trono de este reino. Esto se percibe en particular a través de posibles interacciones –vía Tikal o directamente– con el Altiplano Central mexicano, ilustradas por la relativa abundancia en Naachtun de la obsidiana verde de Pachuca (más de cincuenta piezas hasta 2014) que se recolectó en varios sectores y contextos del sitio. Esta sobre-representación en comparación con muchos otros sitios del norte de Petén o sur de Campeche (véase Andrieu y Sion en prep.) podría indicar la integración de Naachtun en la red tikaleña de distribución de esta materia prima controlada por Teotihuacan. Igualmente, la presencia de varios vasos cilíndricos monocromos, entre ellos cuatro trípodes con soportes prismáticos calados, encontrados en contextos de élite, en particular en el Complejo 6L13, situado a poca distancia del Grupo C, sugiere una participación de estas élites en esferas de interacción con grupos de élite de otras regiones de las Tierras Bajas (Caldwell 1964:137; Culbert 1991:129). De igual manera, la presencia de cerámica Anaranjada Delgada de los tipos Ratones Anaranjado y Competencia Inciso del Grupo Ratones, encontrada en dos contextos de elite de Naachtun (Complejo 6L13 y unidad 5N6), atestigua contactos con Teotihuacan ya que este tipo de vajilla, producida en la región de Puebla (Rattray 1990; 2001:89, 93-94) fue re-exportada por Teotihuacan a diversas áreas como bienes asociados con este centro (Cowgill 2015:188-189). En Naachtun, la distribución de esta cerámica es significativamente más restringida que la de los cilindros, involucrando a ciertas élites. Finalmente, mencionaremos en el ámbito iconográfico, la presencia de un fragmento de un gran sello (tal vez para imprimir algodón) con la imagen del llamado “ojo de reptil”, un elemento típicamente teotihuacano que representa, posiblemente, el signo calendárico ‘caña’ en la escritura contemporánea del Centro de México (ver Helmke y Nielsen 2011). Lo que es preciso subrayar en esta relación con Tikal y Teotihuacan, y a diferencia de lo que pasó en muchos otros sitios, es que el hecho de haber sido un aliado de Siyaj K’ahk’ antes de la “conquista” de Tikal y no sometido después, como lo fueron Uaxactun, Rio Azul y otros más, otorgó seguramente a Naachtun un estatuto especial dentro del nuevo orden y podría haber incluido una relación privilegiada con Teotihuacan la cual no pasaba necesariamente por Tikal.
Los vínculos y paralelos que se pueden establecer con Tikal y sus sitios subordinados, en especial Río Azul y Uaxactun, se pueden también discernir en el ámbito funerario. En cada uno de los sitios mencionados, de igual forma que en Naachtun, hubo una plataforma o un basamento que fungió, durante el Clásico Temprano, como necrópolis real, a la manera de la Acrópolis Norte de Tikal. En Naachtun, eso se materializa en la estructura V del Grupo C, la cual consiste en una amplia plataforma, accesible principalmente desde el oeste por una escalera estucada y rematada por una serie de templetes y pirámides. El estudio preliminar de las trincheras de saqueo que la atacaron muestra una secuencia compleja, tanto horizontal como vertical, de construcción / ampliación / destrucción de numerosas plataformas y basamentos que fueron todos recubiertos por la gran plataforma final que dio su apariencia definitiva a la acrópolis. El estudio preliminar del material indica una fecha de esta fase Balam II para la mayoría de las plataformas–sub. Entre ellas, cabe mencionar la presencia de una plataforma, en parte desmantelada, y decorada con un talud-tablero. Su posición periférica en relación al centro de la acrópolis sugiere una construcción tardía en esta secuencia. Por otra parte, asociadas tanto con dichas plataformas-sub como con los templetes edificados en la parte superior de la acrópolis, se acondicionaron más de 12 cámaras funerarias, hoy en día saqueadas. Esta concentración de tumbas (probablemente de la familia real), templos y estelas, esta sacralización de un lugar en especial, recuerda arreglos similares y contemporáneos en Uaxactun (Estr. A5) así como en Río Azul (Complejo A3). El Complejo A3 de Río Azul además, presenta la misma orientación, hacia el oeste (Adams 1990, 1999).
