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Braswell, Geoffrey E. y Marlen Garnica
1994 La escultura de San Martín Jilotepeque: ¿Influencia de Cotzumalguapa en las Tierras Altas o del Altiplano en la Costa del Pacífico? En VII Simposio de Investigaciones Arqueológicas en Guatemala, 1993 (editado por J.P. Laporte y H. Escobedo), pp.154-173. Museo Nacional de Arqueología y Etnología, Guatemala.
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LA ESCULTURA DE SAN MARTÍN JILOTEPEQUE:
¿INFLUENCIA DE COTZUMALGUAPA EN LAS TIERRAS ALTAS O DEL ALTIPLANO EN LA COSTA DEL PACÍFICO?
Geoffrey E. Braswell
Marlen Garnica
Desde 1990, Ri Rusamäj Jilotepeke, o El Proyecto Jilotepeque, ha sido estudiando la procuración, la producción y el intercambio prehistórico de la obsidiana en San Martín Jilotepeque, Departamento de Chimaltenango, Guatemala. Esta área fue una procedencia importante de la obsidiana utilizada desde el periodo Paleoindio hasta hoy (Figura 1). En 1992, excavaciones de sondeo se llevaron a cabo en diez localidades, en las que se incluyeron canteras, talleres secundarios y sitios habitacionales. Un reconocimiento de asentamiento milpa por milpa también se realizó (Braswell 1993). Durante esta fase de la encuesta, más de 160 sitios fueron identificados en un área de 110 km² aproximadamente.
Un resultado sorprendente de las excavaciones y del reconocimiento fue el descubrimiento de un corpus notable de monumentos de piedra y piedras esculpidas portátiles. Por todo, 41 monumentos y fragmentos se descubrieron. Las clases de monumentos localizados en San Martín incluyen cabezas espigadas, figuras circulares y erigidas independientemente, estelas lisas y altares.
La mayoría de estos monumentos fueron descubiertos en su lugar. Unos cuantos habían sido movidos a edificios públicos y casas particulares, pero todos menos dos pueden ser atribuidos a sus procedencias originales. Aunque es especialmente difícil fechar monumentos, frecuentemente la cerámica asociada permite designar a la escultura su periodo en general. La mayoría de los monumentos del corpus Jilotepeque se descubrieron en sitios con cantidades substanciales de cerámica del periodo Clásico solamente. Es razonable suponer, por lo tanto, que la mayoría de las esculturas son fechadas a este periodo. Una estela y un fragmento escultórico, no obstante, probablemente tienen fechas más recientes. Estas dos excepciones se localizaron en Chuisac, un sitio grande Kaqchikel del periodo Postclásico. Se volverá a la cronología de estos dos monumentos más tarde.
Los monumentos de Jilotepeque, como muchos otros encontrados en sitios de las Tierras Altas Centrales, están claramente relacionados a la tradición escultural de Cotzumalguapa encontrada en la Costa del Pacífico de Guatemala.
LA ESCULTURA COTZUMALGUAPA
Aunque la tradición escultórica de Cotzumalguapa ha sido conocido hace tiempo (Habel 1878; Seler 1892; Strebel 1901), es un estilo artístico importante de Mesoamérica muy poco estudiado y que ha recibido atención solamente por pocos estudiosos (Braun 1979; Hatch 1987, 1989; Jiménez Moreno 1970; Miles 1965; Parsons 1967, 1969, 1978, 1986; Thompson 1948). Frecuentemente se afirma que el estilo Cotzumalguapa resulta de la fusión de influencias Mayas y no-Mayas o «mexicanas.» La mayoría de comentarios se enfocan en esas influencias mexicanas. Lee Parsons, en efecto, cree que no hay ningún estilo escultórico del periodo Clásico Temprano en el área Maya meridional, con la posible excepción de un estilo regional en Quiché (Ichon 1977), por lo que el arte de Cotzumalguapa es de origen no-Maya del todo (1986:79).
