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09 – EN BUSCA DE LAS ESCULTURAS DE CHOCOLA – Federico Paredes Umaña – Simposio 19, Año 2005

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Paredes Umaña, Federico

2006        En busca de las esculturas de Chocola. En XIX Simposio de Investigaciones Arqueológicas en Guatemala, 2005 (editado por J.P. Laporte, B. Arroyo y H. Mejía), pp.96-105. Museo Nacional de Arqueología y Etnología, Guatemala (versión digital).

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EN BUSCA DE LAS ESCULTURAS DE CHOCOLA

Federico Paredes Umaña

Palabras clave

Arqueología Maya, Guatemala, Costa del Pacífico, Costa Sur, Chocola, monumentos

IN SEARCH OF THE CHOCOLA SCULPTURES

The identification of early cultural material such as ceramic and sculpture in an archaeological site is a challenge from the perspective of a possible correlation between complexes. Early developments include hydraulic technology which preceded the appearance of high artistic expressions (500-460 BC). Given this budding complexity we pose various questions: is sculptured art in a Late Pre-Classic site a sign of its singularity? What answers can the analysis of the ceramics offer? What role did the Miraflores ceramic sphere played in the Western section of the Department of Escuintla? What is the distribution of the so called Miraflores sculptural style and, what is the meaning of its consistency in terms of the association between ceramics and sculpture? Recent studies in the Department of Suchitepéquez could bring information to this discussion.

Este artículo se deriva de la investigación para el trabajo de tesis titulado Las Esculturas de Chocola, Suchitepéquez, presentada en la Universidad de San Carlos de Guatemala en abril de 2005. No se pretende repetir aquí el enfoque de la tesis, más bien, se busca subrayar algunos datos que provocaron preguntas en dicha investigación, por ejemplo ¿Cómo los acontecimientos históricos en la zona inciden en la percepción de los vestigios prehispánicos?, también se presentan algunos monumentos que fueron recuperados durante la temporada de campo 2005 del Proyecto Arqueológico Chocola y que se deben agregar al inventario de escultura, que ahora suma 30 monumentos.

Chocola, además de ser un vasto sitio arqueológico, fue una finca cafetalera de gran importancia a principios del siglo XX (Figura 1). La historia de la producción agrícola, así como los traspasos de propiedad (Wagner 1991:151; Calderón 2000:60-65; Paredes 2004), marcaron una serie de etapas de destrucción del sitio arqueológico. La introducción de agricultura intensiva dio como resultado el descubrimiento fortuito de esculturas prehispánicas. Las primeras noticias de estos aparecimientos se dieron en la década de 1920 a 1930 (Burkitt 1930). Para entonces, Chocola era una finca que producía caña de azúcar y café, y estaba en manos de la Central American Plantation Corporation (CAPCO), que a su vez había adquirido las tierras de la Chocola Plantagen Gesellschaft en Hamburg, compañía alemana.

El primer reporte de Chocola como sitio arqueológico aparece en un mapa de Karl Sapper, en 1897. Algunos años antes de esta fecha, este explorador alemán llevó a cabo recorridos minuciosos desde México a la parte norte de Centroamérica. Quizá no sea ninguna casualidad que uno de los apoderados de la CAPCO a la vuelta de la centuria se llamara David E. Sapper.

Robert Burkitt, un personaje singular, cuyo seudónimo era Mr. Brown, dejó testimonio de su búsqueda de piezas arqueológicas para el Museo de la Universidad de Pennsylvania en sus cartas escritas entre 1924 y 1929. Sus epístolas narran cómo trasladó el Monumento 1 de Chocola, con el consentimiento de los administradores alemanes de la finca. Los tres fragmentos originalmente descubiertos por trabajadores agrícolas fueron multiplicados por él para distribuir su peso en varios contenedores. Aparentemente Burkitt sabía que su empresa era un tanto ilegal, puesto que su narración informa las penas que pasó para que las autoridades portuarias de Livingston no le ordenasen abrir las cajas (Burkitt s.f.).

