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Putzeys, Yvonne y Edgar R. Ortega
2001 Estado actual y excavaciones en el Castillo de San Felipe de Lara. En XIV Simposio de Investigaciones Arqueológicas en Guatemala, 2000 (editado por J.P. Laporte, A.C. Suasnávar y B. Arroyo), pp.621-629. Museo Nacional de Arqueología y Etnología, Guatemala (versión digital).
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ESTADO ACTUAL Y EXCAVACIONES EN EL
CASTILLO DE SAN FELIPE DE LARA
Yvonne Putzeys
Edgar R. Ortega
La siguiente ponencia corresponde a los resultados obtenidos de varias visitas y de un sondeo arqueológico realizado en el Castillo de San Felipe de Lara, originalmente como parte de la inspección de su estado de conservación, posterior a los sismos registrados el 11 de julio de 1999, los cuales afectaron toda la zona, el mayor de éstos tuvo una magnitud de 6.7 grados en la escala de Richter y 4 grados en la escala de Mercalli, localizándose su epicentro a 29.3 km de profundidad en aguas del Mar Caribe, lo que provocó que el Castillo de San Felipe se encuentre dañado en un 90 % en su estructura, producto de la falla por asentamiento del terreno, la cual es visible en grietas y fisuras de gran longitud y/o profundidad en pisos y muros, tanto interiores como exteriores.
Desde la primera inspección y en todas las subsecuentes visitas y trabajos al mismo, ha laborado conjuntamente personal Técnico del Instituto de Antropología e Historia (DAEH) y del Instituto Guatemalteco de Turismo (INGUAT) ya que es esta entidad quien tiene a su cargo la administración y conservación del Castillo de San Felipe como monumento histórico con utilización turística. El personal de campo fue proporcionado por el Atlas Arqueológico de Guatemala.
Posteriormente a la primera inspección, se determinó la necesidad de realizar un sondeo arqueológico con el propósito de localizar los cimientos originales del edificio, así como la magnitud de varias de las grietas localizadas en los muros exteriores (Figuras 1 a 4).
ANTECEDENTES HISTÓRICOS
El Castillo de San Felipe de Lara es una fortaleza que fue construida para la protección de la zona de los continuos ataques de barcos piratas al puerto de Bodegas, que era el sitio de desembarco de mercaderías provenientes de España, y cuyo destino era la Capitanía General. Además, para resguardar a las poblaciones de los Corregimientos de la Verapaz, Chiquimula y Acasaguastlán, durante el gobierno de la época colonial.
Se conocía en 1644 como Fuerte Bustamante, llamado el Torreón de Defensa ordenado por Diego de Avendaño, Gobernador del Reino de Guatemala, en esa fecha. Con ciertas adaptaciones de muralla ordenadas por el Oidor Lara y Mogrovejo, de quien en parte deriva su nombre.
Diego Gómez de Ocampo diseñó el fuerte con estilo del francés Vauban en 1687, que es la forma que adapta en 1689. En 1697, funcionaba con los baluartes conocidos como de Nuestra Señora de Regla, el de Nuestra Señora de Concepción y el torreón de San Felipe. En 1797, se construyeron las baterías de San Carlos, San Felipe y Santiago, con dos cuarteles más conocidos como Buenavista y Santiago, siguiendo el plan de defensa diseñado por el Ingeniero José Sierra.
Su guarnición en 1797, estaba constituida por 36 infantes: alférez, sargento, condestable 20 de su fundación, 4 acordado por la Junta de Guerra de 1689, 12 que asisten en calidad de auxilio y socorro, el Capellán y los desterrados a prisión. Se incluyen además 4 astilleros.
De las modificaciones después de 1650, tenemos en orden cronológico, según informes de Ortiz de Urbina en 1689, Diego Gómez de Ocampo en 1697, Luis Díez de Navarro en 1743, y de José Sierra en 1797, intervención por el gobierno de la República Federal en 1824, y su final reconstrucción por el Arquitecto español Francisco Ferrús Roig en 1955, contratado por la Dirección General de Obras Públicas del Gobierno de Guatemala, durante la administración del Coronel Carlos Castillo Armas.
