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023 Nuevo hallazgo de iconografía preclásica en El Mirador: el Monumento 21.
María Pilar Vásquez-Llorente y Richard D. Hansen
XXVI Simposio de Investigaciones
Arqueológicas en Guatemala
Museo Nacional de Arqueología y Etnología
16 al 20 de julio de 2012
Editores
Bárbara Arroyo
Luis Méndez Salinas
Referencia:
Vázquez-Llorente, María Pilar y Richard D. Hansen
2013 Nuevo hallazgo de iconografía preclásica en El Mirador: el Monumento 21. En XXVI Simposio de Investigaciones Arqueológicas en Guatemala, 2012 (editado por B. Arroyo y L. Méndez Salinas), pp. 275-286. Museo Nacional de Arqueología y Etnología, Guatemala.
Nuevo hallazgo de iconografía
preclásica en El Mirador:
el Monum ento 21
María Pilar Vázquez-Llorente
Richard D. Hansen
Palabras clave
Petén, El Mirador, Monumentos, Iconografía, Preclásico.
A
bstract
The present work provides a comparative study of Preclassic iconography that deals with Monument 21, a carved fragment that was discovered in El Mirador in 2009. Analyses of the stylistic configuration of this particular fragment indicates a format consistent with other Preclassic examples. The monument was carved on both sides, a phenomenon that appears in other examples at El Mirador and other sites in the Mirador Basin, but the variations in the iconography suggest the possibility that it could have been recarved or reutilized in the Preclassic period. In addition, the context of the fragment(s) indicate that the sculpture had been intentionally mutilated, most likely during the Early Classic period, and the fragments were reutilized as part of a domestic construction unrelated to the architectural dynamics of the Late Preclassic period in the site. There are reasons to suspect, however, that the original monument was associated with the Complex Cutz, a triadic architectural group near the primary public plaza of El Mirador.
I
ntroducción
En 2005, fragmentos de un monumento fueron encontrados por el equipo de mapeo por el Proyecto Cuenca Mirador, dirigido por Dr. Richard Hansen. El mapeo fue supervisado por Carlos Morales, y el hallazgo fue en la Gran Plaza Central de El Mirador. Los fragmentos indicaron que la escultura fue rota en docenas de pedazos, pero que hubo iconografía importante visible todavía. En 2009, la autora principal fue encargada de excavar alrededor de los fragmentos (Operación 226) para determinar la cantidad de pedazos, detalles sobre su contexto, relaciones estratigráficas, y procedimientos para la debida conservación de la escultura. El trabajo interpretativo que aquí se establece es la divulgación del contexto del Monumento 21, detalles sobre su cronología y su historia, y un estudio comparativo de imágenes y detalles hallados en monumentos dentro del período Preclásico Medio al Clásico Temprano en el área Maya. En esta manera, el lector pueda observar cómo pudo estar configurada la escultura 21 de Mirador, y cómo fue su estilismo ornamental. Las comparaciones indican las similitudes y las diferencias con el Monumento 21 que demuestran un patrón común de representación Preclásico Tardío hasta el Clásico Temprano en las Tierras Bajas.
La importancia de este nuevo hallazgo arqueológico evidenciará las plasmaciones que conlleve a la catalogación de la estela de El Mirador como Preclásica, además de que, dado el lugar en el que se descubrió y las condiciones en las que se encontró, llevará a configurar un simbolismo socio-religioso del monumento al encontrarse justo al pie del Grupo Triádico Cutz. A la par, de realizar una interpretación cultural de lo que pudo ocurrir en el sitio en un determinado momento histórico, al estar dicha estela completamente fragmentada intencionalmente.
A pesar de que El Mirador ya fue un sitio conocido desde los años treinta hasta los sesenta por exploradores, fotógrafos y gente empresarial perteneciente al mundo de las grandes compañías de producción alimenticia como F.Vans Agnew, E.Shufeldt, o Percey Madeira (Graham 1967:41), no fue hasta entrados los mismos sesenta, cuando Ian Graham documentó algunas las primeras estelas, o monumentos esculpidos en piedra de El Mirador. Claro está, que aunque conformó una buena topografía del sitio otorgándole numeración y catalogación a los complejos y áreas monumentales más destacadas, no consiguió sin embargo asignarle una correcta datación cronológica a las propias estelas ni hacerle una configuración simbólico-iconográfica suficientemente buena. Debido a que en esos tiempos, aun no se había recogido material cultural del sitio, como cerámica, que proporcionase una acertada asignación temporal, ni se conocía la amplia variedad y estilos preclásicos escultóricos a los que recientemente se puede tener acceso fácilmente.
