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Schieber de Lavarreda, Christa y Jeremías Claudio Pérez
2004 Una página más en la historia de Tak’alik Ab’aj. En XVII Simposio de Investigaciones Arqueológicas en Guatemala, 2003 (editado por J.P. Laporte, B. Arroyo, H. Escobedo y H. Mejía), pp.405-414. Museo Nacional de Arqueología y Etnología, Guatemala.
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UNA PÁGINA MÁS EN LA HISTORIA DE TAK’ALIK AB’AJ
Christa Schieber de Lavarreda
Jeremías Claudio Pérez
Las excavaciones en el riachuelo El Chorro, al oeste del Grupo Central de Tak’alik Ab’aj, sacaron a luz restos de construcciones habitacionales que se remontan a finales del Preclásico Temprano. La extraordinaria calidad de su conservación se debe a una posible inundación de este sector bajo, que se ha mantenido hasta la fecha con agua. Enormes esfuerzos de nivelación posteriores cambiaron el paisaje de aquel entonces, augurando el advenimiento de nuevos tiempos.
ANTECEDENTES
En 1996, se había llegado a la conclusión que el alto grado de desarrollo alcanzado por la cultura de Tak’alik Ab’aj en el Preclásico Medio tenía que tener un preámbulo, por lo que – aunque los registros arqueológicos hasta aquel entonces indicaban que el Preclásico Medio era lo más antiguo que se había encontrado (Popenoe de Hatch et al. 2000 y 2001) – tenía que existir una página más. En búsqueda de la misma, con la generosa autorización de José Luis Ralda y familia, se iniciaron las investigaciones de exploración y sondeo hacia el oeste del Grupo Central, donde se aprovecharon algunas laderas en las que el riachuelo El Chorro había cortado la estratigrafía cultural (Figura 1).
En el transcurso de estas exploraciones se descubrió un recinto ceremonial dedicado a un sistema de acueductos, llamado El Escondite (Schieber de Lavarreda 1998). A 74 m al sur del mismo, debido a la evidencia de un sólido piso de taxcal registrado en la ladera este del riachuelo El Chorro que finalizaba contra un petrograbado Olmeca, el Monumento 64, y un muro formal de piedra de canto rodado a 23 m al sur de éste, se decidió hace una excavación de sondeo en el lado opuesto de este muro, en la orilla oeste del riachuelo 64 (Figura 2). En esta excavación se descubrió un tronco u horcón de madera de 2.70 m de largo y 0.15 m de grueso, ensamblado en un empedrado de piedras de canto rodado inmediato a un canal construido con piedras laterales y tapaderas (Figura 2). Estas evidencias de construcción se encontraban en aquel entonces a la altura del nivel de agua del río sobre un suelo gris, pastoso, homogéneo y de textura fina, de características especiales, que fue denominado Estrato E42. Asociada a esta construcción se encontraron restos de postes de madera parados, sembrados dentro del suelo gris (Figura 3).
En 1999, las muestras de madera fueron identificadas por Ava Nury Díaz, encargada del Herbario del Centro de Estudios Conservacionistas (CECON), como horcón de canoj (Lauraceae; Ocotea bernoulliaana Mez.), postes de chichipaste (Fabaceae; Sweetia panamensis Benth.), palo zope (Caesalpinaceae; Ichthyomethya pescipula (L.) Hitchc.), y hule criollo (Castilla elástica). Sobre estos restos de construcción, entre el lodo gris se encontraron restos de hojas de zacatón de hasta 0.10 m de grosor. En las partes más profundas de este suelo se extrajeron restos de las siguientes especies vegetales: semilla de anona (Anona cherimola), y una cáscara de la calabaza llamada localmente tol, cáscara de semilla de coyol (Phoenix silvestres), semilla de pataxte (Theobroma bicolor), semilla de canoj (Phoebe effusa), y semilla de pacaya (Chamaedorea elegans), una espina de ixcanal (Acacia spaerocephala), semilla de zapote (Pouteria calacarpua sapota), y una madera con claras huellas de corte (Figura 4a).
