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Benítez, José E.
2001 La arqueología de Parramos. En XIV Simposio de Investigaciones Arqueológicas en Guatemala, 2000 (editado por J.P. Laporte, A.C. Suasnávar y B. Arroyo), pp.544-546. Museo Nacional de Arqueología y Etnología, Guatemala (versión digital).
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LA ARQUEOLOGÍA DE PARRAMOS
José E. Benítez
El municipio de Parramos está situado en el departamento de Chimaltenango, aproximadamente a 10 km al sureste de la cabecera departamental del mismo nombre, a 16 km al oeste de la ciudad de Antigua Guatemala, y a 8 km al este de San Andrés Itzapa. La población en su mayoría es de la etnia Kaqchikel con pocos ladinos, siendo los primeros no solo mayoritarios en la principal población sino los únicos pobladores en las aldeas Parrojas, Paraxaj, Pampay, Chitaburuy, Xeparquiy, Cajagualten, Los Corrales, y otros caseríos que se encuentran diseminados entre las montañas que rodean a la cabecera municipal. El actual pueblo de Parramos se encuentra sobre una planicie bien drenada, alejado de las correntadas que descienden de los cerros que motivaron la destrucción a mediados del siglo XIX del primer asentamiento y que actualmente es conocido como Pueblo Viejo, a 3 km al sur del primero.
El objeto principal del Proyecto Etnohistórico Parramos es reconstruir la historia de este importante sector del altiplano guatemalteco, no sólo desde tiempos prehispánicos, sino hasta la colonial, contándose para tal efecto con la arqueología como uno de los principales instrumentos.
EL ESCENARIO
Las investigaciones arqueológicas se centraron en un área de 25 km² que cubre mayoritariamente las montañas adyacentes al pueblo de Parramos, aunque se sabe que la parte plana de esta zona también fue ocupada en periodos prehispánicos por reportes arqueológicos que se conocen. La zona montañosa se caracteriza por tener pendientes suaves en la mayoría de los terrenos, con ocasionales barrancos por donde corren riachuelos con poco caudal en verano, y en otros sólo durante el invierno. Los suelos son de origen volcánico siendo éstos muy ricos y propicios para la agricultura. Hacia el este, colindando con las montañas que rodean al valle de Antigua, se encuentran tres elevados cerros: Pablo, El Manzanillo y El Portal, que probablemente tuvieron una importancia en el pasado indígena como adoratorios naturales.
La vegetación original ha desaparecido en su mayor parte, para dar paso a campos de siembra donde se cultiva maíz, frijol, calabaza, arbeja china, papa, algunas hortalizas, cafetales, tomate, etc, siendo el minifundio el común denominador donde se producen productos de subsistencia. La elevación varía entre 1500 y 2400 m SNM, por donde aún se pueden ver pequeñas porciones de vegetación original que están constituidos por bosques húmedos montañosos bajos subtropicales, formados por rodales de encino, roble, variedades de pino, cerezo de montaña, guachipilín y el madrón de tierra. También se observan árboles frutales como la anona, aguacate y manzanilla. La fauna mayor ha desaparecido quedando únicamente roedores, algunas serpientes, pericas, y cenzontles. Debido al crecimiento demográfico de zonas adyacentes tales como Pastores, Santa Catarina Barahona, San Andrés Itzapa y el mismo Parramos, la presión sobre la tierra es notoria, la que se ha visto desposeída de la capa boscosa, siendo susceptible a la erosión hídrica y eólica, y la desaparición de fuentes de agua que ya se ha dado en algunos sectores.
LA EXPLORACIÓN DEL ÁREA Y SUS RESULTADOS
Lo que se constató durante la primera visita a esta zona fue que se asemeja bastante a las montañas que rodean al valle de Antigua Guatemala, donde se realizó una investigación de campo en 1990 colaborando con el Proyecto Arqueológico Kaqchikel bajo la dirección de Eugenia Robinson. En esa oportunidad se constató que los vestigios arqueológicos, mayormente de áreas domésticas, se encontraban ocupando las partes altas de los cerros y pendientes suaves. Lo primero que se hizo en Parramos fue una prospección al centro ceremonial ya reportado por Edwin Shook en 1972, el cual consiste en una plataforma acondicionada para dar cabida a tres montículos pequeños y a uno monumental, todos de tierra, con depredación en uno de ellos. Con esta información, más un ligero recorrido sobre una ruta prehispánica que comunica Parramos con Santa Catarina Barahona, se planteó la metodología de búsqueda en el mapa 1:50,000, señalando en éste 20 probables áreas habitacionales, y si la suerte ayudaba posiblemente encontrar otros centros ceremoniales como el ya conocido.
Durante la exploración, que aún no ha finalizado, se han detectado 26 áreas domésticas diseminadas por algunos sectores de las montañas, y otros dos posibles centros ceremoniales. Los dos ofrecen contrastes sorprendentes: el primero se encuentra sobre una loma, muy cercano a la aldea de Pampay la cual arrojó mucho material cerámico durante la exploración, y el segundo a escasos metros de las ruinas de la iglesia de Pueblo Viejo. Ambos poseen montículos, aunque muy deteriorados debido a los trabajos agrícolas de los cuales que han sido objeto durante muchos años. Respecto a las ruinas coloniales, no se ha detectado información en los archivos hasta el presente, para determinar la extensión original del pueblo que fue fundado en el siglo XVI por los españoles, por lo que también se tuvo que explorar dónde se encontraban sectores importantes tales como el cementerio, el calvario, y algunos edificios de los cuales aún permanecen algunas paredes en buen estado. La iglesia, el único edificio que aún permanece en pie parcialmente, se encuentra en muy mal estado, habiendo sufrido los efectos del terremoto de 1976, cuando colapsó la bóveda que daba cabida al altar mayor.
