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Garza, Sergio, James E. Brady y Emilio Merino
2007 Una perspectiva etnoarqueológica sobre la utilización del espacio en cuevas en Santa Eulalia, Huehuetenango. En XX Simposio de Investigaciones Arqueológicas en Guatemala, 2006 (editado por J.P. Laporte, B. Arroyo y H. Mejía), pp. 1213-1218. Museo Nacional de Arqueología y Etnología, Guatemala.
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UNA PERSPECTIVA ETNOARQUEOLÓGICA SOBRE LA UTILIZACIÓN DEL ESPACIO EN CUEVAS EN SANTA EULALIA, HUEHUETENANGO
Sergio Garza
James E. Brady
Emilio Merino
Palabras clave
Etnografía, Guatemala, Huehuetenango, Santa Eulalia, cuevas, distribución de espacio, Kanjobal, ritos, mitología
Abstract
AN ETHNOARCHAEOLOGICAL PERSPECTIVE ON SPACE USAGE IN CAVES IN SANTA EULALIA, HUEHUETENANGO
In Oliver La Farge’s 1932 study on Santa Eulalia, he suggested that the Yalan Na’ cave, even though he was never permitted entrance to it, was “the real ceremonial center”. Recent ethnohistoric and ethnographic investigations have allowed the verification of this ideas and present a more detailed perspective on the use of caves. This cave is not a unitary element, but it contains various separate ceremonial sectors, each one dedicated to a different function. This separation suggests a ceremonial circuit inside the cave. The data provides a useful standard for interpretation on the Precolumbian use of caves.
En esta investigación se presenta un estudio etnográfico y etnohistórico sobre el uso de cuevas en la comunidad Maya Kanjobal de Santa Eulalia, Guatemala (Figura 1). La comunidad presenta un particular interés antropológico porque fue el foco de estudio de Oliver La Farge en 1932. Sin embargo, A La Farge nunca se le permitió entrar a la cueva Yalan Na’, lo cual significa “la casa de abajo”, y de hecho él dice, “enfáticamente, fui advertido muchas veces que no me acercara a ella [a la cueva]. Muchas de estas advertencias fueron dadas cuando yo ni siquiera había tocado el tema en ninguna forma” (La Farge 1947:127).
Sin embargo, él concluyó que “sospecho, basado en estas indicaciones, que la cueva es el verdadero centro de lo ceremonial” (La Farge 1947:128). Este tipo de restricción no es extraño ya que las cuevas son un elemento central en el ritual indígena y como Ralph Beals (1945:84) observa entre los Mixe, estos rituales “tienen una conexión con los detalles más íntimos de la vida diaria en una manera que los rituales católicos no tienen”.
En esta forma, Beals expresa la dificultad extrema de obtener información sobre rituales en cuevas. Similarmente, Alfred Tozzer (1909:149) apuntó que a él se le obligó a esperar en una canoa mientras un Lacandón y su hijo realizaba un ritual en una cueva.
Aunque no se permitió la entrada a la cueva durante la más reciente visita, se logró obtener extensa información por tres razones:
- La primera porque Sergio Garza había establecido amistad con familias Kanjobal en Los Ángeles, quienes fueron fundamentales para que aceptaran al resto del grupo en Santa Eulalia.
- La segunda razón se debió a que estas familias mostraron menos reticencia al discutir la cueva Yalan Na’, lo cual facilitó una base de información sólida a la que se le añadió material durante la visita.
- La tercera razón se debió a una copia de un documento escrito en 1792 del Archivo Nacional de Guatemala que habla sobre el uso de la cueva en Santa Eulalia. Con mayor libertad se pudo tocar el tema del uso de cuevas e inclusive, y para su sorpresa, se les otorgaron copias del documento a los alcaldes rezadores.
