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55 Tz’unun Kaab’: Una fortaleza Uspanteka en tiempos de contacto, Quiché, Guatemala – Juan Luis Velásquez y Julio A. Roldán – Simposio 13, Año 1999

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Velásquez, Juan Luis y Julio A. Roldán

2000        Tz’unun Kaab’: Una fortaleza Uspanteka en tiempos de contacto, Quiché, Guatemala. En XIII Simposio de Investigaciones Arqueológicas en Guatemala, 1999 (editado por J.P. Laporte, H. Escobedo, B. Arroyo y A.C. de Suasnávar), pp.695-704. Museo Nacional de Arqueología y Etnología, Guatemala (versión digital).

55

TZ’UNUN KAAB’:

UNA FORTALEZA USPANTEKA EN TIEMPOS DE CONTACTO, QUICHÉ, GUATEMALA

Juan Luis Velásquez

Julio A. Roldán

Durante el caminamiento efectuado en marzo de 1997 por el equipo arqueológico Proyecto Prospección Arqueológica de la Cuenta Alta del Río Chixoy (PACARCH), dirigido por Juan Luis Velásquez, se recorrió el área de la subcuenca del río Cala, donde está ubicado Uspantán (que se interpreta como Uz = Gorrión, Plant = muralla y Tlan = lugar de los Gorriones).

Se encuentra entre Cunen y Chicaman en la Cordillera Cuchumatanes. Allí se colocó la base del proyecto para dirigir los caminamientos. En el reconocimiento llamó la atención la densidad de sitios que se encontraban en la región, la mayoría con Juegos de Pelota del tipo «I», comunes en las Tierras Altas para el Clásico Terminal y Postclásico, y arquitectura estucada, típica del periodo Postclásico en el área.

Durante el reconocimiento, Julio Roldán y Otto Román mapearon e identificaron un sitio que por sus dimensiones, complejidad y antecedentes históricos requirió efectuar registros arqueológicos. En ese momento el lugar era conocido como B’akame’b o Cerro de la Matanza, actualmente lo denominan Tz’unun Kaa’b, que según la Academia de Lenguas Mayas se deriva de las voces mayas Tz’unun =Gorrión y Kaa’b =dulce. Posteriormente en el mes de abril se efectuaron excavaciones menores del Grupo «A», el principal del sitio.

Esta ponencia pretende proporcionar una información preliminar con base a los datos recolectados en las excavaciones efectuadas en el sitio, así como un somero vistazo de su evolución, temporalidad, arquitectura, función e importancia histórica.

UBICACIÓN

San Miguel Uspantán (Figura 1) se ubica en latitud 15°10’49» y longitud 90°52’14», hoja cartográfica 2062 III, con una extensión territorial de 865 km². Colinda al norte con Ixcan, al este con Chicaman, San Cristóbal Verapaz y Tactic. Al sur con Canilla, San Andrés Sajcabaja, Cubulco y Rabinal. Al oeste con Chajul, San Juan Cotzal y Cunen. El sitio arqueológico de Tz’unun Kaab’ se sitúa sobre una meseta a 500 m al este de la cabecera municipal de Uspantán, en el lugar conocido como Peña Flor o Cajxiuan (Cerro Colorado), el que tiene una extensión de 4 km de largo esteoeste, y entre 80 y 50 m de ancho en su parte alta. Al norte corre el río Xejul y al sur el río Candelaria. El cerro B’akame’b se encuentra inmediatamente de Tz’unun Kaa’b separado por un foso defensivo.

ANTECEDENTES ETNOHISTÓRICOS

En el municipio de Uspantán existe información arqueológica de los sitios y del pueblo que los habitó. Sin embargo se conocieron lugares míticos, históricos y memorables que han salido a luz gracias al trabajo de caminamiento e investigación bibliográfica efectuados por el PACARCH, contando con el apoyo de la Academia de Lenguas Mayas de Uspantán.

