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30 El Protoclásico en las Tierras Bajas Mayas: Algunos apuntes sobre los resultados del taller de cerámica – James E. Brady, T. Patrick Culbert, Héctor L. Escobedo, Donald Forsyth, Richard D. Hansen y Prudence M. Rice – Simposio 8, Año 1994

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Brady, James E., T. Patrick Culbert, Héctor Escobedo, Donald Forsyth, Richard D. Hansen y Prudence M. Rice

1995        El Protoclásico en las Tierras Bajas Mayas: Algunos apuntes sobre los resultados del taller de cerámica. En VIII Simposio de Investigaciones Arqueológicas en Guatemala, 1994 (editado por J.P. Laporte y H. Escobedo), pp.392-396. Museo Nacional de Arqueología y Etnología, Guatemala (versión digital).

30

EL PROTOCLÁSICO EN LAS TIERRAS BAJAS MAYAS:

ALGUNOS APUNTES SOBRE LOS RESULTADOS DEL TALLER DE CERÁMICA

James E. Brady

T. Patrick Culbert

Héctor Escobedo

Donald Forsyth

Richard D. Hansen

Prudence M. Rice

Desde su descubrimiento en Holmul (Merwin y Vaillant 1932), la cerámica del Protoclásico ha sido foco de controversia. Debido a que esta cerámica sólo se ha encontrado en pequeñas cantidades en un puñado de sitios, se ha considerado que muchos de los problemas pueden ser el resultado del limitado contacto entre ceramistas que tienen material comparativo. En consecuencia, en julio de 1994 se realizó un taller cerámico, como parte de las actividades del VIII Simposio de Arqueología Guatemalteca, para ofrecer a los participantes la oportunidad de examinar y discutir muestras cerámicas de las colecciones de Uaxactun, Altar de Sacrificios, Poptun, Naj Tunich, la región Petexbatun y el Lago Petén Itza.

La discusión inicialmente identificó algunos problemas relacionados con el mismo término Protoclásico, que puede hacer referencia de manera indistinta a un periodo, una etapa de desarrollo entre el Preclásico y el Clásico o a una manifestación cerámica en particular. Siguiendo una sugerencia de Rice, la discusión se concentró en los tipos cerámicos y sus atributos, fue secundaria la consideración de la cronología. Por consiguiente, fueron excluidas las implicaciones culturales; así, el taller se enfocó en la alfarería como fue originalmente definida por Gifford (1965, 1976) como parte de la esfera cerámica Floral Park. En general, los participantes estuvieron de acuerdo con que el Protoclásico no consiste de numerosos rasgos cerámicos novedosos que ingresaron a las Tierras Bajas como una unidad definible. Así, aunque algunos modos tales como los bordes en gancho aparecen en algunas colecciones, el rasgo más diagnóstico del Protoclásico es la presencia de cerámica con engobe naranja y soportes mamiformes. En consecuencia, esta discusión se enfocará en tales características.

Debido a que el propósito del taller fue la comparación de tipos y atributos cerámicos, la utilización del sistema tipo-variedad como marco de referencia general facilitó la discusión. Aunque algunos investigadores han recomendado el abandono de este sistema clasificatorio, a nuestro criterio, el tipo-variedad sigue siendo extremadamente útil como herramienta para la organización sistemática de las descripciones cerámicas y para denominar a las unidades cerámicas en base a sus relaciones jerárquicas.

Uno de los problemas con la aplicación del tipo-variedad a la cerámica Maya no es inherente al sistema mismo, sino más bien a las preguntas que los arqueólogos quieren que éste responda. El tipo-variedad no es un método de análisis procesual (o postprocesual) que pueda por sí mismo revelar patrones de intercambio, organización económica, redes de aprendizaje o discursos geopolíticos. Por consiguiente, se trata sólo de un sistema taxonómico. En otras ciencias, los investigadores han respondido a las dificultades de los sistemas taxonómicos por medio de la revisión de sus métodos (e.g., para incorporar procedimientos técnicos) o por la re-clasificación del fenómeno en cuestión. Por ejemplo, los biólogos no esperan que el sistema de clasificación diseñado por Linneo responda por sí mismo a las interrogante sobre porqué los peces nadan o porqué evolucionaron los homínidos. De manera similar, el análisis cerámico tipo-variedad no dará respuesta a las interrogantes arqueológicas básicas debido a que nunca fue creado para ese propósito (cfr. Gifford 1960). Simplemente fue diseñado para organizar las descripciones de grandes cantidades de variabilidad dentro de un conjunto de datos. Si los tipos y las variedades no tienen significado, no es por culpa del sistema clasificatorio per se sino por nuestra aplicación e interpretación del mismo. La cerámica Protoclásica es un claro ejemplo de este problema. En forma empírica, hay poco consenso sobre qué es qué, mientras que una enorme carga interpretativa que ha sido agrupada en tipos, variedades y modos. El material Floral Park es un ejemplo clásico del problema ocasionado por una clasificación empujada por la interpretación más allá de sus límites.

