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Larios, Rudy, David Sedat y Fernando López
1993 Consolidación e investigación en el corte arqueológico de la Acrópolis de Copan, Honduras. En VI Simposio de Investigaciones Arqueológicas en Guatemala, 1992 (editado por J.P. Laporte, H. Escobedo y S. Villagrán de Brady), pp.446-453. Museo Nacional de Arqueología y Etnología, Guatemala.
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CONSOLIDACIÓN E INVESTIGACIÓN EN EL CORTE ARQUEOLÓGICO DE LA ACRÓPOLIS DE COPAN, HONDURAS
Rudy Larios
David Sedat
Fernando López
De conformidad con el documento conocido como «Normas de Quito» (Quito Ecuador, del 29 de Noviembre al 2 de Diciembre de 1967), la responsabilidad de la conservación de los bienes culturales recae sobre el Estado y éste, como representante de un pueblo determinado, debe designar aquellos valores que a su juicio tengan el suficiente significado cultural para ser elevados a la categoría de «Monumento Nacional».
En otras palabras, el valor de un determinado sitio, estructura u objeto cultural, dependerá del grado de aprecio que sus poseedores le den. En el caso de Copan este valor no tiene discusión. Es monumento de la cultura de la humanidad; contiene el texto jeroglífico más extenso del mundo Maya; produjo la escultura tridimensional más desarrollada de América Prehispánica y como complemento, posee el corte arqueológico más grande del mundo como resultado del socavamiento que el río Copan produjo en la parte este de la Acrópolis. Por consiguiente, su conservación debe ser la principal preocupación del pueblo y gobierno hondureño, pero también de todos aquellos que nos dedicamos al estudio e investigación de su rico contenido cultural y científico.
Esta maravilla de la cultura Maya fue abandonada desde hace más de 1000 años y con ello llegó la ruina; el tiempo y la naturaleza hicieron su obra destructora, dejando sus huellas por todo el sitio pero, a no dudar, la huella más grande y destructiva fue la obra de socavamiento que hizo el río cortando la Acrópolis en sentido norte-sur, con una longitud superior a los 200 m y dejando una altura dentro de los 25 y 30 m. En esta gran tragedia se destruyeron muchos edificios arquitectónicos pero a la vez, se puso al descubierto una historia estructural única en el mundo.
El objeto de la presente ponencia es exponer lo que hasta hoy se ha podido hacer para la conservación del corte y destacar a la vez, los óptimos resultados que se pueden obtener cuando la investigación y restauración trabajan en absoluta coordinación, en el entendido de que todos compartimos la responsabilidad de la preservación de nuestro patrimonio cultural.
ANTECEDENTES
La arqueología practicada en Mesoamérica ha venido siendo muy indiferente a la conservación de monumentos, podría decirse que incluso ha sido antagónica y en muchos casos destructiva. En Uaxactun, por ejemplo, la metodología de investigación puesta en práctica incluyó varios cortes totales en los conjuntos arquitectónicos más importantes del sitio, se excavaron trincheras que cortaron desde lo más alto hasta la misma roca natural sin preocuparse siquiera de rellenar aquellas enormes zanjas.
Este sistema, sin embargo, ha sido por muchos años el fundamento del aprendizaje de muchos de nosotros y gracias a ello hemos aprendido sobre superposiciones, detalles arquitectónicos, etapas de construcción y muchas otras cosas más pero, de todo ello, lo más importante es que también aprendimos que la primera persona responsable en la conservación es el arqueólogo, si es que es éste el primero que toca el monumento. Esto no excluye, por supuesto, al Estado, que en el sentido legal debe velar por la protección de estos valiosos tesoros de la Nación y procurar que trabajos como los de Uaxactun no se repitan nunca más. Concluimos entonces que de la delicadeza y tecnificación de la metodología de investigación, dependerá la calidad de conservación que se pueda hacer.
