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26 Investigaciones en Chakah, Petén: Un sitio periférico de El Perú-Waka´ – Fabiola Quiroa y Griselda Pérez – Simposio 18, Año 2004

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Quiroa, Fabiola y Griselda Pérez

2005        Investigaciones en Chakah, Petén: Un sitio periférico de El Perú-Waka´. En XVIII Simposio de Investigaciones Arqueológicas en Guatemala, 2004 (editado por J.P. Laporte, B. Arroyo y H. Mejía), pp.315-320. Museo Nacional de Arqueología y Etnología, Guatemala.

26

INVESTIGACIONES EN CHAKAH, PETÉN:

UN SITIO PERIFÉRICO DE EL PERÚ-WAKA’

Fabiola Quiroa

Griselda Pérez

Palabras clave:

Arqueología Maya, Guatemala, Petén, El Perú, Waka´, Chakah, excavación, patrones de ofrenda, entierros, basureros, incensarios

Durante la década de 1960, grupos de exploración petrolera ingresaron al área de lo que hoy se conoce como Parque Nacional Laguna del Tigre, cortando un camino entre la selva. Éste atraviesa Chakah y fue usado por madereros y otros depredadores, que a su paso, saquearon varios de los edificios de los sitios que se encuentran en el área. Sin embargo, contradiciendo las normas de explotación petrolera, estos exploradores no reportaron el hallazgo de los sitios. No fue sino hasta 1970 que Robert Christie, de la Universidad de Pennsylvania, reportó el sitio El Perú (Graham 1988, citado por Escobedo y Freidel 2004:2). Posteriormente, en 1996, Christophe Helmke, acompañado de exploradores locales, reportó un pequeño sitio en las cercanías de El Perú, al cual denominó Mo’ (Helmke s.f.:9-15).

Fue al inicio de la temporada de campo 2003 del Proyecto Arqueológico El Perú-Waka’, que se encontró un grupo arquitectónico en las afueras del sitio principal, el cual con el tiempo, demostró no ser un simple grupo apartado, sino más bien un centro pequeño con un total de poco más o menos 12 grupos arquitectónicos y algunas estructuras aisladas. Ahora se considera que este centro constituye una entidad política secundaria regida por Waka’. Por otra parte, aunque originalmente se pensó que se trataba del sitio Mo’, esta idea se refutó al comparar los mapas preliminares de ambos sitios, que – aunque comparten un patrón de asentamiento similar -, la extensión, y en algunas ocasiones, la distribución de sus componentes, es diferente. A este nuevo sitio se le denominó Chakah, el cual se encuentra a una distancia aproximada de 1500 m al norte del río San Pedro, a 500 m también al norte de una aguada, la principal fuente de agua dulce del sector, y a poco más de 5000 m al sureste de su centro rector, Waka’.

A partir del descubrimiento del sitio se iniciaron trabajos en busca de una mejor definición del asentamiento y de su secuencia constructiva y cronológica, por lo que durante las temporadas de campo 2003 y 2004 se hizo un reconocimiento del área a cargo de Fabiola Quiroa y Griselda Pérez, con el fin de establecer el tamaño y la densidad del asentamiento. Se realizó un programa de pozos de sondeo conducido por Quiroa, que a la fecha cubrió nueve de los 12 grupos identificados, y se trabajó intensivamente en algunas de las estructuras de dos de los grupos principales, siendo intervenida una de ellas, con la colaboración de Olivia Farr. La excavación de los entierros encontrados a partir de estas intervenciones fue asistida por Jennifer Piehl, que a su vez asumió el análisis osteológico de los restos. Además, Griselda Pérez se encargó de la limpieza y registro de las múltiples trincheras de saqueo encontradas en el sitio, seis de las cuales ya habían sido descritas de forma preliminar por Juan Carlos Pérez. Así también, Griselda Pérez llevó a cabo el fechamiento preliminar de la cerámica, en algunos casos, con la ayuda de Mary Jane Acuña, Ana Lucía Arroyave y Juan Carlos Meléndez. A su vez, Evangelia Tsesmeli, Demian Marken y Edwin Román, se encargaron del levantamiento del mapa de aproximadamente el 60% del sitio. Román se encargó también de buena parte del registro fotográfico.