Figura 1 Mapa parcial del Grupo Central, Tak’alik Ab’aj (Abaj Takalik), Ministerio de Cultura y Deportes/Dirección General del Patrimonio Cultural y Natural, Proyecto Nacional Tak’alik Ab’aj (Abaj Takalik), 2002
Figura 2 Planta de excavaciones, riachuelo El Chorro, Ministerio de Cultura y Deportes/Dirección General del Patrimonio Cultural y Natural, Proyecto Nacional Tak’alik Ab’aj (Abaj Takalik), 2003
Figura 3 Perfil de la sección oeste, riachuelo El Chorro, Ministerio de Cultura y Deportes/Dirección General del Patrimonio Cultural y Natural, Proyecto Nacional Tak’alik Ab’aj (Abaj Takalik), 2003
Figura 4a Dibujo de fragmento de madera con huellas de corte (EE9f/10), Ministerio de Cultura y Deportes/Dirección General del Patrimonio Cultural y Natural, Proyecto Nacional Tak’alik Ab’aj (Abaj Takalik), 1999
Figura 4b Dibujo de Palos Rollizos conservados (DD9i/11A), Ministerio de Cultura y Deportes/Dirección General del Patrimonio Cultural y Natural, Proyecto Nacional Tak’alik Ab’aj (Abaj Takalik), 2003
La pequeña muestra de cerámica procedente del lodo gris apareció más negra que la que usualmente caracteriza a la cerámica de pasta café dura de la primera parte del Preclásico Medio. Todo esto nos dio la pauta de extender el área de investigación con excavaciones de sondeo dirigidas a través de los siguientes años. Debido a que el suelo gris se mantiene constantemente bajo agua, se tuvo que planificar estas excavaciones en la estación seca, inclusive, se desvió temporalmente el cauce del riachuelo, lo cual mejoró un poco las condiciones de excavación, aunque no solventó el problema, debido a que el agua del subsuelo subía hasta este nivel y constantemente brotaba del suelo gris. Luego decidimos realizar excavaciones más al este, escapando de las aguas del río. Debajo de 4-5 m de suelos culturales de nivelación logramos detectar nuevamente el suelo gris, que otra vez fue un yacimiento de agua. A través de los años, la suma de los resultados de estas excavaciones y las muestras de cerámica obtenidas permiten presentar en el presente trabajo lo que en este suelo gris se conservó, brindando la oportunidad de poder presenciar y conocer parte de esta página adicional, que puede ser la primera, de la historia de Tak’alik Ab’aj.
LOS ARQUITECTOS DEL PAISAJE
Una de las características más sobresalientes de esta cultura es la modificación del paisaje que los antiguos constructores hicieron con el objeto de crear su urbe. Primordialmente se realizaron grandes nivelaciones en laderas y hondonadas (Figura 5). También aprovecharon las terrazas naturales del terreno característico de la boca costa, acentuándolas para construir sus complejos arquitectónicos (Figura 6). El paisaje actual es el producto de estos esfuerzos que iniciaron desde el Preclásico Medio, llegando a su máxima expresión en el Preclásico Tardío (Schieber de Lavarreda 2001, 2002).
Figura 5 Dibujo reconstructivo, Tak’alik Ab’aj (Abaj Takalik), Ministerio de Cultura y Deportes/Dirección General del Patrimonio Cultural y Natural, Proyecto Nacional Tak’alik Ab’aj (Abaj Takalik), 1997. Autor: Miguel Orrego Corzo
Figura 6 Mapa E, Tak´alik Ab´aj, Perfil del Sitio, Universidad de California, Berkeley, 1983
LA PRIMERA PÁGINA
En las excavaciones realizadas en las orillas del riachuelo El Chorro se encuentran las huellas de ocupación humana en la parte más baja de una “hondonada”, que inicia su descenso al oeste del Grupo Central y vuelve a ascender en la ladera oeste del riachuelo El Chorro (Figura 7). A finales del Preclásico Temprano (1000 a 800 AC), sobre una modesta nivelación, se construyeron las primeras posibles casas con pisos de piedra de canto rodado y techos de “zacatón” sostenidos por horcones y tendales principalmente de madera Canoj, la cual aún actualmente es considerada por los pobladores de la región como excelente para la construcción. Estos horcones fueron sembrados dentro del primer suelo de nivelación (Figura 8). Asociado a ello había evidencia de un canal de piedra de canto rodado que muy probablemente surtió a este sector habitacional (Figura 2).
Figura 7 Sección-elevación este-oeste, excavaciones riachuelo El Chorro, Ministerio de Cultura y Deportes/Dirección General del Patrimonio Cultural y Natural, Proyecto Nacional Tak’alik Ab’aj (Abaj Takalik), 2003
En la excavación de este año se descubrió parte de una superficie empedrada, sobre la cual se encontró una gran cantidad de palos rollizos gruesos cortados en su punta. Todos estaban caídos hacia la misma dirección y uno junto al otro, tal como en el concepto de un cerco o palizada (Figura 4b). La disposición de la “caída” de los palos sugiere que estos cayeron “hacia dentro” sobre el piso, debido a que más allá del límite del empedrado no se encontró ninguna madera (Figura 2). La sobre posición de los restos de los materiales de construcción encontrada en la excavación seguía un orden lógico. En la parte superior se encontraron las capas de “hojas de zacatón”, que en varias oportunidades estaban tan bien conservadas que aún se podía apreciar su color original o las venas de las hojas o semillas de otras plantas atrapadas. Debajo de estas hojas se encontró la madera de los travesaños o tendales y luego los horcones, la mayoría de éstos aún parados (Figura 8).
