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35. ¿ DIOS, HOMBRE, ESTRATEGA, GUERRERO … ? YIK’IN CHAN K’AUIIL, GOBERNANTE NÚMERO 27 EN LA LÍNEA DINÁSTICA DE TIKAL – Simonetta Morselli Barbieri y Oswaldo Gómez Barillas – Simposio 23, Año 2009

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Morselli Barbieri, Simonetta y Oswaldo Gómez Barillas

2010        ¿Dios, hombre, estratega, Guerrero …? Yik’in Chan K’auil, Gobernante número 27 en la línea dinástica de Tikal. En XXIII Simposio de Investigaciones Arqueológicas en Guatemala, 2009 (editado por B. Arroyo, A. Linares y L. Paiz), pp.458-474. Museo Nacional de Arqueología y Etnología, Guatemala (versión digital).

35

¿ DIOS, HOMBRE, ESTRATEGA, GUERRERO … ? YIK’IN CHAN K’AUIIL, GOBERNANTE NÚMERO 27 EN LA LÍNEA DINÁSTICA DE TIKAL

Simonetta Morselli Barbieri

Oswaldo Gómez Barillas

UNAM y Agencia Española de Cooperación Internacional

PALABRAS CLAVE

Iconografía, Petén, Tikal, gobernante, guerrero

ABSTRACT

GOD, MAN, STRATEGIST, WARRIOR…?

YIK’IN CHAN K’AWIIL, RULER NO. 27 IN THE DYNASTIC LINE OF TIKAL

This work will present an initial biographical sketch for one of the most representative sovereigns of Tikal through the representations of him that remain for us, captured on ceramics, stelae, lintels, semi-precious pieces, etc. In this initial approach we intend to delineate the life of Ruler 27 in a global and integral way, turning to information provided by epigraphy, iconography, archaeology, and urban architecture, that is to say, in an interdisciplinary framework that will permit an outline of the most complete history possible—within the limits that the primary sources set out for us—concerning one of the greatest epochs for this Peten city, promoted, orchestrated, and directed by one of its most highlighted Ajau: Yin’in Chan K’awiil.

«El hombre mediocre que se aventura

en la liza social tiene apetitos urgentes: el éxito.

No sospecha que existe otra cosa, la gloria,

ambicionada solamente por los caracteres superiores.

Aquél es un triunfo efímero, al contado: ésta es definitiva,

Inmarcesible en los siglos. El uno se mendiga; la otra se conquista»

El hombre mediocre

José Ingenieros

Después de haber concluido la redacción de este texto en el que se resume de manera preliminar los hechos más importantes que marcaron el gobierno de Yik’in Chan K’auiil, se percató  que probablemente sería oportuno cambiar el título del mismo: “¿Constructor y arquitecto, guerrero, deidad, hombre…?”.

Lo primero que llama la atención al analizar los acontecimientos que marcaron el reinado del soberano número 27 en la línea de sucesión al mando de Tikal (Figuras 1 y 2), es que su gobierno haya sido relativamente corto. De acuerdo con los registros (Estelas 5 y 21), Yik’in Chan K’auiil se entronizó el 8 de diciembre de 734 DC (Figuras 3 y 4) y la última fecha relacionada con él que se ha encontrado hasta el momento, es la grabada en la Estela 20 y corresponde al 5 de abril de 751 DC (Fig.5). Así, a lo largo de poco menos de un katun, este gobernante libró y ganó por lo menos dos guerras, erigió templos, levantó estelas, construyó grupos de edificios, trazó y remodeló calzadas. Bajo su supervisión Tikal adquirió un nuevo rostro, su labor contribuyó de manera significativa al desarrollo arquitectónico de la ciudad y nos dejó un importante legado histórico, político y urbano.

Sin embargo, son muchos los cuestionamientos que se quedan sin respuestas al acercarse a las gestas de este Ajau.