RECONOCIMIENTO DEL ÁREA: EXTENSIÓN Y CARACTERÍSTICAS DEL ASENTAMIENTO

A partir de la identificación del primer grupo y de percibir la importancia del mismo, se decidió hacer un reconocimiento del área para tratar de definir la extensión del sitio, su densidad y patrón de asentamiento. De allí que al final de la segunda temporada de campo ya se contaba con 61 montículos identificados, que formaban 12 grupos de plaza. También se encontró una pequeña aguada permanente, un chultun, dos arroyos secos y lo que posiblemente fue un cenote.

A partir de las tres plazas conocidas desde la temporada anterior – plazas de los grupos A, B y C – se inició un reconocimiento siguiendo el camino abierto por una petrolera en los años sesenta, el cual cruza el sitio, poco más o menos de este a oeste. Por este camino se identificó la mayor parte de grupos en sus laderas y de allí se hicieron incursiones arbitrarias hacia el interior de la selva, tratando de buscar los límites de la escarpa y su declive. Aunque es posible que se obviaran algunas estructuras apenas perceptibles para el ojo humano, se podría decir que se definió la mayor parte del sitio. El epicentro, conformado por los Grupos A y C, se refiere a 15 estructuras distribuidas alrededor de dos plazas de acceso restringido, que incluyen dos de los edificios más masivos del sitio y que debieron tener una función cívico-religiosa, además de albergar a la élite del lugar. El resto de estructuras se agrupaban en plazas en un número de tres a cuatro edificios con función residencial. Algunos pocos montículos están aislados, sin formar grupos de patio. El asentamiento se dispersa del epicentro hacia el norte, suroeste y hacia el este, sobre la cima de la escarpa. Básicamente, no se detectaron montículos al descender de ella.

Las fuentes de agua se encuentran bastante cerca del sitio. Al sur, a poco más de 500 m se ubica una aguada permanente apta para el consumo humano. A unos 200 m al noreste del epicentro se descubrió otra aguada, también permanente, pero bastante más pequeña que la anterior. Al sur se encuentra el río San Pedro, aproximadamente a 1500 m del sitio, el cual además de ser útil para el consumo humano y para fines agropecuarios, también es navegable a su paso por el área. También se detectaron dos arroyos secos que descienden entre las quebradas de la escarpa, hacia un área de bajo, que quizá en alguna época fue un área de inundación y/o cultivo. Al este, al descender por la escarpa hay áreas de humedales que se convierten en aguadas temporales, principalmente durante inviernos intensos.

PROGRAMA DE POZOS DE SONDEO

El programa de pozos de sondeo constó de 20 unidades de excavación, además de excavaciones extensivas en dos estructuras. Estos pozos tuvieron como objetivo principal obtener fechas lo bastante certeras como para conocer la secuencia cronológica y constructiva del sitio. Además, se buscaba desarrollar preguntas de investigación más específicas para organizar mejor el estudio del sitio en futuras temporadas de campo. La mayor parte de ellos se realizaron en los patios y algunos pocos más sobre estructuras, lo que permitió conocer de forma general la secuencia cronológica del sitio y de su ocupación. Además, los pozos de sondeo develaron entre otras cosas, rasgos arquitectónicos, secuencia constructiva y técnicas de construcción. También permitieron conocer la función de algunos espacios y rasgos culturales relativos a éstos, tal es el caso de costumbres funerarias y rituales. Así, se han identificado tres entierros, un escondite, un depósito de cerámica y dos basureros.

