94. Las capitales del Posclásico Tardío en la región de la Baja Verapaz y K’iche’

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Las capitales del Posclásico Tardío en la región de la Baja Verapaz y K’iche’

 

Introducción

 

Las ciudades de Q’umarkaj, Kawinal y Kajyub, como centros rectores de un territorio determinado, formaron parte de una vasta y compleja red de sitios que dominaron el panorama socio-político, cultural y económico de la Guatemala prehispánica de finales del Posclásico Tardío (Fig.1).

Bien se sabe de la importancia y relevancia que las tres ciudades tuvieron, los textos indígenas como: el Popol-Vuh, el Título Tamub’, Nija’ib’, K’oyoy, Totonicapan y el Drama Rabinal Achi (por mencionar algunos) así lo atestiguan. En varios pasajes se describen como centros protagónicos, con una compleja estructura social y política que definieron internamente su construcción y trazo urbano. Como ciudades ocuparon espacios notablemente defensivos, en el cual integraron paisaje y arquitectura como parte fundamental en la construcción simbólica de dichos lugares. Templos, casas largas, juegos de pelota, altares, plataformas y plazas son algunos de los elementos arquitectónicos relevantes, en donde el último de los espacios jugó un rol trascendental como lugar público, fuente y símbolo del poder cívico, lugar de convergencia para las sociedades de esa época.

A pesar de su renombre, en la actualidad es evidente la falta de investigaciones sistemáticas en dichas urbes que lleven a comprender el funcionamiento y su vinculación como escenarios arquitectónicos, espacios generadores de una memoria colectiva para la sociedad. Es por ello que dentro de los objetivos del presente trabajo está el presentar distintas vistas basadas en la reconstrucción hipotética tridimensional del sitio Kawinal y el Grupo A de Kajyub (elaboradas en el programa de computación Autodesk 3Ds Max), a partir de los mapas originales de Ichon y su equipo (1981) y Smith (1955), para obtener una mejor visualización que permita desarrollar nuevos análisis del patrón de asentamiento y trazo urbano. En relación a Q’umarkaj se contó con el trabajo realizado por Girón (2011), elaborado con base al nuevo mapa del sitio proporcionado por el Proyecto de Restauración Q’um’arkaj dirigido en el 2011 por el Dr. Juan Antonio Valdés.

Así, el presente análisis, lejos de agotar las múltiples interrogantes que pesan sobre su papel como capitales Posclásicas, es más bien, un llamado a la reflexión y estímulo sobre la necesidad de que la arqueología que se practica en nuestro país vuelva sus ojos a estos sitios.

 

Q’umarkaj en la geografía y las investigaciones

 

La ciudad de Q’umarkaj fue una de las más importantes y reconocidas capitales durante el periodo Posclásico Tardío. Su fundación se remonta al año de 1,400 de nuestra era, en una meseta de aproximadamente 1 km2, rodeada de empinados barrancos de entre 80 y 100 m de profundidad, por donde fluyen importantes afluentes tributarios del río Motagua y el Chixoy. El establecimiento del sitio se le atribuye al gobernante Q’uq’kumatz, quien además conquistó los pueblos aledaños. Entre los años de 1,425 – 1,475 el gobernante llamado K’iq’ab’ amplio el dominio quiché a lugares y ciudades como: Zacualpa, Rabinal, Cobán, Quetzaltenango y Retalhuleu, llevando las fronteras hasta el límite con Soconusco.

Al momento de la conquista española (1,524) Q’umarkaj constituía la capital de una confederación política, un espacio simbólico formado por: plazas, avenidas, patios y edificios, que en esencia personificaban elementos naturales como: el agua, fuego, aire, tierra, el movimiento de los astros o bien dioses. Estos componentes emblemáticos fundamentaron la visión del mundo prehispánico, ampliamente utilizados en ceremonias y representaciones llevadas a cabo por gobernantes, quienes invocaban estas fuerzas para mostrar su poder y gloria divina.

Los primeros datos e información con la que se cuenta sobre la ciudad, se remonta a las cartas redactadas por Pedro de Alvarado dirigidas a Hernán Cortés a su arribo a Q’umarkaj, las crónicas de Bernal Díaz del Castillo o bien los escritos de Martín Alfonso Tovilla, Francisco Antonio de Fuentes y Guzmán y Francisco Ximénez.

Pero es hasta los inicios de las primeras décadas del siglo XIX, cuando el gobierno de Guatemala toma la iniciativa de hacer un inventario de los recursos prehispánicos con que contaba el país. Para ello se envió a Juan Galindo a Copán y a Miguel Rivera y Maestre a Q’umarkaj. Años más tarde en 1857 el arquitecto francés César Daly visitó el lugar y elaboró un plano arquitectónico del sitio. Poco tiempo después John Stephens y Frederick Catherwood salieron de la ciudad de Guatemala en mula, el 7 de abril de 1840 para las ruinas de Palenque y aprovechando el viaje hicieron una estadía corta en Q’umarkaj para conocer la urbe. Posteriormente el sacerdote francés Charles Etienne Brasseur de Bourbourg escribió que los planos de Rivera y Maestre publicados por Stephen fueron incorrectos y esperó que Daly publicara los suyos, lo que nunca sucedió, reportándose como extraviados. Un plano abreviado basado en el trabajo de Stephen fue divulgado por Karl Sapper y durante la década de 1920 Franz Termer publicó las primeras fotografías del sitio.