La sugerencia inicial fue hecha por Brady, para quien la cerámica del Protoclásico exhibe varias innovaciones tecnológicas, tales como el uso de desgrasante de carbonato, pasta de color claro y la presencia de engobe crema o bajo engobe, abajo de un engobe superior naranja translúcido. Se propuso que el Protoclásico fuese definido en relación con dichas innovaciones tecnológicas en vez de hacerlo en términos del grado de lustrosidad o cerosidad de su engobe, lo cual puede ser bastante subjetivo y estar afectado por alteraciones post-depósito. Sin embargo, hubo varios problemas con esta formulación. Aunque entre el Preclásico y el Clásico, en algunas áreas del norte de Petén, ocurre un cambio de engobe con desgrasante de tiesto a desgrasante de carbonato, este último predomina durante el Preclásico en varias áreas. Así, el desgrasante no puede ser utilizado como un marcador de cambio consistente desde el Preclásico. Sin embargo, Hansen hace notar que recientes trabajos de activación de neutrones hechos por Ronald Bishop con muestras cerámicas de la región de Nakbe, han demostrado una diferencia substancial en la composición química de la pasta y/o desgrasante, lo cual indica un cambio cerámico básico entre el Preclásico y el Clásico. La cerámica Protoclásica, de manera consistente, corresponde a la composición de la pasta del material Clásico. Este cambio ha sido documentado de manera más extensiva en el área del norte de Petén en donde trabaja Hansen, pero Bishop considera que este cambio está distribuido con amplitud (comunicación personal a Brady 1994).

Rice hace notar que, en el caso de la cerámica Protoclásica, la tecnología del engobe es de interés debido a que el uso de un engobe basal de color crema (o claro) o bajo engobe es un rasgo tecnológico que sólo ocurre en las épocas Clásica y Postclásica. Por consiguiente, su presencia constituye un punto importante en la continuidad tecnológica entre la cerámica Protoclásica y la posterior del Clásico. Al mismo tiempo, representa un claro rompimiento tecnológico con las prácticas cerámicas del Preclásico, que carecen de bajo engobe. Además, el bajo engobe es importante porque ejemplifica un paso adicional en los procedimientos de manufactura. Se le puede concebir como parte del mismo contexto en que un pintor moderno recubre su lienzo con yeso, mientras que un escriba Maya recubría su códice con estuco: ambos casos representan la técnica principal para la reducción de la porosidad y la creación de una superficie limpia, suave y blanca que permita dar mayor claridad a los colores de los sobre engobes o la decoración pintada. La utilización de barros claros para la elaboración de la cerámica representa un proceso selectivo similar por medio del cual la manufactura de la cerámica se transforma en especializada. La mayor selectividad de las materias primas, sumada a nuevos pasos ulteriores en el proceso de producción, señala en conjunto cierto grado de reelaboración, refinamiento o sofisticación tecnológica.

Si la presencia de bajo engobe crema es empleada como fundamento para la identificación de la cerámica Protoclásica, Rice sugiere que será necesario investigar los métodos de producción del engobe o bajo engobe crema. Debe determinarse si éste representa la aplicación deliberada de un engobe creado en forma separada, una suspensión de barro en agua utilizada para recubrir una vasija cerámica. En contraste, esto representaría lo que se denomina como un autoengobe o superficie flotante, el cual se crea al alisar la superficie de la vasija tras frotarla con una mano mojada. Esta acción permite crear un fino recubrimiento total sobre la superficie, similar al engobe, al remover y suspender sobre el agua las partículas más finas del barro en bruto y redepositarlas en una capa fina a medida que el agua se evapore.

La diferencia entre los dos procedimientos debe ser detectable por medio de un microscopio binocular o, de preferencia, en una sección delgada. En dicha sección, debe distinguirse el engobe del cuerpo de la vasija como una capa de superficie que tiene diferente color, tamaño de las partículas, características de textura y quizá, a manera de límite entre las dos, representando la superficie compacta de la vasija si esta ha sido alisada, raspada o quemada antes de la aplicación del engobe. Por otro lado, un auto-engobe aparecería en una sección delgada mostrando una graduación relativamente continua de características tales como color y tamaño de las partículas desde el interior hasta la superficie. Un problema con este conjunto de expectativas técnicas aparece en donde fueron utilizados barros crema o de colores pálidos para manufacturar el cuerpo de la vasija, o donde el mismo barro fue usado tanto para elaborar el cuerpo como el engobe de la vasija.

