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51. Una aproximación a la ocupación prehispánica en Quetzaltenango. – María Belén Méndez Bauer, Paulo René Estrada – Simposio 24, Año 2010

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Méndez Bauer, María Belén y Paulo René Estrada

2011        Una aproximación a la ocupación prehispánica en Quetzaltenango. (Editado por B. Arroyo, L. Paiz, A. Linares y A. Arroyave), pp. 623-630. Museo Nacional de Arqueología y Etnología, Guatemala (versión digital).

51

UNA APROXIMACIÓN A LA OCUPACIÓN PREHISPÁNICA EN QUETZALTENANGO

María Belén Méndez Bauer

Paulo René Estrada

PALABRAS CLAVE

Altiplano de Guatemala, Quetzaltenango, recorrido, registro de sitios arqueológicos

ABSTRACT

Quetzaltenango is a department that together with the rest of our country shares a history that goes back before the arrival of the Spaniards. This fact has been overshadowed by the interest of Guatemalan archaeology in monumental sites and the apathy of a population to its history. With this in mind we were motivated to develop an archaeological catalogue that demonstrates the cultural continuity in the area.

Quetzaltenango, departamento en el altiplano occidental guatemalteco. Situado en un terreno diverso que va desde la región montañosa, valles, bocacosta y costa. Lo que lleva a una variedad climatológica, que tiene como consecuencia su múltiple producción agrícola y disposición para la crianza de ganado lanar y vacuno, hecho que facilita el asentamiento humano.

Este territorio se encuentra habitado desde tiempos prehispánicos, posiblemente los primeros habitantes eran de origen Mam quienes luego fueron invadidos por grupos K’ich’e. Lo que sin duda ha llevado a que esta región sea y haya sido influenciada cultural y socialmente, quedando como evidencia de este proceso, los sitios y vestigios arqueológicos. A continuación, se presentan los resultados de los reconocimientos realizados para el municipio de Quetzaltenango.

ANTECEDENTES DE INVESTIGACIÓN EN EL ÁREA

John Lloyd Stephens, quien estuvo en Guatemala entre 1838 y 1839, publicó en el año de 1841 su libro sobre los incidentes de su viaje. Este personaje describe que en la Semana Santa de 1839 en el recorrido de Totonicapán a Quezaltenango «Dos leguas más adelante llegamos a la vista de Quezaltenango, edificada al pie de una gran fila de montañas superadas por un despedazado volcán que arroja humo constantemente, y frente a él una peñascosa montaña de lava, que si hubiera tomado su curso con dirección a la ciudad, la habría sepultado como a Herculano y Pompeya» (Gall 2000).

En 1926, Manuel Gamio y su equipo realizaron excavaciones en el área del río Samalá, las cuales se orientaron al descubrimiento de tumbas. En 1936 Samuel Lothrop, en sus investigaciones en Zacualpa propone un “distrito cultural” al cual llama Salcajá-Momostenango, que abarca Salcajá (Quetzaltenango), San Francisco El Alto y Momostenango (Totonicapán), al mismo tiempo logra identificar los tipos de cerámica que pertenecen a este distrito.

Edwin Shook, realizó un reconocimiento en el área en los años 1930 y 1950, de donde obtuvo información que luego añade a los datos de sus investigaciones en colecciones cerámicas privadas, que le permitieron realizar las primeras inferencias arqueológicas del área. En la década de los 60’s, Gustavo Espinoza descubrió varias tumbas en las instalaciones del Instituto Bíblico Quiché, donde se obtuvieron datos importantes para el periodo Preclásico y Clásico Temprano.

A partir de 1977 la Misión Científica Española se plantea la investigación “Cambio Cultural en el Occidente de Guatemala”. Ésta se centró en Totonicapán y Quetzaltenango, pero desafortunadamente no se prolongó obteniéndose una información parcial. Se pretendía realizar un estudio global sobre el área, utilizando la tradición de análisis de sitio único, pero esto limitó las investigaciones ya que el conocimiento fue escaso y aleatorio el conjunto.

