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Pellecer Alecio, Mónica y Mónica de León Antillón
2011 Algunos aportes sobre la arquitectura del Grupo “Jabali”, San Bartolo. (editado por B. Arroyo, L. Paiz, A. Linares y A. Arroyave), pp. 255-268. Museo Nacional de Arqueología y Etnología, Guatemala (versión digital).
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ALGUNOS APORTES SOBRE LA ARQUITECTURA
DEL GRUPO “JABALI”, SAN BARTOLO, PETÉN
Mónica Pellecer Alecio
Mónica de León Antillón
PALABRAS CLAVE
Tierra Baja Maya, Petén, San Bartolo, Grupo Jabalí
ABSTRACT
The Jabalí Group, a small group of platforms and structures located west of the archaeological site of San Bartolo, has become known for a number of finds associated with funerary rituals; however, recent research demonstrates that, simultaneously with these ceremonial activities, many outstanding buildings were erected primarily during the Preclassic period. Some of these structures, due to specific characteristics, are directly related to these ceremonies and in other cases with important buildings at the site. In this work we present some of the architectural finds of the Jabalí Group, which has led to a better understanding of details on the Group’s development, function, and relationship within the social context of San Bartolo.
Jabalí es un pequeño conjunto de plataformas y estructuras al oeste del sitio arqueológico San Bartolo, que fueron localizadas durante los trabajos de reconocimiento de la temporada de campo 2003 (Figura 1); sin embargo, fue hasta la temporada 2004 en que se iniciaron las investigaciones en el grupo, enfocadas al estudio cronológico y morfológico de la plataforma 110, sobresaliente por ser la de mayores dimensiones (aproximadamente 50 m² de área) y por sostener en su superficie un pequeño complejo triádico. El mismo también fue objeto de varias excavaciones ilícitas, que se sumaron a la destrucción natural de sus estructuras.
Los resultados obtenidos durante esa primera temporada de investigaciones, fueron decisivos para continuar las exploraciones en el grupo, lo cual permitió que en el año 2005 se descubrieran algunos hallazgos asociados a rituales funerarios del Preclásico Tardío que se dieron a conocer en el simposio de ese mismo año (Pellecer 2006:937-948). Las investigaciones que sucedieron a estos hallazgos se realizaron durante las temporadas de campo 2008 y 2010, permitiendo conocer algunas de las edificaciones que se erigieron en Jabalí y que brindaron mayores detalles sobre el desarrollo, función y relación del grupo dentro del contexto social de San Bartolo.
La presente ponencia tiene como objetivo dar a conocer dos de los edificios descubiertos: el primero forma parte del cuarto estadío constructivo de la Plataforma 110 y el segundo corresponde a la Plataforma 112, que se encuentra localizada inmediatamente al sur de la primera en mención; ambas edificaciones manifiestan la complejidad de este pequeño grupo al oeste de San Bartolo y ponen en evidencia su importancia durante el periodo Preclásico Tardío.
A manera de introducción y de acuerdo con las investigaciones llevadas a cabo, se considera que la ocupación en este sector del sitio surgió durante la primer parte del periodo Preclásico Tardío, posiblemente de forma aislada a otras construcciones de San Bartolo, pero adquiriendo un carácter especial que fue evidente desde el primer estadío constructivo de la Plataforma 110, en donde una pequeña plataforma circular, erigida sobre la elevación natural de la roca caliza del sector, presenta huellas de quema en su superficie, además de poseer en su eje una roca caliza circular con probable asociación al axis mundo o centro del mundo, que perduró hasta el cuarto estadío en forma de agujero cónico. Pequeñas estructuras circulares como inicio de asentamientos se han descubierto en otras ciudades Mayas y algunos investigadores proponen su función como lugar de culto, plataformas para danzar y posiblemente también residencial (Gómez 2006:715; Valdés, et al. 2008).
La ocupación del grupo continuó desarrollándose con mayor complejidad, pero al parecer aún de forma aislada en sus primeras etapas, ya que durante el segundo y tercer estadío, la orientación de las estructuras mantiene su vista hacia el oeste, siendo hasta en el cuarto estadío constructivo cuando el grupo cambia notablemente, ya que además de presentar una mayor extensión, cambia la orientación y elaboración de sus construcciones, cuya vista hacia el este las relaciona directamente con la aguada y plaza central de San Bartolo (aproximadamente a 470 m al este), que para este momento se encuentra en pleno desarrollo. Por los hallazgos funerarios encontrados en asociación a este estadío, es probable que durante el mismo surgiera la primera versión del complejo arquitectónico de patrón triádico en la plataforma, adquiriendo una función funeraria colateral, como en otros complejos triádicos de la región del centro de Petén.
