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Arroyo, Bárbara, Karen Pereira, Margarita Cossich, Lorena Paiz, Edgar Arévalo, Mónica De León, Carlos Alvarado y Fabiola Quiroa
2007 Proyecto de Rescate Naranjo: Nuevos datos del Preclásico en el valle de Guatemala. En XX Simposio de Investigaciones Arqueológicas en Guatemala, 2006 (editado por J. P. Laporte, B. Arroyo y H. Mejía), pp. 1081-1100. Museo Nacional de Arqueología y Etnología, Guatemala.
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PROYECTO DE RESCATE NARANJO:
NUEVOS DATOS DEL PRECLÁSICO EN
EL VALLE DE GUATEMALA
Bárbara Arroyo
Karen Pereira
Margarita Cossich
Lorena Paiz
Edgar Arévalo
Mónica De León
Carlos Alvarado
Fabiola Quiroa
Palabras clave
Arqueología Maya, Altiplano de Guatemala, Formativo, Preclásico Medio, culto estela-altar, monumentos lisos, fase Las Charcas, Naranjo, organización sociopolítica temprana
Abstract
THE NARANJO SALVAGE PROJECT:
NEW PERSPECTIVES ON THE PRECLASSIC IN THE VALLEY OF GUATEMALA
Beginning in July of 2005, recovery and field work was initiated at the site of Naranjo, located some three kilometers north of Kaminaljuyu. While its existence has been known since 1876, it was never formally investigated. This paper presents the results of the recovery work, as well underscores the importance of this site during the Middle Preclassic.
El Proyecto de Rescate Naranjo se llevó a cabo en el sitio del mismo nombre, ubicado afuera del valle de Guatemala, sólo 3 km al norte del centro mayor de Kaminaljuyu (Figura 1). Este trabajo ofrecerá antecedentes sobre las investigaciones en el sitio, datos y resultados de las investigaciones del Proyecto de Rescate y una discusión de la importancia del sitio en la comprensión de la prehistoria del Altiplano. También se debatirá la relación del sitio con otros contemporáneos situados en las cercanías, y las implicaciones para la reconstrucción de la evolución sociopolítica en el valle durante el Preclásico Medio.
ANTECEDENTES
El sitio Naranjo fue reportado por primera vez en la literatura arqueológica por G. Williamson (1877), quien fuera Ministro de Estados Unidos para Centroamérica y aficionado a la arqueología. Él visitó la Hacienda Naranjo, propiedad de Pedro de Aycinena en 1876, realizando algunas excavaciones en el lugar; en su publicación menciona que “los resultados fueron tan poco satisfactorios para inducirme a hacer más excavaciones”. En la descripción de Williamson se incluyen referencias a monumentos de piedra colocados en tres líneas, algunos de los cuales habían sido removidos a otras partes de la hacienda. Él hizo un mapa que sirvió de referencia inicial para el proyecto (Figura 2). En el archivo fotográfico de la Institución Carnegie se encuentran dos monumentos esculpidos que estuvieron en la casa patronal de la Hacienda, sugiriendo que provienen del sitio Naranjo.
A pesar de los monumentos que ya habían sido sacados de la Hacienda previo a su visita, Williamson observó (1877:419) “tres filas de piedras que aún se encontraban de pie en la superficie”. Efectuó una descripción extensa de los monumentos y su localización, la que fue de mucha utilidad para que el proyecto los ubicara.
Además del reporte de Williamson, el fotógrafo Muybridge fue al lugar y documentó el Monumento 1 en 1875 (Burns 1986; Figura 3). Sin embargo, no hay otra referencia al sitio en sus registros fotográficos. Posteriormente, Villacorta (1927) publicó un breve reporte del sitio basado en las observaciones de Williamson y una visita a la finca que incluyó algunas fotografías de los monumentos lisos.
Ya en el siglo XX, Edwin M. Shook visitó el sitio en varias ocasiones entre 1940 y 1950, siendo estas visitas hechas como parte de su trabajo en la Institución Carnegie y el Proyecto Kaminaljuyu. Shook realizó un bosquejo (Figura 4) y contactó a varios de los residentes de la finca, quienes le dieron una colección de figurillas del Preclásico Medio, permitiendo sugerir un fechamiento para Naranjo durante aquella época. Desafortunadamente, Shook llegó al sitio cuando ya estaba sembrado en café, limitando las perspectivas de su arreglo.