Dentro del suelo gris de características especiales que conservó estos restos materiales de construcción y también el polen del mundo vegetal de este tiempo, se encontraron los instrumentos de obsidiana y la cerámica, de excelente calidad, que hacían los primeros pobladores. Con base en esta evidencia es posible remontarse en el tiempo de finales del Preclásico Tardío a inicios del Preclásico Medio. Esta cerámica tiene un caudal de información muy importante sobre el origen de la tradición cerámica Ocosito que acompañó a la cultura de Tak’alik Ab’aj durante dos mil años. La autora del estudio de la cerámica de la tradición Ocosito, Marion Popenoe de Hatch, discute este tema así como el análisis de polen en otro trabajo en el presente volumen. El estudio preliminar de la obsidiana, realizado por José Crasborn (comunicación personal, 2003), indica un alto porcentaje de navajas prismáticas (43%), seguido por navajas irregulares (23%), y una baja frecuencia de lascas (10%). La fuente de obsidiana predominante fue de San Martín Jilotepeque (50%), seguida por El Chayal (36%). En el Preclásico Medio y Tardío continúa aumentando la obsidiana proveniente de El Chayal.
Figura 8 Perfil-sección norte, sur, este y oeste, operación DD9h, Ministerio de Cultura y Deportes/Dirección General del Patrimonio Cultural y Natural, Proyecto Nacional Tak’alik Ab’aj (Abaj Takalik), 2002
Este es el primer episodio de la cultura de Tak’alik Ab’aj y se encuentra – en las partes más bajas- sellado por otra capa más del mismo suelo gris (Figura 8). En la parte superior del suelo gris se registraron restos de una profusión caótica de plantas y maderas que sugieren un escenario post-huracán. Se considera la posibilidad de que en algún momento a inicios del Preclásico Medio sucedió una catástrofe climática que provocó inundaciones, probablemente acompañada por vientos huracanados, inclusive movimientos telúricos que pueden haber causado la elevación del nivel del agua del subsuelo, que desde ese momento hasta hoy se ha mantenido, y esto fue la razón de su conservación. Se tienen referencias de que los suelos, al estar por mucho tiempo bajo agua, adquieren este característico color gris (Popenoe de Hatch, comunicación personal 2003).
UN PERFIL DEL RIACHUELO EL CHORRO:
UN ESPEJO DE LA HISTORIA DE TAK’ALIK AB’AJ
El relato del perfil estratigráfico del riachuelo El Chorro ratifica que, aunque la primera página de la historia quedó bajo agua congelada en el tiempo, los primeros pobladores sobrevivieron y de allí surgió la continuación de la evolución de la cultura de Tak’alik Ab’aj. En la primera parte del Preclásico Medio (800-400 AC), se esculpió un petrograbado, el Monumento 64, que puede ser una de las primeras expresiones escultóricas del pensamiento Olmeca en Tak’alik Ab’aj. La cerámica de pasta café dura procedente de la estratigrafía asociada con el mismo, refleja el paso de la cerámica precedente hacia la característica pasta café suave del Preclásico Medio. Esta última es la que más fuertemente representa la producción alfarera de este tiempo, cuando en el Grupo Central se estaba jugando el Juego de Pelota en una cancha delimitada por bajas plataformas de barro, que puede representar una de las primeras construcciones ceremoniales de esta naturaleza, las partes afectadas por la inundación fueron niveladas y al norte del Monumento 64 se construyó un piso de extraordinaria calidad de taxcal de origen volcánico fragmentado mezclado con tiestos y barro. El panorama estratigráfico pareciera sugerir que se está anunciando un cambio.
En el Preclásico Tardío, la remodelación del paisaje fue como la antesala de la gran expansión de la urbe. El sector del riachuelo El Chorro fue parte de este gran plan. Se decidió nivelar totalmente esta “hondonada”, logrando una extensión plana hacia el oeste del Grupo Central (Figura 7). En este paisaje se desarrollan las nuevas áreas habitacionales, con todas sus ya tradicionales comodidades, como por ejemplo el suministro de agua por medio de acueductos, uno de los cuales, más sólidamente construido, se pudo excavar (Figura 2). Parte del sistema de acueductos de El Escondite corrió la misma suerte de quedar parcialmente debajo de los trabajos de remodelación del final de la Terraza 3. Por cierto, esto no impidió que continuara sirviendo, llevando agua hasta hoy (Schieber de Lavarreda 1998).
