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Rodríguez Girón, Zoila, Dámaris Menéndez y Octavio Axpuac
2007 Las Capillas de Morenos y Naturales del Templo de Santo Domingo en Santiago de Guatemala. En XX Simposio de Investigaciones Arqueológicas en Guatemala, 2006 (editado por J.P. Laporte, B. Arroyo y H. Mejía), pp. 1512-1528. Museo Nacional de Arqueología y Etnología, Guatemala.
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LAS CAPILLAS DE MORENOS Y NATURALES DEL TEMPLO DE SANTO DOMINGO EN SANTIAGO DE GUATEMALA
Zoila Rodríguez Girón
Dámaris Menéndez
Octavio Axpuac
Palabras clave
Arqueología Colonial, Guatemala, Antigua Guatemala, Convento de Santo Domingo, Capilla de Morenos, Capilla de naturales, cofradías, entierros
Abstract
THE CHAPELS OF “MORENOS” AND “NATURALES” IN THE TEMPLE OF SANTO DOMINGO IN SANTIAGO DE GUATEMALA
The Dominican convent-temple complex has been excavated almost without interruption since 1989. It’s archaeological investigation finished in December 2005. The last excavation season, which started in 2004 and ended a year later, brought to light two lateral chapels towards the northeast sector of the temple. We knew about these chapels from various wills that informed us about them. Nevertheless, excavations in the area confirmed and broadened the historical data collected. For example, history up until now had not informed us about the chapel of the “naturales” being painted. Excavation in it revealed murals in colors red, yellow and black. These are still observed in it. Contrary to what happened in the chapel of the blacks, this one didn’t have access to the temple, annexed through a lateral corridor and stone paved court yard. The existence of these precincts in a religious context may suggest a division of castes, but with a common denominator in the presence of an image of the Virgen del Rosario in each of them.
El Proyecto Arqueológico de Santo Domingo inició desde 1989 e increíblemente, con algunas interrupciones temporales, se ha prolongado hasta la fecha. Aún se trabaja en el laboratorio todos los materiales provenientes de las excavaciones. Éstas se han extendido desde el convento y el templo hacia áreas circunvecinas. Por ejemplo se han efectuado investigaciones en el Colegio Mayor Santo Tomás de Aquino, en el sector suroeste del atrio, en el Beaterio de Indias y en los años 2005-2006 se trabaja en las capillas al noroeste del templo.
El proyecto ha sido dirigido desde el inicio por Zoila Rodríguez Girón. Sin embargo, varios profesionales de distintas disciplinas han desfilado a lo largo de más de diez años de trabajos. La investigación efectuada en el área que ahora se da a conocer estuvieron presentes varios estudiantes: Damaris Menéndez, Octavio Axpuac y Alejandro Seijas. Los dos primeros son estudiantes de la Universidad de San Carlos de Guatemala y el último de la Universidad del Valle.
Durante varios años, posterior a las investigaciones arqueológicas del templo de Santo Domingo, permanecieron sin excavar varios espacios localizados hacia el noroeste del mismo, mismos que cubrían una extensión aproximada de 486 m2. Al principio se denominaron Capillas Norte, porque de antemano se conocía que en esta área estuvieron localizados las Capillas de los Morenos y los Naturales de la orden Dominica. Este espacio, igual que el resto del templo y convento, se encontraba cubierto arriba de 3 ó 4 m de ripio, basura, drenajes, y por casas de habitación.
Los trabajos se iniciaron en el año 2004 y aún no concluyen. Al inicio, el área estaba dividida en cuatro lotes de terreno, ocupados por viviendas familiares y sus servicios: inodoros, pilas de agua, desagües y cañerías para el agua, entre otros. Todo esto se encontraba debajo de las casas entre el ripio. Fue obvio, en algunos casos, que algunos de los altares de estas capillas fueron rotos para introducir los tubos de los desagües.
Al finalizar la excavación, se comprobó la presencia de las dos capillas, la de los Morenos justo al lado de una las columnas que sostuvo el coro alto. Están aún presentes dos altares de mampostería y el piso presentaba alteraciones de las huellas de los múltiples entierros efectuados en el mismo. La supuesta Capilla de los Naturales estaría al lado del campanario norte del templo, mostrando tres altares, dos al suroeste y uno hacia noroeste. Una puerta pequeña lo conecta con un espacio cerrado que, a su vez, conecta con un corredor de baldosas, a un patio con piso de tierra y a la salida lateral noroeste del templo. Antes de iniciar los trabajos de investigación ya se conocía la presencia de estas dos capillas. Los cronistas Dominicos, documentos de archivo y la historia colonial, ofrecieron los datos del caso.
