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93. Los oficiantes de la pirámide del Osario en Chicen Itza, Yucatán. – Peter J. Schmidt – Simposio 24, Año 2010

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Schmidt, Peter

2011        Los oficiantes de la pirámide del Osario en Chicen Itza, Yucatán. (Editado por B. Arroyo, L. Paiz, A. Linares y A. Arroyave), pp. 1163-1179. Museo Nacional de Arqueología y Etnología, Guatemala (versión digital).

93

LOS OFICIANTES DE LA PIRÁMIDE DEL OSARIO EN CHICHEN ITZA, YUCATÁN

Peter J. Schmidt

PALABRAS CLAVE

Yucatán, México, Chichen Itza, Osario, oficiantes

ABSTRACT

One of the noteworthy archaeological vestiges of the ancient city of Chichen Itza is the great quantity of representations in relief that cover walls, columns, rocks, etc. As someone has commented, it seems as if the typical stelae of the Classic Maya had multiplied almost to infinity, perhaps a change in the social order in which only a few individuals originally enjoyed this privilege had then been extended to a new dominant class with strong military and warlike features. It would be important to describe and order these quantities of individuals in groups, according to the humans and deities represented, in functional groups, of common location, comparable style, etc. Small groups of reliefs in secure contexts, like buildings or specific types of buildings or special contexts like passageways, vestibules, or sanctuaries could suggest their function. Archaeological information like sequence, chronology, social organization, ethnological features, and historical information should be possible to find. We begin with the interpretation of certain groups, in this case with the 16 individuals of the Ossuary or poorly named “Temple of the Great Priest” (Structure 3C1). They are distinguished by the lack of arms and quantity of offerings, and it is possible to see them as a group of functionaries or officials in ceremonies of temple inaugurations, as well perhaps living ancestors summoned for the occasion as is known from other Maya representations. It would be tempting to stretch this thread of interpretation a bit further and include the inscription of the east image on Pillar A1 as a reference to the chronology of the same event, around AD 1000. The lord represented there, depicted with bound hands, could have participated in the ceremony as a victim for sacrifice. This study of the groups begins with a detailed description of the reliefs; they are compared and related to similar groups tentatively located within the ideological universe of Chichen Itza.

Uno de los rasgos más llamativos de los vestigios arqueológicos de la antigua ciudad de Chichen Itza es la gran cantidad de representaciones artísticas en relieve que cubren paredes, columnas y pilares. Como alguien ha comentado, parece como si las estelas típicas para el Clásico Maya se hubieran multiplicado casi al infinito, expresión tal vez de un cambiado orden social donde un privilegio original de algunos pocos se había extendido a toda una nueva clase dominante, con fuertes énfasis militares y guerreros.

El corpus principal de estos relieves, que se concentran en la llamada Plaza de las Mil Columnas, está relativamente bien documentado, a partir de la monumental obra The Temple of the Warriors of Chichen Itza de Charlot y Morris (1931) y de la reciente documentación por medio de rubbings de Merle Greene (1995). No tan bien documentados son los demás relieves que se encuentran distribuidos en toda la extensión del sitio. Además hay una gran cantidad de elementos sueltos, como piedras grabadas y hasta pintadas, ya caídas y arrancadas de su sitio original o movidas por los constructores originales y otros usuarios posteriores del sitio.

Aunque se han hecho varios intentos para corregir esta situación de falta de registro (Tozzer 1957; el que esto suscribe desde 1977; Patterson 1984; Greene y Kurjack 2008; Ringle 2009; Ringle y Bey 2009), no se puede decir que se haya logrado el éxito total todavía. Es necesaria la documentación y publicación de manera regular inmediata de todo lo que se llegue a descubrir de nuevo, ordenar lo viejo y poner en orden accesible lo ya conocido y lo que llega a conocerse. La evidencia tiene que estar registrada en forma tan detallada como posible para contar desde este momento con un cuerpo de datos que de allí en adelante solamente hay que aumentarlo y mejorarlo.