En este tiempo se había enriquecido la variedad de estilos escultóricos y además de los “barrigones” y animales asociados al agua, los monumentos se tallaban en estilo Maya, conmemorando el inicio de la escritura jeroglífica y registrando los grandes acontecimientos políticos. Las técnicas constructivas y las formas arquitectónicas se consolidaron y sofisticaron, y la pasta de la cerámica se tornó de color rojo.
Los eventos de las épocas posteriores que son tan trascendentales y dramáticos como las anteriores, no se reflejaron en la misma magnitud en el paisaje arqueológico de este sector, que luego lo cubrió el tiempo, para ser sacado nuevamente a luz por las aguas del riachuelo El Chorro.
CONSIDERACIONES FINALES
La arqueología de esta región es más que todo una arqueología de barro, de extraer de una estratigrafía de suelos la información velada que nos ofrece, de aprender a leer e interpretar lo que parece ser una fotografía en negativo. Es asombroso y gratificante cuando, como en el caso del perfil del riachuelo El Chorro, se ve reflejado el eco de las grandes épocas culturales, sintetizadas en las características de los suelos. En el Preclásico Medio, los rellenos constructivos fueron predominantemente café oscuros, la pasta de la cerámica fue café. En el Preclásico Tardío los rellenos constructivos se tornaron más claros y amarillentos, la pasta fue más clara y se tornó rojiza. Hasta parece que los muy antiguos habitantes de Tak’alik Ab’aj nos hicieron el favor al develarnos un poco de la cuna de su cultura, siendo el suelo gris y la cerámica negra.
El escenario preservado dentro de este suelo gris es una gema, es como un Joya de Cerén, sólo que no cubierta por cenizas volcánicas sino por agua. Encontrar estos frágiles restos de ocupación humana tan antiguos es un privilegio y conlleva a una gran responsabilidad de mantener el grado de destrucción al mínimo y lograr su conservación al máximo. Naturalmente, existe el gran deseo de exponer áreas más grandes, con el objeto de confirmar si se trata de construcciones residenciales y conocer más sobre ellas. Sin embargo, debido a razones de conservación y por la dificultad del agua misma, las excavaciones han sido como mini-ventanas. Se espera en el futuro poder evaluar y eventualmente diseñar un proyecto que incluya la visión de la conservación de las huellas de esta primera página de la historia de Tak’alik Ab’aj.
REFERENCIAS
Johnson, M. y K. Pope
1983 Abaj Takalik, Retalhuleu, Guatemala: Map A. En Abaj Takalik 1976: Exploratory Investigations (editado por J. Graham). Contributions of the University of California Archaeological Research Facility 36. University of California, Berkeley.
Popenoe de Hatch, Marion y Christa Schieber de Lavarreda
2001 Una revisión preliminar de la historia de Tak’alik Ab’aj. En XIV Simposio de Investigaciones Arqueológicas en Guatemala, 2000 (editado por J.P. Laporte, A.C. de Suasnávar y B. Arroyo), pp.1149-1164. Museo Nacional de Arqueología y Etnología, Guatemala.
Popenoe de Hatch, Marion, Christa Schieber de Lavarreda, Edgar Carpio Rezzio, Miguel Orrego Corzo, José Héctor Paredes y Claudia Wolley
2000 Observaciones sobre el desarrollo cultural en Tak’alik Ab’aj, Departamento de Retalhuleu, Guatemala. En XIII Simposio de Investigaciones Arqueológicas en Guatemala, 1999 (editado por J.P. Laporte, H. Escobedo, A.C. de Suasnávar y B. Arroyo), pp.159-170. Museo Nacional de Arqueología y Etnología, Guatemala.
Schieber de Lavarreda, Christa
1998 Exploraciones hacia el oeste del Parque Arqueológico Tak’alik Ab’aj: El Escondite. En XI Simposio de Investigaciones Arqueológicas en Guatemala, 1997 (editado por J.P. Laporte y H.L. Escobedo), pp.339-358. Museo Nacional de Arqueología y Etnología, Guatemala.
2001 Mil años de historia en Tak’alik Ab’aj. U tz’ib 3 (1):1-31. Asociación Tikal, Guatemala.
2002 Los Senderos Milenarios de Tak’alik Ab’aj. Guía del parque. Proyecto Nacional Tak’alik Ab’aj, Ministerio de Cultura y Deportes/IDAEH, Guatemala.