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Velásquez, Juan Luis y Bernard Hermes
1997 Evidencias del Postclásico Temprano en el centro de El Salvador. En X Simposio de Investigaciones Arqueológicas en Guatemala, 1996 (editado por J.P. Laporte y H. Escobedo), pp.256-265. Museo Nacional de Arqueología y Etnología, Guatemala (versión digital).
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EVIDENCIAS DEL POSTCLÁSICO TEMPRANO EN EL CENTRO DE EL SALVADOR
Juan Luis Velásquez
Bernard Hermes
Entre los meses de abril de 1993 y mayo de 1994, el Proyecto Arqueológico Cumbres de Cuscatlán realizó trabajos de rescate al sur de Antiguo Cuscatlán en el centro de la república de El Salvador, a inmediaciones de la actual ciudad de San Salvador (Figura 1). El área investigada (8.5 km²) es una planicie ligeramente inclinada situada al pie de una montaña. En ella se localizaron vestigios de un asentamiento prehispánico parte del sitio Postclásico Cuscatlán mencionado por el conquistador Pedro de Alvarado.
La información recuperada comprendió evidencia de modificaciones al terreno natural, plataformas domésticas, terrazas de cultivo, áreas de actividad, edificaciones hechas con piedra y tierra, así como material arqueológico de las industrias cerámica y lítica.
El análisis de la información recuperada muestra ocupación prehispánica del lugar durante el Preclásico Tardío (300 AC – 300 DC) y del Clásico Tardío al Postclásico Tardío (700-1524 DC), la cual ha sido anteriormente publicada (Velásquez y Hermes 1996).
Este trabajo se basa principalmente en las excavaciones y hallazgos del grupo arquitectónico II, en el que se recuperó la mejor evidencia controlada fechada para el Postclásico Temprano (1000-1250 DC). Es importante destacar que la evidencia material recuperada proviene de un contexto cerrado con estratigrafía definida, lo cual es sumamente difícil de obtener en excavaciones relacionadas a yacimientos fechados para este momento, debido a que generalmente se encuentran a nivel superficial donde el suelo casi siempre ha sido alterado.
Respecto al grupo arquitectónico II, consideramos oportuno mencionar que los edificios que lo conformaron fueron destruidos debido a actividades urbanísticas posteriores a la investigación.
Pruebas de la ocupación Postclásico Temprano en El Salvador han sido documentadas en el área de Chalchuapa y los sitios Cihuatán, Loma China y Santa María (Sharer 1978). Estas se basan principalmente en el material cerámico de las clases Plomiza y Nicoya cuya posible procedencia es el Altiplano guatemalteco y el oeste de Nicaragua respectivamente. Consideramos importante este momento ya que su conocimiento permite determinar si existe continuidad de población del Clásico Tardío al Postclásico o hay intrusión de nuevos pobladores a la zona y su relación con el surgimiento de un nuevo orden social.
En El Salvador las manifestaciones mencionadas han sido estudiadas de manera aislada y muchos casos sin profundizar demasiado. De esto ha surgido la idea de proponer como probable procedencia la Costa Sur de Guatemala, postulado al que nosotros consideramos deben agregarse relaciones con las Tierras Altas del Norte de Guatemala.
Sin pretender dar solución a la compleja problemática del periodo, creemos que es importante aportar datos que permitan ahondar en los orígenes y procedencia de las manifestaciones consideradas propias de este momento.
EL GRUPO II
Fue construido sobre una pequeña colina de 5 m de altura que fue nivelada y modificada parcialmente mediante muros de recubrimiento y contención hechos con piedra toba cortada de forma simétrica (Figura 2). La parte superior de la colina tuvo forma oval en eje E-O, teniendo como dimensiones máximas 80 x 40 m abarcando un área de 3,200 m², sobre la cual se edificaron dos construcciones hechas con piedra tallada denominadas Edificios II-1 y II-2 (Figura 2).
