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Demarest, Arthur A., Mary Pye, Paul Amaroli y James Myers
1991 Las sociedades tempranas en la Costa Sur de Guatemala. En II Simposio de Investigaciones Arqueológicas en Guatemala, 1988 (editado por J.P. Laporte, S. Villagrán, H. Escobedo, D. de González y J. Valdés), pp.35-40. Museo Nacional de Arqueología y Etnología, Guatemala.
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LAS SOCIEDADES TEMPRANAS EN LA COSTA SUR
DE GUATEMALA
Arthur A. Demarest
Mary Pye
Paul Amaroli
James Myers
Las investigaciones arqueológicas del Proyecto Preclásico Temprano de la Universidad de Vanderbilt fueron emprendidas con el propósito de explorar la evidencia del desarrollo de las sociedades complejas tempranas en la costa de Retalhuleu, Guatemala. Seis siglos antes de la famosa civilización Olmeca y la avanzada cultura del sitio Tak´alik Ab´aj, ya existían en la región sociedades complejas divisibles en 4 ó 5 culturas. Estas vivían en aldeas sedentarias, tenían estilos cerámicos particulares y contaban con una evolución cultural gradual.
Este periodo, el Preclásico Temprano, entre 1600 y 900 AC, fue crítico en la evolución de la civilización mesoamericana. El mismo fue testigo de la transición fundamental de cazadores recolectores nómadas sin rango social, al establecimiento de aldeas sedentarias en donde se inició la estratificación social y económica, llegando al desarrollo de economías locales más complejas.
A lo largo de las planicies costeras de Veracruz, Chiapas, Guatemala y El Salvador, la llamada Gran Región del Istmo, una secuencia de culturas aldeanas tempranas formó el sustrato de la cultura material para todas las sociedades posteriores, incluyendo la civilización Olmeca.
LA FASE OCÓS
Una de las más tempranas de estas sociedades agrícolas, la cultura Ocós, fue definida primero en Guatemala por Coe y Flannery (1964, 1967); Coe (1961); Flannery (1976), en la Victoria y Salinas La Blanca. Estas sociedades tempranas se caracterizaron por un amplio espectro de patrones de subsistencia, tecnología lítica bipolar y percusión directa, y en general, por una arquitectura doméstica simple. Sin embargo, Ocós y su antecesora mexicana, la cultura Barra, poseen complejas e impresionantes colecciones cerámicas con tecomates de paredes delgadas y un amplio inventario de técnicas de decoración de superficie, Estas incluyen complejos diseños incisos, acanalados, ranurados, estampado de mecedora, líneas entre‑cruzadas y punzonado zonal sobre ollas esféricas sin cuello, cuencos de paredes recto divergentes y ollas fitomorfas (Lowe 1975). En particular, la cerámica de la fase Ocós en Guatemala incluye bordes con pintura iridiscente rosada‑roja y vasijas globulares trípodes, en forma de tecomate de paredes delgadas con soportes huecos. En algunos de los sitios Ocós también se encuentra un estilo de figurilla distintivo. Este complejo Ocós fue conocido previamente por tener una distribución desde Veracruz hasta la Costa Sur de Guatemala (Coe 1961; Coe y Flannery 1967; Lowe 1978).
Aunque Ocós y otras culturas del Preclásico Temprano fueron identificadas inicialmente en Guatemala, la naturaleza de este periodo sigue siendo pobremente comprometida. Durante las últimas dos décadas Coe, Flannery, Hatch, Lowe y otros han propuesto un número de cronologías alternativas para las fases Ocós, Cuadros, Jocotal y Conchas del Preclásico Temprano en Guatemala (Coe 1961; Coe y Flannery 1967; Hatch 1986; Love 1986; Shook y Hatch 1979; Clark 1987; Clark et al 1987; Blake 1987; Demarest 1987a, 1987b). Las relaciones cronológicas y el desarrollo de estos estilos cerámicos y de los sitios asociados siguen siendo problemáticas. El problema ha sido la muestra limitada que se tiene de las culturas del Preclásico Temprano en Guatemala. Antes de esta década, el total de muestras excavadas de material del Preclásico Temprano consistía en algunas trincheras y pozos de sondeo.
Este problema de muestreo está siendo remediado ahora. Recientes excavaciones y recorridos por Michael Love (1987, 1986), Marion Hatch (1986), y Frederick Bove (1981) han empezado a proporcionar nueva evidencia sobre este periodo.
