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Mata Amado, Guillermo
2011 Esculturas de piedra de Nancinta, departamento de Santa Rosa, Guatemala. (Editado por B. Arroyo, L. Paiz, A. Linares y A. Arroyave), pp. 717-722. Museo Nacional de Arqueología y Etnología, Guatemala (versión digital).
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ESCULTURAS DE PIEDRA DE NANCINTA,
DEPARTAMENTO DE SANTA ROSA, GUATEMALA
Guillermo Mata Amado
PALABRAS CLAVE
Nancinta, Santa Rosa y Jutiapa, Guatemala, escultura, Clásico
ABSTRACT
Nancinta is a small, unknown, and forgotten pueblo, located in the municipality of Chiquimulilla, Department of Santa Rosa; its geographic coordinates are 14° 2′ 13″ North and 90° 18′ 8″ East. It is also known as Nacendelán (Pedro de Alvarado), Nancinta, Santo Domingo Nancinta, and Nancitlán. From the little related by Don Pedro de Alvarado in his second letter to Hernán Cortés, its past history had been very important, full of glory and valor. In 1960, one could still see innumerable small mounds, 3 m in diameter and 1 m in height, constructed of a reddish, very hard stone. In the spaces around these mounds, no ceramics were encountered. Today, there is no knowledge of the name Nancinta. The site is in bad shape; the town is almost abandoned with few inhabitants. In this work, I present the little information available for the site, as well as photographs of idols found there, so that future investigators can clarify doubts about it.
Esta ponencia busca hacer una breve revisión sobre algunas de las pocas publicaciones que existen de los muy abundantes sitios arqueológicos que se encuentran en los departamentos de Santa Rosa y Jutiapa (en el suroriente de Guatemala), además de informar sobre los monumentos muebles de piedra del sitio Nancinta que pertenecen a la colección del Museo Popol Vuh, Universidad Francisco Marroquín. Como se ha evidenciado existe gran cantidad de monumentos provenientes de sitios del Preclásico, Clásico y lo que interesa en esta ponencia, del Postclásico, época cercana al contacto con el conquistador de Guatemala, Don Pedro de Alvarado, al mando del ejército compuesto de capitanes, caballería, cañones y acompañado del apoyo de los miles de indígenas aliados provenientes sobre todo de Tlaxcala y de otros poblados mexicanos afines, quienes prestaron apoyo logístico, así como guerreros y cargadores de los elementos, los cuales sufrieron gran cantidad de muertes.
La Segunda Carta Relación de Don Pedro de Alvarado fechada para el 28 de julio de 1524 (pocos días después de haber proclamado la fundación de la Ciudad de Santiago en Iximche, luego de su regreso de la expedición hacia Cuscatlán), donde informa a su jefe superior Hernán Cortés residente en Tenochitlan, México quien a su vez informaría al Rey Carlos V en Europa; menciona la ruta que siguió Don Pedro de Alvarado por el Oriente de Guatemala. Pareciera que esta ruta es la misma que se utilizó para el trazo de la Carretera Internacional del Pacífico (CA 2) ya que los poblados por los que pasó aún persisten. Varios de los sitios arqueológicos fueron partidos en dos por el paso de la carretera, que de Guatemala conduce hacia el sur de El Salvador. A continuación, se reproduce textualmente, conservando la ortografía original, parte de la carta en mención donde se refiere a Nancinta, lugar de donde provienen las piezas que se presentan en esta ponencia.
