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Kovacevich, Brigitte, Tomás Barrientos, Arthur Demarest, Michael Callaghan, Cassandra Bill, Erin Sears y Lucía Morán
2001 Producción e intercambio en el reinado de Cancuen. En XIV Simposio de Investigaciones Arqueológicas en Guatemala, 2000 (editado por J.P. Laporte, A.C. Suasnávar y B. Arroyo), pp.514-530. Museo Nacional de Arqueología y Etnología, Guatemala (versión digital).
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PRODUCCIÓN E INTERCAMBIO EN EL REINADO DE CANCUEN
Brigitte Kovacevich
Tomás Barrientos
Arthur Demarest
Michael Callaghan
Cassandra Bill
Erin Sears
Lucía Morán
Antes de exponer la presente ponencia nos sentimos obligados a reconocer nuevamente y de forma pública a todas aquellas instituciones y personas que de una u otra manera contribuyeron a esta presentación y al desarrollo general del Proyecto Cancuen en su primera y segunda temporada. Primeramente quisiéramos mencionar la colaboración del Instituto de Antropología e Historia en las investigaciones de las áreas residenciales de Cancuen, especialmente la ayuda prestada por Julio López en reconocimientos y Edgar Suyuc en excavación. Además, debemos agradecer la generosa ayuda de Amílcar Bojórquez, propietario de la finca donde se llevaron a cabo las excavaciones y por supuesto a las Universidades de Vanderbilt y del Valle de Guatemala y las demás instituciones que patrocinaron estas temporadas.
Las investigaciones en 1999 fueron dirigidas hacia un conocimiento preliminar del sitio, que comenzó con recorridos y la elaboración del mapa topográfico, y culminó con la elaboración de pozos de sondeo en plazas y áreas residenciales que proporcionaron una cantidad considerable de material cerámico y lítico (Demarest y Barrientos 1999, 2000).
Los reconocimientos, mapeo y excavaciones de sondeo revelaron que Cancuen es mucho mayor de lo que se conocía, y cuyo epicentro es dominado por uno de los palacios más monumentales del área Maya (Figura 2). También se identificaron numerosos grupos residenciales antes desconocidos, y se empezaron las excavaciones de sondeo en la parte sur del sitio. El área residencial ubicada más al sur, conocida también como Grupo F, reveló algunas evidencias preliminares de producción (Figura 4). La excavación de una unidad habitacional en este grupo expuso un basurero donde se recuperó gran cantidad de pedernal, que incluyó cinco núcleos agotados, bastante desecho de manufactura y un percutor de piedra caliza usado en la producción de bifaciales. Dentro del mismo basurero se recuperó un bifacial de calcedonia finamente elaborado, sugiriendo un alto nivel de especialización. El hallazgo de un basurero de taller en el Grupo F fue interpretado como un indicador de la existencia de talleres a nivel doméstico en algunos de los grupos residenciales del sitio, y cuya distribución fue arbitraria (Demarest y Barrientos 1999).
En general, las investigaciones de 1999 sobrepasaron las expectativas iniciales de la temporada y del proyecto mismo, especialmente porque evidenciaron que Cancuen fue uno de los sitios más importantes del suroeste de las Tierras Bajas. Al mismo tiempo motivó la investigación de cuestionamientos más específicos, como es la complejidad y diversidad económica dentro del sitio. A partir de estos resultados preliminares, las investigaciones del Proyecto Cancuen han empezado a ampliar los conocimientos de esta región desconocida y se han enfocado en el papel que jugó el sitio en este punto estratégico entre el Altiplano y las Tierras Bajas.
LA INVESTIGACIÓN DE ÁREAS DE ACTIVIDAD Y TALLERES
Como se expuso anteriormente, el descubrimiento de evidencias de talleres o de producción especializada en la temporada 1999 hizo que dentro de los objetivos de las siguientes temporadas tuviera un lugar importante la identificación, análisis e interpretación de áreas de actividad. Antes de entrar en lo relacionado al estudio de áreas de actividad, talleres y producción especializada en Cancuen, debemos hacer un recuento de los conceptos básicos en este tipo de investigaciones, así como su desarrollo y problemáticas en Mesoamérica.