LA INVESTIGACIÓN ARQUEOLÓGICA
Cuando se inició la investigación arqueológica en el espacio que hasta finales del siglo XVIII ocuparon estas capillas, ya se conocían los niveles de pisos del solado del templo. (Rodríguez 2005:29-31). Éste había sido investigado años atrás y aún conserva la huella de doce pilastras que sostuvieron el medio cañón de la cubierta, el crucero dos columnas del arco triunfal, el altar mayor y la sacristía hacia el sureste (Figura 1). Hacia el sector noroeste también habían sido excavadas dos capillas mayores y permanecieron sin investigar por varios años las que ahora se presentan aquí.
El material de relleno consistente en ripio y basura, así como los niveles de piso, se comenzó a extraer en forma sistemática de cuadrantes cuando el espacio así lo permitió. Previo a la extracción de material fue necesario derribar muros, cocinas, baños, vegetación y demás. Luego se procedió a marcar con cal los cuadrantes de trabajo, sin embargo, ello no fue siempre posible.
Una mejor manera de conocer el lugar y extraer el material cultural es “rasar” el área (Lemus 1980:22). En la imposibilidad de hacer pozos de sondeo, el rasado permite un mejor control ya que en algunas oportunidades, cuando se ha querido conocer el nivel de pisos, es necesario forrar los pozos con madera para evitar que éstos se desmoronen.
En el caso de Santo Domingo, el material extraído estuvo sumamente contaminado. Hay que recordar que posterior a los terremotos de 1773 el convento, además de ser cantera, se utilizó como tiradero de basura. Sin embargo, aún conociendo el grado de contaminación, se procedió a recoger todo el material cultural posible. Éste se encuentra actualmente en proceso de estudio en el Laboratorio de Materiales de Santo Domingo. Es de hacer notar, en todo caso, que los niveles bajos de excavación sí dan cuenta del uso de aquellos espacios, en algunas oportunidades éste ha sido tamizado. Al final de la extracción sistemática del ripio, fue posible observar que este lugar estuvo compuesto por tres espacios cerrados con cubierta, un corredor y un patio con una banqueta empedrada. (Figura 2 y 3).
LA CAPILLA DEL ROSARIO DE MORENOS
Mario Ubico Calderón ha consultado en el Archivo General de Centro América más de una veintena de testamentos de personas que fueron sepultadas en esta capilla. Las fechas se remontan desde el 11 de julio de 1617, cuando entierran en este espacio a la indígena María del Verrío. Para finales de este mismo siglo se documenta el fallecimiento de Juan de Medina. No hay referencia de filiación étnica. Este dato se ofrece sólo en algunos casos, cuando se apunta lo de “india”, “mulata india” o bien “negra libre”. Se acepta en el presente caso que aún falta más investigación de archivo para conocer el comportamiento del uso del suelo de esta capilla.
Figura 1 Planta de la Iglesia de Santo Domingo
Figura 2 Boceto de estado actual
Figura 3 Etapa constructiva de 1720
Según Juarros (1999:162), a principio de la colonización española se fundaron en Santiago de Guatemala tres cofradías: La Inmaculada Concepción de nuestra Señora en 1527; la Santa Vera Cruz en 1533, y la Virgen del Rosario, fundada el 1 de noviembre de 1559. Esta última cofradía tenía su sede en el convento Dominico, y sólo se admitía en ella a los españoles.
El mismo Juarros (1999:163) dice también que “(…) había otras dos cofradías, una para indios y otra para morenos” aunque no especifica la fecha de la fundación de estas últimas. Sin embargo, ahora se sabe que para inicios del siglo XVII ya funcionaba la Capilla de Morenos, por la presencia de los testamentos antes indicados. Remesal, Ximénez y otros cronistas sitúan esta capilla dentro del templo, al lado derecho del coro. La investigación arqueológica corroboró este dato. Remesal (1966:15339) dice también que este espacio era uno de los más visitados de la Orden “…principalmente el día de San Blas, por el altar de este glorioso mártir que está en el”.
San Blas es un obispo de origen armenio (Figura 4). Su fiesta se efectúa el 3 de febrero, un día después de Candelaria. Su residencia era una caverna donde tanto seres humanos como animales acudían a visitarlo. Ahora bien, si esta Capilla era una de las más visitadas había una razón, ya que San Blas es un santo curador, especialmente de las enfermedades de la garganta, porque salvó la vida de un niño al que se le había atravesado una espina de pescado. Es, además, patrón de los cardadores y de los cuidadores de cerdos, dos de las tareas más conocidas para la comunidad de Santiago de Guatemala.
