Descargar este artículo en formato PDF
Quintana Samayoa, Óscar
2001 Concepto para la intervención del recurso cultural prehispánico en el noroeste de Petén. En XIV Simposio de Investigaciones Arqueológicas en Guatemala, 2000 (editado por J.P. Laporte, A.C. Suasnávar y B. Arroyo), pp.98-104. Museo Nacional de Arqueología y Etnología, Guatemala (versión digital).
10
CONCEPTO PARA LA INTERVENCIÓN DEL RECURSO CULTURAL PREHISPÁNICO EN EL NORESTE DE PETÉN
Óscar Quintana Samayoa
Los procesos de intervención en un sitio arqueológico tienen diferentes fines u objetivos y diferentes niveles de resultados (Figura 1). El objeto a intervenir puede ser un elemento cultural aislado, un edificio Maya, un conjunto de edificios, un sitio arqueológico o un conjunto de ciudades en una región determinada. El primer nivel de análisis se refiere a tener una percepción de la realidad del objeto, es decir su condición actual como elemento – recurso cultural tangible. Por lo general el objeto se encuentra abandonado, depredado, agredido por el ambiente y si tiene evidencias visibles de arquitectura, éstas están en peligro de colapso. Esta condición determinó al Ministerio de Cultura y Deportes y al Instituto de Antropología e Historia a considerar a la región que abarca el ámbito del programa «Protección de Sitios Arqueológicos en Petén» en estado de emergencia.
El IDAEH planificó – bajo esta realidad – las acciones prioritarias en el esquema de un Programa de Rescate. Por lo tanto el primer nivel de intervención es conocer la realidad del recurso, para luego diseñar un programa que rescate y prepare a los objetos para su incorporación y uso legal y racional. Bajo este concepto el segundo nivel de intervención es procurar acciones preventivas y registro de daños en el recurso cultural – objeto (Figura 2).
Por acciones preventivas entendemos el realizar visitas periódicas a los sitios arqueológicos de la región, con el propósito de monitorear el comportamiento y el deterioro del recurso cultural. Se documentan las depredaciones, la arquitectura en peligro y las alteraciones del bosque circundante, también se elaboran planos esquemáticos. En casos de inminente colapso de un elemento cultural se realizan acciones puntuales de control de vegetación, apuntalamiento de muros y bóvedas en peligro, construcción de cubiertas protectoras o rellenos provisionales. Además de las acciones físicas de rescate, las experiencias vividas aportan nueva información al conocimiento del objeto y permiten planificar una nueva fase de intervenciones con alcances más ambiciosos.
Ahora el Ministerio de Cultura cuenta con un panorama general y actualizado de las necesidades de intervención en el noreste de Petén; además tiene una estrategia para incorporar recursos culturales importantes a una actividad de uso y conservación duradera con una visión hasta el año 2015. También el IDAEH cuenta con perfiles de proyecto para poder «activar» la región y poner en marcha el rescate e incorporación del recurso cultural del noreste de Petén.
El tercer nivel denominado aquí «Conocimiento del Objeto» se realiza a través de diferentes niveles de intervención arqueológica. Tiene como objetivo consolidar el proceso de conocimiento iniciado en el nivel 1 y 2, y permite llegar a dos horizontes distintos: uno sería el conocimiento en sí (aporte a la comunidad científica) y el otro, que involucra a otras ciencias y técnicas, continúa su proceso en otros niveles de la intervención para llegar a rescatar y preparar el recurso cultural tangible a la presentación física del pasado y consecuentemente a su uso y disfrute social.
Las acciones de arqueología se pueden ordenar en tres campos de intervención; cada uno de ellos alcanza un nivel de conocimiento sobre él o los objetos y en conjunto forman la totalidad de aspectos materiales y no materiales que permiten llegar a entender o interpretar el pasado cultural. El nivel «arqueología de rescate» se encarga de realizar sondeos básicos en un sitio arqueológico, con el propósito de tener una idea bastante acertada de la cronología del objeto (con una duración máxima de 1 a 2 meses de campo). También se elabora un plano nuevo, más detallado, del sitio y se investigan y documentan los saqueos clandestinos. Esta actividad utiliza la depredación para conocer al objeto. Posteriormente se realiza el relleno de los saqueos; esta acción pretende la conservación del objeto mientras se consiguen los fondos financieros necesarios para una mayor intervención. El objetivo final es retardar la destrucción del recurso y obtener el conocimiento básico del objeto, instrumento que permite al IDAEH planificar con mayor precisión sus prioridades de intervención – elaborar perfiles de proyecto y buscar fondos financieros para su realización.
Otro nivel de intervención arqueológica es la acción de «apoyo al conocimiento general del objeto», en dos diferentes niveles: uno en sitios mayores y menores, y el otro en un nivel regional. Por ejemplo, en el nivel de sitios mayores se realiza un programa completo de sondeos estratigráficos en plazas, patios y calzadas, mucho más extenso que el nivel anterior; como resultado se establece la cronología del objeto. Este conocimiento es reforzado con otras acciones tales como recorridos alrededor del sitio arqueológico y estudios especiales tales como: investigación de calzadas, chultunes, conjuntos de edificios y otros.