La Estela 2 de Mirador, localizada en la Gran Plaza en 1962 por Graham y publicada en 1967, fue nuevamente fotografiada, dibujada y estudiada detalladamente en los años noventa por los trabajos de Richard y Jody Hansen (Hansen 1990). De esta misma estela preclásica, se extraerá ya unas primeras pistas sobre el estilo-iconográfico que se estableció en la propia zona de Mirador entre el Preclásico Tardío.
Con respecto a la Estela 1 de El Mirador hallada por Graham, desgraciadamente se encontró tan deteriorada que apenas podría recibir connotación de monumento, pero sí fue relevante el sitio donde la encontró, estando en el eje central de la plataforma principal del Grupo E o Estructura 219 (Fig.1), conformado por la gran pirámide León. Según la importancia social que conllevaron a la planificación y construcción de estos Grupo- E con una carga cosmológica y religiosa desde tiempos olmecas (Hansen 1990, 1998: 63-71, 2005), siguiendo el patrón arquitectónico preclásico por varios yacimientos Mayas, no es de menos considerar la carga simbólico-religiosa que supuso el erigir dicha estela frente a una arquitectura monumental, que ya de por sí establecía una publicidad religiosa y elitista a la sociedad que le rodeaba.
El Monumento 18, investigado por Elizabeth Chambers y Richard Hansen en 1982 (Chambers y Hansen 1996), se halló al lado sur del grupo occidental, que hoy día estaría asignado al área por donde se ubica lo que se conoce como Grupo Monos (Chambers y Hansen 1996: 284). Igualmente en dicha estela, encontraríamos detalles grabados similares a los descubiertos en nuestro monumento 21, como son las orejeras conformadas con lazos anudados, un elemento típicamente preclásico hallado tanto en yacimientos preclásicos de la Costa del Pacífico de Guatemala, como en Tierras Bajas.
Una de las apreciaciones más a tener en cuenta que se debería tener sobre el monumento 21, sería su localización topográfica junto a las aproximaciones de la Estructura 226 o el Grupo Triádico Cutz. Y es que, aunque desgraciadamente nunca conoceremos la ubicación exacta de la estela estudiada de la operación, si se podría dar por seguro, que se erigió en consecuencia con la construcción al complejo Triádico perteneciente al Preclásico Medio-Tradío (Hansen 1990; 1998: 75-76) asociado al horizonte Chicanel. Al ser el único de importancia por la zona más cercana, a parte del Complejo-E. Habiéndose documentado además en la excavación, un porcentaje de 5’15 de material Preclásico Tardío (en su mayoría de la variedad Sierra Rojo), y un porcentaje sólo de 2’26 de material Clásico Temprano (en su mayoría de la variedad Águila Naranja).
Es decir, al mapear el sitio y observar sus construcciones más cercanas al grupo Cutz, sólo existen pequeños montículos piramidales independientes, y desgraciadamente algunos con trincheras de saqueo habiendo quedado parcialmente destruidos. Es por eso, que al conocer la importancia religiosa de la arquitectura monumental de los grupos Triádicos, y la asociación del levantamiento de monumentos de piedra junto a edificios específicos pertenecientes a la clase alta ya desde la fase temprana del Preclásico (Hansen 1990; 1998: 61), es más razonable relacionar el Monumento 21 y su levantamiento frente al Grupo Triádico Cutz, para conmemorar algún tipo de evento de relevancia social, a pesar de estar desubicado de su punto originario de establecimiento.