Un dato relevante es que para el 15 de noviembre de 1893, durante el gobierno del presidente General Reyna Barrios se emitió un acuerdo de ley para la conservación y protección de lugar, y que en el año de 1972 se emitió un Acuerdo Gubernativo para declarar a la ciudad como Símbolo Nacional (Ubico 1991).

Las investigaciones en el siglo XX se extendieron con los trabajos de Samuel Lothrop (1933-36), seguido por Robert Wauchope (1947) y los llevados a cabo por El Proyecto Quiche de la Universidad de Albany dirigido por Robert Carmack (1972-1979), o bien los realizados por Yvonne Putzeys y Raquel Macario en los albores del siglo XXI, y finalmente los trabajos de restauración dirigidos por Juan Antonio Valdés en el año 2011.

 

Asentamiento y componentes urbanos

 

El análisis acá presentado se basa en el plano de Wallace (1977) combinado con el elaborado por el Proyecto de Restauración Q’umarkaj en el año 2011, como parte de la intervención del Juego de Pelota. Con esta información y los escritos de los frailes Las Casas y Betanzos se puede argumentar que la administración interna de la ciudad era compleja, ya que si nos basamos en lo descrito por el último de los religiosos citado, Utatlán era gobernada por cuatro linajes mayores: Kaweq, Nija’ib’, Ajaw K’iche’ y Saqik. Cada grupo ocupaba sectores específicos del asentamiento, posiblemente barrios, cuyos conjuntos estuvieron formados por construcciones funcionalmente distintas. Entre ellas destacan espacios abiertos (patios y pasillos), canales hidráulicos y edificios residenciales.

Otro factor que determinó el diseño de este sitio, además del sistema de gobierno, fue el desarrollo que experimentó la sociedad K’iche’, el carácter defensivo y la selección de espacios reducidos y limitados por pendientes, que requirió una planificación para el ordenamiento y aprovechamiento del área disponible (Girón 2011). Fuentes y Guzmán en su famosa obra Recordación Florida describe que la ciudad de Q’umarkaj estuvo dividida en tres secciones o sectores con una función específica. La primera al este fue defensiva, la siguiente al oeste fue residencial y administrativa, y la última la central fue la principal, la que correspondería a la plaza más grande de la urbe, donde se ubicaron los edificios más emblemáticos del sitio, lugar de poder y espacio para materializar a través del ritual las diversas manifestaciones simbólicas.

La ciudad en sí muestra una serie de elementos urbanos altamente complejos, en el que la Plaza Central, rodeada y dominada por dos tipos de edificios (verticales y horizontales) presenta un escenario emblemático. Sobresalen varias estructuras dentro de los cuales se puede mencionar al templo de Tohil, ubicado al oeste y que personificaba al dios patrono de la ciudad, ligado al sol y a connotaciones fálicas (Carmack 2001:358). Enfrente y al otro extremo de la plaza se encontraba el templo de Awilix, divinidad fémina ligada al agua (Ibíd.:362). Y por último al sur se localizaba el templo de Jakawitz, deidad de las montañas, que aunque su fachada no ve hacia la plaza formaba parte de este espacio fundamental para la ciudad (Fig.2).

Asimismo otros edificios ubicados en esta zona fueron las Casas Largas (llamadas también Casas Grandes o Nim Ja), espacio utilizado por los linajes para llevar a cabo sesiones, ceremonias, pago de dotes, fiestas con comida y bebida por motivo de matrimonios entre dichos grupos. Así, estas estructuras llegaron a estar estrechamente asociadas con los grupos de linajes que las ocupaban, y de estar situadas en el centro de la ciudad debieron de tener una connotación altamente especial. Además en esta área se cuenta con el imponente Juego de Pelota (Fig.3), que dentro de este esquema de símbolos urbanos, representaban el paso de los astros de este a oeste, el misterio de la luz y la obscuridad, la vida y la muerte; por eso son considerados como “portales” con el inframundo (Martínez y Quintana 2013). El libro sagrado K’iche’, el Popol Vuh, menciona la importancia de este elemento tangible y mitológico, de gran importancia y prestigio en las ciudades prehispánicas. Como ya se indicó al estudiar los diferentes elementos arquitectónicos ubicados en la Plaza Central, se pueden describir dos tipos de edificios, los verticales compuestos por los templos (Tohil, Awilix y Jakawitz) y los horizontales por plataformas, Casas Largas y el Juego de Pelota. El escenario se ve completado por altares, que en conjunto formaban una plaza que mide aproximadamente 6,000 m2, propicia para albergar a unas 10,000 personas en los eventos de carácter político y religioso llevados a cabo en este lugar.