La segunda propuesta es que la cerámica Protoclásica pertenece al ware Petén Lustroso y representa la primera aparición de la cerámica del periodo Clásico, debido a que las innovaciones tecnológicas mencionadas con anterioridad se comparten con los polícromos del Clásico y se diferencian de los wares cerosos del periodo Preclásico. Entre las muestras cerámicas presentes en el taller, se hizo referencia de manera específica a la fase Salinas de Altar, Matzanel de Uaxactun y las colecciones de Naj Tunich y Poptun, todas estas presentan engobes naranja brillante colocados sobre una capa inferior de color ante, pasta clara, abultados soportes mamiformes y, en el caso de Ixcanrio Naranja Polícromo, decoración polícroma. Esta conclusión fue aprobada de manera unánime tras muy poca discusión.

Esto condujo inmediatamente a un debate sobre una muestra de la colección del Lago Petén Itza, que tenía pasta clara y desgrasante de carbonato, pero carecía de bajo engobe blanco, razón por la cual el engobe era menos brillante. Este material también presentaba soportes mamiformes más pequeños, burdos y carentes de decoración polícroma, pero incluía decoración negra pseudoUsulután. Hansen y Forsyth incluyeron esta cerámica dentro del Protoclásico, pero la clasificaron como Iberia Naranja, un tipo Preclásico Tardío definido en Ceibal. Es interesante que, aunque Sabloff (1975:8890) no colocó a Iberia Naranja dentro del mismo grupo que Sacluc NegrosobreNaranja, sí se notó una clara relación entre el material del Lago Petén Itza con el tipo Sacluc NegrosobreNaranja de la colección cerámica de Altar de Sacrificios. Culbert mencionó que estos tipos están relacionados con aquellos que se inician durante la fase Cauac de Tikal, difiriendo de la cerámica inicial de la fase Cimi, generalmente considerada Protoclásica. Material análogo ha sido reportado en sitios a lo largo de las Tierras Bajas e, incluso en aquellos en donde se ha establecido una fase Protoclásica, estos tipos cerámicos han sido colocados dentro de la esfera Chicanel. Fue aprobado de manera general por los participantes, que el engobe naranja y la pasta clara representa un paso claro de separación de los wares Preclásicos rojos y de evolución hacia los wares naranjas del Clásico Temprano, por lo que fue necesaria la reorganización fundamental de este material.

Forsyth cree que algunos de los cambios tecnológicos mencionados con anterioridad no deben considerarse más que guías, debido a que tiende a existir gran variación en la cerámica. En Ceibal, el Iberia Naranja tiene un bajo engobe que muestra la misma pasta roja del Sierra Rojo. En Nakbe y El Mirador el cambio hacia la pasta de color claro es dramática en Iberia Naranja aunque sólo de manera ocasional éste tiene bajo engobe. Por lo tanto, estos cambios tecnológicos no son indicadores absolutos. Se considera que la variabilidad es indicativa de la naturaleza transicional de la cerámica.

Las observaciones hechas durante el taller no fueron tan fructíferas en torno a un problema básico del Protoclásico. Hubo poco debate sobre la naturaleza del engobe o la clasificación del material de Uaxactun, la fase Salinas de Altar, Naj Tunich y Poptun. Esta cerámica representa el estilo generalmente reconocido como Holmul I (Willey y Gifford 1961), que incluye a Ixcanrio Naranja Polícromo como el tipo que se distingue con mayor facilidad. El material del Lago Petén Itza, Mirador y Nakbe, ha sido clasificado como Protoclásico en base al engobe naranja y a los soportes tetrápodes, pero dichas colecciones cerámicas están claramente relacionadas con materiales asignados a fases Preclásicas de Altar de Sacrificios, Barton Ramie, Ceibal y Tikal. Así, el mayor desacuerdo sobre la naturaleza del engobe Protoclásico quizá se deriva del hecho que los ceramistas pueden hacer referencia a diferentes tipos de cerámica. Se debe sospechar que esta confusión está difundida en la literatura arqueológica. La aparente diversidad en las colecciones, hecha notar de manera correcta por Hammond (1984), es resultado de la agrupación de diferentes tipos que parecen corresponder a épocas diversas.

Aunque hubo un acuerdo general sobre las diferencias y similitudes observadas en la cerámica, menor entendimiento se alcanzó sobre cómo solucionar estos problemas dentro del sistema tipo-variedad. Brady y Culbert presentaron la propuesta inicial de eliminar el Protoclásico por completo, por medio de la agrupación de los tipos con engobe naranja de esa época como un grupo dentro del ware Petén Lustroso de la esfera Tzakol I. Sin embargo, esta propuesta fue planteada sólo en el caso en que se considerase como Protoclásica la cerámica estilo Holmul I.