Según referencias etnohistóricas se conoce que antes de la entrada de los Españoles a esta comarca, los Uspantecos habían caído bajo el dominio del reino K’iche’, durante la expansión de Kikab el Grande, cuando efectuaron tres migraciones hacia Uspantán, asentándose en los lugares aledaños a Tz’unun Kaab’, conformando aldeas y caseríos. De acuerdo a esto fueron dejando huellas de su cultura en algunos sitios arqueológicos como Chijam, Pericón, Las Doncellas, Xek’istun, Cunen y Chamac, donde se recolectaron objetos de cerámica del periodo Clásico. Otros ejemplos incluyen aldeas como Kalante, donde estuvo el templo prehispánico de Nijtijaa, en cuyos cimientos fue construida una escuela, el famoso cerro de B’akame’b y Tz’unun Kaab’, la última fortaleza que habitaban los Uspantecos en tiempos de contacto.

Después de la conquista de los K’iche’, el pueblo de Uspantán en 1526 fue otorgado como encomienda al español Diego Rojas. La primera expedición española dirigida a la conquista de Uspantán estuvo al mando de Gaspar Arias, quien fue derrotado por los Uspantecos ayudados por gente de Verapaz, Cunen, Cotzal y Sacapulas. La segunda incursión española fue en diciembre de 1530 y estuvo al mando de Francisco Orduña conquistador de Nebaj, quien sitió la fortaleza de Tz’unun Kaab’ derrotándolos en B’akame’b (lugar de la matanza), donde fueron vencidos y masacrados, tomando la plaza, después de una tenaz resistencia, y -según la costumbre española- la arrasaron, marcando con fuego a sus habitantes, los que quedaron como sus esclavos y vasallos.

En 1549 consumado el sometimiento de la población indígena de la región, se le entregó como encomienda a Santos Figueroa. Por iniciativa de los padres dominicos del convento Sacapulas, los juntaron en pueblos de indios. Fuentes y Guzmán vino a estas tierras, tratando de ampliar o verificar los datos enviados por el Presbítero Domingo Juarros. Esto sucedió en los días de la conquista de los pueblos de Paxil y Cayala, cuando hizo una descripción del pueblo ya abandonado rodeado de una gran muralla, posiblemente refiriéndose al sitio de Tz’unun Kaab’ (Figura 2).

Fuentes y Guzmán señala en su obra Recordación Florida (1690), que toda esta área perteneció al señorío de Utatlán del reino K’iche’. La lengua Uspanteka ha sido considerada como perteneciente a una rama lingüística del idioma K’iche’, aunque bastamente independiente. Según estas investigaciones, la lengua Uspanteka se ha mezclado por lazos matrimoniales en épocas recientes con los grupos étnicos K’iche’ y Q’eqchi’ (Stoll 1958:178).

Actualmente se hablan cinco idiomas en Uspantán: el Uspanteko, K’iche’ y castellano principalmente en la cabecera municipal y algunos lugares aledaños, mientras que en el norte se habla el Q’eqchi’ y Poqomchi’. Para los lingüistas la lengua Uspanteka se caracteriza por su tono fonético similar al idioma Yukateko, ambos pertenecientes a la familia Maya. Como lo dijera Juarros en 1530 «este idioma de los nativos es diferente al de los pueblos ya conquistados».

Algunos de los actuales habitantes se dedican a algunos oficios artesanales, como la fabricación de ladrillos y tejas para casas. La mayoría de los hombres se dedican a la agricultura en la siembra del maíz, al igual que cardamomo, cacao, yuca, banano y caña. Las mujeres se dedican a la fabricación de ollas, comales de barro, petates de palma y escobas, utilizando aún las técnicas de sus antepasados. Estos productos los comercian con los pueblos vecinos.

Actualmente por el sitio de Tz’unun Kaab’ existe una disputa entre las municipalidades de Chicaman y Uspantán, ya que según el decreto 184 del 5 de enero de 1984, le fue segregada una parte de su territorio para crear el municipio de Chicaman, por lo que dicen los de Chicaman que el cerro de Peña Flor, en donde se ubica el sitio arqueológico, les pertenece.

