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Jackson, Sarah E.
2004 Un entendimiento de la jerarquía de los Mayas a través de las élites cortesanas: Algunas reflexiones basadas en datos jeroglíficos y arqueológicos. En XVII Simposio de Investigaciones Arqueológicas en Guatemala, 2003 (editado por J.P. Laporte, B. Arroyo, H. Escobedo y H. Mejía), pp.749-763. Museo Nacional de Arqueología y Etnología, Guatemala.
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UN ENTENDIMIENTO DE LA JERARQUÍA DE LOS MAYAS
A TRAVÉS DE LAS ÉLITES CORTESANAS:
ALGUNAS REFLEXIONES BASADAS EN DATOS
JEROGLÍFICOS Y ARQUEOLÓGICOS
Sarah E. Jackson
En años recientes, los estudios de los Mayas han tenido el beneficio de contar con una mayor cantidad de datos, tanto jeroglíficos como arqueológicos, así como también con un análisis más sofisticado de los patrones entre dichos datos. El resultado es una descripción que emerge de la vida de los antiguos Mayas y proporciona una nueva claridad. Dentro del tema de organización socio-política, los jeroglíficos han revelado que algunos individuos de la élite tuvieron cargos políticos particulares, como aparece registrado en los títulos registrados en los textos. Nuevos conocimientos sobre tales títulos y su significado sugieren que la jerarquía que caracterizó a la sociedad Maya fue mucho más complicada que una división sencilla entre la élite y la gente común. Además, pistas en los textos jeroglíficos han proporcionado resultados de los cuales se pueden obtener entendimientos sutiles sobre las formas y significados de la organización de la élite.
En este trabajo se examinan historias específicas y patrones mayores relacionados con las élites no reinantes, o cortesanas, que indican la posibilidad de hacer contribuciones importantes a entendimientos sustantivos y estructurales de la organización de los antiguos Mayas, a través de los datos jeroglíficos. La hipótesis inicial de esta investigación fue que este grupo de la élite tuvo gran importancia en el funcionamiento logístico y organizativo de las ciudades antiguas. Su prominencia en imagen y texto sugiere que dichas élites sirvieron como un complemento importante infraestructural al rey, quien fue el nexo ritual con la comunidad. Un nuevo examen de los patrones de los títulos y su uso en los textos indica que el significado de estos individuos de la élite fue más complejo, combinando papeles cotidianos y cosmológicos. Además, se investiga la posibilidad de que existan diferencias en tiempo y espacio en manifestaciones de jerarquía entre sitios distintos, encontrándose evidencia importante de historias y estructuras locales. Aunque en muchos casos no se puede descifrar el sentido preciso de los títulos de las élites no reinantes, es aún posible extraer información pertinente para estudiar los patrones de uso.
Este estudio se enfoca en datos jeroglíficos principalmente de cinco sitios de las Tierras Bajas: Piedras Negras en Guatemala, Copan en Honduras, y Palenque, Tonina, y Yaxchilan en México. Estos sitos se eligieron como punto de partida por sus registros escritos ricos en referencias a estas élites. Además, las investigaciones arqueológicas llevadas a cabo en algunos de dichos sitios proveerán información importante sobre la integración de los datos epigráficos y arqueológicos, relacionados con los estudios de las élites. También se discutirán brevemente algunas reflexiones sobre la información arqueológica relacionada. Sin duda, los trabajos sobre este tema se enriquecerán en el futuro por estudio de otros sitios con referencias a los individuos de las élites no reinantes.
DATOS JEROGLÍFICOS: HISTORIAS ESPECÍFICAS
En un trabajo tan breve, no se pueden detallar todos los caracteres cortesanos que se encuentran registrados en los sitios estudiados. En vez de ellos se encuentran las historias de individuos específicos pertenecientes a las élites, las cuales ilustran los diferentes tipos de información que se puede extraer sobre las élites cortesanas. Luego se discuten los patrones mayores de organización y estructura que se distinguen al examinar estos actores individuales. Se enfatiza la importancia de entender la corte real como un lugar vivo poblado por individuos, y se demuestra que el nivel de entendimiento ya está en un lugar en que, aún cuando la información esté a veces fragmentada, se puede conocer a estos personajes antiguos a través de sus registros epigráficos.
