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Schieber de Lavarreda, Christa
2006 La cultura de Tak´alik Ab´aj y los Olmecas. En XIX Simposio de Investigaciones Arqueológicas en Guatemala, 2005 (editado por J.P. Laporte, B. Arroyo y H. Mejía), pp.23-36. Museo Nacional de Arqueología y Etnología, Guatemala (versión digital).
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LA CULTURA DE TAK’ALIK AB’AJ Y LOS OLMECAS
Christa Schieber de Lavarreda
Jeremías Claudio Pérez
Palabras clave
Arqueología Maya, Guatemala, Costa del Pacífico, Costa Sur, Retalhuleu, Tak’alik Ab’aj, estilo Olmeca, Preclásico Medio
TAK’ALIK AB’AJ AND OLMEC CULTURE
During the Middle Preclassic, Tak’alik Ab’aj was interacting with the Olmec world as a partner in a long distance business system, sharing cultural values that showed themselves in a prolific sculptural tradition, in the design of public spaces and the ceremonial clay platforms. This did not extend to the local ceramic tradition called Ocosito which retained it own characteristics. The scope of what is and what is not Olmec could bring us closer to understanding the nature of the interaction between the Tak’alik Ab’aj culture and the Olmec.
Entre 900 a 400 AC, Tak’alik Ab’aj fue una ciudad próspera y con fuerte crecimiento, lo que se manifiesta en la arquitectura de plataformas ceremoniales de barro, el diseño de los espacios públicos, y la adecuación del terreno para tales construcciones. En la escultura hay una interesante cantidad de monumentos que exhiben una representativa gama de temas, como la que se encuentra en la zona nuclear Olmeca en Veracruz, México. La producción alfarera es propia de Tak’alik Ab’aj, denominada Tradición Ocosito y guarda en su inventario ancestros de la tradición Ocós.
LA PREGUNTA
Al contemplar la rica expresión ideológica Olmeca en los monumentos esculpidos surge la pregunta de cuál es la naturaleza de la expresión cultural Olmeca en esta ciudad, tan lejana al territorio de la hegemonía Olmeca en San Lorenzo y La Venta en la Costa del Golfo de México. ¿Cuál era la relación de la cultura de Tak’alik Ab’aj con la Olmeca? El objeto del presente trabajo es intentar definir el fenómeno Olmeca en este sitio, basado en la información que se puede encontrar en el legado material de la cultura de Tak’alik Ab’aj.
EL PAISAJE
El desarrollo urbano de Tak’alik Ab’aj inicia su vigoroso despliegue en el Preclásico Medio (las fechas cronológicas presentadas son aproximaciones). La ciudad fue asentada sobre diez terrazas naturales características de las laderas de la cadena volcánica que descienden a la Costa del Pacífico. La superficie de estas terrazas fue el espacio previsto para albergar las plazas de los cuatro grupos arquitectónicos principales (Schieber de Lavarreda y Claudio 2004), dejando establecido desde entonces el trazo regido por 21º que, se cree, está relacionado con la orientación astronómica dirigida a la constelación Osa Mayor (Popenoe de Hatch 2002). En el Grupo Central (Figura 1), el arreglo de las edificaciones sigue un eje este-oeste, como fue observado por Lowe en el sitio Finca Acapulco y San Isidro, Chiapas (Lowe 1977:224, Fig.9.4; Lowe 1998:22, Fig.5), y la apertura longitudinal de las plazas de norte a sur, como pasillo, es semejante al trazo de La Venta (González 1994:99, Fig.6.6).
Característico de este tiempo es el inicio de la tradición de completar el paisaje por medio de nivelaciones cuando fuera necesario, para asentar sus primeras plataformas ceremoniales de barro (Schieber de Lavarreda y Claudio 2004). La manera de aprovechar el paisaje particular de las terrazas de las laderas de la bocacosta para el diseño de sus ciudades, que continuó en el Preclásico Tardío, se encuentra en otros sitios tan cercanos como Chocola, y lejanos como Santa Leticia en El Salvador (Demarest 1986:45, Fig.40), Finca Acapulco en Chiapas (Lowe 1977:224, Fig.9.4), y Chalcatzingo en Morelos (Grove 1994:167, Fig.10.2).