ENTIERRO 4

En la Estructura A-2 se descubrió el Entierro 4, el cual consistió en una cista rectangular, la cual estaba formada por techo de lajas y paredes de piedra con su cara interior cortada y un suelo de tierra suelta color café, orientada al suroeste, siguiendo el eje longitudinal de la estructura y ubicada en el eje normativo de la misma. El individuo, presumiblemente masculino, estaba colocado en decúbito dorsal extendido, con las piernas extendidas, pero entrecruzadas y los brazos flexionados, cruzados sobre el tórax y las manos extendidas sobre los omóplatos. El cráneo se orientaba hacia el suroeste. Los restos óseos se encontraron en muy mal estado de conservación, debido a raíces y filtración de agua dentro de la cista. El sujeto ostentaba una ofrenda consistente en dos vasijas policromas – un cuenco “matado” y un cántaro – ambos con evidencia de haber estado envueltos en hojas. Los dos se encontraron boca abajo, el primero sobre las mandíbulas del individuo y el segundo al costado derecho del cráneo. También se encontró un anillo de hueso, atrás del cráneo. Además de la ofrenda, dentro de la cista, se recolectaron 25 tiestos, muestras de ceniza, carbón y suelo, y dos fragmentos de pedernal. Tanto la ofrenda, como el material antes mencionado, se fechó tentativamente para el periodo Clásico Tardío.

ENTIERRO 11

El Entierro 11 fue un entierro primario, que consistió en un individuo adulto articulado, depositado en posición de decúbito dorsal extendido, con los brazos ligeramente flexionados y las manos sobre la pelvis, orientado de norte a sur, con la cabeza en el sur, volteada ligeramente hacia el este. El individuo fue colocado directamente sobre el lecho de roca caliza, en el patio del Grupo E, frente a la Estructura E-8, siguiendo el eje normativo de la misma. El entierro no contaba con alguna construcción o rasgo arquitectónico que lo albergara, por lo que el esqueleto se encontraba completamente calcificado debido a su exposición directa al manto de caliza, lo que le dio una consistencia muy dura; de hecho, en el cráneo se pudo apreciar, casi gráficamente, las deformaciones propias del peso que soportó por años. El individuo estaba acompañado de una ofrenda mortuoria que consistió en un plato completo del tipo Sierra Rojo, que fue colocado de forma invertida sobre su cráneo. A partir de esta vasija, se puede asumir que el Entierro 11 data del periodo Preclásico Tardío.

ENTIERRO 12

El Entierro 12 fue encontrado sobre el lecho de roca caliza, adentro de un basurero, ubicado en el patio del Grupo N, frente a la Estructura N-45. El entierro consistió en un individuo masculino adulto, depositado de forma irregular de este a oeste, con la cabeza en el oeste, viendo hacia el sur. Debido a la forma descuidada en la que fue depositado, es difícil definir su posición exacta, pero estaba colocado en decúbito ventral flexionado, con los brazos flexionados y las manos cerca de las mandíbulas, y las piernas flexionadas bajo el tórax. El cráneo se encontró ligeramente más arriba que los demás restos óseos. El esqueleto estaba muy mal conservado. No se encontró ninguna ofrenda asociada al individuo, excepto materiales propios de los basureros, los cuales consistieron en un fragmento de lítica misceláneo, una lasca de pedernal de color rojo, nueve fragmentos de concha, y 43 tiestos fechados para el periodo Clásico Tardío, por lo que se infiere que el Entierro 12 data de este periodo.

ESCONDITE 1

Además de estos tres entierros, también se encontró un escondite que consistió en una especie de nicho rectangular, con paredes y techo de piedra cortada, y piso de tierra color café amarillento claro y piedrín de caliza. En su interior se recuperó buena parte de un incensario fragmentado, el cual presentaba un individuo sentado sobre una tapadera. De éste se recuperó el torso completo y una pierna. Al parecer estuvo articulado. La figura antropomorfa, posiblemente masculina, portaba un collar de cuentas en el pecho y una tobillera, también de cuentas. La tapadera sobre la cual se encontraba sentado, presentaba tallada la imagen de un dios solar, cuyas orejeras tenían agujeros por los que, presumiblemente, salía el humo. Se encontraron restos de aplicaciones, la mayor parte de ellas, con residuos de pintura color azul Maya. Se tomó una muestra de suelo. También se recuperó un caracol y 10 tiestos, de los que no todos pertenecieran al incensario. Todo el material recolectado fue fechado tentativamente para el periodo Clásico Tardío.

