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Sánchez, José Rómulo
1993 Un reporte preliminar sobre la Cueva de los Huesos. En III Simposio de Investigaciones Arqueológicas en Guatemala, 1989 (editado por J.P. Laporte, H. Escobedo y S. Villagrán), pp.136-140. Museo Nacional de Arqueología y Etnología, Guatemala.
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UN REPORTE PRELIMINAR
SOBRE LA CUEVA DE LOS HUESOS
José Rómulo Sánchez
La ponencia que presento en esta oportunidad ante ustedes tiene por objetivo dar a conocer brevemente algunos datos concernientes a una cueva cercana al sitio arqueológico Naj Tunich, en virtud de que forma parte del sitio en mención en buena medida.
El trabajo de campo se realizó fundamentalmente durante los meses de Abril y Mayo de 1989, como parte del Proyecto Arqueológico Naj Tunich. Aunque el trabajo de campo estuvo bajo mi supervisión, es importante aclarar que en esta labor conté con el equipo de trabajo formado por el geólogo George Veni, el biólogo Allan Cobb, el dibujante Ray Allard y el señor Alfonso Sandoval, guardián de este sitio.
El orden de mi intervención será, primero, indicar la metodología y técnica empleada para la elaboración del trabajo. Seguidamente, haré una descripción de la cueva en mención para luego entrar de lleno al análisis e interpretación del material recuperado. Finalmente, presentaré un aporte personal en el apartado conclusivo.
La fase inicial para la ejecución del trabajo de campo consistió en la elaboración de un mapa. Esta función estuvo a cargo del geólogo Veni y el biólogo Cobb (Figura 1). La segunda fase consistió en hacer una recolección sistematizada de la superficie por lotes, se utilizó el cernidor al trabajar cada una de las concentraciones de material observado.
La tercera y última fase fue la clasificación de los artefactos recuperados, trabajo que se ejecutó en la Ciudad de Guatemala. Con la valiosa colaboración del arqueólogo James Brady, se trabajó con los artefactos recuperados sobre la base de dos clasificaciones: cerámica y otros artefactos. El método para la clasificación del material de cerámica fue el denominado tipo variedad.
La Gruta o Cueva de los Huesos se localiza aproximadamente a unos 600 m al sur de la Cueva de Naj Tunich, dentro de los límites de ese parque arqueológico. Si se compara con Naj Tunich, esta cueva se caracteriza por su pequeñez y la existencia de restos arqueológicos. Cabe mencionar que, desafortunadamente, esta cueva ya ha sido depredada. Así mismo, resulta interesante mencionar la presencia de una cueva vecina, la cual no se estudió por su carencia de artefactos e inaccesibilidad.
Tres son las cámaras que conforman la gruta, denominadas Cámaras A, B y C, respectivamente. La entrada a la gruta puede ser por dos accesos: Cámaras A y B, de dimensiones semejantes y que están separadas por una grada de 0.50 m de altura aproximadamente. La tercera, la Cámara C, está conectada directa y únicamente a la Cámara A y presenta una dimensión muy reducida. A continuación describiré cada una de las tres cámaras, con el propósito de facilitar la comprensión de su composición.
Las dimensiones aproximadas de la Cámara A son 9 m de longitud por 4.50 m de ancho. Su superficie va en declive desde la entrada hasta llegar a una planicie en el fondo. El material recolectado fue dividido en tres lotes, entre los que únicamente el de la esquina izquierda frente a la entrada, contenía la mayor concentración de material de la cueva en general. Los otros lotes estaban ubicados el primero en la entrada a la gruta y el segundo a un lado de la concentración principal.
Figura 1 Mapa de la Cueva de los Huesos, No.1, Poptun, Petén (por A. Cobb y G. Veni 1989)
La Cámara B presentó unas dimensiones aproximadas de 8.40 m de longitud por 5.30 m de ancho. Hay que aclarar que el ancho de las Cámaras A y B fue establecido tomando como punto referencial la grada de 0.50 m de altura que las divide. A partir de la entrada a la cámara, un 25% del total de la superficie es inclinado y el resto es plano. El material recolectado conformó un lote único.