Esta combinación de edificios verticales y horizontales le proporciona a la plaza y ciudad en general una dinámica especial, rompiendo la monotonía en el paisaje urbano. En sí una combinación de elementos, con aspectos mitológicos que reúnen en un solo espacio los tres niveles del cosmos y por consiguiente dan la posibilidad de recrea con éxito los símbolos y creencias que integraron la sociedad que habitaba y vivía en este lugar. Además los edificios conformaban una barrera alrededor de la plaza, con ingresos estratégicamente ubicados en los extremos, desde donde en perspectiva se podían apreciar la plaza como un espacio vivo y de convocatoria para la sociedad K’iche’, pero igualmente un área controlada que sirvió sistemáticamente para dominar, con el objetivo tácito de validar la autoridad, unificar a un grupo o promover proyectos específicos (Liendo 2011).

La Plaza Central fue uno de los complejos de edificios más significativos que constituyó el espacio central a partir del cual se organizaron los demás conjuntos (Girón 2011), una zona denominada por los arqueólogos de Albany como Plazas Principales Rituales-Conciliares, de acuerdo a las funciones que se le atribuyeron a los edificios allí ubicados.

Por lo general estos grupos de edificios se construyeron en la sección central o más amplia de los sitios, algunas de sus construcciones fueron las más importantes y monumentales, requiriendo una inversión de recursos significativa para su construcción, en donde la interacción social y religiosa fue el punto central de todo fin en sí mismo (Girón 2011). Se debe destacar que al frente de los edificios era fundamental contar con espacio lo suficientemente amplio para que el espectador tuviera la posibilidad y comodidad de poder participar de las ceremonias y rituales que se llevaban a cabo por la clase dirigente.

Por último los edificios fueron construidos en su interior por piedra sin tallar, tierra, talpetate y lodo colocados en forma ordenada y en tramos; en su exterior son escasos los bloques de piedra caliza que aún se pueden observar, ya que Q’um’arkaj fue sometida a un expolio desmedido, cuando está se convirtió en la principal cantera para abastecer de recursos la construcción de la nueva ciudad de Santa Cruz del Quiché.

 

Las capitales de Baja Verapaz

 

El territorio que actualmente corresponde al departamento de Baja Verapaz presentó un incremento poblacional durante el periodo Posclásico y a la vez surgieron importantes centros rectores que se convirtieron en capitales regionales a nivel local, con asentamientos periféricos que brindaban el sustento a los linajes dominantes. Con base en reconocimientos de campo en la región, así como fundamentada en investigaciones previas, Arnauld (1993) definió diversos territorios políticos dominados por los sitios de Kajyub, Chuitinamit (Tzak Pokoma) y Kawinal, en las cuencas de Rabinal, Cubulco y Salama.

Dentro de los rasgos distintivos del patrón de asentamiento en Baja Verapaz durante el Posclásico, Ichon (1996) define ciertos elementos arquitectónicos que conforman las plazas ceremoniales, en donde encontramos cinco tipos de estructuras especializadas, en su mayoría de forma horizontal más que vertical, y son: Casas Largas, Casas del Consejo, Pirámides con Templos Gemelos, estructuras rectangulares y altares. Con base en la presencia o ausencia de estas estructuras Arnauld (1996) estableció una tipología política que clasifica las plazas de los sitios en cuatro rangos, que le sirvieron como base para fundamentar los análisis políticos realizados en la región estudiada. La triada compuesta por la Casa Larga, Casa del Consejo y Pirámide con Templos Gemelos constituye la denominada “Plaza Verapaz” que se estableció por vez primera en el sitio de Kawinal, en la primera fase constructiva del Grupo A durante el Posclásico.

La Casa Larga o Grande, denominada Nim Ja en los textos indígenas, consistía de acuerdo a Arnauld (2001:364) en grandes salones abiertos, por lo menos con tres puertas en su fachada principal y presenta una banca que abarca los tres muros interiores sin puertas. Su función se interpreta como un edificio de reunión, tales como audiencias militares y políticas, celebración de ceremonias rituales públicas o privadas, actividades educacionales o religiosas, actividades de conteo o pago de tributos, entre otras.

En la presente investigación se ha adoptado el término Casa Larga y Casa del Consejo estrictamente relacionado con las proporciones y características morfológicas que presenta Ichon (1996), las cuales establecen que la Casa del Consejo presenta una relación largo-ancho 3/1, con una mayor altura y escalinatas en sus cuatro lados; a diferencia la Casa Larga supera los 3/1 y en ocasiones puede presentar 5/1, con menor altura y escalinatas únicamente en el fachada principal (Ichon 1996:160).

