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Ruiz Aguilar, María Elena
2001 Informe preliminar del material lítico de Chakanbakan, Quintana Roo, México. En XIV Simposio de Investigaciones Arqueológicas en Guatemala, 2000 (editado por J.P. Laporte, A.C. Suasnávar y B. Arroyo), pp.759-771. Museo Nacional de Arqueología y Etnología, Guatemala (versión digital).
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INFORME PRELIMINAR DEL MATERIAL LÍTICO DE CHAKANBAKAN, QUINTANA ROO, MÉXICO
María Elena Ruiz Aguilar
Chakanbakan es un sitio arqueológico que se ubica en el Estado de Quintana Roo, entre los sitios Dzibanche y Kohunlich. Al oeste colinda con Río Bec, Xpuhil, Chicana y Becan en Campeche. Al sur se encuentra relativamente cerca de las fronteras de Belice y Guatemala (Figura 1).
El asentamiento de este centro se encuentra sobre una elevación natural de terreno menor a los 300 m de altura, rodeada por la laguna Om, municipio de Othón P. Blanco del Estado de Quintana Roo. El área nuclear del sitio se concreta a menos de 200 hectáreas, donde fueron construidos los grupos arquitectónicos. Uno de ellos al que nos referiremos exclusivamente es el llamado «Jaguares», que es sin duda uno de los más importantes del sitio.
Consiste básicamente de una plataforma rectangular de dos cuerpos escalonados de 120 m de largo por 100 m de ancho y 4 m de altura aproximadamente y se conoce como Uchbenbut. Su construcción está ligada con la estructura mayor CH-1, o Nohochbalam ya que funciona como basamento del mismo y de otras construcciones posteriores. Al sur de esta estructura se encuentra CH-2, o Kulpool, templo de mampostería de cuatro muros, a cielo abierto (Figura 2).
Este trabajo tiene como objeto ofrecer una visión general del material lítico, clases tallada y pulida, así como conocer grosso modo las materias primas involucradas en la manufactura de los instrumentos. Cabe mencionar que este es un informe preliminar del material resultante de varias calas que fueron practicadas en dos estructuras: Nohochbalam y Kulpool. Dichas calas fueron llevadas a cabo con la finalidad de aproximarse a los edificios y conocer la estratigrafía, y el comportamiento constructivo.
El material estudiado corresponde a cuatro diferentes temporadas de campo (1994 a 1997), y ha sido fechado de manera provisional por la cerámica, colocando al sitio desde el Preclásico Tardío, Clásico Medio y Tardío con una pequeña ocupación en el Postclásico.
En la actualidad se continúa con el análisis cerámico; estudios iconográficos y la exploración del interior de Nohochbalam. En donde se han encontrado varias subestructuras, una de ellas con mascarones que aparentemente pertenece al Preclásico Tardío (300-50 AC). La misma CH-1 tiene superposiciones del Clásico e incluso Postclásico, por lo que podría haber cambios cronológicos significativos (comunicación personal Cortés de Brasdesfer 1999).
De acuerdo con los datos obtenidos hasta ahora y dada la naturaleza del material, cuyo contexto es de relleno y escombro, la muestra fue tomada como correspondiente al periodo Clásico Tardío (600-900 DC). Basándonos en que la ocupación mayor del sitio se da en estas fechas. Sin embargo, no se descarta la posibilidad de que algunos artefactos pertenezcan a épocas anteriores y/o posteriores al Clásico Tardío. Se ha detectado una ocupación Postclásica, en el material de derrumbe del Nohochbalam y algunas muestras de cerámica del tipo Chenmul modelado (comunicación personal Cortés de Brasdefer 1999). Por lo tanto, mientras no se defina una cronología formal para el sitio y se integre una nueva muestra lítica, con datos precisos no se podrá conocer el comportamiento cronológico de los artefactos.
A pesar de que existen trabajos previos de la arqueología general de Quintana Roo, como el de Lothrop (1924), la Expedición Científica Mexicana (Noguera 1937:205-207), Sanders (1954 a 1960), Andrews et al. (1975:7-9), Andrews, Simmons, Wing y Andrews (1974), entre otros, la información arqueológica de la región es escasa, pues consiste principalmente de exploraciones, recorridos y reconocimientos de numerosos sitios, así como de diversos estudios arquitectónicos y cerámicos. Sin embargo, se desconocen trabajos específicos acerca de la clasificación e identificación del instrumental lítico. Salvo la mención oportuna de piezas únicas, reportadas aisladamente como el excéntrico de pedernal procedente de El Palmar, Quintana Roo, citado por Thompson (1974:263). Por otro lado, en la actualidad, al referirse a los artefactos de obsidiana, pedernal, basalto u otros, sólo los citan de manera elemental, intentando reconocer la posible fuente de procedencia de los recursos.