A diferencia de las Cámaras A y B, la Cámara C es muy pequeña y se divide en dos ramificaciones de alrededor de 4 m de longitud, 1 m de ancho y 1.30 m de altura cada una. En ambas ramas la superficie tiene la característica particular de estar formada por tierra húmeda y compacta, plana, con la ligera inclinación en la rama derecha. Al igual que en la Cámara B, el material recolectado consistió en un solo lote. De las tres cámaras que forman la Gruta, la Cámara C muestra la peculiaridad de ser la única obscura en su interior.
De conformidad con la clasificación del material previamente mencionada, procederé a describir el material recuperado en cada una de las cámaras según se trate de artefactos de cerámica u otro tipo.
El total de la cerámica recuperada en los tres lotes en que fue dividido el material rescatado es de 224 tiestos, todos ellos correspondientes a los periodos Protoclásico, Clásico Temprano y Clásico Tardío. En detalle se clasifican así:
1. 35 tiestos del tipo Ixobel Naranja, 32 de ellos en forma de cuencos.
2. 84 tiestos Estriados. Uno de ellos tiene una cara aplicada, lo que indica la posibilidad que haya sido parte de la forma cerámica cálceoforme (zapato).
3. 30 tiestos sin engobe, de los tipos domésticos no finos.
4. Se recolectaron 37 tiestos Águila Naranja, dos tiestos Ixcanrio, cinco tiestos Dos Arroyos, 12 tiestos de policromos tardíos y un tiesto Silkgrass Acanalado, todos de tipos finos.
En cuanto a la clasificación de otros materiales, se recuperaron 297 jutes, todos cortados en la punta, excepto uno. Es importante mencionar que 240 de los jutes recuperados se encontraron en el lote de la esquina (concentración) izquierda frente a la entrada de la cámara. Adicionalmente, en esta misma concentración se recuperó una esfera rocosa de 5 cm, similar a otras recuperadas en Naj Tunich anteriormente. El material lítico encontrado consistió en una navaja de obsidiana y un artefacto de piedra de color negro, probablemente parte del hacha y cuya presencia se ha observado en Naj Tunich así mismo. Finalmente, con relación a los restos de fauna, se encontraron huesos de ave, una tenaza de cangrejo y dos escamas de armadillo.
En la Cámara B sobresale el hecho que no se recuperó ningún resto de cerámica u otro tipo de artefacto, sino únicamente se rescataron dos jutes.
El material cerámico recuperado en el interior de la Cámara C incluye sus dos ramificaciones y corresponde a los periodos Protoclásico y Clásico Tardío. Este material se subdivide de la siguiente manera: un tiesto sin engobe en forma de cuenco, un tiesto inciso, dos tiestos estriados, dos tiestos del tipo La Compuerta Naranja y un tiesto Saxche Naranja Policromo. Un dato importante es la recuperación de huesos humanos sobre la superficie, es decir no enterrados, al fondo de la rama izquierda, que aparecieron en mal estado. No hubo ofrendas asociadas a los huesos. De acuerdo al tamaño de los huesos, uno de ellos es largo y el otro es parte de un maxilar inferior, se puede pensar que se trata de los restos de un individuo adulto. Finalmente, es importante mencionar que no se encontró ningún tipo de artefacto no cerámico en esta cámara.
El análisis del material cerámico recuperado se centrará principalmente en el rescatado en la Cámara A, porque representa el 97% de todo el material recuperado en la cueva. Primero hay que aclarar que esta muestra abarca los periodos desde el Protoclásico hasta el Clásico Tardío. Lo reflejado por la cerámica es también interesante ya que contiene un alto porcentaje (28%) de cerámica fina y pintada. Este alto porcentaje no se esperaba obtener al analizar un sitio tan pequeño y poco espectacular, como lo es la Cueva de los Huesos. Merece la atención mencionar que se encontró un alto porcentaje de cerámica fina en la Cueva E de Río Frío en Belice, al igual que lo reportado en la Cueva de los Huesos. Este alto porcentaje podría ser un argumento para rebatir la función puramente doméstica de la cueva.
