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García, David, Arthur A. Demarest y Tomás Barrientos
2002 El Proyecto Arqueológico Cancuen: Un plan piloto para la interacción entre arqueología y desarrollo social. En XV Simposio de Investigaciones Arqueológicas en Guatemala, 2001 (editado por J.P. Laporte, H. Escobedo y B. Arroyo), pp.365-375. Museo Nacional de Arqueología y Etnología, Guatemala.
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EL PROYECTO ARQUEOLÓGICO CANCUEN:
UN PLAN PILOTO PARA LA INTERACCIÓN
ENTRE ARQUEOLOGÍA Y DESARROLLO SOCIAL
David García
Arthur A. Demarest
Tomás Barrientos
Desde sus inicios en 1999, el Proyecto Arqueológico Cancuen se enfrentó a varias problemáticas con respecto a la presencia de comunidades indígenas muy pobres dentro y alrededor de la región de estudio (Demarest y Barrientos 2000; Barrientos et al. 2001). Esto dio a los directores y miembros del proyecto la oportunidad de poner en práctica nuevas políticas en cuanto a la relación con la población local, resultando en un proyecto totalmente distinto al que se había planeado. Después de tres años de experiencia con los aspectos sociales en la arqueología del sur de Petén y el norte de Alta Verapaz, se puede resumir los principales resultados y la forma en que han ayudado a delinear los planes para el futuro (Figura 1).
IMPORTANCIA DE LAS POBLACIONES ADYACENTES A LOS SITIOS
La variable demográfica que más ha afectado el sur de Petén ha sido la migración de grupos Q´eqchi´ que van en busca de tierra para cultivar, principalmente maíz. La mayor migración Q´eqchi´ hacia el norte, específicamente al territorio petenero, se ha dado desde 1959, luego de que se creara la agencia de Fomento y Desarrollo del Petén, más conocida como FYDEP, quien se encargó de asignar la tierra cercana a los ríos Usumacinta y Pasión a pequeños agricultores, ganaderos y militares (Elías et al. 1997; Contreras et al. 1999). En este contexto, Petén se convirtió en el amortiguador que parcialmente absorbió la creciente demanda de tierras que aún existe en Guatemala. Este movimiento hacia un área que anteriormente fue ocupada en la época prehispánica, ha puesto a más comunidades en contacto con sitios arqueológicos (Ponciano 1999).
En épocas pasadas, los proyectos arqueológicos no consideraban dentro de su programa el aspecto social y antropológico de las poblaciones locales, pero esta condición ha cambiado (Arroyo 2000; Ivic de Monterroso 2000; Popenoe de Hatch 2000; Schieber de Lavarreda 2000). En el caso de Cancuen, sus alrededores están considerablemente poblados (Figura 2), lo que representa una amenaza para la conservación de recursos, pero esta amenaza puede ser una fortaleza ya que brinda facilidades para la investigación.
Al igual que en la mayoría de proyectos, las comunidades adyacentes al sitio arqueológico, en este caso Cancuen, han proporcionado la mano de obra. Sin embargo, los estudios antropológicos han revelado que la participación de las comunidades es mucho más activa de lo que se pensaba y puede ir más allá de una corta relación laboral. Dejando a un lado la perspectiva de estas poblaciones como un problema, las experiencias del Proyecto Cancuen han mostrado que el desarrollo social de las comunidades puede aumentar su nivel de calidad de vida y, al mismo tiempo, favorecer la investigación arqueológica y la conservación del patrimonio cultural.
Figura 1 Parques y sitios arqueológicos, corredores biológicos y aldeas asociadas
Figura 2 Área del alto Pasión: Chisec / Sayaxche
La principal barrera que dificulta el desarrollo de actividades arqueológicas es la poca comunicación con las comunidades y la falta de comprensión de los proyectos por parte de la población local al no explicárseles su naturaleza. El primer paso para lograr la cooperación entre comunidades y el Proyecto fue la integración de un equipo antropológico que lograra estudiar a fondo la situación de las aldeas así como su posición frente al Proyecto y el sitio arqueológico. La primera labor del equipo social fue asegurar que la comunidad comprendiera cuáles eran los objetivos de un proyecto arqueológico de “extranjeros” (guatemaltecos y norteamericanos incluidos).