“…y deseando calar la tierra y saber los secretos della, para que su majestad fuese más servido y tuviese y señorearse más tierras, determine de partir de allí, y fui a un pueblo que se dice Atiepar, donde fui recibido de los señores y naturales de él, y este es otra lengua y gente por si; y a puesta del sol, sin propósito ninguno permaneció despoblado y alzado, y no se halló hombre en todo él. Y porqué el riñón del invierno no me tomase y me impidiera mi camino, déjelos así, y páseme de largo, llevando todo recado en mi gente y fardaje, porqué mi propósito era calar cien leguas adelante y de camino ponerme a lo que viniese hasta calar a ellas, y después dar la vuelta sobre ellos, y venir pacificándolos. E otro día siguiente me partí y fui a otro pueblo que se dice Tacuilula y aquí hicieron lo mismo que los de Atiesar, que me recibieron de paz y se alzaron dende a una hora. Y de aquí me partí y fui a otro pueblo que se dice Taxisco, que es muy recio y de mucha gente, y fui recibido cómo de los otros de atrás, dormí en él aquella noche; y otro día me partí para otro pueblo, que se dice Nacendelán muy grande; y temiéndome de aquella gente, que no entendía, dejé diez de caballo en la rezaga, y otros diez en medio del fardaje, y seguí mi camino; y podría ir dos o tres leguas del dicho pueblo de Taxisco, cuando supe que había salido gente de guerra, y que habían dado en la rezaga, en que me mataron muchos indios de los amigos, y me tomaron mucha parte del fardaje y todo hilado de las ballestas, y el herraje que para guerra llevaba que no se les pudo resistir. E luego envié a Jorge Alvarado, mi hermano con cuarenta o cincuenta de caballo, a buscar aquello que nos habían tomado, y halló gente armada en el campo, peleó con ellos y los desbarató y ninguna cosa de lo perdido se pudo cobrar” (Alvarado et al. 2000).
Al leer este pequeño párrafo de la referida carta, se nota la gran cantidad de personas que habitaban los pueblos por donde pasó y sus alrededores en 1524. Además también expone que en toda esa región hablaban otra lengua y eran otra gente por sí. Por lo que sus aliados indígenas no la entendían. Posteriormente para tener más datos de lo expuesto en su Segunda Carta, se consultó una de las tantas versiones del Lienzo de Tlaxcala (Chavero 1892 y 1979) que como es bien sabido es un documento de gran importancia ya que representa los principales sucesos de la conquista pintados por los mismos indígenas tlaxcaltecos. Los primeros cuadros representan escenas efectuando alianzas, también se ilustran las buenas relaciones, ya que en algunos cuadros se puede ver la entrega de vivieres, de animales de corral y otros.
En otros cuadros se observa la presencia de Doña Marina, la interprete que acompañaba a Cortés y que no acompañó a Alvarado en su expedición, así también la mayoría de cuadros representan a caballeros españoles, entre ellos, a los capitanes Cristóbal de Olid, Pedro de Alvarado, Diego de Ordáz, Gonzalo de Sandoval, los Narváez y varios otros que participaron como capitanes en las diferentes batallas en México. A estos se les representa siempre montados a caballo con armas españolas como la lanza y la espada ayudados por los guerreros aliados armados con escudos, macanas, lanzas, y los macuahuitl con filosas piezas de obsidiana o pedernal a los lados. En estas representaciones los indígenas enemigos se encuentran, la mayoría de veces, con arcos lanzando flechas, escudos y macanas, además de estar ya heridos, muertos o descuartizados ante un cerro en el cual algunas veces parece representar el glifo del poblado y en la parte superior el nombre del poblado escrito con caracteres españoles.
El lienzo original fue mandado a pintar por el Virrey don Luis de Velasco entre los años de 1550 a 1555 en tres copias. Posteriormente desaparecen especulándose que alguno fue enviado al Rey Carlos V en Alemania. El lienzo vuelve a ser mencionado en tiempo de Maximiliano sin indicar donde se encuentra. Los informantes dan a conocer que se duplicaba el lienzo con frecuencia.
