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Cotom Nimatuj, Julio Alberto
2012 El registro arqueológico en los saqueos de los sitios prehispánicos del sureste de la Cuenca Mirador. En XXV Simposio de Investigaciones Arqueológicas en Guatemala, 2011 (editado por B. Arroyo, L. Paiz, y H. Mejía), pp. 1191-1206. Ministerio de Cultura y Deportes, Instituto de Antropología e Historia y Asociación Tikal, Guatemala (versión digital).
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EL REGISTRO ARQUEOLÓGICO EN LOS SAQUEOS DE LOS SITIOS PREHISPÁNICOS DEL SURESTE DE LA CUENCA MIRADOR
Julio Alberto Cotom Nimatuj
PALABRAS CLAVE
Cuenca Mirador, Sureste de la Cuenca, destrucción de sitios periféricos, rescates
ABSTRACT
In late 1980, during Nakbe´s research program, began the recording of looters trenches at archaeological sites in the Mirador Basin Natural and Cultural Zone. Since 2004 during the survey program of this region, arose the documentation development of illegal excavations at new archaeological sites in the southeast zone. Because of this activity, there have been many “archaeological rescues”, with incredible findings such as an elite burial with many ceramics vessels and lithics artifacts. Although damaged in the archaeological context, the recovery of this information has allowed us to understand further about architectonical features, constructive phases, funerary precincts, and preliminary dating of the occupation of each site.
El saqueo arqueológico es un problema que se ha dado en la historia de la humanidad, desde tiempos inmemorables. Los Mayas lograron un desarrollo artístico y estético excepcional poniéndose de manifiesto en las vasijas, pinturas murales, parafernalia, esculturas, artefactos líticos, entre otros, por lo cual sus ciudades han sido foco de continuas depredaciones arqueológicas.
En la actualidad existen coleccionistas que pagan una alta suma de dinero en el mercado negro por obtener una obra de arte prehispánica dentro de sus colecciones, razón por la cual el saqueo en los sitios arqueológicos ha perjudicado la arquitectura, dejando en peligro de colapso varios montículos de diversos tamaños.
Desde tiempo atrás, esta problemática se ha venido dando debido a factores tanto económicos, como sociales, políticos, entre otros. Por ello, documentar y registrar los saqueos en un sitio arqueológico son actividades que deben efectuarse durante las primeras etapas de la investigación, con el fin de realizar un análisis que determine el grado de peligro que presentan los montículos del asentamiento a estudiar y tomar a raíz de ello las decisiones pertinentes que ayuden a estabilizar las estructuras dañadas, realizar los trabajos de rescate o salvamento necesarios y recuperar los materiales que fueron desechados por los saqueadores.
Desde el año de 1987 las investigaciones arqueológicas efectuadas por el Proyecto Arqueológico Cuenca Mirador (anteriormente Proyecto Regional de Investigaciones Arqueológicas en el Norte del Peten, Guatemala –PRIANPEG–) en la Zona Cultural y Natural Cuenca Mirador, han contemplado el registro de las excavaciones ilícitas en los sitios prehispánicos que ha explorado. Hasta antes del 2004 eran pocos los sitios documentados, pero el inventario se incrementó ese mismo año con la creación del Programa de Reconocimiento y Mapeo Regional (dirigido por el Licenciado Héctor Mejía), el cual se enfoca en el sureste del área en mención.
Este artículo está enfocado específicamente en divulgar los daños más relevantes causados por los saqueos dentro de algunos de los sitios arqueológicos explorados, así como la metodología empleada y los resultados del análisis del material cultural recuperado, mismo que ha servido para conocer preliminarmente los períodos de ocupación.
ZONA CULTURAL Y NATURAL CUENCA MIRADOR
Ubicada entre los municipios de San Andrés y San José, al norte del Peten, Cuenca Mirador forma un área aproximada de más de 2,000 km2 (Figura 1). Un sector de la zona forma parte del Parque Nacional Mirador-Río Azul, mientras que el resto se encuentra en una zona de amortiguamiento y algunas concesiones.
