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Velásquez, Juan Luis y Edgar Vinicio García
1994 Excavaciones en Miramar y su cerámica asociada. En VII Simposio de Investigaciones Arqueológicas en Guatemala, 1993 (editado por J.P. Laporte y H. Escobedo), pp.504-517. Museo Nacional de Arqueología y Etnología, Guatemala.
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EXCAVACIONES EN MIRAMAR Y SU CERÁMICA ASOCIADA
Juan Luis Velásquez
Edgar Vinicio García
El sitio arqueológico Miramar se encuentra localizado en el Departamento de Izabal, próximo a la desembocadura del río Dulce en su ribera sur, a inmediaciones del Mar Caribe en la Costa Norte guatemalteca.
Abarca el área comprendida entre un riachuelo denominado Crique Macho en su límite norte a una colina de poco más de 60 m de altura en su extremo sur, así como el terreno que comprenden pequeñas colinas hacia el este (Figura 1). Se puede decir que el sitio está a una altura sobre el nivel del mar entre 0 y 60 m.
En la actualidad la aldea Buena Vista Miramar y casas de recreo ocupan el sitio, principalmente en lo que se refiere al asentamiento en la orilla del río; los asentamientos en las colinas bajas al este, así como en la colina principal donde se localiza el Centro Ceremonial, han sido utilizados para siembra de maíz.
La geología del lugar presenta suelos profundos sobre serpentina, los cuales son buenos para agricultura (Simmons et al 1959), y comprenden las inmediaciones del río y de pequeñas colinas.
La posición del sitio le da un carácter relevante por su control al acceso del río Dulce y de su desembocadura al mar Caribe, controlándose desde las partes altas cualquier embarcación que entrara o saliera del río Dulce.
ANTECEDENTES
Durante la década de los años 40, Edwin Shook visitó la aldea Buena Vista Miramar y consideró que sería un lugar ideal para la ubicación del sitio Nito, el cual fue visitado durante su ocupación por el conquistador Hernán Cortés. Sin embargo, Shook no visitó el centro ceremonial, ni durante su corta visita observó vestigios culturales.
Posteriormente el programa de reconocimiento del P.A.I. recolectó cerámica en la aldea Buena Vista Miramar (Velásquez 1992a) y sus alrededores. A fines de 1992, el Dr. Richard Bronson (Director del Proyecto) observó durante la época de limpia, terrazas escalonadas en una colina a inmediaciones de la aldea antes mencionada.
En el reconocimiento se localizó en dicha colina evidencia de arquitectura mayor, consistente en plataformas, estructuras, muros de retención y una cancha de Juego de Pelota, así como se recuperó material cerámico de superficie principalmente en el área que hoy ocupa la aldea Buena Vista Miramar.
La cerámica recuperada en superficie por el P.A.I. fue analizada y clasificada (Velásquez 1992a), observándose cerámica del Preclásico Tardío y Clásico Tardío perteneciente a los complejos Najter y Manatí del lago de Izabal (Hermes 1981).
Los materiales arqueológicos comprendieron artefactos cerámicos como discos, sellos, pesos, figurillas y ocarinas, así como material lítico mostrando puntas de proyectil, manos, piedras de moler, navajas de obsidiana y adornos de piedra verde, los cuales en conjunto abarcan del Preclásico al Clásico Terminal, incluyendo también la muestra material de tiempos coloniales.
Importante es mencionar un hacha de cobre localizada en el sitio por gente del lugar, la cual es considerada del Postclásico.
En marzo y abril de 1993 se realizaron excavaciones menores en el sitio, abarcando sus inmediaciones con respecto a la ribera sur del río Dulce, así como de los afluentes que lo limitan en sus lados este y oeste, así como en la colina que sustentó su centro ceremonial.
Los objetivos generales de la investigación fueron revisar la cronología del sitio y enriquecer la secuencia ocupacional de Miramar en base a los datos arqueológicos de la muestra a obtener en nuestras excavaciones.
Los objetivos específicos se centraron en:
1. Ampliar la visión del proceso socio cultural de los asentamientos prehispánicos del lago de Izabal y sus cuencas, en relación a los momentos cruciales del Protoclásico, Clásico Terminal y Postclásico.