Figura 1 Ubicación de Santa Eulalia
YALAN NA’ Y EL PLAN DEL ESPACIO CÓSMICO
Se observó, así como lo hizo La Farge (1947:64), que Santa Eulalia se considera así misma como el centro del universo. Al conversar esto con los alcaldes rezadores fue evidente que esa centralidad está directamente conectada a la cueva. Un informante dijo que “la cueva es sagrada porque Dios nos la ha dado. Aquí en Santa Eulalia se ha dicho ya por muchos años que Santa Eulalia es número uno ¿por qué? Por esto, por la cueva y aquí Santa Eulalia es el centro”.
“Gente viene de otras comunidades. Vienen de Soloma, Barillas, San Mateo, San Rafael, San Miguel, algunos vienen de Jacaltenango, y hasta gente de México. La gente de México viene de Chiapas a hacer sus peticiones porque aquí en la casa de los alcaldes rezadores es el primer paso, la primera entrada. El Segundo paso es abajo, en la cueva, y entonces hay otro lugar en la montaña donde hay dos cruces. La Madre Tierra vive aquí en Santa Eulalia. Ella también vive en la cueva y dicen que la Madre Tierra es nuestra madre. Ella es la madre de todos”.
El papel de Yalan Na’ como un elemento fundamental que centra a Santa Eulalia parece que fue implícitamente reconocido por La Farge, pues él mismo comenta sobre el problema que esto representa al intentar discutir un asentamiento temprano colindante, el cual tiene conexiones con el pueblo presente. La Farge (1947:64) nota que “…también hay ruinas precolombinas de cierta importancia en Paiconop. Supuestamente allí, no en la aldea presente, era el centro del mundo, aunque la cueva Yalan Na’ pudo haber sido ceremonialmente importante aún antes del cambio de sitio”.
De hecho, hay otra cueva asociada con esas ruinas la cual aún es reconocida por la gente de Santa Eulalia como el antiguo foco principal de lo ceremonial. De tal manera, la relación actual entre Santa Eulalia y Yalan Na’ es vista por los Kanjobal como una reproducción de la relación previa entre Paiconop y su cueva.
EL ESPACIO EN LAS CUEVAS: ¿CON RESTRICCIONES O SIN RESTRICCIONES?
Al tomar en cuenta el tremendo significado cosmológico de Yalan Na’, una pregunta inmediata es si el acceso a esta fuente de poder supernatural es restringido. Este punto es relevante para la arqueología porque últimamente se ha propuesto la noción de que las cuevas eran apropiadas para la comunidad o para élites políticas (Brady 1997). Evidencia epigráfica parece relacionar a gobernantes del periodo Clásico como dueños de ciertas cuevas (Brady y Colas 2005) y Garza (2005) ha tratado el tema de propiedad y restricciones al acceso a cuevas en una comunidad Maya Q’eqchi’ moderna.
En casos como la cueva de El Duende y la cueva de Los Murciélagos en Dos Pilas, donde las entradas se encuentran directamente abajo de grupos palaciegos, se cree que el acceso a ellas pudo haber sido controlado y restringido (Demarest et al. 2003). En otros casos como Naj Tunich, la elaboración arquitectónica de paredes y las restricciones naturales pudieron haber sido usadas como “barreras” que limitaban el acceso a áreas progresivamente más sagradas. Inclusive, la densidad de artefactos encontrados parece indicar un uso progresivo más restringido del espacio.
¿Acaso la falta de evidencia física de tales restricciones indica que el acceso a cuevas no era restringido? Los arqueólogos de cuevas todavía no han intentado explorar esta cuestión en una forma sistemática. En la comunidad Maya Q’eqchi’ de Santa Cruz estudiada por Garza (2005) hay una fuerte presión normativa contra el uso de cuevas que pertenecen a otras comunidades, y el acceso a tales es ligeramente restringido al momento de pedirle permiso al dueño de la cueva. Santa Cruz, sin embargo, es una aldea relativamente reciente, lo que obliga a preguntarse: ¿será el acceso más restringido en comunidades que han estado establecidas por siglos?
