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Vidal Lorenzo, Cristina, Gaspar Muñoz Cosme y Mª Luisa Vázquez de Ágredos Pascual
2010 La Blanca, Petén: Resultados de la investigación arqueológica de la temporada de campo 2008. En XXIII Simposio de Investigaciones Arqueológicas en Guatemala, 2009 (editado por B. Arroyo, A. Linares y L. Paiz), pp.545-555. Museo Nacional de Arqueología y Etnología, Guatemala (versión digital).
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LA BLANCA, PETÉN: RESULTADOS DE LA INVESTIGACIÓN ARQUEOLÓGICA DE LA TEMPORADA DE CAMPO 2008
Cristina Vidal Lorenzo
Gaspar Muñoz Cosme
Mª Luisa Vázquez de Ágredos Pascual
Universidad de Valencia and Universidad Politécnica de Valencia
PALABRAS CLAVE
Arqueología Maya, Peten, La Blanca, excavaciones, acrópolis, banca, palacio
ABSTRACT
LA BLANCA (PETÉN). RESULTS FROM THE ARCHAEOLOGICAL INVESTIGATION OF THE 2008 FIELD SEASON
In this work, we present the results from the archaeological investigation undertaken at the site of La Blanca (Petén) during the 2008 field season, focusing especially on the construction phases and architectural study of the palaces of the Acropolis and South Group, as well as on the interpretation of cultural material closely tied to the abandonment of the site in the Terminal Classic and its re-use in later eras.
La temporada de trabajos 2008 en La Blanca ha permitido, sobre todo, profundizar en el conocimiento del principal conjunto monumental del sitio (la Acrópolis), así como establecer algunas hipótesis sobre el denominado Grupo Sur y los montículos de la Plaza Norte (Figura 1).
La excavación en la plaza interior de la Acrópolis permitió identificar y liberar el Cuarto 7 del Palacio 6J2, con su importante fachada de tres vanos y de casi 20 metros de frente, así como la amplia escalinata sobre la que se asienta, flanqueada a ambos lados por un friso decorado que ha dotado al patio interior de la Acrópolis de una nueva imagen arquitectónica excepcional, lo que nos da una idea de la importancia arquitectónica que tuvo este conjunto monumental en el período Clásico. Asimismo, se excavó y liberó el paso de entrada al interior de la Acrópolis por el sureste y el Cuarto 1 del Palacio de Oriente, lo que permitió aclarar la tipología de dicho palacio y poder consolidar el muro trasero de los Cuartos 1 y 2 de 6J2, que habían sufrido daños por antiguos saqueos.
En la intervención de excavación del Cuarto 7 se tuvieron que plantear catorce trincheras de aproximación (Figura 2). Dado que la mitad oeste pertenece a un contexto de basurero que había sido documentado en campañas anteriores (Vidal 2005:40). Se recuperaron numerosos restos de cultura material, entre los que destacan –aparte de los abundantes fragmentos de cerámica– utensilios líticos, figurillas de cerámica y un enterramiento (PLB/Enterramiento 10/Lote 2) que corresponde a un individuo, descompuesto en medio colmatado y que se encontró semiarticulado, pues parte de los huesos pertenecientes al mismo no se hallaban en posición anatómica. Los restos óseos corresponden a un individuo de apariencia infantil que se encontraba tendido a los pies de la escalinata que recorre este sector, en posición decúbito lateral izquierdo, con la cabeza mirando hacia el norte, las piernas y los brazos flexionados, y sin ningún ajuar asociado (Vidal y Torres 2009).
Como decíamos, un importante friso de piedra caliza, decorado con motivos geométricos, apareció al excavar el extremo oriental de la escalinata. Se trata de una superficie ataludada de más de cinco metros de longitud que se encuentra incompleto y bastante deteriorado, aunque conserva restos del estuco que lo cubría. Este friso debió flanquear a ambos lados la escalinata que conducen al Cuarto 7 y, a pesar de su mal estado de conservación, es notorio que constituía un importante ornamento arquitectónico de gran valor artístico, que enfatizaba la escalinata y daba importancia al eje norte-sur de la Acrópolis.
La tipología que presenta el Cuarto 7 es distinta a la de las demás estancias del sector, seguramente porque fue construido en una época más tardía a la del resto de los cuartos del palacio 6J2. Tiene tres vanos hacia el norte, una puerta hacia el sur que conecta con el Cuarto 3, coincidente con el vano central de la fachada norte y, como solución singular, una puerta de menor tamaño dirigida hacia el este, con la particularidad de estar parcialmente cubierta con una estrecha bóveda de aproximación de hiladas a modo de pasadizo (Figura 3).
