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Estrada Belli, Francisco, Laura J. Kosakowsky y Marc Wolf
1998 El lugar de Santa Rosa en el mapa arqueológico de Guatemala: Desarrollo de sociedades complejas en la costa sureste de Guatemala. En XI Simposio de Investigaciones Arqueológicas en Guatemala, 1997 (editado por J.P. Laporte y H. Escobedo), pp.449-472. Museo Nacional de Arqueología y Etnología, Guatemala (versión digital).
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EL LUGAR DE SANTA ROSA EN EL MAPA ARQUEOLÓGICO DE GUATEMALA:
DESARROLLO DE SOCIEDADES COMPLEJAS EN LA
COSTA SURESTE DE GUATEMALA
Francisco Estrada Belli
Laura J. Kosakowsky
Marc Wolf
El Proyecto Santa Rosa se inició en 1995 con la intención de aprovechar de los grandes avances en el estudio de patrones de asentamiento de la Costa Sur de Guatemala alcanzados en los últimos 20 años por el primer trabajo sistemático de prospecciones arqueológicas llevado a cabo por Bove y sus colaboradores en el departamento de Escuintla (Bove 1989a, 1989b; Bove et al. 1993; Chinchilla 1996). El territorio que se extiende desde Escuintla hasta la frontera con El Salvador era entonces casi terra incognita en el mapa arqueológico de la República, por falta de trabajos sistemático que fueran más amplios de los primeros valiosos informes de Shook (1965), Termer (1948) y de otros arqueólogos en años más recientes (Coe 1967; Feldman 1974, 1989; Feldman y Campbell 1975; Feldman y Walters 1980; Ichon y Grignon 1989). Es así que en 1995 se escogió un área de aproximadamente 700 km² en el departamento de Santa Rosa (Estrada y Kosakowsky 1996; Estrada et al. 1997), lo cual posteriormente se ha extendido de manera considerable hasta llegar a incluir todo el territorio de la costa sudoriental desde el río María Linda hasta el río Paz, la frontera con El Salvador, por un área total de 1200 km² (Figura 1).
El estudio arqueológico y topográfico de estas áreas se llevó a cabo de la forma más completa posible para alcanzar no solo una muestra estadísticamente representativa, sino también una prospección general en todas las distintas áreas ecológicas de la región. Con este fin, se adoptaron métodos tradicionales de prospección arqueológica y excavaciones de prueba y se aprovechó de la red de caminos existente, de la falta de vegetación silvestre, con las nuevas posibilidades de la tecnología GPS (Sistema de Posición Global) y de análisis de datos geográficos con Sistemas de Información Geográfica computarizados (GIS).
Durante las primeras dos temporadas se localizaron y mapearon 76 sitios arqueológicos de todas épocas prehispánicas, a los cuales este año se van a añadir 32 más de la costa de Jutiapa. Como complemento a la prospección de sitios, también se realizaron prospecciones de tipo intensivo en brechas entre sitio las cuales arrojaron datos importante sobre la distribución de la población y uso de la tierra. Las 27 excavaciones de prueba realizadas hasta la fecha, incluyendo las dos realizadas este año en Jutiapa, han proporcionado datos fundamentales para reconstruir la secuencia de ocupación de los sitios y por consiguiente del desarrollo de las sociedades.
Al empezar las investigaciones nos preocupaban con mayor prioridad preguntas básicas sobre el desarrollo de las sociedades de esta región. ¿Cuándo y dónde se establecieron los primeros asentamientos en esta región? ¿Cuáles fueron las tendencias demográficas mayores a lo largo de las épocas prehispánicas? ¿Cómo se desarrollaron sociedades jerarquizadas y cuál era su extensión sobre el territorio? ¿Cuáles fueron las relaciones económicas y políticas entre los sitios de esta región y los de regiones vecinas? A estas preguntas generales naturalmente se sumaron algunas preguntas más específicas a la vez que el trabajo progresaba y que solo ahora podemos empezar a contestar.
El primer objetivo del proyecto fue establecer la secuencia cerámica, la cual aparentemente se desarrolló a lo largo de aproximadamente 3000 años abarcando las épocas desde el Preclásico Temprano hasta la Conquista.