Uno de los antecedentes más importantes en el estudio arqueológico de producción especializada en áreas residenciales corresponde al trabajo de Becker (1973) en Tikal. Tomando datos de diferentes zonas del sitio, él identifica áreas específicas para producción de artefactos líticos, cerámicos, de madera, concha, etc. Dichas interpretaciones de los grupos residenciales se basaron mayormente en argumentos altamente especulativos, y únicamente la identificación de áreas de producción lítica (Grupos 4F-1 y 4f-2) se basó en datos cuantificables, especialmente en forma de densidades de herramientas y desechos (Becker 1973: 398-9). A este respecto, Fowler (1991:4) indica que son muy pocos los sitios que tienen evidencia irrefutable e indiscutible de especialización, y que en estos casos, únicamente las actividades relacionadas con la producción de artefactos líticos pueden ser altamente confiables.
AREAS DE ACTIVIDAD
Este concepto fue introducido inicialmente por Flannery (1976) y Winter (1976), y fue aplicado posteriormente por Clark (1981). Originalmente se definió como “un área cuya distribución espacial refleja patrones de comportamiento y estructura social” (Soto 1986:59). Manzanilla (1986:9) agrega que ésta es también definida como la unidad mínima con contenido social dentro del registro arqueológico, y que a su vez implica actividades ligadas a trabajos específicos. De una manera más amplia y aplicada a la investigación arqueológica, Manzanilla (1986:11) define entonces un área de actividad como una “concentración y asociación de materias primas, instrumentos o desechos en superficies o volúmenes específicos, que reflejen actividades particulares”. Estas generalmente se encuentran delimitadas por elementos constructivos y son para producción, consumo, almacenamiento y evacuación. Winter por su parte también indica que dentro de un conjunto doméstico o unidad habitacional se pueden encontrar varias áreas de actividad.
TALLERES
Los talleres se han definido como un tipo de área de actividad en la que se lleva a cabo la manufactura de objetos y herramientas (Soto 1986:61) De acuerdo a Clark (1981), estos están asociados a la existencia de artesanos de medio tiempo o tiempo completo, que son a su vez especializados en una actividad específica y tradicional. Como ya se mencionó, dentro de la evidencia arqueológica los talleres identificados son generalmente talleres líticos. Moholy-Nagy (1990) define a los talleres líticos como “lugares donde la actividad principal es la manufactura, no el consumo de artefactos de piedra”. La existencia de estos es por lo tanto asociada a basureros con desechos líticos.
De acuerdo a esta definición, una concentración de desechos líticos no necesariamente indica el mismo lugar de la manufactura de herramientas, pero en la mayoría de casos no se encuentra muy lejos de él. La identificación de talleres líticos en contextos arqueológicos es muy importante ya que son buenos indicadores de sistemas de distribución de artefactos y obtención de materia prima, así como de niveles de especialización. Por otro lado, los talleres líticos también proporcionan una tipología de artefactos producidos y las herramientas para los procesos de manufactura. (Moholy-Nagy 1990:269)
PRODUCCIÓN ESPECIALIZADA
Otro concepto que está estrechamente asociado con los talleres es el de la especialización, que ha sido definida por Soto como el conjunto de actividades que se realizan con conocimiento de una tradición tecnológica (Soto 1986:60). Fowler (1991:5) indica que la producción especializada puede darse en contextos elitistas cuando los artesanos trabajan tiempo completo para la elite, pero que en muchos casos se encuentra asociada a contextos residenciales y por lo tanto sin un control directo de la elite. La evidencia mesoamericana indica que los especialistas generalmente no dedicaban todo su tiempo a actividades especializadas, incluso en sitios como Teotihuacan, Tikal y Kaminaljuyu, donde las cifras de producción son bastante altas (Becker 1973; Hay 1978; Clark 1997:156-8). Otro aspecto a resaltar es que los artesanos también trabajaban mayormente en sus propias viviendas, ya que la evidencia de talleres es comúnmente encontrada en o cerca de la residencia del artesano (Moholy-Nagy 1990:273-5).
