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Houston, Stephen, Ernesto Arredondo Leiva , Juan Carlos Meléndez , Zachary Nelson , James Doyle, Alejandro Gillot , Varinia Matute, Cassandra Mesick, Fabiola Quiroa, Caitlin Walker, Zachary Hruby y Thomas Garrison
2009 Al cielo quebrado: Investigaciones en El Zotz, 2008. En XXII Simposio de Investigaciones Arqueológicas en Guatemala, 2008 (editado por J.P. Laporte, B. Arroyo y H. Mejía), pp.668-677. Museo Nacional de Arqueología y Etnología, Guatemala (versión digital).
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AL CIELO QUEBRADO:
INVESTIGACIONES EN EL ZOTZ, 2008
Stephen Houston
Ernesto Arredondo Leiva
Juan Carlos Meléndez
Zachary Nelson
James Doyle
Alejandro Gillot
Varinia Matute
Cassandra Mesick
Fabiola Quiroa
Caitlin Walker
Zachary Hruby
Thomas Garrison
ABSTRACT
THE BROKEN HEAVEN:
DATA FROM EL ZOTZ, GUATEMALA, A KEY SECTOR OF THE PETÉN IN THE CLASSIC PERIOD
In 2006 and 2007 an institutional collaboration between the Dept. de Monumentos Prehispánicos of the Dirección General del Patrimonio Cultural y Natural and Brown University focused on documenting looting activities at El Zotz, Guatemala, and mapping the site center through use of a “Total Station,” including the palace sites of “El Diablo” and “Las Palmitas”, from dozens of surveys and 13,157 laser points a center was documented in a key location within the basins of the northeastern Petén and sectors near San Pedro Mártir and north toward El Mirador. Regional reconnaissance shows a sequence of centers that originated with the site of El Palmar, probably in the Preclassic era, which was located to the west of the only cibal of any size in the zone.
Entre mayo y junio de 2008, el Proyecto Arqueológico El Zotz (PAEZ) concentró sus investigaciones en El Zotz, Petén, y sus cercanías, complementadas por un esfuerzo de cartografía, análisis lítico y cerámico, y la evaluación de imágenes satelitales en el biotopo San Miguel La Palotada, la reserva natural que abarca la zona arqueológica. Los objetivos del proyecto fueron los siguientes: (1) determinar las fechas del asentamiento de El Zotz y el sitio cercano de El Palmar, el cual mostró en los estudios de 2007 la presencia de conjuntos preclásicos, con poca evidencia de épocas posteriores; (2) empezar la comparación de artefactos entre El Zotz y los sectores al este (Tikal y Uaxactun), al sur (la zona lacustre cerca del lago Petén Itzá) y al oeste (El Perú); y (3) entender el paisaje en su totalidad, enfocando en una secuencia histórica de vestigios de comportamiento humano, desde el Preclásico hasta los tiempos recientes (Andrews 1986; Mayer 1993; Quintana y Wurster 2001; Ruiz Aguilar 2004).
Como se aprecia en los mapas de la región, los vestigios del asentamiento se formaron en particular por dos atributos naturales—la ubicación de un cival cerca de El Palmar, lo cual representa la fuente de agua más grande en el área de Tikal y sus alrededores, y un corredor establecido por dos colinas de montañas que corren al sur y al norte desde el valle enfrente de El Zotz. El segundo rasgo abre la probabilidad de un rol clave para el sitio como el “portal” entre diversas regiones y dinastías clásicas del mundo Maya, principalmente el sector fluvial que conduce a Tabasco y al Golfo del México, y las áreas pantanosas al noreste, hacia los ríos que pasan a la costa caribeña. Además de estos atributos, el corredor constituye una zona al margen de Tikal, y permite la visibilidad entre ambos asentamientos, al menos desde las cumbres de sus pirámides. Este rasgo está separado por una muralla de índole discutible que cierra y marca partes del corredor entre los dos sitios, tal vez como límite de un territorio político (Webster et al. 2007).