Figura 1 Mapa Grupo Central de Tak’alik Ab’aj
LA ARQUITECTURA
Los registros arqueológicos que contienen las referencias más antiguas en el sitio corresponden al oeste del Grupo Central, al sector denominado riachuelo El Chorro (Schieber de Lavarreda y Claudio 2004). Allí se encuentran restos de construcciones habitacionales con pisos de piedra de canto rodado, postes de madera de canoj y techos de zacatón, junto con canales de conducción de agua. La cerámica recuperada entre las piedras de estos pisos contiene mayormente tipos de la primera parte del Preclásico Medio entre el 800 y 600 AC, denominada fase Ixchiya. Ésta se encuentra mezclada con los tipos más antiguos de la fase Riachuelo entre el 900 y 800 AC. En las excavaciones no se han localizado estratos con cerámica pura de la fase Riachuelo que pudieran evidenciar una ocupación correspondiente a finales del Preclásico Temprano. Junto con la cerámica de estas viviendas se ha encontrado cuentas de jadeíta verde, semillas, polen de maíz (Popenoe de Hatch y Leyden 1994), y semillas de ixcanal, aguacate, jocote, nance y de coyol, que fortalecen la interpretación de un entorno residencial. En este tiempo de la fase Ixchiya se puede iniciar con la cuenta cronológica de la escultura, basado en la relación estratigráfica directa con el Monumento 64 (Figura 2), un petrograbado estilo Olmeca con la representación de un personaje viendo hacia el este, en una posición que sugiere la de un jugador de pelota sosteniendo con un brazo levantado una vara zigzagueante. Este monumento fue cubierto por una nivelación en la fase siguiente denominada Nil, del 600 a 400 AC, sobre la cual se asentó un piso muy formal de cerámica fragmentada y piedras de río muy pequeñas. La solidez de la construcción de este piso sugiere que éste obedece a planes de ocupación posteriores en este sector.
Figura 2 Perfil Este Excavación Riachuelo El Chorro
En tiempos de la fase Nil se registra en el Grupo Central una secuencia dinámica e interesante de arquitectura con plataformas ceremoniales de barro. En el sector sur-oeste, sobre una nivelación de una hondonada en el lado oeste de la Terraza 2, con 4 m de grosor –denominado basamento por la solidez de su construcción– se localizó un conjunto de cuatro plataformas bajas, de las cuales tres forman un Juego de Pelota con una cancha de 5 m de ancho (Figura 3). Las dimensiones promedio de estas plataformas son 23 m de largo por 8 m de ancho y 1 m a 1.50 m de alto.
En el sector central de este grupo arquitectónico, debajo de la gran plataforma ceremonial de la Estructura 7, las excavaciones revelaron más de este tipo de arquitectura y otra nueva. En el extremo norte de esta gran plataforma, donde se ubica la pequeña Estructura 7A, se vuelve a registrar un componente de una plataforma baja de barro de dos versiones, asentado sobre un basamento muy similar al del Juego de Pelota. La primera versión de la plataforma tiene un piso de taxcal de color rosado, molido, hasta el momento único en su naturaleza de los pisos encontrados, por lo que se nombró la Estructura Rosada I y II. Esta estructura fue cubierta por un núcleo de barro que corresponde a las dimensiones de la versión ampliada de la Estructura Rosada II que alcanzó un largo de norte a sur de 7 m. Este núcleo es un ejemplo excelente del desarrollo de un sistema constructivo en barro que posteriormente se encuentra bajo el mismo concepto en otras regiones, como las Tierras Bajas Mayas, ejecutado con piedra caliza (Crasborn 2005b).
Figura 3 Sección N-S Estructura Sub-1
Este año se expuso debajo del extremo sureste de la Estructura 7, una estructura escalonada de cinco cuerpos con un promedio de 0.80 m de alto y con descansos de 0.80 m de ancho, que van reduciéndose gradualmente conforme ascienden los cuerpos (Figuras 4a, b y c). La altura de esta edificación que, en contraste con las plataformas bajas mencionadas, está asentada directamente sobre el suelo natural, alcanza los 4 m. Cuando fue concebida la edificación de la gran plataforma ceremonial de la Estructura 7, el componente de la Estructura Rosada y la Estructura Escalonada fueron soterradas, colocando grandes masas de barro para darle forma a la gran plataforma ceremonial con 112 m por 79 m y una altura de 3 m, y sobre ésta se asentaron las pequeñas Estructuras 7A en el extremo central norte y al este la 7B.
Con este despliegue de diversas formas de edificaciones no cabe duda de la importancia ceremonial que esta haya tenido y el poder y riqueza de sus autores. Al respecto de esta diversidad de formas arquitectónicas y cambios grandes, en especial en el tamaño, había surgido la inquietud de que la naturaleza distinta de las edificaciones pudieran corresponder a etapas o fases sucesivas propias del Preclásico Medio, y que el cambio o desarrollo de las formas arquitectónicas pudiera encajar con el observado en la cerámica entre las fases Ixchiya y Nil. El cuidadoso análisis de la cerámica por. Marion Popenoe de Hatch, hasta el momento no puede confirmar que el desarrollo de las diversas edificaciones mencionadas puede concordar con el desarrollo de la fase Ixchiya a Nil.