Tres banquetas de baja altura aparecen en el interior, dejando libre el vano central. Sin duda, éste formaba parte del paso principal desde la Terraza Sur al patio interior de la Acrópolis, o lo que es lo mismo, de ese eje principal de circulación norte-sur. La bóveda del cuarto, que era única, colapsó y las dovelas se desplomaron en el interior del mismo. No había huella de los dinteles, pero es muy posible que hayan sido de madera (Muñoz 2009).
La excavación realizada en el interior de este cuarto nos permitió también documentar interesantes testimonios del momento del abandono, como fue el hallazgo de otro enterramiento (PLB/Enterramiento 9/Lote 1) en la entrada occidental del mismo. Se trata de un enterramiento primario e individual, que se descompuso en medio colmatado y que, a diferencia del Enterramiento 10, se hallaba articulado en el momento de su descubrimiento. El individuo estaba en posición acuclillada, con los brazos rodeando las piernas por el exterior, y el cráneo vencido sobre la pelvis.
Dado que el contexto en que fue hallado no es funerario, pues se trata de un enterramiento sencillo en los niveles de derrumbe y escombro que colmataban el Cuarto 7, no se han encontrado materiales arqueológicos asociados, a excepción de algunos fragmentos óseos pertenecientes a pequeños roedores.
No obstante, el estado de conservación de los huesos era bueno, si bien algunos se encontraban fracturados. Para la operación de extracción del cráneo se llevó a cabo una consolidación in situ, según los criterios de consolidación y extracción in situ de restos óseos empleados por el Proyecto La Blanca (Carrascosa y Lastras 2007, 2009). El cráneo presentaba deformación fronto-occipital tabular erecta y algunas marcas y orificios, aunque de momento aún no se ha podido determinar si éstos fueron producidos ante o post mortem.
El pequeño tamaño de los huesos, la ausencia de unión epifisaria y el buen estado de conservación de las piezas dentarias sugieren que se trata de un individuo joven, en un rango de edad de 13 a 20 años, si bien esperamos que el estudio bioantropológico y paleopatológico del individuo aporte datos más concluyentes (Vidal y Torres 2009).
Sobre el piso original de este cuarto, en un nivel inferior al anterior enterramiento, se documentó una interesante zona de ocupación (Lote 2), consistente en un área quemada, con restos de ceniza y carbón de una antigua hoguera, así como utensilios líticos y cerámicos destinados a la molienda y a otras actividades de carácter doméstico.
Algunos vestigios de pintura mural que aún se conservan en los muros del Cuarto 7 nos han permitido tomar muestras y analizarlas. Entre los resultados más sobresalientes destaca la caracterización de cinabrio (sulfuro de mercurio) y de un pigmento verde de cobre cuya composición química identifica como atacamita (cloruro básico de cobre), si bien es cierto que inicialmente pudo tratarse de una malaquita (carbonato básico de cobre) que con el tiempo y la asimilación de sales acabó transformándose en la atacamita que los análisis químicos identifican en la actualidad. Estos pigmentos de cobre no son originarios de la zona maya, sino de yacimientos radicados en otras regiones de Mesoamérica, como el norte de Michoacán y la Sierra Gorda de Querétaro, lo que supone aceptar su importación como fruto del comercio a larga distancia (Doménech, Yusa y Vázquez de Ágredos 2009). Por otro lado, algunos restos de cinabrio también fueron hallados en la capa pictórica más superficial del cuarto principal del Palacio de Oriente, lo que nos lleva a pensar que el Cuarto 7 pudo haber sido erigido al mismo tiempo que las importantes reformas realizadas en el Palacio de Oriente en el periodo Clásico Terminal (850-1000 DC), reformas de gran importancia que, como ya hemos adelantado (Vidal y Muñoz 2008:48), pudieron deberse a algunos cambios en la organización política de la región y a la aparición de nuevas redes de comercio. Muy posiblemente, el palacio 6J3, erigido en el extremo oeste de la Terraza Sur de la Acrópolis y cuyos muros también fueron pintados con rojo de cinabrio, pertenezca a esa misma fase constructiva.