En primer lugar se pone atención en una persona que ya ha sido identificada como de importancia en la historia de Palenque: Chak Suutz’, quien jugó un papel significativo durante el reinado del gobernante K’inich Ahkal Mo’ Naab’ III durante el siglo VIII. La prominencia de Chak Suutz’ en los textos de Palenque contribuyó a una confusión inicial sobre si fue verdaderamente un rey. Ahora se sabe que tuvo tres títulos de la élite: bah sajal (entendido como el primero, o más importante, gobernante regional), bah ajaw (el primero, o más importante, señor), y yajaw k’ak’ (“señor de fuego”), y fue tradicionalmente conocido como “capitán de guerra” en el registro de sus cautivos en el Tablero de los Esclavos, y en los Tableros del Orador y Escribano, que incluyen la captura de otro personaje de la élite no reinante, un sajal del Gobernante 3 de Piedras Negras, K’inich Yo’nal Ahk II (Figuras 1 y 2). Significativamente, dada la ubicación del Tablero de los Esclavos, que describe sus actividades, se puede conectar a Chak Suutz’ con el Grupo IV, un patio residencial en Palenque.
Al nivel más básico, Chak Suutz’ ejemplifica a un individuo de la élite no reinante quien: 1) es claramente identificable en, y registrado a través de, textos e imágenes, y 2) llevó a cabo acciones “independientes”: es decir, jugó un papel importante y fue registrado históricamente en la historia de Palenque, incluyendo acontecimientos en donde se le describió como actor principal. Chak Suutz’ destaca también por ocupar múltiples puestos formales, y también se ve evidencia indiscutible que su posición, por lo menos como bah sajal, fue verdaderamente formalizada, pues en el Tablero de los Esclavos se ve a Chak Suutz’ ascendiendo como bah sajal. Este tipo de ascensión es importante porque es paralela (en gramática y concepto), al tipo de advenimiento que ocurre cuando un rey Maya se instala como gobernante.
En cuanto a la relación de Chak Suutz’ con Ahkal Mo’ Naab’, el gobernante para quien sirvió, parece haber sido una progresión temporal de varias personas de la élite nombradas durante el reinado de Ahkal Mo’ Naab. Específicamente, no se ve a Chak Suutz’ al principio del reinado de Ahkal Mo’ Naab: en la plataforma esculpida en el Templo XIX, donde hay imágenes de seis miembros de la corte en el día de su accesión, no se menciona a Chak Suutz’. Debido a que hay otro yajaw k’ak’ de la época de Ahkal Mo’ Naab’, mencionado en el Templo XIX, se debe considerar que Chak Suutz’ pudo sucederle si dicho puesto fue pasado de individuo a individuo. Sin embargo, también es posible que varios individuos ocuparan dicho puesto al mismo tiempo. Como se verá más adelante, en varios títulos hay evidencia para ambos modos de operación; es decir, de una sucesión linear, o de oficiales múltiples simultáneos. Por eso se debe entender el modo de sucesión como único a cada cargo, o a regiones distintas.
Desde una perspectiva más amplia, en el contexto de la sucesión de Ahkal Mo’ Naab, no es sorprendente ver a Chak Suutz’ y a una variedad de otros miembros de la élites no reinantes (por ejemplo, en el Templo XIX). Ahkal Mo’ Naab llegó a ocupar el oficio de rey después de un vacío de 10 años, luego de la muerte de Kan Joy Chitam, el gobernante anterior. La división de poder entre los nobles ha sido vista desde hace mucho como una estrategia usada por los gobernantes para tratar de combatir periodos de debilidad e inestabilidad política o, alternativamente, de controlar élites cada vez más poderosas.