PLATAFORMA 110, SUBESTRUCTURA 4
Fue en el año 2008 cuando la investigación se enfocó en el cuarto estadío constructivo, ya que debido a los hallazgos funerarios del 2005, era necesario conocer más de la plataforma durante esta etapa, fue por ello que se realizó la exploración directa a través de túneles ubicados a 4.50 m de la superficie, sobre el nivel de piso estucado que se conoció durante la excavación de un pozo cronológico al pie de la escalinata central de la plataforma que sustenta a la Estructura A. Después de excavar 17 m de longitud hacia el oeste, se descubrió parte del primer y segundo cuerpo de la subestructura 4 (Pellecer, et al. 2008:184) (Figura 2).
En la temporada 2010 excavaciones intensivas exploraron el edificio descubierto, con el objetivo de conocer sus dimensiones, forma, función y temporalidad, para obtener mayor información sobre el desarrollo que mantuvo Jabalí durante el Preclásico Tardío. Se llevó a cabo un nuevo túnel al sur, paralelo a la escalinata lateral descubierta en el 2008 y otros cuatro túneles; dos al norte, uno asociado al muro del primer cuerpo y otro sobre la arquitectura del segundo cuerpo, así como un túnel sobre el eje central de la subestructura y otro al oeste. También se realizaron varios registros para tener un mejor panorama sobre los contextos descubiertos (de León 2010, en prensa).
La investigación develó que se trata de una pequeña estructura de tres cuerpos con 15.85 m de frente, 12.20 m de ancho lateral y aproximadamente 3 m de alto, presentando en el primer cuerpo diseño en faldón de esquina redondeada que fue mutilado, quedando solo la base inferior (Figura 3). Asociado a este cuerpo se ubicaron dos escalinatas laterales remetidas en las esquinas sureste y noreste, que fueron flanqueadas al frente por un diseño de doble talud, seguido por la escalinata central de 3.35 m de longitud. Tanto la escalinata central, como las escalinatas laterales, presentaron cuatro escalones asimétricos con bordes redondeados.
Al segundo cuerpo lo separa un descanso de 2.50 m de longitud hacia el oeste, presentando en sus laterales el mismo diseño de faldón, que al igual que en el primer cuerpo fue mutilado. Su fachada frontal fue muy elaborada, presentando un diseño de banqueta, moldura y talud, al que se incorporan la escalinata central y escalinatas laterales, todas con tres escalones asimétricos de bordes redondeados. Un dato interesante fue el hecho de que la banqueta que formó parte de la decoración de fachada, se prolongó a lo largo de la misma para dar forma al primer escalón saliente de las escalinatas en este cuerpo (quinto escalón de la estructura).
El tercer y último cuerpo no se logró definir debido a que fue mutilado durante la construcción de la etapa posterior, quedando solo la huella en el estuco con rastros de color rojo, misma que se prolongaba hasta el faldón del segundo cuerpo. Es probable que algunos bloques de estuco con pintura roja que se encontraron como parte del relleno que cubrió la subestructura, pertenecieran a este cuerpo. Luego de realizar esta mutilación, la subestructura fue sellada con un piso estucado de 0.25 m de grosor y fue dentro de este piso que se develó la Ofrenda No. 21. La ofrenda corresponde a una vasija semi completa en forma de cuenco de silueta compuesta con borde evertido y base cóncava, al parecer del tipo Sierra Rojo del Preclásico Tardío; la misma fue estratégicamente cortada por la mitad y colocada sobre una base de caliza pulverizada con pequeñas inclusiones de carbón, de aproximadamente 0.12 m de grosor. Su colocación fue intrusiva, debido a que se encontró dentro de un rasgo circular en donde se apreció que el piso fue cortado para depositar la vasija, igual que otros dos pisos superiores con sus respectivos rellenos, siendo sellada en la parte superior por otro piso compacto. Dentro del mismo piso, a 0.87 m de distancia y de manera alineada, se encontró otro rasgo circular de 0.15 m de radio, con tierra fina de color café y piedra pequeña caliza, del cual no se logró determinar su función.