Desde la última visita de Shook al sitio, no se hizo investigación alguna en el lugar. Actualmente, la zona de Naranjo se encuentra bajo un desarrollo urbanístico que de alguna manera tendrá un impacto en el sitio, y por eso se hizo necesaria la investigación de rescate.
Una investigación de rescate, como su nombre lo dice, pretende obtener la mayor cantidad de información antes de que esta se pierda, debido a la construcción o modificaciones modernas. El objetivo principal de estos trabajos es el manejo del registro arqueológico de manera apropiada, para obtener información cultural que pueda ser relevante en la determinación del valor cultural de cada sitio y qué sitios o partes de sitios deben conservarse o excavarse a través de la arqueología de salvamento.
La oportunidad de realizar esta investigación de rescate ha permitido obtener datos muy importantes sobre el Preclásico Medio en el Altiplano guatemalteco. El poder estudiar el sitio como una unidad ha sido de gran utilidad. Este proyecto, además de ser uno de rescate, también aprovechó la oportunidad para hacer investigaciones más allá de la mera delimitación arquitectónica requerida por un rescate. Por esto, se inspeccionó el sector central y se efectuó un estudio de patrón de asentamiento afuera del sitio, permitiendo tener una idea del sector doméstico.
LAS INVESTIGACIONES DE RESCATE Y EL PRECLÁSICO MEDIO
Desde el momento que la ciudad de Guatemala se asentó en el valle de la Ermita, Kaminaljuyu estuvo condenado a desaparecer. La falta de una legislación específica al tema del rescate y protección de sitios arqueológicos en peligro ha provocado que una serie de trabajos de rescate se lleven a cabo en varios lugares del valle.
Algunos de estos trabajos se han hecho con gran rigurosidad, produciendo importante información, aunque otros han sido meros reportes de campo que ahora son casi imposibles de conseguir.
Sin embargo, la información que se ha publicado es de gran valor para la reconstrucción de la ocupación temprana del valle. Shook reportó una serie de sitios en las cercanías de Naranjo, siendo ellos Cruz al este; Bran y Guacamaya al oeste; al sur se ubica Betania, y al suroeste Aycinena, Rodeo, Cruz de Cotió y Ross (Figura 5; Shook 1952).
El sitio Bran podría tener relación con Naranjo por su época, así como también Cruz de Cotió. La mayoría de estos lugares ya han desaparecido bajo construcciones modernas.
Figura 1 Posición de Naranjo en el valle de Guatemala
Figura 2 Plano de Williamson (1877)
Figura 3
Figura 4 Plano de Shook (1952)
Figura 5 Posición de algunos sitios cercanos a Naranjo
Muy cerca de Naranjo, al suroeste, se localiza el sitio Rosario-Naranjo (conocido también como Tulam Tzu), el cual tuvo varios proyectos de rescate en el pasado (Foncea 1989; Grignon y Jacobo 1991; Jacobo 1992; Escobar y Alvarado 2004). En este lugar se cree que hubo un sitio de mayor importancia en el Preclásico Medio, ya que tenía cinco montículos originales y varios monumentos lisos. Asimismo, y a poca distancia de este, también está el sitio Trinidad en terrenos de la Finca Trinidad (Velásquez 2005), así como en el vecino Parque La Democracia.
La Institución Carnegie realizó excavaciones en varios lugares del valle y principalmente en Kaminaljuyu, documentando las primeras evidencias de ocupación en la región. Posteriormente, la Universidad Estatal de Pennsylvania también hizo excavaciones y estudios de patrón de asentamiento que han dejado importantes datos del antiguo Kaminaljuyu y los alrededores.
De esta manera es que se ha logrado determinar la presencia de ocupación de las fases Arévalo y Las Charcas del Preclásico Temprano y Medio correspondientemente. Shook identificó restos Arévalo y Las Charcas en el Montículo C-III-10 durante 1951 y 1952 (Shook y Hatch 1999). Anteriormente, hallazgos del Preclásico Medio habían sido documentados en el sector A-IV de Kaminaljuyu (Kidder, Jennings y Shook 1946).
En años recientes, el Proyecto de Rescate Miraflores, también refiere el hallazgo de cerámica Arévalo (Hatch 2002:279). En ese mismo lugar, y en lo que se conoce como el sector A-V, se encontraron restos de la fase Las Charcas, enfocándose el asentamiento prehispánico en las orillas del Lago Miraflores (Escobedo, Urquizú y Castellanos 1996).