El área del sitio fue dividida por su propietario Nicolás Delgado en 10 parcelas que repartió entre sus hijos e hijas, y ellos dicen que el límite del mojón de Chicaman se encuentra en la unión de los dos ríos Calvario y Xejul, por lo que el sitio pertenece a la jurisdicción de Uspantán.

DESCRIPCIÓN DEL SITIO

No existen antecedentes arqueológicos sobre investigaciones previas a las efectuadas por el PACARCH.

El sitio de Tz’unun Kaab’ -«La Muralla del Dulce Gorrión»- para su mejor comprensión se ha dividido en tres grupos: Grupos A, B y C, siendo el Grupo A el principal y donde se identificaron sobre una superficie de 500 m de largo, 40 edificaciones, distribuidas en tres complejos arquitectónicos (Figura 3).

COMPLEJO OESTE

Se ubica en la parte alta de una meseta alargada limitada hacia el oeste por un foso defensivo y el cerro B’akame’b. En el extremo oeste se localiza una estructura rectangular alargada, también llamada «El Calvario», de 42.4 m de largo por 21 m de ancho y una altura de 7 m, en cuyo extremo oeste se detectaron hasta cinco cuerpos escalonados. Esta estructura es la de mayor tamaño y altura en todo el sitio, formando parte de una gran plaza en eje esteoeste con dos altares centrales. En su extremo este se ubica un conjunto de pequeñas estructuras semi destruidas por la ocupación y cultivo actual. Todas las edificaciones de este conjunto están colocadas sobre terrazas escalonadas con esquinas remetidas y muros de retención que también presentan murallas al norte y sur.

Situado al centro del Grupo A se encuentra el Complejo Central sobre un espacio de 63 m de largo y 55 m de ancho. Aquí se encuentra una estructura piramidal al centro cuadrangular de 19 m por un lado y 7 m de alto. En el lado norte se ubica una estructura larga de 10 m de ancho por 60 m de largo, conteniendo tres recintos separados. En el lado este y oeste estructuras domiciliares o cívico religiosas y en el lado sur dos pequeñas estructuras de función no determinada.

Descendiendo en la meseta se encuentra el Complejo Este conformado por un conjunto de estructuras de carácter domiciliar, donde destaca un juego de pelota abierto y una atalaya desde donde se aprecia todo el valle que conduce a Chicaman y varias terrazas escalonadas que descienden a un encaño que lo separa del Grupo B.

EL GRUPO B (Figura 4)

Se localiza al este del Grupo A, situado en la cima de una pequeña colina sobre la cual se asientan dos estructuras rectangulares, a las cuales se asciende por dos terraplenes o escalinatas a través de dos terrazas sobrepuestas. En la parte baja de la colina se ubica una plataforma o parapeto alargado en el eje nortesur, misma que separa al Grupo B del C por un foso defensivo que comunica ambos grupos a través de un puente de piedra.

Al este del Grupo B se encuentra el Grupo C (Figura 5), el cual lo conforman 19 estructuras, algunas de ellas ubicadas sobre pequeñas elevaciones naturales, destacando en la parte plana dos juegos de pelota, uno con terminales abiertas y el otro en forma de I.

EXCAVACIONES

Las excavaciones se concentraron en el Grupo A, y su objetivo era determinar la cronología y rasgos arquitectónicos del sitio, con el fin de compararlos de una manera diacrónica con áreas aledañas al sitio, por lo cual se hicieron pozos en las plazas y calas de acercamiento en estructuras, así como recolección de material arqueológico de superficie.

Las operaciones en la Plaza 1 del Grupo A, se relacionaron a la definición de los estadios constructivos de la plaza, por lo cual se efectuaron dos pozos para la verificación de los pisos constructivos de las mismas. Estos revelaron que la primera ocupación se asentó sobre un relleno de piedra con un piso de tierra apelmazada que se fecha tentativamente para el Protoclásico o Clásico Temprano. Esto se basa en la presencia de un soporte mamiforme recuperado por el Sr. Ymul encontrado cerca del Altar 3 del conjunto de estructuras de dicha plaza, donde también encontró un entierro con múltiples vasijas, una de ellas con soportes mamiformes. Este relleno difiere de los encontrados en la plaza principal y en el juego de pelota, lo que justifica su temporalidad.