A pesar de que no hay barreras físicas controlando la entrada a Yalan Na’, el acceso a la cueva parece estar altamente restringido. De acuerdo a las normas comunitarias sólo la adivina, el alcalde rezador encargado de la cueva o aquellos que lo acompañen pueden entrar a Yalan Na’. El informante dijo que “los alcaldes son los únicos admitidos en la cueva porque la cueva los ha escogido y ni siquiera el alcalde municipal del pueblo puede entrar. Nadie puede entrar”. Esta restricción parece ser muy antigua porque el documento de 1792 declara que solamente el Primer Alcalde podía entrar a la cueva y que él era frecuentemente acompañado por un Regidor y un Principal.
La prohibición contra la entrada a las cuevas está respaldada por varias sanciones sobrenaturales. A través de Mesoamérica existe la creencia de que la entrada no autorizada a una cueva puede causar enfermedades, locura, o hasta la muerte. Otro de los informantes cuenta que:
“el papá de Petra un día entró a Yalan Na’ sin permiso y bajó adentro pero al final del camino él vio que no había final y allí una sombra le entró a los ojos y casi se cayó. Después él corrió de allí y salió. Mi papá le dijo que él no tenía que ir a la cueva y que hay mucha gente que no escucha, y el papá de Petra se sintió muy mal por lo que hizo pero el dijo que allí en la cueva era como ver todo el mundo, pero todo allí es muy peligroso. Pero el conocimiento que todo se puede ver en la cueva sólo los alcaldes rezadores lo pueden saber porque sólo ellos pueden estar allí”.
Dichas historias no son nuevas. La Farge (1947:128-129) nota una historia acerca de una mujer ladina que supuestamente entró a Yalan Na’ pero fue atrapada por la cueva mientras una serpiente se le enredaba en sus piernas. Después de que los rezadores pudieron liberarla, ella se volvió loca.
El documento del siglo XVIII dice que la entrada no autorizada puede causar la muerte y afirma que un sacerdote católico, el Padre Montecera, murió después de haber entrado a la cueva.
EL ESPACIO EN LAS CUEVAS
Quizá porque el acceso a cuevas importantes es restringido el conocimiento sobre el uso del interior de las cuevas es relativamente limitado. La Farge (1947:127) reportó que “Don Antonio Sota una vez entró a la boca de la cueva y únicamente vio un altar simple y una pequeña cruz”. Sobre otro lugar de la misma él dice: “aparentemente la cueva ahora contiene, aparte de los usuales incensarios, poco más que la cruz y el altar visto por el Sr. Sota”. Y añade, “los rezadores y otros oficiales que son permitidos adentro, cada uno tienen un lugar especial como unas repisas en la piedra que les llaman ‘mesas’ aunque, de hecho, no son mesas en ningún sentido”.
Al presentarles una copia del mapa de 1792 a los alcaldes rezadores, esto permitió hablar más libremente sobre el interior de la cueva y así obtener más información que La Farge. Un informante dijo que:
“el alcalde rezador entra hasta la parte de más adentro de la cueva y hay tres mesas allí. La primera mesa, la mesa de en medio, y la mesa principal. La mesa principal está en la parte de más adentro, al final, y allí es donde ven las visiones, las señales. Y en la primera mesa son sólo rezos y piden permiso. En la última mesa es donde van a ‘ver’ y es la mesa más sagrada porque es la mesa principal. Es la última mesa y los cuidadores la mantienen y ellos limpian toda la cueva”.
Un rezador explicó que “las mesas en Yalan Na’ son tres. La primera mesa es donde se reza y se pide permiso para entrar. En la mesa de en medio se reza y se pide por el hogar y por todo lo que pasa y se necesita en el hogar. Y la mesa que está hasta el final, hasta adentro, es el jefe, la más importante. Por eso, la primera mesa protege para que el enemigo no entre y donde se pide permiso y prenden candelas. Por eso, si uno no reza aquí, no hay protector y si uno entra cosas pueden pasar porque no hay protector”.