DEPÓSITO 1

Otro rasgo identificado consistió en un depósito de cerámica encontrado en la cima de la Estructura A-2, en la cual se descubrió su muro posterior que forma un cuarto. En este cuarto hay un piso estucado en buen estado de conservación, de hecho, preservaba buena parte de su estuco original. Sobre éste se hallaba el depósito de cerámica, el cual consistió en buena parte de un incensario, muy similar al encontrado en el Escondite 1, aunque la tapadera, en forma de campana, en lugar de presentar la imagen de un dios solar, tenía diseños de petate aplicados; los pocos fragmentos del individuo sentado en la tapadera eran muy similares al del otro incensario. También se encontró la base completa de un cilindro. Tanto éste, como gran parte del incensario, estaban colocados intencionalmente sobre el piso. Hubo varios tiestos dispersos por el piso, pero en su mayoría eran aplicaciones y/o fragmentos de los dos objetos descritos anteriormente, muchos de ellos con restos de pintura azul Maya. Además, se recolectaron dos fragmentos de pedernal de color rojo, dos fragmentos de obsidiana y una muestra de suelo. El material se fechó para el periodo Clásico Tardío.

BASUREROS

También se identificaron dos basureros, uno de ellos atrás de la Estructura D-7, el que se encontraba en una sección cortada en la roca madre. La matriz del basurero consistió en un suelo color café mezcla de arena, arcilla, piedra pómez y gran cantidad de material orgánico. Del basurero se recuperaron 41 fragmentos de pedernal, tres fragmentos de hueso de fauna, 12 fragmentos de concha, un fragmento de figurilla, cuatro fragmentos de obsidiana, y 157 tiestos fechados para el Clásico Tardío. Otro basurero dentro de una sección tallada en la roca madre, fue encontrado frente a la Estructura N-45, en el cual se recuperó un fragmento de malacate de cerámica, 108 fragmentos de concha, 69 fragmentos de caracol, 37 fragmentos de pedernal, 5 fragmentos de obsidiana, y 283 tiestos fechados para el Clásico Tardío, incluyendo un fragmento de incensario espigado. Fue en este basurero en el que se encontró el Entierro 12, descrito anteriormente.

LIMPIEZA Y REGISTRO DE TRINCHERAS DE SAQUEO

Además de las excavaciones arqueológicas, se consideró necesaria la limpieza y el registro de saqueos, ya que en el total de montículos localizados en Chakah durante la etapa de reconocimiento, se detectaron 12 saqueos que incluían trincheras y túneles. La Estructura C-3, una de las más afectadas, presenta cuatro saqueos en total, tres de ellos combinan túneles y trincheras, con los que se pudo establecer la presencia de dos etapas constructivas: la primera, edificada con mampostería de piedra muy bien tallada, probablemente correspondiera al Clásico Temprano, mientras que la segunda, que muestra un relleno bastante suelto y con muy poca argamasa, pudo ser construida durante el Clásico Tardío. El material cerámico recuperado durante la intervención proporcionó una muestra un tanto variada, desde vasijas sin engobe, algunas monocromas, hasta policromas, de donde se obtuvo además un cuenco casi completo pero fragmentado y disperso entre el escombro del mayor de los túneles de saqueo. Dicho cuenco, del tipo Saxche-Palmar Naranja Policromo, presenta una banda con inscripciones jeroglíficas que, de acuerdo con Stanley Guenter (comunicación personal, 2004), hace mención del sitio El Zotz.

En la Estructura B-4 los saqueadores efectuaron un trabajo totalmente destructivo, cortando en escuadra un edificio que parece corresponder a un sólo esfuerzo constructivo durante el Clásico Tardío. El relleno, al igual que en el edificio anterior, está compuesto de piedras de regular tamaño, sin argamasa y con escasa presencia de material cerámico. En la base de la estructura e inmediatamente arriba de la roca madre se localiza un piso 5 cm de grosor.

