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Ancona Aragón, Iliana, Vicente Suárez Aguilar y Socorro Jiménez Álvarez
2010 La cerámica del periodo Preclásico en Cerro de Los Muertos, Campeche. En XXIII Simposio de Investigaciones Arqueológicas en Guatemala, 2009 (editado por B. Arroyo, A. Linares y L. Paiz), pp.1099-1112. Museo Nacional de Arqueología y Etnología, Guatemala (versión digital).
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LA CERÁMICA DEL PERIODO PRECLÁSICO EN CERRO DE LOS MUERTOS, CAMPECHE
Iliana Ancona Aragón
Vicente Suárez Aguilar
Socorro Jiménez Álvarez
Taller de cerámica FCA-UADY y Centro INAH Campeche
PALABRAS CLAVE
Arqueología de México, Campeche, Cerro de los Muertos, cerámica, Preclásico Medio
ABSTRACT
PRECLASSIC PERIOD CERAMICS AT CERRO DE LOS MUERTOS, CAMPECHE
The archaeological site of Cerro de los Muertos is located along the banks of one of the tributaries of the Candelaria River, in the southwestern part of the Mexican state of Campeche and within a zone known for its rivers and lagoons. Human occupation has been reported in this zone for Prehispanic times up to the Colonial period. In this research we focus on the oldest ceramics reported at the site. The analysis includes typological as well as form and decorative features of the vessels in order to compare the ceramics with contemporaneous materials at other sites in the Maya area.
INTRODUCCIÓN
Cuando se trata del periodo Preclásico, los estudios cerámicos son importantes debido a que es un material abundante y que en conjunto con otros datos puede proveer información relevante para entender las cuestiones cronológicas y la interacción social como una práctica del pasado. Desafortunadamente, el periodo Preclásico ha sido poco definido en varias regiones del área Maya, como es el caso específico de la cuenca del río Candelaria.
En lo que se refiere a la cerámica, Donald Forsyth (1999) ha investigado de manera reciente las épocas más tempranas de ocupación humana en varias zonas o regiones del área Maya. Forsyth menciona que en este periodo se tenían características cerámicas distintas a un nivel tipológico, sin embargo, a pesar de tales diferencias se cuenta con algunas generalizaciones. Probablemente cada sitio o cada región participó en sistemas de producción y distribución cerámicas propias, aunque con suficiente interacción para la transmisión de algunos conocimientos generales en la manera de elaborar vasijas. Posteriormente, ya para el 700-600 AC, se empieza a dar una uniformidad en las formas y en los acabados de la superficie, como se puede observar en el repertorio cerámico de la esfera Mamom (700/600-300 DC). La esfera cerámica Mamom predominó en el Petén guatemalteco-campechano y en las zonas contiguas, y es posible que los complejos cerámicos que la constituyen no sean idénticos ya que por lo general muestran características regionales que sugieren múltiples zonas de producción y distribución. Forsyth (1999), plantea que los asentamientos fechados en el horizonte Mamom mantenían una intercomunicación cultural de manera extensa, lo que originó una uniformidad progresiva de la cultura material, así como el intercambio de ideas y de expectativas en cuanto a la manufactura y el consumo.
Los datos tangibles no son suficientes para estimar la naturaleza de dicha interacción; sin embargo, sí permiten exponer estos intercambios. Ya para el Preclásico Tardío (300 AC-250 DC) es posible hablar de un aumento demográfico vertiginoso en varias regiones del área Maya. Una de las evidencias de este proceso acelerado es la expansión de la esfera cerámica Chicanel. Durante esta época se desarrolló en diversos sitios y regiones una alfarería que comparte similitudes en las formas de las vasijas, en las decoraciones y en los acabados de superficie. En contraste con periodo anterior, en el Preclásico Tardío existieron patrones cerámicos que se extienden desde Petén hasta el norte de Yucatán (Forsyth 1999:50-54).
