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Mata Amado, Guillermo
1998 Presencia de arte Teotihuacano en el lago de Amatitlán, Guatemala. En XI Simposio de Investigaciones Arqueológicas en Guatemala, 1997 (editado por J.P. Laporte y H. Escobedo), pp.574-578. Museo Nacional de Arqueología y Etnología, Guatemala (versión digital).
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PRESENCIA DE ARTE TEOTIHUACANO EN EL LAGO DE AMATITLÁN, GUATEMALA
Guillermo Mata Amado
De las miles de piezas arqueológicas recuperadas entre los años de 1967 a 1975 de los diferentes depósitos del fondo del lago de Amatitlán, únicamente las recuperadas del área que se conoce como Mexicanos (Mata 1964) presentan en muchos casos estilos y elementos parecidos y en algunos casos iguales a los encontrados en Teotihuacan. El sitio arqueológico de Mexicanos se menciona por primera vez por Shook (1952), quien lo describe como un sitio pequeño del Clásico Temprano. Posteriormente, Borhegyi (1958), al hacer varios reconocimientos, amplía el área del sitio y más recientemente Mata y Rubio (1987) incluyen en el sitio hasta la cima de la montaña que se encuentra más al sur, ya que existen evidencias de varias esculturas talladas de piedra con representaciones antropomorfas y múltiples estructuras, la mayoría con evidencia de saqueo. Se puede pensar que el sitio arqueológico de Mexicanos fue un gran centro poblacional dentro del área cuya actividad económica contribuyó en gran parte al desarrollo de Kaminaljuyu (Figura 1).
Al buscar un motivo por qué esta zona lleva ese nombre, me indicaron las personas ancianas que era debido a que los dueños tenían ese apellido. Pero al encontrar evidencias de estilos mexicanos en esta región se puede suponer que se llamó así por que los pobladores o sus descendencias provenían de esa región. La similitud de los estilos comprende una gran cantidad de vasijas en forma de reloj de arena con tapaderas, incensarios en forma de campana bellamente trabajados, de igual estilo que los reportados por Berrin y Pasztory (1993:217, figuras 68 a 70), para solo mencionar algunos. Las vasijas de diferentes tamaños y algunas de ellas con el adorno de talud tablero en la parte anterior, otras presentan aletas en los laterales y pueden tener rebordes en su parte superior o superior e inferior. Hay otras con importantes diseños iconográficos. Como complemento a estas vasijas se han recuperado alrededor de cien tapaderas de incensarios de las cuales un porcentaje considerable tiene motivos parecidos a los de los estilos teotihuacanos. Entre ellos, los adornos que se encuentran más frecuentemente decorando estos incensarios son motivos marinos, iguales a los adornos de la cerámica teotihuacana y a los que decoran los taludes y tableros del templo de Quetzalcoatl, como lo muestran los trabajos de Von Winning (1949:142-145, figuras 13 a 18), Borhegyi (1966:19,20, figura 5a-h). Estos adornos son conchas, caracoles, estrellas (Figura 2), así como elementos fitomorfos y algunos de los glifos conocidos como Ojo de Reptil (Von Winning 1961: figura 1,13).
También se pueden encontrar en las decoraciones de la cerámica recobrada de Mexicanos figuras humanas con caras de ese estilo, presencia de figuras de Tlaloc en las decoraciones de los cilindros amatitlanecos, pequeñas piezas de las llamados candeleros, unas pequeñas tapaderas con tres asas como las reportadas por Berrin y Pasztory (1993:248, figura 128).
Los motivos de conchas marinas se encuentra más frecuentemente en la parte anterior de unas cajas cuadradas de forma rectangular reportadas por Mata y Rubio (1987: figuras 4 a 7). Estas conchas son de la clase pelecípoda, también conocidas como lamelibranquios o bivalvos y gasterópodos que no tienen simetría bilateral (Figura 2e). También se pueden encontrar en piezas de cerámica encontradas en la Costa Sur de Guatemala (Hellmuth 1975:35-53), sobre todo en los llamados castillos.
A pesar de la similitud en los elementos decorativos es fácilmente distinguible la cerámica de la Costa Sur y la de Amatitlán. Sobre todo ya que todas las piezas de cerámica rescatadas en el fondo del lago de Amatitlán tienen una coloración obscura tirando a negro.
Para ilustrar mejor esta similitud podemos apreciar unos incensarios que por su forma son casi únicos denominados incensarios Talud Tablero ya reportados por Mata y Rubio (1987).
El estilo es casi único de la región de Mexicanos ya que no se han encontrado reportes de piezas similares que tenga conocimiento. Pero la decoración de ellos es con elementos típicos de la región teotihuacana. Se caracterizan por tener la forma de una caja cuadrada que actúa como vasija con forma trapezoidal o de pirámide truncada con cuatro soportes cónicos. La parte anterior tiene banda resaltada en todo lo largo del extremo superior y en los lados que enmarcan una decoración de elementos acuáticos elaborados con moldes iguales a los reportados por Berrin y Pasztory (1993:120. figura 77). En la figura 4a se puede notar que está dividida horizontalmente por una línea con cuatro ondulaciones que puede representar olas de agua. La decoración en el segmento inferior consiste en cinco conchas de pelecípodo, dos con líneas convergentes hacia la charnela, una con decoración de una línea, dos sin decoración, además un gasterópodo de concha diestra. En el segmento superior están representados con elementos marinos, uno pelecípodo, un gasterópodo y dos gasterópodos de forma de caracol más tradicional.
