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Gámez, Laura
2011 Arqueología doméstica: Un acercamiento hacia la religiosidad de la población común de Yaxha, Petén. En XXIV Simposio de Investigaciones Arqueológicas en Guatemala, 2010 (Editado por B. Arroyo, L. Paiz, A. Linares y A. Arroyave), pp. 503-515. Museo Nacional de Arqueología y Etnología, Guatemala (versión digital).
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ARQUEOLOGÍA DOMÉSTICA: UN ACERCAMIENTO HACIA LA RELIGIOSIDAD DE LA POBLACIÓN COMÚN DE YAXHA, PETÉN
Laura L. Gámez
PALABRAS CLAVE
Mayas, Yaxha, rituales domésticos, casas
ABSTRACT
In spite of the fact that commoners constituted the greater majority of ancient societies, archaeological studies tend to focus almost exclusively on elite material remains, clearly a minority social sector. Due to this focus, commoners are described as passive receivers of an ideology created by elite rulers. Nonetheless, such a conceptualization is arguable and new investigative research focuses are necessary. This work presents an investigative proposal directed toward more equitable analyses in which commoner participation is considered in the construction of identity and social systems; included here are some of the preliminary results from the investigation using this proposal at the site of Yaxha.
A pesar de que la gente común constituía la mayor parte de las sociedades antiguas, estudios arqueológicos tienden a concentrarse casi exclusivamente en los restos materiales de las elites, quienes claramente constituían el sector social minoritario. En tal sentido, los enfoques teóricos se inclinan por una definición de la gente común como recibidores pasivos de la ideología creada por las elites gobernantes. Sin embargo, tal conceptualización es rebatible, por lo que nuevos enfoques investigativos son necesarios. La presente ponencia presenta una propuesta de investigación encaminada hacia un análisis más equitativo, en donde se considera la participación de la gente común en la construcción de su identidad y sistemas sociales, incluyéndose algunos de los resultados preliminares de la investigación derivada de dicha propuesta en el sitio de Yaxha (Figuras 1 y 2).
La presentación es fundamentalmente teórica, haciéndose a propósito relativamente poco énfasis en la descripción de datos empíricos. Esto con el objetivo de aprovechar este espacio para llamar la atención justamente hacia el aspecto teórico, aquel que muy frecuentemente se relega a un plano secundario en la arqueología guatemalteca. A la vez, se pretende también resaltar el potencial científico que resguardan los valiosos esfuerzos nacionales en cuanto a la conservación y habilitación turística de sitios arqueológicos. Tales tipos de proyectos suelen ser más comunes que otros de carácter meramente científico en la arqueología guatemalteca dada la riqueza arqueológica del país y el claro compromiso de resguardarla. No obstante, tal situación eclipsa en muchas ocasiones el potencial investigativo de la arqueología nacional.
En esta oportunidad, el tema versa sobre el estudio de la composición y diversidad en las antiguas sociedades Mayas, ideología y sociedad, partiendo desde el estudio de los restos de grupos habitacionales. Haciéndose de esta manera un llamado también a la relevancia de la inclusión de este tipo de contextos en planes de manejo, conservación e investigación.
PREGUNTAS DE INVESTIGACIÓN
En una publicación relativamente reciente, Lohse (2007:3) argumentó que los estudios sobre ideología y religión Maya prehispánica han estado mayormente dominados por los preceptos de la “Tesis de Ideología Dominante” (Abercombie y Turner 1980). La suposición generalizada es que las creencias son “materializadas” por los miembros privilegiados de la sociedad. El contenido de los símbolos y eventos sociales son contralados por las elites en beneficio propio (Lohse 2007:8). Sin embargo, tendencias teóricas más recientes consideran este paradigma inapropiado debido a que no contempla la posibilidad de que la mayor parte de la sociedad participara de la construcción de su propia cultura. La “Tesis de Ideología Dominante” asume que el sector no-elitista de la población no tiene participación alguna en la formación y desarrollo de la ideología predominante en sociedades complejas. Sin embargo, el dominio y autoridad de un grupo puede ser debatido de muchas maneras por el grupo subordinado. De tal manera, las formaciones y procesos evolutivos sociales son siempre el producto de una forma de intercambio implícito en las interacciones entre los diferentes sectores sociales y no el producto exclusivo de estrategias elitistas autocomplacientes.