EDIFICIO II-1
El Edificio II-1 tuvo planta rectangular, midiendo 17 x 14 x 0.80 m. Presentó dos recintos definidos por muros de piedra bien cortada en forma rectangular amarrada con mortero de lodo. La inclinación del terreno se corrigió dándole mayor altura al muro norte. La evidencia de muro en el lado sur se reduce a una o dos hileras de piedra trabajadas con menor cuidado que las del muro norte.
En el interior del recinto norte fueron localizados dos altares circulares de aproximadamente 2 m de diámetro y 0.60 m de altura, hechos con piedra cortada de manera irregular situados en lados opuestos en el extremo norte del recinto. Sobre el altar este se encontraron dos lajas colocadas de canto formando un ángulo agudo hacia el norte.
En el recinto sur se localizó un drenaje cerrado con sección cuadrangular hecho con lajas, esto permite suponer la existencia de un temascal. Fueron detectados dos estadios constructivos a los que se ha denominado Edificios II-1-1 y II-1-2.
EDIFICIO II-1-1
El primer estadio presenta en el interior un piso de barro quemado, paredes fueron de bajareque cubiertas con estuco pintado de rojo, el techo debió ser hecho con material perecedero. En el recinto norte se recuperó debajo del piso de barro quemado una ofrenda cuyo único componente es un vaso piriforme con soporte pedestal del Grupo Cerámico Nicoya.
EDIFICIO II-1-2
Este estadio es básicamente una remodelación menor al edificio en el lado norte, la que es evidente por la construcción de un muro que corre paralelo al muro del Edificio II-1-1 con una separación de 0.50 m y un acceso de 1 m de ancho al que se accede por medio de dos escalones con 0.20 m de contrahuella que se relacionan a un piso de tierra blanca que cubre toda la parte superior de la colina.
EDIFICIO II-2
Ubicado 30 m al oeste del Edificio II-1, tuvo planta cuadrangular con una desviación de 10° y basamento ataludado de 0.30 m de alto y 5 m por lado, con muros de piedra amarrada con mortero de lodo. El basamento sostuvo una pequeña plataforma de 3.50 x 2 x 0.80 m de altura hecha con piedra cortada a la que se asciende desde el sur a través de dos escalones hechos igualmente con piedra cortada. Se considera que funcionó como altar o adoratorio y la posibilidad de una función ritual se ve reforzada por la existencia en su interior de cuatro ofrendas (Nos. 5, 6, 7 y 9), que posiblemente hayan estado originalmente asociadas a un entierro.
OFRENDAS 5 Y 6
Ambas fueron recuperados a 1.90 m de profundidad dentro de una matriz de tierra blanca preparada como relleno constructivo del edificio. La Ofrenda 5 tuvo como componente un cuenco y una fuente trípode con soportes zoomorfos huecos con la representación de la cabeza de un pato, ambas piezas son del tipo Papagayo Policromo (Grupo Nicoya).
La Ofrenda 6 tuvo como componente dos cántaros fitomorfos, uno de ellos con decoración gubiado-incisa en el cuello. Tipológicamente ambas piezas son parte del Grupo Cerámico Tohil (Tipos Porvenir Media Caña y Tumbador Inciso).
OFRENDA 7
Fue localizada a una profundidad de 1.90 m. Está compuesta por 21 vasijas cerámicas y 15 navajas de obsidiana sin huellas de uso depositadas sobre la capa de tefra Ilopango, aproximadamente en el eje central del edificio. Once vasijas alineadas N-S desplazadas ligeramente el este (10°) y frente a ellas en un área de aproximadamente 0.50 m de diámetro están las diez piezas restantes colocadas en algunos casos una sobre otra, esto sugiere que pudieron estar dentro de un contenedor de material perecedero (red, tela, etc) del que no existe ninguna evidencia (Figura 3).
Pocos centímetros al oeste de las tres piezas colocadas en el extremo sur del alineamiento, había 15 navajas prismáticas de obsidiana (13 de color verde, una de color gris y una de color café).
Al lado este de la ofrenda existió una acumulación de piedras de 2 m de largo, 1.40 m de ancho y 0.80 m de alto. Es posible que debajo de ellas o al lado oeste de las vasijas alineadas haya estado depositado un entierro cuya evidencia desapareció debido a las características del suelo.