Uno de los lienzos más conocidos se pintó con los esbozos del original por Don Alfredo Chavero y publicado en 1892 con algunas copias de Códices en el gran volumen titulado “Antigüedades Mexicanas”. El lienzo es de algodón de cinco varas, cinco sesmas castellanas de largo por dos varas y media de ancho. La pintura es a la aguada y ejecutada por pintores indígenas aliados a los conquistadores que habían sobrevivido a la conquista. Está distribuido en bandas horizontales partidas por bandas perpendiculares, que forman 80 cuadros de casi el mismo tamaño. Solo en el número 80bis que esta dividido en siete cuadros pequeños con los números del 81 al 87 donde únicamente están escritos los nombres de los poblados importantes por donde pasó en Guatemala y El Salvador. Estos últimos son los lugares que se corroboraron en lo escrito por Alvarado, aunque con los nombres de los poblados con una denominación un tanto diferente.
Los cuatro primeros nombres escritos en el cuadro 80bis dicen: ATIPAC, TLAXICHO, TONACAPAN con glifo de cebollas, y NANTZINTLAN. ATIPAC es el lugar redescubierto como el pueblo abandonado de Atiquipaque por los estudios de Del Busto (1962) quien en su trabajo relata la gran importancia y tamaño de esta localidad, y la presencia de un importante sitio arqueológico que fue cortado en dos partes por el paso de la Carretera CA2. TLAXICHO es referido por Alvarado como gran población, en la actualidad Taxisco con varios sitios arqueológicos importantes cercanos y aún en el mismo lugar. NANTZINTLAN (Chavero 1979), también conocido como: Nacendelán (Alvarado et al. 2000), Natzintlan (Villacorta 1938), Nancintla (Recinos 1988) que en la actualidad se conoce como Santo Domingo Nancinta o simplemente Nancinta (Gall 1981).
De las publicaciones consultadas se pudo establecer que ya el Obispo Cortés y Larraz reconoce que en la parroquia de Xinacantan el pueblo de Nancinta estaba habitado por 43 personas de 12 familias. Ilustrado con el titulo de “Mapa Curato de Xinacantan” en la que aparece Nancinta (Cortés y Larraz 1958). Posteriormente se publica un pequeño artículo sobre el sitio de Papalguapa (Azurdia 1927) donde Antonio Villacorta y su hijo, Carlos, en el capítulo XII mencionan los sitios de Cenaca-Mecallo, Papalguapa y Mita; además presentan un mapa que titulan “Esquema de la región Pipil de Guatemala” en donde mencionan varios sitios arqueológicos de Santa Rosa y de Jutiapa con sus nombres (Villacorta y Villacorta 1927).
Posteriormente el Lic. A. Villacorta relata en el capítulo II # 8 las acciones de Don Pedro de Alvarado en la Campaña de la Costa: destrucción de Yzcuintepec y posteriormente su paso por Nancinta y lo que allí aconteció (Villacorta 1938). En 1950 se efectuaron estudios y mediciones de las canchas de Juego de Pelota en Asunción Mita (Strömsvik 1950 y 1952). Michael Coe en un rápido reconocimiento de la zona, publica un pequeño artículo sobre un pueblo del Preclásico Medio en Santa Rosa (Coe 1961). Miles incluye en su trabajo, breve información sobre el área e ilustra dos monumentos de piedra de Pasaco y La Nueva, Jutiapa (Miles 1965). En la publicación # 28 de la serie “Studies in Pre-Columbian Art & Archaeology” que trata sobre el origen de los Mayas, el autor incluye en sus ilustraciones los dibujos # 45, bola de piedra con representación de cara de la Finca Canta Rana, # 78 felino de finca Santa Clara y las fotografías de los números 78, 111, 197, 198 y 199 de monumentos de Finca Santa Clara. Todas ellas son del Departamento de Santa Rosa (Parsons 1986). En un periodo corto de tiempo y con problemas en la comunidad, dos arqueólogos norteamericanos Robert Wauchope y Margareth N. Bond, efectuaron trabajos muy superficiales y en corto tiempo (1989).