Esto se ha logrado basándonos principalmente en el método de análisis cerámico de Tipo:Variedad, fechando la fases cerámicas por medio de correspondencias de tipos en regiones vecinas donde se han publicado fechas absolutas, como en Escuintla o en Chalchuapa y Santa Leticia en El Salvador, pero también con el complemento de fechas de radiocarbono y de hidratación de obsidiana.
La secuencia de ocupación sedentaria en la costa sudoriental de Guatemala inicia en cinco sitios situados en los alrededores de los esteros, un medio ambiente donde son más abundantes los recursos naturales para una economía primordial de pesca, caza y recolección de plantas alimenticias. En la localidad de Chiquiuitán, Santa Rosa, se confirmó una vez más la hipótesis formulada por Coe y Flannery en 1964 de que los primeros habitantes de los esteros del Pacífico del oriente como del occidente de Guatemala vivieron de los recursos de las lagunas y luego adoptaron la agricultura pasando a colonizar el interior de la costa. En Santa Rosa los montículos de esta época inicial se distribuyen en áreas en correspondencia de las lagunas de manglar de mayor extensión, así como es el canal de Chiquimulilla. En Chiquiuitán se ha fechado el asentamiento para la fase que principia en el 1300 AC y termina en el 900 AC de manera preliminar en base a equivalencias en la cerámica que está dominada por tecomates con atributos decorativos reportados por Coe (Coe y Flannery 1967), Clark (Clark et al. 1987; Blake et al. 1995), Sharer (1978) y Arroyo (1992, 1994, 1995) en la costa de Chiapas, del Occidente de Guatemala y de El Salvador para la misma época. La cerámica de la siguiente fase de ocupación de Chiquiuitán comparte atributos con los estilos Cuadros/Jocotal de la costa que fechan la misma entre 1150 y 900 AC. Finalmente, la última fase de ocupación de Chiquiuitán se extiende al Preclásico Medio entre 900 y 400 AC y demuestra el mismo patrón de equivalencias con las áreas vecinas al oriente y occidente. Aunque las abundantes similitudes entres los modos decorativos de los materiales de Chiquiuitán y de las demás áreas de la Costa Sur demuestran afinidades culturales a lo largo de toda esta región durante la época del Preclásico, hay evidencia de un cierto regionalismo en los estilos cerámicos y un aparentemente fuerte estilo local en la decoración cerámica de Chiquiuitán.
El asentamiento de Chiquiuitán alcanzó un área máxima de alrededor de 1 km² en la fase final del Preclásico Temprano, mientras en los sitios de Pulido y Ujuxte la evidencia para esta época es más escasa (Figura 2).
Chiquiuitán siguió siendo el sitio mayor de la región del suroriente de la costa durante el Preclásico Medio, de 850 a 400 AC (Figura 3), época en la cual surgen los sitios de María Linda y Nueve Cerros en el interior. De acuerdo a la distribución de la cerámica de superficie la ocupación en María Linda, Ujuxte y Nueve Cerros tuvo una extensión relativamente pequeña y una población también pequeña en el Preclásico Medio. Sin embargo, es posible que mayor evidencia de estas ocupaciones tempranas haya quedado oculta bajo las espesas capas de las estructuras ceremoniales del Preclásico Tardío.
Los habitantes de estos sitios del Preclásico Medio de Santa Rosa utilizaron cerámica con modos decorativos como la doble línea cortada y bordes blancos sobre negro que se distribuyen a lo largo del sur de Mesoamérica, por lo cual Santa Rosa parecer haber sido parte de una amplia esfera cultural que abarcaba áreas de la Costa y del Altiplano durante el Preclásico Medio (Demarest 1989; Hammond 1988). Sin embargo, el examen microscópico de las pastas cerámicas del Preclásico Medio y la identificación de muchas fuentes locales de arcilla soportan la idea de una continua producción local de cerámica en Santa Rosa a lo largo de esta época.