En los informes anuales que ha producido el Proyecto Arqueológico Chichen Itza, se ha procurado incluir todos los dibujos de relieves que se han podido registrar. Se conservan en los archivos del Proyecto, en registros colaterales que se llevaron a cabo a un lado de los trabajos principales de excavación, limpieza, consolidación y presentación. Publicar el material disponible en pequeños grupos a la vez permite la ventaja que la inmensa cantidad se pueda controlar con más facilidad.

Algunos pasos ya logrados en esta dirección pueden servir de guía en la dirección propuesta, por ejemplo las colecciones de dibujos de Adela Breton (Giles y Stuart 1989), algunos trabajos del grupo de la Institución Carnegie (Ricketson 1927; Morris, et al. 1931) y de los registros de la Dirección de Monumentos (Fernández 1927). Se presentarán en este breve ensayo unas figuras relativamente accesibles, localizadas a un lado del camino principal que llevan la mayoría de los visitantes al sitio arqueológico, en el templo superior de la Estructura 3C1, el Osario, también conocido como la Tumba del Gran Sacerdote (Figura 1).

Se componen de las 16 figuras humanas que se encuentran en los cuatro pilares que sostenían el techo que cubría el santuario interior del Templo del Osario (Estructura 3C1), espacio que según la evidencia de las piedras botas encontradas en el escombro interior y exterior, estaba originalmente cubierto por bóvedas de estilo Maya. Es probable que las bóvedas también estuvieran cubiertas de un aplanado de estuco, del cual desafortunadamente no se ha conservado ningún fragmento. Tampoco hay evidencia de si este aplanado fue originalmente pintado de colores o hasta con escenas y composiciones, como en otros edificios de la misma parte del sitio (Morris, Charlot y Morris 1931; Fernández 1927).

Lo mismo tiene que decirse, desafortunadamente de las representaciones en los pilares que actualmente no muestran ningún resto de estuco, enlucido o pintura (Figura 2). La presencia original de este tipo de elaboración tiene cierta probabilidad, ya que los trazos de la mayoría de las líneas originales de los relieves son muy poco profundas, así que a veces están totalmente perdidos y el registro fotográfico y por dibujos a vista de ojo es sumamente difícil. Renovados intentos por fotografía con técnicas novedosas (y caras) y por estudios microscópicos y químicos de las superficies actuales y la capa inmediatamente inferior son posibilidades que deben formar parte de proyectos a futuro. Ojalá estos proyectos se llevarán a cabo mientras que no haya avanzado mucho más la contaminación y la subsiguiente erosión que amenaza y que afecta a todos los relieves.

Estos registros deben de estar produciendo un corpus de lo que hay y un banco de datos que permita avanzar en la comprensión de esta parte importantísima de la herencia cultural. Por su carácter ilustrativo y gráfico, facilita al mismo tiempo uno de los mejores accesos a los procesos sociales, religiosos, históricos, etc., de esta antigua cultura, una de las tareas principales de la Arqueología.

LOS RELIEVES DEL OSARIO

La Estructura 3C1 (El Osario) es una pirámide escalonada de alrededor de 12 m de altura y 24.54 m de largo en sus cuatro lados con nueve cuerpos sobrepuestos de basamento y cuatro escalinatas de cerca de 3.36 m de ancho en el centro de cada costado (Fig. 3). Originalmente, debe haber presentado unos 36 escalones cada escalera. Se limitan por anchas alfardas de 0.90 m cada una, siendo formada cada alfarda por dos serpientes enormes entrelazadas, una de las cuales que sube desde el piso de la plaza hasta la plataforma superior y que es serpiente emplumada y otra que desciende desde la altura de la plataforma hacia la plaza y es serpiente de nubes (iconográficamente identificada por el motivo de ganchos). La cabeza de la serpiente emplumada descansa en la plaza, la serpiente de ganchos sobresalía al aire libre a la altura alcanzada. Las colas de las dos serpientes se representan con cascabeles y sobresalían lateralmente de las escalinatas.