La parte posterior de la subestructura consta de un faldón central que cubre por completo la altura del primer y segundo cuerpo (Figura 4), alcanzando 2.50 m de alto y aproximadamente 8 m de ancho, sobresaliendo 0.40 m de las esquinas que se encuentran a 3.80 m. Un dato interesante que presentó este faldón, fue la aplicación de dos capas de estuco.
En lo que respecta al piso sobre el que se edificó la subestructura, se observó que se extiende sobre toda la plataforma, prolongándose posiblemente hasta la aguada San Bartolo, sin embargo, al oeste finaliza en un cuerpo en talud que conformó la parte posterior de la Plataforma 110. Al sur de la subestructura el piso presentó varios desniveles, por lo que se realizó un pozo en el sector para determinar esta característica, descubriéndose bajo el mismo, un muro estucado perteneciente a una pequeña plataforma de la tercera etapa constructiva (0.78 m de alto), además de apreciarse que la construcción de Sub-4 inició en un nivel inferior de piso, que tuvo una remodelación de aproximadamente 0.05 m de grosor y es el que actualmente se observa.
Asociados a esta etapa constructiva se dieron otros hallazgos poco definidos, dentro de los que sobresale un muro de protección construido con varios bloques calizos canteados de forma rectangular, que resguardó otro muro de pedernal unido con argamasa, ubicado al noreste de la subestructura. Al descubrir este muro, en su interior se encontraron varias inclusiones a manera de vetas que presentaron ceniza con abundante carbón, barro café con pedernal molido, una concentración de calizas y una capa gruesa de ceniza y carbón sobre ocho grandes lajas desniveladas orientadas de este-oeste, que funcionaron como tapaderas de tres cajones de variables dimensiones, que se encontraban adosados al primer cuerpo al noreste de la subestructura (uno de 1.10 m x 0.90 m, otro de 0.60 m x 0.40 m y el tercero de 0.75 m x 1.37 m).
Los cajones formados igualmente por lajas y algunos bloques de caliza con estuco, presentaron en su interior un espacio vacío y de fondo barro negro y gris, pedernal, caliza y ceniza; la función de los mismos no se logró determinar (Figura 5). Dentro del contexto de ceniza encontrada sobre y entre los cajones, se recuperó abundante material cultural, en contraste con la escasa muestra recuperada del relleno de barro compacto que ocupa el resto de la plataforma, entre el mismo destacan 108 fragmentos de hueso de animal (algunos trabajados como dos agujas, huesos limados y otro hueso que posiblemente pertenecía a una cuenta), 3,476 fragmentos cerámicos, todos pertenecientes al Preclásico Tardío y con muy buenos acabados, 15 pedernales, una hachuela y 15 fragmentos de obsidiana, dentro de los que se encuentran varias navajas prismáticas semi-completas; además se recolectaron 20 muestras de carbón que están pendientes de análisis, entre las que destacan algunas con la forma de las fibras vegetales que las constituyeron; lamentablemente estos materiales se encuentran pendientes de análisis. Un rasgo similar fue encontrado dentro del relleno de barro del túnel realizado en el 2008, en donde una inclusión de ceniza y carbón a manera de canasta presentó gran densidad de material cerámico (Pellecer, et al. 2008:182).
Asociada a estos cajones, se descubrió de forma parcial una construcción posterior a la Sub-4, bastante rústica, constituida por piedra caliza, barro negro y pedernal, que además de funcionar como pared de los cajones al norte, cubrió parte de la escalinata lateral noreste. Esta construcción se levantó sobre el piso original de esta etapa y tuvo aproximadamente 4.10 m de longitud; por la posición salediza de las piedras que lo conforman posiblemente fue convexa en la superficie, similar al relleno campaniforme que cubrió un entierro al centro del patio. Es probable que esta construcción también tuviera como función la protección de objetos importantes contenidos en los cajones cubiertos de lajas, que en algún momento fueron removidos y sustituidos por el relleno encontrado, lamentablemente la falta de tiempo no permitió mayor conocimiento de la misma.
Otro rasgo asociado a ceremonias celebradas en Sub-4, fueron las huellas de quema en la banqueta del segundo cuerpo, en donde también se encontraron cuatro pedernales grandes que formaron parte del relleno de un apisonado que se observó desde la banqueta, cubriendo todo el primer cuerpo de la subestructura. Estos apisonados posiblemente están asociados a la terminación del uso de parte del edificio. Con el descubrimiento de esta subestructura se logró entender un poco más la importancia y complejidad de la Plataforma 110 en sus diferentes etapas, tanto de construcción como de ocupación; además, las exploraciones permitieron relacionar de mejor manera los hallazgos aislados encontrados en otras temporadas. Tal es el caso del chultun encontrado al sureste de la plataforma.