En 1985 se descubrieron algunos montículos bajos al este de Champerico en Retalhuleu. La zona del sitio fue descubierta en un área de estuario y manglar pantanoso debido a la construcción de la Camaronera Mar Azul, una granja de camarón en un extremo del manglar. Frederick Bove y Marion Hatch identificaron abundantes tiestos como representativos de una ocupación Ocós durante el Preclásico Temprano. En marzo de 1987 se iniciaron las excavaciones en la zona del sitio previamente referido como Manchón o Mar Azul, pero ahora registrada oficialmente en el Instituto de Antropología e Historia como sitio El Mesak. El proyecto involucró los esfuerzos de arqueólogos norteamericanos y guatemaltecos de la Universidad de Vanderbilt y del Valle de Guatemala y del Instituto de Antropología e Historia de Guatemala. Las excavaciones han sido dirigidas por Arthur Demarest, así como también por Marion Hatch, y James Myers, Mary Pye, Paul Amaroli, Carol Herrera, Matilde Ivic, Teresa Robles, Rosalinda Méndez y Lourdes Velásquez.
El recorrido y excavaciones del proyecto han demostrado que la zona tiene la ocupación más extensa y estratigráficamente mejor controlada y preservada para el Preclásico Temprano, descubierta hasta ahora en Guatemala. Un programa de recorrido y pozos de sondeo exploró más de 40 montículos, la mitad de los cuales tenía componentes del Preclásico Temprano. Los montículos más grandes tienen hasta 7 m de altura y algunos miden más Preclásico Temprano en el sitio están bien estratificados, perfectamente preservados, sin haber sufrido disturbio, e incluyen depósitos primarios de basureros. Estos presentan todos los diversos componentes del periodo Preclásico Temprano, en algunos casos, sobrepuestos estratigráficamente. Esta es la Preclásico Temprano han sido localizados en un mismo sitio. A pesar de esta estratigrafía todavía no se han encontrado niveles de Ocós bajo depósitos Cuadros, dejando sin saber la relación de estas dos fases en Guatemala.
La excelencia del control cronológico se ejemplifica por el perfil de las excavaciones de un basurero, del Preclásico Temprano, de 100 m de ancho en el Montículo 2 del sitio. Este perfil estratigráfico tiene 26 m de largo, extendiéndose a una profundidad entre 3 y 5 m. Aproximadamente 35 mantos finamente laminados contenían cerca de una docena de muestras de carbón, decenas de miles de tiestos cerámicos del Preclásico Temprano y abundantes restos de fauna.
LAS CULTURAS DEL PRECLÁSICO TEMPRANO
La secuencia de culturas encontrada en el sitio hace claro, en gran manera, la comprensión de la secuencia de las culturas del Preclásico Temprano en Guatemala y la naturaleza de cada una de las mismas. Los depósitos primarios estratificados y extensivos de la fase Ocós, de 1400 a 1100 AC, incluyen miles de tiestos de tecomates diagnósticos con soportes huecos y bordes rojos. Muchos de estos tienen la característica pintura iridiscente rosada‑roja. Una extensión completa de todos los modos decorativos Ocós está presente, incluyendo punzonado zonal, estampado de mecedora y bandas zonales curvilíneas rojas.
También se ha identificado algunos basureros de la subsiguiente fase Cuadros, 1100 ‑ 1000 AC. Los depósitos Cuadros han sido identificados por sus ollas globulares con sub‑ labios de bandas levantadas decoradas. Los niveles Cuadros también incluyen piedras de moler y lascas irregulares de obsidiana, elaboradas con técnica bipolar, diagnóstica del Preclásico Temprano.
La fase Jocotal, 1000 ‑ 900 AC, fue previamente conocida en Guatemala como un poco más que una breve faceta tipológicamente definida. Pero en algunos depósitos de El Mesak se han excavado pisos de habitación estratificados y fácilmente fechables, con abundantes muestras de carbón y restos de flora y fauna. Estos niveles se fechan para la fase Jocotal por enormes tiestos y restos de vasijas del tipo Suchiate Brochado. Las ocupaciones Cuadros y Jocotal también presentan vajillas negras con bordes blancos y todos los niveles del Preclásico Temprano y Medio contienen abundantes artefactos, incluyendo figurillas, silbatos, y huesos y conchas trabajados. Fueron recuperadas más de 30 grandes muestras de carbón en los niveles del Preclásico Temprano. En algunas áreas, los restos del Preclásico Temprano fueron cubiertos por correspondientes depósitos del Preclásico la fase Conchas, incluyendo un fragmento de figurilla hueca del estilo «Olmeca», figurillas del estilo Conchas y cerámicas de doble línea quebrada.
