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López Olivares, Nora María
1997 Proyecto Arqueológico Lacandón. En X Simposio de Investigaciones Arqueológicas en Guatemala, 1996 (editado por J.P. Laporte y H. Escobedo), pp.607-612. Museo Nacional de Arqueología y Etnología, Guatemala (versión digital).
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PROYECTO ARQUEOLÓGICO LACANDÓN
Nora María López Olivares
Nota de la edición: dada la naturaleza histórica de este trabajo no se empleará el término Lakandon como requiere la Academia de las Lenguas Mayas de Guatemala
La región del río Pasión, municipio de Sayaxche, Petén, es un lugar óptimo para examinar la dinámica de interacción socio-económica y la modificación cultural que se diera en el grupo Lacandón. La evidencia indica que los Lacandones vivieron en diferentes tipos de asentamiento en Petén y Chiapas, en lo que influyeron no solamente los factores de tipo geográfico, sino también aquellos de índole social, económica y religioso. Esta región se considera como área fronteriza de la interacción mencionada y zona de asentamiento que presentan ciertas características esenciales para los Lacandones tales como proximidad a los sitios Mayas, a lagos y ríos, cuevas y selva.
Según sus creencias estos lugares fueron hechos por los dioses y antecesores, también que es donde habitan estos dioses, de donde provienen sus antepasados. Los Lacandones dejaron incensarios y ofrendas para los dioses en estructuras y monumentos antiguamente esculpidos (Maudslay 1889-1902; Maler 1903; Tozzer 1907). Se tiene referencia que hubo asentamientos de ellos alrededor de Yaxchilan, Palenque, Bonampak, El Cayo, Piedras Negras, Tikal, Yaxha y sobre el río Pasión en Ceibal, Altar de Sacrificios, Dos Pilas, Itzan y otros.
En base al estudio de la información etnohistórica y etnográfica se ha realizado el Proyecto Arqueológico Lacandón, iniciándose la investigación de campo a partir del recorrido y reconocimiento de los sitios Lacandones del siglo XIX y XX, en el río Pasión, para así poder reconstruir la ocupación de los mismos y aproximarnos al conocimiento de los factores que afectaron su asentamiento, así como su desplazamiento hacia el norte.
La información arqueológica que aquí se presenta es producto del estudio de los documentos etnohistóricos del grupo Lacandón que se sabe vivió en Petén, cerca de los ríos Pasión, Lacantun y Usumacinta hasta principios de este siglo.
Por referencias de los habitantes de la población de Sayaxche, desde 1992 se supo de ciertos lugares cercanos al río Pasión en donde estuvieron familias Lacandonas asentadas hasta principios de siglo. En esa oportunidad se visitaron solamente dos lugares cercanos al sitio Dos Pilas. Posteriormente, en 1993 se realizó un recorrido por el río Pasión para encontrar otros como El Mangal, San Juan Acul, El Caobal y Chacrío.
EL MANGAL
Es una porción de tierra que se encuentra al lado noreste en los márgenes de la laguna del mismo nombre, actualmente es una parcela cuyo propietario es Francisco Moro. Se llega a este lugar por lancha y luego se transborda a canoa; por tierra se llega en vehículo desde Sayaxche hasta la aldea San José El Mangal y de ésta se encuentra el sitio a 1.5 km aproximadamente.
SAN JUAN ACUL
Al sur de la laguna del mismo nombre (Lat.8730′; Long.3105′). En este lugar se encuentran también, además de los árboles de mangos, varios montículos prehispánicos Mayas, un juego de pelota, aunque el mayor de los montículos fue literalmente aplanado por la construcción de una nueva carretera a la Cooperativa Manos Unidas de Sayaxche.
SITIO HISTÓRICO PETEXBATUN
Situado a unos 300 m al suroeste del riachuelo El Faisán, en la laguna Petexbatun, propiedad actualmente del señor Lisandro Flores. Fue antiguamente una parada en el camino de Cobán a Flores y alrededor de 1890/1925 contaba con una oficina de telégrafos.
