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Así hablaban los ancestros: el papel de la arqueología como divulgadora de identidades
Consideraciones iniciales
Cualquier sistema de enseñanza debe ser estudiado, criticado y de ser posible mejorado gradualmente a lo largo del tiempo. La enseñanza de los jeroglíficos mayas debe también someterse a ese escrutinio. Es necesario conocer su historia, su desarrollo, sus agentes y sus logros, destacando las fragilidades, limitaciones y dificultades que el sistema enfrenta cuotidianamente.
Debido a la escasa y casi inexistente bibliografía referente a la historia de la enseñanza de los jeroglifos mayas en Guatemala –de la cual se destaca por su cualidad el capítulo décimo tercero de la obra editada por Andrea Stone, Heart of Creation: The Mesoamerican world and the Legacy of Linda Schele (Grube y Fahsen 2002:216-236), la primera parte del presente artículo contiene fragilidades en lo que se refiere a una secuencia lógica de sucesos, de igual forma la comprensión de la aparición y disolución de las instituciones y organismos ligados a la enseñanza de la epigrafía Maya en tierras del quetzal fue limitada por una multiplicidad de versiones contrarias acerca de su historia. A ese propósito debe ser mencionado que se encuentra en proceso una investigación relativa a la historia de la divulgación y enseñanza de los jeroglíficos mayas en Guatemala, liderado por Camilo Alejandro Luin y Miguel Pimenta-Silva, que culminará en la realización de un artículo científico y de un documental, donde será posible disipar la neblina que existe en redor del pasado de la enseñanza de ese complejo pero bello sistema de escritura que es el Maya. Hasta entonces el presente artículo se presenta como la bibliografía más cercana a la realidad actual y su trayecto educacional desde la década de 1970 del Siglo XX hasta la presente etapa del Siglo XXI.
Érase una vez la enseñanza de los jeroglíficos en Guatemala
Se puede ubicar los primeros intentos de enseñanza de los jeroglíficos mayas en Guatemala en la década de 1980, con el nombre de Linda Schele y más tarde de Nikolai Grube quienes se destacaron como pioneros en el arte de transmitir las llaves que dan acceso al mundo de los jeroglíficos. Su deseo siempre fue compartir con todos la posibilidad de lectura de la escritura Maya antigua en su forma epigráfica, sin embargo el grupo de los descendientes mayas y consecuentemente mayas, eran sus principales destinatarios.
Pero se debe remontar hasta la década de 1970, para destacar la importancia del Proyecto Lingüístico Francisco Marroquín (PLFM) y la organización de talleres de lingüística Maya que se ubicaran en el Centro de Investigaciones Regionales de Mesoamérica (CIRMA), así como debe efectuarse una mención de la importancia de Federico Fahsen como interlocutor, promotor y pieza clave en esta primera etapa, sin su esfuerzo se tendría hoy una Guatemala más pobre desde el punto de vista cultural e identitario. Pero el papel pionero está reservado a Heinrich Berlin, pues sus aportes para la epigrafía y sobre todo para el desarrollo de esa ciencia en Guatemala son eternos, mereciendo ser destacadas (Luján Muñoz 1991:122).
Es durante una célebre excursión a Copán en junio de 1987 después de la realización de un taller de lingüística Maya que Martin Chacach, director del Proyecto Lingüístico Fray Francisco Marroquín, y guatemalteco de origen Kaq’chikel, le propuso a Linda Schele la realización de talleres donde el público al que fue dirigido fuesen los mayas.
Esa labor iniciada por Linda juntamente con otros epigrafistas y lingüistas como Nora England va a tener su continuidad y sus primeros frutos con la aparición de la asociación Oxlajuuj Keej Maya’ Ajtz’iib’ (OKMA) fundada en 1990. Pudiéndose considerar éste como uno de los grandes pasos rumbo a una más compleja y consciente forma de conservación del patrimonio inmaterial, ya que entre los objetivos del OKMA se podría encontrar la formación de recursos humanos, el establecimiento de la escritura y la estandarización de la misma y la elaboración de materiales técnicos y educativos. Sin embargo, a pesar de todo el éxito de la asociación, ésta no resiste a las dinámicas y problemas internos, dejándose desvanecer hasta desaparecer, permaneciendo de forma sólida su legado en el tiempo.
En 1996 entra en escena la Academia de Lenguas Mayas de Guatemala, que posteriormente a la disolución del OKMA va a absorber muchas de las funciones, objetivos, y hasta los mismos recursos humanos.
A la par de la formación de personas no dedicadas a la ciencia, se procedía también a la formación de académicos guatemaltecos, cada vez más capacitados en las áreas de Arqueología y Epigrafía, resultante de un avance de las instituciones de enseñanza guatemalteca, pero también a la participación activa de otras universidades internacionales, que generación tras generación iban posibilitando la llegada de maestros y doctores guatemaltecos que emigraron para poder traer un conocimiento más completo y vasto para su querida nación. En este proceso de capacitación de las nuevas generaciones no se puede dejar de mencionar los nombres de Andrés Ciudad Ruiz, Arthur Demarest, María Josefa Iglesias, William Coe, entre muchos otros que con tenacidad y empeño fueron aportando con sus hallazgos arqueológicos un vasto número de fuentes epigráficas que año tras año quedan más compuestas y robustas.
