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48 Desarrollo, interacción y cambios en las comunidades y los sistemas agrícolas de los Lacandones del siglo XIX – Joel W. Palka – Simposio 10, Año 1996

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Palka, Joel W.

1997        Desarrollo, interacción y cambios en las comunidades y los sistemas agrícolas de los Lacandones del siglo XIX. En X Simposio de Investigaciones Arqueológicas en Guatemala, 1996 (editado por J.P. Laporte y H. Escobedo), pp.613-623. Museo Nacional de Arqueología y Etnología, Guatemala (versión digital).

48

DESARROLLO, INTERACCIÓN Y CAMBIOS EN LAS COMUNIDADES Y LOS SISTEMAS AGRÍCOLAS DE LOS LACANDONES DEL SIGLO XIX

Joel W. Palka

Nota de la edición: dada la naturaleza histórica de este trabajo no se empleará el término Lakandon como requiere la Academia de las Lenguas Mayas de Guatemala

El estudio histórico del Lacandón de Petén del siglo XIX presenta datos interesantes y significativos. Usualmente se piensa que los Lacandones vivían aislados y que no fueron afectados por el contacto y la interacción con otras culturas. Por esta misma razón, los arqueólogos frecuentemente usan elementos (los que son supuestamente «prehispánicos») de la cultura Lacandona para reconstruir ciertos aspectos de la cultura de los Mayas antiguos como la organización social, la agricultura y la religión.

Con el Proyecto Arqueo-Histórico Lacandón queremos demostrar que la cultura Lacandona, como otras sociedades indígenas Mesoamericanas, ha cambiado drásticamente a través del tiempo por el colonialismo y el contacto inter-cultural. Por lo tanto hay que tomar en cuenta la historia de los cambios culturales de los Lacandones en su aplicación a las reconstrucciones de la antigua sociedad Maya. Aunque la cultura Lacandona tiene raíces en los tiempos precoloniales, no es tan semejante a la sociedad de los Mayas Clásicos como se esperaba (Perera y Bruce 1982; Sharer 1994). Aquí voy a discutir algunos factores sociales y económicos envueltos en la transformación de las comunidades y la agricultura de los Lacandones del siglo pasado.

El Proyecto Arqueológico Lacandón (PALA) fue realizado con dos propósitos: el de aprender más sobre el patrón de asentamiento de este grupo indígena en Petén y el de estudiar cómo el contacto con otras culturas afectó sus vidas. Aunque este proyecto apenas comienza a examinar diferentes temas y nuevos métodos de la arqueología en Guatemala, ya hemos encontrado datos importantes sobre nuevos sitios arqueológicos y una cultura indígena poco estudiada en este país.

En 1991 me interesé en examinar la etnohistoria y especialmente la arqueología de los Lacandones cuando los trabajadores del Proyecto Arqueológico Dos Pilas me contaron que los Lacandones vivían en el área de Sayaxché (Figura 1) hasta principios de este siglo y que ellos sabían dónde quedaban los asentamientos o «caribales» de los Lacandones o «caribes». Dada mi experiencia en la arqueología histórica en los Estados Unidos, decidí aplicar algunos métodos y teorías usados en este campo al caso del cambio cultural de los Lacandones del siglo XIX.

Al comenzar a leer sobre los Lacandones me di cuenta de que estos son vistos como un grupo aislado, no transformado y en conexión directa con los Mayas Clásicos tanto en los textos antropológicos como en las descripciones románticas de las novelas históricas. La siguiente frase del trabajo de Tozzer (1907:2-3) sirve como ejemplo de esta visión fantástica de los Lacandones: «Voy a tomar el Lacandón como es hoy, no tocado ni transformado por el contacto Español». No hay duda de que «el mito del primitivo aislado» (Lesser 1961) continúa pese a que los mismos textos históricos señalan que la cultura Lacandona se ha transformado a través del tiempo debido al contacto con otros grupos desde la conquista Española.