Se representa vestido de obispo, rodeado de animales, cardadores, cirios entrecruzados, cerdos y cuernos. San Blas forma parte del grupo de protectores conocidos como “Los catorce intercesores” (Duchel-Suchaux y M. Pastoureau 2001:68-69, 83-84).
La investigación arqueológica hizo posible observar una de las pocas pilastras que aún conservan un ancho y altura considerable en esta capilla (3.57 x 2 m). De las demás quedan poco remanentes. Ésta forma parte del juego de cuatro columnas masivas que sostuvieron el coro alto del templo. La excavación reveló que éstas estaban encadenadas bajo el piso, previniendo posibles temblores (Figura 5).
El espacio de esta capilla es pequeño y cuenta con dos altares. Se supone que en uno de éstos estuvo el altar de la Virgen del Rosario de los Morenos y en el otro San Blas. El suelo, por los múltiples entierros, presentaba alteraciones porque algunas de las personas fueron enterradas en cajas y éstas con el tiempo hunden el piso.
LA CAPILLA DEL ROSARIO DE LOS NATURALES
Al inicio del estudio de esta capilla llamó mucho la atención el siguiente texto de fray Antonio de Remesal (1966:1254-1255) que dice:
“En los años pasados venían a misa los domingos y fechas de su obligación a la capilla de los indios, que está junto al convento de Santo Domingo, cada pueblo de los que allí se administraban, con su pendón, y en la iglesia se dividían por sus lugares y asientos los pueblos siguientes. El barrio de Santo Domingo, con los ortolanos y templatecas. La milpa de Jocotenango de ambas parcialidades de guatematecos y utlatecas. La milpa de San Felipe. La de San Lorenzo, la del Deán, llamada Andrés. La de Santa María de Jesús de la parcialidad de Santo Domingo. La de Bobadilla llamada Santa Catalina. La milpa de Santa Ana. Los indios utatlecas que viven detrás de San Francisco; la milpa de Luis Vivar, llamada San Gaspar; la milpa de Gascón, llamada San Juan. San Miguel la Magdalena; la de San Bartolomé; la de San Mateo; la milpa de San Sebastián. Todas estas milpas acudían cada una para la fábrica de la capilla de indios, que está en Santo Domingo, con la cuarta parte del tributo, que todo junto montaba mil y setenta y siete tostones, contando la fanega de maíz a cuatro reales, la gallina a real. Después que se cayó la iglesia se dividieron las milpas (…)”
Remesal no informa cuándo se cayó esta capilla pero si los datos anteriores se refieren a sucesos de finales del siglo XVI, es posible que la capilla colapsara para los terremotos de 1607 y después se construyera una más pequeña en el mismo lugar o en otro diferente. Según el cronista, después de la destrucción de la primera ya no fue posible la congregación de los 18 barrios y milpas anteriores, sin embargo, el mismo autor comenta posteriormente que “(…) sólo los indios de Santo Domingo acuden a la capilla, los cuales de su trabajo, y trabajando los días de fiesta la han hecho, como está ahora, con la diligencia y cuidado del padre fray Alonso de Cervantes cantor de Santo Domingo que los administra”. El cronista dice que cada pueblo venía con su pendón y que además traían consigo una cuarta parte del tributo que podría consistir en dinero, maíz y gallinas, o bien las tres cosas. Es posible que no asistieran todos los integrantes de los barrios, sino sólo sus representantes. Pero, ¿cuántos de estos? ¿Diez, cien, etc.? Si así fuera, la congregación sería de mil ochocientas personas, o bien la mitad de éstas, o tal vez menos.
Los espacios que se creen ocuparon la cofradía del Rosario de los Naturales y que están junto al templo, son reducidos. Es posible entonces que la iglesia o capilla que se cayó ofreciera un espacio lo suficientemente grande para dar cabida a todos los integrantes de los barrios y las milpas y que estuviera junto al convento, al lado oeste del área que ocupó hasta el siglo XVIII el Beaterio de Indias (Figura 6).