Una nueva generación de arqueólogos se anexó a los anteriores, entre ellos destacan, Oswaldo Chinchilla y Héctor Escobedo, cientes del papel innegable de la importancia de la epigrafía para la Arqueología Maya, y fuese en contextos universitarios, de trabajo de campo o hasta en cargos políticos supieron dinamizar los estudios epigráficos trayéndolos para la sociedad guatemalteca de una forma más presente.
El importante papel de dos grandes instituciones de educación superior en Guatemala es innegable, con la Universidad de San Carlos y la Universidad del Valle de Guatemala, quienes comprendieron la importancia de tener en sus programas de Arqueología la cátedra de epigrafía y apostando por los valores nacionales para que ocupasen los respectivos cargos de profesores.
Sin embargo no son los únicos espacios intelectuales que merecen un reconocimiento, también el Museo Nacional de Arqueología y Etnología, el Museo Popol Vuh, y muchos otros museos regionales merecen mención sobre todo debido por el dinamismo de sus equipos de trabajadores liderados por sus visionarios directores y conservadores, pues sin duda alguna se transformaron en lugares importantes para la enseñanza de la epigrafía Maya en Guatemala, debido a su intenso apoyo de divulgación de los labores epigráficos. Otra institución que merece un reconocimiento por su apoyo a los epigrafistas es la Fundación Ruta Maya.
Se mencionó ya de forma sucinta un pasado asociado a la academia y a las élites intelectuales guatemaltecas ¿pero dónde se ubica el pueblo y sobre todo los mayas en todo este proceso de enseñanza y de aprendizaje? Cabe a los historiadores saber identificar la importancia del contexto para un mejor entendimiento del crecimiento de la importancia de la epigrafía en Guatemala como punto determinante de un rescate cultural e identitario.
El proceso político conturbado con la existencia de una guerra civil y con la existencia de un genocidio que no afectó solamente la poblaciones mayas sino que dejó marcas profundas en toda la sociedad guatemalteca, hizo que existiera un incremento en el deseo de defender de forma aún más profunda la herencia cultural Maya, fuese ella expresa, en costumbres, idiomas o en pequeños aspectos del cuotidiano. En esta lucha por la salvaguarda del patrimonio los pueblos originarios encontraron en los arqueólogos su grande apoyo, por un lado debido al hecho de que muchos arqueólogos no son de origen guatemalteco, lo que parecía garantizar una imparcialidad política, pero eso no significa que no existiesen muchos arqueólogos guatemaltecos en el campo luchando activamente por la seguridad del patrimonio material e inmaterial Maya.
Faltan aún muchos estudios en esta área del conocimiento que permitan tener una imagen nítida del desarrollo de la identidad Maya por influencia directa de los glifos mayas. Se espera que en las próximas décadas aparezcan estudios que posibiliten una mejor comprensión de ese proceso de afirmación identitaria entre las décadas de 1980 y 1990 del Siglo XX.
La enseñanza de la escritura jeroglífica en Guatemala hoy
Quién hoy por hoy decide aprender a leer jeroglíficos mayas tiene un elevado número de soluciones, sobre todo si vive en Guatemala. Donde actualmente existe una oferta vasta para el aprendizaje de ese milenario sistema de escritura. Sin embargo, la existencia de una oferta vasta no significa que no existan condicionalismos que limiten su aprendizaje. Fueron exactamente esos condicionalismos que Walter Paz Joj afirmó:
“Pues en realidad desde niño me gustaba dibujar, ya viendo imágenes mayas pues me llamaban mucho la atención, aún sin saber a ciencia cierta, algo me decía que eso que veía también lo podría yo hacer pero aún desconocía que tenía una función como escritura en 2008 y 2009 comencé a investigar sobre escritura, leyendo manuales, documentos, etc. buscando en internet, me emocioné sabiendo que se podía escribir con glifos pero tenía la dificultad que leyendo no era lo mismo que alguien te lo explicara” (W. Paz Joj, Comunicación personal, julio 2016).
Esos mismos condicionalismos son identificados por Alejandro J. Garay Herrera, epigrafista hondureño radicado en Guatemala, de forma bastante clara argumenta que éstas barreras pueden limitar el perfil del candidato al aprendizaje de los jeroglíficos mayas:
“Si no vienes a la ciudad a aprender sobre esto, no lo vas a poder aprender. Junto con lo que te menciono antes, también hay que tomar en cuenta que la epigrafía Maya está fuertemente influida por el trabajo de europeos y norteamericanos, casi todo el material para aprender está en inglés, hay poco en español y menos aún en un lenguaje no académico y que sea accesible para la gente común, que no estudia en una universidad” (A. J. Garay Herrera, Comunicación personal, Julio 2016).