LOS LACANDONES DE HOY

Antes de pasar a hablar sobre los Lacandones del siglo pasado es necesario describir a los Lacandones actuales como punto de comparación. Hoy en día, los Lacandones (los cuales derivan su nombre del lugar «Lacam tun» en las tierras bajas de Chiapas), viven en pequeños asentamientos de familias nucleares o extendidas en las Tierras Bajas de Chiapas (Boremanse 1978; De Vos 1988a; Duby y Blom 1962; McGee 1990; Villa Rojas 1985). Una unidad residencial Lacandona consiste de un rancho con techo de palma, un oratorio o casa sagrada que contiene los incensarios y materiales rituales y otras estructuras como cocina y trojes. Esta gente se distingue por sus largas y blancas túnicas, el pelo largo y el uso de un dialecto Maya Yucateco.

Los Lacandones actuales son pacíficos y algo tímidos. Subsisten básicamente de la caza, de la cosecha de sus milpas y de la recolección de alimentos en las selvas. Estudios recientes muestran que el sistema de agricultura Lacandona, caracterizado por la gran variedad de plantas cultivadas, conserva la tierra y evita la destrucción del medio ambiente (Nations y Nigh 1980).

Algunos Lacandones todavía practican la poligamia y continúan observando muchas creencias y ritos tradicionales. Hasta mediados de este siglo visitaban las ruinas Mayas para efectuar allí sus ceremonias y dejar ofrendas en ollas e incensarios de cerámica. Un incensario de cerámica que encontramos en el sitio El Mangal es similar a un incensario Lacandón de Chiapas ilustrado en Tozzer (1907: figura 5) (Figura 2). ¿Será éste del mismo grupo familiar o el estilo de vasija para cierto rito? Es posible que la gente de El Mangal migrara a Chiapas a finales del siglo XIX.

Los Lacandones no muestran diferencias socioeconómicas marcadas y carecen de líderes políticos, religiosos y militares. En este momento, se estima que sólo quedan alrededor de 400-500 Lacandones en Chiapas. La mortalidad, asimilación y baja fertilidad han sido instrumentales en la reducción poblacional en los últimos 100 años.

Es importante señalar que los Lacandones de hoy en día no son iguales a los Lacandones del siglo XIX, ni de los tiempos anteriores, ya que la cultura Lacandona ha cambiado a través del tiempo debido al contacto intercultural y a la evolución social. La cultura Lacandona sobrellevó cambios drásticos luego de la independencia de México y Guatemala en el siglo pasado. Buscando desarrollo económico y poblacional, las nuevas repúblicas extendieron sus exploraciones de las Tierras Bajas. Los exploradores pronto descubrieron los amplios recursos naturales como la madera y el hule, entre otros materiales y notaron que había bastante tierra disponible para la siembra y el ganado. Esto levantó el interés de comerciantes, emigrantes y oficiales de los nuevos gobiernos que buscaban oportunidades económicas y gubernamentales. Los misioneros se sumaron a estos, ya que encontraron en los Lacandones «almas perdidas» que se podían salvar por medio de la conversión al cristianismo. Es así que las Tierras Bajas y los Lacandones fueron sometidos a una nueva conquista.

La incorporación de los recursos naturales de las Tierras Bajas, especialmente la industria maderera, al mercado global, el crecimiento poblacional en Mesoamérica y los subsiguientes conflictos sobre tierras, derechos económicos y sociales, llevaron a la migración de gran escala a las Tierras Bajas. Los invasores afectaron drásticamente la forma de vida de los Lacandones. La tecnología tradicional de los Lacandones se vio afectada por la nueva importancia del intercambio de herramientas de metal y otros materiales culturales. La población Lacandona sufrió pérdidas debido a las epidemias introducidas por los invasores. Finalmente, los invasores y especialmente los misioneros, influyeron el orden social de los Lacandones.

LAS COMMUNIDADES LACANDONAS DEL SIGLO XIX

Por medio de los documentos de estos mismos exploradores, misioneros y comerciantes, sabemos que en el siglo pasado las comunidades Lacandonas eran de naturaleza diversa y muy diferente a las de hoy. Las descripciones de los asentamientos y cálculos poblacionales indican que la población Lacandona era más numerosa y que existían pueblos grandes en Petén y en Chiapas (Estrada 1974; Soza 1957). Al parecer había aldeas multi-familiares de 20 a 80 personas y algunas de estas comunidades tenían líderes políticos y religiosos. En 1875 existía un pequeño pueblo en las ruinas de Tikal el cual contenía familias de Lacandones y unos Mayas Yucatecos refugiados de la guerra de Castas en Yucatán (Valenzuela 1951). Hace poco recibí información arqueológica sobre restos históricos hallados en el primer Proyecto Tikal, datos que podrían ser de este pueblo.