Existen múltiples referencias a hallazgos de la Fase Las Charcas. Esto demuestra que la extensión de la ocupación es mucho más grande de lo que se ha discutido. Por ejemplo, Navarrete y Luján (1986), en su libro del Montículo de La Culebra, mencionan la presencia de dos montículos Las Charcas en lo que hoy es el sector de la zona 14, donde está actualmente el Hospital Bella Aurora.
De igual manera, Navarrete y Luján (1986) ubicaron cerámica de esa fase en el sitio del Cementerio en la zona 3. Kidder (1961) refiere el hallazgo de varios botellones de basura fechados para Las Charcas en las orillas de lo que hoy es el Hospital Roosevelt (y que fueran los originales Montículos A y B de Kaminaljuyu), así como la propia Finca Las Charcas en la actual zona 11 de la ciudad. Este lugar tuvo una densa ocupación de la época y muchos artefactos fueron recuperados por la Institución Carnegie en la década de 1940 y 1950.
En los últimos dos años, una serie de rescates se han efectuado en varios sitios con ocupación Preclásico Medio. Entre estos se mencionan Las Conchas en la zona 14 (Valle 2005), y Gran Vía en la zona 11 (Flores 2005), del otro lado de Miraflores.
Más allá de la ciudad también hay una serie de reportes de ocupación contemporánea con Las Charcas. El sector de Piedra Parada, San José Pinula y el sitio Canchón, cerca de Fraijanes, son algunos de los reportados por Shook con una densa ocupación de la época.
Algunos de estos lugares han tenido investigaciones de rescate (De León y Valdés 2002), documentando que la población de esa época era significativa, además de contar con una organización sociopolítica compleja. La presencia de monumentos lisos en varios de los sitios del Preclásico Medio es sólo uno de los rasgos que comparten algunos de estos lugares y demuestran cierta organización diversa.
Estos datos del patrón de asentamiento del Preclásico Medio reflejan la importancia de la densidad de sitio de la época, algo que no se ha discutido ampliamente. Esto, a su vez, muestra la importancia de ese periodo en la explicación de temas de organización sociopolítica.
LAS INVESTIGACIONES EN NARANJO
El proyecto de rescate se diseñó para investigar las principales estructuras del sitio y delimitar las mismas (lo cual era un requisito del IDAEH), sin embargo, también se acompañó de un mapeo (Figura 6), un profundo muestreo en el centro y un recorrido en las afueras, así como excavaciones de sondeo para conocer la cronología y densidad del patrón de asentamiento.
El trabajo de campo inició a finales de julio del 2005 y terminó a finales de marzo del 2006. Las investigaciones fueron patrocinadas por Inversiones Las Pilas S.A., empresa responsable del desarrollo, así como por la Fundación Arqueológica del Nuevo Mundo (NWAF), y la Fundación Reinhart. Se contó con la participación de los estudiantes Adriana Linares, Ivannoe Fajardo, Julio Cañas, Iyaxel Cojtí, Diego Vásquez, Carlos Enrique Fernández y Andrea Tovar, en prácticas de campo.
En este mismo volumen se presenta otra ponencia más sobre aspectos de los monumentos de Naranjo. Como se observa, el sitio tiene un arreglo norte-sur, característico de otros sitios contemporáneos en la zona. El asiento del sitio en un lugar rodeado de barrancos donde corren riachuelos, así como varios manantiales que nacen muy cerca, refiere la importancia que el agua tuvo para sus antiguos habitantes.
El centro del sitio se compone de los Montículos 1 y 2, y de las Plataformas Norte y Sur. Esta última es natural y fue acomodada para utilizarse durante la fase Las Charcas. El Montículo 1 muestra construcciones durante fase Las Charcas, así como también en Providencia. El Montículo 2 y la Plataforma Norte fueron construidos durante la fase Providencia. El Montículo 3, hacia el límite norte del sitio, se fecha para la fase Providencia y sigue el mismo patrón constructivo que la Plataforma Norte y el Montículo 2.