Figura 1 El área meridional de los Mayas en Guatemala
Las fuentes del estilo Cotzumalguapa se localizan, según Parsons (1969:138), en la parte temprana del periodo Clásico Medio (400-500 DC), una época en que la región fue afectada, en su opinión, por influencias extensivas de las Tierras Altas mexicanas, probablemente de Teotihuacan y de la Costa del Golfo de México. Después de este periodo de contacto, Parsons define dos etapas en el desarrollo del arte de Cotzumalguapa. La primera de estas etapas corresponde con la fase Laguneta en Bilbao y sigue hasta el fin del periodo Clásico Medio cerca de 700 DC; Parsons le llama «narrativo» o «teotihuacanoide» (1969:138; 1986:82). La segunda fase, del Clásico Tardío, corresponde con la fase Santa Lucía en Bilbao (cerca de 700-900 DC) y se caracteriza por el desarrollo completo de lo que Parsons identifica como el estilo «retrato.»
Aunque mucho del estudio de Parsons se ha mantenido durante un cuarto de siglo, Hatch (1987, 1989) mostró con éxito que la existencia de un periodo Clásico Medio en la región de Cotzumalguapa no se sostiene. Ella razona así porque ninguna cerámica de Teotihuacan ni teotihuacanoide ha sido encontrada en sitios como Bilbao o El Baúl, además de que los tipos cerámicos más comunes de la fase Laguneta corresponden con materiales del Clásico Temprano de Monte Alto y Kaminaljuyu (Hatch 1987:470-471; 1989:168). De acuerdo a Hatch, Bove (1989:10) nota que los conjuntos de artefactos cerámicos de Cristóbal, Los Cerritos-Norte y la zona de Balberta tampoco muestran influencia teotihuacana.
A causa de que excavaciones en El Baúl han producido cerámica solamente del periodo Clásico Tardío y porque el estilo de Cotzumalguapa muestra muchos rasgos Mexicanos Postclásicos, Hatch (1987, 1989) sigue a Thompson (1948) y Jiménez Moreno (1970), en vez de Parsons (1967, 1969, 1986), identificando la fecha de la escultura de Cotzumalguapa al periodo Clásico Tardío.
Parsons (1967: 38, 47; 1969: 101) apoya el fechamiento temprano de algunos monumentos de Cotzumalguapa con una fecha de radiocarbono sin calibración de 527 DC + 136. Con calibración, el margen del error de 1-sigma asociado con esta fecha alcanza del siglo IV al IX, con lo cual ya no es significativa (Klein et al 1982: 140).
Para demostrar que los monumentos del área de Jilotepeque están relacionados con la escultura Cotzumalguapa, es necesario revisar los elementos diagnósticos del estilo de la Costa Sur. Parsons escribe:
«En Cotzumalguapa, el tratamiento de la figura humana es particularmente diagnóstico, como la ejecución de los ojos mediante contorno doble para representar los párpados o un área hundida y cóncava con la pupila delineada agudamente. El pelo se dibuja como una serie de rayas paralelas y concéntricas. Los rostros son angulosos con mentones puntiagudos y cuadrados, narices rectas, labios delgados y rectos … fisuras profundas delinean la mejilla de la región de la boca … Orejas tienen forma de signo de interrogación … Frecuentemente, amarrado sobre el talle hay un cinturón extra grande hecho en gasas o nudos … Un rasgo extraordinario de la escultura de Cotzumalguapa es la gran cantidad de ejemplos circulares que incluyen bustos humanos y figuras humanas sentadas … También frecuentes son cabezas humanas, divinas o animales con espigas horizontales – especialmente serpientes, loros, jaguares y monos … Es característico de esta región la práctica de esculpir monumentos en parejas … Hay, en verdad, una preocupación definitiva con temas del muerte en el arte de Cotzumalguapa. Además de varias formas de sacrificio humano… calaveras estilizadas… son bastante frecuentes… unos motivos prevalecientes incluyen… cabezas humanas que emergen de mandíbulas de serpientes» (1969:143).
Los autores de esta ponencia añaden a esta lista un arete tubular (el arete redondo es también común) y la faja amarrada para la cabeza. También, que los cinturones en gasas y nudos son representados muchas veces como lazos. Adicionalmente, muchas veces las narices prominentes tienen ventanas anchas. Parsons arguye además que las cabezas con espigas horizontales probablemente son de invención mexicana y normalmente sirvieron como demarcaciones en el juego de pelota. Las cabezas espigadas del estilo teotihuacanoide encontradas en Kaminaljuyu fueron descubiertas en juegos de pelota (Parsons 1986:84). En la Costa del Pacífico se encuentran cabezas efigie, esculpidas en forma circular y con espiga horizontal; algunas son demarcaciones del juego de pelota y otras aparentemente fueron puestas en escalinatas.