El Osario era originalmente uno de los edificios más sobrecargados de relieves. Los tres cuerpos superiores del basamento repiten, en 48 tableros, relieves de dos pájaros divinos, enfrentándose en posición hierática con una serie de ofrendas en medio, mayormente frutas y semillas como cacao y maíz, pero también artículos de ornato como collares, discos de colgantes de ¿oro? de pectoral, orejeras, pectorales de cuentas, etc.

En las fachadas superiores del exterior hubo una secuencia toda alrededor del templo en los cuatro lados de ocho grandes hombre-pájaro-serpientes en vista frontal y 22 paneles con representación de dioses y pauahtunes enmascarados y con brazos extendidos, como si estuvieran rotando rápidamente en un movimiento de baile, también en vista frontal. A un nivel superior, que se proyecta hacia arriba entre una fila de almenas en forma de “G” (¿nubes?), ocupan la posición central de cada fachada cuatro dioses de rico plumaje vivamente volando en el viento y que llevan plantas de maíz con mazorcas llenas en la mano derecha. Probablemente son dioses de vientos y tormentas, al mismo tiempo responsables de las cosechas, como serían los históricos chaak.

Parte impresionante del programa pictórico exterior son además las gruesas serpientes emplumadas que sostenían los dinteles -que deben de haber sido de madera- de la entrada tripartita. Las secciones de cola presentan otros relieves (muy erosionados, por cierto) de pauahtun juntos con los animales que los identifican (caracol, telaraña, abeja, murciélago, tortuga). Los pauahtun o bacab son estos enigmáticos seres del mundo mítico Maya que separan con el esfuerzo de sus brazos y piernas el cielo y el inframundo, facilitando a la humanidad un espacio para vivir. Entonces es muy lógico y justo que en todos los relieves principales del Osario haya pequeños relieves de pauahtun arriba y abajo del relieve principal. En el Osario es función específica de ellos. En otra ponencia de este simposio, se abunda más sobre el tema.

En el propio Osario, dominan todo el friso superior de la fachada del templo, lo que deja sospechar que tienen alguna relación especial con los chaak-ob, que como ellos mismos se agrupan en cuatro conjuntos dedicados a las cuatro regiones principales del universo. El propio Osario puede haber sido algo como un santuario para los vientos y tempestades de las diferentes direcciones cardinales, sus fenómenos meteorológicos y, en consecuencia, también de sus cosechas. Las plantas de maíz que cargan los pauahtun del techo se asemejan a las matas que forman el marco lateral de los incensarios del tipo Chen Mul encontradas en notable concentración en el santuario del Osario (Schmidt 2007).

Para pasar al tema principal, se ofrece una descripción breve de las representaciones que se encuentran todavía en el santuario central, arriba del basamento (Figura 4). Por supuesto, hay pérdidas como las dos versiones de una mesa-trono-altar originalmente adherido al interior del muro trasero, el occidental, con escenas grabadas y atlantes de soportes, no muy disimilar al ejemplo restaurado en el Templo de los Guerreros. El santuario contiene además la entrada al tiro vertical que lo comunica con la cueva de entre 12 m y 25 m de profundidad abajo del centro del Osario, que puede haber sido el motivo original para su posicionamiento allí donde está.

El santuario tiene una entrada en el centro de su pared este, que lo separaba de un pórtico abovedado que corría todo alrededor del edificio. El pórtico tenía poco escombro, el santuario mismo fue afectado por las trincheras y los túneles de Edward H. Thompson a fines del Siglo XIX, las limpiezas y dibujos de la Institución Carnegie alrededor de 1930 (Thompson y Thompson 1938) y finalmente excavado y consolidado por el Proyecto Chichen Itza del INAH en 1993/94.

