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Los hombres, las serpientes, el agua: evocando a los Itzáes en el Palacio de las Columnas Esculpidas (estructura 3D7)
Chichén Itzá no nos deja de asombrar: hablaremos hoy de una estructura localizada en la Plaza de las Mil Columnas, edificio discreto en volumen para el lugar, si se compara con otros, pero con un fascinante despliegue de relieves ricamente elaborados. Es el llamado Palacio de las Columnas Esculpidas, estructura 3D7, situado al límite oriental de esta monumental plaza, en el dinámico centro de Chichén Itzá (Fig.1). Lejos de ser un gran palacio sobre base piramidal, es un edificio moderado en tamaño, pero de planta singular. Colinda al norte con la Columnata Noreste y la de Balam K’auil Ahau y al lado sur con el Templo de las Pequeñas Mesas o Templo de las Mesitas, una versión del Templo de los Guerreros a menor escala.
Fue incluído dentro del plano de Chichén Itzá elaborado por la institución Carnegie (Ruppert 1952), pero el edificio 3D7 nunca había sido objeto de trabajos arqueológicos formales. Sí despertó el interés de Edward Seler en su visita a Chichén Itzá a principios del Siglo XX, puesto que realizó dibujos de algunos elementos decorativos sueltos del Palacio (Seler 1915).
En 1993, el edificio se hallaba derrumbado, cubierto por vegetación y arbustos. Aun así, entre los escombros se podían distinguir algunos alineamientos de muros donde se adivinaban los cuartos interiores y también partes de columnas in situ, y otras secciones con relieves caídas a su lado. La importancia de registrar estos relieves fue la principal razón de su intervención arqueológica, que se inició a partir de ese año. Considerable porción del Templo de las Mesitas, vecino al sur, se colapsó y cubrió, y aún hoy cubre, un sector del extremo meridional del Palacio.
Con una planta rectangular de 27.60 m de largo por 16.30 m de ancho y techo alguna vez abovedado, consiste la estructura de una larga galería al frente, un vestíbulo central y tres recintos interiores. Las fachadas, de las que se rescató la ornamentación, tienen gran elaboración. Un umbral con jambas decoradas, pone marco al pasillo que alberga veinte columnas decoradas con relieves, distribuidas en tres hileras, que alguna vez soportaron un techo de doble bóveda. Muros con banqueta separan el pasillo columnado y permiten la entrada a un recinto o vestíbulo más reservado donde se ubica un altar principal. En este espacio hay una puerta lateral que da paso a la parte interior que consta de tres crujías, alguna vez techadas con bóvedas, área que todavía permanece sin excavar en su totalidad.
Al iniciar los trabajos encontramos desplomada la primera hilera de columnas, pero con los tambores que las componían desperdigados frente a su lugar original. Fue tarea cuidadosa pero factible, rescatar los elementos sueltos, ponerlos en su lugar y recuperar óptimamente el diseño original. Algunos de los relieves habían quedado expuestos a la intemperie, lo que les provocó una seria erosión. Al mismo tiempo, en la excavación se rescataban los ornamentos de las fachadas norte, este y oeste.
Lo singular de este edificio consiste en el complejo diseño iconográfico que poseía, para un edificio de su tamaño: en las fachadas se recuperaron cuatro de los cinco personajes que debió tener y los mascarones de dioses narigudos en las esquinas y en los frisos.
Al interior, el Palacio contaba con cuarenta y cuatro individuos esculpidos en las columnas frontales, a escala real, incluyendo las jambas, todos ellos acicalados de forma especial. Una escultura tipo chacmool en peculiar pose y diseño, ubicado frente a un altar, ocupaba un lugar prominente entre las columnas.
Describiremos en forma sucinta las peculiaridades de estos estupendos diseños.