La historia de todo ser humano empieza con su nacimiento y el momento de la llegada al mundo de Yik’in queda aún por establecerse. Él mismo menciona a sus progenitores en diferentes monumentos, por ejemplo en el Dintel 3 Templo IV o en la Estela 5: su padre, Jasau Chan K’auiil, bellamente representado en la Estela 16 o en el Dintel 3 del Templo I (Figura 6) y su madre, la señora Lachan Une’ Mo’ (Martin y Grube 2000:48), supuestamente retratada en el dintel del Templo II (Figura 7).

Con respecto a sus padres, hay que mencionar que en el Altar 5, están registrados dos nombres de una señora a la que Jasau Chan K’auiil está rindiendo algún tipo de homenaje post mortem, una dama  que murió en mayo de 703 DC, la señora Na Tunte Kayuak. Cabe la posibilidad de que la madre del gobernante 27, es decir la señora Doce Guacamaya como se conoce comúnmente, no sea esta dama. De acuerdo con la inscripción de la Estela 16 (711 DC) en la que se hace referencia a Jasau Chan K’auiil como “el señor de los tres katunes”, al momento de la muerte de Na Tunte Kayuak (703 DC), el mandatario habría tenido entre 50 y 60 años de edad; es por lo tanto lógico pensar que ya hubiese tenido uno o varios descendientes. Es probable, por ende, que Yik’in Chan K’auiil no fuera el hijo primogénito de Jasau aunque pudo haber sido el primer varón y haber tenido hermanas mayores.

Al poco tiempo de asumir el poder en Tikal, Yik’in dedicó la Estela 21, en el año 736 DC, donde registró la fecha de su propia entronización (ocho de diciembre de 734 DC); puesto que este monumento se ubicaba en frente del Templo VI se supone que la misma fecha, 22 de julio de 736 DC (9.15.5.0.0  10 ajau 8 chen), marca también la ceremonia de dedicación del templo; por lo tanto, se puede deducir con cierta seguridad que el edificio fue planificado y construido por el equipo de arquitectos de Yik’in.

Por otra parte, con respecto a los cambios arquitectónicos de los que fue objeto la ciudad en el Clásico Tardío y que se pueden atribuir al periodo de gobierno de este soberano, hay que tomar en cuenta de manera destacada las últimas investigaciones arqueológicas que se llevaron a cabo en el Templo V y en la Plaza de los Siete Templos, las cuales arrojaron resultados importantes en diferentes niveles de conocimiento; entre otros,  permitieron tener una perspectiva más detallada y más precisa del modelo de construcción y de las funciones cívica y ceremonial de este último conjunto a lo largo del tiempo. Sobre todo, abrieron nuevas interrogantes acerca de la distribución urbana de la ciudad en este periodo, lo cual  encamina obligatoriamente a indagar los motivos que determinaron los desenlaces constructivos y las decisiones de remodelación que tuvieron lugar durante este lapso de tiempo; y, naturalmente, quien fue el gobernante (o los gobernantes) artífice de tales modificaciones urbanas.

Es precisamente de acuerdo con las investigaciones conducidas en el Templo V y en la Plaza de los Siete Templos que surgió la necesidad de aclarar cuáles eran y cómo se fueron modificando las vías de acceso a estos recintos en el Clásico Tardío y, por consiguiente, cuál era el patrón de desplazamiento de las personas por el centro de la ciudad. Al parecer, en este periodo la calzada Tozzer y la calzada Méndez tuvieron un importante cambio de ancho lo cual puede indicar que fueron reorientadas.

Es posible que la calzada Méndez llegara al centro de Tikal por el lugar que hoy ocupan los embalses del sector central, para luego ingresar a la Acrópolis Norte (a través del edificio 5D-71) (Gómez 2008). De ser este el caso, es factible suponer que Yik’in Chan K’auiil haya sido quien mandó a hacer los trabajos de remodelación de la calzada (Figura 8). Así, este gobernante, en poco más de año y medio, logró construir uno de los grandes templos de la ciudad, el Templo VI, al tiempo que ampliaba y modificaba la calzada Méndez. Posteriormente Yik’in encomienda la construcción del edificio más imponente de la ciudad. Una de las fechas esculpida en el Dintel 3 del Templo IV, así como en el dintel de la estructura 5D-52 (9.15.10.0.0  3 ajau 3 mol) y que corresponde al 26 de junio de 741 DC,  habla de la dedicación de un edificio. Dada la mayor importancia, en muchos sentidos, que reviste Templo IV con respecto al edificio 5D-52, es muy probable que la fecha de consagración se refiera precisamente al templo.