Figura 4 San Blas
Figura 5 Plano original del Beaterio de Indias
Figura 6
Figura 7
La capilla mencionada por Remesal donde sólo los indios de Santo Domingo acudían fue trabajada posteriormente por éstos durante los días domingo y de fiesta, bajo la dirección de fray Alonso de Cervantes. Se cree que ésta pudo ser un pequeño lugar que se denominó “Capilla Pintada” porque efectivamente el espacio presenta murales consistentes en motivos florales en colores rojos y amarillos y en algunos las flores están delineadas en negro (Figura 7).
Elba Marina Villatoro ofrece en la publicación “Etnomedicina en Guatemala” (1984:169) el dato de una flor parecida en México, que según manuscrito de Juan de la Cruz, es la llamada couaxocotl. La misma autora apunta además que “(…) Esta planta no es otra cosa que la Cissampelos pereira o alcotán, con la que se fabricaba en Guatemala la Curarina de Sierra, usada contra la mordedura de serpientes”. El anterior dato despierta curiosidad porque eran los indígenas quienes conocían el uso y valor de muchas plantas medicinales en el reino de Guatemala. Entonces ¿porqué no reproducirlas en su lugar de culto? Valdría la pena investigar aún más sobre este tema.
Esta área es posible que haya sido cedida por los Dominicos a los naturales del barrio para que sirviera de sede a la cofradía. Para ello fue necesario tapiar una puerta lateral que permitía el acceso al templo desde el atrio. Encima del tapiado es obvio que se pintaran los murales de flores parecidas a la llamada “alcotán”. Sin embargo, al parecer la cofradía de los naturales no permaneció mucho tiempo en este lugar. Según las investigaciones arqueológicas tuvo un cambió de uso en un momento determinado, porque encima de los murales aparecen varias capas de pintura de cal. Este cambio debió coincidir con la fecha en que la imagen de Jesús Nazareno es trasladada al templo de La Candelaria a mediados del siglo XVIII, o finales del XVII. Es posible entonces que la Cofradía de la Virgen del Rosario haya permanecido en el convento Dominico.
El cronista Remesal (1966:1254-55) ofrece en dos oportunidades la localización de la capilla. Primero dice que ésta, “(… ) está junto al convento” en otra página del texto dice que “(… ) está pegada a la del convento” (1966:1533). Según parece, la que está junto a convento fue la iglesia colapsada en 1607. La segunda, la que está pegada al convento, es la segunda capilla construida por los indios del barrio Santo Domingo.
Mario Ubico Calderón cita en su publicación “Historia de las Cofradías de la Candelaria, especialmente la de Jesús Nazareno” que en el testamento de doña Margarita de Guzmán, otorgado el 6 de octubre de 1665, se consigna entre otros datos que lega a la Cofradía de Jesús Nazareno, localizada en la Capilla de los Naturales, la “(…) que está a un lado de la iglesia del señor Santo Domingo” tres cuadros de media vara de largo de la Virgen del Popolo, San Francisco y el Niño Jesús, así como la imagen en bulto de media vara de alto de Nuestra Señora de la Concepción (AGCA A1.20 Exp. 9475 Leg. 1254, folios 183 y 184. Protocolo de Pedro Ramírez, citados por Ubico 1995:117).
Cuatro años más tarde, el 31 de 1669, la española doña Lorenza de la Cruz lega a la Cofradía de Jesús Nazareno “(…) que es en la capilla de los naturales del barrio de Santo Domingo” un tapete “(… ) de iglesia que sirba al pie de el Santo Christo y su altar (…)” y una tembladera de plata. El esposo de esta última, Juan de Baños, hacía 1673, también hereda a la misma cofradía todos sus bienes que quedaran después de fallecido él y su mujer (Ubico 1995:118). Los anteriores legados testamentarios hacen pensar que hubo un espacio lo suficientemente amplio como para colocar no sólo el legado de doña Margarita de Guzmán y el de los esposos Baños-Cruz, así como otros que no están documentados.
El área que ahora se comenta, posterior a la excavación presenta dos altares, uno de ellos colocado al norte de la capilla y el otro hacia el oeste. Se sabe que la Virgen del Rosario ocupó uno de ellos y en el otro posiblemente estuvo colocada la imagen de Jesús, conocida actualmente como el Jesús Nazareno de la Candelaria. ¿Dónde estuvo colocada la imagen de Nuestra Señora de la Concepción, donada según testamento por doña Margarita de Guzmán?
Todos estos datos plantean las siguientes preguntas:
- Posterior al retiro de la imagen de Jesús Nazareno, ¿continuó la capilla de indios en el mismo lugar?
- bien ¿cambió de lugar y sólo conservó a la Virgen del Rosario?