Por su parte, en la cuenca del río Candelaria se carece de datos suficientes para poder establecer las relaciones interculturales entre los asentamientos. No obstante, se piensa que debido a las condiciones ecológicas y a la presencia de abundantes ríos y lagunas, los sitios ubicados en esta región jugaron un papel importante en la interacción durante la época prehispánica (Suárez y Rocha 2001:68). Asimismo, se ha planteado con base en el dato cerámico que los primeros habitantes de El Tigre y de la región de la cuenca del río Candelaria llegaron para épocas tempranas (600 AC) desde alguna parte del Petén guatemalteco (Delgado 2002:177; Vargas y Delgado 2003:319).
ESTUDIOS PREVIOS EN LA CERÁMICA DE LA CUENCA DEL RÍO CANDELARIA
El área de estudio se ubica en lo que actualmente se define como la parte suroeste del estado de Campeche, en la cual se encentran abundantes ríos y lagunas (Figura 1). El desarrollo de las comunidades ubicadas en esta porción geográfica estuvo estrechamente relacionado con el sistema fluvial mencionado. Uno de los más caudalosos es el río Usumacinta que, junto con el San Pedro y San Pablo, en la actualidad sirve de división política a los estados de Campeche y Tabasco. Otro de los ríos es el Palizada, el cual es vertiente del Usumacinta, mientras que los caudales del Chumpán, el Candelaria y el Mamantel fluyen a la extensa Laguna de Términos (Benavides 2002:47; Suárez 2008:93-94). En cuanto al río Candelaria, consta de dos afluentes denominados San Pedro y Caribe que nacen en el perímetro de Petén. A esta zona de ríos se le denomina cuenca del río Candelaria y se le considera importante para la comunicación y el comercio entre los sitios de la costa y tierra adentro (Ochoa y Vargas 1986:346; Suárez y Rocha 2001:68).
En la parte suroeste del estado de Campeche se pueden incorporar tanto sitios de tierra adentro, como asentamientos de la costa. Entre los sitios costeros están Champotón (Ball 1978; Forsyth 2008; Ruz 1969), Sabancuy, Tixchel, Los Guarixés, Xicalango (Ruz 1969) y El Aguacatal (Matheny 1970). Con respecto a los sitios de tierra adentro es posible mencionar que muchos de ellos se asocian a lo que se denomina como la cuenca del río Candelaria. Se sabe muy poco acerca de la cronología u otros datos culturales de los asentamientos de esta región, con excepción quizás de El Tigre; sin embargo, existen sitios con arquitectura monumental como el mismo Tigre: Cerro de los Muertos, San Enrique, El Pedregal, Carrizal, Pozas de Ventura, Santa Clara y San Román, entre otros (Suárez y Rocha 2001:68).
En la cuenca del río Candelaria se han reportado varios sitios arqueológicos de diversas dimensiones; sin embargo, de la mayoría de ellos se carece de estudios detallados de cerámica a excepción de sitios como El Tigre y Pozas de Ventura. Con base al estudio de estos asentamientos precolombinos se puede proponer una secuencia cerámica para la región, pero se carece de datos suficientes para poder establecer las relaciones interculturales que existieron entre dichos asentamientos. No obstante, los sitios ubicados en esta región indudablemente jugaron un papel importante durante la época prehispánica. Debido a la presencia de abundantes ríos y lagunas, es posible pensar que en esta zona se dieron contactos importantes entre los asentamientos cercanos y distantes (Suárez y Rocha 2001:68).
Como ya se mencionó, se sabe relativamente poco acerca de la cerámica y de la cronología de los sitios de la cuenca del río Candelaria, a excepción de El Tigre y Pozas Ventura (Figura 1). Con respecto a El Tigre, se tiene una secuencia cronológica ya establecida que inicia en el Preclásico Medio con el complejo cerámico Auxaual. Este complejo se caracteriza por la presencia de los grupos Joventud, Chunhinta y Pital, y de manera general, se le puede incorporar dentro del horizonte Mamom. La cerámica de este periodo es similar a la cerámica de otros sitios de Petén, por lo que se supone que los primeros habitantes de El Tigre y de la región de Candelaria llegaron para esa época y probablemente migraron desde alguna parte de Petén (Delgado 2002:177; Vargas y Delgado 2003:319).