Una práctica común en todo asentamiento humano que de pronto se descubre sobre un lugar antiguo, es sin duda la colección de piezas monumentales, y a menudo su reutilización con fines prácticos u ornamentales. Dicha práctica no ha sido superada en nuestros días, es más, un monumento prehispánico procedente de Chocola hasta el año 2004 engalanaba el parque municipal del vecino poblado Santo Tomás la Unión. El artista local Saúl Solares adquirió un fragmento de escultura antropomorfa, y la convirtió en parte de los monumentos de una plaza dedicada a la familia y al maestro.

A principios del siglo XX, en Chocola se creó un parque ornamental en un punto privilegiado de la finca, que servía como mirador. Muchas esculturas prehispánicas procedentes de Chocola y otros sitios cercanos fueron agrupadas en los alrededores de un quiosco. Dicho lugar desapareció en algún momento entre 1965 y 1982. La mayoría de las esculturas prehispánicas que lo adornaban también lo hicieron.

Fue una preocupación del autor aclarar la procedencia de estas piezas, y de ser posible, su paradero. Esta inquietud también originó el trabajo de tesis referido antes. La investigación comprendió toda la información disponible sobre el sitio, la historia de su exploración y las notas inéditas de Edwin Shook, Franz Termer y Robert Burkitt, además de datos extraídos de la comunicación personal con Carlos Navarrete, Marion Hatch y John Graham. El trabajo logró determinar que varias de las esculturas que habían sido reunidas en el quiosco mencionado procedían de los vecinos sitios de Palo Gordo y San Vicente, ambos ubicados a varios kilómetros al sur de Chocola.

También se conoció que Burkitt dejó testimonio de su trabajo en sus cartas al Museo Universitario de Pennsylvania entre los años de 1924 a 1932, diez monumentos de Chocola son descritos en su catálogo 787-803; de los cuales hasta ahora, solo el conocido como Monumento 1 ha tenido difusión. En el inventario de escultura de Chocola se incluyeron los diez monumentos descritos por Burkitt y enumerados a partir de sus notas por Christopher Jones (1986).

Luego de tres temporadas de campo, el Proyecto Arqueológico Chocola ha logrado unificar el mapa de Burkitt (1930), con el levantamiento extensivo del sitio realizado por Post, Lakatos, Herrera, Chiriboga y Al-Ali, mostrando la ubicación de los montículos levantados por Burkitt, junto a la ubicación de los monumentos descritos por éste. Los Monumentos 7, 8 y 9, además del 6, aparentemente fueron localizados en la misma plaza al este del Montículo 7, estructura que ha sido investigada en el año 2005. La ubicación original del Monumento 1, junto al 10 y un altar circular, puede ahora determinarse con mayor precisión, esto es al este del Montículo 11, lamentablemente sobre una plaza que hoy está densamente poblada (Figura 2).

Los resultados del inventario de escultura arrojan ya 30 monumentos entre esculturas en bajo relieve (Monumentos 1 y 22), posiblemente representaciones del estilo escultórico Miraflores. Personifican elegantes personajes centrales de pie y elaborados trajes. Además de una gran profusión de referentes simbólicos, tienen detalles de volutas finamente incisas y la composición completa va enmarcada en la mayoría de los casos. Son frecuentes los cartuchos con proto-glifos, y los personajes van descalzos o con sandalias (Parsons 1986; Miles 1965). Según Parsons (1988:6-43), la diferencia entre el estilo Miraflores y Arenal, es que éste último es más propenso a tener inscripciones glíficas, mientras que el Miraflores sigue una ejecución estilística Maya (personajes con tocados y torsos desnudos y adornados con cinturones).

La relación del Monumento 1 con este estilo es más clara que la del Monumento 22, sin embargo, es posible hacer una asociación por medio de dos argumentos: 1) la talla en bajo relieve, y 2) el elemento circular que lleva el personaje entre la nariz y la boca. Este elemento, presente en el personaje arrodillado de la Estela 10 de Kaminaljuyu ha sido llamado cuenta circular de piedra por Jones (1986:9). Este autor plantea la posibilidad que un personaje similar apareciera en el Monumento 1 de Chocola, en la parte inferior derecha de la talla. La interpretación como cuenta de piedra no es del todo satisfactoria, pues el Monumento 22 contiene elementos fitomorfos complementarios.