De las 11 vasijas alineadas, tres son parte del Grupo Nicoya, una fuente trípode con soportes zoomorfos, dos cuencos de paredes curvos convergentes, ocho son parte del Grupo Tohil, cinco cántaros con decoración fitomorfa, dos cántaros efigie con representación zoomorfa (perro) y de una deidad (Tlaloc) y un cuenco efigie con representación zoomorfa (sapo).
El conjunto de piezas colocadas al norte contiene seis vasijas del Grupo Nicoya (dos fuentes trípodes, un cántaro y tres cuencos), dos del Grupo Tohil (un cántaro fitomorfo y un cántaro efigie con representación zoomorfa, pizote) y dos incensarios con mango de estilo Mixteca-Puebla.
OFRENDA 9
Su único componente es un cántaro del tipo cerámico Malacatán Modelado, ubicado directamente al sur, dentro de la misma matriz y sobre el mismo nivel de las vasijas de la Ofrenda 7.
ANÁLISIS DEL MATERIAL CERÁMICO DE LAS OFRENDAS
La cerámica está representada por vasijas de los Grupos Tohil, Nicoya e incensarios de estilo Mixteca-Puebla. El conjunto de vasijas (26) comprende fuentes trípodes con soportes zoomorfos, cuencos de base plana y paredes curvo convergentes, cántaros globulares con y sin soportes e incensarios de dos soportes y mango.
GRUPO CERÁMICO TOHIL (FIGURA 4A-C)
Se distingue por poseer una pasta delgada que contiene hierro y sílice y una superficie engobada vitrificada que varía en color de naranja a café, gris y plateado, las formas predominantes son cántaros con decoración fitomorfa y con efigies zoomorfas o de deidades, así como vasos. Hay presencia de decoración incisa y cavada y ocurrencia de soportes globulares huecos con sonajas o bien sólidos o cónicos truncados. Están presentes los tipos Malacatán Modelado en cuencos y cántaros efigie, Porvenir Media Caña (Gadrooned) en cántaros fitomorfos, Tumbador Inciso en cántaros trípodes con soportes globulares con decoración incisa y acanalada.
GRUPO CERÁMICO NICOYA (FIGURA 4D)
Caracterizado por decoración en rojo, negro y ocasionalmente naranja sobre fondo crema, la forma predominante es la fuente trípode con soportes zoomorfos huecos, hay un cántaro globular y seis cuencos, es posible que se encuentren representados dos tipos dentro del grupo aunque a la fecha únicamente se ha identificado el tipo Guacamayo Policromo. Los cuencos probablemente no sean del tipo Guacamayo Policromo pues es notorio un engobe delgado de color crema cuyo acabado es lustroso como laca (¿engobe coloidal?), sobre el se encuentran los diseños en rojo, negro y naranja.
CERÁMICA ESTILO MIXTECA-PUEBLA (FIGURA 4E)
Representada por dos incensarios con dos soportes, paredes globulares caladas y mango, uno de los especímenes presenta pintura azul, blanca y roja, mientras que el restante no tiene ningún tipo de engobe o pintura y le faltan el mango y un soporte, lo que nos permite suponer que fue depositado fragmentado.
ANÁLISIS MODAL
A nivel de la forma puede decirse que la mayoría de vasijas son cántaros que comprenden el 50% de la muestra total, 12 del Grupo Tohil y uno del Grupo Nicoya. Los seis cuencos policromos representan el 23.07% de la muestra, las cuatro fuentes del Grupo Nicoya hacen el 15.38%, el cuenco zoomorfo representa el 3.84% y finalmente los dos incensarios estilo Mixteca-Puebla representan el 7.69% del total.
Las 13 vasijas del Grupo Tohil representan el 50% de la muestra, la cerámica policroma comprende el 42% y se mantiene el 8% aproximado de los incensarios estilo Mixteca-Puebla.