Las fachadas
Fachada Oeste (Fig.2)
Es la fachada principal. En la parte central del friso que la remata, se encuentra un nicho, rodeado por decoraciones geométricas. Pone marco a una elaborada escultura en bulto de un individuo sentado sobre una banda celestial que emerge, a su vez, de las fauces abiertas de una serpiente muy estilizada. Los brazos y piernas del personaje están cruzados, porta un peto de plumas que le cubre hombros y pecho, collar, faldellín, pulseras, grandes orejeras y una banda de chalchihuites en la cabeza. Un yelmo con la figura de un dios narigudo, lo corona.
Después de un espacio liso, aparecen cascadas de mascarones de dioses narigudos en las esquinas, enmarcados por un tablero de celosías y grecas, igual conjunto geométrico que enmarca al personaje central.
Fachada Norte (Fig.3)
A diferencia de la fachada anterior, este lado contiene un friso superior decorado en su totalidad, muy elaborado. Al centro hay un mascarón doble, acompañado a los extremos por dos nichos con personajes sedentes, uno de ellos hoy perdido. El que se rescató, muestra un penacho con plumas que caen a sus costados y también, un yelmo de dios narigudo sobre su cabeza, remata la figura.
Grecas y celosías completan los espacios entre estas imágenes. Las esquinas eran ocupadas por cascadas de dioses narigudos.
Fachada Este
Contiene los mismos elementos de la fachada norte, pero las cascadas de mascarones se dan en doble partida por ser una fachada más larga. Dos de ellos están al centro, grecas y celosías los separan de dos nichos que contenían esculturas de personajes en bulto. Otras grecas y celosías rellenan el espacio hasta llegar a otra cascada de mascarones y continúan las grecas y celosías hasta alcanzar los mascarones de las esquinas. Un dato importante es que al nicho sur donde aparece uno de estos dignatarios, lo enmarca una banda de estrellas de Venus.
Fachada Sur
Aún bajo escombro del Templo de las Mesitas. Suponemos, sin embargo, que esta fachada contuvo los mismos elementos de la fachada norte y que también contaba en su friso con la presencia de dos personajes en bulto dentro de nichos.
Aunque sus diseños se rescataron, fue imposible restituir por completo estos frisos de las fachadas en su lugar original.
Las jambas (Fig.4)
Jamba A
Daba paso a la galería principal en el extremo sur. Hoy en día se halla cubierta por el derrumbe del Templo de las Mesitas. Durante la excavación, efectuamos una reducida cala de aproximación a la jamba y notamos que el diseño del relieve muestra a un pauahtun, más no fue posible rescatar los detalles de la pieza, por el peligro que significaba que se colapsara el derrumbe.
Jamba B
Se localiza en el muro norte de acceso a la galería. Fue posible reintegrar en su lugar las partes que la componían, por el orden de caída en que se encontraron. El relieve representa a un dios pauahtun viejo, con barba, de pie sobre el monstruo de la tierra. El rostro en perfil, con una nariguera tubular, mira hacia la plaza. Los brazos, con pulseras, se alzan sobre su cabeza en posición de cargar los dinteles que alguna vez sostuvieron el techo (que podrían ser una alusión a la bóveda celeste).
Porta una banda que le cubre la frente, de donde surge un sombrero alto que remata en una especie de caracol cortado. Plumas caen hacia su espalda, donde acarrea un atributo de caracol. Carga un collar de cuentas del que pende un pectoral ovalado, tal vez un caracol cortado, típico de los pauahtunes. Tiene faldellín reticulado y sandalias altas con borlas.
Jamba C
Se halla al lado norte de la entrada al recinto interior donde se ubica el altar del palacio. El relieve expone a un individuo con la cabeza en perfil y el cuerpo de frente en actitud de movimiento. Reposa de pie sobre el monstruo de la tierra, con los brazos extendidos sobre la cabeza en actitud de cargar los dinteles del edificio, como si de un pauahtun se tratara. Lleva pulseras y entre sus manos se observa un símbolo de ave, que puede hacer referencia a su nombre.