Ahora bien, es muy posible que los artesanos en la Mesoamérica prehispánica tampoco estuvieron independientes de la elite, especialmente en la producción de bienes exóticos, ya que pudieron existir medios indirectos de control de producción, como es el caso de la obtención de materias primas que llegaron por medio de sistemas de comercio a larga distancia, tales como la obsidiana y el jade (Clark 1997:156; Janusek 1999).
IDENTIFICACIÓN DE TALLERES LÍTICOS EN EL REGISTRO ARQUEOLÓGICO
Varios especialistas han definido ciertas problemáticas con respecto a la identificación de talleres en contextos residenciales, especialmente la confusión que genera los hallazgos de áreas de desecho (Moholy-Nagy 1990) y las especulaciones en la identificación de herramientas líticas y su uso (Fowler 1991). Michels (1979) define tres criterios para reconocer talleres de producción lítica: 1) alto nivel de calidad en los artefactos; 2) grandes concentraciones de desecho; y 3) distribución espacial discontinua de áreas de actividad dentro del grupo residencial. Fowler (1991:12) por su parte también apoya la idea que la densidad de desecho es proporcional a la cantidad de producción, por lo que los basureros de talleres son buenos indicadores de niveles de especialización y otros aspectos de los talleres líticos.
METODOLOGÍA Y DATOS DE LA TEMPORADA 2000
Para el presente año, las investigaciones en Cancuen se planificaron en mayor escala y los resultados obtenidos han aportado una gran cantidad de datos que amplían el conocimiento que ya se tenía del sitio y la región en general. Dentro de las actividades más importantes en la Temporada 2000 destaca la elaboración del mapa y el reconocimiento a lo largo de todo el sitio, que evidenció más áreas residenciales de las que ya se conocían, y por lo tanto, la posibilidad de encontrar otras unidades habitacionales con evidencia de talleres o producción especializada. Las excavaciones de sondeo se centraron nuevamente en la parte sur del sitio, pero ahora en grupos residenciales más cercanos al epicentro. Estas excavaciones se definieron como las operaciones 13 y 15, que consistieron en el sondeo de 20 estructuras que forman parte de un conjunto de 96 montículos (Figura 3).
La metodología inicial se enfocó en la excavación de unidades de sondeo con el objeto de encontrar basureros en la parte trasera de estructuras, para así obtener una buena muestra de materiales que permitiera establecer una cronología del sitio. Al mismo tiempo, estas excavaciones de sondeo también fueron dirigidas hacia la búsqueda de evidencia de producción, mediante la identificación de posibles áreas de actividad, talleres o sus desechos. De las 20 estructuras sondeadas, cuatro se excavaron intensivamente por presentar rasgos arquitectónicos y concentraciones de artefactos diferentes al resto.
UNIDADES HABITACIONALES CON EVIDENCIA DE ÁREAS DE ACTIVIDAD
El material constructivo de las viviendas en esta parte y el resto del sitio en general provino de depósitos cercanos de piedra caliza ubicados en las orillas del río Pasión. La forma general de las estructuras excavadas presenta basamentos de muros con relleno de tierra y plataformas para la construcción de viviendas perecederas. Estas unidades habitacionales también se caracterizaron por superficies de piso conformadas por grandes lajas irregulares de piedra caliza, las cuales funcionaron como patios exteriores a las áreas habitacionales.
Los artefactos recuperados en estos patios sugieren que estas áreas funcionaron como áreas de actividad doméstica, y en algunos casos, como áreas para la producción especializada de artefactos elitistas o utilitarios. Esta inferencia se deriva de varias áreas de desecho y basureros encontrados directamente adyacentes a los patios, y también por la asociación directa de estos pisos con varios tipos de herramientas, piedras de moler y bienes elitistas. Este patrón se confirma en gran parte mediante el análisis espacial de la distribución de artefactos y su cuantificación. Así, para identificar la ubicación de posibles áreas de actividad se han definido las áreas con mayor densidad de cada tipo de artefactos en los alrededores de las residencias excavadas y sobre los patios asociados a ellas.