2. Redefinir la Clase Homogéneo Con Engobe, la cual es distintiva para el momento Protoclásico.
3. Identificar y definir los cambios cerámicos y sus unidades para el Postclásico, dado que dicho momento debe existir en la zona en base a documentos etnográficos y que por los movimientos de suelos y uso de la tierra en su aprovechamiento de asentamiento y agricultura son difíciles de apreciar, no solo en Izabal sino en la Costa de Belice y otros sitios de dicho momento en las Tierras Bajas Mayas.
EXCAVACIÓN
Las excavaciones fueron dirigidas a lugares aledaños a la playa donde se recuperó abundante material cerámico, de dos pequeñas plataformas de posible función doméstica y a sondeos en las terrazas, plazas y rasgos arquitectónicos del área ceremonial.
Las unidades de excavación consistieron en pozos, calas y trincheras de corta dimensión controlando el material en niveles arbitrarios de 0.10 y 0.20 m, así como en lotes estratigráficos naturales.
Los objetivos fueron diseñados para conocer secuencias cronológicas, rasgos arquitectónicos y modificaciones al terreno que permitan apreciar la secuencia de ocupación el sitio y las modificaciones que sufrió.
Se realizaron 13 operaciones de excavación en el sitio, las cuales contaron con suboperaciones y comprendieron plataformas domésticas y de nivelación, terrazas y arquitectura mayor. En el presente trabajo se hace énfasis en las operaciones 1, 3 y 17. Otros frentes de excavación fueron desarrollados por Clive Carruthers y Edgar Vinicio García.
Figura 1 Áreas arqueológicas asociadas a la región del lago de Izabal y río Dulce
OPERACIÓN 1
Unidad de excavación que inició con dimensiones de 2 x 2 m y posteriormente se amplió en 1 x 1.5 m; alcanzó una profundidad de 2 m. Se situó en el patio trasero de una vivienda contemporánea a inmediaciones de la ribera del río Dulce.
Su ubicación obedeció a una alta concentración de tiestos que recuperó el propietario de la vivienda al hacer un hoyo en la tierra para construir una bodega.
Se determinaron tres capas estratigráficas, la primera entre 0 y 0.88 m, la cual presentó tierra de color café contaminada y donde el material en su mayoría fue Preclásico, aunque en menor cantidad se notó cerámica Clásica.
El segundo estrato entre 0.89 y 1.57 m tiene una capa de tierra café claro rojiza con abundantes tiestos y carbón, la cerámica recuperada se fecha para el Complejo Najter del Preclásico Tardío.
El tercer estrato que llega a 1.96 m está compuesto por una tierra negra con arena y piedras, en él destaca la presencia de huesos de manatí, carbón, una figurilla antropomorfa y cerámica del Complejo Najter.
Este último estrato parece ser el nivel original del terreno compuesto por tierra negra y arena de la playa; sobre dicha superficie parece haberse construido una plataforma que nivelaba el terreno y lo elevaba ligeramente del nivel del lago, el cual pudo sostener viviendas, como lo sugiere la presencia de un basurero doméstico en la Operación 1 y sus inmediaciones.
El estrato contaminado pudo ser parte de una modificación a la plataforma original, pero lo alterado del terreno no permitió comprobarlo.
OPERACIÓN 3
Esta unidad de excavación inició con un pozo de 2 x 2 m y posteriormente fue ampliada en las suboperaciones A y B. Se ubicó en la parte alta de una pequeña plataforma (No.10), la cual está frente a la playa y se encuentra sumamente destruida.
El estrato superior que abarca 0.55 m está compuesto por tierra café oscuro con gran cantidad de tiestos, este estrato se supone comprende la construcción de una plataforma que sustentó una vivienda de material perecedero, la cual, en base a la cerámica recuperada, se fecha para el Clásico Temprano durante el Complejo Paraíso (250-650 DC).
Este estrato sepultó una hilera de piedras que debieron ser el muro de una casa quizá de bajareque u otro material perecedero; bajo dicho muro y entre un relleno de 0.67 m de arcilla café claro se localizó los restos óseos de dos individuos en mal estado de conservación, donde sólo fue posible apreciar que estaba uno de ellos flexionado y que ambos carecían de cráneo.
Una vasija (encontrada totalmente fragmentada) fue su ofrenda; pertenece al Grupo Calajenak (rojo) quizá con decoración negativa, se fecha el entierro en base a ella y a los tiestos relacionados a dicho estrato para tiempos Najter del Preclásico Tardío.