Posee un peinado de flecos, propio de algunos otros personajes en el sitio, orejeras y nariguera con cuenta tubular. Carga un collar con pectoral en forma de disco, porta sandalias con borlas. Muy erosionado se encuentra el refajo que viste. Al frente del sujeto hay una banda vertical de flores acuáticas y guirnaldas.
Jamba D
Está al lado norte de la entrada al recinto interior donde se halla el altar del palacio. Muestra otro personaje en perfil, de pie sobre el monstruo de la tierra. Tiene los brazos enjoyados extendidos hacia arriba como si soportaran la bóveda de la estructura, en actitud de pauahtun. Un símbolo no identificado se advierte entre sus manos y probablemente haga alusión al nombre del personaje.
Un tocado de largas plumas corona su cabeza. Destacan la orejera circular con sujetador y la nariguera tubular. De su cuello pende un collar con pectoral circular que le cubre gran parte del tórax; viste un refajo cruzado, lleva ajorcas en las piernas y calza unas sandalias bajas con borlas. Al igual que en la jamba anterior, el individuo cuenta con una banda vertical de guirnaldas y flores acuáticas al frente.
En algunas partes de las jambas se encontraron fragmentos de policromía, lo que nos permite tener una idea del colorido que tuvieron originalmente estos relieves.
Las columnas (Fig.5)
El pórtico contaba con veinte columnas con eje norte-sur. De ellas, tan solo una -la número 18- no se pudo rescatar porque quedó bajo el desplome de la estructura 3D8 o Templo de Las Mesitas, como antes se mencionó.
Dos personajes finamente labrados al bajo relieve, se ilustran en cada una de estas veinte columnas que aún conservan parte de su policromía original. Todos los individuos miran hacia la Plaza de las Mil Columnas. Están enmarcados por bandas inferiores y superiores de 0.30 m que representan las fauces de serpientes muy estilizadas, decoradas con volutas y motivos vegetales. Como excepción, la banda superior de las columnas 19 y 20, tiene 0.50 m.
Los protagonistas se encuentran ricamente ataviados, con vestiduras muy acicaladas y en todos los casos, diferentes. Llevan en la cabeza grandiosos y elaborados penachos a base de plumas que caen hacia sus espaldas o vuelan al aire. Lucen faldas entrecruzadas, algunos portan capas de plumas, sandalias altas, bajas con borlas, flecos, trenzas o sencillas. Portan narigueras, orejeras, brazaletes, collares, pulseras y ajorcas e instrumentos de guerra tales como lanzas, bastones de mando y algunos otros de difícil identificación. Cuatro individuos cargan abanicos de plumas.
Las figuras se encuentran rodeadas de flores, guirnaldas, serpientes de nubes, además de volutas que podrían aparentar un diálogo o un canto entre ellas. En algunos casos, no podemos descartar, también, que algunas de las volutas sean artimañas de los maestros talladores para rellenar espacios.
Un componente relevante en las escenas son los símbolos, ideogramas, que hacen referencia a su nombre, ubicados en la parte superior al frente de algunos personajes. Son muy semejantes en diseño a los que se utilizaron en la Costa del Golfo y en el Altiplano Central de México. Aún se encuentra en curso su identificación y catálogo (Love 2011; Osorio León en proceso).
La primera fila consta de ocho columnas, nombradas de la uno a la ocho. El diámetro de sus tambores varía entre 0.70 m y 0.72 m y su altura oscila entre 2 m y 2.20 m, desigualdad originada por un declive del terreno donde se asentaron. Las piezas las encontramos colapsadas y con los tambores labrados expuestos a las inclemencias del tiempo, que les causó un daño considerable a los diseños (Fig. 6).
