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Freidel, David A. y Héctor L. Escobedo
2006 En la encrucijada de los conquistadores: La tercera temporada en El Perú-Waka´. En XIX Simposio de Investigaciones Arqueológicas en Guatemala, 2005 (editado por J.P. Laporte, B. Arroyo y H. Mejía), pp.803-813. Museo Nacional de Arqueología y Etnología, Guatemala (versión digital).
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EN LA ENCRUCIJADA DE LOS CONQUISTADORES:
LA TERCERA TEMPORADA DE CAMPO EN EL PERÚ-WAKA’
David A. Freidel
Héctor L. Escobedo
Palabras clave
Arqueología Maya, Tierras Bajas, Guatemala, Petén, El Perú-Waka´, monumentos, excavaciones, historia dinástica, entierros, tumbas
AT THE CROSSROADS OF THE CONQUISTADORS:
THE THIRD SEASON IN EL PERÚ-WAKA’
Three seasons of field studies at the archaeological site El Perú have strengthened the hypothesis that the ancient city of Waka’ was a Classic Maya center that dominated the strategic land route as much as that of the river. Inscriptions noted on monuments at El Perú-Waka show that there were dynamic relationships between this center and other great Maya capitals, Tikal and Calakmul, who had allies and vassals in all the western area of Petén and beyond. The iconographic discovery in 2004 that the image on Stela 16 was a posthumous portrait of Lord Siyaj K’ak’ reinforces the role of El Perú-Waka’ in the new order during the fourth and fifth centuries AD. David Stuart made this proposition, published in 2000, based on his analysis of Stela 15. Stuart suggested that in 378 AD, Siyaj K’ak’ traveled west passing by El Perú-Waka’ on route to Tikal as part of his campaign to conquer the aforementioned center in the name of his superior, Dart-Throwing Owl. The celebration of the alliance of Siyaj K’ak’ with King K’inich B’ahlam I and the royal dynasty of El Perú-Waka’ was recorded in Stelae 15 and 16, showing that this route and the alliances associated with it were important for this center for at least a century. Our discovery of Tomb 8 in the main palace, that of a Late Classic queen, presents evidence of the communities wealth during this period as well as of the royal dynasty’s power to dispose of it instead of giving it in tribute to the dominant political entities of the Maya Lowlands. Among her funerary goods were found kojaw or war helmet mosaics. This information confirmed evidence from previous stelae of the Classic period on the vital role of Maya women in local government. The best known of these women, Lady K’ab’el, was a princess for the Calakmul royal dynasty, wife of King K’inich B’ahlam “the Longevous” of El Perú-Waka’ and was furthermore a Kaloomte’ or Supreme Lady of War. This information supports the existence of a royal route dominated in the Late Classic by Calakmul that ran from north to south across Western Petén with El Perú-Waka’ at the crossing. During the 2005 field season some selected locations were excavated to bring out new information on the history of the center’s royal dynasty and its relations with superiors, allies and its own supporting population. The aforementioned excavations included new trenches in the royal palace, in the Late Classic pyramids and in what appears to be the principal ritual center for the royal family. The last locality has brought out intriguing evidence of massive deposits of ritual terminations which might reflect a rejection of royal government and its desecration at the hands of local residents at the beginning of the ninth century AD. We have put forward the hypothesis that this rejection could be partly the result of a significant decline in land and river traffic passing by the city. In this paper we are presenting the results of our studies, contrasting them with our original hypotheses.
El Perú, llamado Waka’ en la antigüedad, fue capital y sede de una corte al servicio de una importante dinastía real entre los siglos IV y VIII DC. Los señores divinos de Wak gobernaron un reino que dominó el paso por la ruta este-oeste del río San Pedro Mártir, así como también la norte-sur que ligaba al sur de Campeche con el centro de Petén. Debido a que Siyaj K’ak’ pasó por Waka’ en su ruta de conquista hacia Tikal en el 378 DC, y a que Yuknoom Ch’een II utilizó la ruta norte-sur que pasaba por Waka’ en sus conquistas en el siglo VII, se denominó a este lugar como encrucijada de conquistadores (Freidel, Escobedo y Guenter s.f.). Aunque los reyes de Waka´ formaron parte de una dinastía que presumía de contar con una lista de 24 sucesores al inicio del Clásico Tardío (Guenter 2005), su centro fue un vasallo orgulloso, así como un territorio clave para las ambiciones de los poderosos centros hegemónicos que integraron varios reinos en las Tierras Bajas Mayas, tanto en el Clásico Temprano (250-600 DC), como en el Clásico Tardío (600-800 DC). Pese a que los reyes de Waka’ celebraron su vasallaje a grandes señores como Siyaj K’ak’ y Yuknoom Ch’een II, ellos presidieron en un impresionante emplazamiento urbano adecuado para una dinastía autónoma que gozó de poder en una extensa zona de dominio.