Estas representaciones también aparecen en el arte Preclásico de Tierras Bajas Mayas, particularmente en los personajes arrodillados de los murales de San Bartolo, con los cuales el Monumento 22 guarda cierta afinidad. Además, “durante el Preclásico Medio y Tardío (900-100 AC), surgieron signos que representan exhalaciones, estos incluyen el aliento, el habla y representaciones de flores, que son identificados mediante cuentas de jade o volutas. Las cuentas de jade o motivos florales parecen marcar una cualidad refinada de aliento divino, o real; de alguna manera reflejan estatus” (Houston y Taube 2000:263-265).

Las fechas del arte escultórico Miraflores son de 200 AC-200 DC, se le atribuye un carácter Maya temprano. Parsons ubica al Monumento 1 de Chocola junto con la Estela 2 de Kaminaljuyu, la Estela 3 de Tak’alik Ab’aj, y el Monumento 42 de Bilbao (Parsons 1988:11-12). Un ejemplo con detalles similares es la Estela 10 de Kaminaljuyu, con la cual comparte detalles icónicos y probablemente se trate de una escena de decapitación llevada a cabo por un gobernante triunfal representando a la deidad ave principal, una representación que ha sido ubicada tanto en las representaciones Maya tempranas como en el área de influencia antigua del Mixe-Zoque, con ejemplos en el arte de Izapa (Jones 1986; Parsons 1986; Kappelman 2001; Kaplan 2001; Paredes 2005).

Continuando con el inventario, se encuentran tallas en bulto que incluyen figuras en banca y figuras en pedestal (Monumentos 12, 13, 24 y 25), figura humana tallada en bulto (Monumentos 16, 23 y 11), y un motivo recurrente: rocas talladas que contienen depresiones cóncavas. Este tipo de talla fue incluido en el catálogo original mediante los Monumentos 3, 4 y 15, dejando fuera una vasta cantidad de ejemplos de superficie y de diversas dimensiones. Dichos ejemplos trascienden la categoría de piedra tallada, pues aparecen en contextos poco casuales, como plazas públicas y en asociación con otros monumentos. La talla ejecutada en ellas es un solo motivo, agujeros o depresiones realizados mediante desgaste.

Su aparición en sitios arqueológicos es frecuente, pero llama la atención en este caso la insistencia con que suceden en Chocola. En Izapa han sido asociados a trabajos hidráulicos, fungiendo como receptáculos, pero aparentemente no son tan comunes en contextos de plazas públicas. Similares casos se tienen en Tak’alik Ab’aj, donde varios altares masivos aparecen perforados con hasta cinco depresiones cóncavas; otro buen ejemplo es el Monumento 10 de Chalchuapa (Anderson 1978:170), este ejemplo fragmentado atestigua haber sido un altar cuadrangular similar a los Monumentos 3 y 4 de Chocola. Las excavaciones de Chalchuapa revelaron para este monumento un contexto Preclásico Tardío, al igual que los ejemplos en Tak’alik Ab’aj.

Durante la temporada 2005, el Proyecto Arqueológico Chocola localizó tres monumentos más con estas características, dos de ellos fueron encontrados y asociados a la Estructura 6-1 y el otro en la Plaza Este del Montículo 7. Este hallazgo muestra la importancia de dicho tipo escultórico y revela la necesidad de explicarlo no solo en contextos de arquitectura pública, como es el caso del Montículo 6, sino también en incontables contextos residenciales y de uso comunitario, como lo confirma el hecho de que se localicen dentro y a las orillas de los ríos y nacimientos a lo largo y ancho de los 10 km² de la extensión del sitio. Se propone entonces que su función estuvo relacionada de manera práctica con las grandes cantidades de agua disponibles en Chocola mediante la lluvia, los ríos y los nacimientos.