Como es de esperar en un asentamiento clásico, El Zotz, y su ubicación entre entidades poderosas tales como Tikal y El Perú, así como sus zonas de alta población, se entiende en parte por la evidencia epigráfica. La fuente básica de los datos históricos es un dintel de chicozapote, ahora expuesto en el MUNAE de Guatemala y hecho de al menos cuatro tablas de madera, labrada con escoplos y pulida por abrasión (Figura 1). Hace más de 30 años, Ian Graham encontró fragmentos del dintel in situ, con vestigios de pintura roja, comprobando su ubicación original en el interior de la Estructura M7-1 de El Zotz. La presencia de dos glifos emblemas locales en el texto del dintel permitió varias conclusiones. En primer lugar, no cabe duda que la dinastía de El Zotz utilizó a finales del Clásico Temprano los mismos variantes del glifo emblema ya reconocidos de Yaxchilan: el cielo partido, leído como pa’ chan o “cielo quebrado,” y un glifo no legible representando una orejera (David Stuart, comunicación personal 2000). Por tanto, es factible que tuviera alguna relación con esa dinastía, como origen o vástago de una misma familia, con implicaciones para los restos materiales. Desafortunadamente, la escasez de datos cerámicos de Yaxchilan dificulta una comparación comprensiva, al menos hasta las publicaciones finales de las excavaciones en dicho sitio (López Varela 1989). No obstante, es posible que estos contactos tuvieran lugar a un nivel de élite, sin mucho impacto en los materiales cotidianos.
Por el momento, se confirman los siguientes datos históricos, además del enlace enigmático con Yaxchilan: (1) la dinastía de El Zotz y su sitio secundario de Bejucal contaba con cinco gobernantes, imperando desde c. 380 DC al primer siglo del Clásico Tardío, con certeza de varios más –con más datos epigráficos es probable que se aumente esta lista, con fechas más firmes, por el momento aún tentativas– (Figura 2); (2) se conocen por lo menos dos reinas, una, por su título de Sak Wayas, (probablemente originaria del norte, tal vez de La Corona) en una referencia del dintel de El Zotz y posiblemente de la estela 1; la otra, una señora de El Zotz mismo, tal vez de la nobleza local; (3) El Zotz presenta evidencia de relaciones amistosas y extensas con El Perú en registros epigráficos en la base de un espejo saqueado de Costa Rica, y un vaso encontrado por Fabiola Quiroa en un sitio cercano a El Perú; y (4) clara evidencia de la subordinación de la dinastía de Bejucal y El Zotz al “Nacido de Fuego” o Sihyaj K’ahk’, un personaje vinculado con Teotihuacan con presencia en La Sufricaya, Uaxactun y Tikal (Martin y Grube 2008:29-31). La primera referencia a la familia real de El Zotz y Bejucal se contextualiza en términos de esta relación aunque, sin embargo, las relaciones con Tikal parecen débiles y hasta antagonistas por la muralla que existe entre los sitios. El retrato histórico del reino de El Zotz señala un patrón de amistades de largo plazo con los enemigos de Tikal, lo cual implicaría la probabilidad de diferencias en artefactos entre los dos sitios, algo que por el momento no ha sido comprobado por el PAEZ.
En la temporada de 2008 se confirmó que las fechas epigráficas, concentradas entre los años medios del Clásico Temprano hasta el primer siglo del Clásico Tardío, están reflejadas en los datos arqueológicos, además de depósitos esencialmente no-históricos (sin datos epigráficos) del Preclásico, el Clásico Terminal y el Posclásico Temprano. Los resultados preliminares muestran una secuencia de inversión arquitectónica que se presenta lógicamente por etapas. También, el proyecto aprovechó un estudio preliminar en base a una imagen satelital de IKONOS, la cual fue tomada sobre el sitio el 6 de enero de 2007, con el objetivo de compararla con el patrón de asentamientos detectado por Saturno y sus colegas en San Bartolo, Guatemala (Figura 3). Al enfocar la resolución por medio de una transformación de componentes principales, varias zonas de coloración azul y amarilla aparecieron en partes de la imagen. Los colores se destacaron de una manera vaga alrededor del epicentro de El Zotz, aunque con más vigor en el sector inter-sitio entre El Zotz y El Palmar después de un proceso de ajuste multi-espectral. En el futuro la zona requerirá aún más evaluación: un reconocimiento en 2008 encontró señas de vegetación en estado de desnutrición pero la evidencia de asentamiento Maya fue dispersa y ligera.