Walter no se dejó desanimar por las dificultades iniciales y buscó soluciones, es importante referir que lo hizo por fuerza de voluntad y que muchos en su situación podrían haber optado por el camino más corto y desistiendo de aprender. Sin embargo, ese no fue su camino:
“Luego conseguí el contacto de un amigo Q’eqchi’ formado en escritura, Héctor Xol Chok con él organizamos un pequeño taller en 2010 de un día y ya de allí comenzó mi práctica de escritura como tal esto, solamente usando los glifos para escribir cosas sencillas. Puede parecer extraño, [risos] pero así funciona aún en el pensamiento Maya… que ya cuando comencé a trabajar con imágenes más complejas todo surgió por un sueño, pues fíjate que los talleres sobre escritura Maya como tal los vi la primera vez como imposibles incluso aún, como son los Maya meetings y otros más que realizan en el extranjero para extranjeros, siendo muy pocos mayas los que tienen la posibilidad de asistir a los mismos. En el caso de los talleres que he impartido incluso los he desarrollado con personas que no saben leer y escribir según el sistema kaxlan [español] he adaptado de alguna manera el método para que sea de fácil comprensión para la gente y así facilitar la divulgación del mismo. Es un trabajo arduo, pero es posible de igual manera. Mucha de la información sobre nuevos descubrimientos de escritura vienen en idiomas como el inglés y demás, cosa que aunque la mayoría se publica en internetes aún dificultoso que llegue a las personas de las comunidades mayas” (W. Paz Joj, Comunicación personal, julio de 2016).
Anteriormente se hizo mención de la existencia de una vasta oferta de lugares donde uno puede aprender. Talleres gratuitos y otros con costos son realizados varias veces al año en Guatemala, pero su localización geográfica parece tener efecto disuasorio muy fuerte sobretodo debido a cuestiones económicas como hace notar Garay Herrera:
“También hay cursos “abiertos” (i.e. Museo Popol Vuh), en dónde la gente puede asistir, sin mayores conocimientos sobre el tema, sobre todo si pueden pagar –muchas veces un precio inalcanzable para el ciudadano de a pie– y pueden estar a la hora, en varias ocasiones el horario en el Popol Vuh es por la tarde-noche, haciendo imposible que una persona que se mueve en autobús pueda llegar y quedarse para el curso (después de las 7 no hay transporte), además de que es una [zona] peligrosa para salir a caminar por la noche. Entonces, si no vives en la ciudad de Guatemala o en sus cercanías, o no tienes 400Q o 600Q para pagar un curso, un vehículo para moverte o el dinero para pagar un taxi (en más de una ocasión), no estás inscrito en la universidad o no puedes llegar a la universidad, ¿dónde puedes aprender sobre esto? Si vives en una aldea de Jacaltenango a casi 400 km. de la Ciudad de Guatemala, la respuesta simple es que no hay lugar para aprender sobre esto, por eso la gente que quiere aprender sobre el tema, se sorprende cuando alguien les dice: “vamos a llegar a enseñarles”, porque tradicionalmente eso no ocurre. Si no vienes a la ciudad a aprender sobre esto, no lo vas a poder aprender” (A. J. Garay Herrera, Comunicación personal, julio 2016).
Nótese entonces la existencia de una doble realidad, sea ella producto de circunstancias geográficas (ciudad versus campo), o sea debido a cuestiones económicas. La situación debe ser comprendida en su doble faceta. El Museo Popol Vuh por ser parte constituyente de una institución privada, tiene a su cargo un pesado fardo económico, lo cual tiene que ser compensado a través de la cobranza de un valor estipulado para cubrir los gastos recurrentes. Es una realidad existente no solamente en Guatemala, pero la cual afecta a la mayor parte de los museos privados en todo el mundo. La cualidad de sus talleres es indiscutible, así como su éxito, por lo menos con una parte de la población urbana de la Ciudad de Guatemala. Alejandro Garay Herrera comprende esa realidad, y fue en parte esa la razón que le llevo a abrazar el proyecto Sak Chuwen, pues sentía que podría hacer algo para llegar a aquellos que por diversas razones no pueden llegar hasta la capital.
El proyecto Sak Chuwen ha logrado alcanzar su presencia en casi la totalidad de los departamentos de Guatemala, apoyándose en un equipo multidisciplinar, y bebiendo alguna de la influencia de la extinta OKMA. Sin embargo, las limitaciones económicas les afectan de igual forma como describe el epigrafista:
“Las mayores limitaciones u obstáculos para estos talleres es la falta de recursos para realizarlos, ya que no existe un fondo específicamente destinado a apoyarlos, entonces el mayor problema siempre es conseguir el dinero y lamentablemente sin dinero no se puede hacer nada. Este problema de presupuesto siempre está vinculado al desinterés de parte de las personas que podrían apoyar los talleres. Este desinterés o desconocimiento sobre el tema es el otro gran problema, para muchas personas no tiene sentido enseñar estos temas en Guatemala y menos entre la población indígena, ya que para muchos son simplemente inútiles. Aunque nosotros mismos hemos comprobado (y otros con nosotros) que enseñar esto resulta en un fortalecimiento de la autoestima de las personas, particularmente entre los indígenas, que logran finalmente romper con esa barrera mental creada por la historia criolla racista, que les dice que ellos no pueden conectarse con el pasado grandioso de la civilización Maya. Esto permite que la gente refuerce su identidad étnica y se sientan más seguros del lugar que les corresponde dentro de Guatemala. Que las personas conozcan un pasado del cual se pueden sentir orgullosos, les ayuda a encaminarse mejor dentro de un país multicultural y plurilingüe, como el que Guatemala debe ser, les da el sentimiento de “tener una historia” y con ello un lugar en el mundo” (A. J. Garay Herrera, Comunicación personal, julio 2016).