Se trata de un chultun de tipo botellón que en su interior presentó dos cámaras, una de planta semilunar al oeste y la otra de planta cuadrangular al norte; ambas cámaras presentaron quemas rituales en su interior, que incluyeron huesos de animal, resina aromática y hojas de algún tipo de palma, posiblemente “Guano” por las características de las fibras de ceniza observadas. Al parecer esta quema obedece al ritual de terminación del chultun, que aunque se cree fue construido desde el primer estadío constructivo, se continuó utilizando y fue sellado durante este cuarto estadío constructivo, con la colocación de una gran piedra circular sobre su brocal, seguida por capas de mezcla y piedra hasta alcanzar la altura del piso estucado de esta etapa (Pellecer, et al. 2005:250-266).
Otro hallazgo relacionado fue el de la denominada “Tumba 1”, importante por su época de colocación (Preclásico Tardío, entre el 50 AC al 50 DC) y porque en su interior se encontró la ofrenda y el entierro de un personaje importante de la sociedad de San Bartolo. El primer dato relevante es el relleno que cubrió esta fase constructiva, pues cuando se realizó el hallazgo de dicha “Tumba” durante la excavación de un pozo cronológico en la temporada de campo 2005, la forma inusual de un relleno estéril de caliza y los pisos cortados de las etapas superiores, además del hecho de que la construcción de la misma se diera sobre un apisonado a 0.50 m por encima del nivel de piso de este estadío, sugirió que se trataba de un hallazgo intrusivo (Pellecer, et al. 2005:258).
Sin embargo, la excavación de los túneles para definir la arquitectura de esta etapa permitió observar ampliamente los rellenos, descubriéndose que los mismos fueron colocados de esa manera con el único fin de proteger las paredes de la cista, demostrando que al contrario de lo inicialmente sugerido, la “Tumba 1” no fue intrusiva, sino que fue colocada estratégicamente justo arriba del eje de la estructura circular del primer estadío y con todo un proceso de elaboración. Lo anterior confirma su carácter simbólico, que fue revalidado por los habitantes del sitio en épocas posteriores con nuevas ceremonias y visitas, hecho que explica las ofrendas intrusivas asociadas que cortaron los pisos superiores, además del rasgo de estuco en forma de pileta que se encontró en la superficie e inmediatamente al este del eje en la caliza natural.
Es probable que todo este contexto de ceremonias y ritos llevados a cabo en este estadío, formen parte de la terminación de la etapa y por consiguiente de la subestructura y otras que se desconocen de la plataforma, sin embargo, los mismos manifiestan la importancia que mantuvo el Grupo Jabalí durante su ocupación y desarrollo, guardando siempre relevancia en el aspecto religioso e ideológico. La terminación de la Sub-4 conllevó varios rituales para enterrarla, esto lo confirman las evidencias de quema encontradas en varios sectores, así como los cortes, fisuras y mutilaciones que sufrió toda la subestructura, principalmente en la fachada sur y en el tercer cuerpo. Estos rituales o quemas, al igual que las mutilaciones no solo fueron observados en Jabalí, sino en varios grupos de San Bartolo, formando parte de rituales de terminación.
Es posible que en algún momento de su ocupación se dejara de utilizar el primer cuerpo de Sub-4 que fue cubierto por un apisonado y se continuara reutilizando la parte superior de la estructura hasta el momento de la destrucción del tercer cuerpo y darle fin a su uso, con la construcción de un piso estucado que la cubrió por completo; sin embargo, no se encontraron evidencias de este apisonado en el resto de la plataforma para confirmar este dato, aunque el hallazgo de varias remodelaciones de pisos y apisonados, sugiere la posibilidad de que todas estas pequeñas intervenciones fueran llevadas a cabo a corto plazo, sumándose a los nueve estadíos constructivos formalmente definidos por pisos al centro del patio (Figura 6).
Todos los rasgos arquitectónicos de Sub-4 son característicos de los edificios del periodo Preclásico Tardío, como las escalinatas remetidas y el diseño de moldura en faldón con esquina redondeada de los cuerpos (William Saturno comunicación personal). Este dato fue corroborado con los materiales cerámicos recolectados, cuyos tipos corresponden al ware Paso Caballos Ceroso y Uaxactun sin Engobe.