En estos primeros años se ha empezado a trabajar con las comunidades más cercanas a Cancuen, con énfasis en la aldea El Zapote, cuyo estudio socio-económico está sirviendo como plan piloto para aplicarse a otras poblaciones de la región (Figura 2). Las condiciones de vida son graves en la comunidad, actualmente hay 363 habitantes y si se suman los habitantes de fincas aledañas, llega a 451. Realmente, la población es muy joven, ya que el 52% de la población son menores de 14 años y existen 126 niños en edad escolar. Casi en su totalidad, los niños están inscritos en la escuela, que aunque es relativamente nueva, es muy pequeña para albergar a los estudiantes.
Por ser una región de difícil acceso y alejada de las cabeceras municipales, los servicios básicos son inexistentes. El acceso por vehículo no es posible por carecer de una carretera y aunque el río Pasión es una vía de comunicación segura, el transporte por éste es caro y poco frecuente. Otra condición preocupante es la inexistencia del servicio de agua potable. Tanto el depósito de basura y excretas como los drenajes son inadecuados y riesgosos para la población.
En cuestiones de economía, la gente de las aldeas aledañas está sumida en una agricultura dedicada casi exclusivamente al maíz. Aunque hay otros cultivos que les proveen de ingresos en efectivo, como el chile y el achiote, el maíz es el cultivo de más envergadura económica ya que sirve también para alimentar a cerdos y gallinas. La crianza de animales es común pero los conocimientos para hacerla realmente productiva, son muy pocos y las enfermedades de los animales les hacen tener muchas pérdidas.
El objetivo principal del componente social del Proyecto Cancuen es promover el desarrollo humano de las comunidades aledañas y mejorar el panorama antes descrito, enfocándose fuertemente en el aprovechamiento del potencial ecoturístico de la zona (Figura 1; Ponciano 1999; Godoy 1999).
Se empezó una serie de capacitaciones a los comités de desarrollo local tanto de El Zapote como de otra comunidad cercana al sitio llamada La Unión. En estas capacitaciones, se enseñó a los miembros del comité cómo realizar un diagnóstico de su propia comunidad y cómo lograr efectivamente una planificación participativa. De igual manera, se dio capacitación a la primera organización femenina de El Zapote, quien se está encargando de administrar un molino de nixtamal, que fue inversión del proyecto, como parte del convenio de cooperación entre las partes. Con ayuda de la Cruz Roja Holandesa se capacitó a un comité de mujeres en la organización para su uso, mantenimiento y reparación.
Es importante subrayar que el uso del idioma Q’eqchi´ ha sido determinante en que la comunicación con los comunitarios sea exitosa.
RESULTADOS Y APLICACIONES A CORTO PLAZO
Los resultados de esta investigación antropológica están proporcionando datos útiles para la planificación estratégica del Proyecto Cancuen. Por ejemplo, durante la pasada temporada se tomaron en cuenta algunos aspectos de género, especialmente la incorporación de mano de obra femenina. Esto fue el resultado del trabajo de grupos focales para conocer la opinión de las mujeres y su integración al equipo de trabajadores. Al final, la estrategia fue un éxito, ya que la propuesta fue recibida de muy buena manera y ayudó a mejorar las relaciones con la aldea.
Otros datos de mucha utilidad para el futuro del proyecto han sido los estudios de la economía de las comunidades, ya que muestra el verdadero impacto que el proyecto pueda tener y ha mostrado cómo la arqueología compite con formas tradicionales de economía (Kottak 2000). Con esto en mente, se mejorará la planificación de temporadas de trabajo, para no interferir con la agricultura, que es muy importante para los Q´eqchi´.