Figura 1 Tablero del Escribano, Palenque
Figura 2 Tablero del Orador, Palenque
Otro tipo de delegación de poder puede ser visto en Yaxchilan, donde hay otro ejemplo de un individuo de la élite especialmente importante, que se conoce por el apodo de “Calavera Grande”, quien aparece de manera prominentemente en las imágenes y textos de varios dinteles del sitio (Figura 3). Calavera Grande fue un sajal que sirvió durante el reinado de Pájaro Jaguar IV, en la segunda mitad del siglo VIII. Significativamente, Calavera Grande lleva otro apelativo, yichaan ajaw, o “tío del señor”, lo que apoya la idea de que este personaje pudo ser cuñado de Pájaro Jaguar IV y tío del príncipe heredero, Itsamnah Balam III. Calavera Grande sirvió como regente de Itsamnah Balam, quien ascendió al trono cuando todavía era muy joven. En este caso, se ve a un individuo de la corte compartiendo un papel especialmente activo en el poder, como regente o guardián del soberano, lo cual constituye otro ejemplo de la importancia de algunos individuos de la élite en tiempos de transición. La historia política de Yaxchilan – específicamente, el interregno problemático que precedió al reinado de Pájaro Jaguar IV – provee apoyo adicional de la importancia de los nobles cortesanos en periodos de crisis política.
Figura 3 Dintel 14, Yaxchilan
Al menos en Yaxchilan, la afiliación posible entre Calavera Grande y la familia real hace cuestionar cuáles de los títulos de la élite discutidos aquí (y, en un sentido más amplio, puestos cortesanos), fueron estrechamente “no reales”. El traslape entre puestos reales y de la alta nobleza se complican más aún en el caso de Yaxchilan por la presencia de dos mujeres reales, las señoras Calavera Ik, esposa de Itsamnah Balam III, y Calavera Roja, esposa de Pájaro Jaguar IV: Calavera Ik fue una señora ajkuhun (guardiana o veneradora), y Calavera Roja una señora sajal (Figuras 4 y 5). Es interesante que la señora Calavera Ik se denomina como ajkuhun porque en Yaxchilan no hay registro de ningún otro título (es decir, no real), ajkuhun. De hecho, el único título que se ve usado en un contexto no real en Yaxchilan es sajal. Como se verá más adelante en la discusión de los patrones más amplios, esta es una descripción mucho más limitada de puestos en la corte real, en comparación con sitios como Palenque, Tonina, o Piedras Negras. Es evidente que el título sajal parece haber sido usado principalmente en la región del Usumacinta.
Figura 4 Dintel 53, Yaxchilan
Figura 5 Dintel 54, Yaxchilan
Trasladándose ahora al sitio de Tonina, se puede examinar otro ejemplo en que se ve una historia relativamente detallada de un individuo de la élite no reinante, Kelen Hix (Figura 6). Kelen Hix fue tanto ajkuhun como tihuun (literalmente “al borde o boca del papel”), un título que sólo se ve en Tonina, y que está tal vez relacionado con el título tisakhuun, que se observa en otros sitios Mayas. Kelen Hix aparece mencionado en varios monumentos y, tal vez más significativamente, parece haber estado afiliado a un total de tres gobernantes diferentes de Tonina, y haber ocupado su cargo por lo menos durante 34 años (Figura 7). Este periodo tan largo en el cargo indica una estabilidad extraordinaria en su posición oficial, así como también demuestra un patrón de lealtad a través de los gobernantes lo que se ve en otros sitios como Piedras Negras y Palenque. Además de su longevidad política, Kelen Hix demuestra un patrón en Tonina, por lo menos, en que las élites no reinantes pueden ser destacadas en sus propios monumentos (por ejemplo, en el Monumento 165).
Figura 6 Monumento 162, Tonina
Figura 7 Monumento 165, Tonina
En cuanto a sus títulos, Kelen Hix se describe como ascendiendo al cargo de ajkuhun, repitiendo la formalización de los puestos cortesanos observados en Palenque. Kelen Hix se describe como «el ajkuhun de los dos k’atunob” en el Monumento 165, el cual registra su muerte e imita los apelativos que se ven adjuntados normalmente a miembros de la familia real. Además, dicho monumento sugiere que existía un paralelismo entre los oficios de la élite y el de los reyes. Como se discutirá en la sección siguiente, su papel como tihuun puede proveer un argumento para el significado y las responsabilidades cosmológicas, versus las logísticas, de las élites cortesanas.