Entre los tipos cerámicos domésticos se evidencia también un uso ritual. El 17% de la colección de cerámica de la Cueva de los Huesos consiste en cuencos Ixobel Naranja, que se usaron como incensarios en Naj Tunich. Más del 40% de este material es del tipo Triunfo Estriado. Un tiesto que muestra los restos del aplicado de una cara humana sugiere que fue parte de una vasija cálceoforme o tipo zapato, forma común en cuevas cuya probable función fue de naturaleza ritual (Brady 1987). También es evidente el alto porcentaje de cerámica estriada, que igualmente se encontró en la nueva rama trabajada en Naj Tunich, la cual presentó un claro contexto ritual. Finalmente, el bajo porcentaje de material Sin Engobe indica que la Cueva de los Huesos tuvo un uso ritual y no tanto habitacional.
Por otro lado, en la clasificación de los materiales recuperados es relevante la presencia de gran cantidad de jutes a los que les cortaron la punta, lo que evidencia su uso. Al considerar los estudios de otros autores, puedo decir que estos son jutes del tipo Malania, o del tipo Pachychilus de la familia Melanidae. Otro ejemplo de hallazgo de conchas de jute de agua dulce de la familia Malania en una cueva se reflejó en Alta Verapaz. Dos conchas largas del tipo Pachychilus fueron depositadas en un incensario en la cueva de Hokeb Ha. Una mayor evidencia de la existencia de jutes en cuevas se manifestó en la Cueva de los Petroglifos en Belice, donde millones de jutes pavimentaron un pasillo entre la entrada de la cueva y un río subterráneo. Adicionalmente, en la Cueva de las Huellas – también en Belice – Graham et al. (1980:158) recuperó más de 200 jutes. Por la íntima relación entre Naj Tunich y la Cueva de los Huesos, es significativo mencionar que en el área de El Balcón en Naj Tunich se recuperaron 522 jutes del tipo Pachychilus, de los cuales 90% (470 jutes) no tenían punta pues se les extrajo la carne.
En rigor, como sostiene Thompson (1950:133 34), todas las conchas tienen una amplia variedad de significados simbólicos, que pueden aplicarse al caso de las cuevas. La concha del jute puede representar la tierra y su interior un inframundo. Las escenas de figuras que salen de una concha posiblemente simbolizan la salida de individuos de una cueva. Las conchas pueden igualmente asociarse con el Dios Viejo del Inframundo. Por un lado, Thompson (1950:49,85,271) sugiere que las conchas pueden estar asociadas a la muerte y al inframundo, mientras que Moholy Nagy (1963:74 76), por otro lado, sostiene que las conchas se encuentran frecuentemente en ofrendas de entierros, especialmente de la elite.
Según Thompson (1959), las conchas pueden ser símbolos acuáticos representativos del agua y asociadas a la Diosa de la Luna, la procreación y la fertilidad. Adicionalmente, se afirma que las conchas pueden formar parte de un culto al mar y estar vinculadas a ritos de renovación. Finalmente, otros sugieren que las conchas representan un rito de consumo de comida dentro de las cuevas. Como un dato etnográfico importante, se reporta que los Lacandones de Naha comen diariamente jutes durante los periodos rituales de reclusión (Robert Bruce, comunicación personal).
Personalmente, al analizar las interpretaciones de los diferentes autores mencionados, lo cierto es que no puedo asegurar cuál fue el verdadero significado ritual de los jutes recuperados en la Cueva de los Huesos.
Para finalizar con el análisis del material recuperado en la Cueva de los Huesos, quiero exponer algo relacionado con los huesos humanos allí encontrados, pues precisamente de ellos proviene el nombre tentativo de esta cueva. Auque no hay suficientes evidencias para aportar resultados objetivos, es importante mencionar que los huesos hallados corresponden a la osamenta de un individuo adulto y el hecho que los huesos no estaban enterrados, que aparecieron en la Cámara C 1 de menores dimensiones, la única oscura, en directa y única conexión con la Cámara A, es un indicio de que se trata de una víctima y no de un entierro. Esta suposición se refuerza con la afirmación de otro investigador, Ricketson (1925:394), quien sostiene que las cuevas no son un lugar usual para entierros. Por otro lado, evidencias en cuevas no-elite indican que podrían estar conectadas al culto al linaje y a la veneración de ancestros (Thompson 1959). Villa Rojas (1946) dice que los Maya Tzeltal, creen que las cuevas son morada propia de los antepasados. En contraposición, Brady (Brady y Villagrán 1989) sostiene que su experiencia en este tipo de trabajo le ha permitido observar que las cavernas producen un número limitado de esqueletos, por lo que no es factible esperar un sistema funerario de linaje en cuevas en virtud de que no se recuperan muchos esqueletos. Por consiguiente, creo que en el caso específico de la Cueva de los Huesos no se trata de restos humanos asociados a linaje ya que únicamente encontré los restos de un individuo.