Similar resultado es el que se obtuvo de la investigación y excavación del cuarto en el que desemboca la empinada escalinata, excavada en la temporada 2007, en el centro del basamento del lado norte de la Acrópolis. La vista desde el vano norte de esa estancia permite admirar las enormes dimensiones de la Gran Plaza Norte, mientras que desde el vano del lado opuesto pueden apreciarse los alardes constructivos del patio interior de la Acrópolis, lo que revela la importancia que tuvo todo este eje norte-sur al conectar, mediante escalinatas de buena factura y cuartos con vano central de amplias dimensiones, los distintos espacios arquitectónicos (Figura 4).
El otro eje principal de la Acrópolis, el este-oeste, es decir, el que conduce a la fachada principal del Palacio de Oriente desde el acceso de la Calzada, también ha podido ser investigado en la presente temporada de campo. Desde la puerta central del Palacio de Oriente se dirige hacia el oeste, tras atravesar las escalinatas que desembocan en el cuarto central que corona el basamento oeste de la Acrópolis, y que al igual que el Cuarto 3 y el del lado norte, posee un amplio vano central en cada una de sus fachadas. El acceso a dicha estancia desde el lado oeste también parece haber sido cerrado en la misma época que el resto de las transformaciones de las que fue objeto el sitio en el ocaso del Clásico Terminal.
En lo que respecta al hallazgo en esta temporada de restos de cultura material en la Acrópolis, éstos también han sido, como ya hemos anunciado, muy reveladores de estos hechos. En total, se encontraron y excavaron tres enterramientos que presentan un patrón funerario muy similar a los documentados en las anteriores temporadas de campo. Dos de estos enterramientos (PLB/Enterramientos 8 y 10) constituyen un testimonio más acerca del abandono de estos palacios en el Clásico Terminal, mientras que el tercero (PLB/Enterramiento 9) parece estar vinculado a la breve ocupación de la que fue objeto el sitio en el Posclásico Temprano, al igual que ocurrió en otros centros de la cuenca del río Mopan que compartieron una historia parecida a la de los pobladores de La Blanca. Cuando estos nuevos pobladores (posiblemente personas desplazadas de otros lugares en busca de refugio) llegaron a La Blanca, gran parte de sus hermosos edificios ya había colapsado, de ahí que se hayan instalado junto a las ruinas de los grandes palacios, construyendo pequeños recintos con piedras extraídas de esas edificaciones (Vidal y Valdés 2007).
El hallazgo de algunas piezas de cerámica completas en los mismos niveles de derrumbe a los que pertenecen esos entierros, a pesar de que éstos no tenían ofrendas funerarias asociadas, nos ha permitido fecharlos con bastante precisión. En este sentido es interesante resaltar el descubrimiento en la temporada de campo 2008 de una olla posclásica del Tipo Pozo Sin Engobe (muy similar a las otras dos encontradas en anteriores temporadas de campo) en el nivel de derrumbe del cuarto central de la Acrópolis Norte, a una cota similar que el estrato de derrumbe en el que apareció el Enterramiento 9 del Cuarto 7, de ahí que hayamos optado por asignar dicho enterramiento a esta cronología, hasta que no obtengamos los resultados de las pruebas de ADN más precisas (Figura 5) .
A pesar de ello, se ha podido constatar que lo que más abunda en la Acrópolis y, en general, en todo el sitio arqueológico, son los restos materiales pertenecientes al Clásico Tardío y Terminal (Figura 6 a y b). En esta temporada logramos liberar gran cantidad de metros cúbicos de tierra y material de derrumbe y, lógicamente, también fueron muy abundantes los hallazgos de restos cerámicos (cerca de 30,000 fragmentos; Salas y Orozco 2009), de objetos líticos y malacológicos (Torres 2009), y de figurillas de cerámica (Horcajada 2009), que tienen para la investigación un enorme interés desde el punto de vista histórico-artístico.
De igual manera, la excavación de nuevas estancias palaciegas ha permitido que continuáramos con el minucioso registro y estudio de los numerosos grafitos que fueron plasmados en los muros de estos palacios (Vidal, Muñoz y Valladares 2009), gracias a lo cual la Base de Datos “Grafitos Mayas” que presentamos en el “I Workshop Internacional de Grafitos Prehispánicos: Los Grafitos Mayas”, organizado por el Proyecto La Blanca en Valencia en Diciembre de 2008, se ha podido completar con nuevos y sugerentes tipos iconográficos.