Hasta este momento, se ha puesto énfasis en personas particulares de la élite; ahora se considerará un monumento que provee, en vez del retrato de un individuo, una imagen única de los miembros de la corte real, y un recordatorio de ella como un lugar de la comunidad: el Panel 3 de Piedras Negras, ubicado en el Museo Nacional de Arqueología y Etnología de Guatemala. Este panel registra una reunión en la corte real en el 749 DC (aunque fue creado más tarde, durante el reinado del Gobernante 7), y muestra la celebración del Gobernante 4 por la conclusión de un k’atun como rey. La mayoridad de los individuos mostrados fueron miembros de la corte real, además de visitantes nobles de Yaxchilan, incluyendo al gobernante Yopaat B’alam II quien está supervisando la ceremonia (notablemente, este acontecimiento data del periodo de interregno en Yaxchilan). En cuanto a los títulos legibles, se pueden identificar los de cinco nobles no reinantes de Piedras Negras: un bah ajaw, un anab, un sajal, un bah sajal, y un ajk’uhun.
Además de proporcionar una lista parcial de individuos bastante importantes con derecho a portar títulos, este monumento ofrece varios indicios de que la estructura de la corte real pudo haber sido muy compleja: como ya se ha visto, hay algunos ejemplos de individuos que llevan títulos múltiples, lo cual indica que ocupaban puestos múltiples. La presencia de bah (que significa «el primero» o el «más importante»), junto con ambos títulos ajaw y sajal, indica la presencia de rangos aún dentro de tipos particulares de oficios. Notablemente, Kan Nik Te, la persona llamada bah sajal en el Panel 3, aparece anteriormente en la Estela 5 frente a K’inich Yon’al Ahk II, el Gobernante 3 de Piedras Negras, y allí solamente se le llama sajal, sugiriendo que logró ascender a través del tiempo, o que esta clasificación pudo ser determinada contextualmente (es decir, que se le llama «primer sajal» por la presencia de otros sajalob, así como en el Panel 3). En un patrón relacionado con la sucesión, Kan Nik Te está afiliado a K’inich Yon’al Ahk II en la Estela 3, y con el gobernante siguiente, el Gobernante 4, en el Panel 3. Esto indica que dicho sajal siguió ocupando su cargo pese al cambio de gobernante, y que trasladó su afiliación de un soberano al próximo. En el Panel 3, se nota que algunas de las personas de la élite cortesana representadas allí son referidas por un título, y no por su nombre. Esto parece sugerir que el oficio tuvo mayor significado que el individuo, pero también podría interpretarse como una especie de taquigrafía para individuos que son bien reconocidos, y que por tanto no necesitan ser identificados formalmente por medio de su nombre personal.
Antes de discutir los patrones mayores relacionados con las élites no reinantes, vale la pena considerar el otro lado del espectro, en cuanto a los registros de los sitios con individuos de la élite. Los sitios y los registros epigráficos discutidos con anterioridad se enfocaron en las referencias más ricas y completas de individuos de la élite no reinante. Sin embargo, muchos sitios del periodo Clásico, incluyendo algunos grandes, no cuentan con un registro tan detallado. Un ejemplo impresionante de esto es el de Tikal, que no tiene ni una sola referencia a una persona de la élite no reinante.
De manera similar, en Cancuen, un sitio más pequeño pero con evidencia arqueológica que sugiere la presencia de grupos de patio de la élite, hay poca evidencia epigráfica de un grupo noble no reinante en el sitio. Solamente cuenta con el registro de un individuo de la élite claramente titulado, que aparece mencionado en la Estela 1, en la cual se aprecia la firma del escultor, quien se identifica como el yanabil de Taj Chan Ahk, el gobernante de Cancuen. Se puede debatir el significado de la ausencia de la presencia de la élite no reinante en los textos de estos y otros sitios. La interpretación más extrema para explicar dicha ausencia sería que estas ciudades no tuvieron élites no reinantes (o sea, una corte real formalizada o desarrollada), o, por otro lado, que tuvieron una corte tan extensa como en otros sitios, pero que estos individuos son menos visibles actualmente por un registro monumental incompleto y/o por diferencias en su descripción. Claramente, por toda esta discusión, hay que recordar que nuestra interpretación depende de las representaciones de personajes de la élite, siendo muy probable que existieron élites tituladas en épocas y lugares no registrados en los monumentos.