La importancia del Grupo Cutz, como la del resto de los complejos Triádicos erigidos en El Mirador, se basa principalmente en su construcción arquitectónica y emplazamiento, acorde a factores astrológicos en asociación a un eje este-oeste, y especialmente con la orientación a las salidas y puesta de sol en los solsticios; presentado actualmente (Sprajčc et al. 2009). Con los que se consiguió una impresionante precisión orientativa y un inicial conocimiento de las construcciones arquitectónicas de asociación cosmológica más tempranas en las Tierras Bajas Mayas. De hecho el Grupo Cutz, complejo al que se asocia la erección del Monumento 21, se alinearía -comprobado topográficamente- con otros grupos arquitectónicos de especial importancia en el sitio como son el Grupo Triádico Puma y el Grupo Triádico Chicharras. Incluso la conformación monumental del Cutz y su compañero el Grupo-E, es similar a la presentada en el sitio arqueológico de Nakbé, correspondiente a la Estructura 59, el Grupo Triádico del Este. Por lo tanto, podíamos establecer una lógica certera, de que próxima a las inmediaciones de la Estructura 59 de Nakbé, probablemente se erigió otro monumento escultórico para celebrar alguna ceremonia o evento político-religioso de valor social, al igual que lo supondría la estela preclásica a los pies del Grupo Cutz.
C
ontexto arqueológico. Estado y
descripción del Monum ento 21
La Operación 226 ubicada a los pies del complejo conocido como “Cutz”, consistió en un estudio arqueológico superficial para la recuperación del Monumento 21; dicho monumento se trata de una estela preclásica que se encuentra fragmentada en una extensión bastante amplia, y por consiguiente, se pretendió recuperar lo máximo posible de ella para conseguir su puesta en valor. Debido a la escasez de tiempo, se realizó el estudio e interpretación arqueológica de una manera exhaustiva, con el propósito de que se apreciara al menos los fragmentos de estela más importantes; el fin es que en los próximos trabajos de campo se pueda conseguir una recuperación casi completa de ésta, con la posterior conservación y exposición a los visitantes del parque arqueológico.
La Operación 226, se encuentra establecida en la plataforma que levanta al grupo preclásico tardío Cascabel del sitio de El Mirador, concretamente ubicada a los pies del Complejo Triádico Cutz y relativamente cercana al Monumento 2 expuesto en un tramo del recorrido turístico del parque arqueológico. La extensión de la excavación de la Operación 226, tuvo unas medidas de 8 x 12 m de largo y ancho. La zona en sí, se encontraba con una vegetación típica de la selva: chicozapotes, copales, árboles de pimienta y laurel, y un árbol de ramón el cual sirvió como punto de referencia para la toma de medidas.
Como primer objetivo a realizar, se procedió a la visualización e identificación a simple vista de los fragmentos de estela que se encontraban dispersos por la extensión de selva; a partir de ahí, se comenzó a establecer unos límites de superficie para que comenzara la excavación.
Tras tener la zona delimitada con una extensión de 12 x 8 m, se empezó a limpiar bien todo el terreno de hojas, arbustos y otras ramas caídas que obstaculizaban el paso. La siguiente actuación, consistió en ir reconociendo mejor las piezas de estela rotas sobre la extensión, es por eso, por lo que se decidió ir limpiando cada una de ellas del moho, hongos y verdina que tenían; se trabajó manualmente con cepillos que raspasen de forma suave para que no dañara aun más la superficie de estos restos de estela. A la par de esa actuación, se decidió plantear dividir la superficie de 12 x 8 m en dos mitades iguales imaginarias, para que así los trabajadores comenzaran a excavar el Lote 00 y llegasen al Lote 01 en la parte derecha (lado Norte) de la excavación. Para cuando terminasen, se comenzaría a dibujar las principales piedras de mayor tamaño (fueran de estela o no) asentadas sobre el terreno en el Lote 01 y descubiertas; así mientras se realizase el dibujo de una parte de la excavación, los trabajadores empezarían a limpiar y excavar el otro lado de la superficie.
Debido a que apareció (en el Lote 01) en la parte noroeste de la superficie, piso Maya y una estructura formada por dos filas de lajas trabajadas (Hansen et al. 2007: 419-443), todas ellas aproximadamente con las mismas dimensiones de grosor y largo: 50 cm x 15 cm con relleno de piedras menores en el centro. Se observó que su extensión llegaba hasta la esquina sureste de la excavación. Es por ese motivo, por el que se decidió hacer un sondeo -226-A- junto a dicha estructura para que así se documentase si pudo existir algún tipo de relación socio-cultural con el Monumento 21. Según se iba excavando el sondeo 226-A- de 2 x 2 m y profundizando, se documentó un piso tras el lote 01 de humus. Sin embargo, surgió de improvisto y como algo novedoso un pavimento de bloques blancos de caliza, el cual estaba levantado sobre el suelo original, el mismo que soportaba la estela preclásica y el complejo Cutz. Dicho pavimento estaba formado por grandes bloques de caliza blanquecinos y trabajados de forma regular.