La Estructura K6-34, excavada por Tomás Barrientos, es una residencia con una construcción muy sencilla, de planta cuadrada conformada por una base de muro. Al frente se encuentra una pequeña escalinata y en la parte trasera se encontró una cantidad considerable de lajas y piedras de distintas formas que forman una franja de unos 2 m de ancho. Este rasgo se encuentra en el interior de la vivienda y al examinar la forma de algunas de las piedras y los artefactos asociados, se ha identificado como un área de actividad asociada a la producción de artefactos líticos de alta calidad, como jade y pirita (Figura 5).
Cerca de la esquina noroeste se recuperó una buena cantidad de herramientas que bien pueden asociarse con el corte y pulimento de jade, así como una variedad de productos terminados de este material. Un poco hacia el este y en todo el piso de la residencia en general también se recuperó un alto porcentaje de fragmentos de espejos de mosaico de pirita, así como fragmentos de bases de espejo hechos de cerámica o piedra arenisca. Aunque se recuperaron algunos fragmentos de pirita sin trabajar, es muy difícil probar la producción de estos artefactos, ya que desconocemos el tipo de herramientas utilizadas. De todas formas, creemos que la aparición de altas cantidades de dicho material indica un alto nivel de status para los habitantes de la vivienda o para quienes trabajaban. Hacia el este, en la parte exterior de la estructura, se encontró un área de desecho con una concentración considerable de desechos líticos y fragmentos de herramientas, indicando así que en la vivienda se realizaba más de un tipo de actividad (Figuras 6 y 7).
En cuanto a la obsidiana, se recuperaron artefactos distintos de la secuencia de reducción de navajas prismáticas, que incluyen un fragmento de un núcleo poliédrico agotado, una lasca para preparación de plataforma, macro lascas, macro navajas, lascas de rejuvenecimiento y fases primarias y secundarias de navajas. Los desechos de pedernal indican un alto porcentaje de herramientas en relación con el desecho (20% a 80%) y poco desecho en comparación con otras unidades residenciales sondeadas este año. Esto podría indicar la producción de herramientas para consumo doméstico o para el uso de alguna tarea especializada, como trabajos en madera o concha. Para afirmar esto se tiene planeado el análisis de huellas de uso en dichos artefactos, por lo que al momento esta interpretación queda bastante especulativa. Hay que agregar que todas las herramientas de pedernal recuperadas en esta unidad habitacional muestran un alto grado de manufactura, así como todas las etapas de la producción de navajas prismáticas y núcleos poliédricos.
La Estructura K7-24, excavada por Michael Callaghan, proporcionó la evidencia más contundente de especialización en la producción de artefactos líticos, así como otras actividades de tipo doméstico. La estructura se compone principalmente de un montículo de tierra rodeado por un patio exterior hecho de lajas, a manera de una U (Figura 8). Varios basureros se encontraron en el borde de la superficie del patio, donde se recuperó un total de 1089 lascas de pedernal, cuyo porcentaje en relación a las herramientas es bastante alto (94.9% a 5.1%; Figura 9). La poca cantidad de herramientas comparado con la alta densidad de desecho sugiere poco consumo o uso doméstico de las herramientas producidas, indicando así intercambio interno o incluso externo de artefactos líticos.
De las herramientas recuperadas, 12 fueron grandes bifaciales ovalados, cuyo uso se ha asociado a actividades agrícolas, por lo que se puede inferir que los habitantes de la residencia estuvieron involucrados en el cultivo o que se dedicaron a la producción de dichas herramientas. En esta estructura se recuperó más obsidiana que en cualquier otra parte del sitio, con un total de 433 artefactos, que también ejemplifican todas las etapas de producción de navajas prismáticas (Figura 10). También se obtuvo evidencia de una posible producción de artefactos de jade, que incluye algunas piezas de desecho, pero principalmente un bloque natural de jade de 35 libras de peso con marcas de aserrado.
Este bloque se encontró asociado a un escondite, posiblemente relacionado a un ritual de terminación, en la parte este del patio de la residencia, y estaba rodeado por tres piedras de moler y algunos cántaros utilitarios rotos. Es muy probable que dichos artefactos fueran dejados en este lugar por los habitantes en el momento de abandono del sitio, ya que pudieron ser muy pesados para llevarlos consigo. Varias piedras de moler y manos se recuperaron sobre la superficie del patio, indicando actividades domésticas. Entre estos cabe mencionar una piedra de moler y mano de extraordinaria calidad que seguramente fueron usados para el procesamiento de materiales orgánicos muy finos, como pigmentos. En resumen, esta residencia presenta evidencia que puede ser interpretada como un área de patio para realizar múltiples actividades, que incluyeron la especialización en producción de artefactos líticos ya sea para uso doméstico, de elite o para intercambio.
