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Gutiérrez Mendoza, Edgar
1994 La naturaleza de las terrazas en el sitio Kaminaljuyu/San Jorge. En I Simposio de Investigaciones Arqueológicas en Guatemala, 1987 (editado por J.P. Laporte, H. Escobedo y S. Villagrán), pp.9-11. Museo Nacional de Arqueología y Etnología, Guatemala.
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LA NATURALEZA DE LAS TERRAZAS EN EL SITIO
KAMINALJUYU/SAN JORGE
Edgar Gutiérrez Mendoza
El Proyecto Arqueológico Kaminaljuyu/San Jorge, en la temporada de 1984, tuvo como uno de los temas de investigación la naturaleza de las terrazas ubicadas al oeste del sitio. Esta formación (Figura 1), consistía en tres gradas orientadas norte-sur paralelas al barranco, a las cuales se les dio el nombre de «terrazas» debido a que los conceptos «basamento, cuerpo y plataforma» no eran aplicables. En esa temporada se hicieron pozos de sondeo que aportaron limitada información, por lo que se pensó en excavar una trinchera lo suficientemente larga y profunda que abarcara las tres terrazas. No obstante, debido al escaso tiempo del proyecto no se logró realizarla. En una segunda temporada, durante 1986, se presentó la oportunidad de hacer la trinchera con la ayuda de una máquina retroexcavadora.
Figura 1 Perfil de las terrazas de Kaminaljuyu/San Jorge
Se plantearon las dos siguientes hipótesis para explicar la presencia de terrazas a la orilla del barranco:
- Las terrazas fueron formadas por la presencia de un río que se encontraba en el barranco hace miles de años. Este río provocó que las orillas se desgastaran con el constante paso de las aguas dando la forma de «terrazas».
- Las terrazas encontradas en la orilla del barranco son el resultado de modificación humana para una función indeterminada, pero que podría haber servido para horticultura, viviendas, caminos, etc.
Sobre la base de estas dos hipótesis, los objetivos en el estudio de las terrazas fueron los siguientes:
- Determinar si las terrazas eran naturales o artificiales.
- Dilucidar su utilidad en épocas prehistóricas.
- Determinar su fechamiento.
METODOLOGÍA
En la temporada de 1984 se hicieron varios pozos de sondeo en las áreas norte y sur de las terrazas, los cuales proporcionaron información limitada para responder parcialmente a las hipótesis. Más bien, indican claramente que, para comprobar o rechazar las hipótesis planteadas, sería necesario exponer un perfil continuo a través de las terrazas por medio de una trinchera perpendicular a ellas. Sin embargo, por restricciones de tiempo y dinero no se tuvo la oportunidad para llevar a cabo el estudio hasta dos años después. En enero de 1986, la empresa constructora de la colonia Miralbosque patrocinó otra temporada en el sitio por un mes y medio, permitiendo realizar excavaciones adicionales en una pequeña área habitacional y en las terrazas. A pesar de que en esta temporada se enfrentó el problema de que la primera terraza había sido nivelada con la segunda en un 90%, fue posible localizar un área de 16 m de ancho por 53 m de largo en donde las tres terrazas se encontraban intactas.
Revisando los pozos de sondeo de 1984, en esta zona se pudo observar que el material cultural dejaba de aparecer a una profundidad de 60 cm debajo de la superficie. Más abajo aparecían estratos naturales de talpetate y pómez. En vista de que las capas estratigráficas eran naturales y que el tiempo y mano de obra fue limitada, se optó por utilizar una máquina retroexcavadora prestada de la empresa constructora, para cortar la trinchera perpendicular a las tres terrazas. La distancia de las tres terrazas en total fue de 51 m y aunque el brazo de la máquina no alcanzaba toda la distancia, se logró excavar una trinchera de 36 m por 1 m de ancho, con una profundidad de 6 m, a través de dos de las tres terrazas. Esta trinchera se hizo en 2 horas con 15 minutos, sin riesgo de dañar ni destruir restos arqueológicos. La operación muestra un caso ejemplar que justifica el uso de maquinaria pesada en la arqueología, lo cual normalmente no es una metodología permisible.