El “poder” se reconoce actualmente como un conjunto de relaciones más amplio que la mera dominación y el control social. Esto se refleja en la distinción entre el concepto de “poder para…” y el “poder sobre…” (Joyce et al. 2001:347). Este último concepto se refiere a dominación, pero el “poder para…” se define como la capacidad de un individuo para influir sobre su entorno social. En estrecha relación, el concepto de “resistencia” se refiere al mecanismo a través del cual los “dominados” ejercen su “poder para…”, siendo un concepto amplio que abarca desde confrontaciones o movimientos organizados, hasta una serie de acciones más sutiles que retan o desestabilizan la autoridad (Scott 1986).
Tales conceptos conllevan al planteamiento de la pregunta de ¿Qué tipo de participación tenía el pueblo Maya en la construcción de la ideología predominante? Es decir, aquella mayormente relacionada al estado, siendo la más conspicua en el registro arqueológico actual.
La discusión de las formas en las que la gente común pudo tener un impacto relevante en la forma de trabajar de los estados antiguos es un tema relativamente reciente en la literatura arqueológica (Hutson 2002; Joyce et al. 2001; Joyce y Weller 2007; Lohse 2007; Swenson 2007). Dado que la teoría considera que en toda sociedad los subordinados tienen la capacidad de influenciar a la autoridad, en esta propuesta se plantea la hipótesis de que tal influencia pudo ejercerse ya sea comprometiéndose con los preceptos de la misma autoridad, mostrando condescendencia hacia la misma, o bien, resistiéndola y entonces creando discursos alternativos que podrían haber conducido a una pluralidad de comportamientos que eventualmente pudieron promover el cambio social. Cada uno de estos tipos de comportamiento es potencialmente observable en el registro arqueológico mediante estudios comparativos. En términos generales, el tema plantea un reto empírico que implica el estudio minucioso de la vida cotidiana y modos de interacción de las gentes antiguas (Hendon 1991 y 2000). En este caso, se ha decidido abordar el tema desde el punto de vista del ritual religioso, tomando como caso de estudio la antigua entidad política de Yaxha.
LA ARQUEOLOGÍA DOMÉSTICA COMO FUENTE FUNDAMENTAL DE INFORMACIÓN
En la actualidad es ampliamente reconocido que los grupos domésticos eran la unidad fundamental de producción económica en las antiguas sociedades Mayas. En términos muy generales, los asentamientos de las Tierras Bajas estaban compuestos por áreas habitacionales relativamente dispersas, comúnmente ubicadas a proximidad de un centro “urbano” en donde se llevarían a cabo una amplia gama de actividades públicas políticas y religiosas. La evidencia arqueológica indica que los grupos habitacionales correspondían a grupos familiares extensos (Sanders 1981:358), siendo la agricultura la actividad económica fundamental, con una rutina de producción centrada en la familia (Freidel 1981:377). Aparentemente, aún más que en otras culturas agrícolas, la proporción de productores de alimentos entre los antiguos Mayas era bastante alta, posiblemente entre el 80 y el 90% (Webster 2002:140).
Arqueológicamente, la recuperación de información acerca de la vida y costumbres de la clase gobernante es posible a través del estudio de los centros monumentales, expresiones artísticas e inscripciones jeroglíficas. El resto de la población, en cambio, se ve escasamente representada en tales medios, siendo directamente observable únicamente mediante los restos de sus áreas de habitación y artefactos asociados a las mismas. Un acercamiento integral a dicho sector social es posible entonces, únicamente a través de la arqueología doméstica. Aún más, dado que este tipo de arqueología no se limita a un solo sector social, sino que puede abarcar tanto a elites como a comunes, constituye un puente fundamental para la construcción de un conocimiento más detallado sobre la antigua sociedad Maya.