En cuanto a la función de las Casas del Consejo Ichon (1996) considera que podrían haber servido como sede de los linajes gobernantes, tanto a nivel ceremonial o habitacional de élite. Por su parte van Akkeren (2006) debate la función asignada a las Casas del Consejo propuesta por Ichon. Con base en estudios etnohistóricos, dicho autor propone que ambas estructuras –Casas Largas y del Consejo- presentan una misma funcionalidad, atribuida a la recolección de tributo, reunión y audiencia. Actividades principalmente desarrolladas por los representantes principales del chinamital, el cual se establece como “…núcleo de la organización social del Postclásico…” que “…se componía de varios linajes, constituyentes de esa unidad básica. Cada linaje tenía su Casa Larga con banca. Es decir, en términos de patrón de asentamiento, cada chinamital estaba conformado alrededor de una plaza…” (Ibíd.:214).

En cuanto a las pirámides con Templos Gemelos (Fig.4), varios autores han discutido su significado, siendo este uno de los rasgos más característicos de la arquitectura de Baja Verapaz durante el Posclásico, presente en los sitios rectores así como en sitios de marca o control territorial, que tuvieron una funcionalidad ritual y de atalaya. De acuerdo a Fox (1981:332), las pirámides con templos gemelos pueden representar “…la articulación de una ideología con algunos aspectos políticos…”, considerando que un templo representaba a la deidad tribal tradicional y el otro a una deidad militar extranjera. Este concepto también es retomado por Arnauld (1993), quien también considera que los Templos Gemelos se relacionan con una deidad local y una extranjera, que tenían igual importancia dentro del grupo social.

 

La ciudad de Kawinal en la arqueología y etnohistoria

 

Fue el establecimiento más importante de la Cuenca Media del río Chixoy en las Tierras Altas Septentrionales, en el límite departamental de Quiche y Baja Verapaz. Es uno de los pocos sitios Protohistóricos situados en un valle, a diferencia de los asentamientos defensivos ubicados en lo alto de las montañas. Consiste en un centro que ocupa dos terrazas que se encuentran divididas por el río Cala o Blanco, reflejando un patrón dualista y cuatripartito (Ichon et al. 1981). Además existe una serie de pequeños establecimientos periféricos ubicados en un área de 4 km a lo largo de la ribera del río (Fauvet-Berthelot 1986:111) extendiendo su control a todo el valle y dominando indirectamente las cuencas norte y sur de Cubulco (Arnauld 1996.: 21).

El primer reporte sobre el sitio fue hecho en 1857 por Brasseur de Bourbourg, mientras que los primeros mapas preliminares y reconocimientos arqueológicos fueron realizados por Gustavo Espinosa y John Fox, en 1950 y 1973, respectivamente. La urbe fue intensamente investigada en el transcurso de un proyecto de rescate encabezado por la Misión Francesa, debido a la construcción de la hidroeléctrica de Pueblo Viejo-Quixal, que inundó la Cuenca Media del río Chixoy anegando junto con Kawinal más de 40 sitios arqueológicos (Ichon et al. 1981 y 1996). Posterior a la inundación se han publicado diversos estudios que abordan la temática sobre el ordenamiento espacial (Annereau-Fulbert 2012, 2010), análisis comparativos (Arnauld 1993, Annereau-Fulbert 2011) o aspectos de la problemática social contemporánea generada por el desalojo de las poblaciones locales (Palma Ramos 2000; Martínez 2003, 2009 y 2013).

En cuanto a la etimología del nombre del sitio existen diversas propuestas, de las cuales se pude mencionar la planteada por Van Akkeren (2003) que relaciona al nombre con el número cuarenta, derivado del idioma yucateco, la cual también es aceptada por Colop (2008:189) en su traducción del Popol Vuh. Van Akkeren (2003:131) relaciona dicho nombre con el calendario ritual del gremio de los mercaderes de larga distancia fundamentado en unidades de 40 y 9, por lo cual los sitios que formaban parte de las rutas de intercambio a larga distancia pueden presentar nombres inspirados en dicho sistema calendárico, como el caso del sitio Chinautla Viejo, que se relaciona con el número 9, Beleh, de acuerdo a Feldman y Michels.

Kawinal es mencionado en varios documentos etnohistóricos y se considera como una de las diversas estaciones del proceso migratorio efectuado por la sociedad K’iche’ durante el Posclásico (Annereau-Fulbert 2011), siendo este el asentamiento previo a la fundación de Pa Ismachi y Q’umarkaj, de acuerdo al Título de Totonicapán y el Popol Vuh. También se menciona en el Titulo Real de Francisco Izquin Nehaib donde se relata la llegada del Señor Izquin Nehaib al sitio de Kawinal, que se considera en dicho texto como el límite territorial de los Aq’aab’ (Recinos 2001:111). Aunque su identificación étnica ha sido objeto de debate (Annereau-Fulbert 2011:65), se ha planteado que los antiguos habitantes de este centro pertenecían a los linajes Aq’aab (Ichon et al. 1981:210), Toj y Kawek principalmente (van Akkeren 2000:111-114, van Akkeren 2003:121).