El PRECLÁSICO
La primera presencia de ocupación humana en la región de El Zotz fue concentrada con fuerza en el sitio extenso de El Palmar, unos 4 km al este de El Zotz y aproximadamente 17 km al oeste de Tikal. Su ubicación en la orilla suroeste de un gran cival, todavía una fuente de agua permanente, parece consistente con la hipótesis de Beach, Wahl y otros acerca de que los Mayas de esta época ubicaron sus asentamientos según la cercanía al agua y los recursos lacustres, algo severamente reducido por varios procesos aluviales provocados por la agricultura local (Wahl et al. 2006). Miembros del PAEZ visitaron el sitio en 2007 y 2008, y trazaron un mapa preliminar de su epicentro, un sector de aproximadamente un kilómetro cuadrado que consiste de tres grupos de plazas mayores, plataformas grandes y numerosas plataformas y estructuras que quedan cerca de la orilla del cival. Un rasgo notable es la ubicación de un conjunto de tipo Grupo E casi directamente al oeste, un grupo semejante al de Mundo Perdido de Tikal (Laporte y Fialko 1995). Su pirámide radial mide 23 m de altura y consta de una base de aproximadamente 60 m (e.g. Aimers y Rice 2006; Aveni et al. 2003; Guderjan 2006; Ricketson 1928).
Tres sondeos en las plazas confirmaron que la mayoría de la ocupación se remonta de los primeros siglos DC, y cuenta con evidencia de una muestra de cerámica transicional de los grupos Flor, Polvero y Sierra, mezclados con Sibal Rojo, Usulután y una variedad de tipos del Clásico Temprano. En la superficie aparecieron pocos tiestos del Clásico Tardío. La obsidiana mostró lascas angulares y un origen parcial de la fuente de San Martín Jilotepeque, ambos rasgos frecuentes en el Preclásico. Trincheras hechas por saqueadores complementaron estos datos con evidencia de arquitectura monumental con “molduras de falda” y color rojo. En comparación, pocos tiestos del Preclásico han salido de las operaciones en El Zotz mismo, sugiriendo una verdadera correlación negativa entre la cronología de El Palmar y su vecino al oeste. Es decir, al sufrir un episodio de abandono, el enfoque pasó de una manera abrumadora a El Zotz como sede principal del valle, tal vez por razones ecológicas (la falla parcial del cival) y por cambios dinásticos en la región, principalmente el crecimiento de Tikal como un centro dinámico.
El CLÁSICO TEMPRANO
En la siguiente fase, el palacio de El Zotz muestra clara evidencia de un nuevo enfoque en la vida real de la zona, con depósitos sellados de cerámica del Clásico Temprano, varios con fechas desde el principio de esa época pero la mayoría del último siglo, c. 500 DC y a partir de entonces. El hallazgo de un escondite al centro de un patio palaciego, un rasgo ubicado en una cista excavada en la roca madre, indica una inversión en ritos que servían para establecer espacios o edificios nuevos, hasta el momento conocidos sobre todo en templos, aparte de excepciones en Piedras Negras. El escondite consistía en una muestra de nódulos de obsidiana, a veces quebrados en cuatro pedazos, excéntricos bifaciales, lascas de pedernal y vestigios de hematita oxidada, posiblemente derivados de fragmentos de espejo (Figura 4). Todo fue depositado en niveles, con cerca de 280 artefactos en total. Los artesanos parecían recopilar hasta los deshechos para este depósito, a veces aplicando –algo aún por confirmar– pintura, como hicieron sus homólogos en Piedras Negras. Varios sitios Mayas no exhiben dichos escondites de excéntricos (El Perú, Palenque y Calakmul) aunque aparecen en cierta cantidad Tikal y Piedras Negras, con tres o más formas repetitivas y el mismo rango de aspectos tecnológicos. Las fechas de los escondites semejantes se enfocan entre los últimos años del Clásico Temprano y al principio del Clásico Tardío, o sea, con una tendencia cronológica de c. 550 y 600 DC, fechas consistentes con la evaluación preliminar de los datos cerámicos. Como en muchas zonas del Clásico Maya, la mayoría de la obsidiana proviene de El Chayal, aunque con fragmentos provenientes de Pachuca y Ucareo, México. Otros ejemplares provienen de Jilotepeque.
La evidencia actual indica, de manera provisional, que los finales del Clásico Temprano representaron el momento de máximo asentamiento. En el grupo El Diablo, que incluye un edificio colorado saqueado pero aún por excavar (Estructura F8-1-segundo), los resultados de los sondeos, aunque débiles en tipos diagnósticos, tienden de una manera muy provisional a esa época, igual al estilo del estuco del edificio enterrado. Para sostener ese lugar elevado, los zotzeños excavaron una aguada al este, que a la vez funcionó como fuente de material constructivo. Atrás de la Estructura F8-1 la limpieza de una tumba de élite pintada con hematita especular, recuperó artefactos de fines del Clásico Temprano, incluyendo cerámica Urita Inciso, fragmentos de un espejo, Spondylus, y pedazos de jade.