En el Preclásico Tardío, los sitios de Ujuxte, Nueve Cerros, María Linda y La Nueva surgen como sitios mayores en la parte de la costa que se extiende del río María Linda al río Paz, en una época que registra un fuerte crecimiento poblacional (Figura 3 y 4). Los sitios regidores se distribuyen a una distancia promedio de 16 km, lo cual es un dato que sugiere la posible extensión del territorio bajo el control de cada centro. Los sitios menores que se distribuyen alrededor de Ujuxte y Nueve Cerros siguen un patrón que favorece los suelos con poca pendiente y en proximidad de ríos. Este mismo patrón de distribución se repite en el área periférica de La Nueva, en el cual este año se reconocieron 13 nuevos sitios menores del Preclásico Tardío. Para el área de María Linda, en la actualidad todavía no existen datos sobre la distribución de sitios menores a su alrededor.
Entre los sitios mayores, Ujuxte se caracteriza por su plaza formal de 100 m de ancho dominada por una pirámide alta 11 m en su lado norte (Estrada et al. 1997, Figura 3). Durante las excavaciones en la plaza se registró la presencia de seis estelas y cinco altares rectangulares in situ, en los cuatro puntos cardinales de la plaza, más el centro, con posible orientación astronómica. Además se registraron cinco monumentos adicionales afuera de su contexto original. Solo en una estela, la occidental, se anotaron señas de una figura parcial en bajo relieve, siendo todos los demás monumentos lisos.
Por otra parte, el sitio de Nueve Cerros, 15 km más hacia el mar, es el de mayores dimensiones en esta región por el número y tamaño de sus estructuras ceremoniales, todas dispuestas a lo largo de plazas rectilíneas (Estrada et al. 1997, Figuras 5 y 4). A pesar de su tamaño, sin embargo, no se registraron hasta la fecha en este sitio esculturas de ningún tipo. El área residencial de Nueve Cerros se extendía al este del grupo ceremonial, cerca de las plataformas ceremoniales de Bonete y de Cantarrana (Figura 6a). Esta es un área de aproximadamente 7 km² que atravesaba el río Los Esclavos, ya navegable en ese sector, que conectaba Nueve Cerros con los sitios de la laguna del estero.
Al oeste, el sitio de María Linda se caracteriza por una plaza de 150 m por 200 m de lado en la cual domina una pirámide de 9 m en el lado sur y una estructura alargada en el lado este conectada a otra estructura por una calzada de 100 m (Estrada et al. 1997, Figuras 9 y 4). Comparando los diferentes sitios regidores del Preclásico Tardío, se puede considerar el volumen de sus estructuras ceremoniales y el tamaño de su área residencial como indicadores del tamaño poblacional de cada centro y de su posición en la jerarquía regional de asentamientos (Figura 6a). Se puede observar que Nueve Cerros es el sitio con mayor volumen de construcción ceremonial, seguido por Ujuxte. María Linda es el sitio con menor volumen de edificios ceremoniales, aunque por su localización y por falta de evidencia de otros sitios mayores, ha de suponerse que este último controló un territorio de tamaño similar al de Ujuxte y Nueve Cerros. En la segunda gráfica (Figura 6b), se observa que, sea en el caso de Nueve Cerros o de Ujuxte, existe correspondencia en el volumen de construcción ceremonial y el número de asentamientos asociados a cada centro. Los datos preliminares de La Nueva, todavía no completos, parecen confirmar este patrón regional de distribución y jerarquía de centros regidores y subsidiarios. De acuerdo a este patrón existe una correlación inversa entre la distancia con el río Los Esclavos, el tamaño de los centros regidores y el número de sitios subsidiarios. Esto se puede interpretar como efecto del modelo de gravedad, según el cual la fuerte correlación existente entre el tamaño de los centros secundarios y la distancia de los mismos con el centro primario de la gráfica, equivale a un mayor grado de centralización administrativa a favor del centro primario mismo. Por consiguiente, en el marco del sistema regional de asentamientos, Nueve Cerros jugó el papel primario político y administrativo respecto a los centros vecinos del este y oeste durante el Preclásico Tardío.