 

Patrón de asentamiento y territorio

 

El sitio arqueológico presenta un patrón de asentamiento no centralizado integrado por cuatro conjuntos, cada uno compuesto por un complejo de arquitectura monumental y su respectiva área habitacional (Fig.5). En cuanto a la orientación de las estructuras ceremoniales, Ichon (1981:196) señala que las mismas varían de acuerdo a las limitaciones geográficas. El sitio contó con dos fases de ocupación durante el periodo Posclásico, la primera durante el Posclásico Temprano (de 1190 a 1300 DC) y Posclásico Tardío (1300 a 1570 DC), presentando ligeros cambios en el patrón de asentamiento, cerrando casi completamente las plazas, así como la ampliación de algunas estructuras importantes durante la segunda fase. Se observa una continuidad en la cultura material. El sistema cuatripartito reflejado en el patrón de asentamiento puede indicar la existencia de cuatro linajes o entidades políticas integradas en un mismo asentamiento, presentando cierta unidad, pero a la vez una relativa independencia. Es importante mencionar que todas las Nim Ja de los distintos conjuntos se encuentran orientadas en dirección al río, reflejando una intencionalidad de control sobre el mismo.

El Grupo A (Fig.6) presenta un despliegue arquitectónico monumental poco frecuente en las Tierras Altas de Guatemala, comparable al de las grandes capitales regionales de Q’umarkaj, Iximche y Zaculeu. Sin duda fue la plaza cívico-ceremonial en donde se concentró mayor esfuerzo constructivo, con características arquitectónicas que no se observan en los otros conjuntos, como el Juego de Pelota, así como la gran pirámide con Templos Gemelos, que es la más alta de toda la región, con 10 m de altura (Ichon 1996). De igual forma la Casa Larga A-12 presenta dimensiones bastante notorias (62 m de largo), siendo una de las más grandes en todo el Altiplano guatemalteco.

Asimismo el Grupo A cuenta con un denso conjunto habitacional que abarca un área de dos hectáreas (Ichon 1983) y que fue investigado detalladamente por Fauvet-Berthelot (1986). Es el conjunto residencial más importante del sitio y está compuesto por una serie de 32 conjuntos yuxtapuestos. En total presenta 190 estructuras, las cuales se clasifican de la siguiente forma: 177 estructuras rectangulares, tres estructuras con forma de “herradura”, cuatro estructuras circulares y seis estructuras elípticas (Ibíd.:120). De acuerdo a Annereau-Fulbert (2012) con base en la aplicación de un coeficiente de 8.36 m² de superficie techada por individuo, a las 190 estructuras, se obtiene un total de 589 habitantes, que es inferior al índice anteriormente planteado por Fauvet-Berthelot (1986), que se encuentra en un rango de 1760 a 2047. Sí bien el conjunto carece de un urbanismo bien definido se estableció que existe un marcado eje de circulación en dirección norte-sur (Ichon et al. 1981:70). Las áreas habitacionales de los grupos B, C norte y C sur son menos densas y presentan las mismas características constructivas fundamentales, en cuanto a las técnicas y materiales empleados. Los conjuntos ceremoniales de los grupos B y C replican las características presentes en el Grupo A, aunque con menores dimensiones. El Grupo C se encuentra conformado por dos conjuntos de arquitectura cívico-ceremonial simétricos, mientras que el Grupo B, únicamente cuenta con un conjunto de “Plaza Verapaz” (Fig.7).

Otro dato interesante de Kawinal es el descubrimiento de varios cementerios, ubicados fuera del Epicentro en las faldas de las colinas ubicadas a unos 100 m de la ribera del río y en el cerro Campamento, donde se enterraba a la gente común (Ichon et al. 1981:205), mientras que los personajes importantes a nivel político o social eran inhumados en urnas funerarias depositadas alrededor de templos o altares ubicados en las plazas del epicentro del sitio.

Algunos de los rasgos interesantes de los templos piramidales de Kawinal es la presencia de estelas lisas estucadas ubicadas al centro de los pilares del acceso al recinto superior. La existencia de estelas estucadas durante el Posclásico se ha observado en Iximche (Guillemin 1965), Mixco Viejo (Lehman 1985) y probablemente en Zaculeu, donde se conserva la estela pero no se observan restos de estuco (Smith 1955). Además los templos estaban decorados con esculturas empotradas en las alfardas, que se asocian probablemente a las deidades patronas de los linajes, así como a la importante deidad Quetzalcóatl. Otro rasgo importante identificado en el sitio fue la existencia de restos de decoración policroma en diversas estructuras, con una gama bastante diversa de colores, la cual es muy similar a la reportada en Mayapan (Ichon et al. 1981). Sin duda estas manifestaciones se relacionaban con la ideología de las elites gobernantes, representando la religión oficial, que estuvo fuertemente influenciada por la deidad mercantil de Ek’ Chuah-Jakawitz (Ichon et al. 1981, van Akkeren 2003), sin duda debido al importante papel que tuvo el comercio para los habitantes de Kawinal.