RESULTADOS E INFERENCIAS
La retroexcavadora permitió obtener una imagen clara y profunda de los perfiles de las terrazas, las cuales consistían en estratos naturales. Debajo del humus y la capa delgada de material coluvial, había varias secuencias repetidas de estratos naturales de pómez y talpetate. Para entender bien la secuencia geológica, el geólogo Dr. Samuel Bonis gentilmente llegó al sitio para hacer un examen detallado de los perfiles de la trinchera.
La hipótesis de que las terrazas estaban formadas por un río fue descartada por Dr. Bonis debido a que no se observan en la estratigrafía huellas de grava ni sedimentos. Además las terrazas hechas por los ríos son irregulares mientras que las del sitio Kaminaljuyu/San Jorge eran demasiado rectas. El Dr. Bonis opina que la forma de las terrazas definitivamente presenta acción humana y que los perfiles demuestran que fueron cortadas en forma de gradas, lo que no puede ocurrir naturalmente. Sobre la base de la cerámica asociada con las terrazas, se puede inferir que fueron hechas durante el Preclásico Tardío, es decir durante con el periodo más activo de construcción en el sitio y también cuando el canal estaba en uso para agricultura intensiva.
La forma de las terrazas en la orilla de la barranca implica un mayor esfuerzo y mano de obra para su construcción; uno de los objetivos en el estudio fue investigar la función que pudieran haber tenido en la ocupación prehistórica. Las excavaciones mostraron que no fueron utilizadas para viviendas, ni como áreas para la preparación de comida. Puede ser que las terrazas fueron diseñadas por razones estéticas, es decir, por las mismas razones que en otros sitios se encuentran conjuntos de edificios construidos sobre basamentos o plataformas sobre puestos. En la nivelación y construcción de edificios en Kaminaljuyu, hubiera sido normal finalizar emparejando la orilla del terreno en una forma arquitectónica atractiva.
Existe la fuerte posibilidad de que las terrazas fueron utilizadas para horticultura y arboricultura. Aunque esta zona del sitio no contiene el suelo profundo y fértil necesario para cultivos, en tiempos recientes ha sido adecuado para sostener árboles de bosque; huellas de raíces de árboles fueron expuestas por los pozos de sondeo. La necesidad para leña y madera fue indispensable, así como también otros productos de arboricultura y una de las zonas que se adaptaría a la localización de estos recursos serían las terrazas. Los resultados de los estudios paleo-botánicos indican una predominancia de semillas de frutos como aguacate y ciruela, los cuales son árboles adaptados a climas como el del valle de Guatemala.
Es probable que los habitantes aprovecharan la formación de por lo menos una de las terrazas como vereda en dirección a la barranca. En el perfil de la trinchera se notó una capa en el descanso de la segunda terraza el cual, sobre la base de su consistencia compacta y dura, se pudo deducir que estuvo expuesta al aire. Ya que esta capa era bastante angosta, se infirió una vereda. Este camino pudo haber funcionado como acceso al área de donde obtenía agua potable y para facilitar el contacto de una parte de la comunidad con otra sin tener que pasar en medio de las áreas de actividad. Cabe mencionar que para comunicarse fácilmente con el otro lado de la barranca, hubiera sido necesario tener puentes, ya sea de madera o de fibras. Si la inferencia sobre si las terrazas estaban dedicadas a horticultura o arboricultura es correcta, estos árboles a la vez proveerían sombra y evitarían deslaves durante el invierno.
En resumen, se puede concluir que las terrazas fueron hechas artificialmente durante el periodo de mayor ocupación en el sitio, es decir el Preclásico Tardío. No obstante, las inferencias sobre su función permanecen al nivel hipotético.