CHACRÍO
Al este del riachuelo Chacrío, en la laguna Petexbatun (Lat.9536′; Long. 2525′), es un terreno elevado en la orilla del pantano, posible asentamiento Lacandón, también reportado por Maler (1911).
EL CARIBAL O EL CAOBAL
Conocido con este nombre precisamente por la existencia allí de «caribes» o como Caobal por los árboles de caoba que fueron sembrados por éstos hace mucho tiempo. Es un sitio Lacandón que está situado a 1 km al norte de Dos Pilas, en una parte elevada entre los pantanos y cerca del arroyo Caribe.
MATAMANGOS
Sitio localizado a 1.5 km al noreste de Dos Pilas, cerca de pequeñas cascadas y pozos de agua del arroyo que nace en Dos Pilas. Durante la época lluviosa este lugar queda rodeado por arroyos. También este lugar presenta montículos prehispánicos.
El grupo Lacandón asentado probablemente consistía en inmigrantes del área yucateca, tanto antes como después de la conquista. Según Farris (1984), el área de Petén sirvió de refugio para muchos grupos yucatecos como los Itza’, Cehache, Mopan y Chinamita, que escapaban de la sujeción política o religiosa durante los tiempos prehispánicos y coloniales. Ellos se concentraron en áreas sureñas de Petén hasta mediados de este siglo, para luego emigrar cuando nuevos grupos humanos se asentaron en sus proximidades.
Se encuentra información sobre los sitios y referencias de su patrón de asentamiento en los documentos etnohistóricos escritos por misioneros y exploradores. Estos escritos describen los diferentes asentamientos de los Lacandones del río Pasión. Entre ellos los documentos de Fray Manuel de la Chica mencionan las viviendas que se encontró en este lugar. El mencionó «un gran pueblo gentil que se llama Chacampat» según las referencias habitaban en la orilla del río.
Alrededor de los años 1863 a 1866 Fray Pedro de Llisa y otros padres Capuchinos de Antigua Guatemala, trataron de reducir a los Lacandones de la región del río Pasión y de la laguna Petexbatun, tratando de convertirlos a la religión Católica. Estos escritos no refieren con mucho detalle los sitios, sin embargo, describen la cantidad de habitantes. Pero a pesar de los esfuerzos de reducción y evangelización de estos padres, estas misiones no duraron mucho tiempo.
Se menciona que Rockstroth (De Vos 1988a) visitó un sitio Lacandón durante sus viajes por la región, quien viajara desde un lugar conocido como Paso Real hasta San Juan Acul, en donde descubriera viviendas de ellos, describiendo las milpas y cosechas, la gente, bienes y algunas costumbres. Refiere que aunque vivían de acuerdo a sus tradiciones, acostumbraban a obtener lo que necesitaban a través del intercambio con los pueblos cercanos. Los relatos describen los grupos que vivieron en la laguna Petexbatun, Chacrío y Chixoy. Luego, después de la entrada de los padres Capuchinos, emigraron más al norte.
Karl Sapper, en su viaje al río Pasión hacia 1891, también describe su visita a las viviendas de familias cerca de la laguna Itzan. El menciona los objetos de la casa de los dioses, sus incensarios con caras antropomorfas, ollas de cerámica, instrumentos musicales, arcos y flechas.
En tiempos más recientes, algunos arqueólogos y exploradores como Navarrete y Luján (1963), realizaron un reconocimiento en los lugares como Dos Pilas, Chacrío y al oeste de la laguna Petexbatun y se enteraron que el área había estado ocupada por Lacandones a principios de siglo. El área fue conocida como «El Caribal» por la ocupación de los «caribes» o Lacandones.
Las referencias mencionan también que eran grupos reducidos que preferían vivir en lugares cercanos a los ríos, evitando un contacto constante y directo con otras personas, únicamente para intercambio.