Esta práctica posiblemente originó un emplazamiento en plazas públicas con una connotación simbólica más elaborada, como es evidente en el Monumento 27 de Chocola, excavado por René Ugarte y Andrea Orozco en la Plaza Este del Montículo 7 (Figura 3a y b). Dicho ejemplo tallado en bulto con dos concavidades en su parte superior presenta talla parcial y zonal.

Figura 1  Ubicación de Chocola en la Costa del Pacífico de Guatemala

Figura 2  Mapa de Chocola que muestra el primer levantamiento del sitio por Robert Burkitt (1930), desplegado sobre el mapa topográfico y de áreas de montículos y plazas (gris sólido), preparado por el Proyecto Arqueológico Chocola PACH (2003-2005)

Figura 3a  Exploración del Monumento 27

Figura 3  b) Monumento 27, localizado en la plaza al este del Montículo 7 en 2005 (dibujo Daniel Salazar, PACH

Figura 4a  Monumento 30

Figura 4  b) Monumento 30, localizado sobre la fachada sur de la Estructura 6-1 asociado al Monumento 29, posiblemente un altar con al menos una depresión cóncava (dibujo Daniel Salazar, PACH)

La forma natural de la roca fue alterada para presentar una figura zoomorfa de aspecto tosco. Alrededor de la concavidad distal se advierte la talla rudimentaria de un anfibio. Dicha concavidad está perforada hasta formar un agujero que atraviesa la pieza y tiene restos de pintura roja en el interior, así como en la superficie exterior circundante. La segunda concavidad no presenta perforación. Los detalles sobre su depósito en contexto secundario serán presentados en el informe final de la temporada 2005.

Se examinarán a continuación los hallazgos del Montículo 6, una formación piramidal de unos 4 m de altura y de unos 25 m de base lateral. Esta estructura se localiza exactamente al norte de la Plaza Este del Montículo 7, un posible edificio administrativo. Tres monumentos fueron localizados en asociación al edificio piramidal, dos de ellos con las características descritas, pero uno de ellos, el Monumento 29, asociado directamente al Monumento 30, ambos localizados en la fachada sur del edificio, no en la base, como es de esperar, sino sobre la pendiente (Figura 4a y b).

El Monumento 30 está tallado en tres bultos, y sugiere un estilo comúnmente llamado Barrigón, que muestra su rostro con los característicos cachetes mofletudos, ojos cerrados y extremidades superiores sobre el pecho, no posee extremidades inferiores ni ombligo, y su base es en forma de lágrima. Es posible que en su abandono haya sufrido una alteración, puesto que aparentemente hay perforaciones a manera de pupilas en la incisión inferior del párpado. La localización de estos dos monumentos asociados sobre el posible acceso de la fachada sur del Montículo 6, puede brindar pistas sobre al menos dos preguntas importantes en la trayectoria de las sociedades complejas del Preclásico Tardío, partiendo de las fechas propuestas para este tipo escultórico, y tomando en cuenta que no presenta las características de los barrigones del periodo Clásico (Chinchilla, comunicación personal s.f.), por lo tanto: ¿Es posible que un barrigón y un altar con concavidades sea equiparable en alguna manera al complejo Estela-Altar que surgió en la zona Maya?; para el caso de Chocola ¿Es la recurrencia de tallas con concavidades un rasgo asociado ritualmente al agua?; y si esto es así, ¿Qué papel juega la representación del conocido estilo Barrigón en asociación directa con la vivencia práctica y ritual del uso del agua?

A continuación se presenta evidencia que podría ayudar a contestar estas preguntas. Primero, Chocola no es el primer sitio que registra un barrigón asentado sobre una concavidad de piedra, puesto que los tres barrigones de Santa Leticia, en El Salvador, fueron colocados sobre concavidades de piedras sobre una terraza (Demarest et al.1982:567-68). Su particularidad estaría determinada por el hecho que el Monumento 29 posee una concavidad en un extremo, y una superficie alargada que se proyecta hacia fuera en el otro extremo. A la fecha no ha sido posible determinar si existe una segunda concavidad en el extremo distal de dicho monumento, puesto que permanece in situ boca abajo.