 

Kajyub como centro político y religioso de los Rabinaleb

 

Centro ceremonial ubicado en la parte central de la Cuenca Media de Rabinal, en lo alto de una montaña que domina visualmente el valle donde actualmente se ubica el pueblo de Rabinal, Baja Verapaz. Este sitio presenta marcadas connotaciones religiosas y defensivas típicas del Postclásico, evidentes en su emplazamiento arquitectónico. Kajyub es considerado como la última capital de los Rabinaleb, tomando en cuenta sus características de arquitectura monumental, entre los que por ejemplo se encuentra la integración de tres plazas en el grupo A, atribuyéndoles la función de representar a cada uno de los tres centros soberanos de Rabinal (Kajyub, Saqkijel y Chwitinamit), con lo cual la plaza sería considerada la representación de un microcosmos de toda la cuenca (Arnauld 1993:69).

A pesar de la importancia política que tuvo durante el periodo Postclásico y de las evidencias etnohistóricas, Kajyub aún no cuenta con antecedentes de investigación arqueológica enfocada en procesos de excavación que permitan ampliar el conocimiento del sitio en cuanto a cultura material y cronología cerámica se refieren. Es preciso tomar en cuenta que es hasta el año de 1947 que se lleva a cabo el primer reconocimiento completo a cargo de Ledyard Smith (1955:44-48), quién efectuó el único mapa del sitio que se tiene hasta la fecha, así como dibujos y cortes de las estructuras, con sus respectivas descripciones.

Para la década de los ochentas Arnauld y Breton dirigieron una serie de investigaciones interdisciplinarias en la región, las cuales se enfocaron en el estudio de la conformación política de los territorios durante el Postclásico, con base en el análisis de contextos arqueológicos, geográficos, etnohistóricos y etnográficos de las cuencas de Salamá, Rabinal y Cubulco (Breton 1993). En este sentido Kajyub ha sido objeto de numerosos estudios etnohistóricos (Breton 1999, van Akkeren 2000) debido a que se constituye como el principal escenario del conflicto entre dos jefes guerreros: uno de Q’umarkaj y el otro de Kajyub, representado en el baile drama Rabinal Achí (Fig.8) (Arnauld 1993:5).

Dentro de la tipología política propuesta por Arnauld para la región de Rabinal, Cubulco y Salama se determina que Kajyub pertenece a un sitio de Rango 1, debido a la presencia de plazas con templos gemelos, grandes “casas largas” y “casas del consejo” estructuras rectangulares y altares, siendo todas estas finamente estucadas. Es notoria la ausencia del Juego de Pelota dentro de los indicadores políticos debido a que en la región presenta una distribución espacio-temporal atípica (Arnauld 1993:9 y 29).

 

Patrón de asentamiento y paisaje

 

El patrón de asentamiento de Kajyub inicia con la ruptura total de los emplazamientos Preclásicos ubicados en la parte central de la planicie de la cuenca (Arnauld 1993:32); estableciendo el sitio en la parte superior de una montaña, en la que se distinguen cinco conjuntos arquitectónicos (A-E), con un total de 9 conjuntos del tipo “Plaza Verapaz”. Esta característica también es observada en el homologo sitio de Chuitinamit (Arnauld 1993). En Kajyub las unidades habitacionales se encuentran emplazadas sobre terrazas artificiales y naturales que se extienden en las pendientes altas alrededor del Grupo A, en las pendientes bajas alrededor del Grupo E y encima del Grupo C (Arnauld 1993:40). La arquitectura del sitio se encuentra compuesta por lajas de esquisto, colocadas horizontalmente y pegadas entre sí con argamasa de barro y estucadas. Se caracteriza por presentar escalinatas con alfardas y perfil en talud-tablero (Smith 1955, Arnauld 1993).