MONTÍCULO 1
El material constructivo fue barro y relleno de distintos tipos de barro y talpetate. Una de las últimas construcciones del Montículo 1 tiene 15 escalones en su lado este y posiblemente del lado oeste (Figura 7). Por las condiciones como se encontraron, se cree que el acceso principal a esta estructura fue por su lado este. En el mismo se identificaron seis episodios constructivos habiendo iniciado la construcción con dos pequeñas plataformas de barro. Sobre estas primeras edificaciones se colocó relleno y se elevó la superficie en seis distintas ocasiones. Las primeras plataformas posiblemente fueron hechas a finales de la fase Las Charcas, continuando con los siguientes tres episodios durante la fase Providencia.
La función de este montículo fue indudablemente ceremonial, según lo indica el arreglo del montículo, orientado 91º hacia el cerro natural al este y limitando el sector de la primera línea de monumentos en su pequeña plaza. Los escalones en el lado este también apoyan la idea de un uso principal en ese lado, hacia la primera línea de monumentos.
Es posible que al inicio de la construcción, donde se observa la posibilidad de dos estructuras separadas, la función fue otra; sin embargo, las cinco construcciones superiores sugieren un uso ceremonial.
PLATAFORMA NORTE
La Plataforma Norte fue construida durante la fase Providencia, iniciada a través de un evento dedicatorio que contenía abundantes fragmentos de cerámica, ceniza, barro quemado y restos de huesos animales. Posiblemente el evento dedicatorio consistió en un banquete que culminó en la dedicación de la obra. Los restos de ceniza y barro quemado sugieren la celebración de varios fuegos acompañando este episodio.
Figura 6 Plano de Naranjo (2005)
Figura 7 Vista de la excavación
Posterior a la dedicación se construyeron encajonados de barro, técnica constructiva común durante la época, para luego colocar rellenos alrededor y así elevar la superficie de esta estructura unos 0.90 m. Sobre el encajonado se nivela la superficie y se observa un apisonado. Posteriormente, y también durante el Preclásico Medio, se coloca otro relleno sobre este apisonado, que es la última superficie de uso.
Asociada a esta superficie se localizaron una serie de rasgos significativos. Hacia el sector norte de la plataforma se encontró un fogón que contenía restos de monumentos de basalto columnar quemados y otras pequeñas piedras.
A poca distancia, al sur de este, se descubrió un alineamiento de 13 piedras y la Estela 21, de basalto columnar, al centro. A pocos metros al sur, el Monumento 16, una columna basáltica, está en línea recta con la Estela 21.
Todos estos rasgos fueron colocados en el lugar durante el Preclásico Medio, sin embargo, fueron re-visitados y re-usados durante el Clásico Tardío. Asociados a estos rasgos se ubicaron 18 vasijas de cerámica Amatle (entre vasos, platos, cuencos e incensarios), un rasgo de barro quemado cruciforme, y 13 guijarros, entre los que se identificaron siete de cuarzo.
Es posible que si la erección de los monumentos lisos se relaciona con un evento calendárico, el sector norte también tuvo esa connotación. La colocación de las 13 piedras podría relacionarse con los 13 meses del calendario Tzolkin. El re-uso en el Clásico Tardío podría interpretarse como la rememoración del lugar y su importancia dentro del calendario de aquella época, o bien con otro sentido, pero siempre mostrando la relevancia del sector. Otra definición podría ser que, siendo la plataforma norte un lugar en ese punto cardinal del sitio, y al ser el este asociado al cielo, las 13 piedras simbolizan los trece niveles del cielo.
A 42 m al este de la Plataforma Norte se encontraron restos de lo que parece haber sido un temascal. Este consiste en un rasgo de piedras de forma circular, en el cual se incorporan varios fragmentos de monumentos reciclados. En su interior se localizaron restos de piedras de menor tamaño que parecen haber sido sometidas al fuego.
Esto contribuye a la hipótesis que este rasgo fue un temascal, ya que las piedras debieron haberse calentado al fuego para después echarles agua y así, dejar que el vapor se extendiera por el recinto. Este rasgo se fechó para el Clásico Tardío y estaría relacionado con el re-uso de la Plataforma Norte en aquel periodo.