El resto de saqueos están dispersos entre algunas de las estructuras que se ubican, principalmente, al lado del camino de los petroleros, distribuidas una en la Estructura R-54, dos en R-55, así como cuatro diferentes en C-16, N-45, J-38 y L-40, respectivamente. Todas estas estructuras parecen haber sido construidas durante el Clásico Tardío y no cuentan con edificaciones anteriores; además comparten rasgos tales como un piso en la base del edificio, que, a diferencia de lo patios, por su ubicación se conservó lo suficientemente bien como para definirlo en el registro.

CONCLUSIONES

Después del reconocimiento del área, se pudo observar que el asentamiento no se extiende más allá de los limites de la escarpa, es decir, existe una clara delimitación en el área de ocupación entre Waka’ y Chakah, pues a excepción de escasos montículos que no exceden 0.50 m de alto, no hay evidencia constructiva abajo de la escarpa. Hay rasgos naturales que refuerzan la importancia del sitio en cuanto al control de agua, pues al descender la escarpa, hacia el sur, se encuentra una aguada de gran tamaño, la principal fuente de agua dulce del sector. Hacia el noreste se encuentra otra aguada, que aunque es considerablemente más pequeña que la anterior, es una fuente permanente de agua. También se detectaron dos arroyos secos y, por supuesto, no puede dejarse de mencionar la cercanía del río San Pedro, que a su paso por el área es completamente navegable. La proximidad a las fuentes de agua marca una diferencia significativa entre el emplazamiento de Chakah con respecto al de Waka’.

El programa de pozos de sondeo documentó que el sitio tuvo su mayor ocupación durante el Clásico Tardío. Sin embargo, también dejó claro una secuencia cronológica bastante larga, pues hay evidencia de ocupación y construcción desde finales del Preclásico Tardío hasta principios del Clásico Terminal. Estos pozos también dejaron ver rasgos interesantes del asentamiento, tal es el caso de la costumbre de cortar el manto natural de caliza tanto para enterramientos, como para basureros. Sin embargo, hubo poca evidencia de pisos de patio, no así de pisos interiores en edificios, lo cual no niega su existencia sino podría ser que no se conservaron, esto debido a que se encontraron restos de algunos, incluso con restos de estuco de color rojo. También se recobraron restos de bajareque, lo que indicaría el uso de estructuras perecederas y un caso en el cual se encontró en bloques sobre la roca madre. Quizá estas estructuras hayan sido desmanteladas y el bajareque usado como relleno de nivelación de patio.

Aunque el material recuperado no fue abundante, permitió establecer una secuencia cronológica, ya que se identificaron marcadores de los diferentes periodos en la mayor parte de lotes excavados. Incluso la cerámica recuperada en los saqueos, si bien procedente de contextos alterados, da una buena pauta para determinar el rango temporal de la secuencia constructiva y en algunos casos, para conocer la función de las estructuras. De igual forma, permitió, de manera certera, fechar los entierros y/o basureros encontrados en las excavaciones.

A partir del análisis cerámico preliminar, se puede inferir que la mayor ocupación relacionada con el Grupo de la Plaza A surgió a finales del Clásico Temprano, aunque la ocupación del grupo se extiende desde el Preclásico Tardío y a lo largo del Clásico, incluso, hasta el Clásico Terminal. La última fase constructiva, tanto de la Estructura A-1 como de la Estructura A-2, corresponde a este último periodo. A la vez, aunque el material recuperado entre el relleno de construcción frente a la sub-estructura del Edificio A-1 perteneciera al Clásico Tardío, es de notar que ésta fue desmantelada, por lo que cabe suponer que la sub-estructura era más temprana, incluso, el tipo de mampostería es típica del Clásico Temprano, es decir, consistía de bloques pequeños de piedra casi perfectamente cortada y puesta de manera muy ordenada. La Estructura A-1 no parece haber sido muy elevada y, a juzgar por sus dimensiones y por el material relativamente burdo y la cantidad de piedras de moler recolectados en el relleno, es posible que el edificio fuese puramente habitacional.