Existen otros reportes de pueblos Lacandones, uno de nombre Chacampat (un dios de los Lacandones) en la cuenca del río Pasión y otro cerca del río Usumacinta, que fueron amuralladlos con plantas de piñuela y agave como defensa (De Vos 1988b). La presencia de estas murallas de plantas espinosas sugiere que los Lacandones querían evitar ataques y contacto intercultural. Durante esa época, los conflictos en las Tierras Bajas aumentaron debido a disputas sobre la división de terrenos, el control del trueque de materiales exóticos y a la escasez de mujeres en esta sociedad polígama después de las epidemias fatales introducidas por los extranjeros.

Otros asentamientos Lacandones o reducciones fueron fundados por padres católicos en la selva. En estas misiones compuestas de Lacandones de diferentes linajes, la gente fue expuesta a las enseñanzas de los curas y algunos Lacandones se convirtieron a la fe Católica y se asimilaron a la cultura ladina (De Vos 1988a). De 1863 a 1865 había dos misiones en Petén, una cerca de la laguna Chacrío y la otra cerca de la laguna Petexbatun en la región del río Pasión (Ballinas 1951; González 1961). La misión en Petexbatun contenía una iglesia de materiales perecederos y cuatro familias Lacandonas visitadas por los sacerdotes Capuchinos de Antigua. Estos Lacandones fueron reducidos a este lugar por los misioneros y autoridades quienes les dieron misas, bautizos y regalos, los cuales eran muy importantes para los Lacandones.

Nuestros reconocimientos de sitios y excavaciones no han dado con pueblos grandes con murallas defensivas pero creemos haber localizado la misión de Petexbatun por medio de mapas viejos y la recolección de artefactos en esta zona. En la superficie hallamos cerámica café rústica posiblemente hecha por los Lacandones junto a materiales no indígenas como cerámica blanca pintada, metales y vidrios. Es interesante e importante notar que según nuestros reconocimientos en los sitios Lacandones históricos, el detector de metales encuentra tiestos de cerámica también.

En tan sólo tres semanas de recorrido, encontramos seis lugares de asentamiento Lacandón en una pequeña zona alrededor de Sayaxche, Petén (Palka y López 1992). Estos sitios como Akul, El Mangal, Isla Santa Cruz y El Caobal (Figura 1) fueron identificados por medio de documentos, por habitantes de Sayaxche y por la presencia de árboles gigantes de mango sembrados por los Lacandones. En estos sitios encontramos la cerámica diagnóstica Lacandona que ha sido ilustrada en informes desde el siglo pasado. Las ollas Lacandonas son hemisféricas con bordes planos y son de cerámica dura de color café oscuro y negro con desgrasante de piedrecitas y arena (Figura 3). También encontramos las puntas de flecha y navajas de pedernal que han sido descritas en informes viejos sobre los Lacandones (Figura 4). La evidencia del contacto inter-cultural está en la presencia de artefactos tales como herramientas de metal, cerámica blanca fina y pintada y vidrios (Figura  5).

Por la cantidad de sitios que identificamos, sabemos que la población de Lacandones era significativa y grande en esta zona en el siglo pasado. Para 1930 ya no se encontraban Lacandones viviendo en la selva en el área de Sayaxche.

TRANSFORMACIONES EN LA AGRICULTURA INDÍGENA

Debido al contacto inter-cultural y los cambios en las comunidades Lacandonas del siglo XIX, la agricultura Lacandona fue transformada. Algunos estudios sobre la agricultura de los Lacandones contemporáneos sugieren que la combinación de diversas plantas en las pequeñas milpas y huertos de los Lacandones podría ser semejante al sistema agrícola de los Mayas antiguos (Nations y Nigh 1980). Sin embargo, la importancia de las herramientas metálicas (machetes, hachas y cuchillos; Figura 5) entre los Lacandones desde tiempos coloniales hasta hoy en día y la eficacia de éstas para limpiar y mantener las milpas y huertos han facilitado y transformado mucho la agricultura Lacandona.