La segunda hilera se ubica en la parte media de la crujía y se compone de diez columnas, de la nueve a la 18. Los diámetros son de 0.60 m y las alturas fluctúan de 2.04 m a 2.20 m. Estas columnas conservaron en mejor condición sus relieves ya que el desplome del techo las cubrió y solamente las secciones superiores quedaron expuestas a la intemperie. Se distinguen claramente en el extremo norte tres personajes vestidos con atributos divinos, uno de ellos evidentemente personalizando a un pauahtun (col. 9 y 10) (Fig. 7). Alternan con otro individuo, tal vez un sacerdote, que trae una capa larga de plumas. Siete figuras más portan capas de plumas (columnas 1, 2, 4, 13,14, 16) individuos que podrían considerarse como sacerdotes.
La tercera hilera posee dos columnas, la 19 y la 20, bien conservadas, que se ubican en el vano de acceso al vestíbulo central del edificio y frente al altar. El diámetro es de 0.70 m y ambas tienen 2.26 m de altura. Tienen cuatro personajes muy acicalados, que portan grandes penachos y cargan abanicos.
El chacmool
Esta escultura ocupa el lugar principal del Palacio, de espalda al altar. Descansa sobre una base de 1.19 m de largo por 0.57 m de ancho y se compone de dos fragmentos: el cuerpo y la cabeza que se desarticula, característica privativa de esta pieza en el sitio. Una cavidad a la altura de los hombros permitía esta acción.
La escultura es de talla impecable: el cuerpo está bien detallado y se orienta al oeste, mirando hacia la plaza. Representa a un personaje masculino semidesnudo en una posición desenfadada: se apoya sobre su costado derecho con las piernas flexionadas y los pies entrecruzados. Sus brazos, cubiertos con bandas protectoras, se acomodan a lo largo del cuerpo. Sólo otro chacmool localizado en Chichén, en el Templo Norte del Gran Juego de Pelota, tiene esta misma posición.
La pieza conserva gran parte de su policromía original: el rostro estaba pintado de color negro y el cuerpo cubierto por un pigmento de color crema sobre el que se trazaron líneas delgadas de color rojo.
La cabeza detenta una clase de gorro con plumas que se sujeta con una banda de color rojo. Sobre la frente, tiene un fleco. El pelo se desliza hacia la espalda y hacia las mejillas donde remata con un escalonamiento. Posee una nariguera triangular y orejeras circulares pintadas de color azul.
Collares, ajorcas y sandalias, destacan entre sus ornamentos. En los brazos lleva protectores, muy similares a los que usaban los guerreros en sus enfrentamientos. Amarrado en el brazo izquierdo a la altura del hombro, ostenta un cuchillo. Un incensario tipo Balamkanché se encontraba frente a esta escultura.
Consideraciones finales
La Plaza de las Mil Columnas, con 23991 m², poco más de dos hectáreas, es una formidable explanada reservada y de accesos limitados, rodeada por una serie de edificios que se caracterizan por tener amplios espacios techados con bóvedas sostenidas por varias hileras de columnas. Cuando era la ocasión, estas altas columnatas y pórticos, sencillos, dobles y múltiples, eran espacios adonde se podían reunir grandes cantidades de gente para actos públicos, religiosos, militares, comerciales o sociales que requerían superficies techadas para protegerse del sol y la intemperie.
El Palacio de las Columnas Esculpidas que hoy nos ocupa, se encuentra al oriente de esta gran explanada, edificio casi a nivel de plaza que rompe con el patrón arquitectónico del conjunto de Mil Columnas, bordeado por estructuras erigidas sobre basamentos largos o piramidales. En este Palacio se recreó un suceso importante que se llevó a cabo allí, o tal vez, el edificio se construyó para conmemorar dicho evento.
La pieza primordial del Palacio es, sin duda, la escultura del chacmool que le da sentido al acontecimiento grabado en la piedra y le da función al edificio. Por los rasgos que conserva, podría considerarse una representación de la deidad de la caza y de las tempestades, que se conoció entre los mexicas como “Mixcoatl”, palabra que en náhuatl significa “Serpiente Nube” (comunicación personal de Peter Schmidt) (Fig.8). No sabemos cómo se le nombraba en esta área ni en qué época surgió su presencia en la zona, pero sí sabemos que en otras regiones, en épocas posteriores, era considerado como el creador de los hombres, la guerra, el fuego celeste y estaba relacionado con la Vía Láctea.