“Esto lo hacemos para estar seguros y ya adentro, el jefe es donde está Dios y es el más sagrado. Entonces, la persona que entra hasta atrás dice lo que va a pasar porque el es el adivino. Para sembrar ellos saben el día y la hora porque no es cualquier hora porque hay cuatro horas principales y cuando van a quemar sus candelas, no van a quemar en cualquier día»
» Por ejemplo, la hora del aire es Ik y si uno no reza en esta hora, habrá aires malos. Y en la hora del mono uno tiene que rezar para que no venga a molestar, para que el enemigo no venga. Por eso, en la mesa de en medio uno tiene que rezar por la familia, para que nada les pase a ellos porque sino hay sacrificio, si no hay ofrenda entonces van a ver algo que puede pasar, problemas pueden pasar porque el mal va a entrar y destruir el hogar y va a ver enfermedad, divisiones, y muerte”.
CONCLUSIÓN
Este estudio preliminar ha considerado varios aspectos sobre el concepto de espacio. Al nivel más alto, Yalan Na’ parece anclar el espacio cósmico y define a Santa Eulalia como el centro del mundo Kanjobal. Además, se observó que debido a la gran importancia de la cueva, el acceso a ella es extremadamente restringido. La Farge fue claro al indicar que los ladinos no pueden acercarse ni a la entrada y que los Kanjobal sólo pueden entrar si son acompañados por un especialista ceremonial.
Finalmente, está claro que hay espacios definidos en la cueva donde se realizan ciertos rituales, tres de los cuales fueron ya identificados. El lugar más sagrado está en las áreas más profundas de la cueva. Para visitarlo se tienen que hacer peticiones en los dos espacios anteriores.
Aparentemente, a muchos de los que entran no se les permite más allá del primer altar. Esto presenta un dilema para los arqueólogos, pues sí el espacio más sagrado es también el más restringido, entonces la importancia religiosa posiblemente esté inversamente relacionada con la densidad de artefactos.
¿Qué tan antiguas son estas tres partes de la cueva? No se sabe, pero el mapa de 1792 identifica trece lugares diferentes, ocho de los cuales tienen “imágenes”. Esto sugiere que había una organización espacial más compleja hace 200 años. Le fue dicho a La Farge (1947:5) que un gobernador de Huehuetenango entró a la cueva en los primeros años del siglo XX y se robó varios ídolos antiguos. Es factible que estas puedan ser las imágenes a las cuales el mapa se refiere.
Con la desaparición de estas imágenes algunos de los lugares originales pudieron haber perdido su importancia, mientras que las cámaras que poseían más de una imagen pudieron haber re-enfocado la atención a lo sagrado en otro lugar particular. Se debe notar, sin embargo, que los lugares sagrados en el mapa de 1792 parecen estar concentrados hacia el fondo de la cueva, significado que aparentemente continúa.
REFERENCIAS
Beals, Ralph L.
1945 Ethnology of the Western Mixe. University of California Publications in American Archaeology and Ethnology, Vol. XLII.
Brady, James E.
1997 Settlement Configuration and Cosmology: The Role of Caves at Dos Pilas. American Anthropologist 99 (3):602-618.
Brady, James E. y Pierre R. Colas
2005 Nikte Mo’ Scattered Fire in the Cave of K’ab Chante: Epigraphic and Archaeological Evidence for Cave Desecration in Ancient Maya Warfare. En Stone Houses and Earth Lords: Maya Religion in the Cave Context (editado por K. M. Prufer y J. E. Brady), pp.149-166. University Press of Colorado, Boulder.
Demarest, Arthur, Kim Morgan, Claudia Wooley y Héctor Escobedo
2003 The Political Acquisition of Sacred Geography. En Maya Palaces and Elite Residences: An Interdisciplinary Approach (editado por J. Joyce Christie), pp.120-153. University of Texas Press, Austin.
Garza, Sergio
2005 Ethnographic Models of Cave-Community Relations. Ponencia, 70 Reunión Anual, Society for American Archaeology, Salt Lake City.
La Farge, Oliver
1947 Santa Eulalia: The Religion of a Cuchumatan Indian Town. University of Chicago Press, Chicago.
Tozzer, Alfred M.
1907 A Comparative Study of the Mayas and the Lacandones. Archaeological Institute of America, New York.