Los Lacandones vivían aislados en las Tierras Bajas inexploradas para escapar a la represión y subyugación de españoles y de otros grupos indígenas desde tiempos prehispánicos (Fariss 1984; De Vos 1988b), según estos autores ellos utilizaron ciertas estrategias para protegerse y escapar: una era que formaban pueblos con poblaciones más grandes en regiones desconocidas o bien hacían caribales, que eran pequeños grupos de viviendas, como para aproximadamente cinco familias, siempre en lugares aislados, selváticos y escondidos, evitando contacto con otras personas, al parecer, en estos lugares no residían muchos años; esta forma de vivienda ofrecía la ventaja de la dificultad de su hallazgo como la facilidad de su desplazamiento en forma repentina. La unidad residencial Lacandona consistía de un rancho con techo de palma, un oratorio (k’ulna o casa sagrada) que contenía incensarios y materiales de tipo ritual y área de cocina.
La formación de poblaciones de mayor dimensión presentaba ventajas económicas, sociales y de defensa. Existe evidencia que los Lacandones formaron asentamientos grandes sin ser forzados por los españoles. Algunos ejemplos se mencionan en los documentos como el pueblo conocido como Chacampat y otro con una muralla de piñuela de principios del siglo XIX, también hubo asentamientos mayores al norte de Chiapas (De Vos 1988a y b), cerca de los ríos Usumacinta, Lacantun y Pasión.
Se cree que el patrón de asentamiento de los Lacandones cambió a través del tiempo, debido como siempre a influencias internas y externas, naturales y sociales.
Esta investigación ha considerado temas que no han recibido mucha atención en la arqueología e historia del siglo XIX en Mesoamérica, como es la interacción de personas de culturas diferentes, cambios políticos, económicos y sociales que han afectado a grupos humanos, en este caso a los Lacandones, durante un periodo de sujeción política, en la historia de Guatemala, que no sólo estuvieron circunscritos a los tiempos de colonización española, sino también al periodo post-independencia de España que trajo consigo grandes cambios y migraciones de distintos grupos.
En la temporada 1996, se procedió a la excavación de tres de los lugares situados en el área del río Pasión, que se fechan para el siglo XIX, para suplementar la información de las fuentes históricas sobre este grupo (AGCA 1817, 1821, 1863), así como método de verificación de los asentamientos Lacandones y como complemento a los estudios de contacto y cambio social, ya que en la obtención de los datos físicos y materiales arqueológicos se analizaría la interacción y transformación cultural que se dio en el grupo mencionado.
MODALIDADES DE INVESTIGACIÓN
1. Referencias Etnohistóricas e informantes de la localidad: se tomaron en cuenta los datos etnohistóricos, así como las referencias de las personas de edad avanzada de la localidad. Las referencias indican que el asentamiento se dio en lugares muy cercanos a los ríos y como huella de su paso se encuentran árboles de mango, a la fecha de gran tamaño, que sugieren que estos lugares estuvieron poblados aproximadamente desde hace 150 a 75 años. Posteriormente, estos lugares, fueron identificados por la presencia de este tipo de árboles de mango y caoba.
2. Recorrido, observación de vestigios de superficie e identificación de los sitios. Luego se realizó un reconocimiento detallado, sin embargo, a pesar de la observación minuciosa de los lugares, la superficie aparentemente no presenta modificaciones de ninguna índole, salvo aquellos lugares que fueron compartidos entre asentamientos Lacandones y prehispánicos. El asentamiento Lacandón, como era de material perecedero, no ha dejado vestigios muy evidentes en la superficie, así tampoco se pueden apreciar montículos de tierra, estructuras plataformas o escombros.
3. Excavaciones de pozos superficiales. Debido a que no se puede apreciar las huellas constructivas Lacandonas, después del tiempo que ha pasado y lo que ello implica, se tomó la determinación de aplicar otros métodos para situar excavaciones, además de los pozos usuales de excavación, situados cercanos a los árboles mencionados. Se aplicó un método de sondeo mínimo (pruebas de pala), con la colocación de líneas de una longitud determinada con cinta métrica, colocando pequeños pozos de 50 cm, superficiales, con una distancia de 3 a 4 m como constante, hasta el final de la longitud preestablecida. También se aplicó en forma superficial, un aparato detector de metales que envía frecuencias que traspasan el terreno y al chocar con una superficie compacta y dura emite un sonido fuerte y espaciado.