En el ámbito de la política, ha sido importante identificar la falta de homogeneidad en las comunidades, que a menudo dificulta la comunicación de los objetivos y planes del proyecto. Es por ello que las formas de toma de decisiones, acuerdos y la comunicación en ambas direcciones han sido facilitadas por medio de estos estudios antropológicos.
ETNICIDAD Y VÍNCULOS CON EL SITIO
Posiblemente los resultados más importantes en los estudios sociales llevados a cabo es la percepción de la gente de El Zapote con respecto a la situación espiritual y sagrada que puede representar Cancuen. En este sentido, el acercamiento ha producido un balance entre los intereses del Proyecto Cancuen y las creencias sagradas de la comunidad. Como parte de la capacitación se realizó una visita al sitio de Iximche, donde miembros de la aldea observaron el concepto de un sitio que es tanto arqueológico como sagrado, y donde aún se practican constantemente ceremonias Mayas. El trabajo en conjunto con las comunidades puede realzar el valor cultural de los sitios y por lo tanto, ayuda a los Q´eqchi´ a reafirmar su etnicidad a través de los ritos y su identificación con los propios sitios (Cojtí 1994).
Un proyecto arqueológico también pone en contacto a grupos de diferentes procedencias y culturas. En el caso de Cancuen, se ha logrado un acercamiento humano entre los grupos involucrados en el proyecto. Los arqueólogos han participado en ceremonias Q´eqchi´ como el mayehak y el waatesink, con lo cual se han intercambiado percepciones que fomentan la tolerancia y el respeto mutuo. El sábado de gloria los arqueólogos del proyecto fueron invitados a presenciar lo que es la pedida de permiso de cultivo al Tzuultaqa, dios Q’eqchi´ (Cabarrús 1998), este rito se llama mayehak.
Durante la ceremonia, previo al rito, el Dr. Demarest fue invitado a hablar ante la congregación que escuchó atentamente la explicación del catolicismo entre los Cajun (en Luisiana, Estados Unidos), luego de tres horas de rezo, dos ancianos de la comunidad pidieron simbólicamente permiso para realizar el rito del mayehak en las ruinas. De igual manera, los habitantes Q´eqchi´ han participado en las actividades como campeonatos de fútbol y piñatas organizados por el Proyecto.
DESARROLLO HUMANO, EDUCACIÓN Y CONSERVACIÓN
Aunque se están observando resultados inmediatos de estas investigaciones antropológicas, el objetivo principal del componente social del Proyecto Cancuen es promover el desarrollo humano de las comunidades mediante el aprovechamiento del potencial turístico. El plan estratégico comprende el desarrollo de alternativas económicas que ayuden a diversificar la economía sin pretender impactar negativamente elementos o valores culturales.
Es necesario mencionar que la ejecución de este proyecto depende en gran parte de las actuales condiciones de paz (Ministerio de Cultura y Deportes 2000), las que permiten llevar a cabo actividades que antes eran obstaculizadas por el conflicto armado.
Desde su concepción, el Proyecto Cancuen se ha salido de la secuencia normal de la arqueología guatemalteca, ya que se está iniciando un programa simultáneo de investigación, restauración, conservación y desarrollo humano. Este plan también considera que deben ser las comunidades locales quienes perciban los beneficios económicos de los recursos de la zona, y la única manera de garantizar la participación de las aldeas en los beneficios y deberes de un parque arqueológico es incluirlas en el proyecto desde sus inicios, y en todas las fases de investigación y restauración (Figura 3).
Figura 3 Parques arqueológicos y aldeas vecinas asociadas
El Proyecto Cancuen no considera que el desarrollo de ecoturismo o turismo sostenible sea la solución a los problemas locales, sino más bien una diversificación que respete la conexión con la agricultura del maíz, alrededor de la cual se desenvuelve la vida Q´eqchi´. Asimismo, los posibles beneficios derivados de este plan ayudarán a frenar gradual, pero seguramente la presión a los recursos naturales y culturales que existen en Petén (Gretzinger 1995).