La Estructura J7-7, excavada por George Higginbotham, presentó un caso muy distinto, ya que el porcentaje de herramientas es casi igual al de desecho (40.1% a 59.9%), y en general, la cantidad de artefactos es mucho mas baja que en los otros casos. De igual forma, se recuperó un alto porcentaje de fragmentos de navajas terminadas en relación a lascas de desecho (82.7% a 17.24%). Esto podría reflejar un grado considerable de variación en las actividades llevadas a cabo en las unidades residenciales de esta parte del sitio.
La Estructura J6-5, excavada también por George Higginbotham, se asemeja a la K6-34 ya que tiene muros bien definidos, pero en este caso sí se presenta un patio exterior de lajas. Los materiales líticos recuperados incluyeron un 23.1% de herramientas y un 76.9% de lascas. Las herramientas incluyeron una punta proyectil bifacial, posiblemente usada para cacería, bifaciales ovalados para uso agrícola y otros artefactos que pudieron usarse para trabajar madera. La densidad del pedernal fue muy baja, con un total de 39 piezas, sugiriendo que los habitantes de la vivienda no se especializaron en esta actividad. Por otro lado, la obsidiana fue más común, con un total de 88 piezas que incluyeron un núcleo agotado, lascas con corteza, macro lascas y macro navajas que indican una posible producción de navajas prismáticas. La mayoría de esta obsidiana provino de áreas definidas dentro de la estructura, marcadas por las unidades de excavación CAN 13-69 y CAN 13-36, localizadas en ambos lados del patio exterior, y las unidades CAN 13-109 y CAN 13-151 ubicadas en una banca y un piso de piedra, que se asemeja a las otras áreas de actividad ya descritas.
Otras excavaciones de sondeo revelaron basureros pero no expusieron rasgos arquitectónicos asociados, y el material recuperado también se puede usar como evidencia de la existencia de otras áreas de actividad o talleres en el sitio. Generalmente, los basureros proporcionaron más que todo cerámica, pero por ahora nos interesan aquellos que presentaron densidades altas de material lítico. Por ejemplo, en la estructura, excavada por Edgar Suyuc, se recuperó en un nivel de 20 cm de un pozo de 2 x 2 m, 95 lascas de pedernal y 45 piezas de obsidiana, una densidad mucho más alta que la definida por Michels (1979) para indicar especialización en producción de obsidiana (36 navajas por m3). En general, de los 20 montículos excavados se recuperaron siete núcleos agotados y estuvieron siempre asociados a fragmentos de todas las etapas de producción de navajas prismáticas.
UBICACIÓN TEMPORAL DE LAS ÁREAS RESIDENCIALES EXCAVADAS
Debido a que el área investigada es hoy en día un potrero, una gran cantidad del material cerámico recuperado presentó bastante erosión. A pesar de la mala preservación, varios depósitos densos de basura proporcionaron fuerte evidencia de una ocupación fechada para la fase Tepeu 2 del Clásico Tardío. Algunos basureros no muy profundos, tales como los encontrados en la Estructura K7-24 también revelaron evidencias preliminares de materiales fechados para el Clásico Terminal. De acuerdo a esto, la ocupación del área residencial sur de Cancuen empieza desde el siglo VIII DC y continuó hasta el Clásico Terminal.
Durante este periodo de ocupación, Cancuen jugó un papel importante en los sistemas de intercambio del área Maya, ya que se situó en el comienzo de la mayor ruta de comercio de las Tierras Bajas, formada por los ríos Pasión y Usumacinta. Este punto, que representa precisamente la transición entre las Tierras Altas y las Tierras Bajas, permitió a Cancuen ser el puerto perfecto para la obtención, intercambio y redistribución de bienes líticos como la obsidiana, jade y otros minerales provenientes del Altiplano (Figura 1).