El tercer y último estrato lo comprende una capa de tierra café claro rojiza (laterítica), la cual comprende de 1.22 a 2.30 m de profundidad. En ella la presencia de tiestos es menor y se fechan para el Complejo Najter. La presencia de cuencos con filete aplicado le sugiere un momento temprano en Najter, quizá antes del 300 AC. Este estrato descansa sobre una capa arenosa propia de la playa, similar a la encontrada en el fondo de la Operación 1.
OPERACIÓN 17
Esta operación fue la mayor de todas, comprende las suboperaciones 17-A a 17-J, son los pozos de sondeo y registro de arquitectura en el área ceremonial del sitio, el que se ubica en el lado norte de una colina natural de poco más de 60 m de altura.
Se apreciaron cuatro terrazas principales en la colina, las cuales fueron niveladas y presentan entre cada una de ellas muros de piedra cortada a manera de muros de retención en la pendiente de la colina, la cual fue modificada por los constructores de Miramar.
En la Terraza 1 se localiza una cancha de Juego de Pelota abierto de 16 m de largo y una cancha de 8 m de ancho de talud a talud (incluyendo las banquetas), su alto es de 2.60 m (Figura 2).
Frente a ella, en el lado norte, se encuentra una pequeña plataforma de dos cuerpos, que alcanzó una longitud de 22 m y altura de 1.20 m.
Se realizaron cuatro unidades de excavación en esta terraza, consistiendo éstas en un pozo en la parte alta de la plataforma baja, uno en el centro de la cancha de pelota, otro en la parte trasera de uno de los edificios que componen el Juego de Pelota, el cual se relaciona con el talud que asciende a la Terraza 2 y otro pozo en la pequeña terraza que modifica el terreno en el lado sur de la cancha.
También se hicieron registros y limpieza del exterior de rasgos constructivos en el frente de la plataforma baja y de la Estructura Este del Juego de Pelota (Figura 3).
Figura 2 Planta del Juego de Pelota de Miramar
Figura 3 Perfil del Juego de Pelota de Miramar
La orientación de la cancha del Juego de Pelota es noroeste-sureste con una desviación 310°; su orientación parece obedecer a la configuración del terreno. Presenta banquetas inclinadas y taludes bien dispuestos, donde destaca la presencia de piedra cortada amarrada en una matriz de barro.
Las estructuras fueron construidas con un relleno de piedras y barro, lo que fue confirmado al limpiar excavación ilícita abierta en la cima y centro de uno de los edificios, apreciándose a la vez la ausencia de subestructuras en su interior.
Las dos filas de piedras de la banqueta muestran bloques de hasta más de 0.50 m de largo por 0.30 m de ancho, los bloques del talud bien cortados, de forma cuadrada y rectangular, son de 0.30 m por lado y de 9.30 x 0.20 m respectivamente.
Las estructuras se relacionan a un piso de piedrín y barro de 0.10 m de grosor, el cual estaba bastante destruido en su superficie. No fue posible localizar marcadores ni escultura asociada; sin embargo, bajo el piso y el inicio de la banqueta en la Estructura Este se localizó en el eje central una ofrenda consistente de cinco o seis vasijas colocadas una dentro de otra y cubiertas por una última.
A la fecha es el primer Juego de Pelota reportado e investigado en el área del lago de Izabal, lo que dificulta realizar comparaciones con otros de lugares aledaños.
No se descubrieron escalinatas; se presume que estaban a los lados de las estructuras, en donde no se excavó ni se removió piedras del derrumbe de la estructura. La única estructura que se le relaciona es una plataforma al norte, la cual presentó una banqueta de piedras bien cortadas compuestas en dos filas, similares a las de las banquetas de las estructuras del Juego de Pelota.
En base a la cerámica de la ofrenda, se fecha el Juego de Pelota para el final del Complejo Najter durante el Preclásico Tardío terminal. Material Clásico Tardío del Complejo Manatí se encontró en baja cantidad en la superficie, lo cual sugiere que el Juego de Pelota debió funcionar también para dicho momento. Casos similares han sido reportados en el área Maya, tal el caso de Cerros y Colha en Belice y Ceibal en la zona del río Pasión, por citar algunos ejemplos.
Importante es mencionar que terrenos para el juego de pelota para dicha temporalidad son reportados en Belice y Honduras (Scarborough 1991), evidenciando con ello que Miramar tuvo una integración cultural con el sur de Belice y Petén (Velásquez 1992a) y al oeste con sitios como Copan desde tiempos Preclásicos.