El corte arqueológico en la Acrópolis de Copan siempre fue muy llamativo para los exploradores que visitaron el sitio en diferentes oportunidades, desde Diego García de Palacio, quien lo visitó en 1576, Juan Galindo en 1834, John L. Stephens y Catherwood en 1839, Alfred P. Maudslay en 1885, hasta John G. Owens en 1893-1902, quien en compañía de Saville y Gordon del Peabody Museum, nos dejaron una serie de fotografías muy elocuentes que muestran el estado del corte por aquella época. Lamentablemente y como puede verse en las fotos referidas, en aquella oportunidad no solamente se taló la selva, incluso se liberaron varias estructuras y luego fueron abandonados a su suerte. La Estructura 10L-21 se derrumbó en más de un 50% y las 10L-20 y 19 desaparecieron totalmente, lo que acrecentó el corte y favoreció una mayor destrucción sobre la Acrópolis.
De 1935 a 1946, tuvo lugar el primer proyecto arqueológico en Copan, que no solamente desforestó para hacer buenas fotografías, sino que por primera vez, se intentó hacer algo efectivo para detener la destrucción. En 1935, bajo la dirección de Gustav Stromsvik, la colaboración de Aubrey S. Trik, el patrocinio del Gobierno Hondureño y la Institución Carnegie de Washington, fue desviado el río Copan. Con ello se dio un paso firme muy importante que en definitiva ayudó a evitar el socavamiento en la base del corte (Stromsvik 1946:20). Además de lo anterior, también se hizo alguna obra de restauración en las Estructuras 10L-9, 10, 11, 22 y 26.
En 1983, durante la segunda fase del Proyecto Arqueológico Copan, Rudy Larios, director de restauración de aquel proyecto presentó a la gerencia del I.H.A.H., a cargo del Lic. Ricardo Agurcia F., una propuesta más para la estabilización del corte arqueológico, sumándose a otras propuestas antecesoras que también pretendían hacer trabajos para garantizar la conservación del enorme corte, pero que proponían el recubrimiento de toda la fachada del corte con muros y cubiertas que, si bien harían una obra estabilizadora por medio de retención, también hacían desaparecer todos los detalles estructurales superpuestos que el corte había puesto a la vista.
La propuesta Larios se fundamentó en un pequeño estudio que bajo su dirección y con la colaboración del Arqueólogo Mario Ramírez y el Arquitecto Daniel Cruz, se hizo en ese mismo año en el que se analizaba el estado del corte en ese momento tratando de establecer las causas y mecanismo de la destrucción.
El proyecto proponía, en primer lugar, la necesidad de tratar el corte como una joya, como un valor cultural del más alto nivel, teniendo en cuenta que todo trabajo de estabilización debe tener como finalidad primordial la conservación. Los rasgos culturales nunca deberían ser cubiertos sino más bien, destacados y conservados de la mejor manera. En resumen, el corte entero debería ser consolidado con el uso de técnicas de restauración que incluirían además toda la parte superficial a fin de garantizar que la mayor parte de los factores destructores quedasen bajo control. Se evitaría la filtración excesiva de agua buscando la eliminación de presiones laterales dentro de las masas constructivas, manteniendo así el equilibrio, que a su vez redundaría en la estabilidad del corte y la Acrópolis misma.
De acuerdo con los principios fundamentales establecidos internacionalmente para la conservación de monumentos, ninguna obra de restauración puede hacerse sin la intervención previa y continua de una investigación arqueológica que permita el análisis del lugar y la debida documentación del bien sometido a tratamientos específicos.
Entre los años 1946 a 1983 se hicieron algunos intentos de conocer mejor el contenido del corte, se elaboraron algunos dibujos muy simples y otros mucho más amplios y detallados, como los efectuados por Hasso Hohmann y Annegrete Vogrin (1976-1978), quien por medio de estereogrametría hicieron un levantamiento muy amplio del corte. Más tarde, ya con el Proyecto Arqueológico Copan, I Fase, Jorge Guillemin, con el auxilio de Juan Antonio Valdés, penetraron por medio de túneles en un intento de profundizar en el conocimiento de la historia de la Acrópolis (Guillemin 1978). También este proyecto produjo alguna documentación, pero desafortunadamente, esta fue, en comparación con el volumen de la Acrópolis, muy limitada y con poco detalle.
Este hecho, al ser investigado en 1983 por Larios, Ramírez y Cruz, aunque sirvió de base para proponer un proyecto distinto, también se pudo ver que aún no se contaba con una investigación de la magnitud que el corte y su importancia requería.