EL ESTUDIO DE LA IDEOLOGÍA Y EL RITUAL COMO ELEMENTOS DE COHESIÓN O PLURALIDAD SOCIAL
En referencia a los antiguos Mayas, ya es generalmente aceptado que la ideología era un mecanismo básico de integración social, siendo también considerado por algunos autores como un mecanismo coercitivo fundamental para la formación y mantenimiento del poder elitista (Demarest 2004; Dornan 2004; Freidel 2008; Freidel et al. 1993; Houston y Stuart 1996; Houston e Inomata 2009; Lucero 2006; Sharer y Traxler 2006). Sin embargo, estudios acerca de las clases de interacciones que la gente común pudo sostener con la ideología del estado todavía precisan mayor análisis y discusión.
En términos muy generales, se cree que las poblaciones Mayas clásicas vivían en estados de características teocráticas, dentro de un sistema de entidades políticas independientes o semi-independientes, con centros de carácter político-religioso como unidades políticas principales (Demarest 2004; Houston e Inomata 2009; Martin y Grube 2008; Sharer y Traxler 2006; Trigger 2003; Webster 2002). A la cabeza de los diferentes estados se encontraban linajes de reyes/gobernantes semi-divinos que llevaban a cabo una amplia gama de obligaciones religiosas con el propósito de garantizar el bienestar de sus súbditos. Las sociedades Mayas eran altamente jerárquicas y aunque ciertamente debió haber especialistas religiosos en tiempos clásicos, el rey/gobernante era la máxima autoridad religiosa (Freidel 2008; Freidel et al. 1993; Houston y Stuart 1996; Schele 1986; Schele y Freidel 1990). Esta autoridad política y religiosa del linaje real era reforzada por la monumentalidad de los centros político-ceremoniales y las múltiples representaciones artísticas asociadas al mismo, siendo éste el escenario en el que se desarrollaban las actividades político-ceremoniales del estado. En cada uno de los centros urbanos, una nobleza bien establecida se asociaba a la realeza, constituyendo muy probablemente el más cercano apoyo para la perpetuación de las tradiciones reales y sus monumentales y elaboradas manifestaciones rituales públicas.
No obstante, además del ritual público, también existían otras formas de actividad ritual, disponibles tanto para las elites como para la gente común, incluyendo aquellos que ocurrían al nivel del grupo doméstico (Gonlin 2004 y 2007; McAnany 1995; Plunket 2002; Robin 2003).
Al igual que otras sociedades antiguas, los Mayas poseían una cosmología pre-axial en la que no existía una distinción clara entre los campos que ahora se perciben como realidades sociales, naturales y sobrenaturales. De modo general, en la mayoría de civilizaciones antiguas, la gente observaba su mundo como imbuido en elementos o poderes que en la actualidad se considerarían sobrenaturales. Aún más, tales poderes se manifestaban como entidades comportándose de manera parecida a los humanos, aunque eran ciertamente más poderosos que éstos, pudiendo ejercer control sobre los mismos (Trigger 2003:411). En este sentido, elementos ajenos al humano controlaban el ambiente y la cotidianidad, por lo que no existía una distinción entre lo religioso y lo político, social y/o económico. Aunque algunas culturas antiguas contaban con teologías muy complejas, la “religión” no era tanto una cuestión de doctrina sino más bien de acción, mientras que acarreaba un fuerte contenido de obligaciones civiles y sociales (Hinnells 2007).