Hay que aclarar que cuando se habla de beneficios, hay que pensar en un nivel comunitario. Es por ello que las planillas de trabajo arqueológico y de guardianía se han organizado en turnos para dar participación a todos los miembros de la comunidad, incluyendo a las mujeres. De igual forma, el desarrollo de alternativas económicas, especialmente en el campo de servicios turísticos, se organizará en forma comunitaria y no individual.
Por esta razón, ya se ha empezado el programa de entrenamiento y capacitación de las personas de El Zapote, para así prepararlos para el impacto del turismo que llegará con los descubrimientos, restauración y publicidad del sitio. Con éxito, se obtuvo el respaldo de la Agencia Internacional de Desarrollo de los Estados Unidos, USAID, y la Misión Salesiana de la Iglesia Católica. Los expertos bilingües de Talita Kumi ya han empezado a trabajar en capacitación en su centro ubicado en San Pedro Carcha, al igual que un programa de mejoramientos en aspectos de salud, mediante una clínica médica mensual y el entrenamiento de promotores de salud permanentes.
Siendo evidente el potencial ecoturístico, pronto se comenzará un programa permanente de capacitación con hombres y mujeres en proyectos que como objetivo principal tiene el aumentar los ingresos económicos y dar entrenamiento para proveer de servicios a los turistas que deseen visitar los atractivos culturales tanto arqueológicos como antropológicos. Además habrá capacitación para la producción de artesanías y mejorar las técnicas de cultivo.
Basado en los éxitos y lecciones de los trabajos en El Zapote, se ha realizado en conjunto con Talita Kumi, USAID, y las Universidades de Vanderbilt y Del Valle, un plan regional de desarrollo de parques arqueológicos y naturales a lo largo del río Pasión (Figura 1). Por el momento se han identificado seis zonas de mayor importancia y prioridad (Figura 3). En el mapa se puede observar las áreas de acción: los parques arqueológicos de Cancuen, Tres Islas y Machaquila (Godoy y Castro 1991), el sitio arqueológico de El Zapote, la ribera del río Pasión, y la reserva natural La Caoba. Será necesario estudiar los recursos de cada área, así como sus límites, extensiones y posibles ampliaciones. Esto servirá para establecer rutas turísticas que incorporen todas estas zonas a través de rutas terrestres y navegables (Figura 4).
Es de primera importancia parar la tala de bosques en estas áreas, ya que el entorno natural que todavía se conserva en la región eleva considerablemente el valor turístico de las diferentes zonas ya definidas. La protección del bosque y los recursos arqueológicos requerirá de creación simultánea de un equipo de vigilantes y guarda-recursos involucrando a las comunidades locales en la tarea de conservación y protección. De igual forma, se deben recuperar algunas zonas donde la vegetación y los sitios han sido seriamente destruidos para la creación de potreros o áreas de cultivo.
El programa de reforestación combinará la regeneración del bosque primario, en conjunto con la incorporación de especies de rápido crecimiento que ayuden al desarrollo de otras especies nativas y que también ayuden a crear, en un plazo corto, las condiciones apropiadas para habilitar los sitios al turismo. La protección y regeneración del bosque deberá ir a la par de un programa de educación ambiental y enseñanza de alternativas agroforestales, lo que permitirá a las poblaciones mantener o incluso mejorar la productividad agrícola sin continuar dañando el entorno natural de la región.
Una acción a corto plazo que elevaría el interés a los parques arqueológicos es la recuperación de monumentos saqueados, principalmente a través de la elaboración de copias que se restablecerán en sus lugares originales. Esta actividad también contribuirá a reforzar los planes de desarrollo, indicando así el interés en recuperar el pasado de las comunidades Mayas y el retorno de su patrimonio.