Lo contrario ocurriría con la Estructura A-2, ya que en su cima se encontraron escombros de lajas y arranques de muros bastante gruesos para sostener una bóveda. Además, la estructura es considerablemente más alta que la Estructura A-1. Esto, aunado al hecho que gran parte del material recuperado en este edificio correspondió a cerámica policroma y materiales suntuosos, así como la presencia de incensarios, escondites y un entierro con una delicada ofrenda, hace pensar que la estructura tuvo una función cívico-religiosa, pero a la vez residencial. Quizá se trató de una estructura de tipo palaciego. La Estructura A-2, al igual que A-1, también tuvo al menos dos etapas constructivas, ya que bajo lo que parece ser la última versión, se encontró una sub-estructura de mampostería más fina y con taludes en la parte posterior, que al parecer, data del Clásico Temprano.

Por otro lado, la Estructura C-3 es más alta que las dos anteriores, alrededor de 4 m. Si bien no ha sido excavada arqueológicamente, presenta una serie de grandes saqueos, los que – dejando a un lado la destrucción que le provocaron – proporcionaron materiales que permitieron su datación con una ocupación durante todo el Clásico, pero también dejaron ver parte de su arquitectura y permitieron inferir algo sobre su función. De hecho, el edificio parece haber tenido dos etapas constructivas, una durante el Clásico Temprano, a juzgar por la sub-estructura que se ve en uno de los saqueos, que muestra la esquina del edificio con una mampostería muy fina y sólida. La súper-estructura, por el contrario, muestra una mampostería burda; sin embargo, en su cima pueden verse múltiples cuartos. Esta última fase constructiva parece haber tenido escalinatas que daban acceso tanto a la plaza del Grupo A, como a la del Grupo C. La cerámica recuperada en este edificio resultó ser, en su mayoría, cerámica suntuosa, en muchos de los casos, tiestos policromos, fragmentos de incensarios e incluso un cuenco policromo con una inscripción que hacia referencia a un señor del sitio conocido como El Zotz, ubicado en el área central de Petén, lo que hace pensar en un grupo de élite radicado en esta área, el cual mantenía contactos intersitio.

El resto de edificios y plazas exploradas no son tan masivas y parecen haber tenido una función puramente residencial. Esto permite aducir que el sitio era relativamente independiente, pues tenía su propio centro cívico-religioso y sus áreas habitacionales. Por supuesto, bajo la sombra rectora de Waka’.

Aparentemente, la importancia de Chakah fue el control de agua, pues debe recordarse su cercanía a dos aguadas, una la más importante del sector y al río San Pedro, la principal fuente fluvial del área. Debe mencionarse que el camino abierto por la petrolera en los años sesenta conduce hacia terrenos más altos por un acceso relativamente fácil, transitable en todas las temporadas, por lo que es posible que esta ruta se haya usado en la antigüedad (Freidel y Escobedo 2004:416). Entonces, se puede especular que Chakah debió tener varias funciones en relación a su ubicación; como ya se dijo, el control de agua que puede verse desde diferentes puntos de vista, siendo el más importante el del uso de fuentes de agua para consumo humano y para actividades agropecuarias. También pudo funcionar como un atalaya para asegurar la entrada por el sureste de su centro rector, y/o puede verse como un punto de avanzada, lo que redundaría en una importancia como enclave comercial, tanto de forma terrestre como fluvial.

De cualquier forma, se debe hacer hincapié en que los datos presentados en esta ponencia son preliminares y que se necesitan más estudios de campo, así como de laboratorio, que permitirían definir más precisamente la función y el tipo de relación que sostuvo este sitio con Waka’.

REFERENCIAS

Escobedo, Héctor y David Freidel

2004        Proyecto Arqueológico El Perú-Waka’: Informe No. 1, Temporada 2003 (editado por H. Escobedo y D. Freidel). Universidad Metodista del Sur, Dallas.

Freidel, David y Héctor L. Escobedo

2004        Síntesis de la Primera Temporada de Campo del Proyecto Arqueológico El Perú-Waka’. En Proyecto Arqueológico El Perú-Waka’: Informe No. 1, Temporada 2003 (editado por H. Escobedo y D. Freidel). Universidad Metodista del Sur, Dallas.

Helmke, Christophe

s.f.        Settlement Patterns in the Northwestern Peten, Guatemala. Manuscrito.

 

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