El Grupo A es el conjunto arquitectónico más grade y con mayor complejidad a nivel interpretativo debido a la presencia de un rasgo poco usual en las plazas Postclásicas, que consiste en la presencia de tres plazas dentro del mismo grupo. Según el plano de Smith las tres plazas dispuestas de oeste a este en el Grupo A son: la Plaza Principal, la Plaza Central (Fig.9) y la Plaza Este, recalcando dentro de su patrón de asentamiento la ausencia de una vía de acceso en común entre las dos últimas, condicionando el acceso hacia la Plaza Este desde la Plaza Principal. Esto se debe a que cada una de las plazas se encuentra en una terraza distinta, con un marcado cambio de nivel entre las dos últimas plazas. En total el grupo albergó una serie de 22 estructuras. Describiendo brevemente La Plaza 1 o como la denominó Smith, Plaza Principal del Grupo A, se asienta sobre la terraza más elevada del grupo y es la que presenta mayores dimensiones en sus estructuras (en comparación a las estructuras de las otras dos plazas del grupo). Compuesta por una Casa Larga que delimita el lado norte de la plaza, orientada en eje este-oeste con su fachada en dirección sur, lo que permite un control visual de todo el valle, desde este punto. Hacia el oeste se encuentra una Casa del Consejo y una pirámide con Templos Gemelos (que fueron destruidos y en la actualidad se encuentra una capilla); delimitando el área sur de la plaza hay dos Casas del Consejo y dispersos al centro de la plaza se observa un total de 4 altares. Como rasgo sumamente relevante en las descripciones realizadas por Arnauld (1993) se describe la construcción (Estructura 14) de un complejo palaciego no concluido, el cual albergaría a la clase dominante del linaje o chinamital. Así mismo se destaca la presencia de accesos bien definidos en el lado sur y éste de la Plaza Principal del Grupo A, compuesto por conjuntos de escalinatas que facilitan la movilidad en este sector y que muy probablemente hayan sido el acceso principal al sitio.

Seguidamente en dirección este se ubica la Plaza Central, dispuesta sobre una terraza con un nivel más bajo que la Plaza Principal. Compuesta por un total de cuatro estructuras, siendo estas una Casa Larga, un templo central con planta cruciforme y una Casa del Consejo, así como un altar de planta rectangular en el lado oeste del grupo. Por último se localiza la Plaza Este, delimitando el conjunto en esta dirección y ubicada en una tercer terraza dispuesta a menor altura que las dos anteriores, en la que se observa una Casa Larga que rompe el eje establecido (este-oeste) que presentaron las Casas Largas de los conjuntos anteriores y se orienta en eje noreste-suroeste, con su fachada dirigida hacia el centro de la plaza ubicada hacia el este. En forma de escuadra limitan hacia el sur dos Casas del Consejo y en el centro de la plaza se observa un templo de planta radial o cruciforme, así como la presencia de tres altares dispersos sobre la plaza.

El Grupo B se ubica entre las elevaciones que sostienen los Grupos A y C, y se halla conformado por dos estructuras, una Casa Larga orientada en eje este-oeste y un templo de planta cruciforme.

El Grupo C se asienta al norte del Grupo B en una elevación modificada en su superficie, donde se identifican dos terrazas, la más elevada compuesta por una plaza con dos Casas Largas, que se orientan en eje este-oeste, con sus fachadas enfrentadas una con la otra, con dos templos gemelos al centro, dos estructuras o plataformas rectangulares al oeste y un altar cuadrangular con escalinatas en sus cuatro lados. En la terraza sur se observa una estructura aislada identificada como un templo de planta cruciforme, con escalinata en sus cuatro laterales con doble escalinata en sus lados sur y oeste.

El Grupo D se encuentra en el extremo este del conjunto de grupos distribuidos en el epicentro del sitio y se compone por dos plazas, una compuesta por cuatro estructuras y la otra por tres. Presenta un total de dos Casas Largas, tres Casas del Consejo y dos templos. Ambas Casas Largas con la fachada orientada hacia el sur, rasgo que se justifica con el objetivo de tener el control visual del valle y que reafirma el concepto de territorialidad presente en los asentamientos Posclásicos, y más puntualmente en el texto del Rabinal Achi.

El Grupo E se localiza entre el Grupo B y D, y se compone por dos estructuras: una Casa del Consejo y un templo con planta cruciforme y escalinatas en sus cuatro laterales. Es muy notoria la presencia de cuatro escalinatas con alfardas y un descanso, ubicadas en el lado oeste de la terraza superior y que dan acceso al conjunto habitacional disperso sobre las terrazas que se ubican frente a éste.

Por último a 1 km de distancia del Grupo A, en dirección norte, Smith (1955:48) reporta la presencia de una estructura de plata circular de 2.40 m de altura y destaca la referencia realizada por Brasseur de Bourbourg (1855) en donde la denomina como Mumuz que significa altar en K’iche’ y al que se le han asignado funciones de sacrificio ritual. Cerca de esta estructura se encuentra un conjunto de manifestaciones rupestres conocido como la Piedra Baleada.

Kajyub presenta una marcada relación con la geografía sagrada del valle de Rabinal (van Akkeren 2000:274), rodeado por importantes cerros que aun hoy en día son visitados periódicamente para realizar rituales por parte de los pobladores locales. Sin duda era considerado como un lugar central y sagrado, tal como lo indica una de sus denominaciones en el Rabinal Achí: “el ombligo del Cielo, el ombligo de la Tierra”.

 

Reflexiones finales

 

Es evidente que las tres ciudades revisten una singularidad en su patrón de asentamiento, trazo urbanístico y arquitectura. Dos de ellas (Q’umarkaj y Kajyub) fueron asentadas en lugares geográficamente defendibles. Por su parte y aunque Kawinal no cuenta con las mismas características, el lugar donde fue edificada también contempló la posibilidad de ser un sitio de difícil acceso.