LA ESCULTURA DE SAN MARTÍN JILOTEPEQUE
Aunque los monumentos de San Martín Jilotepeque son ejecutados más crudamente que los de la Costa, muestran muchos de estos rasgos. El Monumento 1 de Pachay (Figura 2) es una calavera y se asemeja a una calavera espigada de Palo Gordo, Suchitepéquez (Figura 3). Noten los pómulos salientes y las aperturas nasales triangulares. El Monumento 1 de Pachay también lleva lo que parece una cabeza amarrada.
El Monumento 2 de Pachay (Figura 4), el gemelo del Monumento 1, es peculiar. La lengua saliente, como se ve en el Monumento 1 y en el de Palo Gordo, tal vez sirviera para indicar que el individuo está muerto, como también lo hace su sonrisa. Sus párpados están cerrados y no se asemejan a los de otras esculturas de Jilotepeque; puede ser que los ojos hubieran sido quitados, una hipótesis fortalecida por la presencia de dos fisuras lineales en cada mejilla, que quizá representen sangre o nervios ópticos. Una cabeza espigada de procedencia desconocida de la Costa Sur es parecida. Representa un viejo con mueca y ojos salientes. A pesar de su aspecto curioso, el Monumento 2 muestra varios rasgos claramente del estilo Cotzumalguapa, como las orejas en forma de signo de interrogación, los aretes tubulares, el pelo paralelo como lazo y la nariz prominente con ventanas anchas.
El Monumento 3 de Pachay (Figuras 5 y 6), si bien dañado, muestra claramente una cabeza humana con ojos de párpados dobles y aretes tubulares. La cabeza emerge de la boca de una serpiente. El Monumento 4 se encuentra en condición aún más mala, sin embargo representa una cabeza surgiendo de las mandíbulas de un animalejo fantástico. Los aretes del Monumento 4 asemejan los de la cabeza sin procedencia descrita.
Una pareja de esculturas de Quimal muestra cabezas humanas saliendo de las bocas de animales. Los Monumentos 1 (Figura 7) y 2 (Figura 8) de Quimal tienen ojos, cejas, orejas, aretes y pelo, el estilo de los cuales es claramente diagnóstico del estilo de Cotzumalguapa. La cabeza humana en el Monumento 1 emerge de las mandíbulas de una serpiente, mientras el animal que el Monumento 2 representa es menos seguro.
Los Monumentos 3 y 4 (Figuras 9 a y b) de Quimal habían sido movidos a la Escuela Carlos Castillo Armas, en la calle de San Martín Jilotepeque. Las cabezas de las figuras no son originales; una es de concreto y la del Monumento 4, si bien de piedra, no viene de Quimal y probablemente es de origen reciente. Las dos son esculturas circulares y originalmente fueron erigidos independientemente. El cinturón con gasas es típico del estilo de Cotzumalguapa (compárenlos con los Monumentos 1, 2, 3, 5, 6, 8, 19 y 21 de Bilbao y con los Monumentos 4 y 27 de El Baúl).
El Monumento 5 de Quimal (Figura 10) es una cabeza de canino o felino, esculpida crudamente. La escultura es de talpetate local, material muy suave y poroso de calidad mala para monumentos permanentes. Aunque presenta muy poco detalle, la forma del ojo es típicamente Cotzumalguapa. No se sabe si el gemelo de este monumento existe.
Dos fragmentos de escultura de Aguacatales son particularmente interesantes, por razones discutidas después. La primera, el Monumento 1 de Aguacatales, es la parte inferior de una figura sentada que se asemeja a la base de una escultura del Museo Nacional de Arqueología y Etnología (MNAE-2006), de procedencia desconocida (Figura 11a) y a otra (MNAE 2028) de Obero, departamento de Escuintla (Figura 11b). Como estas esculturas, el Monumento 1 de Aguacatales fue una escultura circular y usa un cinturón de lazo. El Monumento 3 de Aguacatales (Figura 12) es otro escultura circular erigida independientemente, que retrata un animal fantástico, tal vez un jaguar, que pone de manifiesto algunas características humanas (su pata, aunque equipada con garras, tiene el pulgar y la figura usa especie de collar).