Con respecto a las conexiones interregionales entre Santa Rosa y regiones vecinas, la cerámica ofrece datos interesantes sobre los patrones de producción y de intercambio a larga distancia. La cerámica del Preclásico Tardío de Santa Rosa está dominada por tipos que comparten muchas similitudes con tipos del Altiplano y la Costa del Pacífico, así como son los tipos negro-café con decoración acanalada geométrica similares a Verbena Negro-Café de Kaminaljuyu (Wetherington 1978) y Xata Negro-Café de Bilbao (Parsons 1969). También, los monocromos de Santa Rosa incluyen ejemplares similares a Sacatepéquez Rojo-Fino y Sacatepéquez Morado-sobre-Rojo de Kaminaljuyu (Wetherington 1978) y Santa Tecla Rojo de Chalchuapa (Sharer 1978) y Santa Leticia (Demarest 1986). Otro tipo diagnóstico de esta época es con decoración Usulután que se encuentra en grandes cantidades en Santa Rosa y son similares a los grupos Jicalapa, Tepezcoyo e Izalco de Chalchuapa y Santa Leticia, Verbena Rojo-Naranja de Kaminaljuyu, Río Santiago de Bilbao, así como los de El Bálsamo y Monte Alto (Shook y Hatch 1978). De hecho, el alto grado de semejanza compartido entre el complejo Preclásico Tardío Ceiba de Santa Rosa y los sitios del Altiplano y la costa de Guatemala y El Salvador, refuerza su colocación dentro de la Esfera Providencia-Miraflores del Preclásico Tardío, así como fue descrita por primera vez por Bishop, Demarest y Sharer en los años ochenta (Demarest y Sharer 1986; Bishop et al. 1989). En el marco del estudio de la producción cerámica dentro de esta esfera cultural, los autores referidos llevaron a cabo un análisis de activación de neutrones para determinar cuáles fueron las razones de esta similitud, es decir, si fue el resultado de una producción y comercio desde centros específicos o solo fue el resultado de ideales estilísticos y decorativos compartidos en cada área. La muestra de 130 fragmentos de cerámica monocroma roja, naranja y negro-café que macroscópicamente parecían idénticos resultaron ser producidos localmente en cada una de los sitios de origen, Kaminaljuyu, Chalchuapa y Santa Leticia y por lo tanto se favoreció la hipótesis de ideales estilísticos compartidos dentro de la esfera cultural.
Sin embargo, nuevos datos de la costa y especialmente de Santa Rosa parecen subvertir este concepto, por lo menos en parte. En 1994 se propuso que tiestos de tipo Rojo Fino del Preclásico Tardío procedentes de los Altiplanos de Guatemala, El Salvador y la Costa del Pacífico pudieron haber sido producidos en alguna parte de la costa al este de Escuintla. Estos tiestos se repartían en dos grupos por su composición química. El primer grupo se centraba en el área de Escuintla y el segundo en Kaminaljuyu. Sin embargo, los tipos Rojo Fino ocurrían en tan poca cantidad en estas dos áreas que fue difícil establecer con seguridad la zona de origen de esta cerámica Roja Fina. Además, Arroyo propuso anteriormente al proyecto Santa Rosa, que la cerámica Roja Fina pudo haber ocurrido en mayores cantidades en Santa Rosa. Estas observaciones se confirmaron durante los últimos tres años de trabajo en Santa Rosa, durante los cuales altas frecuencias de cerámica Roja Fina se ha registrado en los sitios de Nueve Cerros, Ujuxte y sitios menores cerca del río Los Esclavos. Se analizaron un total de 57 tiestos procedentes de excavaciones y 13 muestras de arcilla obtenidas mediante barreno de los sitios de Santa Rosa, más 59 tiestos de los sitios de Santa Leticia y Chalchuapa en el Salvador y Kaminaljuyu, Monte Alto y El Bálsamo en Guatemala y comparándose también a muestras anteriores de arcilla de la costa central.
En síntesis, el análisis de activación de neutrones se llevó a cabo parte en el Brookhaven National Lab y parte en el Univerisity of Missouri Research Reactor utilizando 16 elementos químicos básicos, lo cual produjo tres grupos principales de pastas roja fina, en vez de los dos que se habían obtenido en el estudio anterior.