El cambio en la agricultura Lacandona es evidente en que muchas plantas y árboles que se encuentran en sus campos, como el banano, el plátano, la caña, la naranja y el mango, fueron importados a las Tierras Bajas después de la conquista. Es importante notar plantas como el tabaco, la caña y ciertas frutas fueron cultivadas para el intercambio. Así, la agricultura Lacandona fue transformada de una economía local a la nueva economía del mercado regional.

No creo que los pueblos Lacandones, con poblaciones más altas y milpas extensivas, podían sostener su ecología tan bien como los pequeños asentamientos de hoy, ya que los documentos describen cómo los Lacandones cambiaban de sitio al pasar varios años en busca de nuevas tierra para sus milpas.

CONCLUSIONES

Sin duda, el siglo XIX fue un periodo de gran cambio para la comunidad y la agricultura Lacandona. Aunque había contacto con gente extranjera desde los tiempos coloniales, los Lacandones continuaron viviendo autónomamente en «las zonas indígenas», o en las áreas aisladas de la selva no conocidas por los colonizadores (Ferguson y Whitehead 1992). Los Lacandones querían controlar el tipo y grado de interacción e intercambio inter-cultural durante el desarrollo y población de las Tierras Bajas por las nuevas repúblicas. Sin embargo, este mismo contacto, aunque no tan intensivo como el de otros grupos indígenas, afectó y cambió la cultura Lacandona.

Los Lacandones no se mantuvieron pasivos frente a los drásticos cambios sociales y económicos que comenzaron a afectar su mundo. Ellos reaccionaron y se ajustaron a estas transformaciones e influencia extranjera. Sus reacciones les llevaron a mantener su etnicidad y su forma de vida en un medio ambiente social cada vez más hostil a su cultura (Farriss 1984). Aunque la cultura y la comunidad Lacandona cambiaron a través del tiempo, como ocurrió con otros grupos indígenas de Mesoamérica, nunca se dio la conquista y evangelización completa durante los tiempos coloniales. A diferencia de otros grupos indígenas, los Lacandones se internaban en las áreas más remotas de la selva, las cuales eran desconocidas por los extranjeros y formaban asentamientos dispersos y pequeños para así evitar el control político, económico y religioso de los extranjeros. La verdadera conquista de los Lacandones y de las Tierras Bajas no ocurrió hasta años recientes cuando la usurpación de sus tierras, «la salvación de sus almas» y la asimilación a la cultura moderna avanzaron en Chiapas.

Figura 1 Pueblos modernos, ruinas Mayas y sitios Lacandones del siglo XIX en la región del río Pasión, Petén, Guatemala

Figura 2 Incensarios Lacandones del siglo XIX: A) Fragmentos de incensario de cerámica encontrado en

El Mangal, Petén; B) Incensario de cerámica de Chiapas, México (según Tozzer 1907; sin escala)

Figura 3 Cerámica Lacandona del siglo XIX encontrada en El Caobal, Petén: A) Comal; B) Cuenco con

dos soportes quebrados; C) Cuenco mediano; y D) Cuenco grande con la base erosionada

Figura 4 Lítica Lacandona del siglo XIX: A) Lascas y navajas de pedernal de Matamangos, Petén; B)

Punta de flecha de pedernal, Matamangos; C) Puntas de flecha de pedernal, El Caobal,

Petén; D) Lascas y puntas de flecha de pedernal (según Mulleried 1939; sin escala); y E) Punta de flecha y lascas de pedernal, Chiapas (según Maler 1901; sin escala) (Dibujos A, B y C por Luis Fernando Luin)

Figura 5 Artefactos importados al sitio de El Caobal, Petén, en el siglo XIX: A) Botella de vino de vidrio

verde hecha de mano; B) Tijera de metal; C) Lima de machete; D) Taza de cerámica blanca fina; E)

Cuenco pequeño de cerámica blanca fina con rayas verdes, negras y rojas; F) Botella de medicina de

vidrio claro; G) Tiesto de cerámica blanca fina con pintura azul (no porcelana China) de un plato del

estilo Blue Willow; H) Olla de metal; y I) Machete (Dibujos por Luis Fernando Luin)

REFERENCIAS

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