Es oportuno mencionar que en ambos grupos todas las vasijas que presentan soportes son trípodes, variando la forma de los soportes que son bulbosos (Grupo Tohil/Mixteca-Puebla) y efigie (Grupo Nicoya).
MATERIAL LÍTICO
Está representada por 15 navajas de obsidiana, que fueron encontradas en posición lineal al oeste de las vasijas ubicadas al sur en la Ofrenda 7. Como es usual durante el Postclásico Temprano la mayor parte son de color verde, hay una café y una gris.
Las piezas de obsidiana verde proceden de Pachuca en el centro de México, la de color café es probable que provenga de Ixtepeque al Oriente de Guatemala y la de color gris, por su tonalidad clara, posiblemente proceda de Jilotepeque en el Altiplano guatemalteco; de no ser Jilotepeque su lugar de procedencia, ésta sería El Chayal, siempre en las Tierras Altas guatemaltecas.
RELACIONES INTRA-SITIO
Cerámica de la Clase Plomiza (Grupo Tohil) se recuperó en las Operaciones I, IV y V, mientras que el material del Grupo Nicoya únicamente estuvo presente en los trabajos efectuados en la Op.IV durante el proceso de excavación de distintas áreas del Grupo II (Velásquez y Hermes 1994).
RELACIONES INTER-SITIO
Son evidentes en distintos sitios de la república de El Salvador, tal el caso de Tazumal donde se han encontrado vasijas del Grupo Tohil (Clase Plomiza) y del Grupo Nicoya. Loma China, donde hubo un entierro que contuvo vasijas de los Grupos Tohil, ¿Silho? y obsidiana verde. Cihuatán, Los Almendros y Cerro del Zapote, en los que se ha reportado cerámica de los Grupos Tohil y Nicoya (Cobos 1992).
En el noroeste de Guatemala en sitios como Zaculeu (Woodbury y Trik 1953), Zacualpa (Wauchope 1948), la cuenca del río Chixoy, la cerámica de la Clase Plomiza es abundante. Para Utatlán hay reportada una muestra abundante de incensarios del estilo Mixteca-Puebla (Carmack et al. 1975).
En el sitio Miramar ubicado en la desembocadura del río Dulce se reportan tiestos de los grupos Tohil y Nicoya (Velásquez 1995).
En general hay evidencia consistente de material similar en Tula y existen reportes de muestras muy escasas de cerámica Plomiza para sitios ubicados en Petén, tal el caso de la Isla de Flores, Tikal, Altar de Sacrificios y Ceibal.
COMENTARIOS
En base al estudio de la evidencia recuperada consideramos que existe continuidad de población entre el fin del periodo Clásico Tardío y Postclásico Temprano. La población local parece recibir estímulos foráneos que se hacen evidentes en la similitud de rasgos arquitectónicos, la utilización de estuco, altares circulares y pisos de barro quemado en asociación a los atributos cerámicos a nivel modal mencionados.
Estos estímulos probablemente tengan su origen en las Tierras Altas del Norte de Guatemala. Como ejemplo puede mencionarse Zacualpa, donde además de la evidencia proporcionada por el material arqueológico existe un edificio en el Grupo C casi idéntico en características constructivas y orientación al Edificio II-1-1 (Wauchope 1948).
El conjunto de vasijas recuperado se caracteriza por presentar gran cantidad de atributos modales considerados en la literatura arqueológica como marcadores del Postclásico Temprano (900-1200 DC) y para el caso de El Salvador son evidencia de la aparición de nuevas tendencias culturales que probablemente sean la manifestación material de la participación de los pobladores del área dentro de una red comercial de intercambio a gran distancia que abarcó de México al sur de Centro América.
La similitud mencionada apoya nuestra idea de considerar varios puntos de origen para las influencias culturales que se detectan en El Salvador y no solo un punto de difusión durante el Postclásico Temprano (Costa Sur).
Al revisar la literatura arqueológica escrita sobre El Salvador es notorio que en general se ha prestado mayor atención al Postclásico Tardío, mientras que la evidencia del Postclásico Temprano se ha enfocado como intrusiva y de poco interés.