Aparte de esto y paralelamente, se descubrió como uno de los hechos más importantes de la excavación, que el fragmento de estela de mayores proporciones que se mantenía a la vista, tenía (al ser limpiado) en el lado de la superficie que se apoyaba sobre la tierra, un tallado con iconografía Maya [Cara-B] (Fig.2). Realmente en ese momento, se apreció la dificultad que se daría en un futuro cuando se intentase recomponer los restos de estela, pues evidentemente ya no sólo tendrían que coincidir por un lado, sino que tendría que encuadrar la iconografía por ambas caras de la estela. A continuación y siguiendo con el sondeo 226-A-, se quiso averiguar en ese momento la profundidad del pavimento surgido, junto a la relación estratigráfica y cultural en referencia con la ubicación de la estela. De esta manera, se realizó un pequeño sondeo (226-A.2) de 1 x 1 m paralelo a la línea del pavimento. En dicho sondeo de 1 x 1 m, se documentaron en la secuencia estratigráfica dos interfaces de ceniza, lote 02 y 04 (entre ambas había un estrato de tierra, lote 03); al llegar al lote 07, se encontró el mismo relleno de piedras (a unos 60 cm del sondeo) grandes y sueltas sin ningún tipo de argamasa, como se hallaron en el sondeo 226-B- de la plaza privada del complejo Cutz. Es posible que este relleno, fuese colocado intencionalmente de esta manera sin ningún tipo de argamasa, por los Mayas, para que se produjese el traspaso de agua y sascab (con el que se cubría la planta) entre las piedras y no hubiera ningún tipo de inundación.
Como últimas actuaciones debido a la finalización de la temporada de campo 2009, se continuó expandiendo la limpieza del sondeo general 226-A- hacia el lado norte, solamente por el motivo de que era la zona que estaba más despejada de raíces. La sorpresa surgió, cuando junto al límite del perfil (a 3 m de distancia de la esquina Noroeste), apareció decorando el límite inferior del pavimento de bloques del suelo, estuco preclásico trabajado, sirviendo de elemento decorativo como cenefa de ese pavimento. Y siendo un estuco importante, al no haber muchos otros de cronología preclásica en El Mirador.
Debido a la falta de tiempo y a los daños causados por las grandes raíces de los árboles, sólo se pudo expandir la superficie un metro más, fuera del perfil, para observar si había continuación del estuco. Finalmente se pudo apreciar, que efectivamente, el estuco continuaría a todo lo largo del pavimento hasta el final del límite del complejo, y que seguramente pudiera estar en mejor estado de conservación, pues apenas habría árboles en la zona y raíces que destruyesen su conformación.
E
stado, características y com parativa
del Monum ento 21
– Localización: Hallado en la plataforma preclásica sobre la cual se erige el complejo Triádico Cutz, descasado en frente del montículo que sostiene a los tres edificios piramidales del Cutz y a las pequeñas plataformas.
– Asociación: Grupo Triádico Cutz. Posiblemente la estela fue erigida a los pies del complejo arquitectónico para conmemorar algún tipo de evento socio-político o religioso.
– Condición: La estela se encuentra fragmentada en varias partes, siendo probablemente su fragmentación intencionada. Dichos trozos de la escultura son en su mayoría de un tamaño mediano que oscila entre los 50 a 20 cm, siendo el Monumento 21 la mayor porción conservada. La estela, Monumento 21, se encuentra muy erosionada por su cara-A- (sólo se perciben unas orejeras de estilo preclásico); mientras que en la cara-B-, en donde se descubrió la iconografía, al estar cubierta por la tierra, se le pudo recuperar con éxito parte de su tallado. Por desgracia y condiciones de la selva y meteorología, todos sus fragmentos presentaban mucha erosión, moho y musgo, siendo casi imposible su asignación como trozos que deben “encajar” con la estela.