En la Terraza 3 se localiza el grupo principal, el cual comprende tres estructuras largas de piedra cortada y que, con el talud que relaciona las Terrazas 3 y 4, conforman una plaza cerrada.
Destaca la presencia de una estructura baja de forma circular ligeramente desviada del centro de la plaza y la que, en unión a escalinatas ubicadas sobre el talud antes mencionado, sugieren por lo menos dos estadios constructivos en el grupo.
Los sondeos realizados en este grupo se refieren a un sondeo junto al muro exterior de la estructura circular, un pozo entre dos estructuras largas en el lado noroeste del grupo y rasgos constructivos de las escalinatas adosadas al talud sur.
Sin embargo, es oportuno mencionar que los muros verticales de los taludes y sus cornisas presentan similitud con arquitectura del valle del Motagua en sitios como Playitas, donde este rasgo constructivo se fecha Clásico Tardío.
Una vasija fragmentada localizada junto al muro de la estructura circular es similar la cerámica del Grupo Pozo (Hermes, comunicación personal, 1993), un grupo propio del Postclásico en el Petén Central, la cual posibilita el que modificaciones en las escalinatas, la colocación de la estructura circular y una estela lisa en el centro de la plaza sean evidencias de una población Postclásica en el grupo principal del sitio.
De las cuatro escalinatas identificadas, la principal y de ubicación central asciende a la Terraza 4 adosándose a una pequeña plataforma quizá de forma circular. De esta Terraza 4 se asciende levemente hacia un pequeño basamento que sostiene un montículo cónico truncado de tierra y que alcanza una altura de poco más de 3 m; este montículo es la edificación de mayor altura en el sitio y desde él se aprecia claramente el río Dulce en su desembocadura al mar Caribe y la bahía de Amatique.
En la Terraza 4 se efectuaron dos pozos de prueba para conocer la técnica constructiva de las terrazas y poderlas fechar, también uno en la cima del montículo de tierra y otro en su parte baja trasera.
Las unidades de excavación en la Terraza 4 mostraron un relleno de piedras burdas en una matriz de barro, esto muestra una nivelación y acomodamiento al terreno natural para la construcción de terrazas, plazas y edificios. El material cerámico fue escaso y el recuperado se ha considerado perteneciente al Clásico Tardío.
El montículo de tierra sólo fue excavado de manera superficial, no pudiendo encontrar a más de 1 m evidencia de construcción de piedra; la cerámica que se obtuvo se fechó para el Clásico Tardío.
CERÁMICA
El material prehispánico del Preclásico Tardío durante el Complejo Najter (100 AC – 300 DC) del Lago de Izabal (Hermes 1981), tiene relaciones con las esferas cerámicas Chicanel (Willey, Culbert y Adams 1967) y Miraflores (Demarest 1986) de las Tierras Bajas Mayas y el Altiplano Central de Guatemala respectivamente.
COMPLEJO NAJTER
El material no engobado que se considera de producción local y función utilitaria está presente en el Grupo Jucub de la Clase Silíceo Sin Engobe I, con sus Tipos Jucub Sin Engobe, Ajcuc Inciso y Chocooj Sin Engobe, donde se notaron cántaros de cuello corto curvo divergente sin engobe y con baño.
Cerámica de pasta silícea pero con engobe está representada en los Grupos Trup (rojo) en cántaros y ollas de cuello corto curvo divergente y Rax (café), presentando vasijas cálceoformes con filetes aplicados dentados.
La cerámica de pasta silícea se considera de producción local y en su mayoría de función para almacenar o contener granos y líquidos; se caracterizan por presentar formas de ollas y cántaros globulares de cuello corto curvo divergente, con engobe rojo en el interior de los cuellos, así como decoración exterior incisa, estriada y de filetes aplicados.
La cerámica fina de producción local pertenece a la Clase Arenoso Con Engobe I, en el Grupo Ixtamuy (rojo), mediante cántaros y ollas de cuello corto curvo divergente y cuerpo globular, cuencos hemisféricos de borde directo y la presencia de vertederas. También el Grupo Pacay (negro) mostró ollas de cuello corto curvo divergente y se piensa que puede ser propio de la transición al Clásico Temprano.