Con respecto a la totalidad de la plataforma en esta etapa, se observó que fue cubierta por un relleno compacto de barro procedente de los bajos cercanos, dentro del cual existieron, aunque bastante simples, algunos muros de contención elaborados con piedra caliza, que principalmente sostenían pequeñas vetas de pedernal suelto; se piensa que los mismos funcionaron como cajones o celdas de relleno, que por la estabilidad del barro no necesitaron ser tan frecuentes. En algunos sectores frente a la arquitectura fueron colocadas capas de piedra caliza, posiblemente como protección contra la humedad del barro.
Cabe destacar que esta forma de sepultar la subestructura, marca cambios que se estaban suscitando en el Grupo Jabalí, incluyendo el hecho de que esta etapa no fue olvidada por completo, debido a que posteriormente existieron pequeñas remodelaciones seguidas por la construcción de la Estructura A del último estadío constructivo en la plataforma, que guardó la misma orientación hacia el este y aunque sus dimensiones redujeron considerablemente el patio de la plataforma, su ubicación al oeste se encuentra muy relacionada a Sub-4. Esta es una de las razones para pensar que el cuarto estadío constructivo marcó el inicio del Patrón Triádico en la plataforma, estableciendo una estrecha relación entre la arquitectura y el espacio, por lo que las construcciones continuaron encima de antiguos edificios que en su momento fueron muy importantes.
Como se mencionó, este cuarto estadío constructivo de la Plataforma 110 marcó un momento de grandes cambios en el carácter ideológico y funcional del grupo, que conllevó a una nueva orientación, elaboración y dimensión de sus construcciones. No se conoce con exactitud el tipo de patrón arquitectónico develado pues solo se descubrió uno de sus edificios, sin embargo, se determinó que para el recubrimiento del mismo e inicio de una nueva etapa, se llevó a cabo un complejo sistema de relleno que estuvo acompañado de rituales de terminación que incluyeron eventos funerarios.
Es claro que durante el Preclásico Tardío varias ciudades Mayas estaban sufriendo cambios importantes para la historia, ya que algunas son abandonadas como Cerros en Belice y en otras se deshabilitan espacios como el Grupo H de Uaxactun, al ser completamente sepultado y olvidado bajo toneladas de relleno (Valdés, et al. 2008:38-39). Estos cambios también se pueden apreciar en Jabalí, en donde un relleno con abundante ceniza y carbón sobre la arquitectura de la última fase constructiva, al parecer marcó el momento del abandono ocupacional de la Plataforma 110 (Pellecer 2006:941).
PLATAFORMA 112, ESTRUCTURA DE LOS MASCARONES
La Plataforma 112 se encuentra ubicada al sur de la Plataforma 110 (Figura 7), separada de la misma por un estrecho corredor de aproximadamente 4 m de ancho. Se trata de una estructura de planta cuadrangular de aproximadamente 15 m² x 1.40 m de alto, la misma además de no tener evidencia de superestructuras, tampoco presentó excavaciones ilícitas en su superficie.
La exploración en esta plataforma inició con una excavación vertical para obtener cronologías, sin embargo, desde el nivel de humus se detectó una gran cantidad de ceniza y carbón asociados a fragmentos de estuco y piedra caliza con huellas de quema, por lo que se pensó en la utilización de la plataforma para actividades relacionadas con fogones, como hornos o temascales. Al continuar la excavación aproximadamente a unos 0.30 m de la superficie, se descubrió que se trataba de una estructura destruida durante la época prehispánica, que estuvo decorada con mascarones en su fachada. Fue así como resultó que la excavación se encontraba justo sobre la cabeza de uno de los mascarones, que se encontró en buen estado de conservación. Para conocer los elementos arquitectónicos de esta estructura fue necesario realizar una serie de excavaciones a su alrededor, descubriéndose con las mismas todo un complejo proceso de relleno y construcción que sugiere la posibilidad de que la Plataforma 112 surgiera como resultado de cubrir o enterrar ritualmente la Estructura de los Mascarones.