De modo que, cinco tunes después de la dedicación de la Estela 21 y posiblemente del Templo VI (9.15.5.0.0, 734 – 9.15.10.0.0, 741, respectivamente), el soberano ya había edificado una de las obras más solemnes y majestuosas de aquel tiempo.

Es igualmente lógico suponer que, mientras construía Templo IV el mandatario procediera a modificar el camino que hoy conocemos como calzada Tozzer para que comunicara el centro de la urbe al edificio con igual majestuosidad.

Una parte de esta vía de acceso pudo existir anteriormente para conectar Mundo Perdido con la Acrópolis Norte y puede ser que Yik’in la haya modificado en beneficio propio. Existe una diferencia en el ancho de la calzada, el extremo Este es más estrecho y el extremo oeste es más abierto, fue ampliado hasta encontrarse con el Complejo N.

Esta gran explanada formada por el aumento de la calzada, puede haber funcionado como espacio de congregación y expectación para las personas que asistían a los rituales llevados a cabo en frente del templo.

En los mismos años Yik’in agrandó la estructura 5D-52 extendiéndola a cinco pisos. Desde un principio, estas obras  hablan de un constructor experimentado y de gran capacidad que, como es lógico pensar, estaba asesorado por equipos de arquitectos y consejeros políticos y militares muy capaces. Seguramente sorprende que una actividad constructiva de esta índole y magnitud se haya podido llevar a cabo en relativamente pocos años, pero el artífice de estas obras fue un hombre de mucho poder, político y económico, que disponía de una fuerza laboral considerable y de todos los medios para concretar sus proyectos.

EL ESTRATEGA

Otra faceta en la naturaleza de Yik’in que llama fuertemente la atención es la del guerrero. A principio de su mandato, de diciembre de 734 DC a julio de 736 DC, parece que libró otro ataque vencedor en contra de Calakmul; en el Altar 9, asociado a la Estela 21, misma que estaba frente al Templo VI, se aprecia la efigie de un cautivo atado de brazos que ha sido identificado como un gobernante de Calakmul (Tikal Report No. 33:48; Martin y Grube, 2000:49,113); así, el recién entronizado monarca culminó la victoriosa campaña bélica emprendida por su padre Jasau. Quizás  esta captura tuvo lugar en los primeros tiempos del reinado del soberano quien esperó un final de periodo (9.15.5.0.0  10 ajau 8 chen) para registrarlo y proceder a los rituales de dedicación.

Después, Yik’in llevó a cabo sus propias guerras en contra de dos poblaciones de Petén, Yaxha, ciudad satélite de El Perú-Waka’ en julio de 743 DC, y Naranjo en febrero de 744 DC. Las victorias sobre estos dos pueblos nos las da a conocer en los hermosos relieves de los Dinteles 2 y 3 del Templo IV  (Figuras 9 y 10).

Habían pasado nueve y diez años desde el momento de su entronización. Esta intensa actividad bélica, podría explicar la utilización de las calzadas Méndez y Tozzer no solamente como elemento de cohesión urbana, sino también como rutas rápidas de desplazamiento y murallas defensivas al mismo tiempo; como ya se dijo las dos calzadas fueron ampliadas lo cual hace suponer que se efectuó una nueva traza en el lado oeste (Gómez 2008). Como anotó Oswaldo Gómez, Tikal era una ciudad bien preparada para la guerra y hacia el Clásico Tardío, la Acrópolis Sur se habría convertido en el último bastión de defensa de la ciudad.