En la década de 1990 se realizó el reconocimiento e inventario de algunos sitios mayores en las planicies costeras cerca del río Los Esclavos con gran densidad de población y la existencia de grandes estructuras del tipo Acrópolis fechadas en la época Clásica (250-900 DC). El Proyecto Santa Rosa registró un total de 34 sitios arqueológicos (Estrada-Belli, et al. 1996). En el X Simposio de Investigaciones Arqueológicas en Guatemala, se presentaron los resultados del segundo año de trabajos del Proyecto Santa Rosa, ampliando la investigación en un área de 1000 km², entre los volcanes Tecuamburro y Cerro de la Consulta hacia el Pacífico entre los ríos María Linda y Los Esclavos. Dicho estudio presentó planos de los lugares más importantes, entre ellos el de Nancinta Sur, además de un mapa del área investigada y fotografías de la Estela 7 y Altar 1 y de la Estela 8 y Altar 5 ambos completamente destruidos, reconociéndose solo las bases de los monumentos encontrados en el sitio Ujuxte, Chiquimulilla (Estrada-Belli, et al. 1997).
En su tesis Doctoral, Estrada-Belli (1998) presenta un magnífico trabajo, extenso y completo en el cual se muestra un amplio estudio de los sitios más importantes, medianos y pequeños, de los departamentos de Santa Rosa y Jutiapa. Dedicando todo el tercer capítulo al Preclásico. Con los nombres de los sitios además ordenados según su pertenencia al Preclásico Temprano, Preclásico Medio o Preclásico Tardío. El cuarto capítulo está dedicado al Clásico en general, y los sitios enumerados según su tamaño en grandes, pequeños y poblados. Siguiendo con el capítulo cinco dedicado al Postclásico con una extensa lista. El trabajo está ilustrado profusamente con fotografías aéreas, en las cuales se notan muy claramente los sitios y sus estructuras. Cuadros estadísticos, gráficas de frecuencia y estilos, planos de los sitios, perfiles de las estructuras, proyecciones en tres dimensiones. En el apéndice dibujos de la cerámica de los diferentes sitios y posteriormente fotografías de soportes de vasijas, cuencos, más otros tipos de cerámica. Además fotografías de algunos fragmentos y monumentos de piedra de esta región. En fotografías también muestra algunos pozos de sondeo o prueba que efectuaron, terminando con una muy buena y completa lista de referencias para conocer mejor esta región.
Otra referencia de suma importancia es el trabajo “Reconocimiento arqueológico en el Oriente de Guatemala, Departamentos de Santa Rosa y Jutiapa” de los investigadores Alain Ichon y Rita Grignon (1998) de CEMCA que desarrollaron durante varios años hasta elaborar un inventario de los sitios arqueológicos de diferentes periodos y tamaños, recorriendo los departamentos del suroriente de Guatemala. Hacen constar que no efectuaron ningún tipo de excavación. Se concentraron en medir y elaborar los planos de los sitios indicando que algunas de las estructuras no pudieron ser dibujadas con precisión ya que se encontraban muy saqueadas. También usando el GPS anotaron las posiciones de los sitios inventariados. El trabajo fue entregado al IDAEH en 1989, posiblemente sin publicar a la fecha. Desafortunadamente la arqueóloga Rita Grignon falleció y Alain Ichon por razones de salud se encuentra radicado permanentemente en Francia.
Después de este necesario preámbulo, se podrá enfocar el sitio de Nancinta nombre de esta ponencia. Este nombre fue determinado por los indígenas de habla mexica, su nombre anterior en Xinca era Kuesza (Feldman y Campbell 1975). Nancinta es hoy día una aldea muy pobre del municipio de Chiquimulilla, Santa Rosa. Su localización es Latitud 14º 2’54’’ norte, Longitud 90º 18’8’’ oriente. Se encuentra a 70 km al sur de Escuintla por la carretera Internacional del Pacífico CA2. Al aproximarse al cruce se encuentra un letrero en mal estado que indica que cruzando hacia la izquierda está el camino hacia San Juan Tecuaco. Pero a 1 km se encuentra la actual aldea de Nancinta. Los cien primeros metros constan de un mal asfalto y después de un pésimo camino de piedras. El camino que conduce a la aldea desde la Carretera CA2 corta la parte del sitio o sea Nancinta Norte. Dejando la mayor parte y mucho más importante del lado sur.