En 2004, se realizó un sondeo arqueológico a cargo de Yvonne Putzeys (2004; Putzeys y Joaquín 2006) en el Parque a Centroamérica, con el fin de conocer el piso de ocupación prehispánica. Mientras que en 2005, a cargo de  la misma arqueóloga, se realizó un Proyecto de Rescate y Salvamento Arqueológico en la zona 5 de Quetzaltenango, muy cercano al Cerro El Baúl.

SOBRE LA FUNDACIÓN

Según la historia escrita el actual Quetzaltenango fue llamado por los Mam, Kulaja que significa literalmente “garganta de agua”. Es posible que este nombre le haya sido otorgado por una enorme laguna que cubría la parte que hoy se conoce como La Ciénaga, en la zona 2 de esta ciudad, que aún en la actualidad se inunda debido a las lluvias. Mientras que los grupos K’ich’e llamaron a este valle Xelajuj N’oj que significa “bajo los diez” que se refiere a los diez cerros que lo rodean, estos son, Cuxliquel, Lacandón, Santo Tomás, Huitan, Baúl, Candelaria, Pedrera, Cerro Quemado, Santa María y Siete Orejas. Algunos investigadores proponen que se refiere a diez sabidurías que influyen el área. Sin olvidar un hecho muy importante dentro de la memoria oral quetzalteca, el N’oj habitaba en el Cerro Quemado, por lo que este nombre puede referirse en realidad al lugar donde este nahual ejercía su influencia de sabiduría y talento.

De la ocupación Mam queda muy poca evidencia, únicamente los textos etnohistóricos K’ich’e que mencionan como estas tierras les fueron arrebatadas para formar lo que posiblemente fue la «capital» de la región, Xelajuj Noj, por algunos de los linajes K’ich’e más importantes del centro mayor, Q’umarkaaj (Fox 1975:175). Según la tradición oral (Alvarado, comunicación personal 2010) “los antepasados se enamoraron de este lugar por el valle que significaba y la energía que allí se guardaba. En él se conjugaban el lugar de oración X’qanul o X’qanil (volcán Santa María), Cerro Quemado donde habitaba el N’oj, el Siete Orejas donde se puede escuchar el sonido de la naturaleza, los volcanes de Zunil y Lacandón y lo que alguna vez fue una inmensa laguna, posiblemente llevo a los antiguos a hacer su hogar y encanto en esta área” (Figura 1).

Y finalmente el nombre Quetzaltenango que fue como los acompañantes Nahua de Pedro de Alvarado lo nombraron, cuyo significado es “muralla del Quetzal”. A pesar de esta información histórica, etnohistórica y la tradición oral, no se ha logrado encontrar la Xelaju prehispánica (Carmack 1965; Fox 1975; Van Akkeren 2007) a pesar de los múltiples esfuerzos que han hecho algunos investigadores.

ARQUEOLOGÍA EN QUETZALTENANGO

La presente, constituye el primer acercamiento de los autores al área, a través de una prospección pedestre realizada a finales de 2009, guiada por las fichas de registro de sitios arqueológicos de Edwin Shook, las cuales se encuentran en el Departamento de Registro de Bienes Culturales del Instituto de Antropología e Historia. En principio se trató de realizar una actualización del catálogo arqueológico con el que ya cuenta el municipio.

LA PEDRERA (FINCA ARABIA)

Se ubica a 1.30 km aproximadamente del centro de la ciudad de Quetzaltenango, también sobre el Cerro La Pedrera, y a 500 m del depósito de Monte Sinaí. La topografía del terreno se encuentra bastante marcada por elevaciones de los cerros naturales de piedra, producto de acumulaciones de las antiguas canteras, las cuales fueron utilizadas para la construcción de edificios en el centro histórico de la ciudad en la época Republicana. Este sitio fue registrado por E. Shook entre 1943 y 1944, donde menciona la existencia de altares y plataformas; mientras que la Misión Española en 1979, fecha este sitio para el Clásico Tardío en base a la cerámica encontrada, después de realizar reconocimiento en la zona afirman que “no vieron restos de montículos ni plataformas sino alguna aglomeración pequeña de piedras sin aparente significado cultural” (Iglesias y Ciudad Ruíz 1993:18).