Los vínculos con Tikal parecen pues bastante profundos y sólidos, y van a permanecer durante un buen tiempo de la historia de ambos sitios. Aún no sabemos cuánto tiempo duró esta relación privilegiada, pero las cosas dan la impresión de haber cambiado hacia finales del Clásico Temprano y en la todavía enigmática fase Balam III, fase que ha sido detectada por el momento en muy pocos contextos (seis en la zona habitacional y unos cuantos en el epicentro), pero que presenta clara entidad propia a nivel tipológico. Además, son de estos niveles Balam III que provienen la mayoría de los artefactos en relación con el altiplano central mexicano (obsidiana verde, cerámica Anaranjada Delgada), posiblemente en contexto de reutilización en los rellenos constructivos. ¿Qué pasó en Naachtun? ¿Se trató de una pérdida de influencia a nivel regional de Tikal con repercusiones sobre Naachtun? ¿O del inicio de la expansión de su gran rival, la dinastía de K’anul, cuyos primeros efectos se harían sentir en Naachtun? No podemos responder por el momento, pero sí se nota cierta ruptura en el registro arqueológico a no ser que esta fase Balam III corresponda a un subcomplejo cerámico contemporáneo de Balam II.
Conclusión
La alianza temprana de los primeros gobernantes de Naachtun con los teotihuacanos y Siyaj K’ahk’ en particular modificó radicalmente la historia del sitio al involucrarse de lleno en los acontecimientos de 378 DC. Se nota un profundo cambio en la dinámica del sitio, tanto a nivel constructivo, espacial como demográfico a raíz de la alianza duradera con la nueva dinastía de Tikal. La influencia de Naachtun se percibe en toda la región norte de Petén y sur de Campeche, incluyendo sitios mayores como Calakmul –y tal vez Balakbal (Grube 2005)– que erigieron su primera estela en relación con Murciélago. No sólo los acontecimientos de 378 DC modificaron el rango político de los gobernantes de Naachtun, los cuales se denominaron a partir de entonces como k’uh[ul] Suutz’ ajaw mientras que antes se designaban como simples ajaw, sino que también desembocaron en un cambio de escala del asentamiento, dotándose el sitio de toda una serie de edificios, espacios y complejos que caracterizan a capitales regionales. Además, es probable que el desarrollo de Naachtun se haya beneficiado de la caída del sistema Mirador y del vacío político que esta caída generó. En todo caso, a diferencia de sitios como Río Azul, el papel de capital regional Naachtun lo seguirá asumiendo en el Clásico Tardío y hasta en el Clásico Terminal.
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2011 Acercamiento a los conjuntos residenciales de Naachtun: resultados preliminares de la primera temporada de campo (2010). En XXIV Simposio de Investigaciones Arqueológicas en Guatemala 2010 (B. Arroyo, L. Paiz, A. Linares y A. L. Arroyave), pp.57-69. Museo Nacional de Arqueología y Etnología, Asociación Tikal.
Nondédéo, Philippe; Carlos Morales A., Alejandro Patino, Mélanie Forné, Chloé Andrieu, Julien Sion, Dominique Michelet, Charlotte Arnauld, Céline Gillot, Mónica de Léon, Julio Cotom, Éva Lemonnier, Gregory Pereira e Isaac Barrientos,
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Nondédéo, Philippe; Lilian Garrido, Alejandro Patiño, Alfonso Lacadena, Ignacio Cases, Eva Lemonnier, Dominique Michelet, Julien Hiquet, Chloé Andrieu, Carlos Morales-Aguilar, Julio Cotom, Louise Purdu, Divina Perla, Hemmamuthé Goudiaby, Giovanni González, Céline Gillot, Alejandra Díaz, Jackeline Quiñonez, Isaac Barrientos, Julien Sion, Lydie Dussol y Mariana Colin
2015 Una mirada hacia Naachtun después de cinco años de investigación (Proyecto Naachtun 2010-2014). En XXVIII Simposio de investigaciones arqueológicas en Guatemala, 2014, B. Arroyo et al. (eds.). Museo Nacional de Arqueología y Etnología, Asociación Tikal.
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Fig. 1: Plano parcial de Naachtun durante el Clásico temprano. En escala de grises aparecen las construcciones de este periodo (Mapa de E. Lemonnier e información de Phillippe Nondédéo).
Fig. 2: Tiesto Competencia Inciso (Fotografía de A. Patio).
Fig. 3: Tiesto Ratones Anaranjado (Fotografía de A. Patiño).
Fig. 4: Dos cuencos cilíndricos trípodes Negro Moteado (Fotografía de Elisa Mencos).