Afortunadamente en la actualidad no existen poblaciones dentro de la zona, ubicándose el sitio de El Mirador a aproximadamente 56 km al noreste de la aldea Carmelita (la más cercana al área y de donde proviene la mayoría del personal operativo). Hasta el momento se han identificado 54 sitios arqueológicos distribuidos en la periferia sureste. Asentamientos monumentales como El Mirador y Nakbe, han sido investigados con anterioridad, pero existen otros como Tintal, Wakna, El Porvenir y El Cedro, en los que los estudios se reducen a los efectuados por el Programa Regional. La mayoría de los sitios documentados son de menores dimensiones como El Pesquero, Chacah’ab, La Pailona, La Tortuga, El Desencanto y los ubicados alrededor de la aguada conocida como El Zacatal (al sur de Nakbe).
DESTRUCCIÓN EN LOS SITIOS PERIFÉRICOS
Como se mencionó, el registro de los saqueos ha sido fundamental dentro del trabajo arqueológico del Programa de Reconocimiento y Mapeo Regional de Cuenca Mirador. La metodología de la investigación inicia con el dibujo de una copia exacta del mapa elaborado por Héctor Mejía, en donde se ubica cada excavación ilícita en relación a su posición en el montículo.
La información se documenta en los formularios establecidos, numerando de manera correlativa cada una de las depredaciones, indicando el tipo de saqueo, el número de estructura y de grupo, así como el lateral donde se ubica. Se realiza la medición de las dimensiones máximas y se detallan los rasgos destruidos, la evidencia material recolectada y los hallazgos arquitectónicos observados. La documentación se complementa con el registro fotográfico y en algunos casos con dibujo de perfiles.
Efectuar este tipo de investigación ha sido de gran importancia, porque ha contribuido a determinar áreas en peligro de colapso, zonas para la excavación de rescates, ubicación de monumentos, recolección de vasijas dejadas por los depredadores para así contribuir con la protección del patrimonio cultural de la nación.
Hasta el momento se ha realizado el registro de saqueos en 43 sitios, contabilizándose un total de 10,140 depredaciones, cifra alarmante si se toma en cuenta la cantidad de sitios investigados.
Una de las causas que ha contribuido al continuo saqueo desde hace varias décadas, es el establecimiento de los campamentos chicleros y xateros cerca a los sitios arqueológicos, por encontrarse éstos generalmente asociados a las pocas fuentes de agua. Parte del personal operativo ha comentado acerca de cómo estas personas, se dedicaban a buscar vasijas polícromas en sus tiempos libres. Es así que alrededor de los años 70’s esta actividad cobró auge y los depredadores fueron contratados en cuadrillas de aproximadamente 30 personas o más. De igual manera, se tiene conocimiento que en algunas ocasiones miembros del ejército -durante el conflicto armado interno-, también contribuyeron con la destrucción de los asentamientos. Estos buscadores de tesoros o “güecheros” (como comúnmente se les conoce) dejaron daños irreparables en la historia, con la descontextualización de los cientos de piezas abandonadas. Muchos entierros fueron saqueados, principalmente en los sitios con ocupación Clásico Tardío (550-900 d.C.) debido a la presencia de cerámica polícroma que formaba parte de las ofrendas funerarias, por el contrario los sitios que presentan una mayor ocupación para el Preclásico (1000 a.C.-250 d.C.) cuentan con menos depredaciones debido a la monocromía de las vasijas.
Un dato interesante es la similitud en el ancho de las trincheras trazadas por los saqueadores ya que en su mayoría miden 1 m, mientras que el largo y la profundidad varían dependiendo del tamaño del montículo. Es muy probable que estos güecheros sigan al igual que en la excavación arqueológica la búsqueda del muro de la última etapa constructiva, pero al encontrarlo lo perforan destruyendo rasgos como muros, pisos, bancas, rellenos, perforando techos, quitando escalinatas (Quintana 2008), llegando a la siguiente etapa o al centro del montículo, luego realizan un túnel hacia el centro del recinto en donde esperan encontrar un entierro u ofrenda. Muchas de estas excavaciones fueron infructuosas, encontrando únicamente rellenos.
Por esta razón, la mayoría de depredaciones registradas son del tipo Trinchera-Túnel, seguido por simples trincheras y en menor cantidad se ha documentado la utilización de pozos en combinación con las categorías anteriores. El resaqueo ha sido un fenómeno observado, ya que varios años después de realizada la trinchera original (que en muchos casos cuenta con abundante microflora que puede dificultar la identificación de rasgos arquitectónicos) se han excavado nuevas depredaciones.