Sobre la caja está la tapadera del incensario que para mejor descripción se dividirá en dos partes: la base y la chimenea con su decoración. La base consiste en una caja rectangular que tiene en la parte anterior una banda resaltada en todo lo largo del extremo superior y en los lados enmarca dos glifos circulares que representan cada uno a Tlaloc, deidad de origen teotihuacano. La parte superior de la caja es una plataforma plana sobre la cual en la parte central está colocada la chimenea que en su parte anterior está ricamente decorada con una figura humana vestida a la usanza teotihuacana. Los pies están apoyados sobre la base de la tapadera del incensario y tienen sandalias con tobillera alta y diseño decorativo al frente que cae sobre los pies. Lleva un traje de dos piezas, la inferior a manera de falda que cubre las extremidades inferiores hasta llegar a las sandalias. La parte superior es una especie de blusón con cuatro franjas de decoración, las dos inferiores en forma de cuadros, la tercera en forma de colmillos y la más superior con una secuencia de triángulos. Arriba, un collar de cuentas circulares colocadas sobre un como cuello rígido. A los lados se pueden observar los brazos. El rostro bien delineado con características teotihuacanas con manufactura a base de acanaladuras que forman la boca y los ojos. Los labios, nariz y cejas hechas con un modelado fino. De las orejas cuelgan orejeras circulares de dos piezas. Este estilo también se encuentra en las orejas de las caras de los castillos de la Costa Sur de Guatemala (Hellmuth 1975:44, figura 32).
Sobre la cabeza lleva un gran tocado que representa al dios mariposa. A los lados, unas grandes alas de mariposa que llegan hasta descansar en la plataforma. En la figura 5b se puede apreciar la parte posterior donde se observa la chimenea y su relación con la decoración anterior. La figura 6, muy parecido al descrito anteriormente, con la diferencia que lleva el glifo de Ojo de Reptil y las alas tienen decoraciones de estrellas.
En la figura 8 podemos observar fragmentos de incensarios con elementos teotihuacanos y en las figuras 9 y 10, partes anteriores de cilindros amatitlanecos con caras conocidas del panteón teotihuacano como es el Dios Tlaloc.
Podemos concluir diciendo que del depósito subacuático de Mexicanos en el lago de Amatitlán, se recuperaron especímenes de cerámica con estilos propios de la localidad pero decorados con elementos característicos de la cultura de Teotihuacan. En las pocas excavaciones que se han llevado a cabo en el sitio y en la recolección de tiestos de superficie no se han encontrado objetos o fragmentos similares a los recuperados del fondo del lago, lo que hace suponer que este tipo de objetos era manufacturado con el único objeto de ofrecerlos a las aguas del lago. Mientras no se encuentre evidencia que contradiga lo expuesto, queda la hipótesis presentada.
REFERENCIAS
Berrin, Kathleen y Esther Pasztory
1993 Teotihuacan. Thames and Hudson /The Fine Arts Museum of San Francisco.
Borhegyi, Stephan F. de
1958 Underwater Archaeology in Guatemala. Actas del 33 Congreso Internacional de Americanistas. San José.
1958 Hallazgos arqueológicos en aguas del Lago de Amatitlán. Antropología e Historia, 10 (1):512, Guatemala.
1966 Shell Offering and the Use of Shell Motifs at Lake Amatitlan, Guatemala, and Teotihuacan, Mexico. 36 Congreso Internacional de Americanistas 1:355371. Sevilla.
Hellmuth Nicholas
1975 The Escuintla Hoards: Teotihuacan Art in Guatemala. F.L.A.A.R. Progress Reports 1 (2). Guatemala.
Mata Amado, Guillermo
1964 Apuntes arqueológicos sobre el lago de Amatitlán. Antropología e Historia de Guatemala 16 (1).
Mata Amado, Guillermo y Rolando Rubio
1987 Incensarios talud-tablero del lago de Amatitlán (Guatemala). Mesoamérica 13:185-203. CIRMA, Antigua Guatemala.
Shook, Edwin M.
1952 Lugares arqueológicos del Altiplano Meridional Central de Guatemala. Antropología e Historia de Guatemala 4 (2):3-40.
Winning, Hasso von
1949 Shell Design on Teotihuacán Poterry. En El México Antiguo, Tomo dedicado a Memoria de Eduard Seler, pp. 126-153. México.
1961 Teotihuacan Symbols: The Reptile’s Eye Glyph. Ethnos 26 (3). Stockholm.
Figura 1 Mapa de Amatitlán
Figura 2 Elementos decorativos