La redefinición del Protoclásico como consistente de dos fases, generó más apoyo. La fase más temprana incluiría tipos tales como Sacluc NegrosobreNaranja en Altar, Savannah Bank Usulután en Barton Ramie e Iberia Naranja en Ceibal, tipos que han sido fechados tradicionalmente para el Preclásico Tardío terminal. Se les ha incluido dentro de Protoclásico debido a que se diferencian de manera clara del engobe ceroso del Preclásico, por lo cual se les puede considerar como tipos antecedentes de la cerámica estilo Holmul I. Se acordó que, asumiendo las curvas de frecuencia cerámica que tienen forma de naves de combate, la fase I del Protoclásico se traslaparía con los tipos del Preclásico Tardío que eran numéricamente dominantes durante esa época. La segunda fase del Protoclásico puede ser definida por la aparición de soportes mamiformes grandes y bulbosos, decoración polícroma y el surgimiento de un engobe brillante producido por medio de la aplicación de engobe naranja sobre bajo engobe blanco.

En la discusión sobre la frecuencia cerámica, surgió la duda de su función. El punto de vista tradicional, que la cerámica Holmul I representa un complejo cerámico definido de tipos tanto domésticos como funerarios (ceremoniales) (Willey y Gifford 1961:165), fue fundamentado en la muestra de Barton Ramie, pero todos aquellos que han examinado dicha colección tipológica (Rice, Forsyth y Brady) están de acuerdo en que hay tantos problemas con la misma que es necesario cuestionar las interpretaciones basadas en la clasificación de Barton Ramie. Rice, Forsyth y Brady acordaron que hubo diferencias substanciales entre la cerámica monocroma y la pintada y que sólo la última debe ser considerada Protoclásica. Esto reduce la cantidad de tiestos Protoclásicos de Barton Ramie a no más de 350. Escobedo hizo notar que la presencia de cerámica Protoclásica en el área de Dolores se restringe a contextos rituales, cuevas y ocasionalmente a entierros. Hubo consenso general en que la escasa frecuencia de la cerámica Protoclásica y los contextos especializados en que ocurre, eran más consistentes con una función especial dentro de la categoría de sub-complejo.

Esta redefinición del Protoclásico reflejaría una etapa de desarrollo cerámico entre los wares cerosos del Preclásico y los wares lustrosos del Clásico, pero los definiría en términos de una serie de cambios tecnológicos identificables. Dentro de este periodo, serán evidentes tanto los cambios tecnológicos y estilísticos que se han distinguido en varios sitios. La cronología tendría que revisarse debido a que las fechas actuales del 50 AC al 300 DC, se basan en la secuencia de Barton Ramie. El punto mejor fechado para la aparición de la cerámica de la fase I corresponde al inicio de la fase Cauac de Tikal cerca del 0 DC y la fase II pareciera terminar aproximadamente entre 350400 AD, en base a las fechas de radiocarbono de La Lagunita (Ichon y Arnauld 1985) y al contexto postCimi de la cerámica Protoclásico de Mundo Perdido, Tikal.

REFERENCIAS

Gifford, James C.

1960        The TypeVariety Method of Ceramic Classification as an Indicator of Cultural Phenomena. American Antiquity 25 (3):341347.

1965        Ceramics. En Prehistoric Maya Settlement Patterns in the Belize Valley (editado por G.R. Willey, W.R. Bullard, Jr., J.B. Glass y J.C. Gifford). Papers of the Peabody Museum of Archaeology and Ethnology Harvard University, Vol.54. Harvard University, Cambridge.

Hammond, Norman

1984        Holmul and Nohmul: A Comparison and Assessment of Two Maya Lowland Protoclassic Sites. Cerámica de Cultura Maya 13:117.

Ichon, Alain y Marie Charlotte Arnauld

1985        Le Protoclassique á La Lagunita, El Quiché, Guatemala. Centre National de la Recherche Scientifique, Institut D’Ethnologie, Paris/Editorial Piedra Santa, Guatemala.

Merwin, Raymond E. y George C. Vaillant

1932        The Ruins of Holmul, Guatemala. Memoirs of the Peabody Museum of Archaeology and Ethnology, Vol.3, No.2. Harvard University, Cambridge.

Sabloff, Jeremy A.

1975        Excavations at Seibal, Departament of Peten, Guatemala: Ceramics. Memoirs of the Peabody Museum of Archaeology and Ethnology, Vol.13, No.2. Harvard University, Cambridge.

Willey, Gordon R. y James C. Gifford

1961        Pottery of the Holmul I Style from Barton Ramie, British Honduras. En Essays in PreColumbian Art and Archaeology (editado por S.K. Lothrop et al):152170. Harvard University Press, Cambridge.

 

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