Una vez más hay que subrayar la importancia y la necesidad de promover más investigación, más proyectos de estudio que involucren diferentes disciplinas e impliquen una colaboración estrecha entre los investigadores, para dilucidar a fondo las razones de los conflictos entre Tikal y las dos ciudades mencionadas, entre otros muchos aspectos de la historia del sitio, lo cual ampliaría y profundizaría la información que tenemos hasta el momento, no solamente acerca de la situación política y social que vivía Tikal en ese tiempo, sino sobre la historia de una parte importante del área del Petén precolombino y del pueblo Maya en general.

En junio de 744 DC el soberano conmemoró un final de periodo (9.15.13.0.0) levantando en la terraza de la Acrópolis Norte la Estela 5, misma  que registra también la fecha de entronización del señor. Habían pasado nueve años aproximadamente desde la construcción del Templo IV, suponemos que la parte central de los techos entre los cuartos del edificio se quedaron vacios durante mucho tiempo hasta que terminó el trabajo de talla de los dinteles en los que se mencionan las dos guerras.

La fecha más tardía que encontramos en el texto labrado en uno de los monumentos – el Dintel 2 – es la que corresponde al siete de marzo de 747 DC cuando, de acuerdo con la lectura epigráfica, se celebró el aniversario de la captura de un «palanquín» durante la guerra con Naranjo (Harrison 1999: 156); por ende, es obvio que estos relieves fueron esculpidos después de esta fecha. De confirmarse que la construcción del Templo IV se llevó a cabo en los años 740-741 DC, los espacios centrales de los techos se habrían quedado vacíos por cerca de seis años (Figura 11).

Los sucesos bélicos mencionados en los dinteles constituyen sólo una parte de la narración tallada en la madera de chicozapote. Las imágenes bidimensionales allí esculpidas son representaciones de hechos históricos reales y, si bien es cierto que los conflictos armados aportaban provechos materiales a la ciudad vencedora, también estaban estrechamente ligados al ritual, de hecho las guerras eran en sí un rito.

Las ceremonias que se llevaban a cabo después de las pugnas representaban, entre otras cosas, el apogeo del ritual bélico.

Había también un punto culminante que marcaba la terminación de estos ritos de fin-de-guerra. Se considera que las escenas esculpidas en los dinteles del Templo IV  muestran la cúspide de los rituales que celebraron el exitoso desempeño bélico de Tikal y de su mandatario (Morselli 2007). El gobernante experimenta una transformación, visible, delineada claramente en los dinteles y enmarcada por los bordes de los techos del templo. Sentado dentro de un espacio divino y en frente de un umbral sagrado, Yik’in Chan K’auiil ratifica su calidad y prerrogativas de Ajau, intermediario entre lo humano y lo divino, enfatiza sus cualidades anímicas que les permiten transitar por los diferentes dominios sobrenaturales y el humano; se presenta ya no solamente como constructor, estratega y guerrero, sino como un hombre venerable cuyas características lo sitúan en el ámbito del rito (cfr. Morselli 2004).

La narración que  lega Yik’in por medio de los dinteles tiene múltiples significados y enfoques, está inserta en un esfera mítica y ritual, encerrada tanto en un espacio sagrado como en un contexto histórico y político (Ibid.). Lo cual habla de otro aspecto de la personalidad de este soberano: su naturaleza hierática.

Al parecer, después de estas hazañas bélicas sigue un tiempo de calma, hasta que en diciembre de 748 DC Yik’in logra la captura de un noble, tal vez de Naranjo como se ha sugerido (Martin y Grube 2000:50; Harrison 1999:157-158), esto indicaría que no solamente continuaba el conflicto entre Tikal y Naranjo, sino que Yik’in consiguió obtener una victoria más sobre esta ciudad.

Los monumentos que hablan de estos hechos son el petrograbado que se encuentra en la calzada Maler y el Altar columnado 1. Ya muy erosionado, es poco lo que se puede rescatar de la inscripción del petrograbado. Los dibujos del relieve que se conocen hasta el momento son dos, el primero de Antonio Tejeda, publicado por W. Coe en 1967 y el segundo por Simon Martin en 1993 (Martin 2000:111).