Es necesario anotar que los monumentos descritos y representados aquí no son de ningún modo el inventario de la escultura de Jilotepeque. Más bien, fueron seleccionados para esta discusión.
No hay ninguna razón para suponer que los monumentos de Jilotepeque representan una intrusión de gente de la Costa hacia la región. Aunque relacionados claramente con la escultura Cotzumalguapa, los monumentos son toscos en relación a los ejemplos costeños. Además, no todos los aspectos del estilo de Cotzumalguapa están presentes en el corpus de monumentos de Jilotepeque.
Figura 2 Pachay: Monumento 1
Figura 3 MNAE 4456, Palo Gordo, departamento de Suchitepéquez
Figura 4 Pachay: Monumento 2
Figura 5 Pachay: Monumento 3
Figura 6 Pachay: Monumento 4
Figura 7 Quimal: Monumento 1
Figura 8 Quimal: Monumento 2
Figura 9a Quimal: Monumento 3
Figura 9b Quimal: Monumento 4
Figura 10 Quimal: Monumento 5
Figura 11a MNAE 2006, monumento de la Costa Sur de Guatemala, sin procedencia
Figura 11b MNAE 2028, Obero, departamento de Escuintla
Figura 12 Aguacatales: Monumento 3
HIPÓTESIS 1:
MONUMENTOS COMO PROPAGANDA VERTICAL ENTRE ÉLITES
Una interpretación funcional de los monumentos es que representan un ensayo de las élites locales para identificarse con sus contrapartes costeños más prestigiosos, a fin de reforzar su propio status. La función de la escultura puede ser descrita como propaganda vertical diseñada para influir las actitudes de los grupos no-élites (Ellul 1973; Lerner 1951; Marcus 1992). Desde este punto de vista, no sorprende que todos los monumentos se encontraran en sitios élites con montículos, en vez de en sitios identificados por depósitos de cerámica pero sin rasgos arquitectónicos. Pero, ¿por qué les interesó a las élites costeñas conectar con esta región de las Tierras Altas Mayas? El área de San Martín Jilotepeque representa la extensión más norte de la influencia de Cotzumalguapa, sugiriendo que algo había ahí que necesitaban los de la Costa.
La concentración más alta de monumentos, la cual incluye tres estelas lisas, cuatro cabezas espigadas y un altar sin elaboración, se encuentra en Pachay, un sitio pequeño que consiste en un montículo de tierra de 3 m de altura, situado frente a una colina baja. La importancia de la propaganda elitista no está relacionada con el tamaño del sitio, sino con su ubicación; Pachay controla el acceso a un afloramiento inmenso de obsidiana y se asienta directamente encima de una cantera.
El interés de Cotzumalguapa, entonces, quizá tuviera razón económica. Las élites locales de San Martín Jilotepeque se unieron en un sistema de prestigio por extraer, recolectar, elaborar y exportar la obsidiana para el uso de la gente de la Costa. Desde esta perspectiva, no sorprende que la escultura de Cotzumalguapa sea conocida en La Antigua, siendo dicho valle la ruta más fácil para acceder de la Costa hasta San Martín Jilotepeque (Figura 1). Además, es significativo que los ejemplos más al norte de escultura relacionada con Cotzumalguapa vienen de San Martín. Esto sugiere que la élite costeña deseaba forjar asociaciones políticas y económicas con la región Jilotepeque, pero no tuvieron ninguna razón importante para mirar más lejos.