Los relieves se encuentran en los cuatro lados de cada uno de los cuatro pilares que habían servido de soporte al techo del santuario (Figura 5). En el plano se indica su posición relativa a la entrada y a la mesa-altar desaparecida que encerraba dos pilares de los cuatro en su extensión original. Son los dos que tienen menos superficie grabada, ya que las partes inferiores de los pilares quedaban obviamente invisibles. En la Figura 4 se indican con números cada una de las superficies con relieves, dentro del sistema de numeración de relieves del Osario. Los números siguen uno al otro en sentido de reloj, primero el pilar SE, después el SO, el NO, y como último el NE. Se piensa que bien pueden representar los participantes u oficiantes de una ceremonia en el mismo lugar donde están dibujados ahora, en el santuario interior del Osario.

Es significativo que hasta una fecha en el sistema tradicional de escritura glífica Maya está anotada en un lugar prominente, el primer pilar a la izquierda que se encuentra al entrar. También hay nombres anotados en escritura, aunque en este caso el sistema es “mexicano” más que glifos Mayas. No es un caso único de las dos escrituras usadas en un mismo edificio en Chichen Itza, para recordar solamente el Juego de Pelota Grande. Otro indicio de que la escena de personajes en el Osario pueda ser en efecto memoria de un evento histórico, como una inauguración o celebración especial de alguna fecha de política interior o exterior de Chichen Itza es la condición de prisionero o posible víctima de sacrificio del personaje asociado a la inscripción, en el relieve 69.

La distribución de los personajes obedece a ciertas reglas, no es totalmente irregular como parece a primera vista. Los personajes están posicionados dentro del santuario, según principios fijos se puede ordenar a las personas por el lugar hacia donde dirigen la mirada. (Figuras 4 y 5) Resulta que hay una simetría axial, con todas las miradas de la mitad sur dirigidas al este y norte, y todas las de la mitad norte al este y sur; así el eje oriental, el de la entrada y del pórtico con la portada es el más importante, después sigue el sur y el norte. El oeste, aunque allí estaba el altar, no recibe ninguna mirada.

En sociedades como la Maya y Azteca hay complicados sistemas de rangos, títulos, privilegios y obligaciones, así como piezas de vestimentas, adornos, armamentos etc. que sirven para enunciar estos rangos, como los que están reportados en los posteriores pueblos del Postclásico (Seler 1904). Pero, aunque las informaciones sean de siglos posteriores y de culturas hermanas, con el tradicionalismo inherente en muchos pueblos prehistóricos no es de ninguna forma imposible que unos tres ó cuatro siglos antes de la conquista hayan existido tendencias, tradiciones y costumbres semejantes a las reportadas por los conquistadores. Uno de los rasgos viejos y enraizados en la mitología y cultura Maya es la distribución generalizada de instituciones y conceptos míticos en entidades cuatripartitas: la distribución en cuatro cabeceras o jefaturas de rango semejante, sus subdivisiones territoriales, áreas de gobierno, direcciones, grupos de dioses, patronos y espíritus protectores, etc.

En la descripción de las imágenes de cada uno de los 16 relieves de los pilares del santuario del Osario (Estructura 3C1) se aplicará un orden sistemático para garantizar la compatibilidad interna y externa en la forma más económica posible. Se van a describir siguiendo los números corridos que recibieran en la lista de relieves de la estructura, Osario 69 a 84 (Figura 4). Para su localización, la secuencia empieza con los relieves del pilar sureste siendo la 69 el lado este y los tres siguientes en sentido del reloj, el 70, 71 y 72. De allí brinca al los pilares SO, NO y NE.

Cada pilar muestra cuatro dignatarios, humanos o divinos, bajo sus respectivos pauahtun. Solo los pilares exentos SE y NE presentan también pauahtun abajo, ya que en los otros dos el espacio que ocuparían está cubierto por la mesa del altar-trono ahora desaparecido. En cada relieve hay tres subdivisiones del panel: dos son los que muestran los restos de relieves de pauahtun con las manos extendidas para soportar el cielo y separarlo de la superficie de la tierra. Es un motivo que hay en todos los pilares de la Estructura 3C1, desafortunadamente demasiado erosionados para llegar a identificaciones más finas de estos interesantes seres. Llevan colgantes con collares de oyohualli y los indispensables colgantes alargados en forma de lanceta que sale del cinturón.