PLATAFORMA SUR
La Plataforma Sur fue una elevación natural que se adaptó a los usos prehispánicos. En contraste con la mayoría de las estructuras principales del sitio, esta fue acomodada y utilizada casi únicamente durante el principio del Preclásico Medio, en lo que se conoce como fase Las Charcas. No se halló una construcción formal como la de la Plataforma Norte o los montículos más grandes del sitio. Aquí se aprovechó la elevación natural donde se usó su superficie para actividades rituales. Únicamente se ubicaron apisonados en algunos sectores de la plataforma y no se distinguieron agujeros de poste o fogones del Preclásico Medio. Sin embargo, las esquinas suroeste y noroeste tenían densos depósitos de cerámica y obsidiana dentro de pequeños agujeros esculpidos en el terreno estéril. Estos agujeros son similares a botellones encontrados en otros sitios contemporáneos, aunque no tuvieron grandes dimensiones.
La elevada cantidad de platos del tipo Naranja Burdo, que estaban quemados en el interior, además de múltiples fragmentos de picos de incensarios y tapaderas de estos, sugieren una actividad ritual en este sector. La ausencia de agujeros de poste y depósitos de basura doméstica indican que el sector no se utilizó como residencia.
En la base del eje este de la plataforma se ubicó una concentración de piedras con fragmentos de piedras de moler, que se cree pudo ser una ofrenda dedicatoria a la plataforma. La colocación de concentraciones de piedras en lugares particulares parece ser una característica propia de ofrendas en Naranjo. No se localizaron entierros u ofrendas de vasijas completas en ningún sector de esta área.
Al igual que la Plataforma Norte, un amplio sector de esta plataforma tuvo re-uso durante el Clásico Tardío. En particular en su lado sur, aunque el mismo parece haber tenido más bien una función de vivienda.
La época de uso de la Plataforma Sur fue durante la fase Las Charcas. Se encontraron varios tiestos de lo que Shook y Hatch (1999) definieron como la fase Arévalo. Sin embargo, no se logró identificar un depósito estratigráfico de este material debajo de Las Charcas, por lo que no se puede confirmar la secuencia. Los hallazgos de Naranjo y otros lugares contemporáneos, sugieren que la cerámica definida como de la fase Arévalo podría ser una faceta temprana de la fase Las Charcas.
Una fecha de radiocarbono coloca al depósito Charcas para 790-420 AC en la Plataforma Sur. Esta fecha es un poco posterior a las definiciones cronológicas dadas para la fase Charcas, pero se está pendiente de otros resultados para conocer más datos cronológicos absolutos de esta fase.
En este sector se hallaron muchos fragmentos de figurillas, así como algunos fragmentos de vasijas que reflejan temas sobre la cosmología de los antiguos habitantes de Naranjo. Las figurillas representan individuos de sexo femenino, masculino (algunos con barba), además de animales y otros (Figura 8). Las figurillas corresponden a marcadores del Preclásico Medio y sin duda diagnóstica de esta fase.
Figura 8
Entre los depósitos de las esquinas de la plataforma se encontraron fragmentos de cerámica que reflejan temas importantes en la concepción del mundo prehispánico de Naranjo. El hallazgo del fragmento de un plato con la representación de una deidad temprana es de sumo interés. La deidad parece corresponder con lo que David Stuart ha identificado como G1 de Palenque (comunicación personal 2005). G1 es uno de los dioses de la Triada de Palenque. Schele refirió que G1, G2 y G3 no eran solo dioses de Palenque (Schele y Freidel 1990). Ella apuntó que G1 y G3 son los dioses comúnmente representados en las imágenes públicas más antiguas creadas por los Mayas del Preclásico Tardío. El retrato de G1 en un tiesto Preclásico Medio de Naranjo indica que el Altiplano Maya fue parte de una esfera de interacción muy amplia desde tiempos muy antiguos.
Es importante destacar algunos datos de G1. Este es el primogénito de la Triada. Tiene aspecto humano y se distingue de sus hermanos por la orejera de concha Spondylus, su ojo cuadrado y las escamas de pescado en su mejilla, también tiene asociada un ave acuática en su tocado. Todas estas características sugieren que el origen de este dios es en un lugar donde el agua es abundante. Stuart se refiere a G1 como un ancestro de los océanos. La presencia de la orejera de concha, las escamas de pescado y el ave acuática en su tocado, sugiere que G1 podría ser un ancestro costeño, un lugar donde los peces, las conchas y las aves acuáticas son abundantes. Se debe recordar que es en la Costa del Pacífico donde se ha documentado la presencia humana sedentaria más antigua de la región, así como escritura temprana.