En El Mangal se realizó un recorrido en el terreno aledaño a los árboles de mangos, especialmente en aquellos sectores en donde el actual propietario, indicara había encontrado, mientras realizaba su trabajo agrícola para la siembra de maíz, unas caras antropomorfas que corresponden a la figura que portan los incensarios Lacandones.
En este lugar fueron colocados pozos de 2 x 2, excavados muy superficialmente, pues en el segundo nivel, después de humus, efectivamente se encontraron algunos fragmentos de incensario de este tipo. Posteriormente fueron colocadas tres líneas de prueba, mencionadas anteriormente. Una de ellas con pozos a cada 4 m. La segunda de 14 m de longitud alrededor de la actual vivienda, próximo al lugar en donde se acordaba el señor Moro haber encontrado restos de un machete antiguo y la tercera de 65 m con orientación sureste. Sin embargo estas pequeñas pruebas no produjeron materiales relevantes, solamente unos pocos tiestos y lascas de pedernal, por lo que fueron aplicadas las otras modalidades.
En El Caobal o Caribal fueron colocados pozos en los lugares cercanos a los árboles de mango, observando que las raíces de árboles diversos más pequeños, se encontraron superficialmente y no tan profundas. En este lugar, como en Matamangos, los pozos fueron de las mismas dimensiones, superficiales, llegando únicamente al nivel de barro compacto, a una profundidad máxima, dependiendo del terreno, de aproximadamente 20 cm.
Algunos de estos pozos fueron colocados después de haber detectado la presencia de algún objeto de metal, sin embargo, para nuestra sorpresa, el aparato además del metal detecta también material cerámico, emitiendo ondas de menor intensidad, pero igualmente claras. Estos fueron productivos en cuanto al material arqueológico encontrado, de diferente materia prima, como núcleos y puntas de flecha de pedernal, puntas de flecha de vidrio, cerámica blanca, cerámica Lacandona, navajas de metal del siglo pasado y una punta de lanza de metal.
Sin embargo no en todos los lugares los resultados de los pozos eran lo esperado; en el sitio El Mangal con el aparato no fue detectado material antiguo, solamente contemporáneo, probablemente por tratarse de terrenos removidos para siembra.
MATERIALES ARQUEOLÓGICOS ENCONTRADOS
Los artefactos encontrados son una fascinante mezcla de materiales tradicionales a la usanza antigua, ollas de barro, fragmentos de incensarios Lacandones, núcleos, lascas y algunas navajas de pedernal, artefactos de materiales contemporáneos, como machetes antiguos, platos de cerámica blanca y artefactos de materiales modificados con impresión de su propio patrón cultural, como las puntas de flecha de vidrio.
En pedernal, además de los núcleos podemos apreciar las diversas puntas de flecha de dimensiones distintas (1.5, 2.5 y una miniatura de menos de 1 cm), encontradas en los pozos, cerca de las raíces superficiales de los árboles menores.
En metal se detectó, con el aparato antes mencionado, un machete antiguo, un hacha, navaja, arpones y una punta de lanza.
Se encontraron fragmentos de un plato casi completo y otros de cerámica blanca de manufactura inglesa. Este tipo de utensilios no se empleaban en la elaboración de los alimentos.
Para cocinar «la comida verdadera» solamente era utilizada la cerámica de barro, manufacturada por ellos, tanto doméstica como ritual, tales como los incensarios, según apreciamos los fragmentos de éstos encontrados durante la presente temporada son muy similares a la cerámica encontrada por Maler y Tozzer.