Oswaldo Gómez tomó fotografías del relieve el 13 de junio de 2009. La fecha que se puede aún reconocer, 8 ik 10 pax, misma que dibujó Martin, corresponde al ocho de diciembre de 748 DC, es decir dos días después de la mencionada en el Altar columnado 1 cuyo registro corresponde al 10 de diciembre de 748 DC (10 kan 12 pax). Puesto que en dicho monumento se representa un cautivo, quizá  de Naranjo (Harrison 157-158; según este autor, posiblemente era un marcador de pelota originalmente situado en la Plaza Este), suponemos que este mismo noble sea el prisionero representado en la escultura en roca. De ser así, significaría que Yik’in fue protagonista de un nuevo conflicto bélico en contra de Naranjo o de un sito dentro de su área de control, cinco años después de la guerra victoriosa con esta misma ciudad celebrada, iconográficamente, en el Dintel 2 del Templo IV.

Para conmemorar otro final de periodo, el katun 16, Yik’in mandó erigir la Estela 20 en el Grupo H, Complejo de Pirámides Gemelas P, uno de los conjuntos arquitectónicos más importantes del sitio (Figura 12). Este grupo de edificios se encuentra en el extremo norte de la urbe, donde confluyen las calzadas Maudslay y Maler.

En esta área de la ciudad no solamente existían construcciones previas al gobierno de Yik’in, sino que debido a la importancia de la zona a partir del Clásico Temprano, las ofrendas que allí se encontraron son particularmente ricas  y variadas (Laporte 2001:4). De acuerdo con la información proporcionada por Juan Pedro Laporte (Ibid.), «la mayor parte de construcción en la Zona Norte corresponde a acciones del Clásico tardío …»

Como ha sido ampliamente demostrado (Laporte 2001; Laporte y Herman 2003) la Zona Norte estuvo sujeta a un largo periodo de urbanización: del Clásico Temprano (ca. siglo IV) hasta el Posclásico. Para el Clásico Tardío el área ya estaba densamente edificada, de modo que Yik’in levantó el Complejo P en uno de los pocos espacios aún libres de la zona y es factible que, además, haya dispuesto la restauración de los edificios existentes. No obstante, consideramos que la elección del lugar de construcción obedeció también a motivos de orden ritual y sagrado.

En el edificio 3D-43, en la Plaza A, se encontró el bien conocido Hombre de Tikal que parece ser la efigie de uno de los gobernantes más importantes del Clásico Temprano, Chak Toh Ich’ak, Gran Garra de Jaguar. Recuérdese que la muerte de este señor coincide con la llegada de «extranjeros» a Tikal y, al parecer,  con un cambio en la línea de descendencia. Podría ser que Yik’in Chan K’auiil haya decidido conmemorar un final de periodo en la Zona Norte porque allí se conservaba el testimonio y la presencia mítica y sagrada de uno de sus ancestros más ilustres, descendiente directo del fundador de la dinastía tikaleña. Hay que señalar también que Yik’in, representado en la Estela 20, situada en la Estructura 47, dirige su mirada hacia el poniente, es decir en dirección del Templo IV, la obra más imponente realizada por su propio mandato.

Las siguientes y últimas menciones al gobernante 27 de Tikal las encontramos esculpidas en la crestería del Templo VI; dado el lamentable estado de erosión, las fechas que a él se relacionan han sido reconstruidas y se refieren, aparentemente, al 12 y al 15 de febrero de 766 DC (9.16.14.17.17  4 kaban 15 pop  y  9.16.15.0.0  7 ajau 28 pop) (Jones 1977; Martin y Grube, 2000:50).

La fecha siguiente, registrada en la Estela 22, marca la ascensión al poder de Tikal del mandatario número 29; así se sabe que por un corto periodo de tiempo debe haberse quedado al mando de la ciudad el hijo, suponemos, primogénito de Yik’in, el soberano número 28 en la línea de sucesión. Casi nada se sabe acerca de este señor.