Específicamente para el caso de Mesoamérica prehispánica, Monaghan (2000) ha sugerido que la realidad era percibida como un todo unificado, con un solo principio divino responsable por la naturaleza del cosmos. Sin embargo, dentro de tal orientación monista, el concepto de deidad era panteísta, abarcando muchas manifestaciones del “Único”. En su análisis etnográfico, el mismo autor ha notado que en la antigua Mesoamérica, la interacción con los “dioses” se desarrollaba de algún modo similar a las convenciones sociales. La interacción con la divinidad a través del ritual es intensa y muchas de las figuras esculpidas no son simples representaciones, sino la misma divinidad “viva”. Actividades como procesiones, peregrinajes y ofrendas son verdaderas “reuniones”, “visitas” y “comidas”. En la tradición Maya, continúa Monaghan (2000), no se distingue entre rito y evento, el enfoque parece orientarse más a la acción y la escrupulosidad de la misma y no tanto al precepto o la motivación religiosa.
En este caso, los conceptos anteriores son relevantes porque ayudan a explicar el supuesto de que para los antiguos Mayas, la divinidad podía encontrase en cualquier parte y todas las personas participaban en cierta forma de interacción con la misma. Dado que tal interacción es de algún modo paralela a las convenciones sociales, la práctica de cultos domésticos por parte de la población común no era únicamente apropiado sino también una obligación. Arqueológicamente, evidencias sobre actividades rituales y simbolismos pueden encontrarse no solo en artefactos individuales, sino también en los arreglos arquitectónicos y características de depósitos especiales (Ashmore 1991; Becker 2004; Gonlin 2007; Kunen et al. 2002; McAnany 1995; Mock 1998).
Como es ampliamente aceptado ahora, la manipulación simbólica del espacio construido era un rasgo común de los antiguos centros político-ceremoniales. Múltiples mensajes, en su mayoría redundantes, se contenían dentro del diseño de dichos centros como microcosmos. De particular relevancia es el uso de los puntos cardinales como posiciones simbólicas en los arreglos arquitectónicos (Ashmore 1991; Ashmore y Sabloff 2002; Mathews y Garber 2004; Smith 2003). Los puntos cardinales están principalmente asociados a la división cosmológica del mundo en cuatro partes, cada una con un contenido simbólico particular. El eje Este-Oeste estaría principalmente asociado al movimiento solar, considerándose el Este una posición de honor que era recurrentemente demarcado por observatorios solares monumentales y arquitectura funeraria (Becker 2004; Coggins 1980). El eje Norte-Sur también es relevante en el trazo de los centros urbanos y su simbolismo ha sido relacionado con las conecciones verticales entre el mundo “natural” y los dominios “sobrenaturales” (Ashmore 1991). Interesantemente, el uso del Este como un lugar de enterramiento de difuntos socialmente prominentes y actividad ritual no sólo se ha identificado en los grandes centros urbanos, sino también en contextos domésticos asociados a diversos estratos socioeconómicos. De modo similar al caso del eje Este-Oeste, el eje Norte-Sur también debería ser relevante no solo en contextos públicos/monumentales, sino también en otros de más humildes proporciones y/o de funciones domesticas/privadas (Becker 2004).
En otra línea de evidencia, algunos de los artefactos rituales usualmente recolectados en el área Maya, tanto en contextos de élite como de la gente común, son los incensarios y figurillas cerámicas. A pesar de los incensarios son sin duda artefactos rituales básicos a nivel regional, hay varios tipos de vasijas que servían para tal función. La variabilidad tanto en términos de forma como de iconografía podría estar relacionada a funciones específicas y/o distinciones en cuanto a significados en este tipo de artefactos (Rice 1999). De forma similar, las figurillas constituyen otro artefacto ritual común en la región Maya. Sin embargo, amplia variabilidad en términos de forma y representación ha sido registrada, indicando la posibilidad de que diferentes tipos de figurillas sirvieran en funciones diferentes o acarrearan significados diferenciados (Cohodas 2002; Gonlin 2007; Halperin et al. 2009; Hamilton 1996; Marcus 1996).