La falta de recursos económicos en el sector cultural es infelizmente una realidad dolorosa en Guatemala, afectando todos los campos de la cultura, en especial los proyectos y lugares más periféricos del país como es el caso del sitio arqueológico de Tak’alik Ab’aj, como narra el arqueólogo Víctor Hugo Flores:
“La falta de recursos económicos para el mantenimiento de toda el área y el desinterés que muestra el estado para el apoyo de nuestra labor. Pues fíjate que es un poco depresivo porque tu trabajo no está a la vista. Pero cada día es una oportunidad para continuar con esta labor que das a conocer en cada presentación y evento académico” (V. Hugo Flores, Comunicación personal, julio de 2016).
En las palabras de él mismo, la mayor tristeza no viene directamente de la escasez de los recursos económicos, realidad para la cual, desde los tiempos de estudiante, los arqueólogos aprenden a convivir con esa dura realidad, pero no son preparados para otra: la indiferencia que muchas veces existe por parte de las poblaciones más cercanas a los sitios arqueológicos.
“Aquí prefieren ir a beber cervezas e ir a prostíbulos que venir a una charla. Ellos te lo dicen bien claro, “prefieren salir a chingar que aprender algo”. Y otra cuestión es que por lo menos acá a la mara no le gusta estudiar. Ese es el problema que tenemos aquí la gente prefiere ver el cartel de los sapos que un documental. Es un mal malinchismo desgraciado el que se vive. Un punto que quizás te ayude es el de avocarte a los museos de las localidades debido a que en nuestro caso así es como logramos transmitir lo que hacemos año con año en Tak’alik [Ab’aj] y los museos pienso que son un excelente punto de partida” (V. Hugo Flores, Comunicación personal, mayo de 2016).
Es necesario intentar comprender la razón por la cual existe un alejamiento de los pueblos originarios de su propia historia. Por un lado, debiese admitir la posibilidad de algunos elementos, no querer sin ningún motivo aparente además de la falta de interese por tales temas, por otro lado es necesario comprender que un largo periodo de sumisión histórica que envolvió el olvido de su historia, pudo llevar a un mecanismo de defensa que se podría manifestar en la negación de la aprendizaje de Historia y de otros elementos culturales, como los idiomas y hasta la propia escritura jeroglífica. Sin embargo parece existir una luz al fondo del túnel, y a la medida que se efectúan un mayor esfuerzo basado en la paciencia parece existir una esperanza. Alejandro Garay Herrera expresa su experiencia con el proyecto Sak Chuwen:
“Creo que de diez alumnos nueve son mayas, la población ladina que asiste a los talleres por lo general es muy poca, y casi siempre son gente de la Ciudad de Guatemala, que ya tienen algún conocimiento de epigrafía Maya a un nivel más avanzado y son aficionados a la arqueología (o son arqueólogos) y por eso conocen algo del tema, podríamos decir que son un poco más “académicos” que el resto de los participantes, que muchas veces vienen con conocimiento básico o nulo sobre el tema, pero que logran relacionar más afectiva y efectivamente los temas, al entender la correspondencia entre el pasado del que hablamos y el presente que ellos viven, por ejemplo: Una estudiante que teje en su casa en Chimaltenango, y se da cuenta que los trajes que ella teje son parecidos a los trajes de las mujeres mayas del Siglo VII; Un muchacho que es agricultor y a quien le han inculcado el respeto por el maíz y la milpa, y se da cuenta que ese mismo maíz ya fue cultivado, protegido y adorado por sus antepasados, inclusive llegando a adorarlo en forma de una persona, que le recuerda las historias de sus abuelos sobre la “mujer del maíz” o “pixanixim” […] (A. J. Garay Herrera, Comunicación personal, julio 2016).