El chacmool se ubicaba frente al altar de la estructura y estaba rodeado por cuarenta y cuatro individuos. Es evidente que los cuatro personajes en las columnas 19 y 20, tienen una situación privilegiada debido a que están enmarcándolo. Además de tener una vestimenta muy opulenta, cada uno de ellos lleva un abanico en la mano, que los podría relacionar con comerciantes (Fig.9).
El glorioso desfile de personajes inmortalizados en las demás columnas podría retratar a militares dirigentes de la ciudad, departiendo con jefes de linajes, sacerdotes o tal vez mandatarios de otras comunidades sujetas al mandato de Chichén. Hay trece individuos con vestimentas militares: se distinguen claramente sus instrumentos de guerra, así como los escudos en los brazos y en la cintura (Fig.10). Diez de ellos están acompañados por símbolos, probablemente nominales, con diseño que recuerda los de la Costa del Golfo y del Centro de México.
Todos los individuos tienen las características físicas propias de la zona, y se asemejan a sujetos representados en otros edificios de Chichén (Templo Norte del Gran Juego de Pelota, Templo Inferior de Jaguares, subestructura del Chacmool). No se perciben como dignatarios o principales que vinieran de regiones foráneas situadas más allá de la zona Maya.
Tal vez el acontecimiento recreado y grabado en el Palacio de las Columnas Esculpidas se refiera a la dedicación del edificio al dios “Mixcoatl” de los Itzáes, cuyo nombre en Maya no conocemos aún. Como dios relacionado con la Vía Láctea, no podemos pasar por alto los símbolos de Venus que se encuentran en un nicho de la fachada oriental del Palacio y los otros personajes en bulto que lo acompañan en los frisos y que se sientan sobre bandas celestiales.
Creemos que todo este conjunto de las Mil Columnas donde se ubica este Palacio podría estar dedicado a labores militares, ya que cuenta con espacios apropiados para escuelas, prácticas y entrenamientos guerreros. Podría tratarse de algo semejante al calmecac que, en siglos posteriores, floreció en la gran Tenochtitlán.
No podemos olvidar el contexto en que se encuentra esta estructura: está rodeada por otros edificios con símbolos guerreros, como la Columnata Noroeste (3E1) y la columnata de Balam K’auil Ahau (3D5 y 3D6). Sólo dentro del grupo de las Mil Columnas, hay tres juegos de pelota y un baño de vapor, el único sobre la Gran Nivelación.
El Palacio de las Columnas Esculpidas sería un elemento clave dentro del grupo: la sede del dios de la guerra, de la caza, de las tempestades y creador de los hombres, en un área reservada a menesteres o actividades militares. Con la Columnata Noreste, además, la estructura 3D7 forma una plaza al este, donde se encuentra uno de los juegos de pelota, con acceso reservado hacia el edificio del baño de vapor arriba mencionado.
Cabe destacar también otro rasgo peculiar propio del edificio: la muy camuflada entrada hacia los tres cuartos internos. Si una persona se paraba frente al Palacio, no veía más que la galería de columnas, tal vez el chacmool y no tenía manera de saber si había algo detrás. Para acceder a estos cuartos solo hay una puerta lateral localizada en el vestíbulo donde se ubica el altar mayor. Esta disposición hace pensar en alguna función secreta y oculta. Las crujías eran oscuras, solamente iluminadas a través de ventilas pequeñas en los muros, lugar ideal donde se podía esconder un interlocutor que diera voz al dios del chacmool. Esto nos hace sospechar que en la estructura se desempeñaban labores relacionadas con los oráculos, a semejanza de la tradición de la cruz parlante que, siglos después a finales de 1800 y principios de 1900, se practicó durante la mal llamada Guerra de Castas en Yucatán, tradición que sabemos venía desde tiempos prehispánicos.