Además de este tiesto, también se localizó un fragmento de cuenco con la representación de un dragón Olmeca (Figura 9). Esto refleja que Naranjo estaba dentro de la gran esfera de interacción mesoamericana propia del Preclásico Medio. A su vez, la representación del dragón en una vasija del tipo Pilar Rojo sobre Ante o Crema es importante. Este tipo de cerámica contiene una serie de diseños especiales, sugiriendo una función particular de sus vasijas. En Naranjo hay bastantes ejemplos de esta cerámica, pero otros sitios Preclásico Medio del valle apenas tienen algunos tiestos. Podría ser que a través de los cuencos y platos de este tipo se transmitía un mensaje. Todavía se está en etapa de análisis y falta estudiar con más detalle este tema.
Figura 9
MONTÍCULO 2
Este montículo se ubica en el límite noreste del centro del sitio. El mismo fue construido hacia finales del Preclásico Medio, en la fase Providencia, siendo contemporáneo con la Plataforma Norte y el Montículo 3. Al igual que esa estructura, el Montículo 2 tuvo un evento dedicatorio previo a su construcción. Se lograron identificar cuatro episodios constructivos, todos ubicados entre 700 y 400 AC.
No se pudieron definir escalones como en el Montículo 1, por lo que posiblemente el acceso a esta estructura fue a través de una rampa. También se puede sugerir que el sistema constructivo siguió el típico patrón de encajonados de barro, representado en la Plataforma Norte. En uno de los episodios de relleno se halló el fragmento de un plato que tiene rasgos Olmecas. Esto confirma de nuevo que Naranjo se encontraba dentro de la gran esfera de interacción durante el Preclásico Medio.
MONTÍCULO 3
Se sitúa a 243 m al norte del Montículo 2 y a orillas del barranco. Posiblemente este montículo sirvió como entrada al sitio. Las excavaciones documentaron tres episodios de construcción, con un depósito dedicatorio de construcción similar al de la Plataforma Norte y Montículo 2. Asimismo, la fecha de construcción es contemporánea con esas estructuras, es decir la fase Providencia a finales del Preclásico Medio.
EL PATRÓN DE ASENTAMIENTO DE NARANJO
La oportunidad de acompañar un rescate arqueológico con un recorrido en las afueras del centro fue vital para la comprensión del sitio. Fue así como se identificaron tres sectores habitacionales que acompañan al área central de Naranjo.
El primer sector es aquel ubicado directamente al norte y noroeste del sitio. Este sector habría pasado desapercibido si no se hubiera hecho un sondeo sistemático del lugar. Aquí se hallaron lo que se ha referido como estructuras no visibles.
De esta manera se pudo determinar la presencia de pisos de casas con depósitos de basura que sin duda formaron parte de un asentamiento denso en los alrededores de Naranjo. El sector noroeste se ubica en la parte superior del barranco que rodea al sitio en ese lado. Se observaron plataformas casi imperceptibles que de alguna manera marcan límites o sectores del área residencial.
De igual manera, al noreste del sitio se localizaron varias de estas plataformas y otros lugares que a simple vista habrían sido inadvertidos. Fue a través de los sondeos sistemáticos realizados que se descubrieron pisos y basureros de casas. A unos 800 m al suroeste del centro de Naranjo se encontraron dos sectores con restos habitacionales. Ambos estaban cerca de antiguos manantiales. En el sector de la planicie suroeste existen plataformas leves, iguales a las situadas en el sector norte.
Los fechamientos de los sectores habitacionales concuerdan con aquellos del centro: Preclásico Medio y Clásico Tardío. La mayoría de la ocupación es Preclásico Medio, indicando que esta época tuvo una densa población en la zona.
La evidencia con la que se cuenta hasta ahora muestra que la población estuvo nucleada por sectores y concentrada en áreas planas, algunas de ellas rodeadas por elevaciones naturales como pequeños cerros, pero todas cercanas a fuentes acuáticas.
Sin duda existen más sectores domésticos, sin embargo, es necesario hacer excavaciones extensivas para comprender exactamente el patrón de asentamiento. Se espera continuar con este tema en el futuro.
ALGUNAS INTERPRETACIONES
El sitio de Naranjo tiene una ocupación que podría empezar en 1000 AC. La cerámica más antigua del sitio corresponde a lo que se ha definido como Arévalo y Las Charcas. Algunos de los modos cerámicos tempranos identificados en Naranjo tienen íntima relación con rasgos o modos de la Costa del Pacífico. Entre estos se destacan los grandes soportes trípodes que se asemejan a los tradicionales soportes de tecomates Ocós del Preclásico Temprano en la planicie costera.