El Palacio Real es una acrópolis de tres pisos que cubre casi una hectárea de terreno y se localiza en la esquina noroeste del centro, sobre un abrupto declive que desciende hacia el oeste. El mapa actual del epicentro de Waka’ (Figura 1; Tsesmeli 2004; Knight 2004; Tsesmeli, Marken y Román 2005), también confirma la existencia de varios conjuntos compactos de grupos de plazuela que pueden haber constituido palacios secundarios. Al norte del epicentro se encuentra una serie de conjuntos de edificios ordenados alrededor de plazas. Excavaciones de sondeo dirigidas en dichas áreas por Griselda Pérez en el 2003 (Pérez 2004) y Juan Carlos Ramírez en el 2005, revelaron plataformas y plazas del Clásico Temprano debajo de la superficie de la arquitectura del Clásico Tardío, lo cual sugiere que esta pauta de palacios secundarios fue establecida en la época en que Waka’ era aliado de Teotihuacan y Tikal. Esta tendencia fue continuada o revivida de manera subsiguiente en el Clásico Tardío.
Figura 1 Mapa del epicentro de El Perú (dibujo digital de Evangelia Tsesmeli)
Los análisis cerámicos en proceso, a cargo de Griselda Pérez, Keith Eppich, Ana Lucía Arroyave y Juan Carlos Meléndez (Eppich 2004; Eppich et al. 2005; Pérez 2005), muestran que la corte real disfrutó de los servicios de grandes artesanos en algunos reinados. Tanto los tiestos de dichos contextos como la construcción del relleno de la Pirámide M12-32, investigada por Héctor Escobedo y Juan Carlos Meléndez, así como los Entierros 24 y 25 excavados por Michelle Rich y Jennifer Piehl en el 2005, muestran que la corte real contó con los servicios de grandes maestros en el Clásico Temprano. Cerámica del Clásico Tardío con un grado de excelencia comparable, ha aparecido en las fases constructivas posteriores de la Estructura M12-32, así como en algunas trincheras de saqueo en los patios de los palacios reales. Es intrigante que un enterramiento real del Clásico Tardío reportado en el simposio anterior, el Entierro 8 (una cámara funeraria descubierta por David Lee debajo del piso de la Estructura L11-38 en el Patio Principal del Palacio; Figura 2), contenía 23 vasijas como ofrenda (Lee 2004). Pese a su cantidad, la calidad de la decoración de tales vasijas es generalmente mediocre en comparación con la de los tiestos del Clásico Tardío recuperados en las trincheras de saqueo en el patio bajo del palacio. Este contraste sugiere una fluctuación en la calidad de la producción de la cerámica cortesana en Waka’.
Figura 2 Planta del Entierro 8, Estructura L11-38 de El Perú (dibujo digital de Mary Jane Acuña)
Las excavaciones en el 2005 se concentraron en expandir o completar las operaciones iniciadas en las dos temporadas anteriores. En general, estos esfuerzos develaron el estatus cambiante de Waka’ como una capital real. Las excavaciones en Chakah, dirigidas por Fabiola Quiroa (Quiroa 2004; Quiroa y Pérez 2005), revelaron entierros fechados para el Clásico Temprano, confirmando que este centro satélite y sus unidades residenciales aledañas funcionaron desde el Preclásico Tardío hasta el final del Clásico. Estos datos apoyan la hipótesis de que la actual ruta terrestre norte-sur de Waka’ a Chakah, hacia el río San Pedro Mártir, funcionó durante toda la historia del reino. Qué tan lejos llegaba dicha ruta en dirección norte en el Clásico Temprano es un asunto de interés.