Respecto a la arquitectura, en esta temporada de campo se ha sacado a la luz un buen número de espacios arquitectónicos, no sólo en la Acrópolis, sino en otros ámbitos de la ciudad, especialmente en la Plaza Norte y el Grupo Sur, donde el hallazgo de una pirámide con una escalinata central perfectamente conservada (10L2) fue uno de los descubrimientos más interesantes, especialmente por la aparición de esta tipología por primera vez en el ámbito de la ciudad (Figura 7). Todo esto ha contribuido a que tengamos una mayor y mejor comprensión de los espacios arquitectónicos y del urbanismo de La Blanca.
Asimismo, se prosiguió con los trabajos de protección provisional de la arquitectura. Para ello se construyó una gran estructura de madera cubierta de palma de corozo que abarca los Cuartos 2, 3, 4 y 7 del palacio 6J2, construida con pies de chicozapote, horcones y rollizos, consiguiendo elevar su cumbrera por encima de la situación original de las partes más altas de los edificios, para poder así dejar bajo protección todos los restos arquitectónicos y poder percibir los espacios interiores en una magnitud próxima a su situación original. Todo esto supuso un gran esfuerzo y un alarde constructivo, utilizando estos métodos tradicionales, a la vez que la posibilidad de dejar más visible y comprensible la arquitectura de este sector de la Acrópolis (Muñoz 2009).
Por último, quisiéramos mencionar algunas actividades, encuadradas dentro de la cooperación al desarrollo y vinculadas a la comunidad de La Blanca que se han llevado a cabo de forma paralela a nuestras investigaciones científicas, y que nos parecen fundamentales para la obtención de los objetivos finales del Proyecto. Nos referimos a la impartición de varios talleres de sensibilización en la conservación y preservación del patrimonio cultural, y en particular del arqueológico, a los alumnos de las dos Escuelas de La Blanca, una iniciativa ya iniciada en las dos anteriores temporadas de campo (Vidal y Muñoz 2008:50; Vidal y Vázquez de Ágredos 2009).
Otra de las actividades que tendrá una gran repercusión en el futuro de La Blanca es la construcción de un Centro de Interpretación que ha sido posible gracias a una ayuda específica del Vicerrectorado de Relaciones Institucionales y Cooperación de la Universidad de Valencia, y que está siendo construido, mediante un proyecto arquitectónico y museográfico aportado por el Proyecto La Blanca, en la entrada de las ruinas del sitio arqueológico. Este Centro ha permitido involucrar, aún mucho más, a los pobladores del entorno en el mantenimiento y cuidado de las ruinas arqueológicas (Muñoz, Vidal y Perelló 2008).
Dicho Centro incluye una amplia sala dedicada a espacio expositivo, cuya museografía (actualmente en preparación), incluirá diversos paneles explicativos acerca de los trabajos arqueológicos que se han ejecutado en el sitio, dos maquetas de La Blanca y un muro de estuco con grafitos, reproducido según las técnicas tradicionales, con el fin de que el visitante, antes de ingresar a las ruinas para su recorrido y disfrute, esté ya informado acerca de cómo era esta ciudad y sus edificios en la antigüedad, de cómo vivían sus habitantes, de cuáles fueron las causas de su abandono, y, en definitiva, de cómo se ha llevado a cabo todo el proceso de investigación y puesta en valor de este conjunto monumental desde el año 2004.
Por último quisiéramos resaltar que, a pesar de los avances realizados en esta temporada, aún quedan muchos interrogantes por resolver acerca de las fases de ocupación más antiguas de la ciudad, pero confiamos que en próximas temporadas de investigación puedan ser resueltos con el fin de obtener un conocimiento muy profundo y científico acerca de esta ciudad maya de la cuenca baja del río Mopan.
AGRADECIMIENTOS
Los autores agradecen expresamente el apoyo del Ministerio de Ciencia e Innovación de España, a través del financiamiento del proyecto de investigación con número de referencia BIA2007-66089, cofinanciado con los fondos FEDER, y el patrocinio del Ministerio de Cultura de España a través de la financiación obtenida por el Proyecto Arqueológico La Blanca dentro del programa de ayudas para proyectos arqueológicos en el exterior de la Dirección General de Bellas Artes y Bienes Culturales, y que ha contribuido determinantemente a hacer posible las investigaciones y la obtención de los resultados que se exponen en esta publicación. Asimismo, agradecemos a la Universidad de Valencia su apoyo para la realización del Centro de Visitantes de La Blanca.
REFERENCIAS
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