Sin embargo, durante los recorridos realizados fue posible distinguir elevaciones naturales posiblemente modificadas culturalmente, a las que se llamó plataformas, éstas se encuentran parcialmente cubiertas por árboles, sotobosque y sembradíos de maíz. Ubicadas a manera de terrazas, con orientación norte-sur de diferentes tamaños, sus alturas se encuentran alrededor de los 2 m. En los alrededores de éstas, entre los sembradíos, se encuentran depósitos de materiales arqueológicos que ayudan a creer que estas construcciones fueron, posiblemente, construidas con basalto y barro. Una de las plataformas cuenta con seis piedras que presentan cúpulas talladas en la superficie, dos de ellas bastante parecidas a “guacalitos” en Takalik Abaj. El estado de conservación en que se encuentran es regular al estar entre los sembradíos de milpa. Según los dueños del terreno, cuando aran el terreno es posible observar aún más este material. En los alrededores de éstos montículos se encuentran tres altares Mayas contemporáneos, uno de ellos con diseños zoomorfos tallados en bajo relieve (Figura 2).

EL BAÚL

Ubicado a 4 km aproximadamente hacia el este del centro de la ciudad, sobre el cerro que lleva el mismo nombre. Edwin Shook (1971) registró un sitio llamado la Piedra del Mono, nombre que le dio ya que encontró una piedra esculpida con esa forma; posiblemente se trate del mismo lugar por la ubicación descrita. Se encontró un depósito de materiales en superficie, pero debido a las construcciones que se realizaron en la zona y por la continua visita de turistas tanto locales como extranjeros, el terreno cambió de forma. Resulta interesante el hecho que la carretera de asfalto que llega hasta la cima del cerro, tenga tiestos incrustados en la superficie, posiblemente debido a que la tierra y arena que se uso era del área. Hacia el este del cerro se encuentra el Campo Escuela Scout Roberto Chassant, donde se encuentra un altar Maya moderno.

CERRO QUEMADO

Este cerro es también conocido como Quecxac (de quec, negro y xac, tizne “humo negro”), Xecac (de xe, abajo y cac, fuego, “debajo del fuego“), Catinocjuyup (de catinoc, quemado y juyup, cerro) (Gall 1966:22). Localizado a 3 km aproximadamente hacia el sur de la ciudad, cercano al camino que lleva de la cabecera departamental hacia Almolonga sobre el antiguo volcán, el sitio se encuentra rodeado por muchos altares Mayas y cristianos (evangélicos y católicos) lo que demuestra cuán sagrado es este lugar. En el camino que conduce a la cancha de fútbol, en una de las entradas, se encuentran varios fragmentos de cerámica. Es posible que este lugar no haya sido un lugar de habitación sino que un lugar de peregrinación y de paso para muchos de los visitantes que iban al cerro por algún pedido especial.

Tal y como dice Francis Gall (1966:20) “con una elevación aproximada de 800 mts sobre el valle de Quezaltenango, el domo complejo del Cerro Quemado presenta en la actualidad actividad fumarólica que se concreta a vapor que emana de varios sitios de su cima y flancos, así como en los baños termales ubicados en su falda norte y que se conocen como Los Vahos, provistos de ciertas comodidades y bastante concurridos. Existen otras fuentes termales en los alrededores del volcán; por ejemplo, a su pie están los Baños del Rosario, en el camino de Almolonga hacia Zunil los Baños de Almolonga y los Baños Azufrados, e inmediatamente al oeste de Zunil los Baños del Cura”.

Este antiguo volcán registra dos actividades bastante grandes, la primera ocurrida el 24 de octubre de 1765 y la última el 16 de enero de 1818, al parecer ésta última duró cinco meses, datos expresados en el estudio de Gall (1966). Hecho que confirma que Cerro Quemado para la época prehispánica aún era un volcán posiblemente activo, además de ser el lugar donde habitaba el N’oj.