Otros tipos de artefactos portátiles que se sabe sirvieron para propósitos rituales son los instrumentos para sangrado (espinas de raya o cuchillos líticos), conchas marinas u otros elementos hechos con materiales marinos, así como vasijas cerámicas especiales que pudieron servir en banquetes rituales u otras actividades relacionadas. Todos estos elementos pueden encontrarse en depósitos especiales tales como los llamados “escondites” y entierros, pero también en depósitos cratófonos o incluso en basureros domésticos (Deal 1985; Douglass 2002; Killion 1992; Kunen et al. 2002; LaMotta y Schiffer 1999; McKee 1999; Mock 1998; Plunkett 2002; Prufer et al. 2003). Independientemente de las posibilidades de identificación arqueológica, tanto fuentes arqueológicas como etnohistóricas sugieren que dentro de las actividades rituales practicadas por los antiguos Mayas – independientemente de la naturaleza del ritual, el nivel social del evento o el estatus socioeconómico de los participantes – se encuentran: Auto-sangrado, presentación de ofrendas, quema de incienso, sacrificios e inhumación de los muertos; así como baile, canto, rezo y ayuno. Éstas últimas actividades más elusivas al registro arqueológico (e.g. Benson y Griffin 1988; Brown 2004; Carlsen y Prechtel 1991; Gonlin 2007; Houston et al. 2006; McAnany 1995; Plunkett 2002; Watanabe 1990).
RECONOCIENDO LAS ESTRATEGIAS DE LA GENTE COMÚN EN LOS RITUALES DOMÉSTICOS DE YAXHA
El sitio arqueológico de Yaxha corresponde a un centro político-ceremonial de grandes proporciones ubicado en la margen norte de la laguna de Yaxha (Deevey et al. 1979; Dunning et al. 2002; Ford et al. 1997; Maler 1908; Quintana et al. 1999; Stuart 1985). Se considera que este asentamiento fue una “capital” clásica, no solo por ser uno de los sitios arqueológicos de mayores proporciones en territorio guatemalteco, sino también porque posee su propio glifo emblema. El sitio cuenta con una zona central que incluye múltiples grupos arquitectónicos de proporciones masivas, cubriendo un área de por lo menos 1 km2. Investigaciones anteriores llevadas a cabo en dicha zona central por varios proyectos, destacándose el Proyecto TRIANGULO de la Dirección General del Patrimonio Cultural y Natural, han establecido que el asentamiento se desarrolló al menos a partir del periodo Preclásico Medio (600-250 AC), extendiéndose su ocupación hasta el final del Clásico (250-900 DC) (Hermes, en Quintana et al. 1999).
El hecho de que Yaxha llegó a ser una capital independiente provee amplias oportunidades para llevar a cabo investigaciones originales en cuanto al desarrollo de estados antiguos. Dentro de su contexto regional, la zona central de Yaxha incluye elementos arquitectónicos pertenecientes a las “tradiciones estatales” de las Tierras Bajas Mayas del Sur. Se encuentran dos observatorios astronómicos de grandes proporciones; varias acrópolis, incluyendo una “triádica” muy antigua y otra palaciega de considerable complejidad; dos patios para el juego de pelota; un complejo de “pirámides gemelas” y varias calzadas. Tanto la construcción, como el mantenimiento de esta ciudad a lo largo de los siglos implicaron considerables inversiones, incluyendo la participación de una considerable fuerza laboral (Trigger 1990). De este modo, el sitio resulta un buen caso para el estudio de la desigualdad social y la participación del pueblo en el establecimiento y perpetuación de tales condiciones.
Aunque el mayor volumen de excavaciones en el sitio se ha llevado a cabo primordialmente con propósitos de restauración (Grupo K 2007; Quintana et al. 1999), la producción de información general sobre la composición morfológica y cronológica de la zona central del asentamiento es muy valiosa. A una misma vez, las abundantes posibilidades para llevar a cabo investigaciones nuevas en el mismo sitio son todavía bastante amplias.