Entre las figuras principales, paradas en los paneles centrales se comenzará con el pilar SE y el relieve 69, ya que es el único de su tipo en el sitio que representa una fecha en escritura Maya. Ha sido objeto de varios intentos por descifrar y descubrir su significado (Figura 6). Como todos los personajes de la parte central de este pilar, el individuo representado es alto y esbelto y presenta una combinación sorprendente de atavío ornamentado con el hecho de tener las manos amarradas. No lleva armas ni ofrendas. La suposición publicada de que la fecha sea una adición posterior no se justifica, por falta de superposición y por la integración perfecta del texto a la composición de la imagen. Leída por J.E.S. Thompson y Hermann Beyer desde 1937 como correspondiendo al año 998 DC, ha sido víctima de varias correcciones a través del tiempo, pero últimamente ha sido reivindicada la lectura original, de significación especial para la cronología interna de Chichen Itza (Figura 3) (Graña-Behrens, et al. 1999; Pérez de Heredia 2010).

El dignatario (¿aunque prisionero?) viste un atavío bastante similar a muchos miembros del mismo grupo: faldellín corto con largos colgantes escalonados enfrente y atrás y vistoso fleco, cinturón de placas, collar, nariguera, orejeras, cuentas de jade ensartadas, brazaletes y argollas elegantes y sandalias con protectores de talón, altos y decorados. Sólo el tocado parece un poco desordenado, faltan las armas y destaca la gruesa soga con que tiene amarrada las muñecas, con los brazos doblados al frente. Puede ser un prisionero importante preparado para el sacrificio o para algún acto de sumisión pública. Parece un guerrero, capitán o dirigente importante, vencido.

De los siguientes 15 individuos, por razones de espacio y tiempo, se limitará a presentar los dibujos. Se pueden complementar con las copias que sacó la Dra. Merle Greene de los relieves originales, un feliz ejemplo de cooperación científica. Los tres remanentes relieves del pilar SE, (Figura 7) con los números 70 a 72 son iguales de altos y esbeltos como el ejemplo discutido. Llevan un equipamiento personal muy semejante, con excepción de 70 y 72, que se tapan con largas capas de plumas colgantes. Los tocados incluyen en todos casos elementos zoomorfos difíciles de identificar, sólo 70 lleva un sombrero de ala ancha. Todos protegen sus pies con sandalias de protectores altos, el joven en 71 además con bandas amarradas hasta las argollas y rodillas.

Los numerados 70 y 71 llevan largas lanzas, 72 un dardo invertido bajo el brazo. En la lanza de 71 hay cuatro peces ensartados. El 71 sostiene un abanico redondo en la mano, 72 otro de plumas y 70 un escudo flexible. El modelo común de orejera es redondo, con un largo elemento tubular en el centro, cerrado con una cuenta. Adorno especial es un disco grande circular en el pecho de 72, posiblemente de metal como los discos de oro del Cenote Sagrado.

El guerrero 72 parece tener arriba del cinturón dos pechos de mujer, convención extraña que aparece también en contados casos como el Templo Inferior de Jaguares y en el Templo de los Guerreros. Todos los representados en este pilar parecen guerreros y gobernantes, pero ninguno en actitud agresiva, más bien de acuerdo a un desfile o acto solemne. Sin embargo, no falta un recordatorio de violencia ritual, el prisionero.

Del pilar SO, (Figura 8) tres personas están vestidas de guerreros, uno de pauahtun. Los numerados 73 y 74 llevan uniforme completo y armas, dardos, lanza hondas y deflectores, 75 se apoya sobre su larga lanza y posiblemente carga un escudo rectangular flexible. Todos llevan sandalias de protector alto. El numerado 76 representa claramente un pauahtun: colgantes de la forma especial abajo del cinturón, capa de una larga red de hilos cruzados con una cabeza de animal y roseta de plumaje como tocado. Piezas especiales de su equipo son un botón de serpiente, abanico circular en la mano izquierda y un largo hueso (¿fémur?) suspendido en el pecho en posición horizontal.