Muestras de carbón –cuyo análisis se le agradece a John Clark de la New World Archaeological Foundation– provenientes del componente de la Estructura Rosada, la sitúan entre 800-520 AC y 780-400 AC, que correspondería a las fases Ixchiya y Nil, respectivamente.
Las plataformas relativamente bajas, grandes y alargadas, así como edificaciones piramidales grandes como la Estructura 5 de Tak’alik Ab’aj de 115 m por lado y 16 m de altura, y el Montículo 1 del sitio La Blanca, pueden ser similares a las del sitio La Venta (González 1994:99).
Figura 4a Perfil Norte Excavación Estructura 7 (Estructura Escalonada)
Figura 4b Vista de excavación de la Estructura 7 (Estructura Escalonada)
Figura 4c Vista de excavación de la Estructura 7 (Estructura Escalonada)
LA ESCULTURA
Junto con la riqueza arquitectónica que se encuentra en lo profundo de las excavaciones, un poco más accesible está la otra riqueza de Tak’alik Ab’aj, la escultura.
Del total de 304 monumentos registrados hasta el momento, 124 son esculpidos, entre los cuales se encuentran altares, estelas, esculturas en bulto, esculturas tridimensionales o de figura completa y petrograbados, ejecutados en una diversidad de estilos o categorías. El estilo Maya representa un 33%, el estilo Olmeca un 17%, seguido por el estilo local con un 14%, el “barrigón” con un 10%, y la representación de animal con un 8%, entre otros.
Los 21 monumentos en estilo Olmeca se presentan en las siguientes formas o temas: Nicho 6, petrograbado, escultura en bulto y escultura de figura completa (Figura 5), cuatro de cada uno, seguido por dos cabezas colosales y una columna. El 17% de los monumentos Olmecas se encuentran destruidos, los de estilo Maya alcanzan un 33%.
Entre los monumentos que representan el tema de nicho, destaca el Monumento 15 (Figura 6), donde se puede observar los colmillos inferiores de las fauces del cual emerge un personaje. El nicho o las fauces sugieren formar parte de un jaguar cuyas extremidades inferiores y la cola están representas en la parte posterior del monumento.
Figura 5 Monumento 172 – Categoría Figura completa
El único monumento de estilo Olmeca registrado in situ con una relación estratigráfica clara es el Monumento 64, asociado a la fase Ixchiya. Con excepción del Monumento 1 –otro petrograbado de un jugador de pelota– se cree que los restantes 20 monumentos fueron re-colocados en tiempos posteriores.
Entre los monumentos de estilo Olmeca se cuentan tres que han sido modificados una o dos veces con otro tema Olmeca, y uno posteriormente en estilo Maya. El Monumento 23, una escultura de cabeza monumental, cuyas dimensiones corresponden al promedio de las cabezas colosales de la zona nuclear Olmeca (1.90 m y 1.89 m de alto respectivamente; Lowe 1998a:68, Fig.17), fue modificada para representar un nicho con un personaje emergiendo con las piernas cruzadas (Graham y Benson 2002). El Monumento 14 presenta en su parte posterior otro tema muy erosionado. Se piensa que la Estela 50 fue originalmente un monumento que representaba el tema de un nicho con las fauces abiertas del dragón Olmeca, luego en la parte superior parece haberse grabado otro tema y finalmente tiene la particularidad de haberse re-trabajado para transformarlo en una estela Maya que porta una fecha de cuenta larga muy destruida.
Si los monumentos esculpidos y los temas representados en los mismos son portavoces de las ideas vigentes de su tiempo, pueden representar las ideas plasmadas en la escultura de San Lorenzo y La Venta, entre otros. Se puede pensar que en aquel tiempo Tak’alik Ab’aj disponía de estos códigos que pueden haber representado la simbología universal del sistema ideológico o religioso que por sus características formales se ha llamado Olmeca.
Figura 6 Monumento 15 – Tema Nicho
LA CERÁMICA Y OBSIDIANA
El registro de la secuencia cerámica de Tak’alik Ab’aj inicia con la cerámica “café negro de cocción dura” (Fedura), de la fase Ixchiya (800-600 AC), acompañada con tipos de cocción muy dura y superficie negro oscura, bien pulida, que pueden ser el legado de una etapa anterior al 900 a 800 AC, denominada Riachuelo. La cerámica de la fase Riachuelo guarda características de dureza y los colores brillantes de los engobes que la derivan de la aún más antigua cerámica del complejo Ocós de la Costa Sur de Guatemala y Chiapas (Popenoe de Hatch 2005b). Se ha propuesto una filiación de la población de Tak’alik Ab’aj con la del complejo Ocós, la cual define como pre-Maya (Popenoe de Hatch, este volumen).