Se ha comparado e interpretado muchas veces el fin del periodo Clásico con el colapso de las Tierras Bajas Mayas de Petén y generalmente el Postclásico Tardío ha sido considerado como producto de una migración (Pipil) a través del litoral de la Costa del Pacífico de Guatemala.
Esta continuidad es evidente al revisar el contenido del inventario cerámico de ambos periodos, donde es notorio que hay continuidad en la producción de los tipos utilitarios, mientras que en el caso de material al que puede asignársele función suntuaria, ya sean de procedencia local o foránea (Grupos Copador, Arambala, Gualpopa), desaparecen y aparecen vasijas de los Grupos Tohil y Nicoya.
La aparición de los nuevos tipos muestra la integración del área a una red de interacción que incluyó nuevas rutas de comercio, cambios a nivel ideológico y posiblemente de organización social.
Sintetizando, la evidencia encontrada concuerda con varios de los postulados de Black (1983) para el valle de Zapotitán en el sentido que la población que ocupa el área al final del Clásico Tardío continuó habitando el lugar durante el Postclásico Temprano; así mismo, que hay sitios del Postclásico Temprano ubicados en elevaciones bajas y cerca de la planicie del valle y generalmente se localizan muy cerca de fuentes de agua y usualmente colocados al sur o suroeste de las mismas.
El orden social se mantiene hasta la intrusión de nuevos grupos durante el Postclásico Tardío (1250-1524), tal y como sucedió con los K’iche’ en el norte de las Tierras Altas de Guatemala.
Desafortunadamente, las investigaciones arqueológicas en el Oriente de Guatemala son escasas y esto no permite integrar a El Salvador con el centro y norte de las Tierras Altas guatemaltecas, por lo que con futuras investigaciones el panorama se clarificará y será más fácil entender el proceso socio-político del Postclásico Temprano en la periferia sureste de Mesoamérica.
Figura 1 Mapa de El Salvador y Figura 2 Planta del Grupo II
Figura 3 Planta de Ofrenda 7
Figura 4 Material cerámico de las ofrendas
REFERENCIAS
Black, Kevin
1983 The Zapotitan Valley Archaeological Survey. En Archaeology and Volcanism in Central America: The Zapotitan Valley of El Salvador (editado por P.D. Sheets):62-97. University of Texas Press, Austin.
Carmack, R. M., J. W. Fox y R. E. Stewart
1975 La Formación del Reino Quiché. Instituto de Antropología e Historia de Guatemala, Publicación Especial No.7. Guatemala.
Cobos P., Rafael
1992 Síntesis de la Arqueología de El Salvador (1850-1991). Manuscrito, Dirección del Patrimonio Cultural, San Salvador.
Sharer, Robert J.
1978 Pottery and Conclusions. En The Prehistory of Chalchuapa, Vol. 3 (editado por R.J. Sharer). University of Pennsylvania Press, Philadelphia.
Velásquez, Juan Luis
1995 Nuevas Evidencias de la Ocupación de las Cuencas del Lago de Izabal – Río Dulce y Este del Río Polochic. Tesis de Licenciatura, Escuela de Historia, Universidad de San Carlos, Guatemala.
Velásquez, Juan Luis y Bernard Hermes
1994 Informe Final Proyecto Arqueológico Cumbres de Cuscatlán. Informe, Dirección del Patrimonio Cultural de El Salvador, San Salvador.
1996 El Proceso Evolutivo del Centro de El Salvador: Su Secuencia de Ocupación y Relaciones. En IX Simposio de Investigaciones Arqueológicas en Guatemala, 1995 (editado por J.P. Laporte y H.L. Escobedo):619-648. Museo Nacional de Arqueología y Etnología, Guatemala.
Wauchope, Robert
1948 Excavations at Zacualpa, El Quiche, Guatemala: An Ancient Provincial Center of the Highland Maya. Middle American Research Institute, Pub.39. Tulane University, New Orleans.
Woodbury, Richard y Aubrey Trik
1953 The Ruins of Zaculeu, Guatemala. 2 Vols. United Fruit Company, Richmond.