ESPECULACIONES SOBRE LA CRONOLOGÍA
Las excavaciones contribuirán a resolver algunas de las controversias cronológicas del Preclásico Temprano en el sur de Guatemala y también proporcionarán materiales bien fechados para comparación de cronologías con México, El Salvador, y Honduras. Aunque el análisis aun continúa, se pueden presentar algunos resultados preliminares y descubrimientos sorprendentes.
En general la cronología del Preclásico Temprano tiende a confirmar la ya encontrada en México y propuesta por los miembros de la Fundación Arqueológica del Nuevo Mundo. Una evolución gradual entre Cuadros, Jocotal y Conchas es aparente tanto en el estilo cerámico como en el nivel de complejidad cultural. No existe evidencia en El Mesak de una «intrusión» Olmeca en las culturas del Preclásico Temprano, como han propuesto algunos arqueólogos. Por el contrario, la evidencia tiende a confirmar las aseveraciones de Hatch, Love y otros de que la iconografía, figurillas y cerámica Olmeca no se fechan más temprano que 900 AC, a inicios de la fase Conchas (Hatch 1986; Love 1986; Shook y Hatch 1979). Las extensivas cerámicas Cuadros y Jocotal no presentan ninguno de los diagnósticos para aludir interacción Olmeca. Las figurillas de estilo Olmeca han sido encontradas exclusivamente en los niveles de la fase Conchas. Parece que la participación en el sistema simbólico Olmeca ocurre cuando la región logró desarrollarse emergido independientemente nivel de altas jefaturas. Para entonces la iconografía y el sistema simbólico Olmeca se suman a los inventarios de materiales culturales que se originan localmente.
Las excavaciones se remontan tres siglos atrás en la secuencia evolutiva local para la cultura guatemalteca. Uno de los descubrimientos más emocionantes e importantes llevados a cabo en los últimos meses fue la identificación de cerámicas pre‑Ocós, para los inicios del Preclásico Temprano en los niveles más profundos en El Mesak. Las excavaciones de Teresa Robles del Instituto de Antropología e Historia y otros pusieron al descubierto en los montículos 3 y 11 del sitio, cerámica de la fase Locona, con su diagnóstico achurado zonal, pintura fugitiva de líneas entrecruzadas y otros estilos distintivos. Las excavaciones de Robles en el montículo 3 también localizaron cerámicas de la aun más temprana cultura Barra con sus pequeños tecomates fitomorfos café con lados de mediacaña, paredes con baño delgado y decoración incisa. La cerámica Barra representa la cultura aldeana sedentaria más temprana del este de Mesoamérica, así como la cerámica más temprana descubierta hasta ahora en la República de Guatemala, fechada para, por lo menos, 1600 AC.
LA ECONOMÍA Y LA COMPLEJIDAD CULTURAL
La evidencia de El Mesak no sólo concierne a la cerámica y la cronología, sino incluye nueva evidencia en subsistencia, economía y complejidad cultural. Las excavaciones en la mayoría de las áreas de este sitio pusieron al descubierto pisos de habitación bien conservados del Preclásico y depósitos de desechos domésticos. La excavación estratigráfica y las muestras de tierra seleccionada para cernido y flotación, nos permitieron reconstruir muchos aspectos del estilo de vida y conocer los antiguos sistemas de economía de la región.
La economía local parece recaer en una mezcla de agricultura, caza y recolección de las fuentes locales de estuario y manglar. Los restos de fauna incluyen pescado, cangrejo, venado, pez aguja, tortuga marítima, pavos, y una vasta y extensa cantidad y variedad de conchas. La ostra fue la concha más popular en el periodo Ocós, mientras que la gran anadara fue la más utilizada durante las fases Cuadros y Jocotal. Restos de manos, piedras de moler, áreas de almacenamiento y semillas testifican la importancia de la agricultura ‑ probablemente de maíz ‑ en el sitio. Todas estas actividades de subsistencia corresponden con las expectativas basadas en los anteriores descubrimientos de Coe (1961), Coe y Flannery (1967), Hatch (1986); Shook y Hatch (1979).