Como capitales del Posclásico es indudable que controlaron vastos territorios y con seguridad llegaron a imponer normas y reglas para el perfecto funcionamiento administrativo, en el que él tributo debe de haber sido una norma establecida.

Tanto Q’umarkaj como Kawinal y Kajyub presentan una similitud arquitectónica y trazo urbanístico único. Exhiben edificios verticales y horizontales que integrados al paisaje, provocaron entre propios y extraños admiración por su magnificencia. Por estar ubicadas en lugares de difícil acceso y contar con escaso espacio para su construcción, tuvieron que recurrir a una planificación milimétrica, y si a esto se le agrega la combinación de elementos simbólicos (escultura, pintura y elementos arquitectónicos decorativos) se debe precisar que en sí mismos estos emplazamientos deben ser considerados como lugares cósmicos.

Asimismo se debe mencionar que la existencia de elementos compartidos no llevó a la homogenización completa de las urbes, pues Kawinal y Kajyub a diferencia de Q’umarkaj, contó con la denominada Plaza Verapaz, además de que la última de las ciudades no presenta Templos Gemelos, lo que implicaría una diferencia no solo arquitectónica, sino más bien de tipo social y posiblemente étnica. Independientemente de estas diferencias, a nivel general contaron con plazas públicas, lugar en el cual se llevaron a cabo actividades regidas por un calendario agrícola, social, político o religioso. Lugar de reunión para la sociedad, en donde el carácter sagrado de los rituales como forma de expresión materializada, dio la posibilidad de recrear con éxito la ideología dominante como punto de cohesión. Así las plazas se convirtieron en espacios simbólicos y míticos llenos de significados sociales; esto último está reflejado en la distribución y característica de sus edificios, objetos y rasgos de la topografía local, los cuales proporcionan puntos de referencia y planos de orientación emocional para la convivencia, unión humana y su desenvolvimiento (Tilley 1994:16 citado por Liendo 2011).

Otro dato relevante entre estas ciudades, es que entre Kawinal y Kajyub existe un contraste bien marcado, como lo es la mayor presencia de conjuntos habitacionales en la primera de las capitales, no así en la segunda. Probablemente dos factores son fundamentales para explicar esta situación. El primero es la falta de un reconocimiento sistemático y excavación arqueológica en Kajyub, ya que en el plano preliminar de Smith (1955) solo se indican de forma poco detallada. El segundo consiste en la diferencia existente entre la topografía donde se asentaron los sitios, ya que Kawinal se encuentra en un valle aluvial, mientras que Kajyub se localiza en una cresta montañosa, en las cuales se aprovechó el espacio para el emplazamiento de la arquitectura monumental principalmente.

Por último la relación política entre los Rabinaleb y los K’iche’ centrales se tornó hostil hacia finales del siglo XV, disputando los territorios de una frontera que anteriormente era resguardada por los Rabinaleb, quienes se independizaron del control central de Q’umarkaj y tuvieron su saquiribal en Tzamaneb, primera capital de dicha entidad política (Arnauld y Breton 1993); la transición entre esta capital y el asiento de poder en Kajyub se ve reflejado en el Rabinal Achí (Breton 1999). Por su parte los K’iche’ hacían frente a los Rabinaleb en el importante sitio de Pueblo Viejo Chichaj (Ichon 1975). En síntesis una época convulsa y llena de movimientos sociales y territoriales en la Guatemala del Posclásico Tardío.

 

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Fig. 1: Localización geográfica de los principales sitios del Posclásico (Tomado de J. Saravia 2015).

Fig. 2: Reconstrucción hipotética en 3D y vistas de los grupos principales de Q’umarkaj (Realizada por G. Girón 2011).

Fig. 3: Reconstrucción hipotética del Juego de Pelota de Q’umarkaj (Realizada por G. Girón 2011).

Fig. 4: Vistas de las pirámides con templos gemelos a) Kawinal y b) Kajyub (Reconstrucción hipotética en 3D, J. Saravia 2015).

Fig. 5: Vista panorámica de Kawinal, Grupos A, B, C Norte y  C Sur (Reconstrucción hipotética en 3D, J. Saravia y Miryam Saravia 2015).

Fig. 6: Vista panorámica del Grupo A, epicentro cívico-ceremonial del grupo (Reconstrucción hipotética en 3D elaborada por J. Saravia y Miryam Saravia 2015).

Fig. 7: Reconstrucción hipotética de Kawinal a) Vista panorámica del Grupo B; b) Grupos C Norte y C Sur (Elaboradas por J. Saravia 2015, a partir de los planos de Ichon et al. 1981).

Fig. 8: Representación artística del Baile Drama Rabinal Achi, durante la época Prehispánica (Arte digital Otto Saravia 2015).

Fig. 9: Vista panorámica de la Plaza Principal y la Plaza Central del Grupo A de Kajyub (Reconstrucción en 3D, elaborada por J. Saravia 2014).