El primer grupo (Figura 7a), Rojo Fino H1, de 33 tiestos, se caracteriza por altos niveles de metales de transición y bajos niveles de metales de tierra y un alto nivel de bario. Las pastas de este grupo también se componen de arena como desgrasante y se localizan en la costa de Santa Rosa. El segundo grupo, Rojo Fino H2, que forma un continuum con el anterior, también de 33 tiestos, se caracteriza por altos niveles de metales de tierra, bajos metales de transición y un alto contenido de bario. Las pastas de este grupo se componen de ceniza volcánica como desgrasante y se encuentran en Kaminaljuyu, Chalchuapa, Santa Leticia, así como en la costa de Santa Rosa. Si bien existen bastantes diferencias en los elementos de los grupos H1 y H2, el tercer grupo C se diferencia de H2 solo por un más bajo contenido de bario y, así como el H2, está compuesto de ceniza volcánica como desgrasante. Los 26 tiestos de este tercer grupo proceden de Santa Leticia, El Bálsamo y Monte Alto. El examen estadístico asigna todos menos 24 de los 116 tiestos a estos grupos y separa sin ambigüedad los grupos H1 de H2 y C (Figura 8).
Es posible que la diferencia entre los tiestos del grupo H1 y H2 se deba a los diferentes tipos de desgrasante mezclados a arcilla que por otra forma serían similares. Al comparar estos dos grupos con las arcillas de Santa Rosa (Figura 7b) se confirma esta posibilidad de un origen común en esta misma región de los grupos Rojo Fino H1 y H2. En el caso del grupo C, que si no fuera por el más bajo contenido de bario podría incluirse en el grupo H2, es posible que la diferencia se deba a mezcla de arcillas similares a los de H2 con ceniza volcánica de clase distinta, sin embargo, una hipótesis más plausible es que el contenido de bario más bajo sea el resultado de alteraciones de la pasta cerámica en la cocción.
Quedaría así reforzada la hipótesis de que el tipo Rojo Fino fue producido en Santa Rosa, posiblemente el grupo H1 con desgrasante de arena en Nueve Cerros y el grupo H2 y C, con desgrasante de ceniza en Ujuxte y de allí comerciado (en cantidades pequeñas) a la Costa y Altiplano. Ahora esperamos que más datos sobre cerámica Usulután puedan reforzar nuestras hipótesis sobre las rutas comerciales de esta misma época.
El periodo Clásico es aparentemente la época de mayor crecimiento poblacional en la costa de Santa Rosa y Jutiapa, aunque se anotó una cierta escasez de vestigios de la fase Clásico Temprana de 300 a 400 DC en lo que se refiere a cerámica. Esto podría deberse a un hiato en la secuencia o, por otra parte, podría ser efecto de faltas en nuestro muestreo regional y en la identificación de tipos diagnósticos de esta época. Este es un problema que todavía falta resolver. Para el Clásico Medio, de 400 a 650 DC, se tiene una extensa base de datos tanto en cerámica como arquitectura, procedente de prospecciones y de excavaciones.
En Santa Rosa se identificaron como centros regidores, de oeste a oeste, Durazno, Maneadero, La Máquina y La Nueva en Jutiapa (Figura 9). Estos sitios se caracterizan por la existencia de una acrópolis central; en el caso de La Máquina y La Nueva, de un juego de pelota al sureste de ésta (Estrada et al. 1997, Figuras 6 y 10). El área residencial de estos sitios se extiende por varias hectáreas de manera densa y nucleada. Como indican los polígonos de Thiessen, ajustados a características topográficas como la pendiente y distancia de ríos, cada uno de estos centros pudo haber controlado un territorio de por lo menos 9 km de radio.