HIPÓTESIS 2:
LOS MONUMENTOS DE JILOTEPEQUE CON ESTILO COTZUMALGUAPA FECHAN ANTES DE LA MANIFESTACIÓN COSTEÑA DEL ESTILO
Lo más fascinante sobre el corpus de monumentos de Jilotepeque es que muchas de las esculturas parecen fechar al periodo Clásico Temprano, más bien que al Clásico Tardío. Los monumentos de Bilbao y El Baúl en la zona de Cotzumalguapa están asociados con cerámica Amatle (a la cual Parsons refiere como Pantaleón Hard Ware [1967]), un tipo diagnóstico del Clásico Tardío (Hatch 1987:467-468; 1989:167). En San Martín, por otra parte, es Esperanza Flesh, un diagnóstico del Clásico Temprano, el tipo de frecuencia más alta en sitios donde se encuentran monumentos. En Pachay, por ejemplo, 55.6% de todos los tiestos diagnósticos fechan al Clásico Temprano, mientras solamente 21.7% fechan al Clásico Tardío. De Quimal, solamente 8.1% de los tiestos diagnósticos son del Clásico Tardío, mientras 90.9% son del Clásico Temprano. Finalmente, Aguacatales es un sitio solamente de fecha Protoclásico y Clásico Temprano. Entonces, aunque unos o todos de los monumentos de Pachay son del Clásico Tardío, es muy probable que los de Quimal sean del Clásico Temprano. Debido a que es muy improbable que escultura fuera transportada al sitio Aguacatales una vez abandonado, sus monumentos no pueden fechar después del periodo Clásico Temprano.
El conjunto cerámico de otros sitios con monumentos en San Martín todavía espera más estudio, pero se puede decir que estos también son de un solo componente de fecha Clásico Temprano. Mientras la observación de Parsons de que el periodo Clásico Temprano fue «un periodo intermedio, si no hiatus, en el arte monumental» (1986:79), es tal vez cierta para Kaminaljuyu y la Costa del Pacífico, la presencia de escultura en sitios efectivamente de un solo componente Clásico Temprano demuestra que no es aplicable para el área Maya meridional en general.
Los monumentos de Jilotepeque exhiben unos, pero no todos, los elementos característicos de la escultura de Cotzumalguapa. Más notable, no hay ningún rasgo «mexicano» en ellos. No hay entalladura «narrativa» con títulos en glifos estilo Mixteco, ni volutas del habla, ni símbolos de greca, ni simbolismo Tlaloc (salvo en una escultura portátil pequeña de procedencia desconocida), ni tocado Xiucoatl, ni simbolismo del juego de pelota tampoco. En realidad, ninguno de los monumentos de San Martín está asociado con un sitio con juego de pelota, aunque juegos así son comunes en sitios Clásicos Tardíos y Posclásicos del área.
El aspecto único del corpus Jilotepeque que pueda indicar influencia mexicana es la abundancia de cabezas con espigadas horizontales. Por varias razones, no convence el argumento de Parsons de que estas espigas horizontales comprenden una forma de escultura diagnóstica de influencia mexicana. Primero, esculturas con espigas horizontales se encuentran en otras áreas sin interacción con México. Segundo, espigas verticales y escultura en pedestal fueron relativamente comunes en el área Maya meridional durante el periodo Formativo (Parsons 1986); es fácil girar el eje de una espiga noventa grados y plantar un monumento en el lado de un montículo. Tercero, fachadas esculpidas fueron rasgos comunes en plataformas Mayas de los periodos Formativo Tardío y Clásico Temprano. La espiga horizontal es una solución al problema de pegar decoración esculpida en construcciones de barro (otro es modelar fachadas en lodo, como se hicieron en las Estructuras D-II-1 y D-III-13 del Clásico Temprano en Kaminaljuyu). Finalmente, una espiga horizontal en forma de cabeza de serpiente (Monumento G de Pasaco, departamento de Jutiapa), en el Museo Nacional de Arqueología y Etnología (MNAE-2026) es atribuible al periodo Formativo Tardío. Por razón de su estilo, sin embargo, los autores no confían en esta atribución.
Otros aspectos de la cultura física del periodo Clásico en San Martín Jilotepeque tampoco exhiben influencias mexicanas. La cerámica de San Martín, como la de Cotzumalguapa, no incluye formas ni modos Teotihuacanos y la arquitectura es representativa del Altiplano Maya.
En vista de que algunos monumentos de San Martín tienen fechas antes de todas las manifestaciones del estilo de Cotzumalguapa en la Costa, si bien claramente relacionados, la hipótesis de que un estilo costeño venía en parte de un estilo anterior de las Tierras Altas parece sostenible. Además, no hay nada extranjero en la cultura física del Clásico Temprano en San Martín Jilotepeque. Estos datos sugieren que estos monumentos tempranos con estilo parecido a Cotzumalguapa son del Altiplano Maya en origen, estilo y contenido.