Por el estilo del dintel de madera se asegura que su contexto original, la Estructura M7-1, correspondía en su mayoría a la misma fase, experimentando con cámaras estrechas para definir un cuarto central de acceso, un rasgo que George Andrews identificó como indicativo de Tikal, inesperado en primera instancia en El Zotz. En resumen, el epicentro de El Zotz y su satélite de El Diablo fueron planificados y construidos en términos relativamente repentinos. En primer lugar, un palacio, sucesivamente complementado por un asentamiento de estilo acrópolis al eje extremo occidental (El Diablo), al este por una pirámide que muestra por primera vez en el centro de Petén clara evidencia de un dintel de madera. En la misma época, un sistema de calzadas unió la red urbana, aunque queda la posibilidad de que este rasgo se feche para el Clásico Tardío, y finalmente, un patio para juego de pelota de tamaño pequeño. El defecto frustrante de la evidencia regional queda en Bejucal, seguramente controlado por la misma dinastía. Por el momento este sitio es difícil de encontrar por causa de los incendios y la falta de acceso con vehículos.
EL CLÁSICO TARDÍO
De esta fase se conservan dos elementos que reflejan una continuación de énfasis en estructuras piramidales y palaciegas, aunque con ubicaciones nuevas. El rasgo dominante del paisaje urbano de El Zotz consiste en la Estructura L7-11, saqueada con vigor en las décadas de 1960 y 1970, aunque sin evidencia de hallazgos fructíferos para los delincuentes. Aprovechando un túnel estable, el proyecto confirmó la existencia de pisos finos sumamente pulidos, pero con escalinatas atrás del edificio, mirando al edificio M7-1 y su conjunto elevado. Es de suponer que estos pisos funcionaron para nivelar un área de construcción ambiciosa, de la cual los tiestos comprueban una fecha de Tepeu 2, es decir, la segunda parte del Clásico Tardío, posiblemente entre 650-750 DC. Este es un dato que parece enigmático por la ausencia provisional de otras construcciones durante esta fase. La forma de la pirámide, además de su orientación hacia el oeste, indica la probabilidad que servía como un edificio mortuorio. Una extensión del túnel de los saqueadores atestiguó la cercanía de la roca madre y los esfuerzos de los albañiles en sellar y consolidar esta base. El descubrimiento de un escondite, cerca de un piso de preparación y el eje norte/sur este/oeste de la pirámide subrayó la importancia de dichos lugares en actos de centralización ritual (Figura 5). Compuesto por dos vasos, cara a cara, el escondite consistía en dientes de tiburón, fragmentos de mica, un jade como retrato de un gobernante o Dios de Maíz (?) y un pectoral de Spondylus, con referencias explícitas al mar. Como en muchos rellenos de El Zotz, aparecieron los rasgos enigmáticos de huellas de palos, a veces, como en la Estructura M7-2, ubicados en posiciones paralelas.
En la cumbre de L7-11, un sondeo determinó que el templo reflejó, al contrario de M7-1, solamente dos cuartos amplios y una abertura de espacio por la decisión de armar una bóveda de madera. Es probable que los albañiles recibieran una sorpresa poco agradable cuando se suscitaron fallas en el muro de atrás, por las cuales pusieron otro muro en la cámara más profunda, dejando un nicho y una banca. El sostén funcionaba a la vez como apoyo arquitectónico a una crestería cuyo vestigio se conserva en una hilera de piedras en la cumbre. Pintado en blanco o rojo, dicho edificio era, al igual que M7-1, visible desde Tikal. Al mismo tiempo, o tal vez un poco antes, la élite comisionó de nuevo un asentamiento en el grupo palaciego de Las Palmitas, con un edificio probablemente mortuorio (Estructura M3-1) y un conjunto de edificios paralelos (Estructuras M3-6 y M3-7) que, por la ubicación de una puerta orientada al este y ventanas en la estructura al oeste, sugieren ritos solares, recibiendo la luz que penetró en las ventanas durante los solsticios. El uso de mampostería de lajas superficiales se asemeja mucho a los patrones del Clásico Tardío en Tikal. La única referencia a El Zotz o el “cielo quebrado” aparece en un sitio foráneo, en la Estela 2 de Uaxactún, durante el 751 DC, la época de poder regional del Gobernante B de Tikal o de su sucesor (Martin y Grube 2008:50).