Luego de realizado el saqueo, los daños a la arquitectura continúan con factores ambientales como las fuertes lluvias que provocan filtraciones de agua o humedad, contribuyendo a la inestabilidad del terreno y dando como consecuencia los derrumbes. Aunado a esto se encuentran las alteraciones ocasionadas por fauna, con la presencia de nidos o escondites de animales que llega a habitar estos lugares.
EVIDENCIA ARQUITECTÓNICA Y CERÁMICA DEL PRECLÁSICO
Pocos son los asentamientos preclásicos en donde se han documentado saqueos y recuperado material cerámico, en algunos casos se ha logrado determinar esta ocupación gracias al programa de sondeos y a que los sitios cuentan con grupos característicos de esta temporalidad. Generalmente los sitios que poseen varios períodos de ocupación cuentan con un bajo índice de saqueo en los conjuntos arquitectónicos del Preclásico. Esto se debe a la monocromía de las vasijas cerámicas, las cuales no son codiciadas por los depredadores. Cabe mencionar que Nakbe, El Pesquero, La Muñeca, Las Torres, Xulnal y Wakna, poseen grupos de patrón triádico y/o complejos de ritual público, que tienen pocas depredaciones en relación a las áreas residenciales fechadas para el Clásico Tardío, esto debido al número de entierros que pueden encontrarse en estos últimos edificios.
En el área central de Nakbe un gran saqueo reveló al menos dos etapas constructivas en la Estructura 1 y realizando trabajos de rescate también se localizaron los restos de cuatro mascarones a los lados de las escalinatas (Hansen 1990). También se lograron identificar dos tipos de rellenos fechados para el Preclásico. El primero consiste en rellenos secos, compuestos por celdas o muros de contención, dentro de las que se colocaron piedras y argamasa y los otros rellenos estaban compuestos por piedra grande con barro o tierra mojada, siendo más duros y compactos (Hansen 1987 y 1992).
Un sistema similar fue identificado mediante un sondeo en la Plaza B de Wakna, donde al centro del patio se encontró un muro de contención asociado con un relleno de piedras grandes (Cotom y Anavisca 2008:1062) y además las excavaciones realizadas en El Mirador han confirmado la presencia de celdas constructivas en edificios preclásicos (Hansen, 2004).
Dentro de los rasgos arquitectónicos relevantes encontrados dentro de los saqueos, cabe mencionar la presencia de un mascarón (Figura 2) localizado dentro de un túnel y que decoraba la crestería de la estructura principal del Grupo 1 de El Pesquero. Debido al hallazgo fue necesario realizar trabajos de rescate, con los que se obtuvo más información arquitectónica como la presencia de un friso que posee rostros de personajes antropomorfos (Figura 3) y la localización de al menos un recinto abovedado, ambos asociados al mascarón (Mejía et. al. 2009).
Lamentablemente la estructura principal del patrón triádico de Wakná fue ampliamente saqueada, encontrándose en una de las depredaciones los restos de pintura mural que decoraba el interior de un recinto y en ese mismo edificio se documentaron al menos dos entierros con vasijas fechadas para el Preclásico Tardío (Castañeda et. al. 2006; Hansen 1990).
Por otro lado en Xulnal, no fue posible recuperar material cerámico sin embargo los conjuntos arquitectónicos fechan preliminarmente a este sitio para el Preclásico, ya que cuenta con un Conjunto de Ritual Público y un Patrón Triádico, es por ello que posiblemente se hayan documentado pocos saqueos, encontrándose el sitio en buen estado de conservación, reportándose menos de un saqueo por estructura (Hernández y Mejía 2005).