De acuerdo con lo anterior y dado que el sitio corresponde a las Tierras Bajas, se ha recurrido a una bibliografía extensa y adecuada para poder llevar a cabo una clasificación sistemática amplia, y capaz de admitir nuevos elementos en el futuro.
El total de la lítica analizada consiste de 1306 artefactos de los cuales el 98.77 % corresponde a la clase tallada y 1.22 % a la pulida, por lo que únicamente nos dedicaremos a la clase tallada. La técnica de talla dominante es la percusión, aunque también se manifiesta la técnica por presión de manera ocasional en instrumentos terminados.
Después de haber observado detenidamente el material, se decidió dividir el material en dos grupos. El primero está constituido por subproductos resultantes de la manufactura de instrumentos y que manifiesta las diferentes etapas en el proceso de elaboración o transformación de la materia prima. Así, quedan comprendidos nódulos y trozos en proceso de descortezamiento, núcleos que muestran claramente huellas de extracción de una o varias lascas, y las lascas, en las que se incluye el desecho de retoque así como los diversos fragmentos que por lo general no tienen huellas de uso ni retoque.
Los subproductos más significativos por su frecuencia en el proceso de manufactura son lascas representadas con 62.63 %, seguido de nódulos y trozos con 20.54 %, y los núcleos con 4.41 %, con respecto al total general (Cuadro 1; Figura 3). Seguidamente se describen brevemente los subproductos más frecuentes, mencionando en forma general las principales características tecnológicas, aunque no se sabe si estas categorías se comportan de manera similar en otras épocas de la secuencia cultural de Chakanbakan.
LASCAS
Esta categoría se encuentra representada por 808 elementos de los cuales 663 son de pedernal, 142 de jaspe y 3 de calcedonia. Las 808 lascas fueron divididas a su vez en tres subgrupos: 344 desechos de retoque, 23 lascas con presencia de talón, y 441 fragmentos; en estos últimos se observó que carecen de la parte proximal o talón, así como de huellas de uso o retoque y que en su mayoría tienen bordes cortantes.
NÓDULOS Y TROZOS
Este conjunto está representado por 265 ejemplares de los cuales 225 son de pedernal, 28 de jaspe, 11 calcedonia y 1 de calcita. En su mayoría están conformados por nódulos, fragmentos de ellos y trozos irregulares, que han sido desbastados de manera poco regular, con la intención de eliminar la corteza, lo cual se considera relevante debido a que significa que es la etapa inicial del proceso de descortezamiento, generando una gran cantidad de desechos que en su mayoría no fueron aprovechables debido a que la corteza es gruesa y por lo tanto difícil de trabajar.
NÚCLEOS
En este caso contamos con 57: de ellos 54 son de pedernal, 2 jaspe y 1 de cuarzo. En ellos se logró identificar cinco tipos: Prismático 1, Globular 14, Piramidal 5, Poliédrico 13 e Informe 24, mismos que serán descritos en un trabajo mayor (Ruiz s.f.). No obstante, se puede decir que existe una secuencia en la manufactura entre Globulares, Piramidales y Poliédricos, en los cuales no se observan modificaciones substanciales, sino que el mismo núcleo a medida que va siendo desbastado, alterna entre formas diversas.
El segundo grupo está integrado por instrumentos terminados, en el entendimiento de que éstos fueron producidos o modificados exprofeso por el hombre, de acuerdo con la presencia de retoque y/o huellas de uso. Se ha conjuntado una variedad tanto de formas, como de probables funciones a las que fueron sometidos dichos artefactos, es decir a la técnica de empleo que fueron expuestos (García Cook 1982:37).
Los instrumentos más sobresalientes por su frecuencia son raederas con 5.19 %, hachas bifaciales 2.55 % y tajadores 2.40 %, con respecto al total (Cuadro 1; Figura 3).
RAEDERAS
Esta categoría la integran 67 elementos, de los cuales 63 son de pedernal, 3 jaspe y 1 de calcedonia. Estos instrumentos se lograron conjuntar grosso modo en dos subgrupos: Monolateral con 64 y Bilateral con únicamente tres.
HACHAS BIFACIALES
Estos instrumentos están representados por 33 ejemplares: 31 de pedernal y 2 de jaspe, con un alto índice de corteza. En el transcurso de la clasificación se separaron 25 fragmentos de las preformas que son 8, con el objeto de conocer los cambios y avances en el aspecto tecnológico.
TAJADORES
Esta categoría está conformada por 31 especimenes, todos elaborados de pedernal con corteza. Este conjunto de instrumentos se integró en tres subgrupos: Convexos 21, Cónicos 9 y un artefacto compuesto que es tajador-raedera. De este conjunto de instrumentos se puede inferir que son comunes, de naturaleza esencialmente utilitaria, cotidiana, propia de contextos domésticos de desechos, con una secuencia cronológica desde el Preclásico Medio, Clásico Tardío y Terminal al Postclásico.