El complejo cerámico siguiente es denominado Pachimalays, que se divide en dos facetas: la primera de ellas corresponde al Preclásico Tardío y la segunda al Protoclásico. La evidencia del Preclásico Tardío en El Tigre es señalada tanto por los datos de la cerámica como por los de la arquitectura, ya que se construyeron importantes edificios monumentales en esta época. En lo referente a la cerámica se puede argumentar que este sitio participó dentro de la esfera cerámica Chicanel estando presentes los grupos Flor, Morfín y Sierra. Durante el Preclásico Tardío los habitantes de El Tigre debieron dominar gran parte del río Candelaria y a la vez controlar las rutas de comunicación que van desde Petén hasta el Golfo de México (Delgado 2002:177; Vargas y Delgado 2003:321).
La faceta tardía del complejo Pachimalays equivale al denominado Protoclásico, que en términos generales marca el final del Preclásico y los inicios del Clásico. El Protoclásico algunas veces es considerado una moda en los enseres de cerámica. En el caso de El Tigre, el Protoclásico se define por la aparición de soportes mamiformes, decoraciones al negativo y las vajillas con un engobe lustroso de color naranja. Es probable que durante esta faceta el sitio haya tenido la misma funcionalidad que tuvo durante el Preclásico Tardío (Vargas y Delgado 2003:322).
Otro de los hallazgos importantes en El Tigre son los mascarones modelados en estuco que fueron adosados a las construcciones arquitectónicas. Algunos de estos mascarones han sido fechados para el Preclásico Tardío, lo que indica una complejidad social en el área desde épocas tempranas. De manera general, se puede mencionar que existen similitudes tanto en la cerámica como en la arquitectura entre los sitios de Petén y los de la cuenca del río Candelaria, lo que indica la presencia de procesos de interacción social entre varias regiones durante el Preclásico (Vargas y Arias 2005:14; Vargas 2001:57-58,64).
Otro sitio de la cuenca del río Candelaria con datos cronológicos y con estudios cerámicos es Pozas de Ventura. En dicho asentamiento se han reportado materiales cerámicos que datan del Preclásico Medio y, al parecer, su ocupación se extendió hasta el Clásico Terminal (Gamboa 2004:1012; Gamboa y Vélez 2004:381). Para Gamboa y Vélez (2004:382) las cerámicas del periodo Preclásico Medio (600-300 AC) encontradas en Pozas de Ventura provienen de la región petenera debido a que los grupos cerámicos más diagnósticos como el Joventud y el Pital presentan estrechas similitudes con las cerámicas reportadas en diversos sitios de Petén. Las similitudes entre la alfarería de Pozas de Ventura y Petén recaen tanto en las características morfológicas, como en el acabado y en la decoración. Se ha argumentado que durante el Preclásico Medio se dio un aumento demográfico en la zona Petén y es posible que se necesitara de nuevas áreas que presentaran ecosistemas diversos. Por lo tanto, para este proceso sería de gran utilidad la presencia de un sistema de comunicación y navegación por medio de ríos. Posiblemente los grupos de Petén llegaron hasta la región de Candelaria pasando los ríos, específicamente a través del San Pedro y el Caribe, los cuales se unen para formar el río Candelaria. En caso de que se quisiera ir más al sur de Petén, a la región actual del río Pasión, se podría seguir a través del Usumacinta. A través de este último se puede continuar al norte pasando por sitios como Piedras Negras y Pomona. En contraposición, rumbo a la región del río Pasión, se podría pasar por sitios de suma importancia durante el Clásico, como son Yaxchilan, Altar de Sacrificios, Dos Pilas y Ceibal. Con este panorama geográfico sumado a las rutas fluviales como sistemas de comunicación y navegación durante el Preclásico Medio, no se descarta entonces la penetración de grupos provenientes de Petén (Gamboa y Vélez 2004:382).
Después del Preclásico Medio, continúa una etapa de mayor ocupación en Pozas de Ventura. Durante el Preclásico Tardío se dio un aumento en las construcciones arquitectónicas y la manufactura de la cerámica corresponde al horizonte Chicanel. Los grupos cerámicos más diagnósticos son Sierra, Flor y Achiotes. En términos generales, Pozas de Ventura muestra un comportamiento similar a El Tigre y a otros sitios de la región (Gamboa y Vélez 2004:383).