EVIDENCIA ARQUITECTÓNICA Y CERÁMICA DEL CLÁSICO
Contrario a los sitios con una fuerte ocupación para el Preclásico, los que poseen mayor evidencia del Clásico (principalmente los del Clásico Tardío), se encuentran ampliamente devastados y en algunos casos existen edificios con trincheras y túneles de saqueo (de grandes dimensiones), que los atraviesan. Es notable que las áreas predilectas por los depredadores se concentran en grupos compuestos por montículos de tipo residencial y/o administrativos, aunque las áreas centrales también han sido saqueadas debido a la monumentalidad que éstas presentan, lo que las hace foco de interés y curiosidad. Generalmente las estructuras que miden hasta 1m de altura no han sido perturbadas, existiendo algunas excepciones como en el caso de Las Chatías, donde una pequeña plataforma fue depredada con una trinchera que dejó expuesto un chultún, en donde se observaron tiestos de cerámica utilitaria del Clásico Tardío (Cotom 2010a) con tipos como Chinja Impreso y Tinaja Rojo. Por lo general las vasijas que son dejadas por los depredadores son mayoritariamente monócromas de los grupos Tinaja e Infierno, burdos como los del Grupo Cambio y en menor cantidad polícromos erosionados o con diseños “sencillos” principalmente de los Grupos Zacatal y Saxché-Palmar. Un gran porcentaje de estas piezas corresponde a platos y cuencos y en menores cantidades a otros tipos de formas. La recuperación de este material –muchas veces fragmentado e incompleto-, ha permitido tener un somero conocimiento acerca de la época de ocupación de cada sitio.
Hasta la fecha, uno de los tres asentamientos mayores dentro del área de Cuenca Mirador, es el sitio de Tintal donde lamentablemente se han contabilizado el mayor número saqueos, documentándose más de 2,100 depredaciones en las 850 estructuras mapeadas (Hernández y Mejía 2005). La ambición llegó a tal extremo, que se reportan dos saqueos en una sección del canal que rodea el epicentro. La mayoría de estas excavaciones ilícitas están concentradas en el Complejo Mano de León (Figura 4), que forma el epicentro del sitio. Debido a la presencia de abundantes tiestos asociados con cuatro cistas localizadas en un mismo saqueo, se realizaron trabajos de rescate encontrándose un vaso Estilo Códice (Suyuc 2005), tipo cerámico altamente codiciado y que se produjo dentro de la zona de Cuenca Mirador. El material cerámico recolectado, evidencia una actividad contínua del Preclásico Tardío hasta el Clásico Tardío-Terminal, cuando se da posiblemente la mayor ocupación.
Otro de los grandes centros de la zona es Nakbe, en donde los grupos residenciales Códice (donde se encontraron abundantes tiestos de este tipo de cerámica) y Cimi, fueron los que concentraron el mayor índice de daños. Se pudo observar en algunos saqueos que los muros fueron elaborados con bloques de canto, típico del Clásico Tardío (Hansen 1987). De igual manera en El Lechugal se documentaron 1,020 trincheras de saqueo, siendo los más vulnerables el área central y el Conjunto Siguan (Cotom y Mejía 2007a) de configuración administrativa (Figura 5). Dentro de los rasgos arquitectónicos relevantes que se pudieron observar, se encuentran varios recintos abovedados y en algunos casos fue posible identificar cuatro pisos y por lo menos dos muros de distintas etapas constructivas. Un rasgo peculiar en el sitio es la presencia de un posible “foso” prehispánico, el cual se había considerado inicialmente como un pozo de saqueo, pero al realizar las exploraciones se observaron piedras bien dispuestas (ninguna de ellas cortada) en los cuatro perfiles. En su mayoría, el material recuperado corresponde a vasijas de los grupos Infierno y Tinaja, existiendo escasos ejemplares polícromos y los recolectados se encontraron en un avanzado estado de erosión, aunque sobresale el hallazgo de un plato trípode incompleto del tipo Saxche que tuvo doble banda glífica.
El Porvenir es un sitio de rango mayor -ubicado al norte de Tintal- donde se inventariaron 921 depredaciones, de las cuales 127 se localizan en el epicentro del sitio compuesto por un conjunto de estructuras a manera de acrópolis y hacia el sur de ésta se encuentra una serie de grupos con rasgos residenciales-administrativos, donde se ubicaron 138 saqueos (Casteñeda, et. al. 2006). La mayor depredación del sitio, está localizada en una estructura piramidal, donde se registró una trinchera con una longitud que sobrepasa los 29 m, dejando expuestos -entre otros rasgos arquitectónicos- dos recintos abovedados (uno de ellos corresponde a la subestructura). El hallazgo más interesante en El Porvenir fueron los restos de un muro estucado que formaba parte de la jamba de una subestructura, decorado con un texto jeroglífico en pintura mural (op. cit.). No menos importante fue la presencia de un friso compuesto por molduras en estuco modelado localizado en la fachada de otra subestructura. Las vasijas recolectadas evidencian una clara ocupación para el Clásico Tardío y posiblemente el Clásico Temprano (op. cit.).