DATOS JEROGLÍFICOS: PATRONES MÁS AMPLIOS
En la sección previa se trató de comunicar algo sobre los tipos de información histórica disponibles en relación con individuos específicos, y hasta que punto es posible entender las historias particulares. Además, la discusión de las historias particulares también sirve como introducción a los diferentes tipos de información más general que se pueden obtener de los textos. Ahora, desde una perspectiva más amplia, se discutirán los patrones más significativos para el entendimiento de las élites no reinantes.
Al examinar los patrones de surgimiento de los títulos de personajes de la élite, desde una perspectiva cronológica, se pueden interpretar las razones de la aparición de puestos determinados para ellos, y sobre cual fue su significado. Típicamente, la aparición de los títulos de la élite es vista como un patrón – o tal vez estrategia – político del Clásico Tardío. Todas las primeras referencias a las élites no reinantes con títulos en los sitios mencionados caen justo dentro del Clásico Tardío, Sin embargo, se distingue una variación notable entre los sitios en donde las élites cortesanas aparecen más temprano o más tarde. Además, aunque la presencia de la élite no reinante es un fenómeno del Clásico Tardío, es claro que estos cambios en organización o estructura fueron, temporalmente, un patrón que ocurrió durante un periodo largo, en vez de constituir el último esfuerzo de gobernantes sin otras opciones. De los sitios con registros extensos discutidos en este trabajo, Palenque y Tonina (notablemente cercanos uno de otro), cuentan con registros de la élite no reinante que son claramente más tempranos, fechados a más tardar para el siglo VI, mientras que Yaxchilan, Copan y Piedras Negras representan una fase más tardía, empezando tarde en el siglo VII o a inicios del siglo VIII. Como se ve en otros patrones, la aparición, o por lo menos registro, de las élites cortesanas sucede de forma distinta en diferentes regiones.
¿Hay diferencias considerables en las representaciones de las élites cortesanas entre estas dos fases? La fase más temprana muestra una variedad distinta y más amplia de títulos de la élite no reinante, en contraste con los sitios más tardíos donde los títulos son mucho más limitados. Además, en los sitios de la fase más temprana (Tonina y Palenque), es en donde se ven registros de individuos ascendiendo a puestos de la élite no reinante. Como se ha explicado, estas expresiones de ascensión son importantes porque significan la formalización de tales puestos, y porque gramaticalmente (y, por eso, conceptualmente), estos oficios se vuelven más abstractos con el sufijo lel (así como se ve el ajaw ascendiendo al cargo de ajaw-lel, se observa el mismo patrón con los títulos de la élite; Figura 8); estos dos puntos paralelan el oficio más alto del rey, en cuanto a su comprensión y funcionamiento a través de la ascensión.
Estas diferencias sugieren que la aparición, o por lo menos registro, más temprana de las élites cortesanas fue un fenómeno más formal que sus manifestaciones más tardías. Es decir, en un principio se ve una corte más “llena” y además, se observan acciones formales de las élites no reinantes en sus propios monumentos, presenciando los fines de periodo. Más tarde, la representación de la corte real parece más “casual” (por ejemplo, el Panel 3 de Piedras Negras en donde algunos individuos tienen nombres y títulos, mientras que otros sólo títulos) – más tarde parece menos importante registrar el rango completo de títulos, apelativos, o de sus actividades formales. Por supuesto, una pregunta importante es si acontece un cambio verdadero en la realidad (es decir, una disminución en la formalización de las élites no reinantes y una colección menos completa de puestos titulares), o si se ve una transformación en lo que está registrado.