En todos hay marcada diferencia: una gorra simple con dos plumas de águila 73, un yelmo con protector de oreja escalonado y decoración frontal de mariposa 74, hasta una cabecita de dios-bufón 75, y la cabeza de algún roedor (¿?) unido a su piel todavía. Típicos del traje de guerrero son la pechera, el tezcacuitlapilli y el cinturón de serpientes de cascabel enrolladas y anudadas de 74.

Tres de los relieves se relacionan con serpientes levantando el cuerpo y la cabeza atrás de ellos: 73 con una serpiente emplumada, 74 con serpiente de navajas y 75 con serpiente de ganchos. El pilar NO (Figura 9) es de dos guerreros, un sacerdote y un pauahtun. Los sacerdotes están equipados con dardos y deflectores y posiblemente lanza dardos: 77 y 80. Los yelmos relativamente sencillos llevan penachos y uno de ellos posiblemente una máscara. Pechera estilo quechquemitl 80 y traje ajustado completan la protección del cuerpo, aunque en uno de los casos hay posibles sobre posiciones de dos dibujos diferentes 77.

El pauahtun 78 está protegido dentro de una caparazón de tortuga, lleva sombrero ancho, larga barba, bastón de serpiente y abanico en la mano. Un pectoral de forma indefinible, largos colgantes del cinturón, sandalias y borlas en los pies completan el atavío. Un posible sacerdote se distingue por una vestimenta larga y decorada, falda con diseño de círculos y una divisa de largas plumas que le tapa toda la espalda 79. En la mano conservada lleva un abanico de plumas. Atrás de los guerreros 77 y 80 hay serpientes lisas, atrás del pauahtun, una serpiente de ganchos 78.

El pilar NE (Figura 10) muestra otra vez figuras altas y esbeltas, como el SE. Las figuras 81 al 84 no cargan armas, sino llevan arreglos de ofrendas sobre platos anchos, cargados en los brazos flexionados a la altura del cinturón. Contienen joyas como orejeras de discos de jade con cuenta tubular en el centro y cuentas chicas en la punta. Son los que llevan puestas casi todos los integrantes de la comitiva. Cargan abanicos de plumas. Los cuatro llevan faldellines y aparecen con cascabeles de metal y jade (¿?), elegantes sandalias y cordeles y taparrabos colgando del cinturón.

En el pecho y los brazos llevan ricas alhajas, como collares y pectorales de cuentas de jade, además orejeras grandes con larga cuenta central tubular en forma de flecha, repetida en la nariguera. En la frente hay joyas como mariposas 81 y posibles caritas del dios-bufón 83. Los cuatro llevan un tocado especial con un elemento distintivo que parece un palo con puntas que recuerdan, más que nada, unos husos o atados para guardar los hilos para el arte de tejer.

Pequeños símbolos arriba de las cabezas pueden ser “glifos” de nombres o títulos en el sistema de escritura no clásica Maya: “flor” 81, dos “peines” 82, o “sartal “de cuentas 84. Ninguno de los personajes está acompañado de una serpiente, lo que tal vez deje entrever que no se trata de miembros de la clase militar. No hay duda, sin embargo, que son altos dirigentes de la sociedad, ocupados de una ceremonia importantísima para su bienestar y sobrevivencia.

REFERENCIAS

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Figura 1        Localizaciónón del Osario.

Figura 2        Aspecto actual del santuario de 3C1, desde la esquina suroeste.

Figura  3        Planta de la Estructura 3C1 con piedras decoradas.

Figura 4        Santuario de la Estructura 3C1.

Figura 5        Los 16 relieves de los pilares del santuario.

Figura 6        Relieve 69 y su inscripción. Pilar Sureste. (Dibujos G. Couoh, P. Mathews y G. Behrens).

Figura 7        Relieves del pilar sureste.

Figura 8        Relieves del pilar suroeste, Integración de los cuatro paneles del pilar Suroeste.

Figura 9        Relieves del pilar noroeste.

Figura 10        Relieves del pilar noreste.

 

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