Los muros perimetrales de la plataforma se encuentran asentados sobre el mismo nivel de piso en donde se erigió la última versión de la Plataforma 110 y están conformados por alineaciones rústicas e irregulares de piedra caliza con inclusión de algunos pedernales asimétricos observados en el lado oeste; mientras que en el interior la plataforma esta compuesta por una serie de celdas o cajones de relleno de variables dimensiones (que oscilan entre los 0.80m2 a 1.20m2), cuyos muros de contención están formados por piedras asimétricas unidas con argamasa compacta y relleno de materiales bastante finos y sueltos, que los hizo además de resistentes y estables, bastante sutiles para resguardar elementos arquitectónicos frágiles. Estos cajones se encontraron de forma paralela, dispuestos estratégicamente en puntos relevantes de la Estructura de los Mascarones (cubriendo la escalinata, el panel del mascarón en donde los muros partieron de ambas orejeras y de la nariz mutilada; en la esquina de la estructura, en donde los cajones fueron colocados de forma diagonal y paralelos al muro norte del edificio, entre otros), dando la impresión de haberse construido específicamente para su protección. Inmediatamente sobre estos cajones se encontraron los dos estratos superficiales de la plataforma, compuestos por ceniza, piedras calizas quemadas y la ligera capa de humus; careciendo de evidencias de piso en su superficie por lo que si lo hubo, se desintegró completamente.
La estructura se conoció de forma parcial, ya que fue mutilada intencionalmente en la época prehispánica, posiblemente al momento de ser enterrada; de la misma, solo se conservó el sector noreste de la fachada, parte del muro norte y su banqueta perimetral (Figura 8). Se trata de un edificio tipo “Templo”, formado por un basamento con planta en forma de “T”, de aproximadamente 8.80 m de largo por 4 m de ancho y 1.80 m de alto, con muros compuestos por una banqueta perimetral que permite la formación de una moldura en talud que remata en la parte superior. Su fachada la conformó una escalinata de acceso de 2.50 m en la parte central, flanqueada por dos mascarones de rasgos antropomorfos (Figura 9). En la parte superior tuvo un recinto, del que solo se conservan los cimientos de muro y el piso interior craquelado con huellas de quema en su superficie y en mal estado de conservación. Se apreciaron algunos rasgos interesantes luego de la cuidadosa limpieza del mascarón al norte, el cual además de estar protegido por los cajones de relleno, presentó sobre su revestimiento de estuco una capa de mezcla compacta que fue determinante para su conservación, compuesta por caliza pulverizada con pequeñas inclusiones de pedernal, cerámica molida y carbón.
El panel del mascarón de 3.15 m de ancho, estuvo conformado por las orejeras, el rostro del mascarón y su banqueta (Figura 10). El rostro mostró rasgos cadavéricos. Presentó un tocado a manera de casco que cubrió la cabeza y gran parte de su frente. Con ojos esféricos relativamente grandes, decorados por un diseño curvado con dos pequeños diseños cuadrados aplicados en la parte superior del mismo, que posiblemente semejan las cejas (probablemente flamígeras, pero poco definidas por su estado de conservación, en cuyo caso representarían un rasgo de la deidad solar). Dos elementos semiesféricos separan los ojos y parecen simular el ceño fruncido. La nariz fue mutilada, por lo que solo posee la huella de donde se encontraba.
Bajo la misma se observaron algunos rasgos de la boca abierta y posibles dientes, sobresaliendo la mandíbula descarnada que se extiende hacia los costados, sobre las mejillas prominentes. Un rasgo sobresaliente, fue el mentón pronunciado que se encuentra decorado con diseño de tres gotas y que fue semi-cubierto por un piso posterior. Se encontraron restos de pintura roja en toda la superficie del mascarón, preservándose algunos delineados en negro sobre la barba. Las orejeras fueron circulares, con dos rectángulos laterales y un diseño de voluta que pende de la misma y descansa sobre la banqueta que corre bajo todo el mascarón. Los diseños superiores de la orejera estuvieron muy mal preservados; sin embargo, según Karl Taube (comunicación personal), aún se puede observar un diseño de espiral y otro diseño que pudo representar hojas de maíz o milpa. El panel del mascarón al sur fue mutilado, sin embargo, la presencia de la voluta en la superficie de la banqueta conservada por el piso de la última ocupación, determinó que fueron idénticos.
Los rasgos antropomorfos sitúan a este mascarón como una representación tardía del periodo Preclásico, ya que tomando en cuenta que el Preclásico Tardío se ha propuesto como un periodo en que la ideología y religión cobraron importancia como insignias de poder en las sociedades, que aprovecharon los espacios públicos para integrar elementos simbólicos a sus construcciones, sustituyéndolos más tarde con imágenes realistas de personajes que buscaban justificar y perpetuar su existencia y origen divino. Esta interpretación, justifica la aparición de representaciones antropomorfas remplazando a las míticas en las construcciones, que en muchos casos también conmemoraron las hazañas de los gobernantes y sus antepasados.