Ahora se considerará la razón para el desarrollo de un grupo elitista no reinante poderoso y titulado formalmente. Tradicionalmente, como ya se mencionó, el aumento del número de personajes de la alta élite durante el Clásico Tardío se vio como una estrategia política utilizada por los gobernantes para diversificar la estructura de poder del reino, para apaciguar a los nobles y estabilizar una influencia en disminución. De los sitios discutidos aquí, Yaxchilan, Palenque y Copan claramente tuvieron problemas de sucesión o dificultades políticas en conexión con la presencia de élites no reinantes. Piedras Negras pudo haber tenido alguna conexión entre un poder político en disminución y los registros de las élites no reinantes. Sin embargo, estos problemas no necesariamente coincidieron con las referencias más tempranas a las élites no reinantes en Yaxchilan y Copan, mientras podría ser alguna correlación en Piedras Negras y Palenque. En Tonina (notablemente uno de los sitios de la “fase temprana”), no hay una conexión clara entre la inestabilidad política y la aparición de las élites altas. Parece que la inestabilidad política pudo haber jugado un papel importante en la presencia de las élites no reinantes y/o en su desarrollo en algunos lugares, pero no en todas partes.
Figura 8 Monumento 183, Tonina
Al considerar los papeles de dichas élites como apoyos posibles, es también significativo distinguir patrones de sucesión de la élite y por eso de la lealtad entre las élites no reinantes y los gobernantes. En Copan hay un ejemplo distintivo de la conexión personal entre un personaje de la élite no reinante y “su” gobernante, en la inscripción de la llamada “Banca de Harvard”, en el Grupo 9M-146. Dicho texto conmemora la dedicación de la casa del protagonista, un ajk’uhun del Gobernante XV, el antecesor de Yax Pasah. Este ajk’uhun tuvo el privilegio de recibir o comisionar una banca con la participación y bendición de Yax Pasah, aunque su primera afiliación quedó registrada con el gobernante previo y difunto, quien le concedió su puesto. Esto parece indicar un énfasis en la conexión personal, en vez de un papel institucionalizado. Notablemente, no se ve este patrón de lealtad individual a un gobernante en ninguno de los textos de los otros sitios examinados aquí. En cambio, consistentemente se ve evidencia de que la sucesión de la élite no reinante tuvo su propio ciclo, aparte del de los gobernantes. Buen ejemplo de esto es el llamado Panel Kan Tok de Palenque, que registró durante largo tiempo la sucesión de personajes de la élite, a través de un título elitista denominado “pájaro con banda” (Figura 9). Los cambios en el personal de la élite con este título no corresponden a los cambios en los gobernantes; de hecho, algunos gobernantes no instalaron su propio noble a este puesto, siendo en cambio heredado, pasando al servicio del próximo rey alguien seleccionado por otro. De manera similar, personajes de la élite como Kelen Hix de Tonina estuvieron afiliados a varios gobernantes. Este ciclo separado de ascensiones de la élite no reinante y advenimientos reales, proporciona evidencia de la existencia de oficios cortesanos distintos a un papel solamente de apoyo al gobernante.
Figura 9 Panel “Kan Tok”, Palenque
En resumen, es demasiado sencillo entender las posiciones poderosas de las élites no reinantes como una respuesta a estructuras dirigentes ya debilitadas o amenazadas, por lo menos en cuanto a su aparición inicial. Claramente podrían ser momentos en que los individuos fueron especialmente destacados en el registro epigráfico, y que hay sin duda ejemplos de que las élites fueron usadas como herramientas políticas, pero se sugiere que su significado fue más profundo y que su desarrollo inicial se debió a otras razones.
De hecho, la evidencia de las imágenes y textos apoyan la idea de que se puede distinguir el significado de las élites cortesanas no sólo en sus roles logísticos u organizativos, sino también en los papeles cosmológicos que jugaron, cuyo sentido se ubica en un contexto más amplio, en el mundo de los dioses. El significado cosmológico emerge, por ejemplo, en una manifestación clara en un panel de Pomona, en donde una serie de personajes titulados de la élite no reinante son nombrados también como pahuatunob, lo cual significa literal y metafóricamente que sostienen al gobernante y su corte. Una imagen más compleja de la mismo metáfora se puede ver en el Dintel 4 de Laxtunich, un sitio satélite de Yaxchilan, en donde se ven dos personajes de la élite no reinante que son llamados pahuatunob y otro más denominado bah sajal, en el acto de sostener el “cielo” en que se sienta el gobernante Itsamnah Balam III, quien recibe algo del sajal Calavera Grande. Aquí, los personajes de la corte literalmente sostienen la base en que se sienta el rey, y le dan su propio poder.