La Clase Arenosa Con Engobe, propia de cuencos para servir alimentos, presenta engobe de color rojo, café y crema en cuencos de silueta simple, de paredes recto y curvo divergente y base plana o convexa.
Una clase distintiva la representa el Homogéneo Con Engobe, la cual parece tener relaciones a nivel modal con el Altiplano Central de Guatemala y con el Sureste del área Maya, mediante cuencos con soportes trípodes y tetrápodes mamiformes y globulares, de silueta compuesta y con pestaña labial, con decoración negativa y pestañas modeladas con líneas incisas, todo lo cual sugiere una función elitista asociada a ofrendas y a servir alimentos.
Una clase distintiva y de especial significado la constituyó la Clase Homogéneo Con Engobe, propios del Protoclásico, como son los soportes mamiformes, pestañas labiales modeladas, bordes ganchudos y decoración negativa. La muestra de dicha clase se identificó con los Grupos Calajenak y Saquipec.
De especial significado es la cerámica del Grupo Sierra (rojo) del Ware Paso Caballo Jabonoso, propio de las Tierras Bajas Mayas (Smith y Gifford 1966), presente en Miramar como cuencos con pestaña sublabial, de paredes curvo divergentes y base plana. Esta cerámica se convierte en bien de intercambio y de carácter elitista.
El material del complejo Najter se caracteriza por mostrar modos propios del Protoclásico, lo cual evidencia contactos entre las Tierras Altas y Tierras Bajas Mayas en el momento crucial del surgimiento del periodo Clásico en Petén central, mostrándose Izabal como un área de paso y de intercambio de bienes en la evolución de la cultura Maya.
El Complejo Najter ha sido fechado entre 100 AC y 250 DC, lo cual corresponde al Preclásico Terminal y Protoclásico, sin embargo, la posibilidad de material anterior por lo menos fechado al 300 AC representado por cerámica de engobe café en vasijas fitomorfas, vertederas y en la ausencia de soportes mamiformes y bordes ganchudos, sugieren una fecha anterior durante el Preclásico Tardío (Figura 4).
COMPLEJO PARAÍSO
Este complejo ha sido recientemente identificado en Izabal en nuestras investigaciones y corresponde al Clásico Temprano (250-650 DC), entre los complejos Najter y Manatí; muestra la continuidad de las cerámicas silíceas y arenosas propias del Complejo Najter, pero incluye nuevas formas y rasgos modales propios del Clásico Temprano, hay presencia de pasta arenosa de color naranja en cuencos de pared curvo divergente con pestaña basal y base anular, similares a formas propias de las Tierras Bajas Mayas y a vasijas de KaminalJuyu; hay decoración en bandas y líneas rojo y negro, en cuencos con base anular y pestaña basal, así como picheles trípodes. Existe la Clase Orgánica con su pasta característica tanto con engobe como sin engobe; se aprecia el inicio de las pastas finas.
Este complejo permite apreciar una secuencia ininterrumpida en el lago de Izabal mostrando un papel importante como zona de paso e intercambio en el desarrollo y evolución de la civilización Maya; se aprecia el surgimiento y desarrollo de la policromía cerámica en contextos mortuorios tal el caso de los Grupos «Dos Arroyos y Ahchab», su fecha estimada es entre los años 300 y el 600 DC.
Figura 4 Perfiles de distintas formas cerámicas procedentes de exploraciones en Miramar
COMPLEJO MANATÍ
En Miramar la muestra de este complejo es difícil de identificar debido a su proximidad a la superficie actual y a lo erosionado de su material debido al uso agrícola, alteración del terreno y acidez del suelo; sin embargo, se nota la presencia de las siguientes Clases Cerámicas:
1. Silíceo Sin Engobe, mediante cántaros globulares de cuello alto curvo divergente y decoración compuesta incisa y aplicada.
2. Arenoso Con Engobe, principalmente de color rojo y en otros casos crema, que sugiere una base de cerámica policroma actualmente erosionada, cerámica de pasta fina en cuencos y vasos; también hay de color naranja, distintiva y propia de este momento.