Otro friso en estuco modelado fue localizado en el sitio de La Pailona, asentamiento que de acuerdo al material cerámico recolectado posee una fuerte ocupación para el Clásico Tardío y por ende los índices de destrucción son alarmantes al sobrepasar los 4 saqueos por estructura (Figura 6). El friso se encuentra decorando la fachada principal de un edificio en el centro del sitio y el personaje tiene atributos que podrían identificarlo como el Dios Solar (Figura 7), los saqueadores destruyeron parte de él al perforarlo en un lateral con un túnel dentro del cual solo encontraron relleno (Cotom 2009).
La presencia de dos bloques glíficos expuestos por un saqueo en una pequeña estructura de un grupo residencial en el epicentro de La Tortuga, permitieron realizar excavaciones de rescate donde el material recuperado fecha el edificio para el Clásico Tardío (Cotom y Mejía 2007b). Del sitio se recuperaron varias vasijas fechadas para el período antes mencionado, pero sobresale la presencia de un plato trípode del tipo Saxché, en donde aparece un personaje danzando, similar a los que se han encontrado en otros sitios del Peten como Uaxactún (Smith 1955) y Tikal (Culbert 1993).
Varios aspectos arquitectónicos fueron identificados en la plaza central de Las Chatías, sitio con abundante evidencia del Clásico Tardío, principalmente con vasijas de los grupos Tinaja e Infierno. Un saqueo en la esquina suroeste de la plataforma que sostenta el Grupo 1, dejó en evidencia la presencia de un posible canal de drenaje (Cotom 2010a). Al realizar excavaciones de sondeo en esta plaza, se determinó que ésta se encuentra con un desnivel hacia el oeste (donde se ubicaría el rasgo observado; Cotom, et. al. 2010). En la estructura principal de este grupo se lograron identificar muros de por lo menos una subestructura, al igual que en un edificio de tipo palaciego que cierra el sur de la plaza. En este último edificio fue también identificada al menos una remodelación de uno de los cuartos, al construir una banca con una moldura en talud que redujo el espacio del recinto (Cotom 2010).
Entre Wakná y El Lechugal se encuentra Tamazul (Figura 8), asentamiento que cuenta con la particularidad de tener una estructura de tipo piramidal -con la crestería expuesta-, similar a las que se localizan en el centro de Peten. En este montículo se registraron daños severos (Mejía y Cotom 2007) como la destrucción de la escalinata central, la base de la crestería y en la base del edificio se localizaron en algunas depredaciones varios fragmentos de bloques con restos de estuco pintados de rojo y estuco modelado con diversos diseños y colores. De este material, se logró recuperar un rostro y dos manos antropomorfas. Las vasijas recuperadas del sitio han sido fechadas para el Clásico Tardío y la mayoría corresponde a tipos monócromos como Tinaja Rojo e Infierno Negro, pero sobresale la presencia de un vaso estucado en azul con el borde rojo. Sondeos realizados en algunos grupos, confirman una ocupación preliminar para el mismo período.
Así como en Tamazul, existen varios sitios de donde se han recuperado fragmentos de estuco modelado que alguna vez decoraron los edificios. En Chacah’ab (Cotom 2010) fueron localizados en una plataforma abundantes de estos fragmentos, entre los que se recuperó una sección de un bloque con decoración en estuco modelado y caracoles. Las vasijas recuperadas (en su mayoría de los grupos Tinaja e Infierno) sugieren una fuerte ocupación para Clásico Tardío. Al sur de Nakbe, cercano a la aguada El Zacatal, se encuentran ubicados tres pequeños asentamientos. El más grande de ellos es Hun Zacatal (Cotom 2008a) que de acuerdo a las vasijas recolectadas, tiene una clara ocupación para el Clásico Tardío. Cabe mencionar la presencia de un cuenco trípode miniatura con engobe rojo del tipo Camarón Inciso que cuenta con doble fondo y sonajas en su interior, el cuerpo está decorado con diseños zoomorfos (monos), similares a los encontrados en los cuencos del tipo Carmelita Inciso. El área central fue la que más daños sufrió a mano de los depredadores, debido a que en ella se ubican las estructuras más altas del sitio. Con trincheras que alcanzan los 13 m de largo, quedaron expuestos dos recintos abovedados en la plataforma que une a las estructuras piramidales del grupo central. Dentro de la plataforma se identificó una esquina redondeada del primer cuerpo de la Estructura 4, sugiriendo que la construcción de dicha plataforma fue posterior. Otra trinchera perforó otro recinto abovedado al frente de una estructura piramidal y aún se pueden observar los muros estucados con restos de pintura roja así como los pasadores dentro del cuarto. La zona residencial sufrió graves daños, como es común en los sitios de esta temporalidad.