En un nivel regional está el programa de intersitios, estudios de bajos y cuencas, epigrafía y otros, además dentro de este rango, que es el nivel macro del análisis del objeto, se incluyen los estudios especiales con otras ramas de la antropología tales como tradiciones actuales, estudio en archivos coloniales, los trabajadores de la selva y las comunidades.
Tal vez el término empleado para los tres niveles de intervención arqueológica se quede corto en su definición, ya que la arqueología es una rama o parte de la antropología; la cual es vista en este modelo como «Estudio Especial» (Figura 3). Los estudios especiales engloban en sí el nivel macro del conocimiento y es el encargado de sintetizar todo el conocimiento cultural tangible e intangible desde el pasado remoto hasta nuestros días.
El tercer campo de intervención arqueológica es el que «apoya a la restauración de edificios»; esta acción se coordina con el equipo de arquitectura y permite obtener datos sobre las edificaciones, las cuales son base para el trabajo de restauración y puesta en uso, a través de pozos, calas, trincheras, túneles y registros se obtienen los datos necesarios para conocer los edificios anteriores, modificaciones, ampliaciones, tipos constructivos y otros.
Los datos son procesados y analizados dando como resultado la interpretación cultural del objeto, o sea su historia. Para apoyar este conocimiento y transmitirlo a más personas, son de gran ayuda los trabajos de conservación del material cultural tales como: conservación de estucos, piedras talladas y restauración de piezas arqueológicas como vasijas, o la producción de réplicas y tablas cronológicas, que en otro nivel (Nivel 5) apoya a la presentación del objeto.
En los tres niveles de intervención arqueológica es fundamental el análisis y síntesis del conocimiento recuperado a través de los diferentes niveles y procesos de intervención, los cuales nos permiten reconstruir, en conjunto o en forma particular, la evolución cultural del objeto desde periodos tan antiguos como el año 700 AC hasta el año 2000.
El cuarto nivel de intervención se ocupa de preparar al objeto para su presentación y uso. En este proceso se combinan las intervenciones de arqueología en apoyo a la restauración, las intervenciones propias de restauración y las acciones del programa puesta en valor (Figura 4).
El programa de restauración, con el apoyo de los datos proporcionados por las intervenciones de arqueología, prepara al objeto para su presentación; para esto se emplean las técnicas de consolidación, restitución de volúmenes, reintegración de elementos constructivos y otros. También se realizan estudios de ingeniería estructural que permitan asegurar al objeto soportar su exposición al visitante y al medio ambiente.
Los objetos restaurados son tratados como conjuntos de un sistema – por lo tanto se integran a su entorno y son fieles testigos de su pasado – en su situación actual de ruina arqueológica. Todo es importante, la huella del pasado, su situación actual – luego de años de abandono, su nuevo rol como Sitios Sagrados compartidos con el patrimonio natural, su uso como elemento de conocimiento y disfrute social, su presentación como instrumento de apoyo para la economía local, para la identidad y orgullo nacional.
Para apoyar el nuevo uso del recurso cultural y su integración, el modelo cuenta con un nivel de intervención paralelo, el cual se encarga de amoldar el entorno para ayudar al espectador a entender y visualizar al objeto bajo el concepto de arquitectura del paisaje. En este programa se incluyen acciones tales como: control de vegetación sobre y alrededor del objeto, reforestación, jardinización y otros. Con estos elementos se acentúan los rasgos característicos del recurso cultural y natural preparado para ser presentado.
En el quinto nivel de intervención, algunas acciones se realizan afuera o alrededor del Sitio Sagrado y tienen como función apoyar y reforzar la presentación, el conocimiento y el disfrute social (Figura 4). Este nivel considera el uso de nuevos elementos tales como la construcción de centros de interpretación, servicios públicos, circuitos interpretativos y otros; además procesa el conocimiento adquirido a través de publicaciones, guías y panfletos. También en un nivel operativo, normativo-legal, se considera la elaboración de instrumentos para apoyar la conservación y uso duradero, tales como planes maestros y planes operativos, en donde los programas de administración para sostener el recurso son vitales. Importante también es el programa de participación comunitaria con responsabilidades, obligaciones y beneficios. Otros programas como el de capacitación, el mantenimiento y monitoreo del recurso cultural habilitado son fundamentales para garantizar así su conservación y uso racional.
La tarea no concluye en este nivel (nivel 5) ya que el proceso iniciado con las primeras intervenciones hasta llegar al plan de uso y sus diversos programas, es sólo el inicio de una retroalimentación y ciclo que comienza de nuevo (nivel 6). Esta retroalimentación del recurso debe estar programada, asegurada y monitoreada para garantizar la sostenibilidad de las intervenciones realizadas y por realizar, en un compromiso con los monumentos, la sociedad actual y la historia.
Figura 1 Matriz para intervención de sitios arqueológicos
Figura 2 Fase 1: documentación-concepto-acciones preventivas
Figura 3 Fase 2: intervenciones arqueológicas en diferentes niveles
Figura 4 Fase 3: intervenciones de restauración-puesta en uso-presentación