El texto del Panel de Dallas (Freidel y Guenter 2003), indica que en el 520 DC una reina de Calakmul, llamada Ek Naah, gobernaba una provincia llamada Sak Nikte’ que se localizaba directamente al norte de Waka’, con al menos una capital en La Corona, situada a 20 km de distancia. Esta historia retrospectiva requiere de evidencia material, pero se sabe que una generación más tarde Calakmul ingenió la derrota y conquista de Tikal en alianza con Caracol. Se ha identificado a la Estela 16 como un retrato póstumo de Siyaj K’ak’ (Figura 3), lo cual fortalece la idea de que Waka’ fue una estación clave en la ruta que ligaba a Teotihuacan y Tikal en los siglos IV y V DC (Freidel, Escobedo y Guenter s.f.). Bajo tales circunstancias, es posible que los gobernantes de Waka’ bloquearon la ruta sur de Calakmul, de Sak Nikte’ a Petén, en nombre de Tikal y otros reinos que formaban parte de la hegemonía establecida por Siyaj K’ak’.
En el 2005 se encontró alguna evidencia sorprendente y potencialmente relevante a este asunto. Al dirigir investigaciones en el Grupo Mirador, en el sector este del epicentro, Michelle Rich descubrió dos entierros del Clásico Temprano en la escalinata de la Estructura 014-04. Esta escalinata es bastante larga y conduce hasta la cima del templo. Aún en ruinas, este diseño sugiere que el rey que comisionó la construcción de un edificio piramidal con una amplia terraza sobre la escalinata de una plataforma frontal, la había ya determinado como un lugar para danzar y realizar sacrificios. Particularmente en el Clásico Temprano, tales terrazas soportaban santuarios de mampostería para ceremonias reales e incluían cámaras funerarias debajo de ellos, en donde los predecesores de los reyes podían ejercer su autoridad espiritual para legitimar el poder de sus herederos. Rich expuso partes de la escalinata de la plataforma frontal y logró descubrir el santuario de mampostería en su terraza. El santuario tenía dos cámaras como la mayoría de templos Mayas, así como un techo abovedado de piedra que había colapsado. Sobre el piso del cuarto frontal, Rich descubrió una cabeza antropomorfa masculina de estuco (Figura 4), de mayor escala que el tamaño natural. Esta cabeza tenía cabello largo y un tocado como el de los guerreros Teotihuacanos, con dos grandes discos atados a su pelo, es decir, las anteojeras de Tlaloc, el dios mexicano de la lluvia.
Figura 3 Estela 16 de El Perú (dibujo digital de Sarah Sage)
Figura 4 Cabeza antropomorfa masculina de estuco, Estructura 014-04 de El Perú
(Dibujo digital de Sarah Sage)
El primer autor de este artículo considera que los Teotihuacanos, liderados por el gran general Siyaj K’ak’, introdujeron a este dios en el mundo Maya en el siglo IV DC, como una deidad guerrera. Siyaj K’ak’ fue un héroe famoso para la dinastía real de Waka’ debido a su alianza con el rey de esta ciudad, K’inich B’ahlam I, quien fue elevado al estatus de gran vasallo el 6 de enero del 378 DC (Stuart 2000; Guenter 2005). Luego, Siyaj K’ak’ continuó su camino hacia el este y ocho días más tarde conquistó Tikal, depuso a su rey y colocó en su trono a Yax Nuun Ahyiin I, el hijo de un rey teotihuacano y una princesa Maya. Esta fue la primera gran experiencia de Waka’ como una ruta de conquistadores y sus reyes celebraron el episodio en estelas talladas que fueron colocadas en las plazas principales. La cabeza de estuco no solamente tenía las anteojeras de Tlaloc, sino también una mascarilla bucal con los colmillos de este dios. El único retrato definitivo de Siyaj K’ak’ preservado en el área Maya está en la Estela 16 de Waka’, la cual muestra al gran general portando dicha mascarilla bucal. Aunque no se puede asegurar que esta cabeza de estuco es otro retrato de Siyaj K’ak’, la cerámica recuperada en la Estructura 014-04 sugiere que fue construida en el Clásico Temprano.
Luego de que los especialistas en monumentos Hugo Martínez y Efraín Peralta removieran cuidadosamente la cabeza de estuco para su conservación, Rich continuó la excavación frente al santuario rompiendo varios pisos estucados y un relleno compacto de tierra negra hasta llegar a alcanzar 3.50 m de profundidad, en donde se encontró una de las lajas características de las tumbas abovedadas. Fotografías tomadas desde una grieta en la bóveda de la tumba, denominada Entierro 24, revelaron algunas piezas maestras del arte cerámico Maya del Clásico Temprano, perfectamente intactas (Figuras 5 y 6).