3. Orgánica, que muestra engobe rojo, destaca en los engobes hematita especular.
El Clásico Tardío presenta cuencos de paredes recto divergentes de silueta simple y pestaña medial, utilización de policromía y la presencia de pintura rojo iridiscente en vasos y cuencos del Grupo Jotovic, cántaros de cuello curvo divergente altos que presentan estrías en la Clase Arenoso Sin Engobe II, en sus Grupos Lubjenak (de bajo pulido), Sakrek (con baño-engobe) y Atsamil con estriados en el cuerpo de los cántaros; material burdo y utilitario de pasta local silícea de los Grupos Juc, Turux y Quixan con estriaciones en el cuerpo de cántaros globulares.
De especial significado fueron cántaros del Grupo Tebalan con engobe rojo y de la Clase Orgánica en cántaros de cuello alto curvo divergentes y de los Wares Naranja Fino y Petén Lustroso. Se distinguen cuencos de pestaña medial cuencos de soportes globulares huecos y material de las Tierras Bajas del Grupo Tinaja, en sus Tipos Pantano Impreso y Chaquiste Impreso, así como policromos de los Grupos Saxche y Palmar; su fecha estimada es entre 600 y 1,000 DC.
POSTCLÁSICO
Para este importante momento ha sido difícil definir y establecer un complejo cerámico. Es posible que las ideas y materiales del Clásico Terminal al final del Complejo Manatí continuasen quizá hasta el tiempo de contacto, evidenciando con ello una población local que continuara más allá del fin del Clásico de las Tierras Bajas Centrales, participando de un comercio en la costa del Caribe, desde Yucatán hasta Guatemala y Honduras, donde nuestras limitadas excavaciones sólo nos han permitido conocer algunas unidades cerámicas propias del Horizonte Postclásico tales como son los Tipos Pozo Sin Engobe, Topoxte Rojo y Tulum Rojo.
La baja evidencia de dicho componente puede deberse a nuestro desconocimiento de dichos componentes, así como lo alterado de la superficie del terreno bajo estudio y a lo limitado de las excavaciones.
El material Postclásico aunque es escaso es claro, con presencia de los Grupos Paxcaman (rojo), Pozo y Sakrek (sin engobe) identificados en Petén central (Chase 1984), así como pastas con desgrasante de concha, engobes rojo-púrpura, incensarios y modos de soportes y bordes propios de dicho horizonte.
COMENTARIOS SOBRE RELACIONES INTRA-ÁREA E INTER-ÁREA
El proyecto P.A.I. ha realizado durante los últimos tres años un extenso reconocimiento en las cuencas del lago de Izabal, recolectando cerámica de superficie y realizando pequeñas excavaciones en sitios como La Colonia, Amatillo y Creek Colorado. En base a ello y a las excavaciones de los proyectos conducidos por Voorhies y Laporte, las excavaciones realizadas en Miramar permiten ampliar la visión de la secuencia de ocupación del lago de Izabal, su interrelación y papel en el proceso evolutivo de la civilización Maya.
En base a la excavación y análisis de los materiales recuperados por el P.A.I. en el sitio Miramar, así como a la consulta bibliográfica sobre sitios cercanos, se ha logrado tener una mejor visión del sitio y de su papel en el proceso socio-cultural del asentamiento del lago de Izabal.
La cronología del sitio ha sido refinada y enriquecida con la presencia de material del Complejo Paraíso (Clásico Temprano), así como de importantes componentes del Complejo Manatí (Clásico Tardío) y del Postclásico.
Ello permite apreciar a Miramar participando de contactos e intercambios con las Tierras Altas y Bajas desde el Preclásico Tardío Terminal en tiempos Najter, hasta el Postclásico, el cual aunque en baja cuantía hace suponer que su ocupación y posición estratégica en la desembocadura del río Dulce le otorga un papel importante en las rutas de intercambio durante la época prehispánica.
El asentamiento en la orilla e inmediaciones del lago Izabal surge durante el Preclásico Tardío entre el año 500 y 300 AC, caracterizado por pequeñas villas que producen cerámica localmente de las Clases Arenoso y Silíceo, mostrando fuertes relaciones con el Altiplano Central guatemalteco en cerámica de engobe de color café, vasijas cálceoformes, filetes aplicados dentados, figurillas sólidas antropomorfas, sellos planos y recibiendo bienes tales como obsidiana y jade del valle del Motagua. Se muestran como una población que comparte rasgos propios de una cultura pan-mesoamericana.
En base a nuestras excavaciones podemos afirmar que el inicio del asentamiento en Miramar transcurre durante el Preclásico Tardío hacia el año 300 AC, en el momento temprano del Complejo Najter, correspondiente a la faceta temprana del Complejo San Felipe (Voorhies 1969), ambos del lago de Izabal.