A manera de conclusiones, quiero manifestar que después de haber analizado el material recuperado, pude comprobar la sectorización del uso de la Cueva de los Huesos, de acuerdo a las características particulares de sus tres ambientes. Por ejemplo, el sector de la Cámara C fue utilizado para depositar los restos humanos. Por otro lado, la Cámara A evidenció mayor utilización ya que fue aquí en donde se concentró la mayor parte del material. No así la Cámara B, donde no se halló más que dos jutes. Los resultados cerámicos arrojaron información valiosa sobre los periodos en que se hizo uso de la cueva. En este sentido, descubrí que los periodos Protoclásico, Clásico Temprano y Clásico Tardío corresponden a épocas de presencia humana en la Cueva de los Huesos. Aunque cabe la posibilidad de pensar que la Cueva de los Huesos fue habitada, los datos obtenidos demuestran lo contrario por varias razones:
1. No se encontraron grandes depósitos de material sobre la superficie que pudieran indicar un uso habitacional.
2. El análisis cerámico demostró que el tipo de artefactos de cerámica fina y doméstica en su mayoría, cumplieron una función ritual y no tanto habitacional.
3. La escasa presencia de artefactos no cerámicos de uso habitacional constituye otro punto para reforzar la suposición.
4. Otro factor que indica el uso no habitacional de la cueva es la poca evidencia de fauna, a excepción de los jutes.
Entre otros materiales recuperados sobresale la presencia de jutes de tipo Pachychilus. De acuerdo a diversos autores, los jutes encontrados en la Cueva de los Huesos podrían tener diferentes significados simbólicos, quizá una comida ritual.
Por lo anteriormente expuesto, creo que la Cueva de los Huesos no cumplió una función habitacional sino más bien ritual, conforme lo demuestra el patrón cerámico. Por otro lado, es difícil poder reconstruir algún tipo de ceremonia en la cueva por la ausencia de artefactos como agujas de hueso asociadas a auto sacrificio. Según las dimensiones de la cueva, se clasifica como del tipo más pequeño.
Cualquier tipo de interpretación relacionada con la Cueva de los Huesos resulta sumamente dificultoso, entre otras cosas, por la escasez de reportes similares. A pesar de estas limitaciones, confío que mi trabajo contribuya al enriquecimiento de este tipo de investigaciones en lo particular y sea un aporte para el desarrollo de la disciplina arqueológica y las ciencias sociales en general.
REFERENCIAS
Brady, James E.
1987 The Function and Meaning of Lowland Maya Shoe Pots. Ponencia, Southwestern Anthropology Association Meeting, Bakersfield.
Brady, James E. y Sandra Villagrán de Brady
1989 La arqueología de la cueva de Naj Tunich: Patrones de utilización ritual. En II Simposio de Investigaciones Arqueológicas en Guatemala, 1988 (editado por J.P. Laporte et al.), pp.229-238. Museo Nacional de Arqueología y Etnología, Guatemala.
Graham, Elizabeth, Logan McNatt y Mark A. Gutchen
1980 Excavations at Footprint Cave, Caves Branch, Belize. Journal of Field Archaeology 7:153 172.
Thompson, J. Eric S.
1959 The Role of Caves in Maya Culture. Mitteilungen aus dem Museum fur Volkekunde im Hamburg 25:122 129.
Villa Rojas, Alfonso
1946 Notas sobre la etnografía de los indios Tzeltales de Oxchuc, Chiapas, México. Manuscrito, Middle American Cultural Anthropology, No.7. University of Chicago Microfilms, Chicago.