La presencia de engobes rojos en los cuellos interiores de cántaros globulares, es similar a las bandas rojas de la cerámica Locona y Ocós de la Costa Sur (Figura 10). Otro modo cerámico es la decoración punzonada por zonas de algunos cántaros. También se ha encontrado un número significativo de tecomates globulares, algunos de los cuales tienen banda roja alrededor del borde.
Figura 10 Materiales cerámicos tempranos
Igualmente, la cerámica de la fase Providencia posee muchos parecidos con manifestaciones de la fase Conchas en La Blanca y las fases Sis y Guatalón de la costa de Escuintla. Indudablemente, y considerando los antecedentes del desarrollo de la Costa Sur, la relación entre Naranjo y el Altiplano de Guatemala con la Costa Sur debió haber sido relevante.
La representación de una versión temprana de G1 en Naranjo también refiere la importancia de la Costa Sur. Siendo esta deidad una relacionada con el océano, su aparición en el Altiplano podría indicar cierto reclamo de una ancestría costeña. La implicación de esto es relevante en tanto que representa una manifestación muy antigua (seguramente para el 800 AC), de una deidad que perdura muchos siglos y mucho más allá del Altiplano.
Naranjo debió jugar un papel importante en el valle entre 1000 y 400 AC. Después de esto, el sitio fue abandonado completamente y no fue vuelto a visitar hasta el Clásico Tardío (posiblemente por el 800 DC). El repentino abandono del lugar alrededor de 400 AC sugiere que Kaminaljuyu debió someter a la población, y posiblemente moverla 3 km al sur, donde el poder centralizado del Preclásico Tardío estuvo concentrado.
Lo extraño es que Kaminaljuyu no utilizara la ubicación estratégica de Naranjo. Se cree, en base a la evidencia de la obsidiana, que el sitio jugó un papel relevante en el comercio o intercambio de ese producto durante el Preclásico Medio. La mayoría de la obsidiana localizada en el sitio no tiene uso, ubicando muchas lascas con restos de corteza. Posiblemente Naranjo tuvo un papel importante en el control y comercio de El Chayal en aquella época, algo que más tarde alcanza Kaminaljuyu. Su total abandono para el Preclásico Tardío sugiere un control y fuerza extrema de parte de aquel sitio, y Naranjo debió haber sucumbido a su poder.
La presencia de estelas y otros monumentos lisos en el sitio, así como el culto estela/altar para una fecha tan antigua como 800 AC, sugiere que el Altiplano Central guatemalteco tuvo un papel muy importante en el desarrollo de la complejidad social de la región (Figura 11). Es posible que los monumentos de la época no representaran linajes o gobernantes, como se observa más tarde en el Clásico. La comprensión de para qué y cómo fueron utilizadas las estelas lisas ofrecerá respuestas importantes en la comprensión de este culto durante el Preclásico Medio. Actualmente se está pendiente de resultados del análisis del suelo para conocer la presencia de pigmentos asociados a los monumentos. En todo caso, su número y alineamiento sugieren que fueron elementos calendáricos incorporados al paisaje. En los meses futuros se continuará con el estudio del tema, para profundizar en las explicaciones a estos importantes elementos.
Es de suma importancia agregar que este proyecto de rescate pretende correr una serie de fechas de radiocarbono para obtener una idea clara de la secuencia cerámica del Preclásico Medio. A la fecha ya se cuenta con ocho resultados, pero con las próximas se espera obtener una perspectiva más amplia de la cronología de la región.
Adicionalmente, y como se indica en las otras ponencias de este proyecto, se han incorporado metodologías interdisciplinarias como es el uso del magnetómetro para la identificación de monumentos, así como los análisis químicos del suelo para comprender aspectos más amplios de la naturaleza del sitio.
Se estima que un proyecto de rescate es lo último que se puede hacer previo al impacto del desarrollo en un sitio particular. Los trabajos de esta naturaleza deben realizarse de manera científica, con el afán de documentar al máximo la historia antigua del lugar. Es urgente que las autoridades y los arqueólogos lleven la arqueología de rescate un paso más allá de la mera descripción de la dimensión de las estructuras. Sólo de esta forma se obtendrá un amplio y profundo conocimiento de los antiguos guatemaltecos.
Figura 11
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