En vidrio, fueron encontrados fragmentos de botellas, cuenta y puntas de flecha, manufacturada por ellos mismos, siguiendo el mismo modelo que la de pedernal. Entendemos que la flecha constituía, en su patrón cultural, como un símbolo de masculinidad, por lo adaptaban materiales externos a su propia cultura como el vidrio a usanza del pedernal.
CONCLUSIONES
Las excavaciones realizadas nos permiten conocer de la presencia de asentamientos pequeños, escondidos en la selva en la región del río Pasión. Asimismo los materiales diferenciales encontrados nos indican la modificación que los Lacandones estaban desarrollando como parte del ajuste a los cambios sociales y económicos que se produjeron en esa época.
Los artefactos reflejan la continuidad de su concepción cultural y su selección particular de los bienes obtenidos por el intercambio, imprimiéndoles modificaciones que reflejan sus propios patrones culturales, que de alguna manera portaban transformaciones en el sistema social y económico.
Los indígenas fueron forzados a adaptarse a situaciones de cambios políticos, a actividades misioneras, a intrusiones por madereros y campesinos, en suma a la inmigración para el desarrollo económico y la extracción de recursos naturales. Todo ello produjo cambios, es decir la cultura Lacandona de esa época fue el resultado en forma parcial de los efectos de la conquista y del periodo post-independencia, es decir del contacto con otros grupos. Ellos emplearon una combinación de etno-resistencia, adaptación e innovaciones durante los cambios sociales y económicos del siglo XIX para no ser asimilados. Se aislaron en sus pequeños asentamientos escondidos, evitando el contagio de enfermedades, la subyugación fuese religiosa o política, pero al mismo tiempo se acercaron a los nuevos poblados para intercambio de aquellos bienes que consideraran necesarios.
Por los documentos etnohistóricos se conoce de los múltiples esfuerzos que los misioneros realizaron con el fin de evangelizar a este grupo de nativos, sin embargo en ninguna de ellas se menciona que lograron su objetivo. La ausencia o casi nula presencia de objetos o símbolos de la religión cristiana, armas de fuego, ropas estilo europeo y otros materiales sugeriría una etno-resistencia a patrones culturales foráneos que les eran impuestos, especialmente aquellos que involucraban cambio en su propia concepción de vida y religión. En suma, se dio un mantenimiento de etnicidad, autonomía y cultura, que los obligó a irse desplazando o cambiar de asentamiento.
Lo que aquí se ha presentado permite aproximarnos al conocimiento de implicaciones importantes para la historia de Guatemala como producto de la interacción cultural y el desarrollo económico o modernización del mundo de hoy.
REFERENCIAS
De Vos, Jan
1988a Viajes al Desierto de la Soledad: Cuando la Selva Lacandona Aún Era Selva. Secretaría de Educación Pública, México.
1988b Oro Verde: La Conquista de la Selva Lacandona por los Madederos Tabasquenos (1822-1949). Fondo de Cultura Económica, Villahermosa.
Farriss, Nancy M.
1984 Maya Society Under Colonial Rule: The Collective Enterprise of Survival. Princeton University Press, Princeton.
Maler, Teobert
1903 Researches in the Central Portion of the Usumacinta Valley. Reports of Exploration for the Museum, Memoirs, Vol.2, No.2. Peabody Museum of Archaeology and Ethnology, Harvard University. Cambridge, Mass.
1911 Explorations in The Department of Petén, Guatemala and Adjacent Region: Tikal. Memoirs of the Peabody Museum of American Archaeology and Ethnology, Vol.5, No.1. Harvard University, Cambridge.
Maudslay, Alfred P.
18891902 Biologia Centrali Americana: Archaeology. 5 Vols. London.
Navarrete, Carlos y Luis Luján
1963 Reconocimiento Arqueológico del Sitio Dos Pilas, Petexbatun, Guatemala. Cuadernos de Antropología, No.2. Facultad de Humanidades, Universidad de San Carlos, Guatemala.
Tozzer, Alfred M.
1907 A Comparative Study of the Mayas and Lacandones. MacMillan and Co., London.