DESCRIPCIÓN DEL CASTILLO
El edificio se compone de un baluarte semicircular de 4 m de alto sobre el nivel del río, con un ancho máximo de 20 m, encerrado en dos paredes divergentes, que concluyen en dos torreones ligeramente cuadrados, tiene un artesonado de madera y de teja de barro, correspondiente a la guardia que protegía el fuerte en la época colonial conocido como Pennol, además consta de tres plantas a diferentes niveles y un foso en el ingreso principal con un puente levadizo.
METODOLOGÍA
Para la realización del sondeo, se dividió el área para su registro conforme a su topografía, la cual inhabilita los lados norte (río) y sur (foso), por lo que se trazaron pozos y calas en los muros este y oeste, de diferentes dimensiones, para los distintos objetivos a cumplir.
Se realizó una nivelación general para determinar los diferentes niveles de profundidad del cimiento en relación con el nivel friático.
El propósito de los pozos de sondeo era verificar la profundidad del cimiento, el seguimiento vertical de las grietas visibles, el tipo de basamento utilizado en la reconstrucción de 1955, así como el relleno adyacente. Las calas se trazaron para seguimiento de las grietas visibles longitudinalmente y detectar grietas no visibles en línea horizontal.
Para el sondeo arqueológico se dividió la parte exterior del Castillo en Operación 1 (muro Este) y Operación 2 (muro Oeste).
OPERACIÓN 1
En esta operación se realizaron cinco pozos y dos calas, con los objetivos anteriormente descritos. Comprende todo el lateral este del Castillo, con una longitud de 39.05 m y parte del torreón sureste. Todas las dimensiones de esta operación están referidas a la esquina de unión entre el torreón y el muro exterior (punto de referencia 1), y se toma como nivel 0.00 la parte superior del basamento construido en 1955 (ver dibujos en planta y perfil).
OPERACIÓN 2
Esta operación se localiza en el lado oeste del Castillo, abarcándolo longitudinalmente, consta de cinco suboperaciones y una ampliación, divididos en dos pozos y tres calas con el propósito de localizar el nivel friático y el basamento original del edificio y la banqueta de su reconstrucción en 1955, y principalmente las grietas que se prolongan de los muros al basamento, así como la dimensión de las mismas.
ANÁLISIS CERÁMICO
Se recuperó una pequeña muestra dentro del relleno y sobre los cimientos del Castillo, este material se encontró muy revuelto con cerámica prehispánica, colonial y de fabricación reciente, lo cual sugiere un fuerte movimiento de tierras, posiblemente algunos montículos prehispánicos fueron destruidos para construir el camellón donde se edificó originalmente el Castillo, posteriormente se han hecho remodelaciones del mismo, encontrándose vidrio, metal y cerámica colonial, así como huellas de la última restauración efectuada al Castillo.
Para entender los materiales prehispánicos, es importante mencionar los trabajos realizados en el sitio arqueológico de San Felipe, y en general los estudios realizados en la cuenca del lago de Izabal.
El sitio arqueológico de San Felipe fue trabajado por primera vez por Bárbara Voorhies en 1964 y 1965, fechándolo para el periodo Preclásico (Playa General, 300 AC – 300 DC) y Clásico Tardío (San Felipe, 600-900 DC). En los estudios del Proyecto Arqueológico Izabal, que dirigió Richard Bronson, Juan Luis Velásquez menciona que se confirma ese fechamiento, y además se determina la presencia de un fragmento de cuenco de base anular, del Clásico Temprano (complejo Paraíso 300-600 DC).
Estos estudios han identificado para el Complejo Playa General (Preclásico) las siguientes formas: cántaros globulares con engobe y sin engobe, de la clase Arenoso Con Engobe I, cerámica del grupo Pacay (negro), y de la clase Silícea Sin Engobe del grupo Jucub, así como también cerámica del Grupo Sierra Rojo, grupo mayoritario de las Tierras Bajas durante el Preclásico Tardío.