Las operaciones en la plaza central se efectuaron con el fin de definir los estadios constructivos de la Pirámide principal y los rasgos arquitectónicos del conjunto, por esta razón no se llegó al nivel estéril en estas operaciones pero se logró identificar dos momentos constructivos del Postclásico Tardío.

Por otro lado, el objetivo de las operaciones efectuadas en el sector Este del Grupo A se encaminaron a confirmar un posible juego de pelota en este sector. Los datos recuperados sugieren un juego de pelota en eje nortesur siendo utilizando parte de la pendiente natural del lado oeste para formar el talud de rebote con la Estructura Este construida artificialmente, como en el sitio Chijolom en Alta Verapaz.

ARQUITECTURA

En el sector oeste se constató que la plaza fue construida sobre un relleno de piedra y tierra en un solo periodo constructivo. En el sector central se pudo identificar dos periodos de construcción; el primero de tierra apelmazada, y el segundo con un piso estucado. En la estructura central se identificaron taludes inclinados con esquinas remetidas, banquetas en el interior de las estructuras y escalinatas salientes, sin alfardas y todas ellas estucadas. Mientras que los palacios presentaron muros verticales y escalinatas salientes.

En todos estos sectores los muros de contención presentan piedra en mortero de argamasa adosada al terreno natural, las terrazas tienen la misma técnica constructiva con el fin de evitar la erosión del terreno. Las estructuras rituales están representadas por pirámides truncadas sin edificaciones superiores y conjuntos de juegos de pelota, adosados al terreno, abiertos y en forma de I. Las estructuras habitacionales son alargadas con pisos estucados algunos con evidencia de pintura roja. También utilizaron el sistema de atalayas, fosos y parapetos defensivos.

CRONOLOGÍA

El resultado de la muestras de cerámica recuperadas en las excavaciones efectuadas en el sitio, determinaron una fuerte ocupación en el Postclásico Tardío, el uso de estuco en las edificaciones, las escalinatas salientes, la pirámide central en la plaza del Complejo Central, estructuras alargadas, mesetas defensivas rodeadas de barrancos en unión con puntas de proyectil de obsidiana, comales, cerámica Blanco sobre Rojo y del tipo Chinautla Policromo que confirman dicho momento.

CONCLUSIONES

En Tz’unun Kaa’b el patrón de asentamiento es puramente defensivo rodeado de barrancos con las estructuras siguiendo el contorno natural del terreno formando patios, plazas y grupos. Estos cuentan con pirámides ceremoniales, edificios cívicos y religiosos, canchas de juego de pelota, construcciones domiciliares, fosos y parapetos, así como murallas, lo que constituye una modificación del paisaje natural.

Su función fue defensiva, donde vivió una élite militar, así como unidades habitacionales elitistas y conjuntos domiciliares de la población rural en sus alrededores. Con base a los datos recuperados en el lugar, podemos decir que este fue ocupado inicialmente durante el Protoclásico o Clásico Temprano, reflejando la presencia de un pequeño grupo en el lugar siendo éstos de la etnia Uspanteka, posteriormente subyugada por los K’iche’ durante el Postclásico Tardío cuando creemos que se hicieron las últimas modificaciones en el sitio.

El objeto de la construcción de estas grandes fortalezas situadas en el reino K’iche’ -como Tz’unun Kaab’ y Pericón- recuerda a lo que dijo Fuentes y Guzmán: «levantaron en sus términos fuertísimas defensas, de máquinas erigidas de piedra y cal con forma de fortalezas, que aseguranse sus gentes, guardasen sus dominios, y fuesen padrones inmemoriales del ámbito de sus señorios y juntamente recuerdo de su grandeza; cuyos vestigios se admiran hoy en lo que fue reino de los Quicheles… como la memorable Parraquín… por cuya razón se hacían más invisibles que los otros, no habiendo por tierra mucha oportunidad para sitiarlos, por la aspereza de las montañas que lo impedían».