Por otro lado, se pudo comprender que los factores degradantes de origen natural solo pueden ser controlados en parte, evitando que su daño sea excesivo. Al fortalecer los elementos expuestos con la utilización de un aglutinante moderno y con cierta impermeabilidad, controlando la evacuación de las aguas de lluvia con desniveles apropiados y drenajes si es necesario, podemos evitar que esas aguas penetren y causen alteración de las propiedades de los materiales internos, pero no podemos evitar que llueva sobre la Acrópolis, tampoco podemos evitar que sople el viento o que se produzcan terremotos. Sin embargo, sí podemos prever que la obra cumpla con el objetivo de fortalecer y minimizar el efecto de esos elementos naturales tan destructivos.
Con ese pensamiento tratamos de solventar los problemas del corte, pero, además de la lluvia, el viento, la fauna, la flora y los turistas, aún nos quedaba el viejo cauce del río Copan al pie del corte y, más grave aún, la presencia de una capa freática bajo la Acrópolis. Las excavaciones hechas en 1979 por Becker con el auxilio de una máquina retroexcavadora, fueron reexcavadas y profundizadas por Larios, Ramírez y Cruz en 1983, encontrando que gran cantidad de agua corría todo el año por debajo de esta gran masa estructural y arquitectónica.
No era posible apoyar en aquel lecho freático, ningún muro de contención y por lo tanto, era necesario buscar una manera que pudiera garantizar un apoyo a los cimientos de la Acrópolis.
El constante derrumbamiento que sufrió esta zona provocado por socavamiento, en algunas partes produjo un talud de escombros que con muchos años se estabilizó, formando un soporte en la base del corte, pero las excavaciones anteriores y el río mismo habían eliminado casi todo este talud en la mitad sur del corte. Por ello, el proyecto Larios propuso la cancelación del viejo cauce del río y la construcción de un talud de tierra y piedra que alcanzaría la altura de los pisos formales más antiguos, para luego, de allí en adelante, el corte podría recibir tratamientos de restauración y consolidación que permitieran la conservación de todos los rasgos estructurales y arquitectónicos existentes, más la restauración de las escalinatas que limitan el patio oriental, el borde mismo del gran corte; todo esto, precedido y acompañado de una amplia y formal investigación arqueológica.
PROYECTO EN MARCHA
Después de más de cuatro años de trabajo en la investigación y consolidación del corte, nos es de suma satisfacción informar que, aunque en un principio no contábamos con otra cosa más que nuestro entusiasmo, hoy el proyecto se encuentra muy avanzado. En 1988-1989, a través de la Secretaría de Comunicaciones, Obras Públicas y Transporte (SECOPT) se canceló el cauce viejo del río y con ello se formó un talud que se prolonga hasta el margen mismo del cauce actual del río. Esto fue más de lo esperado, pues aparte de apuntalar la base del corte y eliminar la acción del agua de lluvia, garantiza que el río Copan no podría repetir su labor destructiva sobre la Acrópolis.
El Proyecto Arqueológico Acrópolis de Copan (PAAC), que principió como un pequeño proyecto para el análisis de la escultura de mosaico (PECEMCO), fundado en 1986 por William Fash, Barbara Fash y Rudy Larios, asumió la responsabilidad de investigar el corte en toda su extensión. El relleno del viejo cauce haría desaparecer algunos rasgos básicos muy importantes para la arqueología y fue así como entre 1988 y 1989, se inició una serie de excavaciones a cada 10 m y a lo largo de todo el corte con la finalidad principal de documentar su contenido y sacar muestras de cerámicas de los estratos más profundos. Saúl Murillo realizó esta labor con la ayuda de Rudy Larios.
En 1989, el equipo técnico del PAAC se enriqueció, pues como una colaboración conjunta, la Universidad de Pennsylvania nos envió a Robert Sharer y David Sedat quienes tomaron en su mano la dirección de las investigaciones del patio oriental y sus antecesores (Proyecto Investigación Acrópolis Temprano, PIAT). El objetivo principal era estudiar el corte y documentarlo minuciosamente, buscando además los antecedentes históricos de la Acrópolis, en su secuencia cronológica y estratigráfica.
LA INVESTIGACIÓN Y SUS AVANCES
El corte arqueológico es una de las características más famosas de Copan pues desde 1576, Diego García de Palacio ya se refiere al corte y a dos drenajes que a su manera de ver, eran la puerta de dos cuevas o pasajes. El nunca entendió que se trataba de dos drenajes, pero se ve claramente que el corte ya existía (citado por Guillemin 1978).