Las inscripciones en Tonina muestran otro ángulo del significado de las élites cortesanas (Figura 10). Allí, hay una colocación cosmológica de personajes de la élite no reinante, y especialmente tihuunob, como paralelo de los Dioses Remeros. Específicamente, hay por lo menos tres referencias en las que nobles cortesanos (incluyendo a Kelen Hix, un personaje mencionado antes, como tihuun), toman el lugar – de manera estructural en los jeroglíficos y metafórica en el ritual – de los remeros, quienes estaban encargados de bañar los fines de periodo. Así se puede distinguir el papel dual de los nobles cortesanos: ambos ubicados en el funcionamiento del reino (como se ve en, por ejemplo, las actividades militares de Chak Suutz’ en Palenque), pero también operando en un nivel más alto. Es decir, no se sugiere solamente que tales personajes de la élite participaron en rituales, pues sin duda lo hicieron, sino también que en un sentido estructural jugaron papeles cosmológicos más amplios, lo cual indica que su lealtad no estaba conectada a “su” gobernante particular, sino a poderes más altos.
PENSAMIENTOS PARA EL FUTURO: DATOS ARQUEOLÓGICOS
Antes de concluir, se presentarán algunas reflexiones sobre como los datos jeroglíficos discutidos aquí tienen el potencial de integrarse con los datos arqueológicos. En un futuro próximo, será importante conectar las observaciones anteriores con una perspectiva desde las trincheras de la jerarquía y organización de la élite, para comparar estas dos perspectivas y ampliar el entendimiento de situaciones en las que no hay registros jeroglíficos extensivos (e.g, Cancuen). En su artículo sobre Chak Suutz’, Linda Schele distinguió un posible paralelo importante entre el Grupo IV en Palenque, donde parece haber vivido Chak Suutz’, y el Grupo Las Sepulturas en Copan, el hogar de por lo menos un ajk’uhun de la élite local. Entre otras similitudes, ella menciona la ocupación residencial a largo plazo del grupo, incluyendo un cementerio que empezó a utilizarse en Clásico Temprano. Además, en Piedras Negras hay un grupo de patio excavado por la autora, posiblemente de la élite no reinante, que tuvo un cementerio similar de la misma época.
Cuando hay textos se puede identificar tales grupos como áreas de residencia de la élite no reinante, así como investigarlos desde esa perspectiva. En esos casos, algunos hallazgos pueden ayudar a interpretar las excavaciones de grupos parecidos (con ubicación en el sitio, disposición, organización arquitectónica y restos materiales similares), en ausencia de identificaciones epigráficas seguras de los ocupantes. Las evidencias arqueológicas pueden ayudar a entender las circunstancias o épocas de aparición de las élites no reinantes y correlacionar una perspectiva arqueológica de acuerdo con su aparición en los textos.
Figura 10 Monumento 140, Tonina
CONCLUSIONES
Para concluir, en este trabajo se han presentado evidencias históricas y estructurales de las élites cortesanas, que emergen cuando se examinan los textos jeroglíficos cuidadosamente. Se propone que se puede lograr un entendimiento mucho más sutil del funcionamiento, organización y significado de la corte real. La evidencia discutida aquí es preliminar, porque sin duda los datos de varios otros sitios harán que el entendimiento de las élites no reinantes sea más complejo. Sin embargo, los textos sugieren que hay diferencias notables en temporalidad y región, en relación con la aparición y funcionamiento de los títulos, y de los nobles por consiguiente. Esto refuerza la idea de que al pensar en la política de las Tierras Bajas Mayas hay que pensar en historias múltiples, en vez de una historia unificada. De manera similar, se propone aquí un entendimiento más complejo de las posibles razones para el desarrollo de una élite cortesana codificada. Se sugiere que estas élites fueron especialmente importantes en momentos de transición política y, además, que jugaron importantes papeles cosmológicos y cotidianos. Esto podría ayudar a explicar su aparición inicial, además de su significado de largo alcance en la política de los antiguos Mayas.
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