Además de los estudios realizados en El Tigre y en Pozas de Ventura, también se tienen datos de los asentamientos de la costa que corroboran la presencia de materiales cerámicos que datan del Preclásico Tardío. En sitios como El Aguacatal (Matheny 1970), Champotón (Forsyth 2008) y recientemente en Playa Esmeralda (Suárez et al. 2009) se han encontrado fragmentos de cerámica afiliada al horizonte Chicanel. En estos sitios predominan los grupos cerámicos Sierra, Flor y Polvero, si bien, en el sitio de El Aguacatal se emplearon nombres diferentes para denominar a los tipos cerámicos, éstos equivalen a los grupos cerámicos del horizonte Chicanel (Matheny 1970).
Se puede resumir que tanto los sitios del interior como aquellos de la costa suroeste de Campeche cuentan con evidencia de ocupación humana incipiente durante el Preclásico Medio y, con un aumento de la complejidad social y demográfica durante el Preclásico Tardío. La alfarería de ambos periodos demuestra una amplia interacción entre los sitios del suroeste de Campeche (incluyendo, tanto a los de la costa como a los de la cuenca del río Candelaria) y la región de Petén.
EL SITIO CERRO DE LOS MUERTOS
El sitio arqueológico Cerro de los Muertos se localiza en la margen izquierda del río Caribe, sobre unas elevaciones naturales del terreno (Figura 1). Goza de varios ojos de agua en su ribera y de una ubicación privilegiada por estar muy cerca de la confluencia del río Caribe con el San Pedro.
Habiéndose detectado saqueos de gran magnitud en el sitio que nos ocupa, el proyecto arqueológico Cerro de los Muertos da inicio en 1999 mediante la firma de un convenio de colaboración entre el Instituto Nacional de Antropología e Historia y el Gobierno del Estado de Campeche, a efecto de detener las acciones de los depredadores en el lugar y a la vez comenzar trabajos sistemáticos de registro, exploración, restauración e investigación en el área. Del año citado a la fecha, el proyecto ha llevado a cabo siete temporadas de trabajo en el sitio.
Varias de las colinas mencionadas anteriormente fueron acondicionadas de tal modo que se nivelaron y utilizaron para la construcción de grandes basamentos que, a la postre, soportaron cierta cantidad de inmuebles precolombinos. Dichos edificios delimitaron plazas abiertas y cerradas.
En Cerro de los Muertos se distribuyen claramente tres conjuntos arquitectónicos monumentales que constituyen el centro cívico-ceremonial del asentamiento, el cual incluye templos, estructuras de carácter administrativo, residencias de la élite y, al menos, dos juegos de pelota. La zona habitacional del asentamiento está situada al noreste y oriente del núcleo, estando formada por plataformas de poca altura y extensión.
La evidencia más temprana de ocupación humana se remonta al periodo Preclásico Medio cuando al parecer el sitio estaba compuesto por un puñado de viviendas habitadas por un grupo poco numeroso de personas. A partir del Preclásico Tardío hay un notable incremento de actividad humana en el lugar, la cual se prolonga, aunque con altibajos, hasta finales de la época clásica. Probablemente en tiempos tan tempranos como el Preclásico Tardío, Cerro de los Muertos había dejado de ser una aldea pequeña para convertirse en una comunidad sumamente desarrollada a través del intercambio de bienes e ideas que le permitía su posición estratégica sobre el río Caribe.
Hoy en día sabemos que su arquitectura monumental lo relaciona con el centro de Petén (al norte de Guatemala y sur de Campeche), área en donde encontramos importantes ciudades prehispánicas como Tikal, Uaxactun, Calakmul y Oxpemul, por mencionar sólo algunas.
La exploración de varios edificios monumentales, todos ellos del grupo B, nos permitió conocer su composición arquitectónica con esquinas intermedias en ángulo entrante y saliente o bien redondeadas en los extremos, con un gran zócalo y paramentos con moldura en delantal los cuales se encuentran dispuestos en talud. Dichas características de filiación petenera les remiten a los periodos Clásico Temprano y Clásico Tardío como dos de los periodos de mayor apogeo en el sitio arqueológico, aunque no los únicos ni los primeros puesto que tienen sus antecedentes directos a finales del Preclásico, tal como fue identificado en las etapas constructivas tempranas de algunas de las estructuras excavadas (Suárez Aguilar 2006, 2008).