Sin embargo, como se dijo, la última fecha registrada por Yik’in es el final del katun 16 y corresponde al cinco de abril de 751 DC, y su hijo, Yax Nun Ayin II, se convierte en Ajau el 25 de diciembre de 768 DC, es decir, pasaron casi 18 años entre un momento y el otro. Durante este tiempo aconteció la muerte de Yik’in Chan K’auiil y, naturalmente se llevaron a cabo todos los rituales relacionados con su enterramiento, subió al gobierno de la ciudad su hijo, el gobernante 28, se dio la defunción de éste y la entronización de su hermano e hijo menor de Yik’in, Yax Nun Ayin.

Así como la historia de todo ser humano empieza con su nacimiento, termina también con la muerte. Y, así como se desconoce la fecha de nacimiento de Yik’in tampoco se conoce la de su partida ni, con seguridad el lugar donde yacen sus restos.

Se ha postulado que el entierro 196 podría ser la tumba del monarca; sin embargo, al parecer la evidencia encontrada no es suficiente para respaldar de manera adecuada este supuesto. Es necesaria más investigación al respecto.

CONSIDERACIONES FINALES

¡Gran constructor, estratega, guerrero, hombre venerable! Yik’in Chan K’auiil, gobernante número 27 en la línea dinástica de Tikal, dejó como herencia una de las ciudades más bellas, en muchos aspectos, de los Mayas precolombinos. Todo indica que Yik’in actuó materialmente, políticamente y sobre todo ritualmente para vincular o re-vincular de manera muy estrecha Tikal y su propio linaje con la descendencia mítica y más ilustre de la «sangre real» de Mutul, concretamente con el soberano Gran Garra de Jaguar por ser éste descendiente directo del primer ancestro, antes de que, de una u otra forma, se produjera un cambio en la cumbre del poder en la ciudad y en su línea de sucesión.

Bajo la dirección de Yik’in se rediseñó en gran medida la ciudad, él la convirtió en la urbe que se aprecia hoy en día y que no deja de despertar admiración cada vez se visita. La remodelación de las calzadas implicó la construcción de los embalses como depósitos de almacenamiento y reserva de agua, lo cual formaba parte de las estrategias para enfrentar asedios en épocas de guerra. Las mismas calzadas pudieron servir como murallas defensivas y rutas de movilización en momentos de ataques a la ciudad, otra estrategia para enfrentar los conflictos de manera exitosa. Amén de que los grandes templos y todos los edificios y monumentos que mandó erigir, añadían prestigio al gobernante, al tiempo que conformaban una eficaz infraestructura defensiva y religiosa. Yik’in Chan K’auiil tenía un elevado sentido de organización del espacio, todo en Tikal es «cuesta arriba», todo sube y, desde un principio la ciudad se caracteriza por su verticalidad; sin embargo, a pesar de la monumentalidad de sus construcciones la urbe no se yergue pesadamente sobre el caminante y el concepto arquitectónico de los espacios sagrados, principalmente los que se encuentran dentro de los templos, se convierte en un emblema de poder. Esto es aún más evidente en el Templo IV cuya magnificencia y solemnidad trascienden su función religiosa y el edificio asume una importancia y un valor político plenos.

En la historia del pueblo Maya prehispánico hubo varios gobernantes que destacaron y dejaron legados importantes que enriquecen la tradición cultural de la humanidad, Yik’in Chan K’auiil se distinguió entre ellos y logró conquistar la gloria.

REFERENCIAS

Carr, Robert E. y James E. Hazard

1961        Map of the Ruins of Tikal, El Peten, Guatemala. Tikal Report No. 11, University Museum, Universidad de Pennsylvania, Philadelphia.

Coe, William

1967        Tikal. Guide of the Ancient Mayas Ruins, Philadelphia, The University Museum, Universidad de Pennsylvania.

Gómez B., Oswaldo

2008        «El Sector Sur del Centro Ceremonial de Tikal», ponencia presentada en la VI Mesa Redonda de Palenque, México, 2008. En prensa en julio 2009.