Dicho asentamiento se aprecia en rellenos y nivelaciones a inmediaciones de la ribera del lago, conformando plataformas de nivelación y carácter doméstico, donde se efectuaron enterramientos de miembros de su sociedad como los apreciados en las operaciones 3 y 11.
La cerámica recuperada presenta características locales con relaciones a nivel modal de una cultura Preclásica pan-mesoamericana, compartiendo el intercambio de obsidiana y jade, el empleo de figurillas zoomorfas con el Altiplano guatemalteco y mostrando la institucionalización del Juego de Pelota desde dicho momento.
La presencia de una cancha de Juego de Pelota, de plataformas de ocupación doméstica para la élite y de terrazas de uso agrícola, así como de quizá otras estructuras relacionadas (aún no mapeadas pero observadas), permiten considerar a Miramar como un sitio rector o relevante dentro del área del lago de Izabal durante el Preclásico Tardío y Clásico Temprano.
Al final del Complejo Najter la Clase Cerámica Homogénea permite reconsiderar el aspecto Protoclásico del lago de Izabal y su relación con Kaminaljuyu y el oeste de El Salvador, apreciando una zona de paso en el intercambio de ideas y bienes entre las Tierras Altas y Bajas en el surgimiento del Clásico de Petén.
La cerámica del Grupo Sierra (rojo) propio de la Esfera Chicanel de las Tierras Bajas, permite apreciar relaciones con dicha región desde tales momentos confirmando una integración cultural en los orígenes de la civilización Maya de las Tierras Bajas.
Durante el complejo Najter la población aumenta y sus intercambios y relaciones son obvios con el Altiplano Central guatemalteco y las Tierras Bajas Mayas a través del Grupo Sierra.
El Clásico Temprano, en el denominado Complejo Paraíso, evidencia un rompimiento con las Tierras Altas y mayor relación hacia el oeste con las Verapaces y Petén durante la Esfera Tzakol; la continuidad de cerámica local silícea y arenosa, así como el inicio de las Clases Pasta Fina y Orgánica.
El Clásico Temprano ha sido vagamente identificado en la zona del lago de Izabal (Valdés 1979; Castillo 1991; Velásquez 1992a), sin embargo la buena muestra recuperada por el P.A.I. en la Cueva de San Antonio, la revisión de los antecedentes reportados en el área y la muestra obtenida en excavación en Miramar confirman su existencia. Tanto la operación 3 como las 11 y 18, ubicadas en plataformas domésticas, confirman dicho momento.
Este complejo ha sido denominado Paraíso; la muestra de Miramar presenta cerámica de color negro similar al Grupo Balanza de las Tierras Bajas; una clase distintiva de cerámica de pasta fina naranja con diseños en negro y rojo, en cuencos con pestañas basales y bases anulares, picheles trípodes y la introducción de cerámica de la Clase Orgánica, así como la ocurrencia de una miniatura en forma de cántaro con aplicaciones similar a los localizados en Kaminaljuyu para los Complejos Aurora y Esperanza, sugieren dicha temporalidad. Lo anterior muestra a Miramar con una ocupación ininterrumpida desde el Preclásico Tardío al Clásico.
El material del Complejo Manatí es minoritario y representa sólo el 10% de la misma. El 5% lo representa la cerámica utilitaria de la Clase Silíceo Sin Engobe en los Grupos Chocooj y Juc.
La Clase Orgánica es el 4% y el resto es cerámica propia de las Tierras Bajas como son el Ware Naranja Fino y el Ware Petén Lustroso con el Grupo Tinaja en su Tipo Pantano Impreso.
El Complejo Manatí del Clásico Tardío y Terminal mantiene los mismos nexos del Complejo Paraíso, incrementándose relaciones con la zona del río Pasión y el sureste de Petén en momentos de mayor población de dichas áreas y durante el colapso de las Tierras Bajas Centrales.
APRECIACIONES GENERALES
La cerámica revisada en conjunto con las figurillas y artefactos, muestra abundantes rasgos Preclásico Tardío y Protoclásicos, representando el 90% de la muestra, con lo que a la fecha el mayor momento de ocupación del sitio Miramar sorprendentemente es para tiempos Najter.