LA CERÁMICA PRECLÁSICA DE CERRO DE LOS MUERTOS
El material cerámico recuperado en el sitio Cerro de los Muertos revela una larga ocupación de este asentamiento, que va desde el Preclásico Medio hasta el Clásico Terminal. Sin embargo, gran parte de los tiestos corresponden al periodo Preclásico, principalmente al Preclásico Tardío.
Cabe mencionar que la cerámica de Cerro de los Muertos ya ha sido clasificada con base al sistema tipo-variedad, lo que ha dado como consecuencia que ahora se conozcan los periodos de ocupación cronológica en el asentamiento. En la actualidad se están realizando estudios de la composición química de las pastas y análisis estilísticos detallados acerca de las formas de las vasijas y las decoraciones. Se considera que los resultados de estos estudios pueden ser empleados de manera complementaria al sistema tipo-variedad. Estos estudios permitirán llegar a entender un poco más acerca de la manufactura de la alfarería de la cuenca del río Candelaria. Es decir, se pretende llevar a cabo un estudio de la cerámica que incorpore aspectos cronológicos, de la tecnología de la manufactura y de las relaciones regionales e interregionales que pudo haber tenido Cerro de los Muertos con respecto a los otros asentamientos vecinos y distantes. Sin embargo, en este trabajo sólo presentamos los dados preliminares que se han obtenido con base en el estudio cronológico de la cerámica de Cerro de los Muertos. Concretamente nos dedicamos al periodo Preclásico y a las probables relaciones que el asentamiento mantuvo con respecto a otros sitios del área Maya.
Al igual que otros sitios de la región de Candelaria, Cerro de los Muertos presenta una ocupación incipiente pero importante durante el Preclásico Medio. Los grupos cerámicos diagnósticos de este periodo son: Joventud, Pital, Chunhinta y Achiotes. Estos grupos se caracterizan por presentar un acabado de superficie ceroso de color rojo (grupo Joventud), crema (grupo Pital) o negro (grupo Chunhinta). También se ha reportado una gran cantidad de fragmentos sin engobe (Figura 2b) que muestran un alisado burdo (grupo Achiotes) o bien, pueden tener estrías leves (tipo Zapote estriado). Las formas más frecuentes son los cuencos de grandes dimensiones, de paredes ligeramente rectas y divergentes o curvas y divergentes con el borde saliente; hay también cuencos de silueta compuesta y, ollas de forma globular con el cuello corto y de paredes ligeramente curvas y divergentes. Con respecto, a las decoraciones de dichas vasijas es posible mencionar que la mayoría muestra como decoración el engobe de color rojo, crema o negro, aunque algunas veces muestran una decoración de líneas incisas y profundas que se realizaron antes de aplicarse el engobe. La decoración incisa se presenta a modo de líneas en sentido horizontal que se extienden en el borde saliente de los cuencos (Figura 2a).
En el periodo siguiente (Preclásico Tardío), al parecer aumentó la actividad de ocupación en Cerro de los Muertos. La evidencia de este dato se manifiesta tanto en la arquitectura como en la cerámica. En lo que respecta a la cerámica se puede mencionar que se incrementa la cantidad de los tiestos así como el repertorio de tipos y variedades. Los grupos cerámicos más comunes son: Sierra, Polvero, Flor y Achiotes. El grupo Achiotes está presente en el periodo anterior y continúa en uso durante el Preclásico Tardío. Es evidente que hasta el momento no se tienen los argumentos necesarios para establecer cuales son las características propias del grupo Achiotes del Preclásico Medio y cuales son las del Preclásico Tardío. Por otra parte, en las cerámicas con engobe destaca principalmente el grupo Sierra. Entre los tipos más diagnósticos están el Sierra rojo, Altamira Acanalado, Ciego Compuesto y Hongo Compuesto. En el grupo Sierra predominan las formas de cuencos de paredes rectas y divergentes con el borde directo o ligeramente saliente; los cuencos de silueta compuesta con el reborde medial o labial, los cuencos de paredes abiertas curvas y convergentes; cuencos miniatura, las cazuelas, las ollas y las formas de hongo. En la mayoría de estas formas de vasijas predomina la decoración de un engobe monocromo de color rojo, el cual es característico del grupo Sierra (Figura 2c-d). Otras decoraciones son las líneas acanaladas en sentido horizontal que se extienden en las paredes exteriores de los cuencos (tipo Altamira Acanalado). También están presentes las cerámicas sin engobe y las decoraciones de estrías en las paredes exteriores de los cuencos, y las vasijas en forma de hongo (mushroom stand) decoradas con una superficie exterior sin engobe que al mismo tiempo muestra impresiones de uña.