Un programa de reconocimiento parcial (Gámez 2008) en el área circundante al centro monumental del sitio contribuyó la ubicación de varios grupos habitacionales de diversas características, así como la posibilidad de una definición tentativa de la “zona residencial” del mismo. Como es el lo usual en las Tierras Bajas Mayas, tales grupos se componen por los restos de construcciones distribuidas alrededor de un patio. Sin embargo, existen variaciones de forma y dimensión que pueden atribuirse a diferencias en cuanto a la distribución espacial de la población, estatus socioeconómico, roles dentro de la producción económica, riqueza y estatus político dentro de la misma sociedad (Wilk 1988:136). Arqueológicamente, tales diferencias están consistentemente representadas por la variabilidad de los grupos arquitectónicos en cuanto a tamaño y morfología, mientras que en la mayoría de los casos, esta variabilidad se encuentra también asociada a la ubicación de los grupos dentro del mismo asentamiento.
La muestra conocida de grupos habitacionales en el sitio, tanto de la zona central como de la residencial, incluye un total de 40 grupos, aunque es preciso hacer la salvedad de que este es un conteo altamente parcial, necesariamente sujeto a cambios futuros. En base a sus características superficiales, esta muestra ha sido dividida en seis diferentes categorías hipotéticamente asociadas a estatus social. Desde la categoría que incluye las casas más pequeñas y sencillas, hasta la referente a la mayor y más compleja casa en la ciudad, la clasificación se define como una forma de ordenamiento analítico para la comparación del registro arqueológico en áreas antiguamente habitadas por personas de diferente condición social.
Una (sub-)muestra de seis grupos habitacionales distribuidas a lo largo de la zona residencial de sitio ha sido elegida para llevar a cabo mayores exploraciones. Metodológicamente, para abordar el problema planeado es preciso primero contar con un marco general sobre la morfología y cronología de los grupos a estudiar. Sin embargo, el diseño de la investigación se enfoca en la definición de los posibles tipos de ritual religioso que tuvieran lugar en tales grupos habitacionales, hipotéticamente representativos de diversos sectores sociales. La estrategia consiste en combinar la información contenida en el trazo arquitectónico de los grupos, la distribución y contenido de los “depósitos especiales” ubicados dentro del grupo, así como de la distribución y características de artefactos portátiles, además de la iconografía en artefactos y/o arquitectura.
Dado que los recursos para investigación son limitados, en vez de proponer un programa de arqueología extensiva, se ha adoptado una estrategia de investigación mediante sondeos, priorizando la ubicación de los mismos en los ejes de rasgos arquitectónicos. A pesar de que los pozos de sondeo no son particularmente útiles para el estudio de áreas de actividad, este tipo de excavación es altamente eficiente para la recolección de muestras que no se limitan únicamente a contestar cuestiones cronológicas, sino que también contribuyen otras informaciones relacionadas a temas más amplios. Análisis modales y tipológicos de las diferentes clases de artefactos recolectados pueden ser altamente sugerentes de actividades específicas que se llevasen a cabo, no solo en el grupo en general, sino también en algunos casos, en áreas particulares dentro del mismo grupo.
Los trabajos de investigación se encuentran en proceso. Sin embargo, es posible presentar ahora algunos ejemplos de los hallazgos de campo. Por un lado, las colecciones de materiales incluyen los consabidos fragmentos cerámicos, en base a los cuale se ha confirmado en la zona residencial una secuencia de ocupación que se inicia, como en la zona central, desde el Preclásico Medio y se extiende hasta el Clásico Terminal. También se distinguen cantidades un tanto elevadas de materiales líticos, particularmente lascas. En tal caso, futuros análisis habrán de determinar si tal situación se debe a la producción doméstica de herramientas líticas. Además, también se cuenta con abundantes restos malacológicos y algunos animales, presuntamente restos de la dieta de los antiguos habitantes de las casas investigadas. El análisis estadístico de estos tipos de muestras, entre otras cosas, habrá de proporcionar la base para la discusión de diferencias en cuanto a actividades económicas y de subsistencia de gentes de diferentes estatus socioeconómicos en Yaxha.