Sin embargo, la complejidad cultural y especialización económica se aprecia en todas las fases del Preclásico Temprano en El Mesak. En todos los montículos se recuperaron decenas de miles de fragmentos de cuencos profundos muy burdos. La técnica con que estas ollas fueron producidas parece ser muy pobre y su número sugiere una producción en masa. Estas constaban de tres piezas, un fondo y dos lados pre‑moldeados. Por lo general muestran evidencia de haber sido quemados. Algunas presentan incrustaciones de sal y la mayoría fueron encontradas en montículos en los límites de las zonas de manglar que incluyen extensas áreas de playa salada. En algunos depósitos cerámicos estas ollas burdas formaban entre 80‑85% del porcentaje de la cerámica. Se puede especular que la especialización económica en la producción de sal pudo haber sido un componente mayor de la economía de El Mesak desde los tiempos Ocós. La inmensa cantidad de estas ollas sugiere que si las mismas fueron usadas para la producción de sal, esta última debió cubrir más que el consumo local. Tal interpretación, si es verificada, conduciría la evidencia a que la producción de sal en Guatemala y Mesoamérica empezó 500 años antes de lo que se ha supuesto. Estos descubrimientos vendrían a confirmar la evidencia de México que los sitios de asentamientos del Preclásico Temprano fueron parte de extensos sistemas de economía regional. En ellos se pueden apreciar el principio y desarrollo de la especialización del trabajo, intercambio regional y estratificación social incipiente.
Esta interpretación también se apoya en el hecho de que los niveles Ocós y Locona en El Mesak incluyen lascas de obsidiana de tres distintas y distantes fuentes volcánicas en Guatemala: El Chayal, Tajumulco y Jilotepeque. Indicaciones de comercio de obsidiana y de sal regional e interregional subrayan la complejidad de las economías del Preclásico Temprano y esto ayuda a explicar el rápido esparcimiento de estilos cerámicos y otros conceptos a través de la vasta área relacionada con las culturas Ocós. Evidencia adicional de posible complejidad cultural ha sido proporcionada por las excavaciones de la Dra. Marion Hatch en el Montículo 3 del sitio. Esta es una estructura enterrada de 7 m de altura. La interpretación preliminar indica que los primeros 4 a 5 m de arriba de esta estructura están compuestos de relleno suelto conteniendo únicamente tiestos del periodo Ocós. Es más, esta pequeña estructura fue cubierta por complejas capas de barro de distintos colores y fue alineada con relación al norte magnético. Claramente representa el montículo un pequeño templo, posiblemente fechado para Ocós o una fase ligeramente posterior del Preclásico Temprano. Grandes muestras de carbón encontradas dentro y directamente abajo de la estructura nos darán próximamente una cifra exacta para el fechamiento de esta estructura. Si las mismas corresponden al Preclásico Temprano, se tendría más evidencia para confirmar la complejidad cultural de estas culturas precoces.
CONCLUSIONES
Interpretaciones adicionales y verificaciones de las especulaciones presentadas aquí deberán esperar para el próximo año cuando se tengan los resultados del análisis de laboratorio así como estudios comparativos de materiales Preclásico Temprano relacionados desde Veracruz hasta El Salvador.
Aún quedan muchos problemas por resolver. Las culturas cerámicas más tempranas en Guatemala, Barra, Locona y Ocós, todavía no pueden ser directamente relacionadas con la subsiguiente secuencia Cuadros‑Jocotal‑Conchas que posteriormente evolucionan en las jefaturas Olmecoides de la Costa Sur de Guatemala. Los orígenes de las culturas Barra, Locona y Ocós siguen siendo oscuros. Estas tres culturas cerámicas tempranas de Guatemala y Chiapas aparecieron primero con características altamente sofisticadas, economías complejas y sin antecedentes cerámicos. Finalmente, queda el misterio de la vasta extensión y cercana relación de las culturas Locona y Ocós entre 1500 y 1200 AC. Variantes muy similares de estas colecciones de tecomates aparecen desde Veracruz hasta El Salvador, un área más extensa que aquella del imperio azteca. ¿Cuál fue la naturaleza de las relaciones entre esta inmensa red de sociedades del Preclásico Temprano?
Se espera que algunos de estos cuestionamientos y problemas puedan ser resueltos con el siguiente año de análisis de laboratorio. Algunas respuestas pueden tenerse con las excavaciones que se están llevando a cabo por otro proyecto de la Universidad de Vanderbilt, el cual está investigando una cultura relacionada a Ocós en el departamento de Ahuachapán, El Salvador. Aun así, quedan muchos problemas para futuros proyectos que estarán explorando este emocionante nuevo campo en la arqueología de Mesoamérica, el estudio de las más tempranas y complejas culturas de la costa del Pacífico.
REFERENCIAS
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