Otros grupos cerámicos abundantes son Flor y Polvero (Figura 3), los cuales se caracterizan por las formas de cuencos de paredes rectas y divergentes o ligeramente curvas y divergentes con el borde directo o saliente. También están presentes los cuencos o platos de silueta compuesta con reborde medial. En algunas ocasiones el reborde medial muestra impresiones dactilares o ligeras ondulaciones que simulan almenas. En ambos grupos predomina la decoración de un engobe monocromo y ceroso, en el caso del grupo Polvero el engobe es de color negro y en el grupo Flor es el color crema-bayo. Específicamente en el grupo Flor predominan los tiestos con un acabado de superficie que combina dos colores (rojo y crema) que fueron clasificados como parte del tipo Mateo Rojo sobre Crema. Sin embargo, existe una peculiaridad en estos tiestos debido a que la decoración rojo y crema no se presenta de manera uniforme o formando diseños geométricos o de líneas. Esta decoración de bicromía se muestra en las paredes exteriores abarcando una parte de color bayo que se extiende desde la base hasta casi la mitad de altura total de la vasija, en tanto que el resto de las paredes exteriores solo muestra un acabado de color rojo. En lo que respecta a las paredes interiores éstas solamente exhiben un engobe rojo (Figura 5). Esta característica de la diferencia del color es abundante en la cerámica del Preclásico Tardío de Cerro de los Muertos y según los datos cerámicos recopilados no es frecuente en los sitios del Petén guatemalteco-campechano. Este es un dato importante que se debe desarrollar más a detalle con estudios relacionados con la tecnología de producción de vasijas y, por supuesto, también rastreando esta decoración en los sitios cercanos pertenecientes a la cuenca del río Candelaria, debido a que tal vez se trate de algo propio de la región en comento. Con base en este supuesto existe la posibilidad de que Cerro de los Muertos y probablemente otros sitios de la cuenca del río Candelaria hayan participado en una moda cerámica que incluye formas, decoraciones y acabados de superficie ampliamente distribuidos en el área Maya durante el Preclásico Tardío. Pero la producción de esta alfarería en esta zona tuvo una peculiaridad de acuerdo a las diferencias de la tecnología cerámica que presenta.
Retornando al grupo cerámico Sierra, se puede mencionar otro dato importante relacionado con la parte final del periodo Preclásico: para el final de este momento empiezan a registrarse los cuencos de cuatro soportes, huecos, de grandes dimensiones y de forma globular (conocidos como mamiformes), o bien, los soportes pequeños y sólidos en forma de botón (Figura 4). Estas características algunas veces son asociadas a la faceta terminal del Preclásico y a los inicios del Clásico Temprano, lo que algunos autores han denominado Protoclásico. El término Protoclásico ha sido objeto de diversas discusiones y definiciones (Brady et al. 1998). Sin embargo, en este escrito no trataremos a detalle esas definiciones, solamente nos interesa enfatizar que algunas de las cualidades o modas cerámicas que se tienen como propias del Protoclásico están presentes en la cerámica del grupo Sierra de Cerro de los Muertos.
Las evidencias que indican la presencia del Protoclásico posiblemente no se encuentran en todos los sitios del área Maya. Además, algunas veces estas modas cerámicas se presentan con engobes característicos del Preclásico y otras veces se asocian más a los engobes lustrosos que se expandieron en el Clásico Temprano. En el caso de la cerámica de Cerro de los Muertos se puede mencionar que estas modas cerámicas que identifican al Protoclásico se presentan con engobes preclásicos, especialmente del grupo Sierra, lo que permite sugerir que el repertorio “Protoclásico” de Cerro de los Muertos se encuentra asociado a la moda cerámica temprana que marca la etapa de transición entre las tradiciones preclásicas y el umbral que marca el surgimiento de la tecnología lustrosa en la zona de estudio.