Regresando a la fase Ixchiya, esta cerámica “café dura” se vuelve gradualmente más suave y de color “café con leche” (Cafleche), característica de la etapa siguiente, la fase Nil, e inicia el tipo Rocris (Figura 7), de pasta roja con cristales que continúa manifestándose en las épocas subsiguientes.
Figura 7 Tecomate Vajilla Rocris – fase Ixchiya
Las figurillas recuerdan el carácter Ocós derivado representado en la Tradición Ocosito (Figura 8a), entre los que destaca una figurilla similar a las figurillas de “caciques sedentes obesos” de Mazatán (Figura 8b; Clark 1994:40). Las figurillas Conchas son poco representadas.
Figura 8 a y b) Figurillas del Preclásico Medio
Las dos fases mencionadas, Ixchiya y Nil, de la primera y segunda mitad del Preclásico Medio, respectivamente, son covalentes a las fases Las Charcas y Providencia de Kaminaljuyu, a la cerámica Bálsamo Café del sitio El Bálsamo, y la fase Duende de Izapa (Lowe, Lee y Martínez 1982:123,127), y representan de una manera bien clara el inicio de la gradual evolución de la tradición cerámica Ocosito, que es la tradición propia de Tak’alik Ab’aj. Esta se extendió por el territorio enmarcado entre el río Samalá al este, el río Ocosito al Sur (de allí viene el nombre de la tradición cerámica de Tak’alik Ab’aj), y el río Suchiate, cerca de la frontera con México, al oeste (Popenoe de Hatch 2004, 2005b). Un reto es saber dónde buscar la cerámica ancestral Riachuelo de la tradición cerámica Ocosito, de la cual se encuentran algunos tipos heredados en la fase Ixchiya.
La información sobre las fuentes de abastecimiento de obsidiana durante el Preclásico Medio (Crasborn 2005b), establece que en la fase Ixchiya la obsidiana proviene en un 52% de San Martín Jilotepeque, en el departamento de Chimaltenango y un 42% de El Chayal, en el valle inferior del río Motagua, predominando las navajas prismáticas sobre las lascas (87% navajas y 13% lascas). En la fase Nil aumenta la presencia de obsidiana proveniente de El Chayal, con un 49% y decrece la de San Martín Jilotepeque, con un 39%. La industria de la navaja prismática continúa predominando (81%), sobre la de la lasca (19%), a través de todas las épocas siguientes.
LA RUTA COMERCIAL
Un factor determinante para el desarrollo de Tak’alik Ab’aj desde el Preclásico Medio y a través de su historia fue su ubicación, por donde se desplazaba a lo largo de la bocacosta del Pacífico la ruta comercial de larga distancia desde Chiapas hasta El Salvador. El intercambio de productos con pueblos distantes y diferentes debió haber sido facilitado por un sistema de comunicación en base a símbolos más o menos universales, el cual además de cumplir con sus funciones prácticas puede haber desempeñado un importante papel como un catalizador para el flujo e intercambio de ideas, ideología y religión.
LA RESPUESTA
Con este recorrido por las características arquitectónicas, escultóricas y cerámicas del Preclásico Medio en Tak’alik Ab’aj, se puede sugerir el siguiente cuadro. Desde la fase Ixchiya (800-600 AC), Tak’alik Ab’aj puede haber estado en contacto con la cultura Olmeca, prosperando sin precedentes en la fase Nil, 600 a 400 AC, al mismo tiempo que el sitio La Venta en la Costa del Golfo, covalente a los periodos Olmeca medio y tardío (900-600 y 600-300 AC), o el horizonte Olmeca tardío, compartiendo valores culturales que son expresados en la escultura y en la arquitectura.
Esta última debió haber sido el escenario para la disposición de la escultura, cuyos mensajes comunicaban los conceptos ideológicos y religiosos denominados Olmeca. Una posible explicación sobre porqué en la cerámica no se encuentran los cuencos blancos con líneas rojas e incisiones o el equivalente de la estilizada simbología de “marca Olmeca”, como el Calzadas Grabado o el Limón Grabado e Inciso, puede ser que un conjunto de manifestaciones culturales compartidas o las relaciones entre pueblos de una misma filiación étnica o linaje pueden darse de manera distinta que entre pueblos de etnia diferente.
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