Hasta el momento, son muchos los avances que hemos logrado en el conocimiento de esta antigua metrópoli y sus habitantes, tan soberbiamente perpetuados en la piedra y en los murales. La arquitectura y la iconografía, entre hombres, dioses, flores, música, danzas, serpientes, nos señalan una ciudad de actividad pujante para el siglo noveno de nuestra era, con una estructura de poder que permitió un impresionante dominio y expansión del sitio. Pueblos posteriores se encargarían de rememorar y mitificar los eventos realizados por los Itzáes. Pero, muchas incógnitas nos quedan aún por resolver en Chichén Itzá, quizá el mayor enigma sigue siendo ¿de dónde vinieron y quiénes eran estos elusivos Itzáes?
Nota: Durante la temporada de campo de 1993-1994 José Osorio León, asistido por Marisa Carrillo, condujo la excavación y consolidación del Palacio de las Columnas Esculpidas (3D7). Los dibujos de las columnas fueron hechos por Marisa Carrillo, José Osorio y Peter J. Schmidt. Los dibujos reconstructivos del chacmool son de Peter J. Schmidt.
Referencias
Love, Bruce
2011 Glifos ajenos a la tradición maya en el sitio de Chichén Itzá, Yucatán En XVIII Simposio de Investigaciones Arqueológicas en Guatemala, 2003 (editado por Bárbara Arroyo, Lorena Páiz y Héctor Mejía) pp. 1187-1192; Museo Nacional de Arqueología y Etnografía; Guatemala
Ruppert, Karl
1952 Chichen Itza: Architectural Notes and Plans; Carnegie Institution of Washington Pub. 595; Washington, D.C.
Seler, Edward
1908(1915) Die Ruinen von Chichen Itza in Yucatan. En Gesammelte, Abhandlungen zur amerikanischenSprach- und Altertumskunde V,pp 197-388; Berlin
Schmidt, Peter J.
1993-1994 Informe. Proyecto Chichén Itzá, Yucatán: Trabajos realizados en la temporada 93-94, Proyecto Especial. Memorias. INAH México D.F.
1995-1996 Breve informe de las actividades del Proyecto Arqueológico Chichén Itzá, Yucatán. Enero – Octubre de 1995 -1996. INAH; México D.F.
Schmidt, Peter J. et al.
1993-2004 Informes del Proyecto Arqueológico de Chichén Itzá; Presentados ante el Consejo de Arqueología, INAH, México D.F.
Fig. 1: Plaza de las Mil Columnas con la ubicación del Palacio de las Columnas Esculpidas (Estructura 3D7).
Fig. 2: Reconstrucción hipotética de la fachada Oeste. Se observa el personaje central.
Fig. 3: Reconstrucción hipotética de la fachada Norte. Se observan las grecas, las celosías en cruz, la cascada de mascarones, los personajes en bulto y los dioses narigudos en las esquinas.
Fig. 4: Personajes y pauahtun que se ubican en las jambas de del edificio.
Fig. 5: Planta de la estructura 3D7 con la ubicación de todos elementos descritos en el texto.
Fig. 6: Primera fila de columnas.
Fig. 7: Columnas 9 y 10, con tres personajes vestidos con atributos divinos, uno de ellos evidentemente personalizando a un pauahtun.
Fig. 8: Escultura del chacmool. Podría considerarse una representación de “Mixcoatl”, “Serpiente Nube”. No conoce cómo se le nombraba en esta área ni en qué época surgió su presencia en la zona.
Fig. 9: Los cuatro personajes en las columnas 19 y 20, con vestimenta opulenta y abanico en la mano.
Fig. 10: Individuos con vestimentas militares: se distinguen claramente sus instrumentos de guerra, así como los escudos en los brazos y en la cintura.