CONSIDERACIONES REGIONALES DE LA CERÁMICA DE CERRO DE LOS MUERTOS
De manera preliminar se puede mencionar que la primera ocupación del sitio Cerro de los Muertos se remonta al Preclásico Medio (600-300 AC). La evidencia de este periodo se encuentra en los datos cerámicos y es posible argumentar que en esta época el asentamiento se relacionó de manera general con los sitios del Petén guatemalteco-campechano y con el horizonte Mamom. Cerro de los Muertos, como otros sitios de la región de Candelaria, presenta una alfarería que puede ser incorporada dentro del horizonte Mamom y es similar a la cerámica de sitios como Uaxactun (Smith y Gifford 1966), Tikal (Culbert 1993), Nakbe (Forsyth 1993), El Mirador (Forsyth 1989), Ceibal (Sabloff 1975), Altar de Sacrificios (Adams 1971), Becan (Ball 1977), Calakmul (Boucher y Dzul 2006, Domínguez 1994), Balamku (Pierrebourg 2003, 2004) y Barton Ramie (Gifford 1976). Y por supuesto, también comparte fuertes similitudes con la cerámica de los sitios cercanos como El Tigre (Delgado 2002, Vargas y Delgado 2003) y Pozas Ventura (Gamboa y Vélez 2004). Es decir, Cerro de los Muertos participó en la red de interacción cultural que se dio durante este periodo.
Durante el Preclásico Tardío aumenta la ocupación en la cuenca del río Candelaria y varios sitios como Cerro de los Muertos, El Tigre (Delgado 2002, Vargas y Delgado 2003), Pozas Ventura (Gamboa y Vélez 2004), San Enrique, La Laguna y Salto Grande (Pincemin 1993:133-136) presentan cerámica fechada para este periodo. Las comunidades que habitaron la cuenca del río Candelaria aumentaron en complejidad social y esto puede verse en los datos de la arquitectura y de la cerámica. En lo que respecta a la cerámica del Preclásico Tardío de Cerro de los Muertos, es posible mencionar que se asemeja en forma general a la cerámica del horizonte Chicanel, es decir, que comparte la mayor parte de las cualidades cerámicas que se desarrollaron en varios sitos del área Maya durante el Preclásico Tardío, especialmente se relaciona con la zona petenera de Guatemala y con el sur de Campeche. Sin embargo, es posible proponer que existe la posibilidad de que, dentro de toda la gama de características generales del horizonte Chicanel, se pudo haber desarrollado un conjunto de particularidades en los modos de elaborar vasijas que son propias al sitio Cerro de los Muertos. Entonces, de manera resumida se puede asumir que Cerro de los Muertos mantuvo relaciones importantes durante el Preclásico Tardío con los sitios circunvecinos de la región de Candelaria y con los de la costa del suroeste de Campeche, así como ahora se sabe que mantuvo contactos interregionales como los sitios de Petén.
AGRADECIMIENTOS
Agradecemos al Centro INAH Campeche, al Gobierno del Estado de Campeche y a la Facultad de Ciencias Antropológicas de la Universidad Autónoma de Yucatán las facilidades proporcionadas para realizar las labores de campo y gabinete.
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Figura 1 Mapa de la Cuenca del río Candelaria, Campeche.
Ubicación del sitio Cerro de los Muertos.
Figura 2 A. Grupo Juventud rojo, tipo Guitara inciso; B. Grupo Achiotes, tipo Sapote estriado;
C-D. Grupo Sierra, tipo Sierra rojo (Dibujo A. Sansores).
Figura 3 A. Grupo Flor, tipo Flor crema; B. Grupo Flor con decoración de bicromía (rojo y crema) y acanaladuras; C-D. Grupo Flor, tipo Mateo rojo sobre crema; E. Grupo Polvero
(Dibujo A. Sansores).
Figura 4 A-D. Grupo Sierra, tipo Sierra rojo (Dibujo A. Sansores).
Figura 5 A-B. Grupo Flor, tipo Mateo rojo sobre crema.