Hay que recordar la historia de Walter Paz Joj, para seguir su camino y comprender cómo su selección le permitió aprender lo que deseaba. Para eso, nada mejor que leer la explicación en la primera persona de su mentor Héctor Xol Choc, para comprender como funciona el modelo educacional donde se insertó Walter Paz Joj:
“Nosotros (un equipo de aj Tz’ib’ab’ –estudiantes de escritura/pintura maya antigua), vemos que, lo que necesitamos es “formación de gente Maya en el pensamiento Maya antiguo, eso conlleva al sistema tz’ib’”. Pero, no es el trasladar todo lo que gira alrededor de la “epigrafía Maya”, como disciplina, pues conlleva una serie de pasos y procesos como disciplina y normalmente, los mal llamados “talleres de epigrafía”, son solamente traslado de información, de los resultados de lo que la epigrafía ha descubierto, descifrado o tratado [pausa breve] ni siquiera son talleres, son tipo conferencias (bueno, tradición de talleres que viene de la visión norteamericana y que continúa Nikolai [Grube]).La idea es promover el sistema tz’ib’ para escribir, leer, hacer arte, y del desarrollo del pensamiento y por eso, el Congreso que realizamos en El Remate, lo promovimos como estudio de Ojer Maya’ Tz’ib’ (sistema antiguo de escritura/pintura Maya) y no como talleres de epigrafía. Principios básicos: ser hablante de una lengua Maya, saber escribir/leer con el alfabeto latino algún idioma Maya. Y, que participaran en la mayoría de casos, personas provenientes de las diferentes comunidades lingüísticas Mayas pero que tuvieran interés y que fueran maestros o promotores de cultura, lengua y posteriormente promotores del sistema tz’ib’. Y en estos talleres normalmente no enseñamos cuestiones muy técnicas (de la epigrafía: transliteración, etc.). Y nuestro reto como equipo, es hacer que este sistema llegue a todas las comunidades lingüísticas o por lo menos, formar más personas con ciertas aptitudes: pintor, escultor, dibujante, diseñador, tejedor, ceramista, etc.” (H. XolChoc, Comunicación personal, julio 2016).
Verificase pues que el sistema Tz’ib’ es otro modelo de aprendizaje lo cual no se asume como competencia pero como una opción alternativa y puede ser alcanzada de forma independiente o entonces como forma complementaria. Lo que es muy importante es su objetivo como modelo educacional, el cual no esconde su principal público, los pueblos mayas.
“Nosotros, como equipo Maya, lo hacemos con la misión de “reivindicación de un sistema” para que en un futuro, no dependamos tanto del sistema alfabético kaxlan [español]. Aquí, los estudiantes que realicen éste trabajo deben tener “dominio de un idioma Maya”, haber recibido “formación en cuanto a pensamiento y literatura Maya”. Claro, para ello, uno de los compromisos que lleven los que van a “impartir talleres” es la formación de personas que tengan ese futuro cargo. Y no fomentar el “ego” de ser “epigrafista Maya”, como se hace a veces en los talleres… Muchos mayas salen hablando de ser epigrafistas mayas de los talleres que se imparten, cuando solamente han recibido cursos donde les “informan” de los resultados del trabajo epigráfico… por eso cambiamos la forma de “talleres de epigrafía a” estudio del sistema tz’ib’. Si, claro… adquirir la competencia o habilidad de leer y escribir con el sistema tz’ib’ lleva a practicar el sistema tz’ib’, pero no todos van a tener el gusto, la paciencia o el arte del tz’ib’… de los que he seleccionado para formación, los que más han sobresalido y practicado el sistema tz’ib’ son, Walter [Paz] Joj (Kaqchikel), Rony Cabrera (Mam) y Mardoqueo Matías (Mam), pero son pocos los que toman éste sistema como “instrumento” para plasmar y revivir el pensamiento Maya’. Y éste tipo de personas son las que necesitamos formar para recrear el sistema tz’ib’ en los idiomas mayas actuales y los pensamientos tradicionales practicados, así como los históricos también” (H. Xol Choc, Comunicación personal, julio 2016).
Es bastante clara la intención de la reivindicación de un modelo cada vez autónomo, lo que es revelador del éxito que las promociones de la enseñanza de los jeroglíficos mayas han tenido en Guatemala, un trabajo hecho con esfuerzo de muchos, los cuales su nombre no fue mencionado pero que su legado está presente en nuestros días. También igualmente importante es notar un creciente deseo de probar que la epigrafía académica en Guatemala está cada vez más sólida y con una nueva generación de epigrafistas totalmente formados en tierras guatemaltecas.
“El estudio de la epigrafía Maya, en algunos casos, a mí parecer es todavía una disciplina fuertemente colonial, porque aún no se rompe el esquema de que el académico blanco (europeo o gringo) es el que debe de venir a enseñar a los guatemaltecos (mayas o no), muchos dirán: “si no lo dice el extranjero no es válido”, lamentablemente esto también se escucha mucho en Arqueología… Entonces cuando la gente ve que indígenas, como son mis compañeros, rompen con ese esquema se sorprenden y admiran, y se dan cuenta que se puede hacer ciencia siendo indígena, mujer, guatemalteco, etc… Entonces al momento que se enseña, no solamente se enseña el tema, también se demuestra que cualquiera pueda llegar estar al frente y enseñar, siempre y cuando se lo proponga y se prepare para ello. No digo que lo que se haga en E.E. U.U. o Europa sea malo, es solo que también en Guatemala se tiene que empezar a demostrar que se puede hacer ciencia y que en el caso de la epigrafía, también nosotros podemos estar a la altura de los investigadores de fuera. Hay pocos guatemaltecos en el tema, pero confío que con el pasar de los años, se podrán hacer aportes importantes desde aquí, como ocurre en México, donde se generan nuevas discusiones y descubrimientos” (A. J. Garay Herrera, Comunicación personal, julio de 2016).