Figura 5 Tapadera de vasija del Clásico Temprano, Entierro 24 de El Perú
(Dibujo digital de Sarah Sage)
Figura 6 Vasija del Clásico Temprano, Entierro 24 de El Perú (dibujo digital de Sarah Sage)
Rich y Piehl determinaron que la cámara funeraria del Entierro 24 era muy pequeña pues sólo medía 0.90 m de ancho, 1.20 m de alto y 2 m de largo. Este espacio tan limitado para una tumba real, contenía los restos de dos mujeres, colocadas una sobre otra. La mujer de abajo murió en su tercera década de vida y estaba encinta con un feto de cinco o seis meses, fue puesta boca abajo dentro de la tumba. La mujer de arriba falleció aproximadamente a los treinta años y fue colocada con la cara hacia arriba. Las muertes de estas mujeres no parecen haber sido incidentales a la construcción de la escalinata y la pirámide, por lo que pueden haber sido sacrificadas como ofrendas a los dioses y al rey o reina que comisionó y dedicó la plataforma basal del templo. Si en verdad fueron sacrificadas, el simbolismo de su arreglo proporciona pistas sobre los rituales relacionados con el ejercicio del poder.
Jennifer Piehl ha sugerido que las dos mujeres del Entierro 24 pudieron ser miembros de un linaje real. Después de todo, ellas eran excepcionalmente saludables y robustas en el momento de su muerte. Sus dientes no tenían las caries típicas de los Mayas ordinarios que comían gran cantidad de maíz, así que comieron varios alimentos especializados como fruta, carne y pescado. Tampoco sufrieron hambre en su niñez, un hecho común entre los campesinos que dependían de la caída de las lluvias para lograr sus cosechas. Los arqueólogos guatemaltecos del Proyecto Nacional Tikal encontraron en Mundo Perdido un conjunto similar de tumbas con mujeres, niños, e incluso quizá un rey (Laporte y Fialko 1990,1995). Dichos enterramientos datan de finales del siglo IV DC y pueden representar los restos de la familia real de Tikal, depuesta por el teotihuacano Siyaj K’ak’ en el 378 DC.
Quizá la familia real de Waka’ encontró el mismo destino trágico a manos de Siyaj K’ak’, pero los textos preservados en el sitio declaran una poderosa alianza. Por tanto, es más probable que las mujeres sacrificadas fueron cautivas de alto estatus tomadas por un rey de Waka’ en alguno de los conflictos sobre la ruta norte-sur, como preludio de las guerras que sucederían en los siglos por venir. Una cosa es cierta, las personas que pusieron a las mujeres en la tumba las consideraron tan importantes como a los hombres, por lo que les colocaron una espina de raya grande en su zona genital. Este fue el principal instrumento utilizado por los reyes para derramar sangre de sus penes y conjurar a sus dioses a este mundo.
En el 657 DC un nuevo rey llamado K’inich B’ahlam II tomó el poder y marcó el inicio de otro periodo de prosperidad y vitalidad en Waka’. Él dedicó su primera estela frente a la larga escalinata de la plataforma basal de la Estructura 014-04, que soportaba el santuario del Clásico Temprano (Guenter 2005.) Quizá él pensó o sabía que dicha pirámide había sido dedicada por K’inich B’ahlam I quien le dio la bienvenida a Siyaj K’ak’ de Teotihuacan en el 378 DC. Sin embargo, este rey parece haber concentrado sus esfuerzos en el Palacio, en el otro extremo de la ciudad. David Lee ha llevado a cabo excavaciones en el Palacio Real desde hace tres años (Lee 2004, 2005). La escalinata principal del palacio conduce desde la plaza baja hasta un patio superior mayor. Cuando él inició la limpieza de la escalinata en el 2005, descubrió un conjunto de pequeños escalones con paneles tallados en bajo relieve, dispersos en el terreno cerca de su base.
Dichos relieves retratan reyes y nobles practicando el sagrado Juego de Pelota (Figura 7). Según Stanley Guenter (comunicación personal 2005), la primera escena descubierta muestra al recientemente entronizado rey de Calakmul, Yuknoom Yich’aak K’ak’, ’Garra de Fuego’, jugando pelota con su vasallo y cuñado K’inich B’ahlam II de Waka’. Este juego fue probablemente parte de una reunión de importantes señores en Calakmul para celebrar la reciente entronización de ’Garra de Fuego’.