– Forma: Irregular, con fracturas alrededor de su contorno.
– Áreas talladas: Mantiene ambos lados tallados con iconografía, pero sólo su cara-B-, es la que evidencia más relieve trabajado.
– Dimensiones: 90 cm de alto x 94 cm de ancho, y 25 cm de grosor respectivamente.
– Anotaciones: Es posible, que al distinguirse deterioro y fragmentación en el Monumento 21 por una extensión de campo amplia, pudo deberse a algún motivo socio-político en particular, quizás una rebelión o revuelta en la ciudad de Mirador. Aunque la ubicación exacta y contextual de la erección de la estela se haya perdido, sí se mantiene como propuesta, que su establecimiento fuese junto a los pies del complejo Cutz para cierto acto conmemorativo.
El Monumento 21 recuperado con unas medidas de 90 x 94 cm del alto y ancho respectivamente, y localizado junto a un árbol de ramón, presentaba alteraciones postdeposicionales tanto de carácter antrópico, como naturales.
Como alteraciones postdeposicionales de tipo antrópico, observamos que, por un lado, es más que evidente la destrucción y rotura intencional que presenta la estela. Por otro lado, la desubicación contextual arqueológica mostrada sugiere la posibilidad al ser movida intencionalmente en tiempos del Clásico Maya.
En lo que respecta a alteraciones postdeposicionales naturales documentadas, y daños en el monumento 21, tenemos: restos de moho incrustado en la propia roca de la escultura; verdina y pequeñas hierbas (microflora) crecidas en los propios trozos que pudieron conformar la estela; señales y surcos producidos por la fuerza de las raíces de los árboles y arbustos, que han erosionado la estela a lo largo del paso del tiempo; y por último y más dañino, la erosión intensa producida por las fuertes lluvias que caracterizan el clima de la selva de El Petén en la época de lluviosa. Debido a tales causas del deterioro y mala conservación del Monumento 21, se consideró oportuna la recuperación de éste en lo que englobó la Operación 226, para que la propia estela no fuera aun más dañada, y se evitase la destrucción y pérdida final.
Es por ello, que se documentaron y dibujaron todos aquellos fragmentos de tamaño medio considerable, que por sus formas, superficie y tipo de roca, se pensó que conformó parte del Monumento 21. Aunque por desgracia, y como se mencionó anteriormente, dichos pedazos de la estela presentaban una muy mala conservación, estando muy erosionados y degradados, tanto por las condiciones climatológicas como por la acción antrópica. Se estima, que en lo que se extiende la operación 226 de 12 x 8 m, es posible que como verdaderos fragmentos que pudieron conformar la estela (monumento 21, el mejor recuperado), pudieron ser unos veinticinco trozos aproximadamente, estando todos ellos desubicados arqueológicamente al estar esparcidos aleatoriamente por toda la superficie (sobre todo por los sectores A-1, A-2, y B-2), y rotos intencionadamente. (Fig.3).
Como puntos a resumir del estado del Monumento 21 de El Mirador, diremos que:
a) Presentó deterioro y evidencia de destrucción intencionada en tiempos prehispánicos.
b) El Monumento 21 aunque muy erosionado en su cara-A-, por exposición al exterior; mantiene sin embargo un mejor estado de conservación en su cara-B-, la cual se encontraba oculta por la cobertura vegetal y la tierra. Siendo apreciable en ésta, relieve tallado con iconografía reconocible e interpretada.
c) El Monumento 21, pudo ejercer como marcador de algún evento ceremonial de tipo socio-político o religioso, erigido a los pies del complejo Triádico Cutz, otorgándole de tal manera una relación ideológica-cultural intencionada.
d) Se recomienda un proceso de preservación, primeramente in situ, para un próximo y futuro traslado que asegure su conservación, exposición y consolidación para mejorar su estado.
C
om parativa iconográfica con otros
m
onum entos del Preclásico
La iconografía del monumento de El Mirador, Petén, correspondería o se asemejaría según la interpretación de este estudio, al estilo iconográfico que caracteriza el tipo Izapa y Miraflores (Parsons 1988: 11)-Arenal tardío (Parsons 1988: 6-43).Pues, aunque la iconografía revelada en la estela de la operación 226 de El Mirador pueda ser reinterpretada de alguna otra manera, aquí en concreto, se han apoyado unos criterios básicos iconográficos y estilísticos característicos del Preclásico, que llevará a visionarla en la posición que se expone en este trabajo.