El mapa elaborado por Alain Ichon y Rita Grignon está etiquetado con el nombre de Nancinta Sur, se encuentra en la Finca Santa Teresa. Se elaboró un boceto del sitio delimitando las estructuras de forma precaria, sin realizar trabajos de excavación dado que el permiso para esto no fue otorgado. Los autores del plano indican que hay varios centenares de montículos diseminados en los potreros parcialmente inundados. La mayoría son plataformas de viviendas de menos de 1 m de altura y entre 5 y 10 m de largo. Los conjuntos ceremoniales que se encuentran entre el río Ulapa y norte-sur de un camino que va a la finca incluyen varias estructuras de entre 1.50 m a 2 m de altura de 5 m a 6 m de ancho y las más largas hasta de 50 m, pero el promedio es de 20 m. Un plano más sencillo de Nancinta sur se presenta en el Proyecto Santa Rosa (Estrada-Belli, et al. 1997).
De las estructuras mencionadas arriba, unas 12 ó 13 forman un polígono irregular de unos 100 m de largo. En el centro se encuentran, dos estructuras piramidales de unos 3 m de alto. Las estructuras que se observan, son de cantos rodados. La parte norte del sitio, Nancinta Norte, también presenta gran cantidad de montículos iguales a los mencionados en Nancinta Sur. Con la única diferencia de que las piedras que formaban los basamentos aún visibles de las estructuras habitacionales, consisten en piedras volcánicas con aristas muy agudas. Las estructuras de Nancinta Norte están muy pegadas entre sí, estos lugares no son aptos para cultivo debido a la poca cantidad de tierra entre estas estructuras. No se encontró cerámica, que tampoco es mencionada por Ichon y Grignon, estos investigadores opinan que por la gran cantidad de estructuras habitacionales y el complejo de estructuras mayores así dispuestas, sugiere que este sitio habría sido el sitio rector de la región Xinca.
Referente a la presentación de las 15 esculturas prehispánicas, algunas elaboradas de piedra volcánica que presentan agujeros relativamente pequeños, pesan entre 2.27 kg igual a 5 lb hasta 18.42 kg igual a 34 lb la más pesada. Por la calidad de piedra tan mala se hace muy difícil interpretar sus diseños, además el trabajo de esculpido es muy pobre y rudimentario, por lo que la interpretación que se da en esta ponencia puede estar equivocada. Como ya se mencionó anteriormente las 15 piezas de Nancinta pertenecen al Museo Popol Vuh de la Universidad Francisco Marroquín. Los números de registro que aparecen en las figuras son los que corresponden al inventario del Museo.
El propósito de presentar estas piezas de Nancinta es para darlas a conocer y que los investigadores tengan una muestra para establecer similitudes. Parece ser que algunos arqueólogos han visto piezas parecidas pero por la calidad de la piedra y su mal tallado han supuesto que son falsificaciones. Pero si así fuera seguirían apareciendo en el mercado negro, como otras piezas que aparecen en los mercados de Antigua, Chichicastenango, por mencionar algunos.
La ficha con información de las piezas posee el número de registro del Museo Popol Vuh, dos o varias fotografías de cada pieza, sus medidas y peso. En algunos casos una ligera descripción.
AGRADECIMIENTOS
Expresando los agradecimientos al Curador del Museo Dr. Oswaldo Chinchilla M. y a su asistente el Arqueólogo Camilo Alejandro Luin. Por su colaboración para presentar esta ponencia. Además al Dr. Sebastián Perrot- Minnot por la información proporcionada.
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