La presencia de cerámica del Grupo Sierra, de la Clase Silíceo Sin Engobe y las figurillas sólidas, así como un sello, sugieren una población local asentada durante el Formativo Tardío con relaciones con el Altiplano y las Tierras Bajas.
La existencia de figurillas sugiere una sociedad estratificada y con prácticas rituales que se relaciona más fuertemente con el Altiplano que con las Tierras Bajas, ya que en tiempos Chicanel del Preclásico Tardío, en las Tierras Bajas las figurillas son casi inexistentes, no así en sitios como Kaminaljuyu en las Tierras Altas donde durante la Esfera Miraflores son abundantes.
El componente Protoclásico, que se nota fuertemente en sitios del lago como Pataxte, La Gloria y Murciélago sugiere la presencia de población foránea propia del Altiplano de Guatemala, en un momento de marcado crecimiento en el área Maya. Miramar pudo ser parte importante en el intercambio de ideas y bienes que se sucedieron en dicho momento entre las Tierras Altas y el sureste de las Tierras Bajas.
La gran expansión de población alcanzada en las orillas y alrededores del lago al final del Complejo Najter, debió mediante contactos a inicios del Clásico (Complejo Paraíso), recibir estímulos de las Tierras Bajas y el norte de las Tierras Altas, con lo que se alcanzó el crecimiento de población y el surgimiento de nuevos asentamientos en tiempos Manatí.
La ocurrencia de modos como pestañas basales, bases anulares, cuencos naranjas bicromos y cuencos tetrápodes mamiformes sugieren fuerte intercambio de ideas en dicho momento.
El Complejo Manatí representado por los Grupos utilitarios Tebalan, Sakrek y Juc muestra la uniformidad cultural del lago de Izabal para el Clásico Tardío, relacionado principalmente con la Verapaz mediante el Grupo Tebalan y las pastas Finas.
La cerámica del Ware Naranja Fino y del Grupo Tinaja permiten relacionar a la población local con los complejos Clásicos Terminal del sur de las Tierras Bajas, en sitios como Altar de Sacrificios, Ceibal, Ixtonton y Barton Ramie, abarcando desde el río Usumacinta hasta Belice, para comprender el norte de las Tierras Altas en Quiché y Alta Verapaz en sitios como Chama, Sulin, Chipoc, Cotzal, Nebaj y otros.
Los rasgos constructivos y arquitectónicos, como la utilización y modificación a la colina para el centro ceremonial, así como la arquitectura en muros verticales con cornisa, relaciona a Miramar con sitios del Clásico Tardío y Terminal en el sureste de Petén como Ixtonton y Playitas en el río Motagua.
Ello permite considerar que la población del lago para esos tiempos estaba incorporada al área Maya sur de las Tierras Bajas en tiempos que Petén central colapsaba, aunque es importante recalcar que la frecuencia de material para dicho momento es más baja que durante el Preclásico.
La posibilidad de que Miramar continuase ocupado hasta tiempos del contacto es probable dada su ubicación estratégica para intercambio, así como su buen suelo agrícola (Bronson, comunicación personal, 1992) y a la presencia de tiestos Postclásicos, sin embargo nuestra muestra de tal horizonte es escasa o no ha sido bien entendida. La identificación de cerámica Postclásica ha sido ya difícil en anteriores trabajos en Belice y Petén, dado su desconocimiento y el vago contexto estratigráfico que presenta.
El intercambio de bienes originado desde el Preclásico tomó un mayor auge al final del Clásico y durante el Postclásico en Yucatán y Belice, donde Miramar no ha de haber estado aislado y aunque su evidencia es escasa para tiempos Postclásicos, creemos que Miramar formó parte de una red de intercambio para esos tiempos hasta la llegada de los españoles.
Vemos de tal manera a Miramar como un sitio de paso e intercambio desde tiempos Preclásicos hasta de contacto en un rango de 2,000 años, con población continua que permite aportar información de considerar en el estudio del proceso socio-político y de evolución de la cultura Maya, relacionando a sitios tan distantes e importantes como Cerros en Belice, Chichen Itza y Tulum en Yucatán, Tikal, Altar de Sacrificios e Ixtonton en Petén, Chama en Verapaz, Kaminaljuyu en el Altiplano guatemalteco, Quirigua y Guaytán en el valle del río Motagua, Copan en el oeste de Honduras y Chalchuapa en el oeste de El Salvador.
REFERENCIAS
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