Entre los materiales de San Felipe se identificó cerámica de la clase Homogénea, que indica una relación en un nivel modal con sitios del Altiplano Central de Guatemala y el sureste del área Maya, en la clase Miraflores Pasta Blanca, tipo Verbena Ivory V: Usulután, como también del grupo Usulután engobe rojo sobre ante, además la mayoría del material obtenido corresponde al Clásico y se distinguen engobes rojos del grupo Conop (Clase Arenoso Con Engobe II), Jotobiq (Clase Pastas Finas) e Itzol (Clase Silíceo Con Engobe II), se confirman entonces, estos tipos y se identifican plenamente (J.L. Velásquez, comunicación personal 2000).
Hay presencia de cántaros de la Clase Silícea I Con Engobe, de los grupos Trup (rojo) y Rax (café) y sin engobe; de los grupos Jucub (tipo Jucub Alisado y tipo Ajcuc Inciso) y Chocooj (con baño), de la Clase Arenoso I Con Engobe; del grupo Ixtamuy (rojo) y sin engobe del grupo Vanidad.
Para el complejo San Felipe (Clásico Tardío), la cerámica de mayor presencia son los cántaros de pasta Silícea del grupo Itzol (rojo) y del grupo Juc, similares en forma a los del grupo Pacay y Jucub del Preclásico.
En los materiales del Castillo, la cerámica más representativa del Preclásico es del grupo Ixtamuy, de la clase Arenoso Con Engobe, en las formas de cuencos, cántaros y tinajas. Hay presencia de Clase Orgánica, grupo Tebalam y de la clase Silícea Con Engobe, hay presencia de cuencos del grupo Trup y del grupo Rax, de la clase Silícea Sin Engobe, se identifica cerámica del grupo Jucub, en cuencos y cántaros.
Para el complejo Paraíso (Clásico Temprano), se identifica cerámica del grupo Pacay, en cuencos de la clase Silíceo Con Engobe, además hay presencia de una clase no identificada en formas especiales (vasija miniatura).
Para el Clásico Tardío se identifica cuencos del grupo Yaxcal, de la clase Silíceo Con Engobe y de la Clase Orgánica en formas de ollas principalmente.
Para el Postclásico, la muestra asciende únicamente a tres tiestos diagnósticos: un fragmento de comal, un micáceo y un tiesto con diseños en rojo sobre naranja, el cual podría relacionarse con el tipo Marihua Rojo, altamente distribuido hacia el límite sureste del área Maya, y finalmente hay presencia de un fragmento de vasija de la Clase Tulum Rojo, en forma de incensario.
La presencia de cerámica fina es evidencia de que este sitio tuvo contactos de intercambio de productos con el área de Alta Verapaz y de las Tierras Bajas de Petén, más recientemente se ha confirmado una relación más estrecha entre el sitio de Quirigua y los sitios de la cuenca superior del lago de Izabal.
De especial interés es la cerámica Colonial, que se puede relacionar más directamente con esta edificación, aunque la muestra es muy pequeña se puede identificar cerámica vidriada tipo Mayólica y sin engobe de uso utilitario.
CONSIDERACIONES FINALES
Finalmente, después de realizar el trabajo tanto de campo como de investigación, concluimos en varios factores determinantes en la situación actual del Castillo, se describen a continuación algunos de los más importantes.
El área donde fue construido el Castillo de San Felipe, era parte del sitio arqueológico San Felipe (Voorhies 1969), el cual reporta una ocupación continua y sin interrupción, que se prolonga desde el Preclásico Medio hasta nuestros días, es decir, que al momento de la llegada de los españoles, el sitio se encontraba ocupado. Con la edificación del Castillo se estableció una ocupación Colonial, que subsistió al periodo Independiente con otra demarcación política hasta la época contemporánea en que se constituye como una aldea del municipio de Livingston.
Los materiales arqueológicos recuperados comprueban estas ocupaciones diversas, y nos permitieron ver los cambios en la cerámica prehispánica y en el vidrio colonial, también el metal en clavos y otros fragmentos nos muestran la evolución tecnológica de los mismos.
A través del sondeo se determinó la existencia de grietas profundas en el basamento, muchas de las cuales fueron la raíz de las que se prolongaron hacia los muros exteriores y continuaron en el piso y muros interiores del Castillo.
Otro factor de consideración es que el cimiento es muy poco profundo y está colocado sobre el nivel friático, lo que aunado a la desproporción del baluarte en relación con el resto del edificio y su ubicación, causan la inestabilidad estructural del mismo. Esto facilitó que al momento del sismo se diera la falla por asentamiento, provocando asimismo que se fracturara transversalmente todo el edificio.