- ¿Estuvieron las imágenes de Jesús y la Virgen del Rosario juntas en la Capilla Pintada?
- ¿Hacia dónde se pasó la Cofradía de los Naturales?
LA LÁPIDA DEL ALFÉREZ CRISTÓBAL DE NÁJERA
Ante las preguntas anteriores se conoce una respuesta a medias, encontrada posterior a que la firma Promociones Turísticas Nacionales, S. A. de Santo Domingo decidiera encargar la conservación de los murales a las restauradoras Margarita Estrada y Brenda Penados. Los requisitos previos a esta restauración solicitaban techar el lugar y poner un piso adecuado para evitar la humedad. Fue necesario continuar excavando para nivelar el área. Estos trabajos estuvieron a cargo de Octavio Axpuac (Figura 8). Esta última investigación permitió conocer el archivo de materiales que guardaba el subsuelo de aquel lugar.
Dentro de los objetos allí localizados se encontraron fragmentos de madera, encajes y cuero, y azulejos en colores verde, amarillo y negro/crema (Figura 9). Dos de estos azulejos rindieron importante información. Uno de ellos con el número 2, que bien podría ser 20, 21 ó 29 (Figura 10). Este mismo tipo de azulejos numerados en la Cripta del Calvario es un marcador del número de personas allí enterradas.
Otro de los azulejos localizados es negro/blanco, es en realidad una lápida mortuoria de mayólica desgastada con el nombre de una persona, se trata del Alférez Cristóbal de Nájera y además tiene fecha de 1678 (Figura 11). Esta lápida actualmente está en proceso de lectura y estudio en el Archivo General de Centro América, ya que al parecer el Alférez de Nájera era una persona reconocida en el antiguo Reino de Guatemala.
Para concluir, se podría decir que la Cofradía de la Virgen del Rosario de los Naturales no estuvo hacia el siglo XVII en la Capilla Pintada. El espacio fue utilizado como área de enterramientos de españoles y acaso criollos, siendo el Alférez un ejemplo. Los restos de los ataúdes indican que éstos estaban forrados con encajes sostenidos con tachuelas. En algunos casos también hubo hebillas de acero, lo que indicaría que algunas personas fueron inhumadas con zapatos. Otros aspectos que inducen a pensar que aquí sólo se enterraron españoles o criollos es la presencia de los azulejos elaborados.
Por otra parte, muy cerca de esta capilla, en una puerta lateral se localizaron fragmentos de figuras en estuco que recuerda un poco a los personajes de la Cripta del Calvario, como una máscara con bigotes, unas manos y varios rostros de querubines (Figura 12). Todos los elementos anteriores no eran propios de los grupos indígenas de aquella época de tan marcados contrastes sociales.
Personalmente se cree que la capilla estuvo pintada durante algunos años, tal vez de 1607 a 1660 aproximadamente, sí funcionó en ella la cofradía indígena. Aunque parece que a diferencia de la cofradía de los morenos, no funcionó como lugar de enterramiento. Posterior a las fechas indicadas, la cofradía fue trasladada a otro lugar en el mismo convento. Cuando el área cambió de uso y se convirtió en lugar de enterramiento de españoles, los murales fueron cubiertos con varias capas de cal. En su limpieza fue necesario retirar esta pintura para descubrir la decoración floral que cubrió sus muros.
Una posibilidad sería que la Cofradía, posterior a estos cambios, haya tenido como sede una cámara que está hacia el lateral noroeste del convento Dominico. Ésta tiene puerta de acceso desde la Calle de Beatas Indias. Presenta un patio con piso de tierra, acera empedrada y corredor con piso de baldosas. Aún son evidentes varios altares. Este lugar ya ha sido investigado, aunque no exhaustivamente y necesita una limpieza profunda con dos o tres registros de sondeo para recabar datos.
A pesar de todos estos movimientos, una cosa es cierta, los grupos de españoles, negros e indígenas, contra las marcadas diferencias sociales de la época, tuvieron un hilo común que los hermanó y éste fue el culto a la Virgen del Rosario (Figura 13).
Figura 8 Algunos artefactos recuperados
Figura 9 Azulejos en la Cripta del Calvario
Figura 10 Mural de la Cripta del Calvario
Figura 11 Restos de escultura
Figura 12 Restos de escultura
Figura 13 La Virgen del Rosario
REFERENCIAS
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Axpuac, Octavio
2005 Informe de las excavaciones llevadas a cabo en el sector noroeste del templo de Santo Domingo. Proyecto Arqueológico Santo Domingo. Antigua Guatemala.
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