En el caso del mascarón encontrado en la Plataforma 112, solo un rasgo distintivo lo puede relacionar con el linaje real de San Bartolo. Se trata de la barba con decoración de gotas, que es semejante a la barba de un personaje del muro oeste en Sub-1A. Este personaje aparece en la escena de entronización en la parte norte del mural, sentado sobre un andamio y sosteniendo una barra de poder, al mismo tiempo que recibe la parafernalia utilizada en los ritos de ascensión al trono. Aunque se desconocen mayores detalles, se cree que este personaje, aparentemente gobernante, es el mismo que se representó en el mascarón con rasgos cadavéricos del Grupo Jabalí, quizás como símbolo de muerte por la ubicación del grupo al oeste, punto cardinal generalmente relacionado con el ocaso y la oscuridad.
Sobre el recinto que sostuvo la estructura en la parte superior, se desconoce su forma y dimensiones; sin embargo, se localizaron abundantes fragmentos de estuco con pintura y estuco modelado, encontrados dentro del relleno de los cajones que protegieron al mascarón, sugieren que el mismo pudo ser muy elaborado, conteniendo murales en el interior y decoración de frisos en el exterior. Por lo menos en dos de los fragmentos recuperados, se pudieron distinguir finos elementos pictóricos e iconográficos, el primero que presenta gotas de sangre y el otro con diseños de volutas de viento en rojo sobre el fondo blanco (Karl Taube comunicación personal). Según Heather Hurst (comunicación personal), los trazos y formas representadas, difieren a los observados en los murales de la Pirámide de Pinturas, por lo que es probable que fueran realizados por un artista diferente.
Otra evidencia que corrobora la presencia de estucos con pintura roja y amarilla en el sector (aunque de composición diferente a los del relleno), se encontró dentro del piso de la segunda ocupación; como algo inusual, se localizaron incrustados dentro del estuco del mismo, abundantes fragmentos pequeños de estuco pintado, al parecer los mismos fueron triturados para incluirlos dentro de la composición del piso. Se desconoce la finalidad de reutilizar el estuco pintado, aunque el mismo, es muestra de la destrucción de otras edificaciones que contenían la misma tradición pictórica característica de San Bartolo.
La Estructura de los Mascarones solamente tuvo dos etapas de ocupación que se dieron durante el periodo Preclásico Tardío. La primera cuando se erigió sobre un piso, después de elevar el terreno colocando varias capas de relleno constituido principalmente por pedernal suelto sobre la roca caliza natural que se extendió bajo el piso de la estructura, el mismo fue estabilizado por cajones formados por pedernales grandes superpuestos sin argamasa y relleno de capas de barro, pedernal molido y caliza pulverizada.
La segunda ocupación se dio cuando se colocó una nueva capa de piso que cubrió la banqueta y el primer escalón de la escalinata, además de mutilar parte del muro posterior por lo que la estructura continuo con su funcionamiento, pero con una reducción de sus dimensiones originales y posiblemente de su simbolismo, pues el piso recubrió parte de los elementos iconográficos de los mascarones. Este nuevo nivel de piso, fue el mismo piso de plaza observado en el exterior. Casos similares se han observado en otros sitios del área, como el de la estructura H-sub 1 del Grupo H en Uaxactun, en donde un piso colocado durante el tercer estadio constructivo cubrió la banqueta de la plataforma basal (Laporte y Valdés 1993:102), así como durante el tercer estadio constructivo de la Plataforma 110 del Grupo Jabalí, en donde una capa de piso cubrió parte de la Estructura Sub-2, permitiendo su utilización durante la siguiente fase de ocupación (Pellecer, et al. 2005:283).
El periodo Preclásico Tardío para la construcción y utilización de la Estructura de los Mascarones, fue corroborado con los materiales cerámicos de contexto sellado recuperados bajo los pisos, ya que estuvieron representados por tipos del ware Paso Caballos Ceroso y Uaxactun Sin Engobe; sin embargo, la construcción de la plataforma para cubrir esta estructura al parecer se dio en el inicio del periodo Clásico, tal como lo indican sus muros rústicos y el material cerámico mezclado encontrado en los lotes superficiales, aunque falta corroborar este dato con el estudio químico del carbón recuperado.