Es importante considerar que el nivel friático en tiempo de verano baja de nivel causando agrietamiento en el suelo, caso contrario a la época de invierno que el mismo suelo se satura de agua, creando filtraciones en el cimiento y en algunos ambientes del Castillo, factor que debe tomarse en cuenta al momento de su intervención.
Es necesario mencionar que otro aspecto que ayudó al agrietamiento en los muros exteriores fue la colocación arbitraria de los drenajes pluviales que contribuye a debilitar la estructura en forma general, tal como se pudo comprobar en los pozos CSF-2-C y CSF-2-D.
La mayor parte de los daños en el Castillo se concentran en los muros restaurados en 1955, esto debido a que el sistema constructivo de los muros no tienen amarre en las hileras de abajo con las de arriba, ni tampoco se utilizó el mismo tipo de piedra y mezclas, originando un sobrepeso en los muros originales y que al mismo tiempo son incompatibles, por lo que resultaron afectados por estos desaciertos.
Es urgente el apuntalamiento de las grietas, tanto en los muros como en los pasadizos. Igualmente, es necesario desarrollar un proyecto integral de restauración del Castillo, donde se involucren entidades nacionales conformando un equipo multidisciplinario que esté a cargo de restauradores guatemaltecos y supervisado por el IDAEH.
REFERENCIAS
Bronson, Richard
1992-3 Informe sobre sitios históricos en la cuenca del lago de Izabal-Río Dulce. Proyecto Arqueológico Izabal. Shell Exploradora y Productora Guatemala B.V. Fundación Ruta Maya.
1992 Atlas de Sitios Arqueológicos. Proyecto Arqueológico Izabal. Shell Exploradora y Productora Guatemala B.V. Fundación Ruta Maya.
Bronson, Richard y Juan Luis Velásquez
1992-3 Informe sobre la cerámica y las figurillas de la cuenca del lago de Izabal. Proyecto Arqueológico Izabal. Shell Exploradora y Productora Guatemala B.V. Fundación Ruta Maya.
Ferrús Roig, Francisco
1960 Relación Cronológica de los Castellanos Gobernadores del Castillo de San Felipe del Golfo (años 1650-1820), con síntesis de los hechos más descollantes de su historia. Anales de la Sociedad de Geografía e Historia 25 (2):150-199. Guatemala.
IDAEH-INGUAT
1999 Situación Actual del Castillo de San Felipe de Lara. Diagnóstico presentado por equipo técnico de IDAEH (Yvonne Putzeys y Rony Chávez) e INGUAT (Lucky Gordillo y Oswaldo Melgar).
Luján Muñoz, Luis
1969 Algunos problemas sobre la protección de los bienes culturales de Guatemala. Antropología e Historia de Guatemala 21 (1-2):3-21. IDAEH, Guatemala.
Ortega, Edgar, Yvonne Putzeys y L. Gordillo
1999 Informe sobre sondeo arqueológico en el Castillo de San Felipe. IDAEH e INGUAT, Guatemala.
Vega de Zea, Lilian
1984 Cerámica Arqueológica de Santa Rosa, Izabal. Tesis de Licenciatura, Area de Arqueología, Escuela de Historia, USAC, Guatemala.
Velásquez, Juan Luis
1992 Nuevas evidencias de la ocupación de las cuencas del lago de Izabal-Río Dulce y este del río Polochic. Tesis de Licenciatura, Area de Arqueología, Escuela de Historia, USAC, Guatemala.
Voorhies, Bárbara
1969 San Felipe: A Prehistoric Settlement in Eastern Guatemala. Tesis Doctoral, Yale University, New Haven.
Zamora Castellanos, Pedro
- Monografías departamentales: Izabal. Anales de la Sociedad de Geografía e Historia 17 (3):168-187. Guatemala.
Figura 1 Planta de excavación (sin escala)
Figura 2 Reporte de daños en Izabal; daños localizados en el primer nivel
Figura 3 Daños en los techos; daños en el segundo nivel
Figura 4 Grieta prolongada; daños en el tercer nivel