Chocola posee al igual que Tak’alik Ab’aj representaciones de dos de los estilos más importantes del periodo Preclásico, estos son monumentos en bajo relieve asociados estilísticamente al inicio de la civilización Maya, y representaciones de barrigones que datan del final del Preclásico Medio y el Preclásico Tardío. Es una suposición que el surgimiento de sociedades complejas se debe tanto a la interacción étnica como a complejos desarrollos a nivel local. Siendo así, se debe esperar evidencia de representaciones muy particulares y locales que antecedan a la regionalización de formas y convenciones artísticas. Robert Burkitt dejó para la posteridad dos dibujos de arreglos escultóricos (Jones 1986; Paredes 2005), a partir de reportes de agricultores que eran imposibles de definir para los estudiosos del área Maya, incluso en la tesis de la cual se deriva este artículo se propuso que Burkitt habría malinterpretado las palabras de sus informantes, pero a la luz de nuevas posibilidades, es conveniente revisar estos dibujos; se trata de los Monumentos 2 y 3 de Chocola (Figura 5), un bloque cuadrangular de gran tamaño (Monumento 2), asentado sobre un altar cuadrado con al menos 10 depresiones cóncavas (Monumento 3).

Figura 5  Monumentos 2 y 3 de Chocola (dibujo R. Burkitt), y Monumento 3 (dibujo Kristian de León)

Otro curioso arreglo escultórico lo conforman los Monumentos 7, 8 y 9 (Figura 6), en donde el Monumento 7 es un altar circular que sostiene una piedra amorfa (Monumento 8), coronada por un arco de piedra (Monumento 9). Arreglos escultóricos como éste son escasos en el inventario monumental, sin embargo, el sitio de Izapa cuenta con un tipo de arreglo conformado por un cilindro y una esfera, ejemplificado en los Monumentos misceláneos 5 y 6, ambos asociados a un trono-altar.

Figura 6  Monumentos 7, 8 y 9 de Chocola (dibujo R. Burkitt)

ESCULTURA DE LA REGIÓN ADYACENTE

Una variada muestra de esculturas procedentes de sitios arqueológicos adyacentes muestra la diversidad cultural de la zona a través de los tiempos, con expresiones del Preclásico como el Monumento 1 de Palo Gordo, tal vez relacionado mediante su posición al torso de Chocola (Monumento 16), y seguramente relacionado al Monumento 3 de Monte Alto, mediante sus rasgos faciales (Parsons 1986). Estos estilos del Preclásico llevan un simbolismo similar a los mascarones adosados a fachadas en Uaxactun y el Preclásico Tardío de Petén. El símbolo U, un emblema pre-glífico que acompaña al Monumento 1 de Palo Gordo también se repite en el Monumento 1 de Chocola, lo cual evidencia la variedad de expresiones escultóricas que van acompañadas de tal simbolismo.

Otra expresión muy importante es el altar circular procedente de las cercanías de San Antonio Suchitepéquez, el cual posee similares dimensiones que los ejemplos de Chocola (0.81 m de diámetro y 0.20 m de alto), y lleva una representación que indica rasgos Olmecas directos, según Shook y Heizer (1976), y que Parsons (1986), prefiere colocar en el periodo que él llama Olmeca Tardío, es decir del 900-700 AC, ejemplos cercanos de este estilo son identificables en el Monumento 1 de Tak’alik Ab’aj (Orrego y Schieber 2001), tallado en bajo relieve en una gran roca en el cruce de un río en las afueras del sitio. Esta ubicación hace pensar, tal y como lo sugiere Hatch (1998:97), en un señalamiento para el cruce del río, o lugar de paso. Si se acepta esta idea y se toma en cuenta que el altar reportado por Shook y Heizer es probablemente de las cercanías de San Antonio Suchitepéquez, a escasos kilómetros al sur del límite de Chocola, y dentro de los márgenes de los tributarios del Nahualate, y se suma a esto el hecho de que no hay otro sitio arqueológico del tamaño de Chocola en las cercanías, podría sugerirse que el altar en cuestión forma parte de la dinámica cultural que se llevó a cabo en la zona arqueológica de Chocola como centro importante de interacción e intercambio para el Preclásico Medio y Tardío.

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