Así como en la época Preclásico Tardío, en el Clásico Medio en el área del río Los Esclavos se sitúa el mayor numero de sitios pequeños (Figura 9) y el sitio mayor de La Máquina, cuya área ceremonial es mucho más grande que los demás centros regidores (Figura 10 a, b). Se podría hipotetizar que en base al modelo de gravedad (Plog 1976), La Máquina fue el sitio primario en una jerarquía de tres niveles, con Durazno y Maneadero y sitios periféricos en los dos niveles inferiores. Por otra parte, el sitio de La Nueva, investigado más a fondo este año, aunque sea de tamaño bastante grande y posea algunas características importantes, es sin embargo de nivel inferior a La Máquina. En primer lugar, su área residencial se extiende por al menos 4 km² a lo largo de un cauce antiguo del río Paz (Figura 13), en cambio el área de La Máquina se extiende por 7 km² (Figura 5b). En segundo lugar, en el territorio de 9 km de radio alrededor de La Nueva se han detectado 25 sitios menores. Alrededor de La Máquina, en cambio, existen 32 asentamientos, lo cual, si bien indica una alta densidad poblacional bajo el control de ambos sitios mayores, resalta la mayor densidad poblacional en el territorio de La Máquina. En tercer lugar, el único caso en el cual La Nueva rebasa La Máquina, La Nueva posee un corpus de por lo menos 23 esculturas monumentales, entre las cuales se cuentan tres barrigones Preclásicos y otras de tipo altar y espigas de estilo Cotzumalguapa de muy alta calidad; algunas guardada en el Museo Nacional de Guatemala (Chinchilla 1996:494-8). Entre las que quedan en el sitio figura una estela fragmentada de 3 m con un personaje de pie con un tocado muy elaborado con plumas de quetzal y, a su lado, una espada o macahuitl (Figuras 9 y 13, Chinchilla 1996). Otra estela lisa tiene una figura parcial de la cual aparentemente solo se había tallado el pie (Figura 11). Cabe señalar que en acuerdo con la comunidad de La Nueva se están recaudando fondos para la construcción de un pequeño museo local para la restauración y exhibición de estas piezas y de algunas que se han trasladado recientemente al IDAEH en forma provisional.
Regresando al tema de la jerarquía regional de la costa sureste, los datos nuevos sugieren que La Nueva, por su tamaño y localización, pudo haber sido un centro menor bajo el control político de La Máquina. Por otro lado, sin embargo, pudo haber ocupado el mismo nivel de La Máquina en la jerarquía y haberse mantenido como entidad política independiente. Aunque los datos actuales no pueden confirmarlo, la primera hipótesis parece la más probable debido a la diferencia en tamaño y proximidad (17 km) entre La Máquina y La Nueva. Aunque los datos exactos del área residencial de La Nueva todavía no están disponibles para un análisis comparativo, para La Máquina sí existe un mapa completo de estructuras en un área de 7 km², el cual se utilizó para obtener un estimado poblacional. A tal fin se calculó el área total de las plataformas edificadas haciéndose ajustes para incluir la posibilidad de plataformas no residenciales, no contemporáneas, así como otras no detectadas (Rice y Culbert 1990:14-22). Para eso se aplicó una reducción parcial y la formula de Naroll de 1 persona por cada 10 metros cuadrados de área edificada. Así se obtuvo un estimado de 5000-6000 habitantes para La Máquina y su área central de 7 km², por una densidad promedio de 714-857 habitantes por km². Si este dato se compara con datos disponibles de las Tierras Bajas, resulta que la densidad poblacional de La Máquina figura dentro del promedio de los centros mayores del área central de Petén (Rice y Culbert 1990).
Sumándose las poblaciones de Maneadero y Durazno y demás asentamientos menores, el estimado más conservador para el Clásico Medio-Tardío de toda la región es de hasta 15 a 20 mil habitantes. Este estimado no se distancia mucho de los censos del siglo XVI, que para Escuintla y Guazacapán registraron una población mínima de 10 mil habitantes (Paul 1976; Fowler 1989; Lovell y Lutz 1995) y también hay que considerar el dramático descenso demográfico sufrido por efecto de epidemias en ese siglo.
Al terminar el análisis tal vez también se pueda resolver el problema de cuántos de los sitios continuaron en ocupación durante el Clásico Tardío. Por el momento, los diagnósticos más seguros, como son las cerámicas Policromada y Plomiza, se han encontrado en cantidades muy pequeñas, lo cual hace más difícil diferenciar los contextos del Clásico Medio y Tardío (Kosakowsky y Estrada 1997:654).