El resto de los instrumentos está escasamente representado, con menos de 0.62 %, por un grupo de artefactos que están conformados por las siguientes categorías: navajas, raspadores, cincel, cuchillos, puntas de proyectil, perforadores y percutores (Gráfica 1; Figura 4). Esta escasez o insuficiencia puede deberse a tres posibilidades:
1. A que es la frecuencia que debe esperarse de un sitio de manufactura
2. Al tipo de contexto del cual fueron recuperados
3. A que algunos de ellos como navajas, ciertos cuchillos y puntas de proyectil no fueron elaborados in situ. Esta última aseveración se hace con base al tipo de materia prima empleada, la cual muestra características alóctonas a la utilizada localmente, al igual que la manufactura y morfología.
MATERIA PRIMA
En cuanto a los recursos pétreos que se encuentran presentes en el material analizado se observan: obsidiana en su variedad gris y verde, pedernal, jaspe, calcedonia, calcita, arenisca, piedra verde tal vez jade o jadeíta, y cuarzo, así como material indeterminado (Cuadro 2; Figura 5). De acuerdo con la frecuencia por categoría, se encontró que la subindustria sobresaliente es el pedernal representado con 83.15 %, sobre el jaspe 13.62 %, calcedonia 1.14 %, caliza 0.76 % y la obsidiana 0.53 %. Los materiales restantes tienen menos de 0.30 %, lo que los hace poco representativos (Gráfica 2; Figura 6).
La presencia de un número significativo de implementos de pedernal en Chakanbakan y sus alrededores que comprenden parte de las Tierras Bajas, sugiere la posible existencia de fuentes locales para el abastecimiento de este recurso, mismo que se presenta en forma de nódulos y trozos irregulares, con diferencias en cuanto a calidad.
COSIDERACIONES
Hasta el momento, los datos que proporcionó el análisis tecnológico han permitido advertir claramente la presencia de dos grupos de artefactos, quizá hasta tres. El primero está conformado por artefactos que representan las diferentes etapas en la secuencia de manufactura, posiblemente algunos de ellos pudieron servir como herramientas para fabricar otros instrumentos. El segundo incluye instrumentos terminados, usados o no, en donde algunos pudieron ser elaborados a partir del grupo anterior, lo cual implica una previa intención en su manufactura, a nivel local, reflejado por un acabado abrupto.
Finalmente, surge la posibilidad de un tercero, integrado exclusivamente por instrumentos con acabado fino y materia prima de alta calidad, que no corresponde a la utilizada localmente, por lo que es posible que fueran transportados al sitio en forma terminada desde lugares cercanos con el norte de Guatemala y Belice, así como más lejanos en la Cuenca de México.
En el Cuadro 3 (Figura 7), se observa la relación entre los dos grupos principales de artefactos, en donde el conjunto de lítica tallada señala que en el sitio se llevaron a cabo actividades relacionadas con la manufactura de instrumentos. Es evidente que el primer grupo manifiesta una frecuencia significativamente mayor 87.86 %, comparada con el segundo 12.13 %, dado el escaso número de instrumentos terminados.
En el primer grupo destacan las lascas con un alto porcentaje de corteza, en relación con los nódulos, trozos y núcleos, lo cual indica que una de las actividades primordiales fue el descortezamiento de dichos subproductos, para la preparación de preformas de núcleos.
Para el segundo grupo sobresalen por su frecuencia: raederas, hachas bifaciales y tajadores. De las primeras se deduce que fueron elaboradas a partir de lascas de descortezamiento, pues el 71.64 % tienen corteza parcial en la cara dorsal. En el segundo caso fueron manufacturadas a partir de nódulos y lascas grandes y gruesas con un alto índice de corteza, al igual que las preformas. Pero en estas últimas es notoria que se fracturaron durante el proceso de elaboración, o bien que estaban en preparación para posteriormente darles acabado final. Por lo tanto es posible que algunos ejemplares hayan sido utilizados como tajadores, aprovechando los bordes cortantes del instrumento.
Mientras que en los tajadores no se encontró un patrón único en su manufactura, es decir que pudieron estar facturados a partir de cantos, nódulos, lascas gruesas, o bien de núcleos desechados y reencausados nuevamente como tajadores. El resto de instrumentos está escasamente representado, lo que puede servir como índice aproximado de la frecuencia de herramientas que puede esperarse de un sitio de manufactura. Dentro de este conjunto se encontraron piezas que forman un subconjunto aparte (tercer grupo). Con características diferentes al resto del material, por lo que se presume que llegaron al sitio en forma terminada.