Por otro lado, ha llamado la atención diversos trabajos de ingeniería prehispánica detectados dentro de las áreas habitacionales, tales como un puente de tierra de 140 m de largo por dos de ancho y dos de profundidad, que ayuda a salvar la distancia entre dos cerros. Algunos caminos que probablemente son prehispánicos, igualmente tienen trabajos de acondicionamiento para una mejor locomoción, tal como taludes y elevaciones artificiales que van de 1 a 3 m.
La recolección de cerámica y lítica sobre superficie ha sido abundante en la mayoría de sitios explorados, habiéndose detectado filiaciones hasta el momento con el tipo Amatle, Chinautla, y Micácea, lo que estaría dando temporalidades hacia el Clásico Tardío y Postclásico Tardío. Respecto a los ejemplares de lítica, se han encontrado abundantes pedazos de piedras de moler ápodas, otras con soportes mamiformes, manos, las llamadas donas con dibujos que reflejan determinada ideología relacionada con la agricultura. El origen de la obsidiana probablemente es de San Martín Jilotepeque, no descartando otras fuentes como El Chayal, y la de San Bartolomé Milpas Altas.
Los campesinos cuentan haber encontrado numerosos entierros dentro de sus parcelas de tierra, algunos de ellos acompañados de vasijas como ofrendas. Debido a que toda la cerámica encontrada se encuentra esparcida en un gran radio producto de los trabajos agrícolas, no es fácil determinar un área habitacional precisa hasta que no haya excavación arqueológica. Aun con estos inconvenientes, se ha logrado constatar en base de esta información empíricamente recolectada, que las áreas domésticas pudieron haber ocupado la parte superior de las faldas de las montañas, o bien las pendientes suaves, tal y como lo demuestran las actuales poblaciones de Pampay y Paraxaj que se han tomado como modelos de construcción. Ambas aldeas tienen mucho material cerámico prehispánico, por lo que no se descarta que haya habido una ocupación ininterrumpida por lo menos desde el encuentro de las dos culturas.
CONCLUSIONES
Se tiene una amplia área que por el momento cubre aproximadamente 25 km², encontrándose ocupación prehispánica y colonial. En todos los sectores explorados considerados como prehispánicos, se han encontrado vestigios cerámicos, tomando a éstos como indicadores de que hubo población permanente. Aún no se ha determinado la temporalidad más antigua, ya que hasta el momento no se ha efectuado excavación arqueológica en aquellas áreas consideradas como potenciales para encontrar estos vestigios. Tampoco se puede determinar qué lugares tuvieron una posición hegemónica ya que la exploración no ha finalizado.
Hasta el momento se cuenta con una media de 1925 m de altura sobre el nivel del mar, respecto a la ubicación de las áreas de vivienda prehispánicas; algunos lugares como Pampay y Cajagualten, poblaciones modernas probablemente asentadas en sitios arqueológicos, tienen mayor altura. Respecto a la producción de comida, los campesinos actuales pueden cosechar maíz en dos temporadas: una que le llaman de humedad que se comienza en marzo y finaliza en agosto, y la otra de invierno que comienza en mayo y finaliza en noviembre, ambas sólo rinden una vez al año. El frijol y la calabaza se siembran al comenzar la temporada de lluvias. Si se parte de que estos campesinos son herederos del conocimiento prehispánico respecto a cómo cosechar el maíz, se pueden hacer analogías, afirmando que las sociedades antiguas tuvieron el mismo comportamiento en cuanto a la siembra de este cereal, alimento básico de las sociedades indígenas pasadas y presentes.
Relacionado con la investigación prehispánica, surgen preguntas que posiblemente se puedan contestar conforme avancen las investigaciones: 1) la estrategia que utilizaron estos pueblos para cubrirse del frío y proveerse de alimento que les diera suficiente calorías para soportar las bajas temperaturas que azotan a la zona durante los meses que van de octubre a marzo, así como la clase de construcción para sus casas de habitación que bien podrían ser como algunas que aún construyen los pobladores modernos usando productos perecederos muy sencillos. 2) ¿Qué papel jugaron las sociedades aquí establecidas con los pueblos que tenían vecinos en el valle de Antigua Guatemala para el Clásico Tardío, donde la influencia de la cultura Cotzumalguapa se reflejó, pero en Parramos no aparece y otros del lado de Chimaltenango. 3) ¿Por qué los españoles no les dieron el mismo tratamiento de conquista a los pobladores que aquí encontraron así como lo hicieron con el resto de la sociedad Kaqchikel? 4) Debido a que las tierras son tan fértiles y a la cantidad de cerámica de la misma filiación encontrada hasta ahora, es posible que la población ocupase toda la extensión hasta ahora explorada en todos los periodos y no se limitara a ciertas áreas.