De igual manera esto llamó la atención de John L. Stephens hace 150 años cuando el sitio se conocía como Las Ventanas, refiriéndose a los dos drenajes que el corte había dejado visibles. No fue sino hasta finales del siglo XIX cuando John Owens, del Peabody Museum, hizo notar que los diferentes niveles visibles en el corte solo podrían indicar una larga historia para el sitio, ya que los niveles inferiores tendrían que representar tiempos más antiguos que los niveles superiores (citado por Guillemin 1978). Esta conclusión fue quizá una de las primeras exposiciones en que se definieron como cancelaciones constructivas.
Aunque tenemos informes acerca de que en los años treinta e incluso posteriores fueron elaborados algunos datos y dibujos, no fue sino hasta 1978 cuando se comenzó la investigación formal de elementos arquitectónicos visibles en el corte, especialmente uno de los drenajes y del Gran Paredón con la excavación de tres túneles, dirigidos por el arqueólogo suizo-guatemalteco Jorge Guillemin, que partiendo del corte se orientaron hacia el oeste (OP.I/5-I/6-I/7).
Como resultado de las investigaciones de Guillemin (1978:15) en torno al Gran Paredón y a una escalinata cancelada por la remodelación de este mismo paredón, se plantea dos aspectos de gran importancia.
Primeramente, dice que lo que él encontró pudo haber sido una gran plataforma dentro del corte que llega hasta el templo 10L-16. Al hacer referencia a la escalinata sellada se preguntó: ¿A qué nos lleva esta escalinata? ¿Se trata de un lugar residencial defensivo, o más bien de una mini acrópolis?
La investigación que hemos realizado en los últimos años partió del fundamento puesto con las excavaciones de Guillemin, en busca de respuesta a las interrogantes sobre las gradas, a la forma y función de lo que pudo ser la Mini acrópolis del Sur (M.A.S.). Los túneles han sido continuados en varios cientos de metros y ahora, aunque no tenemos todas las respuestas, ya podemos aseverar que la M.A.S. es una amplia construcción elevada que obviamente llegó a sostener varios edificios secundarios.
Su forma (Figura 1) presentaba dos cuerpos escalonados de 5 m cada uno y en lo más alto formaba una amplia plataforma sobre la que algunos edificios probablemente alcanzaron una altura superior al nivel actual de los patios oriental y occidental.
Aún no es posible hablar con seguridad de su función, pero sin embargo, dado a la gran inversión de capital social, se puede creer que siempre la zona fue el lugar más sagrado de la ciudad y por ello es allí donde se situó uno de los edificios más extraordinarios como el llamado Rosalila y más tarde, monumentos como el Altar Q o la Estela P.
Ciertamente, en el extremo norte de la Acrópolis existen templos extraordinarios como la Estructura 10L-26 y su antecesor Papagayo, pero su importancia en ambos casos es muy diferente, pues ahora sabemos que aquí se trata de exaltar y conmemorar la fundación y continuidad de la dinastía de Mah Kina Yax Kuk Mo. Es más, Papagayo se encuentra comparativamente al mismo nivel de muchos otros edificios de la élite al sur, que corresponden a los niveles 4-5 (400-500 DC).
Figura 1 Copan, Mini acrópolis del Sur, perspectiva reconstructiva
La presencia de la M.A.S. en el extremo sur con sus terrazas y fachadas tan altas e inescalables por ser casi verticales, da la idea de que efectivamente pudo ser un lugar especial, muy protegido. Quizá un tipo de fortaleza con escaleras muy restringidas, con alfardas en forma de muros verticales.
Poder llegar a probar esta idea de que la M.A.S. es un núcleo fortificado tendría muchas implicaciones de tipo socio-político para aquel entonces, sin embargo, por ahora la interrogante continúa.
¿Se trata de un lugar residencial defensivo o más bien de una «mini acrópolis» con un templo grande antecesor de la Estructura 10L-16 o varios santuarios pequeños? ¿Quedan algunos vestigios de ellos o serían totalmente demolidos?
Las respuestas a estas y otras interrogantes las podremos obtener en futuras investigaciones, pero lo que hemos aprendido entre 1991-92 es que la plataforma mencionada por Guillemin es solo una versión tardía de varios otros basamentos más tempranos que fueron encapsulados unos a otros y que luego constituyen el núcleo primordial del crecimiento y desarrollo arquitectónico de la actual Acrópolis (Figuras 2 a 4).