Aparentemente, los hallazgos interesantes e inesperados de la Plataforma 112 estuvieron relacionados con la antepenúltima versión de la Plataforma 110, o por lo menos, con alguna de sus últimas etapas constructivas, por lo que la Estructura de los Mascarones no representa un hallazgo aislado. Los descubrimientos de esta plataforma pueden ser interpretados como una actividad de enterramiento ritual, ya que la presencia de ceniza y las evidencias de quema en la superficie de la estructura y los rellenos que la sellaron, concretaron el rito de terminación que marcó el abandono del edificio, denotando su importancia ideológica.
Cabe destacar que el mascarón encontrado en esta estructura es muy valioso, no solo por su excelente estado de conservación, sino por sus elementos iconográficos que lo relacionan con un personaje del linaje real del sitio, representado en el mural de Las Pinturas Sub-1A. Hasta el momento, los mascarones de otras estructuras importantes de San Bartolo, se han encontrado bastante destruidos, incluso se reportaron algunos casos en que se encontró únicamente la armadura de piedras que soportaba la superficie estucada (Saturno y Urquizú 2005:265). Al parecer, un patrón común fue la destrucción de los mascarones, mutilados al momento de construir nuevas versiones de los edificios; sin embargo, todo parece indicar que el mascarón del Grupo Jabalí por alguna razón especial, fue protegido y enterrado cuidadosamente por los antiguos ocupantes del sitio.
CONCLUSIONES
Es evidente que los hallazgos develados en el Grupo Jabalí lo ratifican como un espacio destinado para la realización de actividades rituales y ceremoniales, reflejo de los conceptos ideológicos de los habitantes de San Bartolo, los cuales permiten reconstruir algunos episodios sobre el desarrollo del grupo a través del tiempo y la relación espacial e ideológica de los edificios entre sí y con el resto del sitio.
Según Valdés (1992:226), al incrementarse la población Preclásica se produjo una readecuación en el esquema social interno de los sitios, que se reflejó en los patrones representados en los centros ceremoniales, como la construcción de nuevos edificios que mostraron un orden diferente de arquitectura monumental y el descubrimiento de nuevos sistemas constructivos más complejos, esto motivó que la ideología religiosa cambiara de una forma simple hacia una forma de culto cada vez más compleja, que influyó en la aparición de monumentos esculpidos y mascarones estucados asociados.
Los descubrimientos en Jabalí, son ejemplo de todos estos cambios ideológicos, sociales, políticos y religiosos, experimentados por las sociedades del Preclásico Tardío. Los mismos aportan información esencial para la reconstrucción de la historia de esta pequeña plaza al oeste de San Bartolo, que a la vez, contribuye con nuevos aportes para el conocimiento de la ideología y la sociedad del Preclásico Maya.
REFERENCIAS
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2006 El Grupo Jabalí, Un Complejo Arquitectónico de Patrón Triádico en San Bartolo En XIX Simposio de Investigaciones Arqueológicas de Guatemala, 2005 (Editado por: J. P. Laporte, B. Arroyo y H. Mejía), pp. 937-948. Museo Nacional de Arqueología y Etnología, Guatemala.
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Figura 1 Mapa del Sitio Arqueológico San Bartolo. Proyecto Regional Arqueológico San Bartolo (Reconocimiento T. Garnica, R. Griffin, J. Kwoka y E. Mejía. Dibujo: T. Garrison y S. Griffin 2005).
Figura 2 Perfil Este-Oeste de Plataforma 110. Proyecto Arqueológico Regional San Bartolo. Grupo Jabalí. Perfil Este-Oeste Plataforma 110 (Dibujo R. Ozaeta) Escala 1:50.
Figura 3 Perfil Norte de Sub-4.
Figura 4 Reconstrucción Hipotética de Sub-4.
Figura 5 Planta del rasgo con cajones de lajas.
Figura 6 Perfil eje central de Sub-4.
Figura 7 Perfil Norte-Sur de Plataformas 110 y 112. Grupo Jabalí. Proyecto Arqueológico Regional San Bartolo. Escala 1:50 (Dibujo R. Ozaeta).
Figura 8 Planta de la Estructura de los Mascarones Plataforma 112, Grupo Jabalí. Proyecto Arqueológico Regional San Bartolo (Dibujo H. Hurst 2008).
Figura 9 Elevación frontal de mascaron de Plataforma 112. Grupo Jabalí. Proyecto Arqueológico Regional San Bartolo (Dibujo H. Hurst 2008).
Figura 10 Fotografía del mascarón Plataforma 112.