CONCLUSIÓN
Utilizando datos topográficos, etnohistóricos y etnográficos, Norman Hammond (1972) definió al valle del río Pasión como una ruta de comercio directamente relacionada con el flujo de la obsidiana desde la fuente de El Chayal hasta las Tierras Bajas. El transporte a lo largo de esta ruta pudo incluir rutas terrestres que siguieron los corredores naturales entre las formaciones montañosas de la Sierra de las Minas, Chuacús, Chama y Chinaja. El uso de cargadores llegó hasta donde el río Pasión comienza a ser navegable por canoas, que es la ubicación precisa de Cancuen. Esta localización estratégica le dio a los residentes de Cancuen el acceso directo a los minerales provenientes del Altiplano, y que continuaban siendo distribuidos al resto de las Tierras Bajas. Esto también creó la oportunidad de especialización en la producción de bienes utilitarios y exóticos para consumo de las elites dentro del sitio, e incluso la posibilidad de comerciar productos ya terminados fuera de Cancuen.
Los datos sugieren que en algunas unidades habitacionales en la parte sur de Cancuen se produjeron artefactos para consumo doméstico y de la elite. Esto requirió gran destreza e inversión de trabajo que no era accesible a toda la población, por lo que se puede inferir que la mayoría de habitantes de esta parte del sitio tuvo un status elevado. Otros datos que apoyan esta idea son la presencia de materiales exóticos y finos que se trabajaban, tales como el jade y la pirita. Pero la evidencia más fuerte son los bienes funerarios que se encontraron en dichas residencias. Los 10 entierros asociados a las unidades habitacionales generalmente estuvieron acompañados de bienes de prestigio como figurillas finamente modeladas y vasijas Gris Fino Chablekal, o presentaron rasgos de status como incrustaciones dentales de jade.
Muchos de estos artesanos tuvieron acceso a bienes de prestigio, posiblemente en función de sus destrezas y habilidades en la producción de artefactos y herramientas. No hay ningún tipo de evidencia que indique que estos artesanos fueron controlados por la elite ni que hayan trabajado como especialistas de tiempo completo, pero seguramente en muchos casos produjeron objetos que no eran para uso propio, especialmente aquellos con valor simbólico.
Después de dos temporadas de campo y los inicios de análisis de laboratorio, la evidencia para definir especialización y producción en Cancuen es bastante preliminar y se basa más que todo en análisis cuantitativo de artefactos provenientes de un número limitado de estructuras. Por el momento podemos decir que las áreas residenciales de Cancuen han evidenciado la existencia de áreas de actividad, las cuales empiezan a dar luz sobre la estructura social de los habitantes del sitio. Las áreas de actividad identificadas han sido interpretadas como centros de especialización doméstica, cuya relación con la elite pudo haber sido indirecta, especialmente mediante la obtención de materiales provenientes de las rutas de comercio a larga distancia.
Las investigaciones en las siguientes temporadas se enfocarán en sondear una muestra mucho mayor de estructuras residenciales, especialmente las que se encuentran en la parte norte del sitio. También se empezará un análisis más completo de los artefactos, que incluirán medidas de estandarización, tasas de error, análisis espacial, análisis de huellas de uso y otros posibles indicadores de producción especializada.
Otros objetivos para el futuro incluirán un enfoque hacia el intercambio a larga distancia y producción de bienes elitistas, así como el papel que jugaron las rutas comerciales en el surgimiento, auge y decline del reino de Cancuen y la civilización Maya en general.
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Figura 1 Mapa de la región de Cancuen
Figura 2 Mapa del sitio de Cancuen
Figura 3 Mapa del área residencial al sur del Palacio, Cancuen
Figura 4 Mapa del Grupo F, Cancuen
Figura 5 Estructura K6-34, Cancuen
Figura 6 Distribución de frecuencias de cerámica, Estructura K6-34, Cancuen
Figura 7 Distribución de frecuencias de pedernal, Estructura K6-34, Cancuen
Figura 8 Estructura K7-24, Cancuen
Figura 9 Distribución de frecuencias de pedernal, Estructura K7-24, Cancuen
Figura 10 Distribución de frecuencias de obsidiana, Estructura K7-24, Cancuen