El mismo problema todavía existe para la época sucesiva del Clásico Terminal al Postclásico Temprano, porque no aparece ningún cambio en la cerámica entre 850 y 1000 DC (Figura 14). De hecho, un patrón similar se ha detectado en Escuintla (Medrano, comunicación personal 1995). Nuestras excavaciones en Atiquipaque produjeron restos de ollas similares a las del Postclásico Tardío de Bilbao (Parsons 1969) y Escuintla (Medrano, comunicación personal 1995). Los demás sitios de Sinacantán (Estrada et al. 1997, Figura 13), La Isla, Nancinta (Figura 12), El Pajal y Pasaco (Figura 12), de manera preliminar se consideran en la época entre 1100 y 1500 DC. Los grupos centrales de todos estos sitios se componen de plazas rectangulares cerradas con estructuras alargadas en los lados y montículos pequeños en el centro. Este patrón arquitectónico ocurre exclusivamente en el Postclásico de Santa Rosa y tal vez podría identificarse con un grupo cultural específico que haya ingresado a la costa en esta época.
Resumiendo, es aparente un desarrollo continuo desde la época inicial del Preclásico, así como un crecimiento constante de la población y de la complejidad social hacia el Clásico Tardío. Durante estas fases de crecimiento hubo dos auges, uno en el Preclásico Tardío y otro en el Clásico Medio y Tardío, durante los cuales la costa de Santa Rosa y Jutiapa fue muy densamente poblada y tuvo gran actividad tanto económica como cultural, así como otras áreas vecinas de la Costa y del Altiplano. En realidad, esto no nos sorprende, ya que solo hasta ahora se ha dedicado un estudio sistemático de todas las épocas en esta región, así como había sido para el área central de Escuintla (Bove 1989a, Chinchilla 1996), el valle de Guatemala (Michaels 1979), el valle de Chalchuapa (Sharer 1978) y las áreas de Petén más al norte (Rice y Culbert 1990; Ashmore 1981). Estos datos nos dan la oportunidad de seguir el continuo y gradual desarrollo de los habitantes prehispánicos de la costa sureste de Guatemala y de los contactos intensos que estos mantuvieron con regiones vecinas, sea económica y que políticamente y así también compartiendo ideales culturales con ellos.
AGRADECIMIENTOS
El trabajo de campo fue posible gracias a una beca de National Geographic Society. Los permisos de ley fueron otorgados por el Instituto de Antropología e Historia. Muchas gracias al Sr. Martín Maldonado de Sevicargo S.A. por su ayuda logística.
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Figura 1 Mapa de la región del Proyecto Arqueológico Santa Rosa y Jutiapa y sitios arqueológicos
estudiados en 1995-1997
Figura 2 Mapa del asentamiento de Chiquiuitán. Preclásico Temprano 1300-900 AC
Figura 3 Secuencia evolutiva de los asentamientos prehispánicos de la costa de Santa Rosa y Jutiapa
del Preclásico Temprano al Clásico Tardío
Figura 4 Mapa de las entidades políticas del Preclásico Tardío 400 AC – 250 DC en Santa Rosa y Jutiapa
Figura 5 a) Mapa del área residencial de Nueve Cerros. Preclásico Tardío 400 AC – 200 DC; b) Mapa
del área residencial de La Máquina. Clásico Medio-Tardío 450-900 DC
Figura 6 a) Volumen de estructuras ceremoniales en los centros mayores del Preclásico Tardío 400 AC –
250 DC; b) Volumen de centros ceremoniales y distancia de Nueve Cerros
Figura 7 a) Composición química de los tiestos del Preclásico Tardío de tipo Rojo Fino de la Costa y
Altiplano de Guatemala y El Salvador; b) Comparación de la composición química de los tiestos del
Preclásico Tardío de tipo Rojo Fino, de las arcillas y cenizas volcánicas de Santa Rosa
Figura 8 Repartición estadística de las muestras cerámicas de tipos Rojo Fino en base a su composición
química
Figura 9 Mapa de las entidades políticas del Clásico Medio-Tardío 450-900 DC en Santa Rosa y Jutiapa
Figura 10 a) Volumen de estructuras ceremoniales en los centros mayores del Clásico Medio-Tardío 450-900 DC; b) Volumen de centros ceremoniales y distancia de Nueve Cerros
Figura 11 Estela 2 de La Nueva con bajo relieve incompleto de un pie humano con calzado
Figura 12 Mapa de las estructuras de Pasaco, Jutiapa. Postclásico Tardío 1200-1500 DC
Figura 13 Mapa del área residencial de La Nueva, Jutiapa. Clásico Medio 450-900 DC
Figura 14 Mapa de los sitios de la época Postclásico Tardío 900-1500 DC