De las entrevistas efectuadas y parcialmente expuestas, juntamente con una pesquisa de la realidad académica guatemalteca, se identificó la co-existencia de cuatro modelos educacionales referentes a los jeroglíficos mayas, el modelo académico, el semi- académico, el aj Tz’ib’ab’ y el modelo temporal.
El modelo académico se encuentra en manos de la Universidad de San Carlos de Guatemala y de la Universidad del Valle de Guatemala. Entre las características de este modelo se encuentra, la asociación con un vínculo obligatorio de la epigrafía a la carrera de Arqueología; la enseñanza de la epigrafía regulada por los parámetros internacionales; un abordaje con un fuerte componente teórico; implica un acompañamiento bibliográfico actualizado y dominio de varios idiomas no oficiales en Guatemala; dirigido a una población estudiantil con conocimientos alargados y especializados en Arqueología.
El modelo semi-académico no tiene un carácter obligatorio, como en el modelo anteriormente expuesto, esto significa que el presente modelo puede ser aplicado en cualquier espacio físico de Guatemala, inclusivamente en las Universidades del Valle de Guatemala y en la Universidad de San Carlos de Guatemala, siempre que no exista un carácter obligatorio intrínseco. Se considera este modelo, como lo practicado por los talleres del Museo Popol Vuh, y del Proyecto Sak Chuwen, pero con variación personalizada a la realidad urbana versus realidad rural. Entre los trazos característicos de este modelo se encuentra la mezcla de la epigrafía más tradicional con un discurso más accesible a todas las poblaciones sean ellas citadinas o rurales; constitución de un equipo multidisciplinar.
El modelo aj Tz’ib’ab concilia los conocimientos ancestrales mayas con el enseño de la escritura jeroglífica y se caracteriza por el reducido número de alumnos por cada grupo de enseño; mezcla de varios conocimientos desde la música hasta la filosofía; la enseñanza de la escritura jeroglífica es solamente un factor más en la búsqueda de una identidad Maya; no es tan dependiente de apoyo económico, como los anteriores modelos, para ser funcional; es uno de los modelos más productivos a largo plazo; puede tener una relación de complicidad con el modelo temporal, siempre que se benéfico para el presente modelo.
El modelo temporal es entendido como las actividades producidas en Guatemala con organización extranjera, mixta o guatemalteca que ocurren en periodos limitados en el tiempo y los cuales pueden ser irrepetibles. Por su naturaleza este modelo es mayormente próvido de inversiones extranjeras sean ellas del foro de los recursos humanos y o de apoyos económicos de proveniencia extranjera. Se caracteriza por su capacidad de atracción de público nacional y extranjero; se puede realizar en cualquier localización geográfica dentro y fuera de Guatemala; en ocasiones se establece contactos con algunos de los modelos restantes. Algunos ejemplos de estos modelos son los Maya Meetings, o las actividades organizadas y/o financiadas por el Mayas for Ancient Mayan.
Los testigos presentados en el estudio revelan la existencia de algunas fragilidades que parecen ser transversales a casi todos los modelos. Entre esas limitaciones, es posible encontrarse carencias económicas que condicionan la oferta de talleres y su localización, también se identifica una clara divisoria entre públicos (urbanos/rurales, académico/no académico y mayas hablantes/kaxlanos). Sin embargo parece que los modelos existentes garantizaran hasta ahora un desarrollo a nivel del conocimiento de los jeroglíficos mayas en Guatemala. Pero existe espacio para puntuales mejorías y de igual forma para la implementación de un quinto modelo que se planteará en seguida.
Planteamientos para el futuro
El modelo integrado de enseñanza comunitaria tiene como principal objetivo hacer que un número mayor de habitantes rurales puedan utilizar los jeroglíficos mayas para conservar parte importante de su identidad ancestral y actual.
La propuesta de este planteamiento aparece en el seguimiento del presente estudio, como resultado de la reflexión asociada a las siguientes cuestiones: ¿Se está haciendo lo correcto en compartir clases mayormente en la capital y algunas en grandes pueblos del interior de Guatemala, dejando para un claro segundo plano el mundo rural? ¿El conocimiento que se difunde ayuda a la salvaguarda del patrimonio, en especial del patrimonio inmaterial? ¿Se puede hacer más y aún mejor de lo que se hace?