Esta clase de sitios defensivos se dieron más que todo a causa de las guerras internas que los Poqomam tenían con sus adversarios K’iche’ y Kaqchikel, y dice Fuentes y Guzmán: «desde el principio les hizo situarse en una eminente, y inexpugnable sitio, por haberlo la naturaleza cenido de peña tajada, con una sola senda capaz de un hombre solo, confiados en que el sitio inaccesible podría por si defenderlos de cualquier invasión pues aplicando los tiros de sus flechas, y muchas piedras que suministraba el propio sitio, no podría ninguna de las naciones acometer a empresa tan arriesgada, y aún tenían por infalible la ruina y perdición de cualquiera que lo intentase. Y mucho más se procuraron fortificarlas oyendo el rumor de las hazañas extranjeras, que para ellos lo eran los españoles». Y al parecer eran tan efectivas sus defensas que nuevamente Fuentes y Guzmán dice «los indios bien proveídos de víveres y armas, continuamente peleaban por la propia defenza arrojando contra los nuestros gran cantidad de piedras, y de saetas que obligaron… a ordenar la retirada, haciendo día de muchos heridos en nuestro campo».

Sin duda alguna la importancia de este sitio radica en que fue un bastión que persistió después de la caída de la capital del reino K’iche’ y que durante más de cinco años en unión con los Ixil defendió su terruño ente la invasión de los españoles.

COMENTARIOS

Sea de la época prehispánica o colonial, Guatemala posee un patrimonio monumental de una riqueza arquitectónica excepcional y única, desafortunadamente poco aprovechada para fines científicos y turísticos que entraña un potencial y un reto para definir la identidad nacional y resaltar los valores de un pasado. Este sigue latiendo en las evidencias dejadas por los pueblos Mayas, y que pudiera significar a la vez un mejor conocimiento de nuestro pasado histórico, ingresos y otros beneficios para las comunidades que cuentan con tal riqueza.

Muchos gobiernos han apoyado proyectos en sitios monumentales, ya internacionalmente reconocidos en los que se han gastado millones de quetzales. Mientras que sitios menores pero de gran valía histórica y cultural como Tz’unun Kaab’, Pericón, Patzan, Chutixtiox, entre otros, no han recibido el mismo interés. Sitios que aunque no pueden competir con la grandeza de Tikal o Uaxactun, podrían en un futuro cercano representar una fuente de ingresos turísticos y conocimientos científicos que ayudarían a comprender nuestro pasado, dado que su gran valor y grandeza radica en ser los últimos bastiones defensivos del valeroso pueblo K’iche’.

Futuras investigaciones pueden revelar más aún sobre su historia, misterio y secretos ocultos, dejados por aquellos arquitectos de los que ya sólo queda su recuerdo y sus edificios soterrados por el paso del tiempo. Es por esta razón que sitios como los mencionados, son lo que tanto el gobierno central, los gobiernos municipales y la iniciativa privada, deberían de preocuparse por rescatar, ya que representan la historia de los últimos señoríos que lucharon en la defensa de su territorio contra la invasión extranjera y que permanecen olvidados y en peligro de ser destruidos por el desarrollo urbanístico actual y aumento demográfico.

Esperamos que los especialistas en conservación, teóricos, historiadores, restauradores, etnólogos y arqueólogos, piensen y discutan sobre tan angustiosa problemática que presentan los sitios de las Tierras Altas guatemaltecas que día a día están siendo irresponsablemente destruidos y saqueados sin que nadie se preocupe por ellos.

REFERENCIAS

Fuentes y Guzmán, Francisco A. de

1969        Recordación Florida. Autores Españoles, Madrid.

Stoll, Otto

1958        Etnografía de Guatemala. Seminario de Integración Social Guatemalteca, Pub.8. Editorial del Ministerio de Educación Pública, Guatemala.

Figura 1 Mapa de Uspantán y delimitación de Tz’unun Kaab’

Figura 2 Plano de Tz’unun Kaab’, por Fuentes y Guzmán

Figura 3 Tz’unun Kaab’, Grupo A

Figura 4 Tz’unun Kaab’, Grupo B

Figura 5 Tz’unun Kaab’, Grupo C

 

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