Harrison, Peter

1999        The Lords of Tikal. Rulers of an Ancient Maya City, Londres, Thames and Hudson.

Ingenieros, José

1992        El hombre mediocre, México, Editores Unidos.

Jones, Christopher

1977        Inauguration Dates of three Late Classic Rulers of Tikal, Guatemala, en American Antiquity, Journal of the Society for American Archaeology, 12 (1), Washington, DC.

Jones,Christopher y Linton Satterthwaite

1982        Tikal Report No. 33 Part A. The Monuments and Inscriptions of Tikal: The Carved Monuments, Philadelphia, The University Museum, Universidad de Pennsylvania.

Laporte, Juan Pedro

2001         Trabajos no divulgados del Proyecto Nacional Tikal, Parte 2: Hallazgos en las exploraciones de la Zona Norte.  En XIV Simposio de Investigaciones Arqueológicas en Guatemala, 2000 (editado por J.P. Laporte, A.C. Suasnávar y B. Arroyo), pp.221-258.  Museo Nacional de Arqueología y Etnología, Guatemala.

Laporte, Juan Pedro y Carlos H. Herman

2003         Trabajos no divulgados del Proyecto Nacional Tikal, Parte 3: Más información sobre la exploración de la Zona Norte (3D-43). En XVI Simposio de Investigaciones Arqueológicas en Guatemala, 2002 (editado por J.P. Laporte, B. Arroyo, H. Escobedo y H. Mejía), pp.359-380. Museo Nacional de Arqueología y Etnología, Guatemala.

Martin, Simon

2000        Nuevos datos epigráficos sobre la guerra Maya del Clásico. En La guerra entre los antiguos Mayas. Memoria de la Primera Mesa Redonda de Palenque editado (por S. Trejo), pp. 105-124. CONACULTA-INAH, México.

Martin, Simon y Nikolai Grube

2000        Crónicas de los reyes y reinas Mayas. La primera historia de las dinastías Mayas. Editorial Planeta, México.

Morselli B., Simonetta

2004        El tocado de un gobernante de Tikal: aplicación de un método de análisis para un texto-imagen. En las Memorias del XIII Encuentro internacional Los investigadores de la cultura maya 12, tomo I, pp. 121-128, Campeche, 2004, Universidad Autónoma de Campeche, Dirección de difusión cultural.

2007        El Dintel 3 del Templo IV de Tikal: hacia el estudio de la imagen y su estructura simbólica. En XXI Simposio de Investigaciones Arqueológicas en Guatemala, 2006 (editado por J.P. Laporte, B. Arroyo, H. Escobedo y H. Mejía), pp. Museo Nacional de Arqueología y Etnología.

Figura 1        Yik’in Chan K’auiil, dintel 3 Templo IV (E9). Museo de las Culturas, Basilea, Suiza

(Foto Horner 1997).

Figura 2        Nombre glífico de Yik’in Chan K’auiil en el lado izquierdo de la estela 5

(Jones y Satterthwaite 1982).

Figura 3                 Estela 21  (Jones y Satterthwaite 1982).

Figura 4                 Estela 5,  lado izquierdo  (Jones y Satterthwaite 1982).

Figura 5                  Estela 20  (Jones y Satterthwaite 1982).

Figura 6                 Dintel 3 Templo I, Jasau Chan K’auiil (Jones y Satterthwaite 1982).

Figura 7                  Dintel Templo II,  Lachan Une’ Mo’  (Jones y Satterthwaite 1982).

Figura 8                 Tikal, con las calzadas en evidencia (Carr y Hazard 1961).

Figura  9                Dintel 2 Templo IV  (Jones y Satterthwaite 1982).

Figura 10         Dintel 3 Templo IV  (Jones y Satterthwaite 1982).

Figura 11         Interior Templo IV (Foto Morselli 2005).

Figura 12         Zona Norte y Complejo P (Carr y Hazard 1961). 

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