No obstante, se puede advertir que la mayoría de artefactos fueron elaborados in situ, a partir de los subproductos correspondientes al primer grupo y procesados por artesanos locales no especializados. Esta aseveración se hace con base a las características propias del instrumental, así como en el tipo de desechos, en donde es claro que la reducción de estos productos no era controlada del todo, técnicamente hablando, por los artesanos lugareños.
En relación con los recursos utilizados más frecuentemente en Chakanbakan, se puede decir que son locales. A excepción de la obsidiana en sus dos variedades y la piedra verde o jade; en el caso de la primera, es probable que la obsidiana gris fuera transportada desde el Altiplano guatemalteco, salvo una que podría ser del yacimiento de Zaragoza, Puebla (John Clark, comunicación personal 2000), mientras que la obsidiana verde es de la Sierra de las Navajas, Hidalgo.
La relevancia de esta muestra se remite a la mayor afluencia de pedernal de fuentes cercanas al sitio, aunque también se manifiesta la presencia de otras clases de pedernal alóctono, que sugiere la posibilidad de intercambio con otros centros cercanos en este caso con Belice.
Finalmente, es conveniente recalcar que el contexto del cual fueron recuperados los artefactos, corresponde a relleno y escombro, por lo que no se puede descartar la posibilidad de que el material haya sido removido de lugares cercanos desde la época prehispánica con la intención de embonar para nivelar el terreno. A este respecto Cortés de Brasdefer (s.f), señala que: «… toneladas de artefactos y desechos de talla de esta misma ciudad, sirvieron para construir los camellones de los campos levantados de la periferia y de zonas aledañas…», e incluso el mismo autor propone que Chakanbakan fue durante el Preclásico Tardío un importante productor y exportador regional de herramientas y/o materia prima. Sin embargo, dadas las circunstancias de la muestra estudiada, sólo se puede deducir que es muy probable la existencia de áreas de actividad, en cuanto a la manufactura de instrumentos. Pero no es posible precisar que correspondan a tiempos tempranos y menos aún que el sitio, fue un importante centro productor y exportador en un nivel regional, pues hasta ahora no ha sido posible identificar y/o detectar su amplitud de intercambio o comercio con sitios vecinos.
REFERENCIAS
Andrews, E,W., P. Simmons, Elizabeth, S Wing y E.W.Andrews
1973 Excavations of an Early Shell Midden on Isla Cancun,Quintana Roo,México. Middle American Research Institute, Pub.31, pp.147-97. Tulane University, New Orleans.
Andrews E.W. y Anthony P. Andrews
1973 A Brief History of the East Coast Archeology. En A Preliminary Study of the Ruins of Xcaret, Quintana Roo, Mexico, with Notes on Other Archaeological Remains on Central East Coast of Yucatan Peninsula., Middle American Research Institute, Pub,40:7-9. Tulane University, New Orleans.
Cortés de Brasdefer Fernando
s.f. La construcción de Nohochbalam de Chakanbakan. En 4 Coloquio Bosch Gimpera, 1997. Instituto de Investigaciones Antropológicas, UNAM, México.
García Cook, Angel
1974 Análisis tipológico de artefactos. Colección Científica Arqueología No.116, INAH, México.
Lothrop, Samuel
1924 Tulum, An Archaeological Study of the East Coast of Yucatán. Carnegie Institution of Washington, Pub.335, Washington,D.C.
Noguera, Eduardo
1937 Expedición Científica Mexicana a Chetumal, Quintana Roo. Boletín Bibliográfico de Antropología Mexicana 1 (4):205 –207. Instituto Panamericano de Geografía e Historia, México.
Ruiz Aguilar, María Elena
s.f. Análisis del material lítico de Chakan Bakan, Tierras Bajas del sur de Quintana Roo, México. A publicarse en Anales de Antropología, IIA, UNAM, México.
Thompson, J. Eric
1974 Arqueología Maya. Editorial Diana, México.
Figura 1 Mapa de localización de Chakanbakan, Quintana Roo
Figura 2 Plano de Chakanbakan
Figura 3 Cuadro 1: presencia numérica y porcentual de artefactos líticos, clases tallada y pulida,
Chakanbakan, Quintana Roo
Figura 4 Gráfica 1: representación de artefactos líticos, clase tallada, Chakanbakan, Quintana Roo
Figura 5 Cuadro 2: presencia numérica y porcentual de artefactos líticos por materia prima,
Chakanbakan, Quintana Roo
Figura 6 Gráfica 2: representación gráfica de materias primas, Chakanbakan, Quintana Roo
Figura 7 Cuadro 3: relación numérica y porcentual entre los grupos de artefactos, Chakanbakan,
Quintana Roo