APRECIACIONES GENERALES
Las dos hipótesis, el interés económico y el origen más temprano para algunos aspectos de la escultura de Cotzumalguapa, no se contraponen. Aunque los aspectos no-Mayas del estilo Cotzumalguapa tal vez se formaran en las Tierras Altas, interacciones políticas y económicas entre las dos regiones pudieron continuar durante el Clásico Tardío, en parte a causa de una mayor demanda de obsidiana. De hecho, tal interacción es documentada en las secuencias cerámicas de sitios en la zona Cotzumalguapa y en el departamento de Chimaltenango. Conjuntos Clásicos Tempranos en las dos áreas se caracterizan por loza Esperanza Flesh, llamada Esmeralda por Parsons (1969) y conjuntos Clásicos Tardíos por loza Amatle (Hatch 1987:467-472; 1989:167-169). Se cree que las dos lozas se desarrollaron en Chimaltenango.
Adicionalmente, Hatch nota continuidad entre el Monumento 1 de El Baúl, una estela del Formativo Tardío en un estilo temprano Maya y la escultura de Cotzumalguapa en el periodo Clásico Tardío. Ella considera:
«Es interesante para este estudio observar que la figura principal usa una vestimenta que se encuentra en los monumentos del periodo Clásico Tardío: el taparrabo, las rodilleras y el turbante. La cabeza o figura inclinada mirando hacia abajo, sobre la figura central, es análoga a la que aparece en los Monumentos 2-6 y 8 en Bilbao… que similarmente imparte poder, prestigio y rango a la figura debajo de ella. Los paralelos en vestimenta sugieren que la población que ocupó El Baúl en el periodo Clásico Tardío es descendiente de la que ha ocupado esa región por largo tiempo» (1989:171).
No obstante, Parsons nota «que ya no es recomendable agrupar las Tierras Altas Guatemaltecas y la Costa del Pacífico como una sola unidad» (1969:154). Es necesario reconsiderar la posición antitética. La cerámica utilitaria y el estilo artístico en común, así como la relación por procurar obsidiana, son argumentos para la unidad en vez de la fragmentación de la región. La zona Cotzumalguapa no parece desviarse de un patrón de conexiones económicas, ideológicas y políticas con las Tierras Altas Mayas de Sacatepéquez y Chimaltenango. Mientras estudiosos anteriores se han ocupado de los aspectos mexicanos o de la Costa del Golfo en el arte de Cotzumalguapa, los autores creen que cuando la cultura física es atendida totalmente, las semejanzas entre la zona de Cotzumalguapa y las Tierras Altas Mayas Centrales sumergen las diferencias.
Los autores no niegan el que hubo una influencia fuerte, intrusiva y no-Maya en la región de Cotzumalguapa durante el Clásico Tardío, ni de que ciertos aspectos de la escultura Clásica Tardía de Santa Lucía Cotzumalguapa pueden relacionarse al horizonte Postclásico Mixteca-Puebla, como sugiere Hatch (1987,1989). Pero los autores creen que la influencia extranjera solamente es perceptible en objetos de la cultura de élite, particularmente en escultura. Si una fecha Clásica Temprana para algunos de los monumentos de Jilotepeque es aceptable, tendremos que re-evaluar las características de la cultura de Cotzumalguapa como un fenómeno local.
AGRADECIMIENTOS
Los autores quieren dar sus agradecimientos al Instituto de Antropología e Historia de Guatemala y especialmente al Lic. Erick Ponciano, Licda. Zoila Rodríguez y al Consejo Técnico de Arqueología. También se reconoce la colaboración del Lic. E. Vinicio García, Paulino Puc R., Paul Hughbanks, Jennifer Briggs Braswell y más de sesenta martinecos. Ri Rusamäj Jilotepeke es sostenido por becas de Fulbright-I.I.E. y el National Science Foundation (BNS-8801707, BNS-9301152) del Gobierno de los Estados Unidos, el Mellon Foundation y el Middle American Research Institute de Tulane University. Este ensayo fue traducido del inglés por Jennifer Briggs Braswell.
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