Figura 7 Bloques tallados de piedra caliza con jugadores de pelota, Escalinata Jeroglífica 2 de El Perú
(dibujo digital de Sarah Sage)
Es evidente que dichas esculturas formaron parte de una extensa escalinata jeroglífica con filas de bloques con grandes glifos tallados. Uno de tales bloques fue encontrado en la superficie cercana y tiene una fecha que indica que la reunión se llevó a cabo en el 688 DC, o sea un año después de que Yuknoom Yich’aak K’ak’ fue coronado como rey de Calakmul. Los bloques tallados tienen glifos miniatura que declaran que “esta es la imagen del Juego de Pelota de Yuknoom Yich’aak K’ak’, el señor sagrado de Calakmul”, y lo mismo en relación con K’inich B’ahlam II. Eventualmente, Lee encontró otras tres piezas de tales escenas escultóricas, que posiblemente estuvieron colocadas en tres filas de la escalinata jeroglífica entre los bloques con grandes glifos. Estos últimos relatan la historia de la celebración de los vasallos por la entronización del nuevo rey de Calakmul, así como la confirmación de la lealtad a su hegemonía. La escalinata del Palacio Real de Waka’ fue posiblemente parte de un programa constructivo mayor comisionado por K’inich B’ahlam II y su esposa, la señora K’ab’el, para confirmar la alianza con su familia de Calakmul.
Lee reveló que la última escalinata del Palacio era de mala calidad y pudo determinar que no fue la que originalmente contó con inscripciones glíficas, debido a que claramente los bloques tallados en la base habían sido re-colocados. Entonces, Lee decidió excavar en uno de los espacios mayores de la última escalinata para buscar evidencia de la versión anterior que pudo ser construida por K’inich B’ahlam II y la señora K’ab’el. En vez de encontrar otra escalinata, la excavación expuso una enorme cámara abovedada. Este cuarto fue evidentemente parte de un conjunto de cámaras situado a lo largo de la parte frontal del Palacio Real, formando una imponente fachada en el Clásico Tardío. Al excavar dentro del cuarto se encontraron grandes pedazos escultóricos de estuco modelado y pintado, que fueron parte de un friso ornamentado que alguna vez decoró un amplio panel que corría a lo largo de los pórticos de este conjunto de cámaras del Palacio Real.
Este tipo de destrucción puede representar un acto de venganza típico de las prácticas guerreras de los antiguos Mayas. El sucesor de K’inich B’ahlam II y de la señora K’ab’el fue B’ahlam Tz’am, ’Trono Jaguar’, quien perdió una batalla decisiva contra la ciudad de Tikal en el 743 DC, como se conmemora en el texto del Dintel 3 del Templo IV de Tikal (Guenter 2005). De acuerdo con Stanley Guenter, el rey de Tikal no sólo capturó al rey de Waka’, sino también la imagen de su Dios de la Muerte, que él transformó mágicamente y luego colocó en el Templo IV.
Con la caída decisiva de la hegemonía de Calakmul en el 750 DC, la estratégica ruta real norte-sur se convirtió en un simple sendero. Los reyes de Waka’ entraron en un ocaso incierto de poder político sobre la nobleza local. Los mejores artesanos emigraron a cortes más prósperas, aunque los artefactos del Entierro 8 sugieren que los últimos gobernantes estaban tratando de mantener las apariencias y la memoria de la pasada gloria de sus ancestros.
Al final, los enemigos de la corte real destruyeron las estelas talladas, así como apilaron, saquearon y quemaron los restos de preciosas reliquias enfrente del santuario principal de Waka’, la Estructura M13-1, un conjunto arquitectónico investigado por Olivia Navarro Farr desde el 2003 (Navarro Farr 2004, 2005; Navarro Farr y Freidel s.f.). También desplazaron los pedazos quebrados de las estelas de los reyes a basureros como un aspecto de profanación. En la última temporada, Farr extendió las excavaciones hacia la terraza norte del edificio, descubriendo cuartos de mampostería con pistas de la misma clase de actividades de profanación. En el 2005, Ana Lucía Arroyave asistió a Farr y descubrió la evidencia más dramática de este evento profanatorio, un esqueleto depositado sobre la terraza. Aún se desconoce la identidad de los atacantes, pero puede especularse que la población local se rebeló contra la corte decadente, o que los enemigos llegaron a la ruta para borrar la memoria de los señores de Waka’, o bien alguna combinación de ambas posibilidades. En todo caso, el colapso de esta importante capital Maya fue largo y complejo, como el de los centros peteneros en general. Aún en esto, Waka’ refleja los grandes eventos regionales como lo hizo a lo largo de su prolongada historia como encrucijada de los conquistadores.
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