SITIOS DEPREDADOS SIN MATERIALES
Algunos sitios arqueológicos poseen elementos que no han podido fecharse debido a la falta de material tanto en superficie como en los saqueos, tal es el caso de los restos de un mascarón encontrado en el pequeño sitio de La Mazacuata y que decora una estructura de pocas dimensiones (Cotom 2009b). El Desencanto es otro sitio pequeño que se identificó al noreste de El Lechugal, pero un rasgo peculiar es que está compuesto únicamente por un área central que agrupa solo 6 estructuras, dentro de las cuales hay un patio de juego de pelota y un pequeño Complejo de Ritual Público (Mejía y Castillo 2007). Los escasos saqueos revelaron rellenos de piedras grandes sin ninguna argamasa que se confunden con los muros de la edificación. Aunque el patrón de asentamiento de Ox Zacatal y Las Cojolitas, son característicos del período Clásico, no se encontró evidencia material y no fue identificado ningún elemento arquitectónico relevante, además de los que comúnmente se observan.
RESTOS ÓSEOS
Uno de los principales objetivos de los saqueadores es la búsqueda de entierros, ya que en ellos pueden encontrarse “tesoros” que son atractivos para la venta en el mercado negro. En los grupos de configuración residencial-administrativo han sido documentadas y registradas varias cistas, algunas de ellas con vasijas y fragmentos óseos en mal estado de conservación y la mayoría han sido fechadas para el Clásico Tardío.
Generalmente éstas se localizan debajo de pisos, orientadas norte-sur y en algunos casos se han encontrado dos o más cistas en un mismo saqueo, cabe mencionar que durante las excavaciones en Nakbe, Francisco López (2000) excavó e identificó este patrón de enterramiento en la mayoría de inhumaciones. Además se ha encontrado evidencia de restos óseos que aparentemente están asociados con rellenos, los cuales podrían tratarse de entierros directos. Es así que la recuperación de entierros ha contribuido a realizar las bases para el perfil biológico de los individuos y también a determinar -en algunos casos- la forma de enterramiento.
El registro de los saqueos propició un hallazgo importante en el área central de Tintal, al localizarse un entierro de contexto primario, debajo del fragmento de una estela que se encontraba en una trinchera de depredación. Su importancia radica en que parte de la ofrenda estaba compuesta por una valva de concha de la familia Pectenidae, objetos de concha trabajada, una espina de mantaraya y jades incisos, uno de ellos con la inscripción de Kan Ajaw, haciendo referencia a la importancia del individuo. El entierro se encontró en una cista con orientación norte-sur y las vasijas fechan el hallazgo para el Clásico Temprano (Hansen, et. al. 2005).
Asimismo en el área residencial de Tamazul se realizó el rescate de un entierro de contexto secundario (Mejía y Cotom 2007), el cual corresponde a un individuo adulto masculino que posee mutilación dentaria en los caninos superiores –los dientes anteriores superiores no estaban presentes–, deformación craneana y cuenta con un trauma en el parietal derecho que podría ser posible causa de muerte (Figura 9). Dentro de la cista se localizó in situ un plato del tipo Infierno Negro. Al menos otros dos entierros fueron saqueados en la estructura piramidal del sitio, ya que se encontraron restos óseos en el interior de las trincheras.