La figura 4 es un dibujo que sintetiza todos los elementos arquitectónicos y niveles estratigráficos del corte y puede ilustrar con mucha claridad la ubicación del Gran Paredón por una parte y en achurado, las partes consolidadas por el proyecto hasta la fecha durante dos fases consecutivas realizadas por el PAAC a través de la Asociación Copan y el F.H.I.S.
La figura 2 es una sección que muestra el perfil del corte y la escalinata del límite del patio oriental, donde vemos en parte la superposición de los basamentos escalonados partiendo del Gran Paredón, Amarillo, así como una proyección hipotética de la parte destruida de la Acrópolis.
En la figura 3 se representa a través de una sección en sentido sur-norte, las superposiciones de la M.A.S. y el crecimiento de la Acrópolis hacia el norte y finalmente, el dibujo en la figura 1 da una idea de lo que pudo ser una de las versiones tardías de la M.A.S. que muestra sus escalinatas restringidas y se sugiere la presencia de algo más sobre su superficie elevada. Todo esto, aunque en parte es hipotético, en un 70% está fundamentado en evidencias halladas a través de la exploración de un equipo interdisciplinario que no busca solamente obtener conocimiento, sino también preservar estos valores culturales tan extraordinarios.
Figura 2 Copan, secuencia constructiva de la Acrópolis mostrando parte destruida por el río
Figura 3 Copan, estratigrafía preliminar esquematizada partiendo de la Mini acrópolis del Sur y mostrando su
desarrollo hacia el norte
Figura 4 Copan, Acrópolis, alzado esquemático mostrando áreas consolidadas
CONSIDERACIONES GENERALES
En síntesis, los trabajos de investigación arqueológica con objetivos de conservación y conocimiento, a través de estos últimos años han demostrado de manera categórica que los resultados obtenidos por un equipo multidisciplinario que impulsa un nuevo sentido de responsabilidad profesional e intensifica el intercambio de información y experiencias, producen resultados óptimos.
La metodología de excavación arqueológica de tipo tradicional con grandes cortes de trincheras, es extraordinariamente eficaz en el análisis estructural de entidades arquitectónicas, pero también hemos visto que cuando esta metodología se aplica sin los objetivos conservacionistas, puede transformarse en un factor destructivo con resultados catastróficos.
En nuestro caso, la excavación de túneles horizontales que parten de puntos bien conocidos en el corte y siguen el contorno de edificios más antiguos en el interior de la Acrópolis, no solo nos proporcionan un conocimiento muy amplio de las secuencias constructivas, sino que nos dan la oportunidad de analizar la arquitectura más antigua, favoreciendo su conservación en un ambiente mucho más estable e incluso, mediante la consolidación de los túneles, también nos permitirá en algunas partes, dejar expuestos muchos rasgos arquitectónicos de gran significancia cultural.
El corte mismo, al ser tratado como una joya arqueológica y al consolidar con absoluto respeto cada elemento estructural y arquitectónico, seguirá siendo motivo de admiración y estudio para los especialistas y personas interesadas en aumentar su conocimiento.
Quede claro pues que el éxito en la investigación y la conservación de los monumentos arqueológicos puede producir óptimos resultados cuando trabajamos en estrecha cooperación multidisciplinaria, dejando atrás la competencia y el egoísmo.
REFERENCIAS
Guillemin, George F.
1978 Estudio y Sondeo Del Flanco Oriental de la Acrópolis de Copán, Temporada 1978. Informe de trabajo, Archivos de la I Fase del Proyecto Arqueológico Copán.
Hohmann, Hasso y Annegrete Vogrin
1982 Die Architektur von Copan, Honduras: Vermessung, Plandarstellung, Untersuchung der Baulichen Elemente. Akademische Druck, Graz, Austria.
Strömsvik, Gustav
1946 Actividades Arqueológicas Desarrolladas en Copán por el Gobierno Hondureño en cooperación con la Institución Carnegie de Washington. En Primera Conferencia Internacional de Arqueólogos del Caribe, Tegucigalpa, Comayagua, San Pedro Sula. Publicaciones de la Secretaría de Educación Pública, Honduras.