Dichos criterios estilísticos comunes a otros monumentos Mayas que se ha apreciado, son: 1) El cinturón rectangular bien definido, que tiene tres círculos en su interior, y cuya terminación es bien apreciada (en la estela) hasta un adorno que cuelga del brazo humano. Dicho cinturón rectangular con círculos en su interior y cabeza zoomorfa orientada al frente del individuo, es muy común en monumentos preclásicos como Kaminaljuyú o Uaxactún; 2) La curvatura del brazo y sus muñequeras con cintas ondulantes, junto con el agarre de la mano de algún tipo de objeto alargado (¿”serpent bar”?), hace pensar, que se le dio un matiz naturalista a la imagen, al representarlo como si estuviera “a punto” de lanzar dicho elemento, y las dos bandas ondulantes siguieran la inercia del aire al realizar dicho movimiento.
Debido a las líneas rectas dobles y de diferente forma que presenta el elemento sujetado por la mano del individuo en el monumento 21 de El Mirador, se ha considerado oportuno pensar, que pudo tratarse de una barra ceremonial o “serpent bar” por la forma del agarre y postura. (Comparar con la estela 5 de Tak’alik Ab’aj, Estela Hauberg y Estela 35 de Copan, todas ellas con barra ceremonial; Fig.9). Pues como otros objetos que normalmente se han documentado en otras esculturas Mayas, tenemos: Hachas: caso de la estela 3 de Izapa y el gravado de Loltún; perforadores rituales: caso de las pinturas de San Bartolo; maza/hacha: como en la estela 5 de Uaxactún; barras bicéfalas ceremoniales “serpent bar”: como en la estela 9 de Seibal, o la placa de jade documentada en D.Oaks (nº1991b); y las cabezas trofeo, de ancestros o deidades: como la mostrada en la estela 31 de Tikal.
C
om entarios finales
El Monumento 21 de El Mirador hallado junto al complejo Triádico Cutz pudo erigirse para celebrar algún tipo de evento social histórico que supuso un hito destacable en un momento concreto de la historia del sitio. No solo tendría un valor significativo por la propia ubicación (aunque con su zona originaria de levantamiento perdida) junto a la plataforma que levanta el Complejo Cutz otorgándole un posible significado religioso, sino también por la iconografía de estilo preclásico que nos muestra en la cara-B- ,en particular, de uno de sus lados.
Gracias al estudio del relieve tallado que presenta en su lado mejor conservado, se aprecia unos detalles iconográficos estándar localizados en otros monumentos de algunos sitios Mayas preclásicos y clásicos. Es por este motivo de rasgos estilísticos, por el que se rigió la forma y disposición para observar la estela, se basó en las peculiaridades que presenta el tallado como: el cinturón rectangular con círculos en su interior; el brazo curvado del individuo; la muñequera con dos bandas o cintas ondulantes; la cabeza zoomorfa que se encuentra en la parte delantera del cinturón; y el elemento alargado que agarra la mano izquierda, cerrada, del personaje. Expuesto pues en este estudio la creencia de que dicho personaje de la estela sostuvo un objeto alargado, seguramente una barra ceremonial (parecido a la estela 35 de Copán), pudiendo llevar a pensar, de que la plasmación de éste con dicho objeto tuvo que tener una estimación lo suficientemente destacable en la sociedad como para tallarlo en un monumento. Siendo tal vez la representación de un gobernante sosteniendo la “serpent bar” para la conmemoración de algún tipo de ceremonia religiosa. Por otro lado, si el monumento recuperado presenta unas dimensiones ya de por sí grades, es de considerar que el monumento completo en tiempos Mayas, pudo tener unas medidas que llegasen a los 2 ó 2.5 m de altitura configurando de esta manera la figura completa del individuo.
Es por ello que el Monumento 21 se puede considerar como una de las esculturas preclásicas más complejas halladas en el sitio de El Mirador, que tuvo una entidad consagrada por el grupo social, esculpiéndola para un determinado fin social y en un momento crucial que consideraron oportuno tallarlo. Para que así perdurase en la memoria del pueblo Maya.
R
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