De El Resbalón proceden dos entierros, en el primero se encontraron los restos mezclados de dos individuos (uno masculino y uno femenino) junto con seis vasijas del Clásico Tardío. Estos restos fueron localizados dentro de una cista y cabe mencionar que uno de los sujetos presentó mutilación en los incisivos centrales superiores. En el otro caso la trinchera de saqueo destruyó las extremidades inferiores del individuo y fragmentos óseos se observaron en el perfil de la depredación. Se realizaron las excavaciones correspondientes y se determinó que el individuo fue depositado de manera directa con orientación norte-sur cabeza al norte, en decúbito dorsal extendido. Los restos estaban en avanzado estado de erosión y no se encontró ofrenda (Cotom 2008b).
En Las Chatías (Cotom 2010a) se recuperaron tres entierros con huesos casi completos, además de varios fragmentos. Fue interesante observar que a pesar de haberse encontrado a la intemperie, se conservaron en buen estado. En uno de los casos el saqueo era reciente y no se encontró asociado con cista. Dentro de las patalogías identificadas en los distintos restos óseos recuperados, se ha determinado la presencia de caries, sarro, hiperostosis porótica y osteofitos.
OTROS HALLAZGOS
Existen algunos ejemplares de artefactos líticos (los cuales no tienen un mercado tan amplio como la cerámica), habiéndose recuperado algunos bifaciales completos e incompletos, fragmentos de manos de moler, percutores, entre otros. Sobresalen dos machacadores provenientes del sitio La Tortuga, que se encuentran en buen estado de conservación.
Otro hallazgo importante es la presencia de una escultura en piedra con rasgos zoomorfos (anfibio) que se denominó Monumento I (Figura 10), el cual se asocia a un saqueo en una de las estructuras más grandes de Tamazul (Mejía y Cotom 2007). Este monumento se encontró en buen estado de conservación y probablemente no fue extraído del sitio debido a su gran peso.
COMENTARIOS FINALES
Durante las investigaciones realizadas por el Programa de Reconocimiento y Mapeo Regional del Proyecto Arqueológico Cuenca Mirador, se han podido realizar distintos hallazgos gracias a la documentación y registro de los saqueos en los sitios arqueológicos. Lamentablemente este problema afecta no solo a Cuenca Mirador, sino a todo patrimonio cultural que posea objetos “exóticos” y “sofisticados” los cuales son un atractivo para realizar este tipo de acto vandálico. A nivel regional, es interesante observar someramente la ocupación que se tuvo durante el Preclásico y Clásico Tardío en el sureste de Cuenca Mirador, ya que gran parte de este territorio era desconocido -principalmente en el área conocida como “La Gloria”- hasta que se realizaron las primeras exploraciones.
Aunque en las décadas pasadas el saqueo arqueológico en la zona fue ampliamente realizado, aún se sigue llevando a cabo esta actividad pero en menor escala. Todo esto responde principalmente a la existencia de coleccionistas o personas interesadas en adquirir piezas prehispánicas, motor suficiente para que los depredares continúen destruyendo el patrimonio. Lamentablemente esta problemática obedece a una serie de factores como la pobreza, falta de educación, escasez de fuentes de trabajo que propicia problemas económicos, pero también es innegable que existen personas que saquean por ser una actividad con la que obtienen ingresos de manera rápida, siendo lo más indignante que en la mayoría de las situaciones no es utilizado para beneficio de sus familias sino para la juerga.
De acuerdo con el personal operativo que ha trabajado durante las distintas temporadas de campo, se conoce de algunas personas que sin tomar en cuenta el riesgo que esta actividad conlleva, han quedado soterradas en los derrumbes de los rellenos inestables, causando en algunos casos la muerte. Luego de varios años de realizar el registro de saqueos, es evidente que los sitios que cuentan con mayor ocupación para el Clásico Tardío han sufrido más bajo la mano criminal de los saqueadores, quienes han destruido mucha de la evidencia material que sin duda pudo haber contribuido al mejor entendimiento del comportamiento de las sociedades prehispánicas.