El aprendizaje de la escritura jeroglífica Maya no tiene el mismo impacto en un miembro de una etnia Maya de que en otro elemento de la sociedad guatemalteca y occidental. Se trata de una relación afectiva muy fuerte, fruto de “productos simbólicos acumulados” (Goffman 1995:323), así como una admiración por el pasado y una voluntad de reproducir en el presente ese sistema de escritura. Así, leer la escritura jeroglífica presente en monumentos y artefactos no es suficiente, pues no satisface las necesidades identitarias del presente. Al contrario de lo que pasa con otros sistemas de escritura antiguos, la escritura Maya, aún tiene un vínculo muy cercano con el presente, por ejemplo através de los calendarios mayas que siguen en uso. Son muchos aquellos que entusiásticamente en los talleres hacen preguntas relativas a la correcta utilización de los glifos mayas, para la producción de palabras y textos contemporáneos. Pues es de estas cuestiones que aparece la inspiración para la presente presentación de un modelo integrado de enseñanza comunitaria, de forma a desarrollar un sistema de enseño que vaya al encuentro de estas necesidades étnico-culturales.
Se debe primeramente reconocer que los modelos en vigor de enseño de escritura jeroglífica en Guatemala, son lo más actual y rigoroso posible. Y es debido a sus cualidades que nace el deseo de adentrarse en la cotidianeidad por parte de las comunidades mayas.
En seguida se presenta el modelo de forma general, teniendo como líneas conductoras algunas cuestiones importantes:
¿Cómo llevar la escritura jeroglífica a más regiones de Guatemala?
Una solución posible es que los estudiantes de Arqueología que tengan interés en el tema, puedan optar por la realización de talleres de escritura jeroglífica en comunidades mayas, dichos talleres serían una posible alternativa a las tesis de licenciatura, sin embargo, la actividad anteriormente mencionada debe estar regulada por las Universidades Guatemaltecas y debe ser entregado, al final de la actividad, un informe donde conste las metodologías utilizadas (al criterio del alumno dentro de los modelos educativos existentes en Guatemala y anteriormente identificados), los materiales y herramientas de trabajo, el desarrollo individualizado de cada elemento que participó en el taller. La evaluación estaría pendiente de una evaluación hecha a posteriori, a manera de evaluar si efectivamente los alumnos del taller, pasados algunos meses, siguen dominando la información transmitida durante el taller.
¿Los talleres de escritura jeroglífica son suficientes para una salvaguarda del patrimonio?
A nuestro entender no lo son, no por falta de calidad, pero sí por la amenaza de la globalización. Hoy en día es cada vez más complejo combatir la fuga de los jóvenes a una herencia cultural. En ese paradigma son los idiomas mayas los elementos más vulnerables. Cada año que pasa el número de mayas hablantes parece decrecer a pesar de los constantes esfuerzos para que eso no suceda, sin embargo, ésta no debe ser la única preocupación, pues existe otro factor que tal vez sea aún más preocupante y menos debatido, se trata de la traducción de obras occidentales a idiomas mayas. Aparentemente las traducciones de bibliografías extranjeras a idiomas mayas es algo positivo, pero en la realidad puede esto condicionar a las futuras generaciones y a eliminar la última ventana que arqueólogos, antropólogos, lingüistas, epigrafistas e historiadores tienen para comprender las complejas metáforas de las inscripciones jeroglíficas. Los idiomas son volátiles, son moldeables y son organismos vivos, que se alteran con el tiempo y con los contextos. Por ese motivo cambios en términos de la utilización de voz pasiva por voz activa puede, a pesar de aparente insignificancia, conllevar a cambios drásticos en el pensamiento Maya. De este modo existen varias amenazas que en parte pueden ser combatidas a través de pequeños gestos, como una forma de restaurar a auto-confianza en la identidad Maya. Un gesto sencillo, pero con mucho impacto cerca de las comunidades, es que los arqueólogos y antropólogos que convivan con estas comunidades sean capaces de hablar fluentemente los idiomas locales. Hoy en día es imperativo que un mayista sepa hablar en el mínimo un idioma Maya, se trata de respeto por la cultura que se estudia, pero también una clara y positiva señal a toda la sociedad guatemalteca de que se valoren los idiomas mayas contemporáneos.
¿Qué hacer después del conocimiento transmitido?
Una buena solución sería la estimulación para la realización de códices comunitarios, donde se pudiese organizar una multiplicidad de información relativa a esa comunidad, desde mitología, hasta recetas culinarias, todo escrito en jeroglíficos mayas, parece una solución banal, pero contiene una enorme importancia, ya que al escribirse con glifos los idiomas mayas contemporáneos se está preservando el pasado y el presente, no solamente el aspecto lingüístico sino también el aspecto cultural. Las nuevas generaciones aprenderán a leer y comprender su cultura leyendo directamente de los códices. La compilación de conocimientos nuevamente en códices podrá devolver en parte una identidad negada en tiempos coloniales, por otro lado permitiría a los antropólogos y arqueólogos una base de comparación con otros registros, y se presentaría como una importante herramienta de estudio de la cultura Maya, que también permitiría una mayor autonomía de las comunidades en todos sus aspectos y sus problemáticas, algunas de las cuales fueron previstas por Edgar H. Capio Rezzio (Carpio Rezzio 1998:2). Sin embargo es necesaria la integración de un agente comunitario que sea capaz de dominar los aspectos epigráficos y lingüísticos, al cual se designará como un escriba comunitario, quien deberá asumir las funciones de guardián del conocimiento escrito de la comunidad teniendo entre sus funciones la preparación de las nuevas generaciones, el reaparecer esta figura dentro de las comunidades mayas tendrá una influencia positiva. Este escriba comunitario podrá trabajar en consonancia con los arqueólogos y otros investigadores científicos de modo que se establezca una red de apoyo por si es necesario en alguna situación. Pero se debe advertir que la influencia directa debe ser reducida al máximo, de forma que con el pasar del tiempo sea posible una autonomía en términos de producción literaria que pasado. Por ejemplo, en 20 años un mayista pueda pedir permiso para acceder al códice comunitario, aprendiendo con ello y quién sabe encontrar en ello nuevas pistas para el entendimiento del pasado. Los códices comunitarios constituirán una herramienta vital para la sobrevivencia y salvaguarda del patrimonio inmaterial de los mayas, ya que los mismos tendrán en su contenido, el idioma regional, el sistema de escritura jeroglífico, y un vasto número de informaciones culturales. Su estudio por las nuevas generaciones permitiría un aprendizaje quizá más cerca de un modelo originario. Y solucionando así una vieja cuestión del mundo historiográfico.