PALAJUNOJ

Se encuentra a unos 800 m de lo que se conoce como la Puerta del Llano Pinal, en donde ocurrió una de las batallas de los españoles y K’iche’. La cerámica observada era muy pequeña y no representativa. No se observaron estructuras ni montículos, únicamente, los amontonamientos de piedra de canteras modernas, de las que aún se siguen extrayendo materiales rocosos para la construcción. Uno de estos cerros de piedra de cantera, presenta forma cónica y se encuentra exactamente con orientación al volcán Santa María. Este volcán presenta un altar moderno con una cruz bastante grande, que es llamada Huitzitzil Mundo por las personas que llegan a hacer rituales. Según la tradición oral, el nombre de este valle le fue dado al encontrarse en el camino que va hacia el nuevo altar del N’oj.

SANTA LUISA DE MARILLAC

Se encuentra ubicado al suroeste del Parque Central de la ciudad de Quetzaltenango, en el camino que lleva a la Nueva Ciudad de los Altos, en el Asilo de Ancianas Santa Luisa de Marillac. En un área donde se pueden confundir los montículos con las elevaciones de piedra posiblemente creadas por las diferentes explosiones volcánicas que aquejaron al lugar y a las modernas canteras, es claro observar la disposición de una pequeña plaza con seis montículos. Estas estructuras, en apariencia hechas de basalto y barro, se encuentran orientadas de este-oeste. Las alturas varían desde 1 m a 2.50 m.

Es interesante observar que sobre los montículos no existe ningún tipo de sembradío, mientras que en los alrededores, se observa maíz y papa; hecho que dificulta la observación de materiales en superficie, sin embargo, fue posible vislumbrar escasa cerámica. A unos 300 m del lugar, existe un altar Maya moderno, conocido como Oxlajuj Ajau Noj, lo que puede ser un indicador de lo sagrado de este lugar.

MONTE SINAÍ

Situado a menos de 1 km del centro del Parque Central de la cabecera municipal, en dirección sur, sobre lo que se conoce como el Cerro La Pedrera. Justo detrás de una iglesia evangélica se encuentra un depósito de materiales arqueológicos en superficie. No presenta estructuras visibles, posiblemente se trate de cerros naturales de piedra volcánica apilada, los cuales fueron modificados en la cima para ser habitados. Al pie del paredón se encuentra la mayor cantidad de material cerámico, posiblemente producto de las lluvias y movimiento naturales. Su estado de conservación es precario debido a la construcción de una cancha de fútbol, varias casas y una iglesia evangélica.

LA PINADA

Ubicado al norte de la ciudad, a unos 400 m hacia el noreste del Centro de Ferias y Mercadeo de Quetzaltenango CEFEMERQ, el cual se encuentra frente al Aeropuerto. En este lugar pasa el río Seco, que solo acarrea agua en el invierno mientras que durante la época seca constituye un simple zanjón. En la parte alta del bosque municipal, hacia el noroeste del río se encuentra un depósito de material cerámico en un lugar bastante plano, no existe evidencia de montículos. En principio se busca el sitio que Edwin Shook registra como río Seco, pero las coordenadas registradas probablemente son erróneas ya que fue imposible encontrarlo.

COMENTARIOS FINALES

En cuanto a la tradición oral que se relata por familias descendientes de algunos de los escribanos de la época de la conquista, como los Coyoy y los Pisquiy se dice que “la Xelajuj N’oj prehispánica estuvo asentada en lo que hoy es la moderna ciudad. El Templo al N’oj estuvo ubicado en el actual Parque Central, los centros rituales en el Instituto de Varones de Occidente, la ciudadela justo detrás de estos centros y la entrada o lo que la gente llama las Murallas, en la Cuesta Blanca, no como se ven ahora sino que las elevaciones naturales que son” (Alvarado, comunicación personal 2010). Esta información podría complementarse con los restos humanos en contexto con cerámica Postclásica hallada en el Parque a Centroamérica en 2004 por Yvonne Putzeys (2004).