Lamentablemente por esta actividad muchas estructuras han quedado en gran peligro de colapsar, así también muchas vasijas sin contexto y un sin número de entierros alterados. Como se mencionó al inicio, parte de los objetivos del registro de saqueos ha sido la recuperación de las vasijas que los güecheros han dejado en superficie y dentro de las depredaciones, por ser monócromas o las polícromas por estar erosionadas, fragmentadas o por razones que se desconocen. Muchas de estas piezas se exhiben actualmente en calidad de préstamo (por parte del Ministerio de Cultura y Deportes), en la Sala Arqueológica del Museo Carlos F. Novella. Tratar de mantener el control de estos actos de violencia es responsabilidad de toda la población y debe comenzar desde las autoridades, velando que realmente se cumplan las medidas que la Ley establece a las personas involucradas en fomentar y llevar a cabo los saqueos, sin importar el estrato social al que pertenezca. Al referirse a las personas involucradas hay que tomar en cuenta que tanta responsabilidad tiene el coleccionista, el intermediario y el saqueador, pero que al igual que en los actos de corrupción, los individuos que gozan de más beneficios para no ser sancionados son los que financian este tipo de actividades.
Otro factor que contribuye a la facilidad de los saqueos es la poca o nula vigilancia con que cuentan los sitios arqueológicos del área, lo cual los hace bastantes vulnerables así como la cercanía que estos tienen a los distintos senderos y campamentos.
Es importante mencionar que a pesar de que los saqueadores primarios han dejado en las depredaciones las vasijas no comerciables, de un par de años a la fecha personas que ingresan a trabajar en el área han recolectado estas vasijas, quizás por ello existen sitios donde no se ha encontrado este tipo de evidencia. Podemos concluir que el registro e inventario de los saqueos es una actividad indispensable dentro de la investigación arqueológica que permite determinar entre otros aspectos, el grado de inestabilidad arquitectónica de una estructura como consecuencia de las depredaciones y al mismo tiempo brinda valiosa información que puede ser aprovechada por los arqueólogos para realizar estudios que permitan conocer acerca de sistemas constructivos, patrones funerarios, etapas de ocupación, entre otros.
Como bien lo menciona Alberto Gertz (1996) “El saqueo de nuestro pasado es un lento suicidio de la memoria histórica, un atentado contra nuestro patrimonio cultural y un debilitamiento de nuestra identidad como nación”, es por esto que se debe lograr concientizar a la población y al mismo tiempo proponer, crear y fomentar un desarrollo autosostenible que permita a las aldeas cercanas convertirse en guardianes del patrimonio cultural y natural, aprovechando de manera óptima los recursos que la naturaleza les ofrece, de lo contrario esta problemática continuará destruyendo nuestra historia a pasos agigantados como lo ha hecho en las últimas décadas.
AGRADECIMIENTOS
Principalmente se reconoce el apoyo del personal de la Aldea Carmelita y poblaciones cercanas, ya que sin su colaboración no sería posible efectuar esta investigación. Así también se agradecen los valiosos comentarios y observaciones realizadas por la Licda. Nora López de la Universidad de San Carlos de Guatemala y de Gabriela Meléndez de la Fundación de Antropología Forense de Guatemala (FAFG), quienes supervisaron el análisis de los restos óseos humanos. A Claudia Quintanilla y Héctor Mejía por los comentarios y observaciones del texto.
REFERENCIAS
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Figura 1. Mapa de Cuenca Mirador donde se ubican los sitios documentados en el sureste de la zona (© FARES)
Figura 2. Mascarón encontrado en una trinchera de saqueo en la Estructura 1 del Grupo A, El Pesquero (Dibujo por H. Iwamoto)
Figura 3. Rostros antropomorfos que forman parte del friso que decorada la fachada de la Estructura 1 del Grupo A de El Pesquero (Dibujo por H. Iwamoto)
Figura 4. Mapa del Complejo Mano de León en Tintal, donde se documentó el mayor número de saqueos (© FARES)
Figura 5. Mapa del epicentro de El Lechugal, se observan varios de los saqueos registrados (© FARES)
Figura 6. Mapa del epicentro de La Pailona, en donde se registraron abundantes depredaciones (© FARES)
Figura 7. Friso encontrado en un edificio de La Pailona (Dibujo por H. Iwamoto)
Figura 8. Mapa del área central de Tamazul, mostrando algunos saqueos (© FARES)
Figura 9. Cráneo y detalle del canino superior del Entierro 1 de Tamazul (Foto por J. Cotom y dibujo por G. Valenzuela)
Figura 10. Escultura zoomorfa localizada en uno de los saqueos de Tamazul (Dibujo por H. Iwamoto)