Lolmay [García]: “I believe that the most relevant aspects of the Classic period wich asume much importance for the Maya movement are diverse, and I would like to mention a few: […] Education: presently, one speaks of a Maya university, also of a Maya education. But how can one begin if one does not know the history of the education of the Maya? There are ideas about what was Maya education, but they are still vague- Knowledge of different branches of science, among which can be mentioned astronomy, botany, architecture, medicine, and linguistics. For us, it is highly interesting to learn that the writing of the Classic period is base don very profound knowledge of their language. Perhaps in the future, we can develop a new “Maya ethnolinguistics” based on Maya Linguistic concepts and also a linguistic terminology derived from Maya words, for example”.
Consideraciones finales
Se pretende que el presente artículo pueda promover el debate en torno de los modelos de enseñanza-aprendizaje de los jeroglíficos mayas en Guatemala, incluyendo en esa futura discusión los planteamientos propuestos en el presente artículo. No es un proceso sencillo y mucho menos de rápida aplicación, se trata de una acción que debe ser concertada entre instituciones, arqueólogos y comunidades mayas, de forma que las futuras generaciones mayas puedan salir beneficiadas. El planteamiento mostrado aquí, fue presentado a los entrevistados y ha reunido por unanimidad un reconocimiento relativo a su originalidad y pertinencia, haciendo del mismo un modelo que no contrarreste a los restantes modelos educativos. Independientemente de la implementación o no de las propuestas aquí presentadas, no se puede ignorar las críticas presentadas por los entrevistados, pues son sintomáticas de las fragilidades existentes actualmente en los modelos en vigor.
Agradecimientos
Es merecida unas palabras de agradecimiento a Alejandro J. Garay, Camilo Alejandro Luin, Elaine Schele, Héctor Xol Choc, Victor Hugo Flores, Walter Paz Joj por amablemente haber compartido su tiempo y memoria histórica al acceder a nuestra petición de la realización de entrevistas, las cuales serán posteriormente compiladas en forma de un documental. Una palabra de estima y de agradecimiento a Elizabeth Escobar Sayes y a Ángela Fernández por el determinante apoyo para la revisión del texto original. Cabe aún una manifestación de agradecimiento a todo el equipo del XXX Simposio de Arqueología de Guatemala, por el grandioso esfuerzo y forma tan profesional y memorable como durante todo el proceso han acompañado y apoyado ponentes y asistentes. Para finalizar se debe añadir que todas y cualquier falla es de la entera responsabilidad del autor, así como los planteamientos presentados en el presente estudio.
Referencias
Carpio Rezzio, Edgar H.
1998 De las tareas urgentes por hacer en la arqueología de Guatemala. En XI Simposio de Investigaciones Arqueológicas en Guatemala, 1997 (editado por J.P. Laporte y H. Escobedo), pp.1-4. Museo Nacional de Arqueología y Etnología, Guatemala (versión digital).
Goffman, Ervin
1995 Etnicidad y arqueología. En VIII Simposio de Investigaciones Arqueológicas en Guatemala, 1994 (editado por J. P. Laporte y H. Escobedo), pp.323-326. Museo Nacional de Arqueología y Etnología, Guatemala (versión digital).
Luján Muñoz, Luis
1991 El Doctor Heinrich Berlin en la Arqueología Maya: Homenaje. En II Simposio de Investigaciones Arqueológicas en Guatemala, 1988 (editado por J.P. Laporte, S. Villagrán, H. Escobedo, D. de González y J. Valdés), pp.119-128. Museo Nacional de Arqueología y Etnología, Guatemala.
Grube, Nikolai y Frederico Fahsen
2002 The workshops on Maya History and Writing in Guatemala and Mexico. En Heart of Creation: The Mesoamerican world and the Legacy of Linda Schele (editado por A. Stone) pp.216-236, University of Alabama Press, Tuscaloosa, Alabama.