ETAPAS POSTERIORES
Después de la gestión ambiciosa de la pirámide L7-11, El Zotz y sus alrededores sufrieron señas de abandono, con una ocupación ligera en el palacio central al final del Clásico Tardío, ocupación documentada en parte por las investigaciones realizadas por el Proyecto Nacional Tikal, que rescató también escondites hallados en los pozos de saqueo (Laporte 2006). En el sector sur, unos siglos después, agruparon una aldea quizás atraídos por una aguada. En contraste con otras épocas de ocupación en El Zotz, ligeras en depósitos de artefactos, esta aldea fue ocupada desde el Posclásico Temprano (Augustine) hasta el principio del Posclásico Medio (Paxcaman), dejando restos intensos de escombro cotidiano, incluso huesos y varios cuencos y platos de Augustine Rojo (Chase y Chase 1983). La obsidiana en este momento vino de las canteras de Ixtepeque, tal vez por los cambios en Copan, que quizás ya no controlaba esta fuente. Las plataformas de las lascas muestran el rasgo esperado de toque o pulido intenso.
La densidad y grosor de los basureros pudieran indicar una ocupación corta, de pocos años, aunque bastante intensa. En estos momentos es posible que alguien subiera a la pirámide L7-11 para dejar la cabeza de una figurilla boca arriba y poco después encendiera un fuego intenso. Siglos pasaron y grupos de Lacandones, tal vez vinculados con un asentamiento documentado en Tikal durante el siglo XIX (tal vez antes), llegaron para poner dos incensarios con orejeras y cantidades copiosas de madera quemada (Figura 6). El sitio esperó después para la atención poco bienvenida de los saqueadores y posteriormente la protección por parte de IDAEH y CECON.
CONCLUSIONES
La primera temporada de excavación en El Zotz y su región confirmó algunas predicciones. De éstas, la principal referente a una ocupación intensa desde el final del Clásico Temprano hasta el principio del Clásico Tardío, en correlación negativa con las actividades dinásticas de Tikal, probablemente su enemigo o al menos el vecino más problemático de El Zotz. Sin embargo, los datos históricos, sugiriendo antagonismo, se corresponden con poco vigor a las semejanzas materiales entre los sitios, en los cuales El Zotz aparece a veces como fuerza innovadora en la zona. La fecha tardía y sorprendente de la pirámide L7-11 representa un esfuerzo sin correspondencia en la epigrafía. Parece obvio que el futuro espera trabajos en El Palmar, en el grupo sur, en los palacios del epicentro y en los de El Diablo, para así profundizar en el conocimiento del reinado del Cielo Quebrado.
AGRADECIMIENTOS
Al Fondo Nacional de las Humanidades (National Endowment for the Humanities), Dr. Kenneth Woolley, Sr. Joel Skidmore, Sr. Leon Reinhart y su familia, a la Universidad de Brown y a la Cátedra Dupee que dispone el Dr. Houston, debemos por completo el apoyo financiero que sostuvo al PAEZ. Al personal de la Dirección General del Patrimonio Cultural y Natural, a su Director General, el Dr. Héctor Escobedo, debemos mucho por el proceso tan profesional de otorgar el privilegio de investigar esta zona bajo su supervisión; al CECON, entidad que ha salvado y protegido al Biotopo San Miguel La Palotada desde hace mucho tiempo, les agradecemos sin alcance de palabras su amistad de colegas y el apoyo práctico por el uso generoso de su campamento y equipo. A los amigos Joel Palka, Mélanie Forné y el equipo del Proyecto Parque Sierra Lacandona ofrecemos nuestros más sinceros agradecimientos por su ayuda y consejo. A la Licda. Claudia Monzón y su personal, quienes amablemente facilitaron el acceso al Dintel 1 en el MUNAE.
REFERENCIAS
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Figura 1 El Dintel 1 de El Zotz
Figura 2 La secuencia provisional de la familia real de El Zotz
Figura 3 Imagen de IKONOS
Figura 4 El escondite del Patio 2 entre las Estructuras L7-7 y L7-8
Figura 5 El escondite del túnel de la Estructura L7-11
Figura 6 Incensarios de estilo Lacandón, cuarto interior de la cumbre de Estructura L7-11