Se debe recalcar lo difícil que es elaborar arqueología en esta área, en primer lugar porque la mayoría de estas áreas de actividad cultural se encuentran erosionadas parcial o completamente por la frontera agrícola y el avance de los asentamientos humanos modernos. Al mismo tiempo que casi el 90% de ellas se encuentran en propiedad privada haciendo complicado el ingreso y su debido registro. En segundo lugar, es probable que las erupciones del Cerro Quemado en 1765 y 1818; las del volcán Santa María que terminaron en 1902 y las más recientes del Santiaguito, hayan dejado sepultados vestigios que pudieron ser objeto de estudio arqueológico. Y en tercer lugar, es necesario recalcar lo importante que es esta parte de la historia para el entendimiento de la evolución cultural, que se ha visto opacada por la historia oficial quetzalteca que se ha encargado de enaltecer otros valores, en especial aquellos atribuidos a los “ladinos”. Este problema conduce al desconocimiento, dando por hecho la inexistencia de los grupos asentados prehispánicos y su formación socio-cultural. Excepción de esto es la batalla de los Llanos de Urbina narrada en el Título de los Coyoy, en donde muere el príncipe K’ich’e Tecun Uman, caso único de enaltecimiento de las ocupaciones anteriores.

Finalmente se desea hacer énfasis en la asociación que existe entre los altares modernos y las áreas de actividad cultural prehispánicas, pues como ya se mencionó anteriormente, en todas las  áreas estudiadas fue posible hallar al menos uno de ellos. Quizás como parte de la memoria colectiva como menciona Alvarado, o simplemente porque en estos lugares se guarda cierta energía que los modernos pobladores indígenas han llegado a percibir (Figura 3). Esto constituye solamente una pequeña parte de lo mucho que aún queda por ser investigado, se espera continuar con el reconocimiento pedestre y la búsqueda de información oral que ayude a entender al menos una pequeña parte de la sociedad quetzalteca de la época prehispánica.

REFERENCIAS

Carmack, Robert

1965        The Documentary Sources, Ecology, and Culture History of the Prehispanic Quiche Maya of         Guatemala. Tesis Doctoral, Departamento de Antropología, Universidad de California, EE.UU.

Fox, John William

1975        Centralism and Regionalism: Quiche acculturation processes in settlement patterning. An         archaeological and Etnohistoric study of Late Postclassic highland Maya ethnic groups. Tesis         Doctoral, Departamento de Antropología, Universidad del Estado de New York, Albany, EE.UU.

Gall, Francis

1966        Cerro Quemado Volcán de Quetzaltenango (estudio de geografía histórica regional). Publicación         especial número 12 de la Sociedad de Geografía e Historia de Guatemala. Editorial José Pineda         Ibarra.

2000        Diccionario Geográfico Nacional. Instituto Geográfico Nacional. Guatemala. (Versión digital)

Iglesias, María Josefa y Ciudad Ruiz, Andrés

1993        El Altiplano Occidental. Historia General de Guatemala, Tomo I. Asociación Amigos del País.         Guatemala.

Putzeys, Ivonne

2004        Proyecto de sondeo arqueológico Parque Centro América Quetzaltenango. Informe presentado al         Instituto de Antropología e Historia, Guatemala.

Putzeys, Yvonne y Eddy Joaquín

2006        Los parques centrales municipales como áreas de convergencia social, económica y religiosa:         Investigaciones arqueológicas en Quetzaltenango, San Marcos, Nebaj y Tacaná. En XIX         Simposio de Investigaciones Arqueológicas en Guatemala, 2005 (editado por J.P. Laporte, B.         Arroyo y H. Mejía), pp.235-241. Museo Nacional de Arqueología y Etnología, Guatemala.

Van Akkeren, Ruud

2007        La Visión Indígena de la Conquista. Serviprensa.

Figura 1        Volcanes activos de Guatemala y El Salvador. Diagrama de bloque esquemático,  sin exageración vertical  (tomado de H. Meyer  – Abich 1956).

Figura 2         Altar maya con diseño zoomorfo tallado en bajo relieve.

Figura 3         Altar moderno.

 

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