Por otro lado, otros hallazgos centrales para el tema de esta presentación son las colecciones de fragmentos de figurillas e incensarios. Aunque este tipo de fragmentos no son numerosos, su presencia es potencialmente indicativa de áreas de actividad ritual, además de que un sencillo ejercicio estadístico puede proporcionar información útil sobre la frecuencia de uso de estos tipos de elementos en las diferentes casas (ver por ejemplo Gámez 2009). Aunque el hallazgo de artefactos completos en contextos domésticos no es frecuente, es preciso no desestimar su potencial informativo.
Por otra parte, entre otros tipos de depósitos un tanto más ambiguos, otros ejemplos de hallazgos que son altamente llamativos para los propósitos de este planteamiento de investigación son los entierros recuperados. Destacan por ilustrativos de prácticas funerarias altamente complejas en contextos domésticos el entierro de un hombre sacrificado en una de las casas que se define como perteneciente a “elites secundarias”, así como una señora enterrada en una de las casas más sencillas del sitio en una posición poco usual y a quién, de manera posterior a su entierro, se le removieron un fémur y el cráneo. Los artefactos encontrados en asociación a éstos y otros entierros también son altamente informativos. Aunque estos elementos no son propicios para comparaciones cuantitativas, si poseen cualidades que contribuyen a nuestro conocimiento de la ideología prehispánica, tanto de la gente común como de la elite.
CONCLUSIONES
Una perspectiva teórica bien definida es necesaria para llevar a cabo proyectos de investigación con objetivos claros. En este caso se pretendía llamar la atención a los conceptos básicos que rigen la visión predominante sobre la estructura y conformación de las antiguas sociedades Mayas, así como a lo que implican en tanto interpretaciones. Este es un caso de estudio donde se hace énfasis en la relación entre diferentes sectores sociales y los posibles mecanismos que la gente común pudo utilizar para ejercer influencia sobre su medio social. Esto conlleva al planteamiento de preguntas de investigación que buscan comprender a la sociedad con una visión desde los sectores más bajos de la población y no desde los más elevados, como es hasta ahora la visión más utilizada en nuestro medio.
El desarrollo de una arqueología guatemalteca más integrada precisa de discusiones teóricas, así como una actualización de los planteamientos fundamentales, independientemente de las preferencias teóricas de los investigadores. La integración de preguntas de investigación con los esfuerzos nacionales de conservación y habilitación turística tiene gran potencial para obtener no solo más, sino también mejores resultados.
Por otra parte, la arqueología de áreas domésticas y/o no-monumentales es necesaria para obtener un conocimiento más completo del desarrollo y conformación de las antiguas sociedades Mayas. Sin embargo, es también preciso establecer temas puntuales de investigación. Entonces, se hace nuevamente un llamado a la conservación de áreas no-monumentales de los sitios arqueológicos. Aunque quizá actualmente no se cuente con los recursos necesarios para tales investigaciones, es importante también preservar este tipo de patrimonio para generaciones futuras.
Como se mencionó al inicio, el propósito central de esta presentación no ha sido el presentar resultados de la investigación, sino hacer énfasis en un planteamiento teórico. En el estado de los trabajos, aún es imposible argumentar qué tipo de relación ideológica existía entre la gente común y la elite Clásica de Yaxha. Aunque el trabajo en este tipo de grupos presenta grandes retos debido a las condiciones más precarias de conservación y menor definición arquitectónica, así como de muestras más escasas, los resultados habrán de ser positivos. Por el momento, es posible afirmar el hallazgo de evidencias de ritualidad doméstica, las cuales habrán de ser analizados de manera integral con la información relevante proveniente de la zona central de la ciudad.
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Figura 1 Mapa de ubicación del sitio Yaxha.
Figura 2 Plano esquemático de Yaxha (Gamez 2008 Basado en Quintana et al 1999 del Proyecto Triangulo, DGPCN).