Figura 4 Corredores biológicos propuestos en la ribera del alto Pasión
Por otro lado, la zona del alto Pasión ha sido una región que ha carecido de actividad turística, por lo que se debe informar a las poblaciones sobre las ventajas y desarrollo del turismo en Guatemala en los últimos años y las alternativas económicas reales. Posteriormente se iniciará un programa de capacitación en diversos rubros relacionados con el turismo, como lo son relaciones públicas, guías, vigilancia, hotelería, servicios de transporte, etc.
Uno de los rubros más importantes a desarrollarse son incentivos y entrenamiento para la creación de hoteles, hospedajes y posadas para los distintos tipos de turismo que se planeen manejar en el área. Como se observa en el mapa, existen varias rutas que podrán desarrollarse en el sur de Sayaxche (Figura 4). En concreto, el acceso piensa realizarse por vía acuática, siendo la comunidad de La Unión encargada de este servicio. En esta comunidad se piensa también construir un centro de información turística para la atención de los clientes.
Ellos podrán guiar visitas por el alto Pasión, que con su color verde esmeralda impresiona a cualquiera. A través de éste, los turistas podrán conocer la biodiversidad que hay en los corredores biológicos propuestos (Figura 4). Ya en el sitio, serán recibidos por guías especializados de El Zapote, quienes podrán ofrecer sus servicios o los de la posada ecológica que piensa construirse entre el sitio y El Zapote, que será administrada por la gente local. Ellos podrán proveer de servicios de guía, hospedaje y alimentación para los turistas interesados en el área.
Los planes en la región de La Caoba, incluyen la investigación de las cuevas en conjunto con la población local y al mismo tiempo iniciar capacitaciones similares a las de El Zapote y La Unión. El entrenamiento de guías y la creación de una posada permitirá desarrollar actividades ecoturísticas y espeleológicas de bajo impacto, que beneficiarán a esta pequeña y aislada aldea.
Hay que tomar en cuenta que la realización de estas actividades va a tomar varios años, dado que es un área totalmente nueva en el aspecto turístico. Con la participación y entusiasmo de los miembros de estas comunidades, la zona estará lista para el turismo en un plazo de 2 a 3 años, cuando se podrán ver los beneficios derivados de la investigación de Cancuen.
Para concluir, solo se espera poder llevar a cabo este sueño de crear un área de parques sostenibles en la cuenca del alto Pasión (Figura 1). Posiblemente no se tendrá éxito en todos los aspectos del plan, pero cualquier parte que pueda ser completada servirá como un modelo para otros proyectos similares de arqueología, conservación y ecoturismo. Se reitera que el principal objetivo es no dejar a un lado a las comunidades vecinas a los parques y sitios arqueológicos, sino incorporarlos y educarlos para que sean los administradores y beneficiarios de los recursos.
Para poder tener éxito en estos proyectos, se necesitará que los arqueólogos, antropólogos y expertos en desarrollo trabajen de forma conjunta entre sí y con las poblaciones Mayas. También se necesitará contar con más fondos dedicados a este tipo de proyectos combinados, y no solo para actividades aisladas.
Con este plan estratégico se piensa que las investigaciones arqueológicas podrán desarrollarse exitosamente y que el patrimonio, que es tan preciado por los arqueólogos y que simboliza un legado histórico no solo para el movimiento Maya sino para toda Guatemala, pueda ser conservado sosteniblemente. Esto significa dejar atrás el patrón de acción tradicional de los proyectos arqueológicos para abrir espacio al aprovechamiento del potencial de los sitios por parte de las comunidades locales que generalmente han sido marginadas. Se espera que se pueda crear una zona en el país donde se unifique la grandeza de los Mayas antiguos con las esperanzas de los Mayas del presente. Al final, esto significaría la creación de un programa en el cual los propios Mayas enseñen a visitantes nacionales y extranjeros el verdadero mundo Maya de hoy y del pasado.
REFERENCIAS
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